Próxima la fecha
del remate definitivo de las obras a las que se ha visto sometido, de manera
discontinua y a lo largo de algunos quinquenios, el edificio que albergara el Juzgado
de Porcuna (antiguas Carnicerías Reales), y sin entrar en consideraciones
estéticas sobre el resultado final de la restauración (sólo conocemos la
fachada que se muestra en la foto de la cabecera), hemos considerado
conveniente recordar y divulgar entre los actuales ciudadanos de Porcuna el uso
cultural que tuvo este edificio durante la II República: una Biblioteca Pública.
Alzado antiguo Juzgado (1948) - Flickr Ipolca |
“En
el pueblo de Porcuna (Jaén) se ha creado una magnífica Biblioteca Pública
Municipal, con 500 volúmenes cedidos por el Estado y más de 200 adquiridos por
el Ayuntamiento. Instalada en un amplio y céntrico local, cuenta con el mobiliario
y material apropiado. Su mayor elogio lo ha hecho el señor inspector de
Bibliotecas del Ministerio de Instrucción Pública, que quedo maravillado
durante su reciente visita del gusto e interés que todos han puesto para la
materialización final de este centro de cultura”
El entrecomillado pertenece a un artículo (La actuación de los socialistas en el
Ayuntamiento de Porcuna) publicado en El Socialista el 1º de febrero del
año 1934, en el que se hace balance de la gestión municipal y se elogia, de
camino, “la labor recta y ejemplar, el esfuerzo,
inteligencia y honradez” de su Alcalde Presidente (el socialista Rafael Montilla García) al frente del municipio desde octubre del año 1931.
Este nuevo alzado y el plano se corresponden
con los trabajos realizados por el
perito y concejal republicano Manuel de la Cruz Ruiz de Quero Gallo (también alcalde
durante los primeros compases del periodo) del local destinado para futura
biblioteca remitido por el Ayuntamiento de Porcuna al Ministerio de Instrucción
Pública y Bellas Artes junto a la solicitud cursada a raíz del Decreto de 13 de
junio de 1932 del gobierno de la República mediante el que se articulaba la
creación de Bibliotecas Públicas Municipales por todo el Estado.
Un nuevo
empuje al propósito inicial del nuevo régimen político de extender la cultura y popularizar la lectura en los lugares
más recónditos del país que ya se venía desarrollando desde el Patronato de Misiones Pedagógicas.
El referido Decreto recoge los requisitos y
obligaciones que debían asumir los municipios para acceder al lote fundacional
de libros (500 eran los que por volumen de población correspondían a Porcuna):
Artículo
2º: El régimen de
la biblioteca se considerará como servicio autónomo del Municipio y estará
confiado a una Junta, que se titulará "Junta de la Biblioteca Municipal de
. . .", con un máximo de diez vocales, en la que, además de la
representación de los Ayuntamientos, figuren las asociaciones profesionales, de
cultura y personalidades destacadas por su competencia, manteniendo la
institución neutral y abierta para todos.
Artículo
3º: Los municipios se obligarán a ofrecer un local conveniente para la
biblioteca, con independencia de todo otro servicio; en la fachada ostentará, en
sitio visible, el rotulo " Biblioteca Pública Municipal"; también se
fijará un anuncio en donde se haga constar el horario de servicio y que el
acceso a la biblioteca es libre y gratuito para todos los habitantes del
término municipal. La biblioteca deberá permanecer abierta al público un mínimo
de cuatro horas diarias, celebrará por lo menos una sesión semanal de préstamo
y se regirá en su organización y funcionamiento por las normas e instrucciones
que dicte la Junta de Intercambio.
Sería interesante sumergirse en las Actas
Capitulares que se conservan en el Archivo Histórico Municipal de Porcuna para
conocer que personas o entidades constituyeron la Junta Local encargada de
llevar a buen puerto este importante logro cultural de las autoridades
republicanas de Porcuna.
La fotografía pertenece a la fachada de la Biblioteca Pública
Municipal de Porcuna, tomada en los días inmediatos a los de su inauguración definitiva
(28 de enero de 1934) durante la visita girada por Juan Vicens de la Llave (biografía en documental editado por la BNE), a
la sazón Inspector de Bibliotecas del Estado y máximo responsable de la
Junta de Intercambio y Adquisición de Libros.
La poca
calidad de la imagen, la doble escalinata y el hecho de mostrarse como
difuminado, por encalo, el histórico pórtico de piedra rematado con el Escudo
Real del edificio de las Antiguas Carnicerías, tal como se nos muestra en el dibujo de Ruiz de Quero, me
hicieron dudar en un principio sobre la autenticidad de la adscripción.
Una nueva muestra gráfica del céntrico edificio,
afectado por los desastres de la guerra, nos saca definitivamente de dudas (apréciese
escalinata de la puerta de la izquierda, local destinado a la oficina de la
Bolsa de Trabajo durante el periodo republicano).
Los informes, planos, impresiones y fotografías
realizadas por el propio Juan Vicens durante sus periplos de inspección por la
geografía española se han conservado en el Archivo General de la Administración
de Alcalá de Henares. Su hallazgo y posterior ordenación-recopilación tomarían
finalmente cuerpo en un extenso y valioso dossier documental publicado en el nº
169 (enero-febrero de 2009) de la revista Educación y Biblioteca: Juan Vicens.Inspector de Bibliotecas Públicas Municipales (1933-1936).
Vicens llega a Porcuna en enero de 1934 procedente
de Bujalance. Allí fue testigo de primera mano de la situación excepcional que
se vivía en la vecina localidad como consecuencia de los famosos sucesos revolucionarios:
“Llegué ahí cuando aún estaban recientes los
sucesos de diciembre. La biblioteca había estado cerrada y destinada a
dormitorio de guardias de asalto. El bibliotecario me decía que entre los lectores
había dos clases dominantes: estudiantes y sindicalistas y que por haber muchos
de estos detenidos o retraídos de mostrarse en lugares públicos, la asistencia
a la biblioteca había disminuido mucho, pero vi los montones de papeletas y
daban idea de una vida muy activa”.
Porcuna
(Jaén)
Acceso: hay auto desde Bujalance a Jaén que
pasa por Porcuna, o si no, hay que ir desde la estación de Villa del Río (lejos
y mal servicio). Tuve que alquilar un auto desde Bujalance porque no cogía el
auto de línea y tenía que esperarlo casi 24 horas.
Hacía poco que habían recibido los libros.
La inauguración habrá tenido lugar el 28 de enero (después de mi visita). El
local es muy bueno, y bien amueblado y acondicionado y en el mejor sitio del
pueblo. El ayuntamiento está lleno de fervor por la biblioteca. El alcalde es
un hombre ejemplar, jornalero con 9 hijos que llega todo lo más a vivir y que
sin embargo ha administrado el ayuntamiento con extraordinaria honradez. Es un
entusiasta de la biblioteca. El bibliotecario es un excelente muchacho, obrero
zapatero, pero ha aprendido a leer y hecho estudios en clases nocturnas que
pagaba con lo que cobraba tocando en la banda municipal.
El alcalde referido es el socialista Rafael Jacinto Montilla García que por estas fechas se hallaba procesado por el juzgado de
instrucción de Martos como consecuencia de unos oscuros incidentes ocurridos
durante la primera vuelta de las elecciones a diputados a Cortes de finales de 1933. El triunfo
definitivo de la coalición antimarxista de centro derecha en aquella contienda electoral acarreará un progresivo acoso y obstruccionismo para con la labor de los ayuntamientos regidos por autoridades socialistas, lo que a la postre derivaría en un relevo en la Alcaldía de Porcuna
acaecido en marzo de ese mismo año de 1934, recayendo ésta a paertir de entonces en Antonio Quero
Aguilera (Republicano Radical).
El joven zapatero, músico y bibliotecario fue
Bernardino del Pino Torres, hombre de complexión delgada y espigada, que muy
probablemente sea quien aparece tocado con gorra de plato a la puerta de su
dependencia laboral y con bigote en el interior.
Llama la
atención la modesta decoración a base de mapas colgados en sus paredes, la iluminación, el
mobiliario de aparente buena calidad y el original mueble con jarras de barro
que aparece en un rincón de la sala de lectura, al objeto de saciar la sed de los usuarios.
El dossier sobre la actuación de Juan Vicens al
frente del servicio de inspección de las bibliotecas públicas municipales
incluye un testimonio complementario, elaborado a posteriori, sobre los
avatares históricos de las bibliotecas en el municipio de Porcuna. Está tomado
de un libro suyo publicado en Paris durante la etapa que ejerció como delegado
de propaganda del Gobierno de la Republica en la embajada de España en Francia:
L'Espagne vivante. Le peuple à la conquête de la culture (París 1938),
traducido y publicado en España por primera vez en el año 2002.
Dice Vicens:
Quiero (para completar las notas de las páginas
precedentes) citar el caso de Porcuna (de la que en los comunicados de guerra se
ha hablado bastante). Bajo la dictadura de Primo de Rivera, el alcalde de
derechas emprendió algunos trabajos que resultaron bastante caros para el
pueblo. Creó, con un fin más testimonial que cultural, una pequeña biblioteca
de 100 volúmenes encuadernados que albergó en un pequeño quiosco construido en
un parque: el conjunto más dos bancos de ladrillo, costó 18.000 pesetas (el
precio medio de una biblioteca municipal de 300 volúmenes no alcanzaba las
2.000 pesetas. Este pueblo recibió más tarde una de ellas, que no pudo pagar).
Una noche los hijos de los propietarios ricos destrozaron totalmente los libros
y el quiosco. Tras el suceso la biblioteca municipal fue instalada en un local
anteriormente ocupado por una carnicería. Cuando los jóvenes señoritos pasaban
ante ella, sin retraerse, comentaban en
tono a la vez despectivo y hostil: "Volverá a ser una carnicería". Con
el triunfo de la derecha en 1933, el bibliotecario y los miembros de la Junta
fueron destituidos y perseguidos, pero tras el 18 de julio de 1936 la biblioteca
fue quemada y las personas que trabajaron en su organización han sido fusiladas.
Supongo que la amenaza de los jóvenes señoritos se ha cumplido: la biblioteca
habrá vuelto a ser carnicería. ¡Y como éste se podría citar multitud de casos
similares!
Juan Vicens a lo largo de la República evolucionó hacia postulados comunistas. Al estallar la guerra, se implicará
de lleno en el proyecto de Cultura Popular que creará cientos de bibliotecas
al objeto de coordinar y cubrir las necesidades de lectura tanto en el frente
como en la retaguardia republicana. Su testimonio relacionado con Porcuna es claramente
militante, por lo que hay que poner en cuarentena la verosimilitud de algunas de sus aseveraciones en tanto y en cuanto no seamos capaces de poder contrastarlas con otras fuentes.
Sorprende su mención al caprichoso y
vandálico destrozo al que fue sometido el pequeño quiosco y los libros que
albergaba aquella biblioteca al aire libre instalada en el Paseo de Jesús
durante la dictadura de Primo de Rivera (Pinos Bonitos).
Lo que sí parece contrastable es la exigua dotación
bibliográfica que la componía, la cuantiosa inversión en artísticos azulejos
sevillanos para los bancos, así como la dudosa calidad de los libros, extremos todos que
quedarán reflejados en las coplas de las murgas del carnaval porcunero de finales
de la década de los veinte o principios de los treinta:
Rodeada
de una zanja
una
hermosa biblioteca
Don
Quijote y Sancho Panza
que
costó muchas pesetas.
Y
los libros que pusieron
escogidos
de los mejores
que
era el cuento del aguelo
silabario
y el libro flores.
Inventario mueble de 1930
Vicens hace mención al encargo de un lote
complementario de libros de cuyo coste no se pudo o no se quiso hacer frente
desde el Ayuntamiento (deben ser los que se mencionan al principio en el artículo publicado por El Socialista). Intuyo que algún cambió al respecto tuvo que operarse cuando se produce el relevo en la Alcaldía republicana.
Esa otra
amenaza hostil de regresión al primitivo uso carnicero (¡Volverá a ser
carnicería!) no podemos, de momento, certificarla ni desecharla con falta de fuentes a nuestro alcance. Animamos a quien tenga curiosidad y la posibilidad de rastrear la documentación que alberga nuestro Archivo Histórico, que nos verifique y comunique
si una vez destituidos los ediles socialistas tras los sucesos de octubre de
1934 para dar entrada en la nueva gestora a los monárquicos de Acción Popular
(CEDA), la biblioteca municipal republicana dejo de funcionar como tal.
En todo caso,
damos por descontado que tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones
de febrero de 1936 hasta la definitiva caída de Porcuna en manos del ejército
golpista (1 de enero de 1937) el edificio recuperaría el uso cultural.
De hecho, en esta otra fotografía perteneciente a
esos días inmediatos a la caída de Porcuna, capturada de Todos los Nombres de Porcuna, en la puerta principal del edificio carnicero parece reconocerse el
cartel de madera de la biblioteca municipal republicana.
El destino final de esos libros y sus avatares a lo
largo de la guerra y posguerra es una incógnita que queda también pendiente de
su despeje definitivo. Se admiten aportaciones y consideraciones. Hasta es
posible que algunos de ellos anden por ahí desperdigados en manos de
particulares. La relación completa del lote tipo de 300 ejemplares aparece
inserta en el dossier descargable del que me he servido fundamentalmente para
elaborar esta entrada.
En ese
mismo documento aparecen las referencias de los legajos que albergan las
memorias, planos y fotografías, por si algún porcunero se mostrase dispuesto a acercarse
por las dependencias del AGA de Alcalá de Henares o solicitarlas a título
personal o institucional, para que todos podamos todos disponer de estos materiales
con mayor calidad resolutiva. Y hasta pudiera darse el caso de que se conserven otras
fotografías y documentos no publicados.
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Pongo la mano en el fuego, sin miedo a quemarme, de que Arqvipo debe de disponer de esas fotos originales y bastante información sobre este emblemático edificio. Por cierto ¿Cómo y cuando desapareció el escudo monárquico del frontispicio?
ResponderEliminarGPT
Arqvipo es un valioso, meritorio y altruista equipo de arqueólogos e historiadores que lleva una pila de años interesándose de una manera valiente y científica por todo lo relacionado con el patrimonio de la ciudad de Porcuna, así como haciendo acopio de todo tipo de documentos relacionados con la historia de la localidad, por lo que no me extrañaría ese extremo que refieres. De hecho, quiero recordar que, en una conversación de café con uno de sus miembros salió a relucir la bravuconada del “Volverá a ser carnicería”.
EliminarSobre el primitivo escudo de las Carnicerías Reales siento no poder contestarte.