Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

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27 mayo 2014

MISIONES DEL P.TARÍN POR LA CAMPIÑA DE CÓRDOBA (Montilla y Castro del Río).


    
    Durante el proceso de elaboración de una entrada reciente relacionada con la historia de mi localidad de origen, Porcuna (Jaén), tuvimos que utilizar como fuente documental la biografía del padre jesuita Francisco de P. Tarín, publicada por su compañero de orden el P. Alberto Risco S.J. en el año 1921.Paseándonos entre sus páginas se nos despertó la curiosidad sobre el éxito de sus famosas misiones por tierras de la campiña de Córdoba, de histórico arraigo del republicanismo federal, de las corrientes internacionalistas y más tarde del movimiento obrero anarquista.
     Hemos podido comprobar cómo efectivamente sus propagandas llegaron hasta estas tierras cordobesas en diferentes ocasiones.

     La primera de ellas lo fue en el año 1896. El autor del libro se queja de las numerosas lagunas que le impiden seguir con más desarrollo el itinerario apostólico del P. Tarín, lo que no le impide trazar cuales fueron sus escalas sirviéndose de su correspondencia. Consta una primera visita a la villa de Espejo con fecha de 6 de febrero. El 14 de julio vuelve a escribir desde Espejo. Había visitado previamente Écija, Marchena, Linares y Castro del Río, y, al concluir en Espejo le estaban esperando en Lebrija. El 22 de octubre estaba en Montilla, capital de un distrito electoral de fuerte implantación republicana. Decimos esto a sabiendas de que la elección de sus destinos guardaba relación directa con el arraigo de determinadas doctrinas, que pudieran poner en peligro la tradicional tutela de la Iglesia Católica sobre las capas populares.
    De lagunas nos quejamos también nosotros, ya que las colecciones de prensa histórica cordobesa, con las que pretendíamos valorar la incidencia de estas visitas, no lo permiten. Sólo está digitalizado el primer semestre del Diario de Córdoba que no recoge noticia alguna sobre aquella primera visita a Espejo. 
    En la prensa nacional hemos encontrado un inusitado bando publicado por el alcalde de Montilla, que casi seguro guarda relación con su puntual presencia en aquella ciudad. Días antes la revista Lectura Dominical, de la que debía que ser asiduo lector el P. Tarín, trasmitía su felicitación al alcalde de Montilla por lo bien que comprende la misión moral de la autoridad:

  “El alcalde de Montilla (Córdoba), con objeto de evitar la propagación de la blasfemia, ha publicado un bando en el cual, además de conminar con diversas penas a los blasfemos, se previene que en la inspección de policía se llevara un registro donde se anotaran los nombres  y demás circunstancias de estos, para quienes, así como para sus padres o encargados, afectaran los asientos de aquel como nota desfavorable cuando se trate de conceder algún destino dependiente del Municipio o de expedir algún certificado de conducta”.

   Agudas e incisivas críticas le llovieron al conservador Juan Bautista Pérez y Mataix, que así se llamaba el montillano de la vara, desde diferentes cabeceras de prensa republicana. 

El Pais 4 de octubre de 1896


    No es para nada descabellado sostener la hipótesis de que el célebre P. Tarín fuese reclamado para apagar el fuego. De hecho la única referencia de la que disponemos no menciona que aquella visita estuviera inserta dentro de una gira. Se trata de una comparecencia ex profeso.
   En 1899 se le organiza en Montilla una Misión en toda regla, a la que acude en compañía del P. Torrero. Quienes parecen ser sus máximos valedores y protectores, el Sr. Conde de la Cortina y señora se hallaban ausentes, y por causas ajenas a su influencia la misión comenzó con malos auspicios:

   “Varias personas acomodadas se opusieron resueltamente a los trabajos de los jesuitas y el pueblo los dejo solos.
    Cuando a la segunda o tercera noche salieron de la iglesia, que estaba sola, y atravesaron la plaza, se encaramó en un balcón y desde allí predicó con todos sus pulmones y toda su alma a un grupito reducido de mujeres sentadas en sus sillas
   Apenas se hacía entender, porque detrás de las sillas iban y venían los hombres, sobre todo mozos, con el sombrero puesto, el cigarro en la boca y la palabra de burla donde tenía el cigarro. El padre se desgañito aquella noche y la siguiente sin lograr el fruto deseado”.

    Intentó salvar el fracaso recurriendo a una de las advocaciones locales más populares, San Francisco Solano, patrón de la localidad. Su empecinamiento por sacarlo en procesión estuvo a punto de generar un grave incidente de orden público.
    Grupos de obreros se arremolinaban alrededor de la iglesia: ¡Que no! ¡Que el Santo no sale! ¡Eso es jugar con el Santo! ¡En cuanto aparezca por la puerta de la iglesia verán los misioneros si juegan con nosotros! ¡Esta tarde va a correr mucha sangre en Montilla! 
    Ante tales manifestaciones de "intolerancia" la procesión sería finalmente suspendida.
    Según su biógrafo, con el regreso del influyente Conde de la Cortina se produce un giro brusco en la hasta entonces ignorada y accidentada misión. Se llenan los templos para escuchar sus sermones y terminaría alcanzando el anhelado objetivo de ver a San Francisco Solano desfilando en procesión por las calles de Montilla.   
     La intercesión milagrosa del Conde de la Cortina y su virtuosa señora es elogiada por el P. Alberto Risco:

    “El ejemplo de piedad y vida cristiana que con sus hermosas virtudes da por todos los contornos de Montilla el conde de la Cortina y toda su familia, debía ser imitado por todos los hacendados ricos: de la caridad de ellos viven muchos pobres, y del desvelo con que ellos atienden a sus jornaleros, reciben educación y moralidad todos los que trabajan en su fincas, en las cuales ha fundado escuelas gratuitas y cajas de ahorro y toda clase de medios para hacer de su pecheros hombres honrados y dichosos”.

    Estos postulados de armonización social nos sirven para entender de donde tuvieron que salir los fieles que finalmente acudieron a los ejercicios de la misión celebrados en las iglesias de Santa Marta y de San Agustín.

Convento de San Agustín
    Hasta se hace eco de un prodigioso milagro. Aquella misión de Montilla, que tanto se le resistió, se cita como ejemplo de su virtuosa constancia y perseverancia.


    Centrémonos ahora en la misión desarrollada en  Castro del Río durante la segunda quincena del mes de junio de 1907.  La prensa provincial no le presta cobertura alguna. El ínclito y activo corresponsal del Defensor de Córdoba, José Mª Jiménez,  por esas fechas había dejado de residir en Castro por motivos profesionales. El R.P. Alberto Risco recoge un testimonio sobre una serenata organizada en su honor:

    “Me dieron serenata los señoritos de Castro del Río, por cierto muy devota, pues acompañaban con flauta, violín, cítara, clarinete, etc. Interpretaron el himno del Sagrado corazón, la Marcha de San Ignacio, la Plegaria del marinero  a la Virgen, etc. Y por toda recompensa pedían un escudito del Sagrado Corazón”.


    Fueron dos las tandas de ejercicios las realizadas en Castro que se saldan con un total de 1595 confesiones con sus respectivas penitencias y algunas reconciliaciones.

    Dio la casualidad de que el famoso misionero católico coincide en Castro del Río con  un apóstol del librepensamiento, llamado Arturo Rosales (debe ser un seudónimo), que venía realizando una gira en bicicleta por Extremadura y Andalucía. Sus notas de viaje pasaban a una columna de “Las Dominicales del libre pensamiento” titulada “Las Dominicales en bicicleta”. Tuvo la oportunidad de asistir a uno de sus sermones, cuyas impresiones quedan reflejadas en el artículo que remitió a su periódico desde Castro del Río:


    Entre los pueblos importantes de la provincia de Córdoba, tal vez sea éste el más pequeño, pero seguramente el más republicano y librepensador de todos.
     Aquí no hay comedias indignas ni farsas hipócritas; aquí la sinceridad se lee en la cara de todos; aquí los republicanos que hay y que son casi todo el pueblo, ni van a misa ni se abrazan con liberales o conservadores; además sus jefes no son de aquellos que se llaman republicanos para ser presidentes o vicepresidentes.
     Son todos ellos hombres muy serios y formales que han sabido crear con su trato afable y cariñoso a una verdadera falange de hombres decididos que lo mismo reconocen las bondades de la papeleta electoral como las de un buen fusil...
     En Castro reside D. José Millán, uno de los dos únicos diputados provinciales de toda la provincia de Córdoba. Así él como su compañero fueron elegidos por el distrito de Castro (debe decir Montilla).
     Me recibieron muy cordialmente y me rogaron que aquella misma noche dirigiera la palabra a los numerosos correligionarios reunidos en el Casino Republicano. Después de mi discurso, interrumpido frecuentemente con calurosos aplausos, el mismo D. José Millán que me había presentado al público invitó a los presentes a otra velada que se debía celebrar dos días después, martes 18 del corriente, y en la que había de hacer uso de la palabra yo para contestar al sermón pronunciado en la iglesia parroquial por un tal Tarín o Tartarín, que suena lo mismo, de la Compañía de Jesús.
     Este gachó del arpa intenta imitar al seductor de Eva, con la diferencia de que, habiendo variado los tiempos y siendo él muy feo, lo único a lo cual aspira es a seducir... almas y espíritus.
     Y esto lo ha conseguido, pero no con sus sermones, porque ni sabe lo que es exordio, ni lo que es argumentación, peroración y conclusión, ni cuáles son las condiciones indispensables para ser predicador, a saber: inteligencia elevada, intuición viva, mucha filosofía, y, sobre todo, mucha psicología, voz fuerte, simpática y agradable y no ser... jesuita.
     El Tarín, que está actualmente en Castro de propaganda para afligir el espíritu de las pobres mujeres del pueblo que se vuelven locas para hacer lo que él manda en nombre de Dios, y que como predicador es una verdadera calamidad, a pesar de ser jesuita, lo que ha conseguido es juntar a los niños, a las niñas y a las viejas del pueblo para llevárselos en procesión magna, y a las cuatro de la madrugada a rezar por las calles, molestando la tranquilidad del vecindario.
     Esto son los jesuitas de hoy, unos seductores de las almas de niños ingenuos y de viejas hipócritas, imitadoras de Sor Patrocinio y de Isabel II, coadyuvadas por Franciscos de Asís modernos que abundan mucho en el elemento frailuno...; los de ayer eran los que iban al lado de los dominicos a encender las hogueras que carbonizaban a los mártires de la Ciencia, como Bruno, Lutero, Galileo, Servet y Savonarola...
    ¡Qué lástima que los jesuitas y los dominicos de España no pierdan sus carteras como el dominico Fray Juncos, de San Juan, de la República Argentina!


    El forastero no tuvo problemas para infiltrase en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción para escuchar la plática completa del padre jesuita. Quienes puedan mostrarse interesados en acceder a otras “ironías o irreverencias” de su reseña, en la que aflora la típica animadversión hacia esas otras propagandas extremas les remito al enlace.


    Organizado el mitin de protesta contra lo vertido desde el pulpito por el jesuita Tarín, resultó el acto una gran manifestación anticlerical. Ya no eran las pobres mujeres, era el pueblo entero, que con sus aplausos frecuentes y entusiastas, vino á confirmar el juicio que me había formado de aquel gran pueblo de republicanos y de librepensadores.
    Acto y teorías fueron muy felicitados por intransigentes y neutros, y LAS DOMINICALES muy vitoreadas.
   Total: que he dejado por ahí una muy buena impresión y un creciente entusiasmo por el querido periódico que tantos esfuerzos y sacrificios nos viene costando, amén de muchos sinsabores y amarguras.
    Me enteré después que el jesuita organizó una de sus tantas procesiones de mujeres y niños, en desagravio de nuestros pecados imperdonables, que nos llevarán derechitos al infierno. Mejor así, ya que á Dios le hemos visto pintado muchas veces y á Satanás muy pocas, y lo justo es conocer bien á los dos...





   El P. Juan M. Sola, otro jesuita, continuador del apostolado del P. Tarín por estas tierras cordobesas, nos suministra otro testimonio en el que, además de explicarnos cómo se planificaban y desarrollaban estas misiones jesuíticas, afloran  las verdaderas razones que tanto dificultaban el calado de sus propagandas en las localidades del distrito de Montilla:

    “El 25 de enero de 1908 comencé una novena dedicada al Corazón de Jesús en la célebre Montilla, de la provincia de Córdoba. En ésta, como en las de Madrid y Murcia, y en general en todas las que predico, hago comunión general por la mañana con su plática correspondiente, a fin de exponer algún punto más espiritual, recoger el fruto del sermón de la noche, enseñar la práctica de la comunión frecuente, enamorarlos más de Cristo e ir predisponiendo a la ciudad a una comunión general. Hay en ello otra ventaja, a saber, que se van despachando las confesiones y no se aglomera el trabajo los días últimos. La iglesia del Santo se llenó desde el primer día. Vi desde luego las huellas de nuestros Padres que visitan con frecuencia esta ciudad, en especial del santo P. Tarín, que ha dejado allí muy honda y perdurable memoria. Y penetrando más adentro, pude apreciar la labor de siglos, empleada por los antiguos jesuitas en cultivar esta viña, hoy cubierta de maleza. ¿ Que han de hacer doscientos números del Heraldo, cincuenta de España Nueva, otros tantos del Liberal, Imparcial y mil otros de la misma estofa recibidos con ansia, leídos diariamente con avidez y distribuidos y voceados con escándalo?  Aunque nos rompamos el pecho todos los predicadores,  el triunfo es del masonismo y del liberalismo, sin una milagrosa intervención de lo alto.
    Tal está Montilla, presa del caciquismo liberal y del indiferentismo religioso. Con todo no me puedo quejar de poco fruto: hubo reconciliaciones notables, se atajaron algunos escándalos y con gran edificación se cerró el Novenario, el día de la Candelaria, con una procesión, nunca vista, del divino Corazón. Asistió en pleno el Ayuntamiento, que envió también la banda, y recorrieron las calles y plazas entre cánticos y vivas”.


(Cartas edificantes de la provincia de Aragón. Año 1911. Barcelona. Librería e Imprenta Religiosa, 1912)


   Por esas fechas, aunque no se menciona, empezó a llegar hasta Montilla “El Socialista”, por obra y gracia del médico y humanista Francisco Palop Segovia, que ese mismo año de 1908 había contribuido al nacimiento de una sociedad denominada “La Ilustración Obrera”, precursora del socialismo en la localidad.
     El que se vendía como rosquillas, especialmente en Castro del Río, era España Nueva, diario de línea editorial republicana dirigido por el federal  Rodrigo Soriano , con excelente acogida entre sus adeptos de las poblaciones pertenecientes al  distrito electoral de Montilla (Montilla, Aguilar, Castro del Río, Espejo, Montemayor y Moriles). Incluso, durante un tiempo en que la Confederación Nacional del Trabajo careció de voceros propios, sus páginas dieron cabida a artículos de anarcosindicalistas.
    En resumidas cuentas, como lecturas recomendables para estos padres jesuitas estarían “La Hoja Parroquial” a nivel local, el ultra católico y conservador diario El Defensor de Córdoba a nivel provincial y entre los nacionales el integrista El Siglo Futuro como predilecto.
    No es de extrañar, por ejemplo, que en la población de Castro del Río, donde las huestes liberales y republicanas superaban con creces a los conservadores en aquel contexto político y social, no se conserve entre sus actuales pobladores nada sobre  “la huella y perdurable memoria” de las misiones del P. Tarín, como sucede en otras localidades cercanas donde lo tienen encumbrado casi a la categoría de Santo.

25 agosto 2012

De vuelta con el Puente Nuevo y otros enredos.



     Cuando publiqué la entrada sobre este segundo puente de Castro del Río, popularmente conocido como Puente Nuevo, en contraposición al histórico “El Puente Viejo”, sembré algunas dudas y no fui capaz de disipar con rotundidad la fecha exacta de su ejecución definitiva. Ya he comentado en varias ocasiones de que no hay que fiarse demasiado de los buscadores de prensa histórica, suelen traicionar. De ahí que acostumbre, casi siempre, a repetir las búsquedas modificando los criterios. Pese a todo siempre quedarán lagunas. Como lamentablemente no puedo acceder desde la distancia a ese Archivo Histórico Municipal de Castro del Río, que probablemente me hubiera permitido aclarar esas dudas, y después de ser alertado por un amable castreño sobre un posible error he retomado el asunto con resultado satisfactorio y clarificador.
     Tenía razón este interlocutor y las referencias alusivas a la construcción de un puente sobre el Guadajoz demandado por la Cámara Provincial de Comercio en 1904, aprobado y publicado en la Gaceta a finales de 1906, y suponemos que ejecutado a lo largo de los año 1907-1908, es errónea.  Efectivamente se trata de otro puente existente en las proximidades de Córdoba (en la carretera nacional Madrid-Cádiz), cerca de la desembocadura de este afluente del Guadalquivir, tal como se me advertía.

     Noticias aisladas e indirectas, publicadas en la prensa provincial, son las que a falta de archivo (buenas son tortas), nos han permitido deshacer el entuerto sobre la fecha de la obra y su terminación.


El Defensor de Córdoba (23 de junio de 1902):

     “El jueves último se declaró un incendio en la casa nº 3 de la calle Convento de Castro del Río. A pesar de los esfuerzos hechos por los trabajadores de las obras del puente a excitación de los contratistas señores de Navas y de los auxilios de la Guardia Civil el fuego duró dos horas. El incendio se cree casual”.

     Recuerden que en 1900, tras ser anunciada a bombo y platillo (con pasacalles a cargo de la municipal de música) por los prohombres del conservadurismo local la anhelada reanudación de los trabajos del puente, interrumpidos cuando la riada del año 1881, la Dirección General de Obras Públicas decidiría anular la subasta anunciada sembrando el descontento y el malestar entre las autoridades castreñas, tal como aparece reflejado en las actas capitulares.

     Para desentrañar con exactitud el cómo y el cuándo se sale del atasco habría que pasearse por esas actas o buscar entre los papeles viejos del Archivo Municipal.
     Lo cierto es que, tal como hemos podido comprobar en la reseña periodística, cuando se produce aquel incendio en junio de 1902, aquellos operarios estaban afanados en la correcta disposición de esos grandes bloques de piedra que terminarían conformándolo, y tuvieron que interrumpir sus trabajos para acudir en socorro de la Guardia Civil, que por aquellos tiempos tenían competencias en materia de extinción de incendios.
       

      La verdadera especialidad histórica de este cuerpo en Castro del Rio en materia de servicios de protección civil eran las arriadas a las que con periodicidad se veía sometida la población y su propia Casa Cuartel ubicada en las dependencias del extinto Convento del Carmen desde las décadas finales del siglo XIX.

Detalle de la fachada de la Casa Cuartel (1915)
     Después de este pequeño paréntesis del que me he servido para poder mostrar ese detalle, tomado de una de las fotografías del ya tantas veces referido fondo localizado en la Biblioteca de Cataluña, retomemos el asunto del puente.


     Un año después (julio de 1903), la fábrica del puente estaba ya prácticamente terminada. La noticia nos la proporciona en un extenso y humorístico artículo S. Rodríguez Navajas en el Diario de Córdoba. Transcribiremos literalmente lo concerniente al puente y la socarronería del final:

     “Están muy adelantados los trabajos para la instalación de la luz eléctrica, tan deseada desde hace tiempo, y las obras del nuevo puente tocan a su fin, y habrá en ésta otro sitio más de recreo, además del gran servicio que dicho puente reporta a todo el vecindario para su conducción a Espejo y Montilla, como también a muchas fincas rústicas.
     ¡Ah! otra innovación también debo poner en conocimiento de los lectores no vecinos de esta localidad: que la calle Alta ya no es calle Alta, es decir que ya no se llama así, sino Marqués de la Vega de Armijo. Lo traslado a efectos de dirección en la correspondencia.
     No os podréis quejar de mí; digo no os podéis quejar de la fortuna queridos convecinos. ¿Qué podéis desear más?
    Teatro con magnífica compañía, corridas de…toros este verano, luz eléctrica, el puente terminado… y sobre lo que aquí han llamado huelga, terminada también.
    Seguramente si mi ausencia se prolonga por más tiempo, hubiera tenido que exclamar como las damas jóvenes cuando vuelven en sí:
    ¿Dónde estoy? 




     Como podrán apreciar detrás de “puente terminado” aparecen unos suspicaces e irónicos puntos suspensivos. Es posible que le faltara aun algún detalle para rematarlo.

     Esto desmonta por completo aquella teoría que imaginé en torno a la inauguración encubierta a cargo del ex diputado relegado Fernández Jiménez al calor de sus incondicionales locales. De cualquier manera por tratarse de historia política real, y aunque aquella visita no guardara relación con el puente, ahí queda.
     Lo de la inauguración sigue siendo un misterio que intentaré despejar el día que tenga tiempo y ganas de pasar unas horas en el archivo de Castro, o mediante el concurso de algún voluntario/a que se preste a colaborar (necesitaría un enlace altruista aficionado a sumergirse en papeles viejos).
     Mientras tanto, me aventuro con otra hipotética tesis que nos permitirá adentrarnos en los entresijos e intrigas de la historia política de Castro del Río durante aquellos primeros años del siglo XX.

     Otra importante transformación que se había operado en aquella fecha en Castro del Río no es contemplada por Rodríguez Navajas (creo que se trata de un hermano del músico Daniel Rodríguez, organista parroquial y director de la banda municipal durante un tiempo). Nos referimos, a un relevo en la Alcaldía. El día 2 de julio era posesionado el conservador D. José Navajas Moreno. Esta sustitución no tuvo nada que ver con la manera de llevar las negociaciones durante la referida huelga por parte de su antecesor (Sr. Criado Rodríguez), que sería cesado por una presunta malversación de fondos en la que se vio implicado, junto a otros miembros de la Corporación, el Secretario y Contador.

     Las obras del puente tuvieron que retomarse durante el bienio (1901-1902) con el liberal Práxedes Mateo Sagasta al frente del consejo de ministros. Ese periodo y buena parte de 1903 Castro del Río estuvo gobernado por liberales vegarmigista (futuros fernandistas) con el ex diputado provincial Mateo Navajas Navas y el farmacéutico Andrés Criado alternándose al frente de la Alcaldía.


     Al coincidir su finalización con la salida de éstos, el nuevo alcalde conservador, con gobierno del mismo signo al frente de la nación, posiblemente desistiera de apuntarse un tanto que no era suyo. Si efectivamente fue así, toda una deferencia elegante por parte del nuevo mandatario. Ejemplos del pasado de los que deberían de tomar nota los políticos del presente tan aficionados a la foto y a la placa conmemorativa.

Huestes fernandistas de Castro del Río con su idolatrado diputado (1914)


     Banquete celebrado (mayo de 1914) en casa del acaudalado propietario Antonio Pérez L.Toribio en honor del ex diputado José Fernández Jiménez que en los recientes comicios le sería arrebatada el acta de diputado por el republicano federal Manuel Hilario Ayuso (eran años de circunstancial entente entre republicanos y sociedades obreras en el distrito).
    En la fotografía quiero reconocer los rostros de algunas figuras destacadas del fernandismo local. El del mostachón (segundo a la izquierda de Fernández Jiménez) es Antonio Pérez L.Toribio (varias veces alcalde), mientras que el segundo a la derecha, si no me falla la comparativa, creo que se trata del Maestro Algaba Luque, figura de peso dentro del Circulo Liberal Popular Democrático creado por Fernández Jiménez para la campaña electoral de 1910, en la que definitivamente se aparta del sector oficial del liberalismo de la provincia liderado por Antonio Barroso y Castillo. La presencia de instrumentos musicales me induce a pensar en la también asistencia de Daniel Rodríguez (varias veces concejal fernandista y amigo intimo de Algaba). Casi segura también la presencia de un joven obrero, de verbo fluido, que solía acompañar a su líder en los mítines de campaña, provocando entre el electorado de aquellos pueblos una efectista impresión de acercamiento popular. Como nota curiosa, algo que mucha gente desconocerá, es que en los banquetes de esta particular y fulanista facción del liberalismo comarcal se interpretaba el Himno de Riego, por considerarse sucesores de aquel liberalismo progresista democrático del siglo XIX.

Discurso final y recomendaciones

     Esto para un servidor es un mero divertimiento instructivo, y aunque intente ser riguroso estoy bastante limitado a la hora de acceder a fuentes complementarias, de ahí que alguna que otra vez no me quede más remedio que introducirme en el peligroso terreno de la conjetura.
     Como habrán podido comprobar en el encabezamiento del blog aparece un pequeño texto en el que advierto e invito a los potenciales lectores a la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De manera que no me queda más remedio que darle las gracias a ese agudo castreño que me advirtió del error en mi cuenta de correo. Que cunda el ejemplo, anímense y participen.

     PD. Las fotografías que aparecen son las mismas que se publicaron en su día, aunque ya sin marca de agua (no tiene sentido apropiarse de algo que es de todos).

13 junio 2012

"El Puente Nuevo sobre el Guadajoz durante el primer tercio del siglo XX".

Fot. Castellá 1915
     Las primeras noticias de las que disponemos sobre el Puente Nuevo se remontan al año 1881. Las crónicas sobre la riada de aquel año nos permiten conocer que por aquellas fechas se hallaba en fase de construcción. La furia de las aguas inutilizó sus cimientos y afectó a un puente provisional de madera, así como a las barracas de los obreros construidas en sus inmediaciones.
     Los daños sobre aquella embrionaria obra de fábrica debieron ser considerables. El contratista que la subastó paralizó las obras. Sólo estaba construida parte de su calzada y sus estribaciones. Desde entonces la reivindicación sobre la reanudación de los trabajos se convierte en una constante entre los responsables de la “res pública” en Castro del Río.
     En 1887, siendo alcalde don Mateo Navajas Navas, una comisión municipal, aprovechan la visita girada a Córdoba por el Marqués de la Vega y Armijo, líder provincial del partido liberal, que se hacía acompañar para tal ocasión del resto de diputados y senadores por la provincia. Se solicitó su concurso para que interpusieran su influencia ante el Ministerio de Fomento con vistas a que se pudiera finalizar ese puente, considerado de vital importancia para la vida comercial, agrícola e industrial de este pueblo.

Antonio Aguilar y Correa (Marqués de la Vega y Armijo)
Sería con posterioridad Diputado por el distrito de Montilla entre los años 1993 y 1896.


     No debió surtir demasiado efecto aquellas desideratas ni la gestión de éste como diputado pues hasta 1900 no volvemos a tener noticias al respecto.

     Por fin, el 22 de abril de ese año de 1900 los prohombres del conservadurismo local (Hnos. Navajas Moreno y Hnos. Rioboo) dan publicidad a un telegrama remitido por don Eduardo Sotomayor y Navarro, uno de los principales contribuyentes por rústica de Bujalance y de Castro del Río, en el que se participaba la anhelada noticia de haberse conseguido el Real Decreto para la subasta de la obra. Desde el Defensor de Córdoba (órgano provincial del partido conservador) la gestión se le atribuye a un correligionario, don Santos Isasa y Valseca, ex ministro de Fomento y desde 1898 “senador por derecho propio”, mientras que se ningunea y se ignora por completo la contribución del por entonces diputado del distrito de Montilla, el republicano don Jerónimo Palma y Reyes, con importantes apoyos electorales en esta localidad ribereña del Guadajoz:

     “Al recibirse por el alcalde don José Navajas Moreno (conservador) tan grata noticia, que viene a realizar la aspiración general de este pueblo, dispuso inmediatamente poner colgaduras en las Casas Capitulares, publicar a pregón el citado telegrama y que la banda municipal de música saliese con una bandera y numeroso acompañamiento a recorrer la población, siendo inmenso el entusiasmo de todos sus habitantes, que con calurosos vivas al excelentísimo señor don Santos Isasa demostraban su profundo agradecimiento al favor dispensado por justicia a esta villa”.

      De la alegría se pasará pronto a la decepción ya que la Dirección General de Obras Publicas anularía la subasta anunciada. El descontento que acarrea aquella decisión aparece reflejado en las actas capitulares (sesión 23 de junio de 1900):

     “…origina perjuicios de tamaño consideración. No sólo a los intereses particulares y generales de este pueblo y de los comarcanos, sino también a los del erario del Estado, puesto que en las inmediaciones del prenombrado Puente existen infinidad de sillares de piedra convenientemente labrados y otros muchos materiales propiedad del Estado y por valor de unas setenta mil pesetas, los cuales van destruyéndose por la acción del tiempo y desapareciendo por las frecuentes crecidas del ya citado Río Guadajoz. Por todas las anteriores razones surgen surge la necesidad de que se ponga en juego una acción activa para ver de conseguir que dichas obras salgan del lamentable estado de paralización en que se encuentran desde hace más de veinte años, pues con ello, a la vez que se facilitarían las comunicaciones con Málaga y Granada y la parte Norte con la Sur de la de Córdoba, serviría de factor importante para el mayor desarrollo y florecimiento del comercio y agricultura de dichas provincias”.

     Aquellos argumentos de peso no serian suficientes para que se reconsiderara el asunto. Hasta 1904 no volvemos a tener noticias. Desde la Cámara Provincial de Comercio se siguen haciendo gestiones y se traslada la necesidad al gobierno de la nación sobre su imperiosa necesidad.
     No sería hasta finales de 1906 cuando se publica en la Gaceta un Real Decreto en el que se incluyen las obras del puente dentro del plan de reparaciones de carreteras del Estado:



     Parece que definitivamente se ponen en marcha a mediados de 1907 por el sistema de administración.


     Lo que me ha llamado poderosamente la atención es que ni la prensa provincial ni en el trabajo del profesor e historiador Francisco López Villatoro (del que me he servido para transcribir lo recogido en las actas capitulares) aparezca referencia alguna sobre la finalización de las obras asociada a un típico acto de inauguración oficial.
     Aunque no aparezca recogido como tal, sostengo que ésta tuvo lugar (de manera encubierta) durante un acto de homenaje tributado en febrero de 1909 al ex diputado por el distrito don José Fernández Jiménez. Su acción política, netamente populista, con anterioridad incluso al periodo 1905-1907 en que ostentara el acta de diputado por el distrito de Montilla, le sirvió para granjearse las simpatías de amplios sectores de la sociedad local y tejer sólidas redes clientelares de incondicionales. Por cuestiones personales (indisciplina) con el jefe provincial del liberalismo, don Antonio Barroso y Castillo, no sería presentado para la reelección en 1907. El sistema de turno de la Restauración, con Antonio Maura al frente del Consejo de Ministros desde el mes de enero, había determinado que el candidato monárquico que debería contender contra el republicano Jerónimo Palma tenía que ser un conservador, don José Marín Cadenas. Según algunas fuentes, Fernández Jiménez, por despecho, celebró mítines en contra del candidato monárquico y hasta trasladó sus apoyos hacia el veterano republicano. Aunque el acta de diputado sería finalmente ganada por Marín Cadenas (vaciando el puchero), en Castro del Río y Montilla, los dos bastiones del posterior “Fernandismo”, los republicanos le superarían en número de votos.

Recorte de una fotografía de don José Fernández Jiménez
capturada por Cordobapedia de una de mi archivo particular
colgada en unas de mis entradas. Véase Fernandismo.

     En estas intrigas políticas fundamento la circunstancia de que el diputado por el distrito (Marín Cadenas) desistiera de comparecer a aquel posible acto inaugural. Sin llegar a otorgarle la condición de “persona non grata”, por el simple hecho de haber desplazado y relegado al carismático Fernández Jiménez, imagino que no gozaría de demasiadas simpatías. Además fue precisamente durante el bienio 1905-1907 cuando se retoma ese proyecto del puente durante tantos años aparcado. Imagino que en la acción parlamentaria de Fernández Jiménez forzosamente tuvo que estar presente.
    En la crónica remitida al Diario de Córdoba sobre aquel acto de homenaje, que el corresponsal intenta camuflar como si se tratase de un acto político, se refiere el cálido recibimiento que le tributó el pueblo de Castro del Río a su ex diputado:

     “El recibimiento hecho por esta población al señor Fernández Jiménez y a las dignas y responsables personas que le han acompañado, es el más grande que se ha conocido en Castro del Río.
     En el Puente Nuevo y Llano de Almagro, era tal el número de personas, que a pesar de su extensión, con dificultad se podía transitar por los indicados lugares; allí se puso en marcha la comitiva, compuesta de más de tres mil personas, recorriendo las calles Córdoba, Tercia, Plaza Alta y Pósito, viéndose en los balcones, rejas, puertas y calles afluentes a referido recorrido hermosas mujeres, que saludaban con júbilo y alegría”.

     Como algo curioso e inaudito, que viene a ratificar mi teoría sobre esos piques políticos ya referidos, el hecho de que don Antonio Navajas Moreno (Barbitas de Alambre), a la sazón alcalde por el partido conservador, después de que hicieran uso de la palabra desde la tribuna varios oradores en defensa de las ideas liberales, de gran arraigo en este pueblo, y el propio Fernández Jiménez, pidió intervenir (“aquí es la primera vez que esto ocurre”). Concedida la palabra por la presidencia:

  “Manifestó que por su conducto y por el del diputado a Cortes (Sr. Marín) se habían pedido auxilios al Gobierno de S.M. para resolver la crisis obrera, extendiéndose en algunas consideraciones contrarias a los discursos pronunciados”.

Fot. Castellá 1915

     Esta imagen, tomada durante el verano de 1915, es la más antigua de la que disponemos sobre aquel primitivo Puente Nuevo, que aunque presumiblemente fuera abierto al tráfico rodado en 1909, hasta una fecha algo posterior no quedaría definitivamente acabado, tal como se puede apreciar ya en esta instantánea.
     Al poco, le tocaría poner a prueba su solidez. En la tremenda riada de marzo de 1917 ya resultaría considerablemente afectada su obra de fábrica:


     “También el Puente Nuevo, obra magna y hermosa, ha sufrido el derrumbamiento de la parte correspondiente a dos ojos, quedando la población incomunicada también por este lugar”.

      Aprovecho la oportunidad y la excepcional calidad de esta fotografía para mostrar unos detalles sobre actividades humanas tradicionalmente relacionadas con el río.

Pozero Arenero
Mulero: abrevadero y descansadero
Niña canastera pescadora
     Se aprecia como sostiene entre sus manos una cuerda a cuyo término suponemos de la existencia de una red u otra arte de pesca. Aunque existían prohibiciones al respecto, extendidas situaciones de necesidad propiciarían la permisibilidad.


    Una riada, de menor envergadura, en el año 1924 la pudo resistir el Puente Nuevo sin daño alguno.



     En esta otra imagen, procedente de la ya referida (Puente Viejo) colección de tarjetas postales “El Pajarito” de los años 30, se puede apreciar el Puente Nuevo en un segundo plano. Mi más sincero agradecimiento a Juan Luis Navajas Carvajal, un enamorado de la historia y de las tradiciones de su pueblo, quien tras adquirirla vía coleccionismo, la ha puesto a disposición de la generalidad en el muro del facebook de “Vivencias Castreñas”.

    Una de las últimas imágenes del Puente Nuevo poco antes de que la máquina acabara con él, no recuerdo exactamente en qué año de la década de los noventa del pasado siglo.
Puente Nuevo: refugio y parada de transeuntes
(Véase comentario 1)


     Esas fotografias inéditas sobre el Puente Nuevo y su entorno, que atribuyo al fotografo/os Castellá, proceden de la Biblioteca de Cataluña, donde se custodian los fondos y materiales de la extinta Casa Editorial Alberto Martín de Barcelona (responsable de los famosos porfolios fotográficos, tarjetas postales y otras ediciones similares). La marca de agua es sólo provisional, mientras se llevan a buen puerto las gestiones encaminadas a obtener el resto de las ya conocidas (porfolio). En un plazo, no muy lejano, estarán depositadas en el fondo local de la Biblioteca Publica Municipal de Castro del Río, a disposición de curiosos e investigadores. De hecho, su excepcional calidad y resolución (deben proceder de las placas originales), permitirá, por ejemplo, a los historiadores del arte estudiar detalladamente los retablos e imagenes de culto desaparecidas.
    Mi agradecimiento publico a la Biblioteca de Catalunya por facilitarme el acceso a estos materiales.

PD: El lote completo me va a costar un dinerillo. De manera que aprovecho para comunicar a los potenciales interesados que este próximo fin de semana voy a estar por Castro del Río. Es por si cae alguna cervezilla que compense y contrarreste la inversión. Gracias de antemano.

01 noviembre 2011

Lorenzo Antonio Calderón y Espada: Comandante del Cuerpo de Voluntarios RR. de Castro del Río y Hacendado (1792-185?)




    Comienzo esta nueva entrada de la que es protagonista el Comandante de los Voluntarios Realistas de Castro del Río durante la Ominosa Década (1823-1833), don Lorenzo Antonio Calderón, de la misma manera que terminara la dedicada a los años de residencia forzada de Bartolomé José Gallardo en esta villa, quién tuvo que sufrir estoicamente las humillaciones  que constantemente le propinaba aquel. Nuevamente recurro a esas primeras estrofas de “A Zelinda, preso y ausente”, en las que Gallardo se lamenta de la ausencia de su amada, magnificando su propio llanto:


     El poema completo, publicado por primera vez en el Semanario Pintoresco Español (1853) e inédito en la red (para el copia y pega divulgativo), debido a su considerable extensión, lo meteré con posterioridad en comentarios o entrada aparte. Los impacientes pueden visualizarlo en formato pdf en el enlace que incluyo.

     Don Lorenzo Antonio  Calderón y Espada había nacido en Priego (Córdoba) el 10 de diciembre de 1792. Se hace castreño, cuando su padre don José Calderón y Jaramillo de naturaleza extremeña (Zafra), que había sido con anterioridad Corregidor de Priego y abogado de lo Reales Consejos, traslada su residencia a orillas del Guadajoz  nombrado para ejercer el cargo de Corregidor de esta villa. En el padrón de habitantes  de Castro de Río del año 1809 consta como hijosdalgo viudo, que vive con su hijo Lorenzo Antonio de 16 años.
     Lorenzo Antonio terminará echando raíces en esta villa cordobesa al contraer matrimonio con la castreña de linajuda familia, Francisca de Paula Corral Mazuelo (n. 1793) el 25 de julio de 1812. En el padrón 1820 aparece como Hacendado con 27 años, con vivienda en la calle Ancha. En informaciones testamentarias se mencionan a 10 hijos naturales de este matrimonio como herederos (José, Joaquín, Mª Paz, Lorenzo, Rafael, Mª Concepción, Federico, Luis, Fernando y Serafín).
     A la altura de 1820 era ya el mayor hacendado vecino con 504 fanegas en propiedad y otras tantas de superficie arrendada (Cortijo Fuente Cebadera).
     En el Archivo de la Real Chancillería de Granada se conservan el expediente y Real provisión por la que se reconoce su condición de hijosdalgo notorio de sangre, así como para sus hijos José Joaquín y Joaquín María Calderón Corral, con fecha del año 1817.
    Otra distinción que le acompaña es la de Caballero de la Real Maestranza de Caballería de Granada, que suponemos obtenida con posterioridad a la “Expedición de los cíen mil hijos de San Luis”



    Tras consolidarse la reacción absolutista, con el aval de los valiosos servicios prestados en pro de la causa, se despierta en él cierta aspiración nobiliaria y apuesta por la obtención de algunos títulos de Castilla que se hallaban vacantes, tales como el de Vizconde de Sotogordo o el del Marqués del Tomillar. No me consta que se los concediesen.


Revista Hidalguía nº 93 (1969)

    Lo que también consta documentalmente es su incondicional apoyo a la causa absolutista de Fernando VII. Una misiva publicada en la Gaceta de Madrid remitida desde Castro del Río, nos sirve para conocer a las claras cuales eran los presupuestos ideológicos que alimentaban a los absolutistas castreños, antes incluso de la liberación del Rey, entre cuyos firmantes aparece el Señor Calderón:




   El cuerpo de Voluntarios Realistas de Castro del Río sería uno de los primeros en constituirse en la provincia. Entre la oficialidad se encuentran varios notables que ayudan desde un principio a sostenerla económicamente. En 1925, su flamante Comandante Lorenzo Antonio Calderón, con el propósito de sufragar equipo para la tropa por valor de 4.000 reales, pone en práctica un arbitrio especial que carga impositivamente a los cuatro mercaderes de ropa más destacados de la villa, que precisamente habían simpatizado con los liberales durante el trienio (Trifón Azpitarte, José del Río, José I. Sáenz y Placido Sánchez).Se adquieren 50 fusiles, 12 sables y 8 carabinas. Se nutre de soldados mercenarios que cobran entre 8 y 12 reales diarios, de ahí que las solicitudes de ingreso sean numerosas y se requiera de la creación de Juntas de Admisión.


Estado Militar de España- Año 1832
Batallones de la Provincia de Córdoba

       Con la muerte de Fernando VII se pone fin a la ominosa década absolutista y regresa la aurora liberal a partir del año 1834, al abrigo del apoyo interesado demandado por la Regente María Cristina en defensa de los intereses sucesorios de su hija Isabel frente al pretendiente Carlista. Esto provocara el viraje de los viejos absolutistas hacia el Carlismo.

      Se va a operar a partir de entonces un cambio radical en la vida de nuestros protagonistas. Mientras Bartolomé José Gallardo llega a recuperar antiguas dignidades como la de Bibliotecario de las Cortes y hasta resulta elegido como Diputado por la circunscripción de Córdoba, el Comandante Calderón era desterrado por carlista a la localidad gaditana de Vejer de la Frontera y prendido con posterioridad (mayo de 1834) a raíz de ser encontradas cartas suyas en el equipaje del pretendiente Don Carlos:




     Se da la paradoja, de que en aquellas elecciones en las que resulta elegido Diputado Bartolomé J. Gallardo, celebradas ya bajo el marco jurídico de la recién estrenada Constitución de 1837, con el sistema de sufragio censitario, obtiene en Castro del Río un total de 99 votos (el más votado) de los 2327 totales obtenidos en la demarcación.


    Es de suponer, que por encontrarse aun preso o desterrado, no estuviese presente Lorenzo Antonio Calderón durante la famosa incursión por tierras cordobesas protagonizada por el General Carlista Gómez (septiembre-octubre 1836), que era natural de Torredonjimeno. En Castro, durante la misma, con la población dividida y los ánimos muy excitados, llegaron a ser asaltadas las casas de significados liberales.




     Finalizada la primera guerra carlista, ya durante los últimos compases de la Regencia deMª Cristina, las diversas familias liberales de Castro del Río y esos antiguos realistas evolucionados ahora hacia las filas Partido Moderado, firman un convenio de reconciliación política a nivel local, con el que se pone fin momentáneamente a “esos ánimos sobradamente agitados a consecuencia de las contiendas y enemistades que produce la guerra civil”. Entre los firmantes aparece Lorenzo A. Calderón nuevamente domiciliado en Castro del Río tras el “Abrazo de Vergara” que puso fin a la guerra, y nombrado ahora para ejercer como juez de paz.




     El artífice de la concordia, el nuevo Comandante de Armas don José Mogrobejo que según consta en la nota remitida al Nacional, se hace merecedor del título honorífico de “Pacificador de Castro del Río”, por su demostrada capacidad para preparar los ánimos hacía la reconciliación.

     La posterior evolución política (Regencia de Espartero apoyado por el liberalismo progresista) vuelve a relegar a nuestro protagonista a un segundo plano en cuanto a parcelas de poder. Será durante la Década Moderada (1843-1854) cuando los individuos de la alta sociedad castreña, entre ellos Calderón, que ya colaboraron con el absolutismo, recuperen el poder municipal.


Isabel II Reina de España

    Al siguiente cambio de rumbo propiciado por la Vicalvarada (1854) no creo que llegase con vida. El padrón de 1863 nos certifica su fallecimiento con anterioridad al mismo, pues solo aparecen la viuda e hijos.
    Los cuadros y genealogía que acompañan a la tesis doctoral de Francisco López Villatoro titulada “La Villa de Castro del Río (1833-1923). Aspectos económicos, políticos y sociales”, así como ella misma, me han resultado de gran utilidad para hacerle un seguimiento a la trayectoria vital de este castreño de alta alcurnia y muchas fanegas. Precisamente en uno de los cuadros de propietarios vecinos y forasteros que se incluyen, fechado en 1849, sigue apareciendo como 6º propietario vecino con 81 fincas y 413 fanegas, aunque superado por el liberal Antonio del Río Muela (soriano) que supo beneficiarse del proceso desamortizador