Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

Mostrando entradas con la etiqueta GUADAJOZ. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta GUADAJOZ. Mostrar todas las entradas

25 agosto 2012

De vuelta con el Puente Nuevo y otros enredos.



     Cuando publiqué la entrada sobre este segundo puente de Castro del Río, popularmente conocido como Puente Nuevo, en contraposición al histórico “El Puente Viejo”, sembré algunas dudas y no fui capaz de disipar con rotundidad la fecha exacta de su ejecución definitiva. Ya he comentado en varias ocasiones de que no hay que fiarse demasiado de los buscadores de prensa histórica, suelen traicionar. De ahí que acostumbre, casi siempre, a repetir las búsquedas modificando los criterios. Pese a todo siempre quedarán lagunas. Como lamentablemente no puedo acceder desde la distancia a ese Archivo Histórico Municipal de Castro del Río, que probablemente me hubiera permitido aclarar esas dudas, y después de ser alertado por un amable castreño sobre un posible error he retomado el asunto con resultado satisfactorio y clarificador.
     Tenía razón este interlocutor y las referencias alusivas a la construcción de un puente sobre el Guadajoz demandado por la Cámara Provincial de Comercio en 1904, aprobado y publicado en la Gaceta a finales de 1906, y suponemos que ejecutado a lo largo de los año 1907-1908, es errónea.  Efectivamente se trata de otro puente existente en las proximidades de Córdoba (en la carretera nacional Madrid-Cádiz), cerca de la desembocadura de este afluente del Guadalquivir, tal como se me advertía.

     Noticias aisladas e indirectas, publicadas en la prensa provincial, son las que a falta de archivo (buenas son tortas), nos han permitido deshacer el entuerto sobre la fecha de la obra y su terminación.


El Defensor de Córdoba (23 de junio de 1902):

     “El jueves último se declaró un incendio en la casa nº 3 de la calle Convento de Castro del Río. A pesar de los esfuerzos hechos por los trabajadores de las obras del puente a excitación de los contratistas señores de Navas y de los auxilios de la Guardia Civil el fuego duró dos horas. El incendio se cree casual”.

     Recuerden que en 1900, tras ser anunciada a bombo y platillo (con pasacalles a cargo de la municipal de música) por los prohombres del conservadurismo local la anhelada reanudación de los trabajos del puente, interrumpidos cuando la riada del año 1881, la Dirección General de Obras Públicas decidiría anular la subasta anunciada sembrando el descontento y el malestar entre las autoridades castreñas, tal como aparece reflejado en las actas capitulares.

     Para desentrañar con exactitud el cómo y el cuándo se sale del atasco habría que pasearse por esas actas o buscar entre los papeles viejos del Archivo Municipal.
     Lo cierto es que, tal como hemos podido comprobar en la reseña periodística, cuando se produce aquel incendio en junio de 1902, aquellos operarios estaban afanados en la correcta disposición de esos grandes bloques de piedra que terminarían conformándolo, y tuvieron que interrumpir sus trabajos para acudir en socorro de la Guardia Civil, que por aquellos tiempos tenían competencias en materia de extinción de incendios.
       

      La verdadera especialidad histórica de este cuerpo en Castro del Rio en materia de servicios de protección civil eran las arriadas a las que con periodicidad se veía sometida la población y su propia Casa Cuartel ubicada en las dependencias del extinto Convento del Carmen desde las décadas finales del siglo XIX.

Detalle de la fachada de la Casa Cuartel (1915)
     Después de este pequeño paréntesis del que me he servido para poder mostrar ese detalle, tomado de una de las fotografías del ya tantas veces referido fondo localizado en la Biblioteca de Cataluña, retomemos el asunto del puente.


     Un año después (julio de 1903), la fábrica del puente estaba ya prácticamente terminada. La noticia nos la proporciona en un extenso y humorístico artículo S. Rodríguez Navajas en el Diario de Córdoba. Transcribiremos literalmente lo concerniente al puente y la socarronería del final:

     “Están muy adelantados los trabajos para la instalación de la luz eléctrica, tan deseada desde hace tiempo, y las obras del nuevo puente tocan a su fin, y habrá en ésta otro sitio más de recreo, además del gran servicio que dicho puente reporta a todo el vecindario para su conducción a Espejo y Montilla, como también a muchas fincas rústicas.
     ¡Ah! otra innovación también debo poner en conocimiento de los lectores no vecinos de esta localidad: que la calle Alta ya no es calle Alta, es decir que ya no se llama así, sino Marqués de la Vega de Armijo. Lo traslado a efectos de dirección en la correspondencia.
     No os podréis quejar de mí; digo no os podéis quejar de la fortuna queridos convecinos. ¿Qué podéis desear más?
    Teatro con magnífica compañía, corridas de…toros este verano, luz eléctrica, el puente terminado… y sobre lo que aquí han llamado huelga, terminada también.
    Seguramente si mi ausencia se prolonga por más tiempo, hubiera tenido que exclamar como las damas jóvenes cuando vuelven en sí:
    ¿Dónde estoy? 




     Como podrán apreciar detrás de “puente terminado” aparecen unos suspicaces e irónicos puntos suspensivos. Es posible que le faltara aun algún detalle para rematarlo.

     Esto desmonta por completo aquella teoría que imaginé en torno a la inauguración encubierta a cargo del ex diputado relegado Fernández Jiménez al calor de sus incondicionales locales. De cualquier manera por tratarse de historia política real, y aunque aquella visita no guardara relación con el puente, ahí queda.
     Lo de la inauguración sigue siendo un misterio que intentaré despejar el día que tenga tiempo y ganas de pasar unas horas en el archivo de Castro, o mediante el concurso de algún voluntario/a que se preste a colaborar (necesitaría un enlace altruista aficionado a sumergirse en papeles viejos).
     Mientras tanto, me aventuro con otra hipotética tesis que nos permitirá adentrarnos en los entresijos e intrigas de la historia política de Castro del Río durante aquellos primeros años del siglo XX.

     Otra importante transformación que se había operado en aquella fecha en Castro del Río no es contemplada por Rodríguez Navajas (creo que se trata de un hermano del músico Daniel Rodríguez, organista parroquial y director de la banda municipal durante un tiempo). Nos referimos, a un relevo en la Alcaldía. El día 2 de julio era posesionado el conservador D. José Navajas Moreno. Esta sustitución no tuvo nada que ver con la manera de llevar las negociaciones durante la referida huelga por parte de su antecesor (Sr. Criado Rodríguez), que sería cesado por una presunta malversación de fondos en la que se vio implicado, junto a otros miembros de la Corporación, el Secretario y Contador.

     Las obras del puente tuvieron que retomarse durante el bienio (1901-1902) con el liberal Práxedes Mateo Sagasta al frente del consejo de ministros. Ese periodo y buena parte de 1903 Castro del Río estuvo gobernado por liberales vegarmigista (futuros fernandistas) con el ex diputado provincial Mateo Navajas Navas y el farmacéutico Andrés Criado alternándose al frente de la Alcaldía.


     Al coincidir su finalización con la salida de éstos, el nuevo alcalde conservador, con gobierno del mismo signo al frente de la nación, posiblemente desistiera de apuntarse un tanto que no era suyo. Si efectivamente fue así, toda una deferencia elegante por parte del nuevo mandatario. Ejemplos del pasado de los que deberían de tomar nota los políticos del presente tan aficionados a la foto y a la placa conmemorativa.

Huestes fernandistas de Castro del Río con su idolatrado diputado (1914)


     Banquete celebrado (mayo de 1914) en casa del acaudalado propietario Antonio Pérez L.Toribio en honor del ex diputado José Fernández Jiménez que en los recientes comicios le sería arrebatada el acta de diputado por el republicano federal Manuel Hilario Ayuso (eran años de circunstancial entente entre republicanos y sociedades obreras en el distrito).
    En la fotografía quiero reconocer los rostros de algunas figuras destacadas del fernandismo local. El del mostachón (segundo a la izquierda de Fernández Jiménez) es Antonio Pérez L.Toribio (varias veces alcalde), mientras que el segundo a la derecha, si no me falla la comparativa, creo que se trata del Maestro Algaba Luque, figura de peso dentro del Circulo Liberal Popular Democrático creado por Fernández Jiménez para la campaña electoral de 1910, en la que definitivamente se aparta del sector oficial del liberalismo de la provincia liderado por Antonio Barroso y Castillo. La presencia de instrumentos musicales me induce a pensar en la también asistencia de Daniel Rodríguez (varias veces concejal fernandista y amigo intimo de Algaba). Casi segura también la presencia de un joven obrero, de verbo fluido, que solía acompañar a su líder en los mítines de campaña, provocando entre el electorado de aquellos pueblos una efectista impresión de acercamiento popular. Como nota curiosa, algo que mucha gente desconocerá, es que en los banquetes de esta particular y fulanista facción del liberalismo comarcal se interpretaba el Himno de Riego, por considerarse sucesores de aquel liberalismo progresista democrático del siglo XIX.

Discurso final y recomendaciones

     Esto para un servidor es un mero divertimiento instructivo, y aunque intente ser riguroso estoy bastante limitado a la hora de acceder a fuentes complementarias, de ahí que alguna que otra vez no me quede más remedio que introducirme en el peligroso terreno de la conjetura.
     Como habrán podido comprobar en el encabezamiento del blog aparece un pequeño texto en el que advierto e invito a los potenciales lectores a la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De manera que no me queda más remedio que darle las gracias a ese agudo castreño que me advirtió del error en mi cuenta de correo. Que cunda el ejemplo, anímense y participen.

     PD. Las fotografías que aparecen son las mismas que se publicaron en su día, aunque ya sin marca de agua (no tiene sentido apropiarse de algo que es de todos).

21 junio 2012

Costumbres Castreñas: “La noche de San Juan”.



     Recientemente, he podido disfrutar de unos días de asueto y merecido descanso en Castro del Río. Aprovechando las primeras horas de la mañana del sábado, despues del pertinente desayuno en Ca El Liebre, opté por dejarme caer en paralelo al cauce de su río. La verdad sea dicha, un recorrido no demasiado idílico. Mucho calor, poca agua y demasiado cemento. No fui capaz de aguantar más allá de la media hora, lo suficiente para llegar hasta los restos del “Molino Pocima” con la idea de sacar unas fotografías. Ducha y aseo personal como compás de espera para la obligada quedada en Ca Pedro Herencia (Bar la Solera). ¡Y qué soleras! ¡Y qué tapas! Y los amigos y conversación que requieren una ocasión como está. Fue en dicho contexto (después de algunos medios) cuando salieron a relucir ciertos ritos y desaparecidas celebraciones ancestrales que se desarrollaban en esta población de campiña durante la noche de San Juan, con el Guadajoz, su río, como protagonista. No recordaba con precisión donde y cuando lo había leído. De vuelta a mis aposentos, pude rescatar un artículo publicado en el Defensor de Córdoba en Junio de 1904, por el culto, activo y dinámico corresponsal-poeta, él tantas veces mencionado y utilizado, José María Jiménez Carrillo.


     El artículo por su curioso y original contenido se hace merecedor de ser transcrito tal cual fue publicado:


     Fue el año pasado la última noche de San Juan, que pasé entre mis paisanas (porque no ha venido otra después) y al recordar hoy las costumbres de mi pueblo en esa noche, no titubeo un momento en darlas a conocer a mis queridos lectores, siquiera sea por su originalidad.

     Un rincón pintoresco del barrio de Triana transportado a la fértil ribera del Guadajoz, de ese riachuelo que besa las plantas de Castro retratando en sus aguas cristalinas los negros torreones y el azul de un cielo tachonado de astros que brillan cual si de plata fuesen, un pedazo de gloria andaluza es en esa noche el Paseo de las rosas, el Coso, toda la ribera y las carreteras de Montilla, Cabra y Baena.
     Esta noche el pueblo en masa de desploma en estos lugares guitarra en mano y bota al hombro, dejando (quien no las tiene) las penillas acostadillas para recogerlas al otro día, tomando en cambio grandes dosis de buen humor antes de salir de casa, extendiéndose en derredor en músicas, risas, bailoteos y jolgorios, interrumpidos a veces por aquellos o aquellas a quienes el vino les produce tristeza o melancolía, o que no supieron bien solearse las penas antes de salir de casa.


     Pero no es esta la originalidad de la costumbre, no; un cuadro así, donde sobran sonrisas y músicas, buen humor y… todo menos vino, se presenta a cada paso en nuestra Andalucía. Este cuadro tan lleno de luz, no es otra cosa para mis paisanos, que hacer la entretenida hasta que den las doce, hora santa en que cesan las dolencias y males del cuerpo. A la primera campanada de las doce, ya están las orillas del río cuajadas de humanos seres que meten cada uno en el agua lo que de enfermo tienen, siendo los más originales los que padecen la hernia. Estos necesitan de más requisitos para sanar: ¡Hay que pasarlos por la mimbre! Pasados por la mimbre consiste en tender por el vado varas de mimbre unidas para que atraviesen el río de orilla a orilla, poniéndose en un extremo un Juan cogiendo la punta de la vara y en el otro una María cogiendo la otra ídem por la otra ídem. Esto es requisito necesario, mientras que el ser quebrado atraviesa el río pasando por encima de la mimbre, mientras el Juan exclama todo lleno de fe: ¡Tómalo María! Ésta, un tanto conmovida y con no menos fe, contesta: ¡Dámelo Juan! Luego los dos a dúo: ¡Este niño sanará!
     Y no me diga V. nada de los que se lavan los ojos para curarse las cataratas, o los que meten el dedo para curarse de un pinchazo.
     Una vez terminado todo ésto, muchos de los espectadores inauguran con su baño nocturno, la temporada de los (otra vez ídem) ídem en la pintoresca playa del Guadajoz.


     Después de haberse puesto en vías de curación los enfermos, las gentes prosiguen su fiesta hasta que el sueño poco a poco me los va echando de aquellos lugares, sanos, salvos y… hasta otro año que se verifique la misma operación, porque hay que advertir que no en un año sólo se pueden curar todos. Yo conozco a un individuo que hoy cuenta ochenta y cuatro años que se pasa por la mimbre, y aún sigue con la misma enfermedad: pero no por eso tiene perdidas las esperanzas; él piensa sanar. Ahora, que no sabemos cuándo.

 José Mª Jiménez- Castro del Río (Junio de 1904).

     El artículo fue publicado el 21 de junio, días antes de la tradicional fecha señalada para tal celebración, que según se nos informa quedaba interrumpida para ese año. El enamoradizo poeta corresponsal, no oculta sus simpatías por la fiesta. Por juventud y soltería, debió de regocijarse durante esas noches mágicas al lado de bellos ramilletes de jovencitas, sacados de entre lo más granado de la sociedad local, cuyos nombres, con la pertinente poesía galante nominativa, fueron desfilando por las páginas del Defensor de Córdoba durante esos primeros años en los que ejerció de corresponsal de prensa (1902-1904). Tal vez, sea la discreción la que nos priva del conocimiento exacto de las causas por la que se viera afectada la Sanjuanada castreña. Me aventuro, creo que sin estar demasiado descaminado, de que pudiera obedecer a una prohibición mixta emanada desde las autoridades locales y eclesiásticas ante comportamientos y actuaciones del tejido popular poco acordes con los presupuestos morales e ideológicos de las denominadas fuerzas vivas (los de marras): abusos alcohólicos, baños impúdicos, noches de incesante actividad para las profesionales del amor, diseminadas a lo largo de varios establecimientos ubicados en el ribereño barrio de la Dehesilla, etc.


     Es el propio diario Defensor de Córdoba quien nos pone en la pista sobre el asunto. Con el verano del año 1902 se corresponde la noticia en la que se nos informa sobre el arraigo de determinadas prácticas que afectaban a la higiene moral del municipio:

     “Las autoridades de Castro del Río tienen convertido aquel pueblo en un cantón independiente, donde se hace y deshace a su antojo. Nosotros pensamos ir tomando notas con el intento de que se conozca y se de a los jefes de aquel cotarro la corona de laureles que sus desvelos por el procomún han merecido, y que hoy, y en artículos subsiguientes, las iremos publicando.

     Comenzaremos hoy por decir que no sabemos por orden de quien han sido trasladados hace algún tiempo a un edificio particular, varios faroles de los destinados al alumbrado público, quedando mientras en completa oscuridad los sitios donde antes proyectaban su luz.
     El alcalde no se ha preocupado de esto.
     Verdad que tampoco sabe una cosa de lo que todo el mundo se lamenta y es la falta que de un modo descarado se comete con los artículos 198 y 200 de las ordenanzas municipales, que prohíben bañarse en sitios públicos y en completa desnudez y, sin embargo, mozallones impúdicos muestran sus asquerosas desnudeces en sitios tan visibles y concurridos como los llamados Puente Viejo y Puente Nuevo.
     Por lo antedicho se comprende la despreocupación y lo mal que anda Castro del Río en lo que a higiene moral respecta, pero no es mejor su situación en la otra higiene. Más esto merece capítulo aparte”.


Las grandes bañistas - Paul Cezanne (1906)
     Estás críticas, publicadas como editorial (Abusos en Castro del Río) en el por entonces órgano de prensa oficial del partido conservador de la provincia de Córdoba (un 18 de julio de 1902), van dirigidas contra el Ayuntamiento Liberal Vegarmijista, presidido por el farmacéutico Andrés Criado Rodríguez. Para cuando Jiménez publica su añoranza festiva sanjuanera ya estaban instalados los conservadores en el poder. De hecho esa última celebración que se rememora se corresponde con los últimos días en el gobierno municipal de los liberales en 1903. Al poco (julio), el conservador José Navajas Moreno cogería las riendas de los designios de la villa.

     No me consta que se retomara tal costumbre con ese carácter popular y multitudinario del pasado, aunque en conversaciones vinateras con un folklorista local durante el pasado fin de semana salieron a relucir comilonas, cantes, bailes y celebraciones por San Juan, con “pasada por la mimbre” incluida, en las huertas de Santa Sofía en tiempos bastante más recientes. Sería cuestión de tirarles de la lengua a los mayores para certificar el momento de su definitiva desaparición y desentrañar, de camino, otras manifestaciones folklóricas que transcurriesen en paralelo.
    Por cierto, la letanía de Juan y María, así como las “pasadas por la mimbre” para la sanación de herniados/as, no son exclusivas de la localidad. Esta arcaica tradición, con componendas de medicina popular supersticiosa, tiene un origen incierto y se halla presente, con ligeras variantes, en la etnografía de la mayoría de las regiones españolas. En Andalucía podemos constatar su presencia en numerosas poblaciones.

     El folklorista Isidro García Cigüenza, en su libro Bandoleros en la Serranía de Ronda, le atribuye al rito un posible origen morisco, pues revisando los juicios inquisitoriales con los que se persiguiera a los moriscos en su localidad de residencia (Gaucín), resulta que un reo sería condenado por practicar ceremoniales similares a los que nos venimos refiriendo, que con posterioridad, tal como se refleja en las letras de las letanías, la iglesia triunfante supo adaptar a sus cultos con vistas a poder integrar a los herejes.


13 junio 2012

"El Puente Nuevo sobre el Guadajoz durante el primer tercio del siglo XX".

Fot. Castellá 1915
     Las primeras noticias de las que disponemos sobre el Puente Nuevo se remontan al año 1881. Las crónicas sobre la riada de aquel año nos permiten conocer que por aquellas fechas se hallaba en fase de construcción. La furia de las aguas inutilizó sus cimientos y afectó a un puente provisional de madera, así como a las barracas de los obreros construidas en sus inmediaciones.
     Los daños sobre aquella embrionaria obra de fábrica debieron ser considerables. El contratista que la subastó paralizó las obras. Sólo estaba construida parte de su calzada y sus estribaciones. Desde entonces la reivindicación sobre la reanudación de los trabajos se convierte en una constante entre los responsables de la “res pública” en Castro del Río.
     En 1887, siendo alcalde don Mateo Navajas Navas, una comisión municipal, aprovechan la visita girada a Córdoba por el Marqués de la Vega y Armijo, líder provincial del partido liberal, que se hacía acompañar para tal ocasión del resto de diputados y senadores por la provincia. Se solicitó su concurso para que interpusieran su influencia ante el Ministerio de Fomento con vistas a que se pudiera finalizar ese puente, considerado de vital importancia para la vida comercial, agrícola e industrial de este pueblo.

Antonio Aguilar y Correa (Marqués de la Vega y Armijo)
Sería con posterioridad Diputado por el distrito de Montilla entre los años 1993 y 1896.


     No debió surtir demasiado efecto aquellas desideratas ni la gestión de éste como diputado pues hasta 1900 no volvemos a tener noticias al respecto.

     Por fin, el 22 de abril de ese año de 1900 los prohombres del conservadurismo local (Hnos. Navajas Moreno y Hnos. Rioboo) dan publicidad a un telegrama remitido por don Eduardo Sotomayor y Navarro, uno de los principales contribuyentes por rústica de Bujalance y de Castro del Río, en el que se participaba la anhelada noticia de haberse conseguido el Real Decreto para la subasta de la obra. Desde el Defensor de Córdoba (órgano provincial del partido conservador) la gestión se le atribuye a un correligionario, don Santos Isasa y Valseca, ex ministro de Fomento y desde 1898 “senador por derecho propio”, mientras que se ningunea y se ignora por completo la contribución del por entonces diputado del distrito de Montilla, el republicano don Jerónimo Palma y Reyes, con importantes apoyos electorales en esta localidad ribereña del Guadajoz:

     “Al recibirse por el alcalde don José Navajas Moreno (conservador) tan grata noticia, que viene a realizar la aspiración general de este pueblo, dispuso inmediatamente poner colgaduras en las Casas Capitulares, publicar a pregón el citado telegrama y que la banda municipal de música saliese con una bandera y numeroso acompañamiento a recorrer la población, siendo inmenso el entusiasmo de todos sus habitantes, que con calurosos vivas al excelentísimo señor don Santos Isasa demostraban su profundo agradecimiento al favor dispensado por justicia a esta villa”.

      De la alegría se pasará pronto a la decepción ya que la Dirección General de Obras Publicas anularía la subasta anunciada. El descontento que acarrea aquella decisión aparece reflejado en las actas capitulares (sesión 23 de junio de 1900):

     “…origina perjuicios de tamaño consideración. No sólo a los intereses particulares y generales de este pueblo y de los comarcanos, sino también a los del erario del Estado, puesto que en las inmediaciones del prenombrado Puente existen infinidad de sillares de piedra convenientemente labrados y otros muchos materiales propiedad del Estado y por valor de unas setenta mil pesetas, los cuales van destruyéndose por la acción del tiempo y desapareciendo por las frecuentes crecidas del ya citado Río Guadajoz. Por todas las anteriores razones surgen surge la necesidad de que se ponga en juego una acción activa para ver de conseguir que dichas obras salgan del lamentable estado de paralización en que se encuentran desde hace más de veinte años, pues con ello, a la vez que se facilitarían las comunicaciones con Málaga y Granada y la parte Norte con la Sur de la de Córdoba, serviría de factor importante para el mayor desarrollo y florecimiento del comercio y agricultura de dichas provincias”.

     Aquellos argumentos de peso no serian suficientes para que se reconsiderara el asunto. Hasta 1904 no volvemos a tener noticias. Desde la Cámara Provincial de Comercio se siguen haciendo gestiones y se traslada la necesidad al gobierno de la nación sobre su imperiosa necesidad.
     No sería hasta finales de 1906 cuando se publica en la Gaceta un Real Decreto en el que se incluyen las obras del puente dentro del plan de reparaciones de carreteras del Estado:



     Parece que definitivamente se ponen en marcha a mediados de 1907 por el sistema de administración.


     Lo que me ha llamado poderosamente la atención es que ni la prensa provincial ni en el trabajo del profesor e historiador Francisco López Villatoro (del que me he servido para transcribir lo recogido en las actas capitulares) aparezca referencia alguna sobre la finalización de las obras asociada a un típico acto de inauguración oficial.
     Aunque no aparezca recogido como tal, sostengo que ésta tuvo lugar (de manera encubierta) durante un acto de homenaje tributado en febrero de 1909 al ex diputado por el distrito don José Fernández Jiménez. Su acción política, netamente populista, con anterioridad incluso al periodo 1905-1907 en que ostentara el acta de diputado por el distrito de Montilla, le sirvió para granjearse las simpatías de amplios sectores de la sociedad local y tejer sólidas redes clientelares de incondicionales. Por cuestiones personales (indisciplina) con el jefe provincial del liberalismo, don Antonio Barroso y Castillo, no sería presentado para la reelección en 1907. El sistema de turno de la Restauración, con Antonio Maura al frente del Consejo de Ministros desde el mes de enero, había determinado que el candidato monárquico que debería contender contra el republicano Jerónimo Palma tenía que ser un conservador, don José Marín Cadenas. Según algunas fuentes, Fernández Jiménez, por despecho, celebró mítines en contra del candidato monárquico y hasta trasladó sus apoyos hacia el veterano republicano. Aunque el acta de diputado sería finalmente ganada por Marín Cadenas (vaciando el puchero), en Castro del Río y Montilla, los dos bastiones del posterior “Fernandismo”, los republicanos le superarían en número de votos.

Recorte de una fotografía de don José Fernández Jiménez
capturada por Cordobapedia de una de mi archivo particular
colgada en unas de mis entradas. Véase Fernandismo.

     En estas intrigas políticas fundamento la circunstancia de que el diputado por el distrito (Marín Cadenas) desistiera de comparecer a aquel posible acto inaugural. Sin llegar a otorgarle la condición de “persona non grata”, por el simple hecho de haber desplazado y relegado al carismático Fernández Jiménez, imagino que no gozaría de demasiadas simpatías. Además fue precisamente durante el bienio 1905-1907 cuando se retoma ese proyecto del puente durante tantos años aparcado. Imagino que en la acción parlamentaria de Fernández Jiménez forzosamente tuvo que estar presente.
    En la crónica remitida al Diario de Córdoba sobre aquel acto de homenaje, que el corresponsal intenta camuflar como si se tratase de un acto político, se refiere el cálido recibimiento que le tributó el pueblo de Castro del Río a su ex diputado:

     “El recibimiento hecho por esta población al señor Fernández Jiménez y a las dignas y responsables personas que le han acompañado, es el más grande que se ha conocido en Castro del Río.
     En el Puente Nuevo y Llano de Almagro, era tal el número de personas, que a pesar de su extensión, con dificultad se podía transitar por los indicados lugares; allí se puso en marcha la comitiva, compuesta de más de tres mil personas, recorriendo las calles Córdoba, Tercia, Plaza Alta y Pósito, viéndose en los balcones, rejas, puertas y calles afluentes a referido recorrido hermosas mujeres, que saludaban con júbilo y alegría”.

     Como algo curioso e inaudito, que viene a ratificar mi teoría sobre esos piques políticos ya referidos, el hecho de que don Antonio Navajas Moreno (Barbitas de Alambre), a la sazón alcalde por el partido conservador, después de que hicieran uso de la palabra desde la tribuna varios oradores en defensa de las ideas liberales, de gran arraigo en este pueblo, y el propio Fernández Jiménez, pidió intervenir (“aquí es la primera vez que esto ocurre”). Concedida la palabra por la presidencia:

  “Manifestó que por su conducto y por el del diputado a Cortes (Sr. Marín) se habían pedido auxilios al Gobierno de S.M. para resolver la crisis obrera, extendiéndose en algunas consideraciones contrarias a los discursos pronunciados”.

Fot. Castellá 1915

     Esta imagen, tomada durante el verano de 1915, es la más antigua de la que disponemos sobre aquel primitivo Puente Nuevo, que aunque presumiblemente fuera abierto al tráfico rodado en 1909, hasta una fecha algo posterior no quedaría definitivamente acabado, tal como se puede apreciar ya en esta instantánea.
     Al poco, le tocaría poner a prueba su solidez. En la tremenda riada de marzo de 1917 ya resultaría considerablemente afectada su obra de fábrica:


     “También el Puente Nuevo, obra magna y hermosa, ha sufrido el derrumbamiento de la parte correspondiente a dos ojos, quedando la población incomunicada también por este lugar”.

      Aprovecho la oportunidad y la excepcional calidad de esta fotografía para mostrar unos detalles sobre actividades humanas tradicionalmente relacionadas con el río.

Pozero Arenero
Mulero: abrevadero y descansadero
Niña canastera pescadora
     Se aprecia como sostiene entre sus manos una cuerda a cuyo término suponemos de la existencia de una red u otra arte de pesca. Aunque existían prohibiciones al respecto, extendidas situaciones de necesidad propiciarían la permisibilidad.


    Una riada, de menor envergadura, en el año 1924 la pudo resistir el Puente Nuevo sin daño alguno.



     En esta otra imagen, procedente de la ya referida (Puente Viejo) colección de tarjetas postales “El Pajarito” de los años 30, se puede apreciar el Puente Nuevo en un segundo plano. Mi más sincero agradecimiento a Juan Luis Navajas Carvajal, un enamorado de la historia y de las tradiciones de su pueblo, quien tras adquirirla vía coleccionismo, la ha puesto a disposición de la generalidad en el muro del facebook de “Vivencias Castreñas”.

    Una de las últimas imágenes del Puente Nuevo poco antes de que la máquina acabara con él, no recuerdo exactamente en qué año de la década de los noventa del pasado siglo.
Puente Nuevo: refugio y parada de transeuntes
(Véase comentario 1)


     Esas fotografias inéditas sobre el Puente Nuevo y su entorno, que atribuyo al fotografo/os Castellá, proceden de la Biblioteca de Cataluña, donde se custodian los fondos y materiales de la extinta Casa Editorial Alberto Martín de Barcelona (responsable de los famosos porfolios fotográficos, tarjetas postales y otras ediciones similares). La marca de agua es sólo provisional, mientras se llevan a buen puerto las gestiones encaminadas a obtener el resto de las ya conocidas (porfolio). En un plazo, no muy lejano, estarán depositadas en el fondo local de la Biblioteca Publica Municipal de Castro del Río, a disposición de curiosos e investigadores. De hecho, su excepcional calidad y resolución (deben proceder de las placas originales), permitirá, por ejemplo, a los historiadores del arte estudiar detalladamente los retablos e imagenes de culto desaparecidas.
    Mi agradecimiento publico a la Biblioteca de Catalunya por facilitarme el acceso a estos materiales.

PD: El lote completo me va a costar un dinerillo. De manera que aprovecho para comunicar a los potenciales interesados que este próximo fin de semana voy a estar por Castro del Río. Es por si cae alguna cervezilla que compense y contrarreste la inversión. Gracias de antemano.

12 junio 2012

"El Puente Viejo sobre el Guadajoz durante el primer tercio del siglo XX"


     En los asentamientos humanos nacidos a orillas de un curso fluvial, caso de Castro del Río, los puentes juegan un papel clave. Además de por su función práctica (plataforma que facilita el paso y la comunicación), dotan de simbología e identidad a las poblaciones donde se ubican, Normalmente la heráldica municipal les suele reservar un lugar principal en sus escudos.

Escudo de Castro del Río en 1876

      En Castro del Río son dos los puentes que históricamente han permitido alcanzar la otra orilla del rio Guadajoz que la bordea, cuyas aguas proceden de la reunión de varios torrentes en las sierras de Priego y Alcalá la Real, con un curso de 80 kilómetros que atraviesa la feraz campiña para verter finalmente sus aguas sobre el Guadalquivir a uno cinco km. de Córdoba.
      Son los conocidos como Puente Viejo y Puente Nuevo, cuya fisonomía actual no tiene nada que ver con la originaria, ya que con motivo de las obras de encauzamiento ejecutadas por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía durante la década de los noventa del pasado siglo, con las que se ponía solución casi definitiva a las históricas arriadas, los técnicos no fueron capaces de encontrar formulas para preservar esas primitivas estructuras, que históricamente habían ejercido como tapón en las avenidas del rio, siendo ambas condenadas al derribo. Aunque dolorosa, la desaparición del Puente Viejo, al que se le arroga un discutible origen romano e inmortalizado en el famoso grabado del siglo XVII de Pier María Baldi, que mostramos en la cabecera, parecía estar justificada. Más discutible el derribo del Puente Nuevo que suscitó en su momento la protesta y el descontento de la ciudadanía.
      Recurriendo a unas fotografías excepcionales de 1915 (Fot. Castellá), que se prestan a una lectura historicista, intentaremos adentrarnos en los avatares históricos de estos puentes durante las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX. De camino repararemos también en alguno de los famosos molinos e infraestructuras hidráulicas diseminadas a lo largo del cauce del rio a su paso por la villa.

El Puente Viejo

Portfolio Fotografíco de Castro del Río

       Su obra de fábrica ha sido históricamente castigada cuando la furia del agua ha hecho acto de presencia. Ya en la riada de 1881 sufriría daños de consideración, teniendo que ser remodelado.
     La histórica aspiración a un ensanche, que permitiera un tráfico más fluido, seria finalmente alcanzada en el año 1913, con el “liberal fernandista” Eduardo Criado y Caballero al frente de su Ayuntamiento. El acto de inauguración tuvo lugar el día de la Purísima, con la presencia del diputado del distrito Don José Fernández Jiménez, a quien, tal como era costumbre en aquel tiempo político, se le cuelgan todas las medallas por llevarse a buen término la ejecución del proyecto.

Diario de Córdoba 10 de diciembre de 1913

      Ésta imagen, tomada por Baltasar Castellá con un potente objetivo desde una de las torres del Castillo en el año 1915, es la más cercana de la que disponemos sobre el estado del puente tras aquellas reformas, a las que el corresponsal en la localidad del Diario de Córdoba ya le encontró algún pero en el momento mismo de la inauguración oficial:
     “Todo ha terminado lucidamente, el pueblo ha visto satisfecha la justa y antigua aspiración del ensanche del tan repetido puente, por el cual ya no marcharan ligadas personas y caballerías, pero a mi parecer, la verja o barandilla de hierro que a ambos lados figura adolece de dos faltas muy sensibles: una que es demasiado baja y la otra que parece algo endeble”.   

     La empresa encargada de ejecutar la reforma fue la de los “Sres. Eugenio Rivera y Cía.”. A título meramente anecdótico y por paisanaje, menciono que también estuvo presente en aquel acto inaugural un hijo de Porcuna, el comandante de infantería e ingeniero don José Gallo García de Linares, vinculado por aquel entonces a la Compañía de Aguas la Salud de la que era director gerente el prohombre local del partido liberal fernandista, el abogado, propietario y músico don Francisco Algaba Luque. José Gallo fue concesionario del abastecimiento de aguas de Castro del Río allá por el año 1909, antes de de que se constituyera la nueva sociedad en la que terminaría finalmente integrándose junto a su hermano José Julián Gallo (el criador del famoso galgo Pacheco de Julio Romero de Torres) y otros señores (el bursavolense Antonio Zurita Vera y los loperanos Florencio y Cecilio Rodríguez Criado).

Sobre la denominada Casa del Agua en Castro del Rio
     Poco iba a durar el inmaculado estado de este puente tal como se aprecia en la fotografía, ya que en la descomunal riada del año 1917 (véase Riadas del Guadajoz)  volvería a sufrir nuevos desperfectos. Según las crónicas, resultarían seriamente dañados o destruidos cuatro de sus ojos de tres metros y medio de luz.

    Una fotografía extraída de una colección de postales de los años 30 (un total de 12 con un sello con pajarito en el margen inferior derecho) nos permite conocer como su fisonomía se mantiene prácticamente idéntica. En el año 1924, una nueve riada de menor envergadura que la de 1917, volvería a castigar la fábrica del puente.
      Las barandas más altas, demandadas por aquel corresponsal de prensa, no llegarían hasta un postrero momento.

Década de los 80 del siglo XX
Próximamente: "El Puente Nuevo"

04 febrero 2012

Las riadas del Guadajoz en Castro del Río


      El rio Guadajoz, principal arteria fluvial que atraviesa una buena parte de la feraz campiña cordobesa, es un  afluente del Guadalquivir, que naciendo en las Sierras de Priego de Córdoba  vierte sus aguas finalmente sobre el principal, ya casi a las puertas de la capital.
      Parece probable de que se trata del mismísimo “Flumen Salsum” (rio salado), referido en el Bellum Hispaniense, aquel que separaba los campamentos en los que hallábase establecido Cesar y sus partidarios de un lado, y  los hijos de Pompeyo de otro, en los momentos previos a la famosa batalla de Munda (sobre cuya localización definitiva aun no se han puesto de acuerdo los historiadores). Se arabizará su nombre durante el periodo de dominación musulmana, pasando a llamarse Wadsus/saws, que con el tiempo derivaría en Guadajoz.
     También es conocido como “rio del pan”, en base a la tradicional presencia de molinos harineros diseminados a lo largo de su cauce, aunque no se conocen fuentes que documenten o sostengan claramente esta asociación semántica.
     Hasta finales del siglo XX, en que su caudal es regulado por una presa y se acometen una serie de obras de encauzamiento, las poblaciones ribereñas, especialmente Castro del Río, cuyo término y casco urbano atraviesa, no se librará de su furiosas acometidas en aquellos periodos especialmente lluviosos: sus famosas riadas.
     Aun se conservan, diseminadas por diferentes puntos de su callejero, lápidas en las que se marca la altura alcanzada por las aguas en algunas de ellas (1917 y 1948).


Fotografía tomada del álbum Paseos de Mameluco
     La última gran avenida de aguas es la que tuvo lugar en febrero del año de 1963, que motivó la  visita relámpago de S.E. El Generalísimo don Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios. Curiosamente, por motivos que desconozco, ya no se pusieron nuevos marcadores de altura por las calles. Buena muestra de su envergadura, es la impresionante fotografía que mostramos a continuación con el  Puente Viejo completamente perdido bajo las aguas:


    Tirando de bibliografía y de prensa histórica, he querido hacer un pequeño recorrido por algunas de las principales riadas, de las que dispongo de noticias, que afectaron a la población de Castro del Río a lo largo de su historia.

     La fecha más antigua nos la proporciona Fray Miguel Rodríguez Carretero en el capítulo que le dedica al convento del Carmen Calzado de Castro del Río en su Epytome Historial de los Carmelitas de Andalucía y Murcia. Refiere una primera riada de cierta envergadura sufrida en el año 1681 que inundo las dependencias del Convento del Carmen. Durante un tiempo, el primitivo convento de Castro del Río funcionaría como Casa de Reforma, pero ante su peligrosa proximidad del rio, seria ésta trasladada en el año 1606 al desierto del Juncal (entre las villas gaditanas de Zahara y Olvera), lo que demuestra, que ya con anterioridad a esa fecha los frailes, ubicados en la primera línea inundable, tuvieron que llevarse más de un sobresalto. Fray Miguel nos relata con todo lujo de detalles los daños ocasionados por una nueva riada en el año de 1783:

    “Tiene buenas celdas altas y bajas y las otras convenientes oficinas. La situación no es la mejor por la inmediación del rio Guadajoz, pues en los años abundantes de aguas está muy expuesto a las avenidas. Varias veces ha entrado el agua más o menos, pero en la noche del año 1783, en la noche del penúltimo día, entró con tanta furia y en tanta copia que todo lo inundó, subiendo en la Yglesia hasta los bordes de los altares, descubrió hasta las caxas de los difuntos, arrollando las esteras, arrancando la solería y moviendo la tierra. Todo se mojó y perdió en la sacristía, en la despensa y Molino; hasta cerca de 100 carneros se ahogaron aquella noche que estaban encerrados en el corralón; en fin, fue grande la pérdida y creo que la más grande riada de la que se tiene noticia. Este sitio escogieron nuestros ascendientes y en él perseveramos pues no ha experimentado traslación la casa”.


     Ya para los siglos XIX y XX disponemos de la información proporcionada por las Actas Capitulares y las colecciones de prensa histórica. Nos serviremos de la tesis de Francisco Villatoro López (La villa de Castro del Río 1833-1923. Aspectos económicos, políticos y sociales), de gran ayuda para  hacer un seguimiento de las riadas a lo largo del siglo XIX, ya que bebe directamente de las fuentes conservadas en el Archivo Histórico Municipal, con noticias de las que aun la no se hace eco la prensa.
     Gracias a este trabajo, conocemos los puntuales estragos causados por las aguas durante los años 1800, 1826 y 1838, que afectan mayormente a los molinos harineros y a las huertas, que quedan completamente inundadas, y algún que otro daño menor sobre la obra de fábrica del único puente por entonces existente.
     Ya en la segunda mitad del siglo, una sorprendente tormenta de verano, acontecida en el mes de septiembre del año de 1878, volvería a provocar importantes daños y a ocasionar la muerte de varias personas. En esta ocasión, la furia partiría del arroyo Pilatos, que al acumular tan inusitada cantidad de agua, rompió violentamente afectando sus estragos mayormente en el Hospital y Plaza de Jesús Nazareno y calles aledañas (barrio del Arroyuelo).



      En el interior de Iglesia, el agua alcanzaría el nivel de su Altar Mayor:

La Correspondencia de España 21 de septiembre de 1878
     “La corriente de las aguas ha arrastrado infinidad de objetos y muebles de valor. Todas las autoridades y la parte de vecindad que se hallaba libre de esta catástrofe, han prestado grandes servicios, evitando con su arrojo mayores males, que sin el pronto y eficaz auxilio prestado hubieran tenido que deplorar”.

     Apenas unos años después, a finales de enero del año de 1881, a raíz de un nuevo temporal de agua, el Guadajoz vuelve a mostrarse bravío, sembrando el pánico entre la población.

     De Castro del Río (Córdoba) nos escribe un corresponsal con fecha del 28:

     “Esta madrugada ha salido de cauce el Guadajoz y a la hora que escribo estas líneas (la una y media de la tarde) ha tomado colosales e imponentes proporciones. Las huertas, los molinos de harina y aceite, todo está inundado. Ha penetrado el agua en la calle Corredera, Caridad, Cardadores, Mucho Trigo y otras. El Puente Viejo se halla de todo punto intransitable, inutilizados los cimientos del Nuevo en construcción, y quién sabe si el provisional de madera, como las casas de los trabajadores construidas en sus inmediaciones, serán arrastradas por la fuerza de la corriente.
     Afortunadamente hasta ahora no ha ocurrido desgracia alguna personal, pero las familias que habitan los lugares inundados se hallan poseídas de un gran pánico al ver que el cielo sigue encapotado y que el temporal no da signos de retirarse. Si por desgracia vuelve la lluvia, no sé lo que va a suceder en esta localidad. Los pobres hortelanos han debido de sufrir mucho, si bien al pronto no pueden estimarse los incalculables perjuicios que habrán experimentado”.

(La correspondencia de España 1 de febrero de 1881)

    Tres mil pesetas, con cargo al fondo de calamidades del Ministerio de Gobernación, llegaron hasta Castro del Río, como socorro para atender las necesidades más imperiosas sufridas por aquellas familias que perdieron casi todo su ajuar.


     Nuevas riadas con menor incidencia se registran los años 1892 y 1895.

     La primera gran riada del siglo XX es la que tiene lugar a principios de marzo del año 1917, de la disponemos de cuantiosa información proporcionada por los principales cabeceras de la prensa provincial de la época. Un temporal de lluvia generalizada por toda Andalucía conduciría al desbordamiento de diferentes cuencas fluviales.
     Especialmente virulenta aquella acometida, que dejó al pueblo prácticamente incomunicado durante varios días, con el Puente Viejo cubierto totalmente de agua, sobrepasando incluso las barandillas, y el Nuevo hundido por la fuerza de la corriente al taponarse sus ojos. Los molinos harineros quedaron inservibles y los de aceite, diseminados en su mayoría a lo largo de la acera derecha de la calle de los Molinos, seriamente afectados (se perdieron más de 15.000 arrobas de aceite). Se cobró la vida de una familia de hortelanos (Francisco Villatoro Urbano, mujer e hijo) y una tercera parte del caserío resultó afectada.

Puente Viejo sobre el Guadajoz

    Especialmente angustiosa la situación vivida en la Casa Cuartel de la Guardia Civil ubicada en lo que fue antiguo convento de carmelitas. Las familias de los guardias, sorprendidos durante la madrugada por la virulencia del agua, tuvieron que encaramarse a la planta alta del edificio, donde permanecieron con una caballería rescatada, hasta que pudieron ser evacuados. El agua alcanzo en el Llano Convento los tres metros de altura, señalados posteriormente con esa lápida recordatorio que aún se conserva.

Álbum Paseos
     Los caballos que se encontraban en sus cuadras, pudieron ser salvados con el esfuerzo titánico de la fuerza y de varios vecinos, y puestos a buen recaudo en los establos de la posada, a excepción del que subió escaleras y de otro que pereció durante la inundación:





    Al inundarse los molinos harineros y quedar el pueblo incomunicado menos por la carretera de Bujalance, faltó materia prima para elaborar el pan. Las autoridades tuvieron que recurrir a suministros extraordinarios, racionamiento del pan mediante bonos y echar mano de las tradicionales cocinas económicas para aliviar aquella situación de emergencia.



    De la extensa crónica remitida al Diario de Córdoba por el corresponsal en la villa, don Antonio Pérez L.Toribio, seleccionamos algunos recortes que nos ayudarán a hacernos una idea de la verdadera trascendencia de aquel desbordamiento.Además, incluye en paralelo, un pequeño estudio sobre cómo afecta la orografía y la hidrografía a esta población en cuanto a la forma de producirse las riadas:



     “Hace tres días empezó a registrar el barómetro violentas depresiones, esperando todos grandes lluvias, pero nunca se temió que fueran tan terribles como las que sufrimos durante el día 5, y, particularmente ayer, en que todo el día estuvo lloviendo de una manera torrencial. A las cinco de la tarde, un espantoso ciclón, acompañado de un océano de agua, vino a descargar sobre esta zona consternando a todos sus habitantes. Temió se que ocurrieran sucesos graves, pero no tan aterradores como los que en las actuales circunstancias sufre esta localidad.
     Por la parte norte de la población se extienden dos cordilleras sumamente largas, cuyas aguas determinan la formación del arroyo de Pilatos. Llega éste a la población por la parte superior y, bordeando una parte de la misma, entra al fin en ella por el barrio de los Arroyuelos, para buscar la salida por la parte sur en el Guadajoz. Como tenemos tristes recuerdos del citado arroyo, todos los vecinos de la zona por la que aquel pasa tomaron sus precauciones. Se produjo el desbordamiento y se inundaron algunas casas, pero afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales ni perdidas de consideración.
     No habíamos salido todavía de este sobresalto cuando, a las dos de la madrugada, próximamente, empezó el Guadajoz a tomar incremento, desbordándose en tales proporciones que, a las cinco de la mañana, las aguas alcanzaban sobre su nivel ordinario de cinco a seis metros.
     El citado rio llega por la parte NE de la población y la bordea en un espacio de dos kilómetros, hasta su salida por la parte Sur.
     La mayor parte del vecindario, ante los tremendos peligros de la inundación, acudió a la parte más alta del pueblo, donde se esperó el amanecer, presintiendo el aterrador espectáculo que nos amenazaba.
     Con los primeros albores del día de hoy, vimos que esta rica ribera se encontraba en su mayor parte cubierta por tres o cuatro metros de agua.
     Los hortelanos hallábanse en los tejados y copas de los arboles más altos, esperando su última hora.
     Los molinos harineros estaban completamente anegados, cubriendo sus azoteas más de un metro de agua. De continuo se veía bajar por la corriente infinidad de caballos, yeguas, mulos, cerdos y aves ahogadas.
    La parte de la población comprendida entre la calle Bujalance, Barranco y el Tinte, hallábase completamente inundada. Las familias que las habitaban se habían refugiado en los últimos pisos de las casas.
     En la zona que comprende media calle Corredera, el Llano del Convento, la Casa cuartel de la Guardia Civil, la calle del Convento, media de la de Cardadores, y la mitad también de las de Mucho Trigo y Caridad, las casas estaban anegadas.
     En la mayoría de ellas llegaba el agua hasta los primeros pisos, y en algunas hasta los segundos.
     No es posible expresar la tribulación que por espacio de cinco o seis horas reino en el pueblo, sin que supiese la suerte que hubieran corrido tantas y tantas familias y las desgracias que pudieran haber ocurrido. Se establecieron varias corrientes de comunicación a través de los tejados.
     Las familias se comunicaban y auxiliaban en la forma que les era posible, prestándose todo el amparo abnegado que en estos críticos momentos impone la bondad del corazón humano.
     A las doce, aún no se había vencido la incomunicación y se desconocía el  paradero de muchas familias.
     Ya en descenso el rio, sobre las cinco de la tarde circuló el rumor de que una familia, compuesta por un matrimonio y un hijo, con habitación en el Llano del Convento, había perecido ahogada. Desgraciadamente se confirmó la noticia.
     Un joven llamado Andrés Mendoza Urbano, acreedor por su abnegación y arrojo a una recompensa oficial, entró a nado en el Cuartel salvando la vida de un caballo.

Balance provisional de daños


     También la prensa da cumplida información sobre la estimación de daños sufridos por los propietarios de los diferentes molinos aceiteros alineados consecutivamente en la acera derecha de la calle los Molinos. Aunque reconozco que me estoy extendiendo, quizá en demasía, no me resigno a omitirla, pues nos permite conocer quiénes eran los principales fabricantes de aceite de la localidad durante esa segunda década del siglo XX:


    Para poner fin a este recorrido histórico, echo mano de una nueva fotografía de la colección de "Vivencias Castreñas"  (creo que de la riada de 1963), en la que se pueden apreciar el curioso discurrir de los vecinos por la Cuesta los Mesones, después de presenciar el nivel alcanzado por las aguas.



O esta otra (sobran las palabras):


    
     Como esas últimas riadas de envergadura, que tuvieron lugar los años de 1948 y 1963, todavía deben estar vivas en la memoria de muchas  personas de las que las padecieron directamente, quienes puedan mostrarse interesados les remito a la entrevista oral con los mayores. Seguro que podréis sacar de ellas bastante más información, que de las frías páginas sin alma de un periódico de la Dictadura.

Riada de 1948 en Noticiario NODO