Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

21 julio 2011

Bandoleros, facinerosos, bandidos y ladrones en Porcuna durante el siglo XIX. 2ª parte.

    Durante la tercera guerra carlista serán partidas de facinerosos de boina roja, defensores de los derechos dinásticos de Carlos VII, quienes merodeen o entablen batallas en el término de Porcuna.

    Para proveerse y abastecerse de suministros, las partidas carlistas se verán obligadas, en más de una ocasión, a hacer incursiones y atentar contra las propiedades de los habitantes de las poblaciones por las que transitaban durante su continuo peregrinaje, ante el pertinaz hostigamiento al que eran sometidos por parte de las tropas gubernamentales.

    En agosto de 1869, los restos de la maltrecha partida del general Juan de Dios Polo (cuñado de Cabrera), que se había sublevado en la Mancha el 23 de julio, parece ser que se encontraban a una legua de la villa de Porcuna, sin raciones, sin equipos y casi sin armas.

La Época 4 de agosto de 1869


Juan de Dios Polo y tres militares carlistas
Fotografía de Jean Laurent

    De la partida formada en fecha postrera por el acaudalado propietario de Porcuna, don Buenaventura de la Hoz y Martínez, y de la escaramuza bélica que protagonizó en los Montes de Pezcolar contra el ejercito de Amadeo de Saboya, ya di cumplida información en una entrada anterior.


    De robo sacrílego habría que conceptuar el perpetrado la noche del 12 al 13 de marzo de 1868 contra la Iglesia parroquial de Porcuna, llevándose los ladrones objetos de plata y oro por un considerable valor (no se especifica si fueron platos, cálices o copones) (1).



    Algunos años después (1894), unos chantajistas proyectaron un ardid contra los intereses del señor cura párroco de Porcuna, don Francisco Ruiz Linde. Le remitieron una carta en la que se le exigía, bajo serias amenazas de muerte, el depósito de mil pesetas en la llamada Cruz de los Castillejos, entre las doce y una de la noche. El señor cura, que no estaba dispuesto, bajo ningún concepto, a renunciar a las 1000 pesetas del ala,  no se amilanó, y despreciando los peligros que corría, puso el asunto inmediatamente en conocimiento del puesto de la Guardia Civil.
    A la hora marcada y en el sitio designado, hizo como si efectuara el depósito. Los guardias desplegados  en los alrededores  pudieron observar como un sujeto de dirigía al lugar convenido. Cuando confiado se disponía a echarle mano al depósito, fue sorprendido por los guardias sin que le diera tiempo para defenderse. Se llamaba Francisco García, y desconocemos su naturaleza y antecedentes (2).

    Aunque atravesando levemente la barrera del siglo, en 1905, coincidiendo con la dolorosa hambruna causada por la crisis agrícola y de trabajo que sufrió casi toda Andalucía aquel año, una vez más, un representante de la Iglesia local se convierte en blanco de los ladrones. En esta ocasión, el transgresor se trataba de un humilde jornalero local (le suponemos necesitado) convertido en ladrón de confesionario, pues, fue precisamente la rejilla de éste, la utilizada para solicitar a su confesor, que hallábase cumpliendo con su cometido en el interior de aquel receptáculo, la módica cantidad de cien pesetas mensuales a cambio de respetarle la vida.

El Día 31 de agosto de 1905


    La posible motivación y autoinculpación ideológica apuntada por el gacetillero, es utilizada por algunos medios para desprestigiar a quienes simpatizaban con aquel ideario, que durante aquellos años empezaba a abrirse paso, con cierta solidez,  tanto entre el proletariado rural como en el urbano. Será una constante histórica, que aún pervive.



    En 1889 un individuo de nacionalidad belga, llamado Juan Teodoro Van Lind, que no sabemos exactamente qué se le había perdido por Porcuna, fue reducido por los municipales e ingresado en prisión como sospechoso de intentar robar primero a un niño y luego a una niña que jugaban en la calle, “que milagrosamente pudieron ser rescatados de las manos del extranjero”. Dió mucho que hablar su presencia entre el vecindario, así como el hecho de que se fijara esencialmente en los niños (¿Sería el coco?).


   “Al detenido se le ocuparon varias hojas de socorro, algunas cartas para pedir limosna y una navaja”, aunque a las pocas horas de su ingreso en prisión sería puesto en libertad tras hacer efectiva la fianza de mil pesetas que le fue impuesta.
    El propio gacetillero  no deja de mostrar su sorpresa y extrañeza por todo cuanto queda dicho (3).


    En el mes de marzo de 1893, empujado por los efluvios primaverales, un joven porcunense llamado Francisco Puerto Torres, desapareció del pueblo, llevándose en su compañía una hermosa joven llamada Nicolasa. “Hasta la fecha, siguen guardando el más absoluto incógnito" (4).

    Del año siguiente, también las hemerotecas nos proporcionan información sobre otra de estas fugas misteriosas acaecida en Porcuna:

La Iberia 19 de enero de 1894



   Hasta hace relativamente poco tiempo, en algunos pueblos de nuestra Andalucía, ha pervivido esta costumbre del rapto, como método muy extendido y utilizado por las parejas de enamorados, cuyas relaciones carecían del consentimiento paterno.

    Para terminar, utilizaré el sentido metafórico para calificar de robo, el perpetrado contra la salud y mejores años de juventud del porcunense Antonio Quero, que por no poder hacer frente a la cuota que le eximiera del servicio a la patria, durante los años finiseculares, sería destinado como soldado de reemplazo  a luchar contra los insurgentes independentistas cubanos que cuestionaban la españolidad de aquella isla.
    Allí contraería una afección cardiaca. Tras pasar mes y medio recuperándose en un Hospital de Sevilla, sería licenciado definitivamente y abandonado a su suerte.
    
    Conocemos su historia, porque una vez en Córdoba, dio con almas caritativas que se hicieron cargo de su penosa situación y le ayudaron económicamente para que pudiera regresar a su pueblo con los suyos:

La Correspondencia de España 13 de noviembre de 1896

    El generoso y altruista rasgo del popular novillero y banderillero Rafael Martínez “Cerrajillas” para con nuestro necesitado paisano, le hace merecedor de una fotografía y un enlace. En él se da buena fé, de la extracción social, modus vivendi y costumbres de aquellos, que como él, intentaban abrirse paso en ese difícil mundo, llegando a moverse casi  al filo de la navaja, por lo que tendrían que concurrir, en más de una ocasión, a las salas de los Juzgados.

Publicada en El Enano el 14 de abril de 1901


1)     La Esperanza, 30 de marzo de 1868.
2)     La Epoca, 14 de febrero de 1894.
3)     La Epoca, 1 de abril de 1889.
4)     La Epoca, 19 de marzo de 1893.
   

4 comentarios:

  1. Mis abuelos eran de Porcuna. Gracias por tan amable recopilación de datos de este pueblo en tu blog.

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  2. No las merece PAISANO (lo llevas en la sangre). Se trata simplemente de una terapia que gustosamente me he autoimpuesto, que creo háceme bastante bien. Mis trabajos que no son “ciéntificos”, ni mucho menos neutrales u objetivos (se me ve el plumero), tienen un fin meramente divulgativo tirando al divertimiento (el mío y el de mis potenciales seguidores). Al crear el blog me propuse hacer de la Historia una disciplina menos árida y más adsequible para la generalidad. No me corresponde a mí juzgar si lo estoy consiguiendo.

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  3. Hola, soy el tataranieto de Rafael Martínez (Cerrajillas) por favor si tienes más datos sobre él o algún familiar de él, dame más información. Muchas gracias por adelantado

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    1. PARA RAFA: mira en mi blog : http://gestauro.blogspot.mx/2014/04/rafael-martinez-cerrajillas.html

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