Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

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01 junio 2014

COMANDANTE MIGUEL GALLO: 1937 ( CON LA 6ª BRIGADA MIXTA EN EL FRENTE DE ANDALUCÍA).




    A finales de enero de 1937 la Sexta Brigada Mixta, mandada por el comandante Miguel Gallo Martínez, participa en los duros combates que se desarrollan en el sector de la carretera de La Coruña (Madrid), de los que sale algo maltrecha, aunque cumpliendo con el objetivo de frenar la ofensiva del ejército sublevado. Algunas fuentes le atribuyen un número de bajas, entre muertos y heridos, superior al tercio de sus efectivos, que se correspondería con el tiempo en que permaneció destinada en el frente del Centro. Otras hablan de que sufre más de 1.100 bajas. Entre quienes perdieron la vida en esos últimos días se hallaban Antonio Ordoñez, comisario de una compañía de choque del 4º Batallón, y Pepe Alegría, comisario del 2º Batallón.  

   Se le concede permiso y pasa a la región de Murcia a disfrutar de un momentáneo y merecido reposo. Serán recibidos como héroes por su patriótico sacrificio en pro de la defensa de la causa republicana. El Comité Provincial de Mujeres Antifascistas de Murcia organiza un homenaje en honor de la Sexta Brigada, cuyos componentes eran en su mayoría de aquella tierra. 


    El comandante Miguel Gallo preside un acto celebrado en el Teatro Circo de la capital murciana. Es el primero en intervenir, y le suceden en el uso de la palabra Maruja Mansilla, Fernando Piñuela (Alcalde), Antonio Pretel Fernández (Gobernador Civil) y Luis Delage, comisario político de la brigada, entre otros.

Intervención del comandante Gallo

    El comandante Gallo agradece en pocas palabras la atención de las Mujeres Antifascistas al hacer que ocupe la presidencia del acto y anuncia que se limitará a hacer la presentación de los oradores. Dice que la Brigada está formada en su mayor parte por elementos de Murcia, que han sabido poner muy alto el nombre de nuestra región, y espera que sigan batiéndose con el mismo entusiasmo y espíritu que hasta ahora los animó. Anhela que no sea éste el último homenaje que se tribute a la Brigada, y confía en que pronto habrá de ser objeto de otro más grande: el día en que, conseguida la gran victoria final, comparezca ante el pueblo a recibir su homenaje. Esta victoria se conseguirá cuando la disciplina, que ya es entre nosotros  norma de conducta, se extienda a todos los sectores antifascistas en lucha contra el enemigo común. (Es muy aplaudido.)


     La foto que mostramos pertenece a un reportaje publicado en “Nuestra Lucha”. De izquierda a derecha aparecen el comandante Miguel Gallo, el comandante de Estado Mayor Ramón Ruiz Fornells y el comisario político Luis Delage. Su redactor expuso al “excelente y disciplinado militar” Miguel  Gallo su propósito de sacarle una entrevista, obteniendo por respuesta: “Hablará por mí Luis Delage; los militares no podemos hacer otra cosa que combatir”.
   El comisario Delage elogia el gran trabajo llevado a cabo por el comandante Gallo, y los demás jefes, oficiales y clase de la Brigada, hasta convertirla en modelo del nuevo Ejército Popular de la República por su organización y disciplina. Destaca también su homogeneidad, ya que más del 45 % de sus combatientes (Bon. 3º y 4º), son, a su vez, militantes de las J.S.U. (comunistas). Son hombres que proceden de las milicias surgidas al calor de las primeras luchas, encuadradas ahora en unidades regulares.El resto son soldados de reemplazo movilizados.
    El descanso iba a resultar más bien corto. Comisario político, primera autoridad local y provincial publican comunicados y bandos en la prensa murciana dirigidos a la tropa encuadrada en los diferentes batallones de la brigada para que se reconcentren en Hellín (Albacete).



   La toma de Málaga por el ejército sublevado el 8 de febrero de 1937 va a precipitar su salida. El alto mando del ejército republicano ordena que la Sexta Brigada Mixta y la XIII Internacional partan inmediatamente con destino al frente de Andalucía. Los internacionales se dirigieron hacía la vertiente meridional de Sierra Nevada para defender la línea Trevélez, Ferreiola, Portugos y Pitres, mientras que la Sexta Brigada del comandante Gallo marchó presta dirección Almería.
   El 10 de febrero la Sexta Brigada alcanza la capital almeriense. Ese mismo día, la vanguardia del ejército nacionalista, compuesta por destacamentos italianos al mando del general Roatta, había entrado en la ciudad de Motril.
   La misión que se le encomienda a la Sexta es la de partir de inmediato por la carretera de la costa para taponar el avance de los rebeldes. Jugaron un importante papel  la columna «Octubre» mandada por Adriano Romero y al escuadrón «Lina Odena», mandado por Miguel Oliveros, que acudieron desde Vélez de Benaudalla, donde se hallaban, y tomaron posiciones en las alturas que dominan la carretera de Motril. Desde allí organizaron la resistencia hostilizando a los rebeldes para dar tiempo a la llegada de las tropas del comandante Gallo.


Motril (vista panorámica)
     Por aquellas estribaciones de la costa andaba perdido Enrique Castro Delgado que había sido agregado como secretario militar a una comisión encargada de  investigar la pérdida de Málaga. Quedó con su chófer en tierra de nadie. Habían abandonado el vehículo en la carretera y permanecían escondidos detrás de unos matorrales, algo medrosos y desconcertados, ante el rugido cercano de unos motores cuya procedencia desconocían:

    Por la situación del sol deben ser las once y media de la mañana. Y de pronto el ruido de un motor… ¿De dónde vendría? … ¿De Málaga?  … ¿De Almería? … El viento descansaba y  no se podía adivinar que es lo que venía y de donde venía. Se escondieron. Cada cual colocó cuidadosamente las bombas de mano y la Parabellum…Y a esperar.
    “Camiones camarada”. “Si son camiones”. Y el zumbido cada vez cercano. Venían de Almería… Un camión…Otro camión…Castro respiró profundamente y por unos segundos cerró los ojos. Es la Sexta Brigada, la brigada del comandante Gallo. Y sujetó al otro que quería correr a su encuentro…”Espera”…Y se cubrió con el árbol. Y observó a las gentes de Gallo que se desplazaban con los fusiles preparados…
   Y gritó: “Camarada Gallo”…¡Aquí habla Castro!”
    Los fusiles apuntaron…Castro enfundó su pistola y salió. Detrás de él su chófer… En los ojos de los otros el asombro…Y Gallo corriendo hacia ellos…
    ¡Castro” ¿Tu aquí?  Si. Y hablaron mucho rato.
    ¿Crees que podrás resistir? Si…Viene además la XIII Brigada Internacional.
    Dame agua Gallo. Y perdóname pero quisiera dormir unas horas. Y se durmió. Al atardecer abrió los ojos. El mar…Y el horizonte de las costas de África. Y el cielo en su vieja actitud contemplativa…Y olor  a mar y a campo.
    Y salió para Valencia.


    Consiguen establecer un dique infranqueable al este de Motril (Calahonda y Castell de Ferrro) que sirve para prestar seguridad y aliviar, de camino, la penosa situación que arrastraba la muchedumbre de huidos que desde la caída de Málaga se dirigían a pie o con otros rudimentarios medios hacia Almería ( La Desbandá ). 


Pantalones a la luna. La Desbandá (documental)

    Con el apoyo de la XIII Internacional se establece una línea fortificada que partiendo del barranco de Calahonda, pasando por la loma del Conjuro y Sierra de Lujar, llegaba hasta el Mulhacen. Este frente permanecería sin modificación en toda la guerra. Las tropas nacionalistas fracasaron varias veces en su intento por romperlo y llegar hasta Almería.



    En un trabajo biográfico de Miguel Amorós sobre el anarcosindicalista granadino Francisco Maroto del Ojo (Maroto, el héroe. Una biografía del anarquismo andaluz) aparecen otras referencias sobre las actuaciones de la brigada del comandante Gallo (lo confunde con el agente del Kominter Luigi Longo). Antes de llegar a las proximidades de Motril hicieron una parada previa en Adra (Almería). Entraron en la población y tomaron la sede la CNT a punta de pistola, expulsando a sus militantes, destruyendo sus insignias, banderas y documentos. Así mismo asaltaron una fábrica colectivizada, registraron domicilios y amenazaron a los trabajadores con fusilarlos. Parece ser que estas actuaciones responden a un bando previo dictado por el gobernador civil de Almería, Gabriel Morón, y a la negativa de los confederales de entregar las armas y someterse a la férrea disciplina de las unidades del ejército bajo control comunista. En Adra se incorporó a la Sexta un importante número de milicianos de los que huían de Málaga.
    La prensa republicana elogia su brillante actuación en labores de contención, su férrea disciplina y la absoluta confianza de la tropa en sus mandos a los que obedece ciegamente.
    Durante el tiempo que permanecen en esta línea de frente establecen su cuartel general en el cortijo de la Haza del Lino y se dedican mayormente a la construcción de trincheras y fortificaciones. En Jolucar, Castell de Ferro y Lujar todavía se conservan restos de aquel despliegue defensivo. No hace mucho, a través de un amigo, llegó hasta nuestras manos un mapa de la posición nº 10 “Lagos Tablones” (Sector Motril – Subsector Vélez). Por lo inaccesible de la misma y problemas físicos derivados del tabaquismo no hemos tenido la oportunidad aun de comprobar "in situ" si perduran huellas de la misma. Por aquí dejamos el mapa por si alguien se atreve:


    Desde la retaguardia, el pueblo de Murcia, donde se había constituido la brigada en octubre de 1936 y que la consideraba como suya, les sigue prestando apoyo logístico y moral. Una remesa de alpargatas les llega hasta sus posiciones de la costa granadina. Su comandante trasmite personalmente su agradecimiento, en nombre de su brigada, a los murcianos comprometidos con la lucha antifascista:


El Liberal de Murcia (16 de marzo de 1937)
   La prensa murciana nos proporciona algunas otras informaciones sobre su actuación en el frente. Además de las labores de contención y fortificación ya referidas, le atribuye participación en alguna que otra incursión ofensiva. Son los "macutazos" que van acompañados de la típica coletilla “por noticias particulares, que aún no han tenido confirmación oficial”. Dice: “Las fuerzas republicanas que operan en el sector de Motril han efectuado un victorioso avance tomando el Cerro del Toro, desde el que se domina Motril, que se encuentra a tan sólo dos kilómetros de esta población. Parece ser que los fascistas han determinado la evacuación de dicho pueblo”. La prensa al servicio de la propaganda para mantener elevada la moral.


    Desde el 13 de febrero, en que el frente quedó estabilizado, sólo se hicieron pequeños reconocimientos ofensivos con el fin de trazar la linea definitiva. Prevalece la calma y combates casi de cuerpo a cuerpo, como los que se aprecian en esta instantánea de Robert Capa, no constan en esta fase de la guerra.
    Tuvimos la oportunidad de entrevistar en vida a Andres (un hijo de Porcuna-Jaén), que estuvo enrolado en la brigada del comandante Miguel Gallo y que nos ratifica los diferentes extremos que hemos venido exponiendo. Por cuestiones laborales tenía especiales vínculos con la familia Gallo  Cuando movilizaron su quinta, permaneciendo aún Porcuna en la zona republicana, José Julián Gallo García de Linares (padre de Miguel Gallo) intercedió para que lo destinaran a la Sexta. El trato de favor recibido le sirvió, por ejemplo,  para eludir la primera línea de fuego en los combates de Madrid. A su testimonio pertenece la siguiente estrofa de una especie de canción o himno que pudimos rescatar de su memoria:

Viva la Sexta Brigada
y  su 4º Batallón,
que lo manda Miguel Gallo
que es un hombre de valor.


    A una fase algo posterior, pertenece este otro himno, compuesto por un comisario político, que hemos encontrado inserto en una publicación periódica:


    A principios del mes de abril se produce una restructuración del Ejercito del Sur. A Miguel Gallo se le pone al frente de la 24ª División, integrada por su propia brigada,  la 6ª, que quedó a cargo del comandante de infantería Porfirio Ruiz Alonso, la 16ª (Martínez Cartón), la 25ª (García Moreno)  y la XIII Internacional. Queda como reserva hasta finales de abril que marcha al frente de Extremadura, sector de los Blázquez, donde no participa en ninguna operación.
    A final de junio se modifica la composición de la 24ª División. Conserva la 6ª y  salen la 15ª, 25ª e Internacional, que son sustituidas por la 7ª y 21ª. Se le incluye en el operativo que ha de participar  en la inminente Batalla de Brunete.
    Aquí ponemos un necesario y provisional punto y aparte.

23 mayo 2014

MIGUEL GALLO: FIDELIDAD A LA LEGALIDAD REPUBLICANA (1936- Guerra Civil).



    Miguel Gallo, tras aquel fallido intento de abrirse paso en la vida política del nuevo régimen republicano, a cuyo advenimiento había contribuido poniendo en juego su propia vida, se retracta de su solicitud de baja en el Ejército  y se le adscribe provisionalmente al Regimiento de Infantería nº 31 en Madrid.

    En diciembre de 1931 el general de división don Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, compañero de Gallo durante el obligado periodo de exilio parisino, es nombrado jefe del Cuarto Militar del Presidente de la República. Miguel Gallo, con aspiraciones de destino definitivo en la capital, recurre a él pare que le agreguen al Cuarto Militar. El diario oficial del Ministerio de la Guerra de 3 de abril de 1932 publicaba la orden:


   Figura también otro oficial de los sublevados en Jaca, el teniente de Infantería Justo López Mejías. Al  poco se les une el teniente José María Galán Rodríguez, el menor de los hermanos del mítico Fermín Galán. Con el tiempo, los tres se mantendrán fieles a la legalidad republicana llegando a comandar Brigadas Mixtas del ejército republicano durante la guerra. López Mejías compartió prisión con Miguel Gallo en Alicante. Es autor de unas memorias inéditas en las que aflora un emotivo testimonio sobre los últimos momentos de Gallo antes de verse en el terrible trance de tener ante sus ojos un pelotón de fusilamiento.


   Don Niceto Alcalá Zamora, por problemas de agenda o de seguridad, en algunas ocasiones solía delegar su representación a los jefes y oficiales del Cuarto Militar. A Miguel Gallo se le encomendó dicha  misión en más de una ocasión:

11 de mayo de 1933
   Tras el descalabró sufrido por el partido liberal-demócrata de Alcalá Zamora en las elecciones de febrero de 1936, ganadas por el Frente Popular, se produce el relevo en la presidencia de la II Republica Española. Don Manuel Azaña juraba el cargo el 10 de mayo de 1936.
   El diario oficial del Ministerio de la Guerra (31 de mayo de 1936)  nos permite conocer que el capitán Miguel Gallo y el teniente Justo López Mejías, del Cuarto Militar, pasan destinados a la “Guardia Presidencial”, un batallón de nuevo cuño encargado de velar por la seguridad personal del nuevo Presidente.
   Cuando el 17 de julio militares rebeldes se levantan en armas contra la República el citado batallón se hallaba aun en fase de organización al mando del comandante de infantería Leopoldo Menéndez.

    El 18 de julio, atendiendo órdenes de sus superiores jerárquicos, se personó de inmediato en el Ministerio de la Guerra. Según la declaración jurada del propio Miguel Gallo, inserta en el procedimiento sumarísimo de urgencia que se le instruye en Alicante, el Comandante Barceló, a quien se le había encomendado la organización de las milicias populares, le puso al frente de unos cien milicianos del barrio de Cuatro Caminos “los cuales al verse armados se dispersaron”.


   Se trata de un testimonio falseado de carácter exculpatorio que responde a la necesidad de defenderse de las acusaciones que le vinculan con el primer episodio sangriento de la guerra en la capital de España, el cerco y posterior Asalto al Cuartel de la Montaña (20 de julio). Según la prensa madrileña una milicia gubernamental mandada por el capitán Gallo se destacó por su heroica y denodada lucha. 
   Manuel Carnero Muñoz, un estudiante iliturgitano afiliado a las Juventudes Socialistas Unificadas, testigo directo de cuanto aconteció en Madrid durante aquellos primeros días de la guerra, nos proporciona un militante, aunque clarificador, testimonio sobre las primeras actuaciones del militar profesional Miguel Gallo: 
   
      “Casares dimitió. Parecía una trampa preparada. Efectivamente, en la madrugada del 19, a las 3,30 se anunció la formación de un Gobierno presidido por Martínez Barrio. Y se supo que ya se había hablado con los generales sublevados. Nos van a entregar atados de pies y manos, decía la gente.
    Pero el pueblo no se acobardó. Se lanzó a la calle para impedir la capitulación. Aquella mañana dominical del día 19, la Puerta del Sol era un hervidero. Por todas partes llegaban hombres y mujeres, de Cuatro Caminos, de los Carabancheles, de las Ventas, de Vallecas... Se gritaba contra el gobierno de capitulación y se exigían armas. A las cuatro de la tarde se anunció la constitución de un nuevo gobierno, presidido por José Giral.
    Volvimos a Cuatro Caminos. Había prisa. Se sabía que Fanjul estaba en el Cuartel de la Montaña, que durante la noche habían entrado falangistas en el mismo, que se aprestaban al combate. Estábamos preocupados con las noticias de Campamento, de Carabanchel, de Cuatro Vientos, Y pensábamos que no podíamos estar inactivos.
   Con una sensación de alivio recibimos la noticia. Se acababa de constituir la Comandancia General de Milicias. Su jefe era el comandante Barceló, un militar que merecía confianza. Supimos que se había acordado constituir cinco batallones de voluntarios, que estarían dotados de trescientos fusiles y dos ametralladoras cada uno. No era mucho, pero era algo. Estrechamente unidos, comunistas, socialistas, los jóvenes socialistas unificados empezarnos a planear la organización del Quinto Batallón de Voluntarios, que debía tener como base de reclutamiento la zona de Cuatro Caminos.
   Hacia esa barriada, a su centro, casi a la misma Glorieta, en un callejón sin salida, a la casa que cerraba esa salida, llegaron un comandante del Ejército y dos capitanes; Miguel Gallo, el que conocíamos desde la sublevación de Jaca, en la que ambos habíamos participado y Arturo Arellano, que estaba retirado y que venía como una especie de uniforme deportivo de pana. A ellos se unió otro militar, Francisco Galán,  hermano de Fermín, también retirado, militante comunista, muy popular y querido. El comandante era un militar cargadísimo de prejuicios y sobre todo con un santo temor a los comunistas. A la casa llegó también el armamento y la munición.
    En esa noche histórica, cálida, con apretadas discusiones, estaba naciendo el Quinto Batallón de Voluntarios. El parto fue difícil. El comandante se resistía. No quería que los comunistas formásemos parte del batallón. Discutíamos acaloradamente. Los dirigentes socialistas, Rodríguez, secretario de la JSU, Santiago, organizador del Radio Norte del PCE, Gallo, Arellano, Galán, todos le hacíamos ver la urgencia que teníamos, que ya se había producido la sublevación, que era necesaria la unidad más estrecha. Y abajo, en la calle, centenares de hombres se apretujaban a la espera de las arnas.
    El comandante. Barceló envió a Cuatro Caminos, al teniente Justo López Mejías, su ayudante, otro oficial de los de Jaca, para inspeccionar cómo marchaban las cosas. Le explicamos con el Batallón, aún en estado ultra uterino, mientras, según nos informaba el propio Justo, ya debiéramos estar saliendo hacia el Cuartel de la Montaña.
    La autoridad que López Mejías traía, obligó al comandante a aceptar la decisión justa. Los fusiles se dieron a los miembros de las organizaciones antifascistas. Las dos ametralladoras a los que sabían manejarlas. El jefe de esos equipos fue el dirigente comunista del Metro, Esteban Díaz, que había sido en el ejército, soldado de ametralladoras.
   Gallo, Arellano, Galán y los que habíamos hecho el servicio militar, enseñarnos al resto de los voluntarios el manejo de los fusiles. Una enseñanza muy elemental y rápida. Cómo poner el peine con las balas, cómo mover el cerrojo, cómo disparar. Y casi nada más. En esa afanosa enseñanza transcurrieron los últimos minutos hasta el alborear.
    Y cuando ya se encendía el sol por el horizonte, unos cuantos tranvías chirriantes, los famosos 17, cargados con el batallón, bajaron por Bravo Murillo hacia Quevedo y enfilaron la calle de San Bernardo. En esa calle, al llegar a la esquina de Quiñones,  desde los tejados de la iglesia nos hicieron nutrido fuego de fusil y pistola. Los hombres se arrojaron de los tranvías y quisieron asaltar el edificio que había dejado de ser santo para transformarse en un reducto faccioso. Trabajo costó -¡cuántas voces tuvimos que dar! - para que los tranvías siguiesen su marcha, sin hacer caso al pequeño obstáculo que trataba de impedir que se cumpliese el objetivo de llegar a la Montaña.



    Y al fin se llegó. Y allí los hombres de Cuatro Caminos se unieron a otros que venían de todos los rincones de Madrid y allí unos y otros presenciamos la llegada del cañón que lanzó las primeras granadas sobre el cuartel de la calle de Ferraz,  y se observó al avión que arrojó unas bombas sobre el edificio. Todo el mundo se lanzó hacia las puertas. Y penetró dentro. Y derrotó, con el empuje de sus cuerpos a los fascistas encabezados por Fanjul. No podemos olvidar, por lo significativo que fue en aquellos momentos, que junto a los hombres del Quinto Batallón de Voluntarios,  había un destacamento de la Guardia Civil, que cumplió con su deber, contribuyendo a la toma del cuartel.
   Los hombres del Quinto Batallón tenían ya su bautismo de fuego. No sabemos cómo volvió cada uno. Pero triunfantes y jubilosos nos reunimos de nuevo en la Glorieta. Mandando la tropa estaban Gallo, Arellano y Paco Galán. Analizamos lo que había que hacer. Adiestrar a los milicianos, organizarlos, ponerlos en condiciones de combatir, pues aunque algunos creían que todo había acabado, muchos pensábamos que la lucha iba para largo”. 

   De vuelta al Ministerio de la Guerra, donde cunde el nerviosismo y desconcierto propio de esos primeros momentos. Se le vuelve a asignar un importante contingente de milicianos (unos 250)  con los que marcha hacía Somosierra. Allí se une a otras fuerzas leales cuyo cometido principal era frenar el avance hacia la capital de las columnas del bando sublevado enviadas por el general Emilio Mola. Será Francisco Galán quien acapare mayor gloria y protagonismo durante aquellas primeras jornadas épicas de la defensa de Madrid. 

Francisco Galán en Somosierra durante un alto en la lucha
   El día 23 de julio el capitán Gallo resulta herido en una acción de combate y evacuado a Madrid. Se repone y regresa de nuevo al frente donde actúa como enlace entre las columnas dirigidas por Galán y el E. M. Central. La foto que mostramos en la cabecera se corresponde con la ejecución de tal mandato.
    Durante los días que permanece de baja, pese a sus heridas, colabora en la instrucción en el manejo de armas de los voluntarios que acuden al cuartel del famoso Quinto Regimiento instalado en la calle Francos Rodríguez (ex convento de Selesianos). Por estas fechas, se le supone ya afiliado al PCE, influenciado por sus amigos y compañeros los hermanos Francisco y José María Galán Rodríguez o por las propias circunstancias excepcionales de la guerra, que obligaban a tomar partido.
    No formó parte de la Columna Miaja, tal como sosteníamos en aquella entrada en la que aflora cierta confusión en torno a un primeramente fallecido, luego herido, capitán Gallo en las proximidades de Córdoba, que tal como explicamos, fue fruto de ciertas argucias puestas en práctica por los respectivos aparatos de propaganda de los bandos en conflicto.
   Sobre su participación en los combates de Somosierra disponemos de un testimonio de dudosa fiabilidad, dada la peculiar trayectoria de quien lo trasmite. Se trata del aportado por Enrique Castro Delgado, primer comandante del Quinto Regimiento y ex comisario politico, en su libro “Hombres Made in Moscú” 



    La típica medalla protectora, portada en el cuello por un católico, le sirve a Castro para restar credibilidad al valor y lealtad del capitán Gallo:

    "Llega Gallo, un militar profesional. Por entre su camisa abierta veo una cadena de oro, después una medalla. Hago como que no he visto nada y pregunto ¿Qué hay?"   

    Por prejuicios y desconfianza nos presenta a un capitán Gallo desconcertado, timorato e indeciso a la hora de hacer frente a las fuerzas carlistas que al grito de ¡Viva Cristo Rey! estandartes y banderas con la imagen de la Virgen y el Sagrado Corazón, encuentra al coronar una cima.
    El diario El Sol (9 de septiembre de 1936) publica una extensa relación, firmada por Galán, en la que aparecen los nombres de todos y cada uno de los oficiales y suboficiales, que procedentes del Batallón Presidencial, permanecieron leales, se destacaron o perdieron la vida en diferentes frentes de combate.
    Como oficial de enlace permaneció en Somosiera hasta mediados de septiembre de 1936, en que queda afecto a la 3ª sección (operaciones) del E.M. Central, al mando del por entonces comandante de caballería Segismundo Casado. En los primeros días de octubre se le asigna una Columna Mixta compuesta por tres batallones de milicias, una compañía de la Guardia Civil y otra de Guardias de Asalto, cuya misión era cubrir un sector de aproximadamente 14 kilómetros lineales al oeste de la capital. El empuje de las fuerzas nacionales provocó  la dispersión de la columna que tuvo que retroceder hasta Brunete, donde se estableció una nueva línea de resistencia.

    El 20 de octubre recibe órdenes de organizar la 6ª Brigada Mixta en Murcia. El día 25 el diario oficial del Ministerio de la Guerra publicaba su ascenso al empleo de Comandante.


Murcia 30 de octubre de 1936
     En pocos días quedaron organizados cuatro batallones “impregnados de excelente moral y organización” prestos a marchar al Ejercito del Centro que les reclama.
     El 5 de noviembre de 1936 se incorpora al frente, estableciendo su puesto de mando en Morata de Tajuña. Contaba al llegar a Madrid con 11 oficiales, 187 suboficiales y 3.287 cabos y soldados; en total 3.485 hombres. Tendrán su bautizo de fuego el día 14 en las operaciones conducentes a la toma del Cerro de los Ángeles, que no se consiguió. Le siguen funciones de cobertura en el sector de La Marañosa (8 kilómetros de extensión).


    A primeros de diciembre, marcha a la Ciudad Universitaria a relevar a las unidades de la XI Brigada Internacional que había quedado algo maltrecha durante aquella titánica defensa de Madrid. Cubre el sector comprendido entre la Puerta de Hierro y el Hospital Clínico. En los combates en defensa de estas posiciones, la Brigada sufrió importantes bajas. Se distinguió especialmente en el asalto al Palacio de la Moncloa y en una operación sobre el Hospital Clínico. 
   El comisario político de la Sexta Brigada Mixta, Ricardo Ramón, en un mitin organizado en Alhama (Murcia) por la asociación de Amigos de la Unión Soviética, interviene para tributar homenaje a los murcianos heridos en frente, algunos de los cuales asisten al acto desde los palcos y que son fuertemente ovacionados: 

   “La voz de este pueblo —dice— y la de todos los pueblos es la de oponer un rudo dique al fascismo para aplastarlo. Mirémonos en los ojos de Madrid y hagamos honor a su heroísmo. No llamo a los señoritos; hablo a los hermanos, a los proletarios de todas las ideologías para engrosar las filas del Ejército de la República. Os llamo al corazón vamos a jugarnos la vida para defender a la República y al mundo de la carroña fascista. Pido ropa interior, calcetines, víveres, tabaco, lo que sea, todo lo que queráis darme para llevarlo a nuestros bravos soldados”.

    También participó en los combates de la carretera de La Coruña, en enero de 1937, después de los cuales regresa a Murcia para disfrutar de un merecido descanso.


    Se le vuelve a movilizar en febrero de 1937, cuando a raíz de la caída de Málaga tiene que marchar a toda prisa por la carretera del Mediterráneo hasta las cercanías de Motril (Castell de Ferro- Sierra de Lujar) donde consigue frenar el avance del ejército rebelde y estabilizar el frente.
    Los posteriores derroteros de la carrera militar del comandante Miguel Gallo durante la Guerra Civil quedan aparcados hasta nueva orden.


Fuentes utilizadas

    Muchas y de diferente naturaleza, que no nos molestamos en relacionar, para, de camino, no ponérselo a huevo a desaprensivos logrones que pululan por estos medios. Quien pudiera estar interesado en aclarar detalles o procedencia de las informaciones no le resultara difícil ponerse en contacto con el autor de este lío. Reiterarme en el agradecimiento a Eduardo Ros Martínez, investigador del CSIC en el Instituto de Física Corpuscular (IFIC), descendiente de esa rama del apellido Gallo de Porcuna, que ha puesto generosamente a nuestra disposición valiosos documentos y una cuidada y elaborada reseña biográfica sobre nuestro protagonista, que titula: “El capitán Gallo. Un militar en la tormenta del siglo XX español”.

20 mayo 2014

CAPITAN MIGUEL GALLO MARTÍNEZ: 1931 (HISTORIA DE UN AÑO DECISIVO).


    Ciudadanos de Porcuna:
    Quiero ante todo agradeceros, de una manera profunda, vuestro afectuoso recibimiento y las frases con que vuestro presidente acaba de presentarme, pero deseo que inmediatamente mis primeras palabras, al ponerme en contacto con vosotros, sean para rendir un homenaje a uno de los vuestros que acaba de exponer su vida en defensa de las ideas.
    Adivino en vosotros idéntico pensamiento, pero quiero manifestar públicamente que el pueblo libre de Porcuna deberá en su día un homenaje al capitán Gallo, que exponiendo todo cuanto es, todo cuanto vale, no ha vacilado en ponerse al lado de la causa republicana para defenderla, aun a pesar de que este acto iba a exigirle acaso el sacrificio de su vida. Pero “la vida nada es cuando se da por los otros”, ya lo dijo Galán. El capitán Gallo lo sabía y por ello la expuso en aquellos momentos en que se hubiera podido triunfar con la ayuda de su esfuerzo y el de los demás militares pundonorosos que se han sacrificado, pero que no se triunfó porque, desde siempre, el camino de la Libertad han de recorrerlo los hombres a fuerza de sacrificios y de dolores.

    Yo que he tenido la gran satisfacción de abrazarlo unos momentos después de atravesar la frontera, conozco su pensamiento, que es el mismo e todos aquellos hombres que por haberla querido salvar, viven hoy lejos de España. Volveremos, dicen: la sangre de los mártires de la idea, fructífera siempre; el canto a la Libertad no se extingue jamás, porque es la aspiración de la Humanidad Nueva. Los hombres que así piensan y así se sacrifican merecen que sus pueblos los honren, porque se enaltecen al enaltecerlos. Por eso creo tener derecho para deciros hoy: ¡cumplid vuestro deber con él como otros hemos cumplido el nuestro, pensando únicamente en la liberación de España! (Aplausos, vivas al capitán Gallo).

   Estas palabras se corresponden con los primeros compases de la conferencia pronunciada por Francisco Martínez de Padilla en el local social del Círculo Republicano de Porcuna el 5 de abril de año 1931.




   Los vínculos con Porcuna de este joven ingeniero republicano, natural de Tomelloso (Ciudad Real), le vienen por su matrimonio con María Cabrero Gallo, prima hermana de Miguel Gallo Martínez, a quien le quedaban ya pocos días de permanecía como exiliado en Francia por su participación en la Sublevación de Jaca.

Francisco M. de Padilla y María Cabrero Gallo (retratos al oleo de Antonio López)
     Francisco Martínez de Padilla era hijo de Francisco Martínez Ramírez, apodado “El Obrero”, director gerente de la Compañía de Ferrocarril de Argamasilla-Tomelloso. A ambos corresponde un último intento de hacer llegar los caminos de hierro hasta Porcuna. Publicitaron un proyecto de vía ancha Porcuna-Lopera-Villa del Río, extensible a Higuera de Calatrava, Santiago y Valenzuela,  que no llegaría a prosperar a pesar del entusiasmo inicial mostrado en la Asamblea General de fuerzas vivas de las respectivas localidades, celebrada en Porcuna en el mes de mayo del año 1927.
    Recuerden todas aquellas peripecias que Miguel tuvo que sufrir con posterioridad a la fracasada intentona revolucionaria de Jaca, hasta lograr ponerse a salvo al otro lado de los Pirineos (véase Miguel Gallo. Huída y Exilio). Fue precisamente en el domicilio de Francisco Martínez y de su prima María Cabrero Gallo, en la calle Velázquez de Madrid, donde se refugió tras su épica huida de Jaca, a la espera de que sus apoyos encontraran el momento oportuno para evacuarle.Tras el advenimiento de la República el 14 de abril de 1931 un denominado “Tren de la Libertad”, procedente de Francia, devolvía a su patria al grupo parisino de exiliados españoles republicanos: 
   
    “A las nueve de la noche del día 15, un tren rápido procedente de Paris entraba en  la Estación del Norte. En el andén y alrededores esperaban unas 2000 personas con banderas, estandartes, gorros frigios, brazaletes rojos y otros distintivos republicanos. Al llegar el convoy el público asaltó los coches y se subió encima de sus techumbres, se canto la Marsellesa y se lanzaron calurosas aclamaciones”.

Ramón Franco, Miguel Gallo y Ramón Acín


    Tras el obligado descanso participa en un almuerzo íntimo “en honor de los emigrados políticos” celebrado en el Restaurante de la Dehesa de la Villa, en el que se dieron cita los ministros de Hacienda (Prieto), Fomento (Álvaro de Albornoz), Trabajo (Largo Caballero), Comunicaciones (Martínez Barrio) y Economía (Nicolau d'Olwer) del recién nacido Gobierno Provisional de la II Republica; el recién nombrado Capitán General de Madrid (don Gonzalo Queipo de Llano) y Ramón Franco (director general de Aeronáutica). Por la mañana en compañía de quien fuera su jefe en Jaca, don Julio Mangada, fue recibido por el Ministro de la Guerra (Manuel Azaña), que en consejo de Ministros ya había dado las instrucciones pertinentes para que se decretase la amnistía para quienes habían sido separados del ejército por su participación en los sucesos de Jaca y Cuatro Vientos. 
    De inmediato, toma rumbo hacía su tierra natal al encuentro de los suyos. En la estación de ferrocarril de Villa del Río (Córdoba) se dieron cita familiares y amigos de Porcuna (Jaén) que acudieron prestos a recibir a quien, en aquel contexto festivo por la reciente caída de la monarquía, llegaba revestido de la vitola de “Héroe de la República”.
    Disponemos de un testimonio en el que queda perfectamente reflejada la euforia y regocijo popular propio de aquellos primeros días del nuevo régimen. En dirección a Porcuna se le tributó un espontaneo homenaje en el vecino pueblo de Lopera. Quien lo trasmite, no se hallaba precisamente entre los entusiastas. Trascribimos tal cual sus poéticos y desconsiderados recuerdos:

   “El capitán Gallo, hasta entonces exiliado en el extranjero, sería recibido con los honores propios del momento, en el que se entregaron las masas enfervorecidas hasta el paroxismo republicano, animadas por el prurito insaciable de la libertad prometida.
     La cálida congregación multitudinaria de hombres, mujeres y niños regocijados por un festejo inusual, místicamente enardecidos, avanzaba llenando la larga calle de Jesús en concierto con la claridad del sol abrileño, en parangón con la efeméride antañona que había oído contar a mi abuela: la manifestación imponente del pueblo entero y sus ediles a la cabeza, precedida por los cuatro pitos y medio que hubiera de la banda municipal, a la espera, en aquel sitio, llenos de alegría “la venida de la luz eléctrica”. Claro que aquello no era igual.
    Se promovió un gran revuelo cuando, sobre un mar de cabezas humanas despeinadas y manos alzadas, crispadas, frenéticas por la excitación, trémulas, en oleadas de aplausos coreados por atroz griterío, a hombros igual que un torero portado por un grupo de “capitalistas” se distinguió el cuerpo bamboleante del capitán, reproduciendo la imagen espectacular de la recepción otorgada a un general romano vencedor aclamado por la plebe, agitando innumerables banderas y banderines a su paso. Faltaba explicación para tan espontanea convocatoria con instinto de hormiguero.
    El homenajeado, indisimuladamente sorprendido, ensayaba una sonrisa permanente, en un encuentro de emociones suscitadas; el flamear de los colores republicanos se fundía con el resplandor de la mañana, acorde con el amasijo de banderas de rojo integral de las banderas marxistas en las que iban prendidas las preceptivas fotografías de los capitanes Galán y García Hernández, precursores de la acción revolucionaria, cuyos frutos eran patentes.



    Los himnos y canciones a la libertad inundaban el ambiente estallante, en comunión con Carlos Marx y a los acordes de la Internacional:

¡Viva el capitán Gallo!
¡Viva, viva, gritad a la vez!
¡Viva, viva la honra de España!
¡Que a su infancia la han hecho volver!

    El capitán, vértice de una pirámide humana en marcha, pasó a corta distancia de mí, vitoreado entre trapos y banderines. Como en la Marcha Triunfal de Rubén Darío, las mujeres sofocadas por el calor y el ambiente, enronquecían gritando desde los balcones de la fachada de la Huerta de Moreno, donde las muchachas de “El Dientes” y sus amigas arrojaban claveles reventones y amapolas rojas al paso del cortejo, hurtados a la paz de las de las abejas y mariposas.
    El capitán, vestido de negro o azul, seguía emocionado tratando de coger los ramilletes lanzados al aire. Una corona de laurel giró vertiginosa desde un balcón, como anillo de Júpiter, ostentando los colores del nuevo régimen: la asió con la mano derecha y se la colocó al cuello, a estilo hawaiano.
    Y… ya no recuerdo más, porque la gente pasó en tropel, como una manada de búfalos en estampida, y con esto la imagen se me perdió en la noche de los recuerdos".


   En Porcuna, si cabe, el recibimiento tuvo que estar revestido de mayor bombo y solemnidad. Así lo ratifican los testimonios orales, aunque no disponemos de documento alguno que lo desarrolle. En las actas municipales no queda constancia de homenaje institucional alguno. La placa que rotulaba la calle dedicada al varias veces diputado conservador por el distrito de Martos, don Miguel del Prado y Lisboa (Marques de Acapulco), en la que la familia Gallo tenía su domicilio, sería sustituida por otra dedicada a Miguel Gallo, por voluntad expresa del primer Ayuntamiento Republicano de Porcuna. 

Desaparecida casa de la familia Gallo

   Sus compañeros de Sublevación en Jaca y “Mártires de la República”, Fermín Galán y Ángel García Hernández, también encontrarían acomodo en el nuevo callejero. Se les dedicaron respectivamente las actuales calles Pianista Rafael Quero y Alférez Manuel Casado (una de las numerosas muestras del callejero franquista de Porcuna condenada a desparecer).

    
    La Voz de Córdoba (24 de abril de 1931)

   Tras una corta estancia en Porcuna emprende viaje hacía Madrid. Asuntos urgentes relacionados con su situación militar le reclaman. Aunque se detiene en Córdoba, donde se le organiza una recepción oficial en el Ayuntamiento. Estuvo destinado durante algún tiempo en el Regimiento de la Reina. Le acompañan su padre, José Julián Gallo García de Linares, y sus primos Eduardo, Ramón, Gregorio y Luis Gallo, todos militares profesionales con destino en la capital cordobesa.


    En los días siguientes, se reúnen en Madrid los procedentes del exilio con los militares implicados en las sublevaciones de Jaca y Cuatro Vientos, capturados y sometidos a Consejo de Guerra, puestos de inmediato en libertad con la llegada de la República, así como los integrantes de la trama civil igualmente liberados. Se suceden los homenajes y reconocimientos.
     La práctica totalidad de la prensa madrileña progubernamental les rinde pleitesía en sus talleres y redacciones. El protagonismo lo acapara el carismático capitán Salvador Sediles, famoso tras la campaña organizada por las fuerzas antimonárquicas para conseguir su indulto, una vez se conoce el  fallo del Consejo de Guerra celebrado en Jaca (18 de marzo de 1931) que lo condenaba a muerte. 



    Especialmente intensa la jornada del día 25 para la oficialidad de Jaca encabezada por el teniente coronel Julio Mangada. Entre quienes se concentraron estaban los capitanes Gallo, Sediles, Arboledas, Piaya: los tenientes Mendoza, Marín, López Mejías, y un largo etcétera. Se fueron sucediendo durante la mañana las visitas al Ayuntamiento, Capitanía General, donde recibieron el emocionado abrazo de Don Gonzalo, Ministerio de la Gobernación, Gobierno Civil y Ministerio de la Guerra, donde firmaron su adhesión a la República.
     Por la tarde asisten a una velada organizada por el Ateneo de Madrid, presidido por Manuel Azaña, en honor de Fermín Galán y Ángel García Hernández. En representación de las familias de los malogrados capitanes asisten la viuda de García Hernández y el teniente Francisco Galán Rodríguez (hermano de Fermín):

    “El Sr. Azaña, en un admirable discurso, dice que este acto es de entusiasmo, de imperecedera memoria, e gratitud hacia aquellas víctimas, cuyo sacrificio fue la base fundamental de la nueva República; por eso yo comprendo que las familias de las víctimas tendrán un inmenso dolor, dolor glorioso, por encima de todo sentimiento humano, cuyos frutos también han sido magníficos”.
    “El hermano de Galán, con palabras entrecortadas por la emoción, da las gracias a todos y dice que el nombre de el capitán Sediles y el de sus compañeros presentes estarán siempre unidos al de los héroes de Jaca”.

     Después marcharon al domicilio de la madre de Galán, donde Sediles, en nombre de todos, le dio un beso. Agradecida, fue saludando uno a uno a los capitanes Arboledas, Gallo y Anitua, los tenientes Marín y Mendoza, y los paisanos Cárdenas, Pinillos y Detrus.
    Pasados esos intensos días de homenajes y emociones en Madrid, aprovechando la concentración de antiguos compañeros, un grupo compuesto por Gallo, Sediles, Arboledas, Marín y Mendoza acompañan a Francisco Galán Rodríguez hasta Jaca. Su visita obedece a tres motivos: trasladar al pueblo de Jaca su agradecimiento personal y el de su madre por los numerosos homenajes tributados en memoria de su hermano, ofrecer el sable del capitán Galán al pueblo de Jaca  y suavizar, de camino, las tensiones surgidas entre Huesca y Jaca en torno al destino definitivo de sus restos mortales. Obligada visita a la tumba de Galán en cementerio civil de Huesca y a la García Hernández en la parte católica.


     La instantánea se corresponde con la entrega de flores sobre la tumba de Fermín Galán. Se distinguen perfectamente Gallo a la izquierda y Francisco Galán a la derecha.
    


    Previamente la comitiva mixta de oficiales y civiles, que en dos autos se dirigían desde Jaca hacía Huesca, tuvieron que detenerse en Aniés, donde Gallo y Arboledas pudieron recordar las fatigas que pasaron juntos para evitar ser descubiertos. 

La Voz (25 de mayo de 1931)
    Se ve que con tantos homenajes y baños de masas a algunos de estos militares se les despierta el apetito por la política. La inminente convocatoria de elecciones generales lo alimentaba. Es el caso del coronel laureado don Segundo García y el de los capitanes Sediles, Salinas, Gallo y Arboledas, que el 20 de mayo depositaron instancias en el Ministerio de la Guerra solicitando el retiro del Ejército: “El móvil de la decisión que han tomado ahora estos populares capitanes obedece a sus aspiraciones de reintegrarse a la vida civil y dar a sus actividades nuevo rumbo, seguramente político”.


    El 1º de junio se estrenaba en el Teatro Español de Madrid el moderno e incomprendido “romance de ciego” del joven y prometedor Rafael Alberti, titulado “Fermín Galán”. Es puesto en escena por la compañía dramática de Margarita Xirgu, con Rivas Cherif como asesor literario y Sigfredo Burmann que aporta su renovadora y personal impronta escenográfica.
    Allí se dan cita algunos de los compañeros de Jaca. El propio Miguel Gallo muestra su sorpresa ante determinadas licencias del autor: “Quien curaba a los heridos en el Santuario de Cillas era Pastoriza, no era la Virgen”. Otro sublevado, cuyo nombre se omite, al ver a Margarita Xirgu, vestida de Virgen, dando pasos por la escena exclamo: ¡Anda la Virgen!
    Con independencia de que los compañeros de Fermín Galán salieran más o menos satisfechos de aquella representación, sirvió, al menos, para que permanecieran juntos por unos días. Los capitanes Gallo,Sediles, el teniente Ramón Manzanares y Francisco Galán Rodríguez, aquella misma noche, entre bambalinas o en la celebración posterior, se organizaron una gira por Andalucía.




    Su primera escala, la capital de la provincia de Jaén, donde había venido al mundo el joven e intrépido alférez Ramón Manzanares Molinarecién ascendido a teniente.Era hijo del ingeniero agrónomo Ramón Manzanares Escolano, al frente del servicio provincial del catastro durante la primera década del siglo XX.
   El siguiente destino sería Porcuna, localidad de origen del capitán Miguel Gallo. Aquí nos topamos, una vez más, con la limitación que impone el difícil acceso a la prensa histórica de la provincia de Jaén. De las consultas realizadas en su día en el Archivo Histórico Municipal de Porcuna tampoco obtuvimos resultados favorables. La muestra gráfica, que mostramos a continuación, en la que Miguel Gallo aparece ocupando un lugar preferente en el centro de la instantánea, pudiera corresponderse con alguno de los homenajes que le ofrecieran sus paisanos y amigos:




De izquierda a derecha: Sediles, Galán y Manzanares


    “Procedentes de Porcuna han llegado los héroes de la revolución capitán Sediles (que fue condenado a muerte), capitán Gallo y tenientes Manzanares y Galán. Este hermano del capitán Galán. Fueron recibidos por una gran multitud que los aclamó delirantemente. Pasaron al Ayuntamiento, donde se verificó la recepción oficial. Desde el balcón dirigieron la palabra al público a instancias de éste. Después se celebró un banquete en el Restaurant Macedo, con la asistencia de más de un centenar de comensales, Hubo brindis entusiásticos.
    Los señores Gallo y Manzanares marcharon a Córdoba en automóvil, mientras que los señores Sediles y Galán a Madrid.
    Fueron objeto de una cariñosa manifestación de simpatía por parte del pueblo de Bujalance,  tanto a la salida como a la llegada”.



     De una más extensa y desarrollada crónica publicada en el diario Política (9 de junio de 1931) extraemos las siguientes palabras de Miguel Gallo:

    “Yo no soy orador; de mi no esperéis nada, porque nada a lo ya dicho por mis compañeros puedo añadir, pero os manifiesto y digo que soy de las armas cuando éstas obren con justicia, pero no de ellas cuando se quiera abusar de una España que ha estado tan oprimida y castigada por sus tiranos y déspotas gobernantes. Define acerca de la frase de Joaquín Costa “Escuela y despensa” y pide al pueblo que se instruya para que adquiera conocimientos y cultura y forme todo hombre de su edificio humano un edificio sin esterilidad alguna, porque cultivando nuestros cerebros le hagamos producir hasta llegar a hacer de esas máquinas de la sociedad hombres conscientes de sus derechos y deberes, que saben regirse, porque pusieron todo su afán y amor en el bienestar social, material y moral de la humanidad”.
    Imaginamos que tuvo que ser tras aquella visita cuando el nombre de Miguel Gallo pasa a formar parte del nuevo callejero de Bujalance. Su familia, por cuestiones de negocios, mantenía estrechos vínculos con esta población cordobesa, que desde 1909, con proyecto de su tío el ingeniero José María Gallo, regulariza el suministro de aguas a la población, que queda en manos de una sociedad titulada "La Alameda" en la que se integra como accionista y vocal directivo su tío Ramón Gallo García de Linares. En la vecina localidad de Cañete de las Torres también se le puso su nombre a una calle, al igual que ocurrió en Cardeña (Córdoba), única en la que con la llegada de la democracia se le restituyo el honor.
    El semanario local Bujalance anunciaba la publicación de unas caricaturas de los ilustres visitantes, que si llegaron a salir, lo fue dentro de un número perdido o no incluido en la colección digitalizada.



    A las elecciones a Cortes Constituyentes, celebradas en junio de 1931, concurren varios militares de los relacionados con la sublevación de Jaca. Salvador Sediles, cuyo nombre se barajó en un principio para que se integrara en una candidatura patrocinada por los republicanos de Barbastro (Huesca), se adscribe finalmente a una candidatura de Extrema Izquierda Federal, resultando elegido diputado por la provincia de Barcelona.
     El teniente de la guardia civil, en situación de excedencia, Francisco Galán Rodríguez y el capitán de artillería Luis Salinas García, concurren por la provincia de Huesca en una candidatura de izquierda titulada “Insurrección de Jaca”:


   Aunque obtuvieron importantes apoyos en las urnas, fueron sobrepasados con creces por los candidatos del Partido Republicano Radical y Radical Socialista, que se llevaron las cuatro actas de diputado en juego. Ambos, retirados definitivamente del Ejército, evolucionan hacia postulados comunistas. En lo sucesivo, como dirigentes activos del PCE, laboran en pro de la progresiva implantación del comunismo entre las filas proletarias.
    Gallo, que como el mismo reconocía carecía de esos dotes para la de tribuna que se precisan en la política, por la notoriedad alcanzada durante aquel decisivo año de 1931, tuvieron que llegarle propuestas desde las diferentes formaciones republicanas, que a marchas forzadas se fueron estructurando durante aquellos primeros meses de la República. Como católico practicante no cuadraba mucho en las opciones de izquierda más radical en las que se integraron sus amigos y compañeros. Parece ser que al final se le incluye, como de relleno, en una lista presentada por una candidatura marginal de Republicanos de Izquierda que concurre por la provincia de Jaén:


   Se corresponde con los resultados obtenidos en Úbeda, prácticamente insignificantes en comparación con los 3.500 de Socialistas o 1.110 de la Derecha Liberal Republicana de Alcalá Zamora.
   Todo indica que aquella solicitud de retiro no sería finalmente cursada o se retractaría de la misma, ya que en abril de 1932 se le destina de plantilla al Cuarto Militar de S.E, el Sr. Presidente de la República.

    Después del sobresaltado y agitado año de 1931, pone sus miras en una nueva vida más ordenada y normalizada. En noviembre de 1932 contraía matrimonio con María Victoria Laguna de Rins Almarza, una joven zaragozana, con la que mantenía noviazgo desde antes de los sucesos de diciembre de 1930.


     El destinatario de la invitación, que procede del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, muy posiblemente sea el ministro socialista Indalecio Prieto, exiliado en París con Miguel Gallo hasta la proclamación de la República.
    María Victoria era hija del político y empresario aragonés Miguel Ángel Laguna de Rins Ortiz.

Heraldo de Aragón 25 de noviembre de 1932

    A partir de entonces, el nombre de Miguel Gallo desaparece de las páginas de la prensa. El resto del periodo republicano lo dedica a vivir tranquilamente en familia, a cumplir celosamente con sus deberes militares y a realizar cursos de perfeccionamiento. No volvemos a tener noticias suyas prácticamente hasta aquel fatídico 18 de julio de 1936, en el que "la derechona reaccionaria", con el imprescindible concurso de un sector del Ejercito se levantó en armas contra un gobierno legalmente constituido. Miguel Gallo, como no podía ser de otra manera, permaneció fiel y presto a defender la causa de la República desde un primer momento. Pero eso es ya otro capítulo de su biografía, que dejamos aparcado de momento.
Créditos y agradecimientos

   La fotografía de la desaparecida casa de la Familia Gallo fue realizada por el arqueólogo, amigo e historiador Juan Ruiz Bellido. Pertenece a un reportaje realizado con anterioridad a que los intereses inmobiliarios acabaran con ella.
   La del banquete en Porcuna en la que aparece Miguelito Gallo, como era conocido cariñosamente entre sus paisanos, quiero recordar que la colgó Antonio Recuerda Burgos o Alberto Ruiz de Adana en un facebook local.
   Mi más sincero agradecimiento a Eduardo Ros, descendiente de la familia Martínez de Padilla- Cabrero Gallo, que me proporcionó los retratos al oleo del pintor manchego Antonio López y me ayudó en la obtención del folleto de la conferencia organizada por el Circulo Republicano de Porcuna, que se encuentra entre los fondos de la Biblioteca Nacional.
   La invitación e la boda y el libro del loperano es fruto de la constante y fluida comunicación con Todos los Nombres de Porcuna.
    Tampoco hubiera sido posible este trabajo sin la amable colaboración del personal de la Biblioteca del Ateneo de Madrid, que nos proporcionaron, con diligencia y sin cargo alguno, reproducciones de materiales de los que custodian.
    La colaboración y pasmosa facilidad con que pudimos acceder a las colecciones de prensa del Ateneo de Madrid (previa indicación de las referencias) contrasta con el irracional sistema puesto en práctica por algunas instituciones públicas. Sirva el ejemplo, el empleado por el Archivo Municipal de Zaragoza, que para obtener la reproducción digital de la página del Heraldo de Zaragoza, tuvimos que remitirle previamente un giro postal por importe de 50 céntimos. Nos costó más la tasa del giro que el importe de la página.