Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

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12 marzo 2012

Noticia sobre el oratorio de la calleja de los Dolores

Calleja de los Dolores (Castro del Río)
     Entre los varios opúsculos impresos que relaciona Fray Juan de Castro como salidos de la pluma de Don Juan Pedro Moreno y Arias (1710-1776), sólo uno guarda relación directa con su pueblo, Castro del Río, es el titulado:

     “Romance nuevo, donde se refieren los maravillosos prodigios, que ha obrado la milagrosa imagen de María Santísima de los Dolores, que se venera en la siempre ilustre y leal Villa de Castro del Río”. Se imprimió el año de 1730, quando el autor estaba en los veinte de su edad. Es un papel en 4º con cuatro páginas.

 Comienza así:

“De aquella Mujer hermosa
que vio el Apóstol querido”

     Y finaliza de esta manera:

     Ea, Católicos pechos
de esta ilustre Villa hijos,
digan nuestras dulces voces,
que por siglos infinitos
sea en Castro venerada
la de los siete cuchillos.



    Antes de que sea el propio padre Castro quien introduzca en contexto este Romance de Don Pedro Moreno y Arias, dedicado a la Dolorosa, tenemos forzosamente que reparar en el Estudio histórico del barrio de la Villa de Castro del Río de Juan Aranda Doncel. Se menciona en este libro la sesión municipal celebrada el 21 de enero de 1845 en la que se aborda “la conveniencia de rectificar la actual numeración y dar nomenclatura a todas las calles de la Villa”. Las trece calles intramuros (barrio de la Villa) son nominadas en función de una serie de variables. Un oratorio dedicado a Nuestra Señora de los Dolores dará nombre “al callejón sin salida donde está la imagen de dicha Sra.”. 
     Otras informaciones extraídas del capítulo que Juan Aranda le dedica a la Casa-Oratorio de Nuestra Señora de los Dolores, las dejaremos para el final. 



    Dejemos que sea primero el padre Castro, quien nos explique el porqué de dicho Romance, así como cumplida información sobre cómo y cuando se gesta el citado oratorio en esta pintoresca calleja del barrio antiguo:

    “Para que el asunto de este romance se entienda mejor contaré la historia desde su principio. Don Gerónimo Mexia, a quien por su singular piedad y virtud notoria llamaban todos, hermano Gerónimo, fue Sochantre en la Parroquia de Castro, y tenía su morada en el cercado de la Villa, en la calleja que hoy llaman de los Dolores. El año de 1727, a los diez días de julio, colocó sobre la puerta de su casa una imagen, pintada en lienzo, de Nuestra Señora de los Dolores, con un farol que también daba luz a toda la calleja. Aquí perseveró la santa efigie sin especial culto, hasta que el 16 de abril de 1730 un vecino, que se hallaba gravemente enfermo, se encomendó a la Señora, y consiguió su salud. Divulgado este caso, se excitó la devoción, se repitieron los recursos, y los prodigios se multiplicaron de manera que antes de concluirse el citado año de 1730, se tenían averiguados ciento cinco por lo menos. Después de publicado el Romance, y continuándose la devoción con más fervor todavía, el Hermano Gerónimo erigió un oratorio público sobre el pórtico de su casa con vistas a la calleja y colocó en él la santa imagen. Por su testamento dejo heredero de dicha casa y nombró patrono para lo sucesivo a su amigo Don Juan de Mendoza, clérigo capellán, y sus herederos. Este Santuario ha sido y es hoy muy concurrido, aunque no son ya tan frecuentes los milagros públicos”.

(De los Escritores naturales de Castro del Río…pág. 303-304)


     Pascual Madoz, en el sustancioso artículo sobre Castro del Río del “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar” (1846-1850) le otorga al citado oratorio categoría de ermita (no conocemos sus fuentes) y aporta somera información sobre la misma: “fundada a mediados del siglo XVIII por el piadoso varón Don Gerónimo Megia, sacristán de la iglesia parroquial”.

     Las disposiciones testamentarias del “Hermano Gerónimo” (Don Geronimo Mexía y Xurado), sacristán y sochantre de la parroquial de la Asunción, recogidas por Juan Aranda Doncel en su estudio histórico del barrio de la villa, nos aportan otras noticias complementarias sobre el oratorio y su fundador:

     “Declaro que tengo y poseo unas casas mías propias en que hago mi abitación y morada dentro del zercado de esta villa…y en ellas la imagen de Nuestra Señora de los Dolores que está pintada en un lienzo con su marco dorado, que también es mía propia, la que tengo de presente colocada en un quarto de dichas mis casas que caen sobre las puertas de la calle de ella y se halla oy en forma de capilla descubierto, de suerte que desde dicha calle se venera y reza por los devotos de dicha imagen”.

    “ […] y procurando yo mantener la dicha devoción y para que aumente cada día, por lo que asimismo tengo a S.M., le mando en propiedad y posesión las dichas mis casas en que se halla colocada para que lo esté siempre en ellas en el dicho sitio o en otro que le parezca al Patronato o Patronos que e de nombrar, formándose capilla o hermita si se pudiere en delante de suerte que, aunque así se execute, aia de ser siempre en las dichas mis casas y no en otro sitio alguno, pues con esta condición se las mando a S.M. por se mi voluntad que nunca salga de ellas si no es con licencia de dicho Patrono para que salga en prozesión o lleve a alguno de los templos de esta villa para hazerle rogativa en caso de necesidad y volverla luego que se fenezca qualquiera de esos fines a las zitadas mis casas todo con la dezencia correspondiente”.


     Como albaceas de su testamento y encargados de ejecutar sus deseos, tal como ya refiere Fray Juan de Castro, quedaron el clérigo capellán y amigo Don Juan de Mendoza y Saavedra y herederos (su padre Alonso de Mendoza Figueroa y Saavedra, hijosdalgo notable) moradores durante la primera mitad del siglo XVIII de la "Casa de Mendoza", a la que este linaje da nombre.

Casa de Mendoza
    En vida del Gerónimo Mexia, fallecerá don Alonso de Mendoza de Figueroa y Saavedra, y su hijo don Juan de Mendoza tendrá que ausentarse de la villa, por lo que ha de introducir variaciones en la composición del Patronato, delegando la responsabilidad en el vicario don Pedro Suarez Pimentel y sucesores en el cargo.
    Cuando finalmente fallece, se respetará su voluntad, permaneciendo el oratorio y la imagen en su lugar original, aunque con unas rentas que apenas si darían para su mantenimiento: el producto del alquiler de la casa, el producto de un haza de tres fanegas de tierra y una memoria a perpetuidad de tres arrobas de aceite aportadas por una devota señora.
    A finales del XVIII se celebraban en el mismo dos funciones religiosas anuales: una misa cantada el día de Santa Catalina (25 de noviembre),  por el alma de la devota señora donante del aceite perpetuo, y otra más solemne el Viernes de Dolores.

    Oratorio de Nuestra Señora de los Dolores. En Estudio histórico del barrio de la Villa de Castro del Río / Juan Aranda Doncel. Ayuntamiento de Castro del Río, 1987 (págs.151-154).

    Sobre el posterior devenir de este oratorio o ermita no dispongo de información alguna. De manera que, para que pudiera quedar completada la historia sobre sus avatares históricos, sería de agradecer aportaciones al respecto en la sección de comentarios. Seguramente entre la numerosa bibliografía de Juan Aranda o en alguna de sus habituales colaboraciones en publicaciones locales pudieran aparecer otras noticias.


27 marzo 2011

Escenas de "Soledad" (La película).

Plaza de San Rafael 1927
Plaza de San Rafael años 60

   Cuando visité por primera vez Castro del Río, allá por los primeros años de la década de los 80 del pasado siglo, mi sorpresa fue mayúscula al poder comprobar in situ la armoniosa uniformidad, equilibrada plasticidad y perfecto estado de conservación de su emblemático Barrio de la Villa, alojado dentro del perímetro amurallado de su primitivo castillo fortaleza. El barrio alberga en su seno algunos de los mas característicos edificios patrimoniales, tanto civiles como religiosos, de la ciudad: las Casas Consistoriales situada junto a una de sus puertas de acceso (arco de Santo Cristo), edificio del antiguo Pósito, Capilla del Colegio de San Acisclo y Santa Victoria, Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, Casa de Mendoza, el Castillo y el Tiunfo de San Rafael. Aunque el conjunto en si con sus blancas y angostas calles y sus pintorescos arcos (Santo Cristo y Agujero) goza de personalidad propia. Llama la atención el empinado acceso a través de la cuesta de Martos tras la que se descubre el Castillo y la Plaza de San Rafael con su espectacular Triunfo presidiendo el espacio.


Arco-Puerta del Agujero



Calle Pósito


   En 1958 dos cineastas italianos, Enrico Gras y Mario Gravieri, especializados en el género documental, debieron igualmente sorprenderse con este emplazamiento que lo incluyeron  para el rodaje de varias escenas de su nuevo proyecto cinematográfico “Fiesta Grande”, veinte mil metros de cinta, con los que se pretende “descubrir al mundo esa España incógnita que rebosa seducción por los cuatro costados”. Un continuo peregrinaje que se desarrolla esencialmente por tierras castellanas y andaluzas.       

   Además de Castro del Río, se muestran en la cinta el Sacromonte granadino, Guadix y sus cuevas, la Romería del Rocío, los patios y la Semana Santa cordobesa.
   Para darle unidad a este recorrido geográfico se recurre a una trama novelesca.
   La película con el título final de Soledad, presentada fuera de concurso a la Mostra de Venecia, sería estrenada en Madrid en la primavera de 1959.



   Gira en torno a los amores de Soledad, una guapa andaluza que ha matrimoniado con un señorito rico pero indigno de ella, papel interpretado por la bonita y atractiva Pilar Cansino ( prima de Rita Hayworth), que hacía su debut cinematográfico.
   El protagonista masculino, lo encarna el joven galán Germán Cobos, enamorado de la protagonista, que en un peregrinaje sentimental, va de un lado para otro recorriendo esa España que Gras y Gravieri nos quieren mostrar.
   También se distingue en su papel Fernando Fernán Gómez, que interpreta a un pícaro de los anchos campos, vendedor de trenzas femeninas.
   Completan el reparto Eva Sedeño, Josefina Serratosa, María Vico y Pilar Gómez Ferrer.
   
   
   
   Como casi siempre, tratándose de una película rodada en España, lo mejor de “Soledad” es la contribución de sus actores y actrices secundarios. Así, destacamos, en su comienzo, la aparición de una insólita Mercedes Alonso, caracterizada de gitana, y  el popular José María Tasso “Tachuela” que hacia sus primeros pinitos en el cine.


 
Crítica Abc





Secuencias de la película rodadas en Castro del Río

   En las escenas de la boda son perfectamente reconocibles las intrincadas y blanquecinas calles del Barrio de la Villa (Palma, Estrella, San Juan), así como la portada plateresca de su Iglesia Parroquial, hoy desaparecida como consecuencia de los agentes corrosivos y la mala calidad de su original piedra de fábrica.
   El resto de las secuencias se corresponden con una especie de capea o encierro que trascurre por sus calles, que tiene por epicentro el Llano de San Rafael, adornado para la ocasión con los típicos carretones y empalizadas que se utilizaban en este tipo de festejos populares.

   Para ambas secuencias fueron utilizados y contratados numerosos/as castreños/as que participaron como extras en la película. El rodaje en Castro del Río transcurre durante la primera semana del mes de mayo de 1958, y no estuvo exento de anécdotas e incidentes, como la del astado que cogió y golpeó al extra Rafael Moreno Santiago, causándole varias y graves heridas, o la del toro que se escapó del encierro, sembrando el pánico entre la población, finalmente abatido de un tiro por un valeroso número del cuerpo de la Guardia Civil apellidado Vaca.

ABC 7 de mayo de 1958

   Hasta la prensa libertaria en exilio, de la que eran habituales lectores muchos castreños, de los que tuvieron que emigrar forzosamente al finalizar la guerra civil española, recoge la información:

Solidaridad Obrera 5 de junio de 1958

   Las acrobacias taurinas (salto frontal y de la garrocha) y otras suertes de recorte que se aprecian en la cinta, son obra de un famoso especialista de cine de la época llamado Manuel Santamaría “Pololo”.


   Afiches como este, serían profusamente, cual hojas volanderas, distribuidos por el empresario del todavía Teatro Cervantes (antiguo Vista Hermosa) para incentivar la asistencia a su sala de la población castreña cuando se estrenara la película en la localidad. Quiero recordar que un antiguo empleado del posterior Gran Cinema, Rafael Caravaca Pinillos, asiduo colaborador de la Revista de Feria, con rememoraciones sobre el cine y el teatro en las que trascribe sus vivencias y colecciones, se ocupó de su estreno en Castro del Río, acompañado de fabulosos llenos.
   Los tiempos han cambiado, hoy el cine, antiguo negocio y lugar de encuentro, a raíz de la proliferación de nuevas tecnologías, se ha trasladado a los cómodos y confortables salones particulares. Ya no hace falta siquiera hacer colección de películas pues están disponibles permanente para su descarga en la red. Quienes puedan mostrarse interesados por el visionado completo de Soledad pueden encontrarla en ella.



   Ya para terminar, haciendo uso, una vez más, de mi legítima propensión, desearía que las nuevas y futuras generaciones de castreños/as cuando vean esta película, puedan seguir reconociendo en ella esas calles y plazas del Barrio de la Villa, de las que deben sentirse orgullosos. Para ello es imprescindible una especial sensibilización entre la población y entre los dirigentes políticos, que son quienes a la postre deben preservarlo evitando perniciosas e irreparables actuaciones urbanísticas.
    Soy consciente de problemáticas derivadas de la proliferación de vehículos automóviles, pero desde mi particular punto de vista, el antiguo solar del Circulo de Artesanos, con cuyo derribo ganó en belleza el entorno, al quedar al descubierto el Castillo, no se merece su actual uso como guarda coches. Existen soluciones. Una terraza soleada y ajardinada (con hostelería) que hiciera las veces de centro de acogida y recepción de visitantes, compatible con el uso y disfrute del espacio por parte de la ciudadanía en general, se me ocurre como una solución viable y económica.
   A las burras del siglo XXI habría que buscarle establos, fuera del perímetro amurallado. Un nuevo parking subterráneo en el Llano de la Fuente podría ayudar a solucionar el problema. Eso si, al encargado del proyecto se le debe exigir armonía con el conjunto, de la que carece el recientemente inaugurado parking de la Plaza de San Fernando.

 Antiguo aparcamiento ubicado en el Llano de la Fuente, justo
donde arranca la Cuesta de los Mesones.


   Un antiguo morador del Barrio de la Villa.