Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

28 diciembre 2012

Castro del Río: TEATRO CHINO (lo nunca visto).



       En el mes de enero del año 1936 actuó en el Teatro Cervantes de Castro del Río (Córdoba) la maravillosa, original, sensacional y notabilísima Gran Troupe Imperial de China, dirigida por Shong See Hee, aunque bastante evolucionada con respecto a aquella que en 1915 recalara por primera vez en España, después de muchos años de éxito en los principales teatros de Francia, Inglaterra, Alemania y América.
       Ante la buena acogida que le premió el publico español la compañía terminaría visitando en reiteradas ocasiones nuestro país.
       Originalmente fue un atractivo espectáculo de acróbatas, malabaristas y contorsionistas, mejorado  con  peligrosos y asombrosos números de fuego y cuchillos. Sobresalía por su espectacular puesta en escena, a base de decorados multicolores de sedas orientales bordados en oro y un lujoso vestuario rematado en la testa con diademas de perlas y pedrería.


      En una de aquellas primeras giras (1917), la esposa del jefe de la troupe, una chinita menuda llamada Shongg-Zing, dio a luz en Sueca (Valencia) una niña a quien su familia bautizó con el nombre de Jua-Land.


      Es la que aparece a la izquierda de la imagen, ya incorporada al espectáculo con tan sólo cinco años, y que también mostramos sentada a continuación.


      Al cumplir los 10 años murió la madre. Entonces Shong See Hee, que había reunido suficiente dinero como para retirarse a descansar en cualquier punto del planeta, optó por disolver momentáneamente su troupe e instalarse plácidamente con su familia en un Hotel situado junto al Turia en Valencia.
      A partir de entonces el padre se centró en  preparar y proyectar artísticamente a la jovencita Jua-Land, por lo visto, especialmente dotada para desenvolverse con soltura en el difícil mundo del espectáculo. Tomó clases de canto, baile y declamación. En 1928 por cuestiones de papeleo sería acristianada y rebautizada como Pilar.
      La llegada del cine sonoro en la década de los treinta revolucionó el mundillo artístico, que de repente empezó a sentirse atraído por él. La joven Pilar Shong saldría de España y durante algún tiempo trabajó en los estudios de la U.F.A. en Berlín, llegando a intervenir en varias películas al lado de Emil Jannings. No terminó de fructificar aquel arranque cinematográfico y no tardó mucho en regresar a Valencia al lado de los suyos. Sus sueños pasaban por llegar a Hollywood y consagrarse como gran actriz.


      Mientras llegaba la ansiada oportunidad, su padre optó por rescatar su mítica Troupe China con Pilar como número fuerte del espectáculo, introduciendo innovaciones más al gusto de los nuevos tiempos.
      Con esta nueva fórmula es con la que se presentaría ante el público castreño en el mes de enero de aquel aciago año de 1936:

       “Con un lleno rebosante se ha celebrado en el Teatro Cervantes de esta localidad, durante los días 25 y 26 del corriente, la exhibición del espectáculo de bailes, malabarismo y acrobacias de la Troupe China See-Hee. Los números todos de esta formidable compañía constituyen una atracción nunca presenciada en el pueblo de Castro del Río, y así se explica la numerosa concurrencia que dichos días llenó por completo las localidades del teatro”.


      Estas letras pertenecen a la crónica remitida al diario La Voz de Córdoba por el corresponsal en la plaza: el agente comercial Francisco Rojano Jiménez, me consta que muy dado al baile y a veladas artísticas, gastronómicas y festivas entre amigos.
      El resto, que trascribimos a continuación, vienen a ser un reflejo a la admiración generalizada (lo nunca visto) que debió despertar aquella chinita rebautizada como Pilar entre los aproximadamente 3000 castreños y castreñas que tuvieron la posibilidad de asistir a alguna de las funciones dobles programadas:

      “La señorita Pilar Shong, es una hija del celeste imperio, que a pesar de la distancia que media entre el continente asiático y la diversidad de costumbres y genio, domina admiráblemente el arte típico andaluz y más bien parece nacida en un típico barrio de Andalucía que en las lejanas latitudes de las que ha llegado. Aparte de la personalidad, que indudablemente tiene como bailarina, es una excelente acróbata, como lo demuestra en los peligrosísimos ejercicios de contorsión que realiza, donde parece que destruya hasta las leyes del equilibrio; se trata además de una chinita guapísima y de cuerpo contorneado y armonioso de líneas, que hace de su persona una figura atrayente y simpática; logró con su arte y con su gracia cautivar al selecto público que durante las dos noches llenó la sala”.


      “El resto de la troupe también se distinguió con trabajos de peligrosa precisión y en la realización de juegos malabares de gran vistosidad e indiscutible mérito”. 

       Para que el espectáculo ganara en atractivo y variedad, este pionero del teatro chino incorporó a la compañía un caricato y diferentes números de baile.
       Como  encargado de excitar la risa del público asistente, venía un  joven humorista ecijano llamado José Fuentes “Camilín” (el ganso del siglo XX), ya conocido por el público castreño pues durante un par de años formó compañía y realizó varias tournée por Andalucía, al lado de la cancionista Blanca Azucena y su Botones, a cuyo elenco se sumó un Botoncitos (una escala de lindas mujeres más o menos abotonadas):

1948: Camilín cabeza de cartel junto al genial Ignacio Villa (Bola de Nieve)

     “Conocíamos por otras actuaciones la fina gracia del caricato y parodista Camilín, que con esta nueva compañía parece que se ha superado, teniendo en constante hilaridad a la concurrencia; su labor fue premiada con grandes aplausos. Igual éxito obtuvo el bailarín negro americano M.Ginamax, siendo muy aplaudido en los distintos bailes, que efectuó con una soltura y ligereza que sólo puede encontrarse entre los de su raza".



      En el anuncio del espectáculo, que a renglón seguido se presentaba en el Teatro Duque de Rivas de la capital cordobesa, incluye otros números que posiblemente nuestro corresponsal omite por cansancio de pluma o por las típicas limitaciones de espacio que imponía el periódico.

      Por las fechas en que estamos, me aprovecho del rastro dejado por Shong See Hee para despedirme y que sea él quien les desee lo mejor para el año entrante:




      Paco Rojano, que tuvo que ser un hombre de espíritu jocoso y jovial, llevó la corresponsalía de La Voz durante un par de años. Gustaba de  rematar sus crónicas con unas particulares “Notas de Sociedad” de publicidad encubierta, de las que se servía para promocionar los productos, principalmente alimentarios, dispensados en su casa (José del Río nº 11). Suponemos que sería una manera de resarcirse económicamente de las horas de dedicación a sus labores periodísticas. Además de que éstas le permitían entrar gratis al teatro.

La crónica de la que nos hemos servido la remata de tan guisa:



      Y ya, para remate definitivo del tomate, tomen lo que más les apetezca de su selecta carta comercial (los abonos y nitratos para después de la recolección) y brindemos por el nuevo año, para que se parezca lo menos posible al que dejamos atrás y que no se aproxime en lo más mínimo a aquel de 1936, en que la Gran Troupe de See Hee actuara en la villa cordobesa de Castro del Río.
      Un servidor, como ya está cenado, con una galleta del estuche La Polar fabricado por la Casa J. Reverter y Cia. que Francisco Rojano llevaba en exclusiva, se conforma.



      

06 diciembre 2012

"Salón Cervantes": Cartelera de Variedades (años 20).



    La villa cordobesa de Castro del Río tendría que esperar hasta el mes de agosto de 1916 para poder inaugurar el primer local concebido expresamente para la representación de espectáculos de manera permanente. Por los vínculos históricos de esta población con el autor de El Quijote, indefectiblemente sería  bautizado como “Salón Cervantes”.  
       La empresa  surge de entre un pequeño grupo de valientes y emprendedores castreños, que constituidos en sociedad, fueron capaces de edificar un hermoso teatro sobre un vasto y céntrico solar que desde principios de siglo ya venía utilizándose durante  la temporada estival para representaciones teatrales y cinematográficas  bajo la denominación de Teatro Vista Hermosa y más tarde como Corralón de Blanca.
       La noticia de su estreno  nos las participa un sobrio e intermitente corresponsal local del diario El Defensor de Córdoba en los siguientes términos:

     “Desde su inauguración, verificada días pasados, actúa casi sin interrupción un Cine, propiedad también de la empresa, en cuyas funciones hemos visto películas de éxito mundial. También han debutado algunas artistas de varietés, que aunque de orden ínfimo, han dejado buen recuerdo de su paso por esta.
     Al fin, y gracias al esfuerzo de esta novel empresa, podemos asistir a un verdadero teatro, aunque por desgracia adolezca de algunos detalles”.

Juan R. Cubero
(12 de agosto de 1916)

      El Eco Artístico, una revista de espectáculos caracterizada por su profusión gráfica, nos permite hoy poner nombre y cartel a algunos de esos primeros números de varietés que desfilaron por su escenario pare disfrute y esparcimiento de los castreños.

(5 de agosto de 1916)

      Esta pequeña cuña informativa se corresponde con la actuación del dueto artístico que se muestra en la cabecera,  que participó de aquel estreno. Se trata de las simpáticas, bellas y encantadoras “Hermanas Eliet”, especializadas en bailes nacionales, extranjeros y los populares coupléts.
      Los arranques del negocio no debieron ser muy exitosos. Apenas si trasciende en la prensa provincial noticias sobre su uso teatral. La mojigatería e inestabilidad de los corresponsales locales de las principales cabeceras diarias de la provincia (El Defensor y Diario de Córdoba) pudiera tener algo que ver con la ausencia de noticias al respecto.     
       La crisis de subsistencias del año 1916, los devastadores efectos sobre la población de la tremenda riada de 1917 y el intenso periodo de conflictividad social desencadenado entre los años 1918-1920 (Trienio Bolchevique) no debieron servir de estímulo para la empresa a la hora de programar espectáculos. 




       Si nos consta su frecuente uso durante ese periodo para otros fines: el mitin y la conferencia.
       El 25 de diciembre de 1917, cuando la cosa comenzaba a agitarse, el aforo del Cervantes resultaría insuficiente para albergar al numeroso público que se dio cita para escuchar la ardiente y elocuente palabra  del carismático líder anarquista José Sánchez Rosa.
       Los incondicionales locales del político liberal José Fernández Jiménez (Fernandistas) fueron también habituales usuarios del Cervantes en banquetes y reuniones en honor de su líder e inspirador.
       La peculiar idiosincrasia del proletariado castreño convertirá al Salón Cervantes en escala obligada de propagandistas de ideas avanzadas, caso del médico naturista Eduardo Alfonso o el profesional itinerante del regeneracionismo antitaurino Eugenio Noel, que participaron sus doctrinas a un público castreño ávido de nuevos conocimientos.

      La única noticia de la que disponemos sobre representaciones teatrales durante esos años se corresponde con la Feria Real del año 1918. La compañía de zarzuela y opereta dirigida por el Señor Sandoval, cosechó espectaculares llenos, en particular, durante los tres días grandes.
      Ya en la década de los veinte, vuelve a ser el Eco Artistico quien nos proporciona información sobre las exitosas actuaciones de la cancionista cómica Carmen Terán.

El Eco Artístico (15 de febrero de 1921)
      Un informe emitido por el Ayuntamiento a requerimiento del Gobernador Civil, fechado en 1923, nos permite conocer algún detalle sobre la evolución de esta empresa teatral. La ya referida sociedad inicial terminaría disolviéndose, figurando como único propietario Pedro Criado Luque, y como encargado de su explotación en régimen de arrendamiento el industrial Miguel Porcel Redondo. Su aforo andaba en torno a las 700 plazas distribuidas de la siguiente manera: patio de butacas (192), anfiteatro (104) y general (400).
       La llegada en el año 1925 a la corresponsalía del diario La Voz del activo José Rodríguez Rodríguez (Posthumio), en sustitución de Fernando Luque Medina, que la venía ostentado a cuenta gotas desde 1922, unida al abundantes muestras gráficas que nos suministran revistas como el Eco Artístico y otras, casi que nos permiten reconstruir parte de la cartelera teatral de aquel Salón Cervantes.


      Como la fotografía de la cabecera pertenece a ese “género ínfimo” conocido como Varietés, para no desentonar, nos centraremos de momento en el mismo, dejando las compañías de dramas y comedias para una próxima entrada.
      Entre el 9 y el 12 de mayo de 1925 actuaron en un remodelado coliseo “las notables artistas” Blanca Azucena y su Botones.


     Ambas artistas se presentan con fastuoso vestuario y magnífico vestuario, siendo muy aplaudidos por la variedad y extensión de su delicado repertorio, distinguiéndose especialmente la bellísima Blanca en su creación de Manolito.

Manolito

     ¿Quién no conoce a Blanca Azucena y su Botones y al notable maestro compositor Vicente Buil, hermano de Blanquita? Ignorar lo que vale y lo que es este número de varietés, que triunfante recorre los principales teatros de España, es tanto como preguntarle a un indígena algo notable de su país y decirle que lo desconoce.

      Dieciocho coupléts cantan a diario y no ha habido noche que los repitan, salvando aquellos que representan a los insistentes requerimientos del público.

       Durante el mes de octubre de ese mismo año, destacan las exitosas y aplaudidísimas actuaciones de la notable troupe Adriani-Alexis, en la que sobresale la celebrada bailarina Berta Adriani.

Berta Adriani
       Son sólo algunos ejemplos de los espectáculos que trascienden a través de la prensa, aunque su programación debió de ser bastante frecuente, especialmente en fechas señaladas como carnaval, o al término de los largos y penosos periodos de recolección.
       El género del cante y baile flamenco, del que ya dimos cumplida información en la entrada dedicada a los inicios artísticos de la Niña de Castro, dada la especial afición al mismo en la localidad, tenía así mismo un hueco obligado en la programación.
       Aprovechando el merecido descanso jornalero durante la tradicional viajada agrícola de San Pedro de ese mismo año, el empresario Porcel consiguió llenar su sala durante tres días consecutivos con la exitosa actuación de la que fuera niña prodigio del cante y baile andaluz, "Peñita de Andalucía", acompañada del famoso tocador de guitarra Pepe Crévola.


      Gracias a Posthumio, conocemos también del propósito del ya consagrado cantaor flamenco Cojo de Málaga, un habitual de las tablas del Cervantes durante aquellos años, de establecerse en Castro con un salón dedicado al cante jondo, cuyo permiso por razones que desconocemos le fue denegado.La noticia va acompañada de una pequeña crítica-apología en favor de los cantes y bailes populares de Andalucía:

La Voz (31 de julio de 1925)



      Si parece que llegaría a prosperar un nuevo local que responde a los mismos presupuestos anteriores, que se constituye con el nombre de “Salón Variedades”, y de cuya puesta en marcha se encarga el vecino Antonio Gómez Rodríguez, un veterano guitarrista y flamenquista.      
La Voz (29 de agosto de 1925)
      Desconocemos si finalmente llegaría a funcionar como tal. No disponemos de nuevas noticias al respecto. Tal vez la tradición oral pudiera despejar la duda sobre si los muchos y buenos aficionados al de Castro del Río tuvieron la oportunidad de disfrutar de esta sala especializada en el cante jondo.

     Hay cierto vacío informativo sobre la segunda mitad de la década. José Rodríguez abandonará en 1926 la corresponsalía de La Voz. Su evolución hacia postulados republicanos le hacían incompatible con la línea editorial del diario cuando llega a convertirse en órgano oficial de la Unión Patriótica Provincial. Por quedar ésta vacante, no podemos, de momento, aportar nuevos detalles de la cartelera del Cervantes, habida cuenta que otros diarios, por las razones ya apuntadas, no prestan atención a este tipo de divertimientos. Mis fuentes me conducen a otra publicación provincial, no digitalizada, con la que colaboró Rodríguez hasta la caída de la Dictadura de Primo de Rivera, en que retomará por un tiempo las labores de corresponsal para La Voz. Por lo tanto,dejaremos el tema de las Varietés abierto con un punto y seguido provisional.
       Eso sí, queda emplazados a una próxima entrada en la que abordaremos el paso por el “Salón Cervantes” de diferentes compañías de dramas y comedias, especializadas en las típicas giras por provincias, para lo que nos serviremos una vez mas de esas notas teatrales que Posthumio, pariente y amigo del empresario teatral, gustaba de insertar en sus crónicas locales.