Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

30 julio 2013

Figuras motrileñas de "El Arte de la Tauromaquia" (siglos XVIII-XIX)



     Dentro de unos días vuelven los toros a Motril en su reinaugurada e infrautilizada nueva plaza. Un único festejo programado dentro del calendario festivo de su tradicional Feria de Agosto en honor de Nuestra Señora de la Cabeza. Como reclamo para los aficionados en tiempos de crisis, empresa y ayuntamiento han considerado conveniente incluir dentro del mismo un merecido homenaje al último torero que ha dado esta tierra: el popular José Rodríguez “El Berenjeno”.

    Aprovecho la ocasión para trazar unas breves reseñas sobre las primeras figuras del denominado “Arte de la Tauromaquia” nacidas entre plantaciones de cañas y algodón, allá por las centurias del setecientos y ochocientos respectivamente:

    La primera fue una motrileña que se viene considerando como precursora del toreo femenino. Se trata de Francisca García, cuya osadía torera se remonta al siglo XVIII, cuando aun las formas de torear, a pie y a caballo, se disputaban el gusto de los aficionados. Predecesora de la célebre Nicolasa Escamilla "La Pajuelera" (así llamada porque vendía antorchas o pajuelas de azufre), que derrochó un valor asombroso por las principales plazas de toros. Una tarde destacó en Zaragoza, donde picó y lidió un toro ante la atenta mirada del pintor Francisco de Goya, quien la inmortalizó en uno de los aguafuertes que conforman su espléndida Tauromaquia.  
La Pajuarela


     José María de Cossío sitúa la actividad de esta torera-rejoneadora, natural de Motril, en la primera mitad de siglo. Casada con Francisco Gómez, banderillero a las órdenes del torero navarro Matías Serrano. Se trasladó hasta Pamplona, y en una instancia presentada al Ayuntamiento en 1743 decía: "Que por particular espíritu se ha inclinado a torear a caballo con rejoncillo, y ha logrado muchos aplausos en estos diez años que se ha ejercitado en dicha habilidad en las ciudades de Cádiz, Valencia, Murcia, Granada y otras capitales". Se le denegó el permiso para torear en la capital navarra "porque no parecía decoroso". Volvió a solicitarlo por escrito al año siguiente, repitiéndose la respuesta, pese a invocar que ya lo había hecho en las localidades vecinas de Estella y Tudela.
     Solía torear con capa, rejones y banderillas desde el caballo.

     Otro motrileño del que tenemos noticias de haberse dedicado profesionalmente al toreo fue José Díaz Iglesias “Mosquita”:

     
     Este banderillero y matador de novillos motrileño aparece vinculado desde sus inicios al mundo taurino de la provincia de Cádiz.  De hecho, en algunas fuentes consultadas se le considera gaditano.
     Mosquita toreó en la plaza del Balón de Cádiz, que funcio­nó a partir de 1826. Con tan sólo 12 años (en 1826) dirigía ya una cuadrilla de banderilleros que se fogueaban en aquellas sorprendentes capeas con erales.

Diario Mercantil de Cádiz (4 de agosto de 1828)

Diario Mercantil de Cádiz (23 de octubre de 1830)

     A principios de la década de los años treinta del siglo XIX dio el salto a la isla de Cuba. En la Habana compartió plaza con el torero de Puerto Real y ex seminarista Bernardo Gaviño. Una tarde fue cogido y tuvo le desdicha de perder un brazo.


Bernardo Gaviño y Rueda


    En 1841 reaparece en Cádiz, justo cuando se inaugura la Plaza de Daura. En esta circo se presenta José Díaz "Mosquita" con un brazo de hojalata sustituyendo a su brazo am­putado y con esta prótesis torea una novillada. Aun siguió toreando así en su nueva visita a La Habana, donde tendría un nuevo y definitivo percan­ce, esta vez mortal, el 28 de junio de 1845.
     Desde agosto de ese mismo año 1845 nos consta la existencia de otro José Díaz “Mosquita”, posiblemente su heredero, célebre puntillero enrolado en cuadrillas de matadores de toros gaditanos como la del chiclanero Francisco Montes “Paquiro”.
    A efectos de documentación nos hemos servido mayormente de los fondos de la Biblioteca Digital Taurina de la Biblioteca Digital de Castilla y León.

    Una vez metidos en faena, y aprovechando el periodo vacacional, anuncio la próxima edición de nuevas entradas relacionadas con la historia de la Tauromaquia en Motril.

28 julio 2013

Una excursión de propaganda de Eugenio Noel por la campiña de Córdoba (1923).



     Eugenio Noel (1885-1936), seudónimo de Eugenio Muñoz Díaz, fue un bohemio periodista y escritor calificado como "el epígono dela generación del 98”. De ideología republicana y devoto seguidor de las ideas regeneradoras de Joaquín Costa, estaba convencido de que los males de España radicaban en la incultura, en la excesiva influencia del clero y en la afición a los toros y al flamenco.
    En 1913 iniciará una apasionada y titánica campaña antitaurina y antiflamenca a la que dedicó el resto de su vida y durante la cual recorrió, a cambio de cuatro duros y en condiciones casi siempre penosas, multitud de pueblos y ciudades de España y del continente americano.

    Aparte del enlace y esta pequeña presentación “de copia y pega”, nos hemos  topado con una cercana, cariñosa y humana semblanza que le dedicara tras su muerte (1936) el periodista Gil de Monforte (Agencia Internacional Arco), que hemos considerado conveniente reproducir: 

El Siglo Futuro (23 de abril de 1936)


España pierde un gran genio

     Noel era un corazón nobilísimo, un verdadero héroe del ideal, un amante enfebrecido de su patria, pero un perfecto salvaje en la libertad de expresión de todo cuanto sentía. Hacía lo que le daba la gana y decía lo que le parecía bien. Además era de una sinceridad inconcebible; y como todo ser humano que sabe sentir y pensar, se debatía en medio de un laberinto de contradicciones.
     Amaba tan extraordinariamente a España, que no podía tolerar, sin zaherirlas, todas sus imperfecciones. No le parecía lógico que maltratásemos a un pobre animalito, valiente y noble, como símbolo de lo más puramente racial que nos distingue, que cultivásemos el fandanguillo y el flamenco plebeyo, en vez de tratar de comprender a Wagner o a Falla; que contemplásemos con asnal indiferencia el espectáculo del sabio que se marchita en su laboratorio desentrañando los misterios de la vida;  y que pasásemos sin un estremecimiento de dolor o de protesta junto al horrendo especulo de la miseria – real o fingida – es igual, de las criaturas tiradas en las entradas del Metro, era algo que a Noel le sublevaba, le exasperaba hasta el extremo de ser capaz de comenzar a nombrarle la madre desde el rey para abajo a todos los españoles.
      No estaba loco, ni lo hacía por vanidad, ni por espíritu de contradicción. Oigamos por qué lo hacía: “Yo soy Eugenio Noel, el único español capaz de decir la verdad a gritos en medio de este ambiente de degeneración racial de esta España de Sánchez, chulos, cobardes y marranos”.
      Y se exaltaba con sus propias palabras: ¡Hidalguía española! Si piropeáis e insultáis a las mujeres… ¡Caridad Cristiana!… Si no se ve en parte alguna más miseria, más desvalidos más desamparados… ¡Valentía! Para engañar a un pobre cuadrúpedo que embiste con los ojos cerrados, pero no para colgar a los tiranos, a los explotadores y a los malos gobernantes.
     Pero en nadie como en Noel era verdad el refrán: “De los tuyos quieras decir, pero no quieras mal oír”
     En América y en cualquier parte, decir una injusticia hacia España era recibir inevitablemente en la cabeza un botellazo, si se estaba en el café, y en todo tiempo y lugar una sarta de improperios.
     Noel, sin embargo, era cortés y delicado como un caballero del siglo XVIII, claro que con quien y cuando le daba la gana. Profundísimo psicólogo, tenía un sexto sentido especial para distinguir a primera vista o a la media docena de palabras, a quien tenía delante.
     Jamás una persona seria, fuere cualquiera su edad o su condición social, nunca nadie respetable sufrió inmerecidamente un desaire o una brusquedad de Noel.
     Por el contrario, era maternalmente acogedor para todo el que se le acercaba y se mostraba correctísimo en todas las presentaciones. Los choques se producían cuando el empezaba a hablar, o mejor dicho, a pensar en alta voz y alguno de sus interlocutores demostraba ser impertinente o tonto. Pero aun así  su manera de reaccionar, no siempre era violenta. Por el contrario, no tenía nada de extraño que interrumpiendo bruscamente la conversación, se le quedara mirando de hilo en hito y le dijese, con la voz más amigable del mundo: ¡Pero hijo, que sabrás tú de agrarismo si confundes un arado con un sacacorchos! Y con los dedos se rascaba en la barriga.
Diario de Córdoba (23 de agosto de 1913)


     Desde 1913, que asomara por primera vez su cabeza por la provincia de Córdoba, sus polémicas conferencias se repetirán, una y otra vez, por teatros, centros obreros, casinos, círculos políticos, ateneos…Un buen número de localidades cordobesas dieron acogida a éstas, a cambio siempre de unos duros, que le permitieran  proseguir con su particular misión propagandista itinerante.


    Sus cien contradicciones, sus mil infortunios y desventuras aparecen recogidos en un Diario Intimo (la novela de la vida de un hombre), publicado por la editorial Taurus en 1962. Se trata de una edición descatalogada, que todavía puede conseguirse en librerías de viejo, aunque a precios desorbitados.
     Para poder acceder a sus páginas me he servido de la generosa e inestimable colaboración de los profesionales de la Biblioteca Pública Municipal de Baños de la Encina (Jaén), una de las pocas de Andalucía que incluye éste libro entre sus fondos, y desde donde han sido tan amables de proporcionarme por correo el capítulo en que se relaciona su periplo por poblaciones de la campiña de Córdoba como Espejo, Castro del Río y Baena, durante el mayo florido del año 1923, poco antes de su primer embarque hacia tierras americanas en busca de mayor fortuna.
    Por estas fechas ya había decaído algo la fama de este andariego intelectual, y en paralelo el caché de sus conferencias, de ahí que no hayamos encontrado en la prensa histórica cordobesa noticias sobre su visita a estas localidades. Sus críticas contra lo taurino y lo flamenco parecen dar paso a otros temas de corte sociológico. Ateniéndonos a las reseñas de sus conferencias de Ronda o las impartidas en La Coruña en julio (previas a su embarque con destino Méjico), entre su repertorio de tribuno llevaba los siguientes títulos: “Los valores espirituales de la España actual” y “El genio de la raza y la cultura moderna”.

    Les dejo con sus impresiones de su adverso y contradictorio discurrir, para en un postrero momento hacer las pertinentes aclaraciones:

EN PLENA TRAGEDIA

     Empieza la tragedia en todo su esplendor. Salgo para el Sur, y el 23 estoy en Ronda, donde llueve a mares. Arreglo mi pobre maleta. Hablo en el Círculo de Artistas. El 25 juego 100 pesetas para hacer frente al horror inmenso de mi situación.
     Días en ronda visitando la ciudad sugeridora, palmo a palmo, y recorriendo las cercanías a pie y en auto. Hablo en la Liga Patriótica Rondeña, con el éxito de siempre, pero esta gente es increíblemente tacaña, y el último día del mes con muy pocas pesetas y el alma en carne viva de sufrimiento y terror, en un colmado, oyendo cantar a Anilla la Gitana.
     El 1º de mayo hablo en el teatro Espinel, obteniendo 240 pesetas. El 2 salgo para Córdoba, donde paso cuatro días, en la Catedral y en los patios, huroneando por ella. Noche sugeridora en un perol, con veinte hombres de pueblo, habas, cante, baile y vino, en la Huerta de Chico, junto al río. Sin dinero, sin saber qué hacer, ni dónde ir, el pensamiento puesto en el nene, cuya suerte, como la de Amada, como la mía, deben ser perras.



     El 6, al anochecer, en auto de línea al pueblecito de Espejo, con diez duros, donde hablo en el Teatro-Cine, ante esos famosos bolcheviques de acción. Me acompaña un amigo jorobado y los dos hacemos la pareja más irónica y más triste del mundo.
     El 8 mi estado del alma es desesperación pura. Hablo en el  Teatro, con éxito enorme, pero la tacañería es tal y mi desgracia, que me dan 50 pesetas. Sólo yo puedo vencer en pueblos como éste, pueblo de Señorío, verdadero milagro del alma.


      En coche de mulas y en Castro del Río, donde me encuentro con los famosos admiradores de mis artículos de España Nueva y del “179 contra 23”. El jorobado Arroyo viene aquí a oírme, y sigue el lamentable dúo. Visitamos la cárcel donde estuvo Cervantes preso; yo paso horas de angustia increíble. Hablo en Círculo de Labradores, éxito sin anuncio, la calle llena, venciendo la frialdad de estos agrícolas imposibles, aunque sin poder vencer su odiosa miseria de bolsillo. El 11 no llega a 300 pesetas lo que tengo. En coche de mulas por la noche, unas leguas, sepultado bajo mi pena, viendo idiota la luz del farolillo sobre el atalaje de las buenas bestias.

Casa nº 6 de la Callejita de los Dolores (Cárcel del Cabildo)


     El 12 en Baena. Esto se va, no sé qué hacer, estoy ya en lo último de mi energía, no sé si puedo hacer nada… nada. Visitando la ciudad, donde hace años estuve, esos años que ya voy sintiendo: el Entierro de la iglesia, las verjas, la virgen bizantina, que con el recuerdo del San Sebastián de Castro del Río, me dan minutos de luz.
      Hablo en el Teatro Principal. Aislamiento del Casino y de los poderosos: se acercan a mí, como siempre los jóvenes, sus hijos, caricia de mis campañas, aunque sean tan tacaños como sus padres. Una tarde en el convento de Dominicas, en el coro sugeridor hablando muy cerca de sor Pilar, la sacristana, deliciosa y blanca, y sor Victoria, la superiora; afectos añejos de Tardajos.
     Salgo sin saber a dónde ni para qué. Dos días en Córdoba, en la Mezquita, y por la noche en los colmaos con el Mellizo, el Niño de Gracia y otros. Mi situación respecto de Amada y el nene, sin saber de ellos ni pudiendo hacer nada en su favor, se hace horrible, más de lo que ya es.
    
NOTAS EXPLICATORIAS


Famosos bolcheviques de acción

   Por estas fechas las famosas huestes sindicalistas de Espejo y Castro del Río habían decaído bastante en su potencial humano así como en sus acciones reivindicativas. Aun así, estuvieron ambas representadas en el la Asamblea Regional de la CNT celebrada en Córdoba en Julio de 1923. El delegado de Castro del Río fue Dionisio Quintero (maestro de su escuela racionalista), mientras que la representación de Espejo la llevaba el maestro rebelde y poeta Clodoaldo Gracia, que actuó como secretario. Este último, era muy dado a organizar conferencias de extensión cultural, por lo que muy probablemente la conferencia impartida por Noel en el Teatro-Cine de Espejo fuera patrocinada por el sindicato de Espejo.


El Jorobado Arroyo

    Me consta la existencia por esas fechas de un joven espejeño llamado José Arroyo Baena, articulista en diferentes cabeceras provinciales, así como muy relacionado con el mundillo cultural y musical de esta villa. En 1925 actúa como representante de la Agrupación Musical Espejeña en la que se diera a conocer el barítono José María Aguilar. A ver si alguién de aquella naturaleza pudiera corroborarlo.

“España Nueva” (1906-1924)



    Diario de línea editorial republicana dirigido por el federal  Rodrigo Soriano, varias veces diputado, con muy buena acogida entre sus adeptos de las poblaciones pertenecientes al  distrito electoral de Montilla (Montilla, Aguilar, Castro del Río, Espejo, Montemayor y Moriles). Incluso, durante un tiempo en que la Confederación Nacional del Trabajo careció de voceros propios, sus páginas dieron cabida a artículos de anarcosindicalistas, caso de los firmados por el egabrense Salvador Cordón.

“179 contra 23”


    Artículo publicado por Noel en España Nueva (abril de 1911) después de que la mayoría monárquica del Congreso de los Diputados rechazara, por segunda vez, la petición de las fuerzas antidinásticas de que se revisara el proceso que le costó la vida al pedagogo Francisco Ferrer i Guardia en 1909.
    Quien pudiera estar interesado en la lectura de estas “páginas de odio santo contra los verdugos de Monjuich” puede encontrarlas reproducidas en el nº de 6 de mayo de 1911 de El Pueblo (Órgano de la coalición republicano-socialista de Tortosa).

                                         Circulo de Labradores de Castro del Río

     Centro de reunión de la patronal agrícola castreña creado a principios de siglo, a raíz de aquellas primeras huelgas protagonizadas por la Sociedad Obrera Luz del Porvenir. Con local en propiedad de nueva planta y amplios salones para bailes, banquetes y conferencias desde el año 1916. Ubicado en la calle Tercia (acera de los cafés y de los casinos).

Diario de Córdoba 1914

Cárcel del Cabildo (prisión de Cervantes)

    Ubicada según la tradición en el nº 6 de la Callejita de los Dolores (otrora casa de vecinos comunitaria). La fotografía utilizada procede de un artículo ilustrado publicado por el culto veterinario don José Navajas Fuentes en el BRAC (nº 74 de 1956)  titulado: “Algo sobre la muy leal y noble villa cervantina de Castro del Río”.

El San Sebastián de Castro del Río

    Toda una incógnita que no he sido capaz de despejar. No sabemos si se refiere a alguna talla o cuadro ubicado en alguna de sus iglesias y ermitas. A ver si el amigo Diego Luis Urbano, tirando se ese preciado inventario mueble manuscrito que atesora, es capaz de ubicarlo.

Amada y el Nene

   Se refiere a Amada Mesonero, una cubana que enviudó  joven a la que se unió sentimentalmente. Sería la pasión de su vida. Tanto ella como el nene, que tenía 6 años por estas fechas (y más prole que vino con el tiempo), fueron víctimas también de su vida bohemia y desordenada. En el pueblo cordobés de El Carpio contó con la generosa colaboración de un incondicional admirador y protector llamado Antonio Moyano, que durante sus giras brindaba hospedaje a su familia:

     Tomo el pasaporte y el pasaje a Veracruz, un tercera de preferencia, el 5 de julio, para embarcar en el “Alfonso XII” de la Trasatlántica en la Coruña, el 21. Con amada y el nene en Córdoba el día 7, visitando la ciudad y yo sin dinero: el 9 por la tarde sólo tengo un duro en el bolsillo. Amada y el nene en el Carpio, en casa de mi admirador Antonio Moyano; el nene salió solo la víspera en auto sin inquietarse, alma viajera de verdad. Por este tiempo no anda bien por haber estado enfermo de congestión, hubieron de quitarle la melena. Vuelven de El Carpio Amada y el nene. Mi Angustia es grande, pues con el pasaje en e bolsillo no tengo de donde sacar más dinero para irme el 21. Cumple el nenín seis años. Envío a El Carpio a Amada y al nenín.
     Un escultor de Compostela hace un busto mío en piedra. Cena con el cónsul de Uruguay, el poeta Casal y otros artistas. Hablo en la Reunión de Artesanos. Viene a La Coruña a despedirme amada con el nenín. El éxito de la conferencia última dada en España fue tal, que dicen que es la mejor que he dado en ese Centro. Amada no pudo reunir más de 225 pesetas por todo capital, para marchar y llegar a Méjico, y tengo unas horas muy amargas, casi decidido a abandonar el barco y el viaje.
(Diario Intimo pag. 314)

    El admirador carpeño y benefactor de Eugenio Noel bien pudo ser el industrial y comerciante Antonio Moyano Ríos:



26 julio 2013

Gastronomía popular y tradicional (tres pájaros de un tiro).



      Pérez, Dionisio (Post-Thebussem). Guía del buen comer español. Madrid, Sucesores de Ribadeneyra. Patronato Nacional del Turismo, 1929. 4º m, 356 páginas.

     Ando últimamente interesado por estos temas como consecuencia de ciertos planes de futuro que desfilan de vez en cuando por mi cabeza al objeto de intentar poner fin a ciertas anomalías y tiranías que me oprimen en el presente (hace falta valor).

     Documentándome, me he topado con un viejo libro de cocina del que es autor el periodista y escritor gaditano Dionisio Pérez Gutiérrez, que en materia gastronómica se hizo famoso con el sobrenombre de Post-Thebussen, continuador de la línea iniciada por su paisano Mariano Pardo de Figueroa (Dr. Thebussen), a quien Pérez admiraba.

Retrato de Dionisio Pérez


    Entre las páginas de esta loa y puesta en valor de la cocina clásica española, que contó con el respaldo del Patronato Nacional de Turismo, hemos encontrado varios ejemplos de cocina tradicional de las tres poblaciones objeto de este espacio.



COCINA MARINERA

Puerto de Motril - Principios del siglo XX

Moraga de sardinas

    Dícese en Málaga el nombre de moraga a toda comida que improvisa la gente pobre sobre la fina arena de la playa, y cuyo principal elemento lo constituyen las sardinas recién pescadas con el copo, y que son asadas de rudimentario modo sobre unas brasas, sirviéndoles de sabroso condimento el buen humor inherente a los que han nacido bajo a aquel cálido cielo.
    Definición tomada de un artículo publicado en la Ilustración Española y Americana (1879).



    De esta acepción genérica saldrían dos recetas parecidas, aunque diferentes tanto en su elaboración como en su resultado final: los típicos y tradicionales espetos a la brasa y la moraga en cazuela de barro, de cuya sencilla versión granadina se ocupa Dionisio Pérez en su libro:

     Claro es que donde las producciones del mar y de la tierra son iguales, como acontece en la costa malagueña, granadina y almeriense, las cocinas son idénticas; donde la naturaleza estableció una diferenciación o donde se acentuó una influencia histórica, como la de los cocineros árabes, la cocina también adquiere distinta personalidad. Ved esta influencia morisca en la costa motrileña creando la moraga de sardinas a la granadina. Pedid que os la sirvan en la misma cazuela que estuvo en la lumbre; apenas se las aderezó con nada; el zumo de medio limón, un vaso de vino blanco, un chorrillo de aceite crudo, un picadillo menudísimo de ajos y perejil…Generalmente es más grata hecha en la misma playa, cuando habéis visto sacar las redes que desaparecían bajo el platal tembloroso de las sardinas capturadas.


Arroz a banda

     El arroz a banda o arroz aparte es otro sencillo plato típico de pescadores que admite multitud de variantes en función de los ingredientes que se le incorporen. 
     El recogido por Dionisio Pérez:


     Y si en tus excursiones llegares hasta la playa de Almuñecar, podrás gustar un arroz a banda, que difiere bastante del clásico que comerás, sin duda, cuando recorriendo España llegues al Grao de Valencia. Este arroz motrileño se hace, no con langostinos, sino con pescado blanco, singularmente con trozos de pescada o merluza, y no tiene otro arte que la sazón y el punto, en el que son extremados acertadores los pescadores que lo guisan.

     Aprovechando mi reciente entrada en el periodo vacacional de guiso de Juan Palomo (no están las economías para mucha comida extra domiciliaria) he tenido la oportunidad de poner en práctica estas dos sencillas recetas, con resultados espectaculares y gratificantes para el paladar. Como nunca he sido demasiado amigo de la espina en el pescado, he alterado ligeramente la receta original prescindiendo de cabezas y raspa:



COCINA DE CAMPIÑA


    Post- Thebussen a la hora de aproximarse a las cocinas de la provincia de Córdoba contó con la inestimable colaboración de don Antonio Galán Polo, un labrador, moderno industrial y comerciante afincado en  localidad de Cañete de las Torres, pionero en la comercialización envasada de sus acreditados garbanzos.


     En base al razonamiento ya empleado para la mar, allí donde los productos de la tierra son iguales, sus cocinas, sino idénticas, deben diferir poco. De ahí que, las recetas de cocina cortijera y familiar, que vamos a conocer a continuación merced a este emprendedor cañetero, se pueden y se deben asociar a las de las localidades vecinas objeto de este espacio, adscritas al mismo tipo de agricultura mixta de cereal, olivar y leguminosas: Porcuna y Castro del Río. Estas poblaciones, desde antiguo, han estado comunicadas a través de la vereda de Porcuna a Castro del Rio (Camino de Castro) que para algunos historiadores se corresponde con la antigua vía romana que unía Obulco con Ulia, con escala en Ituci Virtus Iulia (Torreparedones).
     Nos cuenta Post-Thebussen:


     Debo a un inteligente labrador de Cañete de las Torres, don Antonio Galán Polo, una información muy completa de la cocina típica popular cordobesa. Gracias a esta cooperación valiosa, puedo hacer una clasificación precisa. En primer lugar enumeraré los platos cortijeros o camperos; los guisos que suelen hacer las familias que viven aisladas en los cortijos y casas de labor.
     Breve y humilde cocina: olla, salmorejos y carnerete, migas y gazpacho, pero todo ello característico y curioso; digno de ser conocido por el viajero que cruza una región extraña y quiere apreciarla en su justa medida y digno de estudio para los técnicos. He aquí La Olla: la candela – como allí se llama a la lumbre – se hace con paja de los cereales y gárgolas de las leguminosas que se recolectaron. De sobrenoche se pusieron los garbanzos en agua. Antes de echarlos, llegada la mañana, dentro del puchero que ya hierve, se le rocía con esta agua hirviendo, dejándolos así unos minutos (práctica curiosa) y echándolos luego en el puchero, procurando no dejen de hervir. Pasada una hora de cocción se le agrega el tocino. Media hora antes de comerlo se le une la berza. No se parece esta olla a ninguno de los cocidos andaluces ni castellanos que encontraremos en nuestra excursión gastronómica por las provincias de España.



    El salmorejo de ordinario es un planto bastante económico: es un simple majado – con la amplia significación que este verbo tiene en la cocina andaluza y que excede a la sinonimia de machacar que le atribuye la Academia: es machacar y batir y resobar incansablemente, hasta dejar el majado hecho papilla, polvo o pasta finísima - . Es un majado, como digo, de ajos, sal, molla (miga de pan) y aceite crudo, agregándole luego vinagre y agua. Como se ve es el llamado gazpacho andaluz, sin tomates ni pimientos. Los días de fiesta o de mayor hambre o de mejores posibilidades, en lugar de pan, se labra con igual resobado echándoles huevos duros y un poco de tomate.
     El carnerete es un es un salmorejo de lujo en el que no hay carnero como pudiera imaginarse. La molla se pone frita y además se agregan rebanaditas de pan y huevos batidos, friéndose luego todo junto en una sartén. Plato extraño que parece de muy buena sabrosidad a cortijeros y camperos.
      Las migas son hermanas de las que se hacen en Extremadura y en los campos sevillanos y gaditanos, salvo cuando se puede disponer de chorizos, que se agregan cortados a rodajas, o se cazaron pajaritos y se los fríe y entremete entre las migas.
     El gazpacho es cosa semejante al de las demás andaluzas y al propio salmorejo. Aquí no se le maja en resonante almirez de cobre, sino en dornillo de madera, que no es precisamente el dornajo y dornillo que define la academia, sino sinónimo y sustituto del mortero.



     

    Ascendamos de los pastores, cortijeros y camperos a los pueblos de la campiña cordobesa. He aquí los guisos familiares: pepitoria de pavo, gallina o pollo; arroz con gallina o pollo; guiso de esparragos trigueros o de espinacas. Con pequeñas diferencias, estos guisos se hacen a la manera general andaluza.
    Vale la pena llamar la atención sobre la Paella de Campiña. Tiene de singular, comparando con otras paellas hermanas o primas, que no se hace rehogado previo en sartén, sino que se colocan en una olla pedazos de jamón con tocino, trozos de pollo o gallina, ruedecitas de chorizo o pajaritos y como condimentos pimienta, clavos, cebollitas, laurel y ajos asados, agregando el arroz fundamental y el agua precisa.
    Mas corriente, y con curiosas particularidades también que interesan a los técnicos, es este otro grupo: el potaje de habichuelas secas, que se hace con dos procedimientos diferentes; frito de pechugas de gallina o pollo rellenas, donosa invención y delicioso plato, de apariencia clásica, que me parece ha pasado del aislamiento de esta sierra y estos campos cordobeses a más de un recetario francés, y la pescada al horno, mechándola de tirillas de jamón y acompañándola en su tortura rodajas de cebolla y de limón y un poco de vino…




     He aquí además, las Albóndigas a la Cañetera, que se conocen y hacen también en otras partes de Andalucía, y he aquí las gachas que es costumbre comer el Día de Todos los Santos, con su agregado de perfumado ajonjolí (creemos que debe referirse a la matalauva), y he aquí, como también curiosa singularidad, este llamado picadillo, especie de ensalada, en la que la naranja hecha rodajas se hermana con cebolla picada, pimientos morrones a tiras, bacalao desmenuzado y aceite cruzo bien sazonado mareado y revuelto. Es comida muy generalizada en los pueblos cordobeses.

     En la capital y en las ciudades grandes el viajero podrá conocer muchos de estos platos, si le apetecen, leída su descripción, pero, singularmente, le sería grato conocer la ternera con alcachofas a la cordobesa, que es sabia composición en la que agarra al apetito el vaho del vino de Montilla que se pusiera, con otras gustosas cosas, en su condimento.


      Posiblemente, si las informaciones le hubieran llegado a Post-Thebussen a través de un corresponsal castreño hubiera incluido otros platos estrella de su gastronomía popular como el “mojete de patatas” o las “tortillitas de San José” (las albóndigas de los pobres). Si éste hubiera sido porcunense o  porcunero, seguro que no hubiera omitido los maimones, las guitarras (potaje de habas secas) o el “aceite y vinagre”, que guarda cierto parecido con el picadillo cañetero, aunque lo veo más cercano al “remojón de naranja” típico de las poblaciones granadinas del Valle de Lecrín.


    En Castro del Río he tenido la oportunidad de degustar un exquisito puchero de garbanzos con verdolagas, cultivadas en los corrales del hermoso patio de una casa-panadería, que creo que guarda bastante similitud con “la olla cañetera”.
    Las exquisitas pechugas rellenas salseadas de Cañete de las Torres también las he degustado en varias ocasiones en un bar, creo que desaparecido, ubicado en una calle que arranca de la Plaza de España, cerca de sus casas consistoriales.
     Y qué decir de las famosas pepitorias de ave, hasta hace relativamente poco, plato estrella en los convites de boda de mi Porcuna natal.

    Nota exculpatoria:

    El recurso al tendido de trampas para capturar  pajarillos y zorzales, o al más rápido y efectivo método del carburo,linterna, palmeta o alpargata en los días de viento, era una manera que tenían los cortijeros de invertir el tiempo durante los días de holganza, a la vez que una económica y casi única forma de alegrar la monótona alimentación, que según usos y costumbres, estaba obligado a proporcionar el  patrono, cuya calidad y cantidad no siempre era la adecuada (véase alimentación mangurrina).
      Me parece que esta entrada se hace merecedora de un remate musical, con o sin bicarbonato, depende de los estómagos.

¡Buen provecho tenga usted!


24 julio 2013

AVENENCIAS GASTRONÓMICAS FIN DE CONFLICTO EN CASTRO DEL RÍO (1919)


UN LUGAR DE MEMORIA

     A principios del mes de mayo del año 1919, entre los días 3 y 6, las sociedades obreras campesinas anarcosindicalistas de la provincia de Córdoba y sus contornos (1) celebraron un Congreso o Asamblea en la sede del Centro Instructivo de Obreros - Sociedad de Oficios Varios de Castro del Río con el fin de coordinar actuaciones y fijar la táctica a seguir de cara a un nuevo envite huelguístico, que a la postre, terminaría convirtiéndose en la tercera y última gran acción combinada de ese periodo histórico marcado por el excepcional intensidad de la conflictividad socio-laboral en la provincia de Córdoba, que ha pasado a la historia con el nombre de Trienio Bolchevista.
      El gobierno conservador presidido por el don Antonio Maura, viéndolas venir, ya había decretado la suspensión de las garantías constitucionales (marzo) , implantado reformas en la legislación laboral (imposición de comités paritarios en las negociaciones que atentaban contra la tradicional acción directa, sin mediación gubernamental, preconizada desde las filas anarquistas) y destinado a Andalucía en comisión de servicio el General de División de la Guardia Civil don Manuel de la Barrera y Caro, para hacer frente con fuerzas militares a los posibles incidentes que pudieran surgir durante el anunciado conflicto.
    Entre los temas abordados en aquel conclave sindicalista se consensuó una tarifa de salarios para la inminente campaña de recolección de cereales, que sería la misma en todas las localidades representadas o adheridas, y que debería presentarse al unísono ante la patronal agraria el 20 de mayo. En caso de negativa, se declararía la huelga general para día 25.


     El dia 27 unos enfrentamientos entre la Guardia Civil y huelguistas en el pequeño pueblo de San Sebastián de los Ballesteros se saldaron con tres obreros muertos y varios heridos, lo que unido a un sabotaje perpetrado contra la línea férrea de Córdoba a Málaga en los días siguientes, sirvió para espolear los ánimos del señor gobernador civil don Jacinto Conesa que con el eficaz y militar concurso del General de la Barrera decraró el Estado de Guerra en la provincia el 29 de mayo, procediéndose de inmediato a la clausura de los centros obreros y detención de sus directivas, así como a la deportación de aquellos elementos obreros con mayor ascendencia entre las masas. Todo esto en plena campaña electoral de las elecciones a Diputados a Cortes celebradas el 1 de junio en unas circunstancias tensas y excepcionales


     Con fuerzas del ejército y de la guardia civil distribuidas por los focos de mayor conflictividad, la huelga iría debilitándose poco a poco. 




     No obstante la pujante organización sindicalista de Castro del Río fue capaz de mantener su particular pulso hasta el 6 de junio, en que finalmente los representantes obreros  y patronales reunidos en la casa consistorial en presencia de las autoridades locales alcanzaron un acuerdo por transacción.
    Suponemos que aquellas pretensiones salariales iniciales, como consecuencia de la lógica intimidación ejercida por los del máuser, se verían menguadas considerablemente. Su buscaría una salida digna.
      Disponemos de los acuerdos adoptados en la vecina villa de Montemayor en la que el conflicto terminó bastante antes, también por transacción. Se renunció a la pretendida abolición del destajo y se estipularon los siguientes salarios diarios para el trabajo en los cortijos. Sirvan como ejemplo los de aquellas faenas que demandaban un mayor número de braceros (2):

                                          Segadores      7.50 pesetas (se pedían 11)
                                          Ereros            5.50              (              10)
                                          Carreteros     6.00    “          (      “   10.50) 


      Para sellar el acuerdo definitivo en Castro del Río sus generosas autoridades libraron unas pesetillas de las arcas municipales para un almuerzo-refrigerio a celebrarse en un ambiente distendido de respeto y concordia, que puestos a dar rienda suelta a la imaginación, en vistas de los rigores estivales propios del corazón de la campiña cordobesa, bien pudo haber tenido lugar en el fresco y sombreado patio porticado de las casas consistoriales.
      Muy cerca de allí debía de estar ubicada la tienda de comestibles regentada por el industrial Diego Reyes Dios, que fue el encargado suministrar el género alimenticio y el vino fino del que habrían de dar buena cuenta los reunidos.
    Calculo que tuvieron que congregarse en torno a 10 o 12 personas: tres obreros, tres patronos, el señor alcalde acompañado de algún otro edil, la también obligada presencia del jefe de línea de la Guardia Civil, el jefe del destacamento militar desplazado, y como no, el portero de la casa ayuntamiento encargado de las compras y su posterior presentación y aderezo.



    Sin temor a equivocarme, entre los representantes de la patronal debió comparecer el agrarista Antonio Navajas Moreno. Entre los obreros,  Dionisio Quintero Garrido (maestro de la escuela del centro), Pedro Algaba Salido, Juan Pérez López o José Dios Criado, hombres de peso en el seno de la organización sindicalista castreña tras el abandono de otros destacados líderes como Antonio Pérez Rosa  o Benito Cordobés, que se habían apartado voluntariamente del sindicato al inicio del periodo.



     En base a los artículos relacionados en la factura hasta podríamos intentar ordenar el menú de una manera más expresiva e ilustrada:

Entrantes:

    Salchichón del bueno (Vich) y queso manchego presentados en finas rodajas en pliegos de papel de estraza proporcionados por el propio tendero.


Al Centro:

ENSALADA ROJO PENDÓN AL PIMIENTO MORRÓN



    Ensaladilla de pimientos al lebrillo elaborada a base de morrón enlatado, huevos duros, aceitunas (tienen que ser negras), y generosas porciones de atún o bonito en conserva, con su pertinente aliño de aceite, vinagre y sal. Un picadillo de ajo tampoco desentona.


Vinos del terreno

     Fueron diez las botellas, suponemos que de ¾, las que se metieron entre pecho y espalda los comensales. Casi a una por cabeza. Vamos, que tuvieron que llegar a sus respectivos domicilios como para echarse una buena siesta (la siega no se reanudó hasta el día siguiente). 



     Juegos de cañas de vino como la que mostramos, bien de plata o de otros metales menos nobles, debieron de estar incluidos entre el inventario mueble del  despacho de la máxima autoridad local a efectos de protocolo, y para reuniones como la que venimos referenciando. El menaje y las cuberterías estaban de mas, ya para estas este tipo de banquetes comunitarios se recurría al higiénico barco de pan pinchado con la navaja, con ese especial arte en el giro de la muñeca para la carga con el que además se evitaba el medallón en el pecho, para el que era muy dado, por citar un ejemplo, don Antonio Navajas (Barbitas) .Sobran las explicaciones sobre el democrático régimen del pasó atrás por el que se regía la aproximación al condumio.


    Beneficiarios indirectos del conflicto fueron los niños y niñas que asistían al colegio público instalado en las antiguas Escuelas Reales, ya que tuvieron que suspenderse las clases para poder albergar en sus dependencias a los efectivos militares de la clase de tropa desplazados para extinguir la llama.

    El malestar de la plantilla de maestros, ante tal arrebato, también queda patente en la documentación del archivo. Denuncian el estado lamentable en que las devolvieron:

El Defensor de Córdoba (9 de junio de 1919)

NOTAS

(1)   Fueron 24 pueblos los representados y 11 los adheridos, entre los que se encontraba el pujante sindicato “El Porvenir del Obrero” de la localidad jiennense de Lopera que durante el periodo se movió en la órbita organizativa de la FNA-CNT. De ahí la denominación de “y sus contornos” adoptada al crearse la Federación provincial cordobesa.
(2)   José Francisco Luque Moreno. Montemayor 1900-1945. Cuestión social, República, Guerra y Represión. Diputación provincial de Córdoba (2011).

(3)   Vacunación: las facturas son fotocopias de documentos originales del Archivo Histórico Municipal de Castro del Río. El aspecto añejo amarillento del papel es fruto de un primitivo retoque de imagen.