Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

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31 octubre 2013

INGENIERO DAMIAN QUERO (2ª PARTE Y FINAL)



    Como ya anunciábamos, en el año 1876 el ingeniero Damián Quero Díaz y familia, después de aquella larga e insalubre experiencia colonial, fija su residencia en Córdoba cuando entra a formar parte de la plantilla de la Jefatura Provincial de Obras Públicas, su nuevo destino profesional.

MILITANCIA MASÓNICA


     Las noticias sobre su pertenencia la Masonería nos las proporciona el libro sobre la Masonería en Córdoba, del que ya tomamos su retrato. 


     En el cuadro de la Logia Estrella Flamígera de la capital cordobesa, cuyos orígenes se remontan al año 1871, encontramos al ingeniero Damián Quero con grado 13º y nombre simbólico “Pelagio” en el año de 1876, prácticamente coincidiendo con su establecimiento en la ciudad de Córdoba. Su grado nos invita a pensar que pudiera ya venir iniciado del archipiélago filipino. El principio de ayuda mutua, por el que se rige la masonería, le tuvo que resultar bastante útil a la hora de darse a conocer e introducirse en la sociedad cordobesa.
      De su puño y letra, perfectamente reconocible por su espectacular caligrafía, es  una plancha emitida el 8 de diciembre de 1876 por la Aug. y Resp. Log. Estrella Flamígera núm. 102 regularmente constituida en el Valle de Córdoba bajo los auspicios del Gr. Or. Lusitano Unido, dirigida a la masonería universal manifestando su opinión sobre la guerra que venía desarrollándose en los Balcanes desde 1875. Damián Quero presidió la comisión encargada de su redacción, en la que se hace un análisis del conflicto en base a los principios masónicos del pacifismo y la neutralidad.


    Aparece incluida como anexo documental dentro del libro de la Masonería en Córdoba, siendo el verdadero origen de estos documentos el por entonces A.H.N. de Salamanca, hoy Centro Documental de la Memoria Histórica, a donde fueron a parar muchos de los papeles emanados por la masonería española al ser puestos a disposición del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, que tuvo su sede en aquella ciudad castellana.

    Durante ese mismo año de 1876, el de su ingreso en la Log. Estrella Flamígera, trasciende a través de la prensa cordobesa esa vocación propia de la masonería de involucrarse en cuestiones educativas y filantrópicas:

     “Fomento de la Enseñanza.- Se ha presentado al Sr. Gobernador para su aprobación el Reglamento que ha de regir una sociedad bienhechora que llevará por título el epígrafe, y que tiene por objeto dar segunda enseñanza gratuita hasta el bachillerato a algunos niños pobres, procedentes de las escuelas gratuitas de esta capital, en las que deberán haber obtenido la nota de sobresaliente. Forman parte de la Junta los señores D. José Abela, D. Juan Velasco, D. Eduardo Solier, D. Damián Quero, D. Francisco González Candelbac, D. José Sánchez, D. Guillermo Poole, D. Antonio Caro Fresneda, D. Bonifacio Campos y D. Manuel Martín”.

(Diario de Córdoba 31 de agosto de 1876)

     
    La práctica totalidad de los relacionados aparecen en los cuadros de las logias cordobesas Estrella Flamígera y Patricia, aunque con claro predomino de la primera. No debió ser autorizada pues no volvemos a tener noticias sobre ella. La mayoría de los integrantes de este activo y laborioso grupo de masones cordobeses se hallaban también relacionados con la Sociedad Económica de Amigos del País de Córdoba. Se trata de hombres proyectados social y profesionalmente durante el extinguido régimen republicano. 
    
     Figura el nombre del Venerable Maestro de la Logia Estrella Flamígera, el pintor, escenógrafo y decorador Francisco González Candelbac, que dejó su particular impronta artística en el edificio del Gran Teatro inaugurado en 1873.
     Algunos con el tiempo, a medida que prosperan con éxito en sus respectivos negocios, evolucionan hacia posicionamientos conservadores. Es el caso del industrial Antonio Caro Fresneda (Fundición de la Merced) que llegó a ser una figura destacada en las filas del Partido Conservador en la capital cordobesa tras su etapa de militancia masónica y republicana. Otro caso similar es el del sombrerero e industrial José Sánchez Muñoz (1845-1919), heredero de José Sánchez Peña, también iniciado en política en las filas del Partido Republicano Federal, y con el tiempo llegaría a ser varias veces concejal y teniente de Alcalde por el Partido Conservador.


    Al año 1877 se corresponde un extenso trabajo periodístico firmado por Damián Quero, que apareció publicado en el Diario de Córdoba, titulado  “Un Pensamiento Benéfico”, en el que aflora la típica filantropía que inspira a la masonería.
     Se trata de un artículo de divulgación social sobre una experiencia cooperativa puesta en marcha en Madrid por un cordobés llamado Rafael Saldaña “cuya realización ha de producir en breve tiempo una transformación en la actual manera de ser de la clase menesterosa y desvalida”.
     Entre las pretensiones de la Cooperativa “El Porvenir”, por cuya extensión apostaba Damián Quero con su proselitismo, se hallaba la de:

    “Sustituir las viviendas miserables y malsanas en las que se aglomera la familia del infeliz bracero, sufriendo todo género de molestias y enfermedades, por una habitación sola e independiente, extensa y ventilada. Mediante un alquiler fabulosamente exiguo, que por medios indirectos llega a reintegrarse, facilitarle gratuitamente los elementos más amplios posibles para que pueda educar a sus hijos y darles la instrucción científica y práctica necesaria, a fin de formar excelentes obreros en las diferentes industrias, como fin principal”.

    Tras desarrollar detalladamente todos los pormenores para conseguir hacer viable tan utópico proyecto, concluye con la obligada referencia a la necesidad de transportarlo hasta Córdoba:

     “Esperamos que el director de la empresa, nuestro ilustrado amigo, que al hacer extensiva la realización de su fecunda y filantrópica idea a las principales capitales de España no se olvide de su ciudad natal, donde hasta hoy nada se ha llevado a cabo para sacar del abismo de ignorancia y miseria en que yacen sepultadas las clases proletarias”.

(Diario de Córdoba 17 de julio de 1877)

     El tal Rafael Saldaña debe ser el hermano de su correligionario y amigo, también masón, el diputado por el distrito de Montilla en las Cortes de la I Republica, don Ramón Saldaña y Álvarez.
     Es la única colaboración suya que hemos sido capaces de localizar en la prensa de la época, y desconocemos el impacto que pidieran haber causado sus denuncias en el seno de la estamental sociedad cordobesa.
     Para 1883, cuando la logia Estrella Flamígera de dio de baja en el Gran Oriente Lusitano Unido  para regirse por la obediencia del Gran Oriente Español, creemos que Damián Quero ya no debía de pertenecer a la misma (lo argumentaremos más tarde).

MILITANCIA REPUBLICANA


    Los años del Sexenio Democrático en España, durante los cuales se operan importantes transformaciones políticas en nuestro país, los vivió Damián Quero en su destino colonial. 
    Desconocemos hasta qué punto los postulados ideológicos democrático-republicanos profesados por  su hermano José pudieran haberle influido.
    En 1881, tras seis años de gobierno conservador, Alfonso XII puso al frente de los destinos de la nación a Práxedes Mateo Sagasta. Era la primera vez, que de forma pacífica, llegaba al poder un partido heredero del viejo progresismo liberal.
    Dentro de un nuevo marco de libertades se reorganiza el movimiento obrero y las diferentes familias del republicanismo.
    Los republicanos históricos federales cordobeses en noviembre de 1882 eligen comité local y provincial con vistas a retomar su pasada actividad política. En aquella embrionaria organización participó el ingeniero Damián Quero que resultara elegido para formar parte de ambos. Labora al lado de históricos como Ángel de Torres o Ramón Saldaña, ambos masones, o los ya referidos Antonio Caro y Rafael Sánchez. 

Diario de Córdoba (20 de noviembre de 1882)


    Por su condición de funcionario público se mantuvo siempre en un segundo plano. Lo publicado en El Nuevo Régimen a su muerte nos sirve para hacernos una idea sobre cómo vivió la política:

   “En política fue invariable. No abandonó nunca la democracia, la federación, ni la republica; no tuvo nunca veleidades dentro de su partido. Era hombre ajeno a toda ambición política, a quien no movían sino sus ideas y el amor a la patria”.

    Prueba de ello es que en la mayoría de las cabeceras de prensa afines a sus ideas podemos encontrar su nombre entre los suscriptores, así como participando en las típicas cuestaciones. Sirva de ejemplo la realizada por La República en el año 1.888 en favor de una Asociación Benéfica encargada de socorrer a los presos y emigrados políticos republicanos:





CULTURA Y SOCIEDAD



    En octubre del año 1879 participa en un ciclo de conferencias agrícolas organizado en Córdoba, impartido por Ingenieros en sus diferentes ramas, profesores y catedráticos de la Escuela de Veterinaria, del Instituto y de la Normal de Maestros. El tema desarrollado por Damián Quero fue “La Arquitectura rural”.
    En 1881 formaba parte, como vicepresidente, de la Junta Directiva del Centro Industrial en cuyos locales celebraba sus reuniones y actos públicos un recién nacido Ateneo de Córdoba. Integrado en el mismo dentro de la Sección de Ciencias exactas, físicas y naturales.
    Durante los años 1883 y 1884 formó parte de la Junta Directiva del elitista y aristocrático Circulo de la Amistad de Córdoba. Suponemos que por estas fechas ya había dejado atrás su militancia masónica.
    Ya había adquirido cierto prestigio a nivel social, por lo que lo mismo le encontramos actuando como jurado en los tradicionales concursos hípicos, en las típicas muestras de ganado y maquinaria o como responsable a la hora de dictaminar los premios en los certámenes científico-literarios.


OBRAS PÚBLICAS

    Exceptuando un corto destino provisional en la provincia de Almería (1883), el grueso de su carrera transcurre en la Jefatura Provincial de Obras Públicas de Córdoba, como Ingeniero Jefe desde 1887 hasta su fallecimiento en 1889.
    Tuvieron que ser innumerables los proyectos en los que se estampara su firma.


     Entre los de mayor envergadura podemos citar el de la desviación de la carretera Madrid-Cádiz a su paso por la capital cordobesa, con un nuevo trazado entre la Cruz del Rastro y el Puente Mayor sobre el Guadalquivir, que llevaba aparejada la prolongación del famoso Murallón de la Ribera. Se realizaron algunas expropiaciones y se iniciaron los trabajos en 1890, que quedaron pronto interrumpidos por falta de liquidez.
    Su obra llega hasta los mas remotos lugares de la provincia:

Cuesta de la Traición (Ctra. Córdoba-Villaviciosa)
Paseo de la Cruz (Espiel)


Alcantarillado en Espiel



LA FAMILIA

     Por la notoriedad alcanzada en el seno de la sociedad cordobesa la prensa se hará eco de todos aquellos acontecimientos relacionados con su familia.
     Especialmente doloroso tuvo que ser el año 1892 durante el cual se produce el fallecimiento de su madre en Porcuna (31 de mayo) y el de sus hermanos Francisco y José, que dejaron de existir los días 25 y 28 de agosto, en Lopera y Porcuna respectivamente.
     Se le conocen cinco hijos varones: Luis, Juan, Carlos, Fernando y Eduardo. Sobre Juan no han trascendido noticias, y muy posiblemente falleciera joven durante su estancia Filipinas.
     Luis, el primogénito, había nacido en Madrid, estudiaría para Ingeniero de Montes integrándose en el escalafón de dicho cuerpo. Su carrera profesional trascurre fuera de Córdoba, en los distritos forestales de Palencia, Tarragona y Cádiz. Fallece en Madrid en 1933.
     Carlos (Ingeniero de Caminos) y Fernando (Ingeniero de Montes) residieron en Córdoba. Compaginaron sus respectivas carreras con el mundo de los negocios. Se hicieron con pertenencias mineras y dirigieron, como presidente y vicepresidente respectivamente, una sociedad minera intitulada la Conquista del Valle (1909).
     Los hermanos Fernando y Carlos Quero Goldoni fueron también principales accionistas y miembros del consejo de administración de la sociedad de seguros, caja de ahorros y previsión “La Mutual Latina” con sede en un céntrico edificio de la moderna avenida del Paseo del Gran Capitán.



     Fernando, casado con una prima hermana, Dolores Quero Taberner (hija de su tío Francisco), falleció en Córdoba en 1924.
     El poderío económico y social del ingeniero Carlos Quero resulta afectado considerablemente cuando contrae matrimonio, en segundas nupcias, con la señorita Soledad Cabrera Trillo-Figueroa “Marquesa de la Mota del Tejo” (1915).
    Ya como Marqués de la Mota del Trejo traslada sus inquietudes económicas al mundo de la industria. En 1922 se embarca en dos proyectos complementarios: “La Frigorífica Cordobesa” dedicada a la fabricación de hielo y “La Mezquita” dedicada a la fabricación y comercialización de de cerveza, primer establecimiento de este tipo nacido en Córdoba.


    Fallece en Córdoba en julio de 1933, al no conseguir recuperarse de las graves lesiones sufridas en un accidente de automóvil.
    El menor de los hermanos, Eduardo Quero, rompe con la tradición de la ingeniería y sigue la carrera militar dentro del arma de caballería. Es quien mantiene unos lazos más estrechos con la localidad de origen de su padre. En 1904, con la graduación de teniente, contrae matrimonio en Porcuna con Josefa Morente del Castillo, perteneciente a una familia de acaudalados propietarios. Su carrera militar se desarrolla en Córdoba. Retirado con la graduación de Teniente Coronel en 1931 (Ley Azaña). Sus servicios en favor de la sublevación militar de 1936 serian recompensados con la Presidencia de la Diputación Provincial de Córdoba que ostentaría entre 1936 y 1941.


UN PANTEÓN SINGULAR




     Los restos mortales del ingeniero Damián Quero Díaz y los de su esposa Concepción Goldoni y Rivas, así como los de sus hijos Fernando, Carlos y Eduardo, reposan en un singular panteón, exento de simbología religiosa, dentro del Cementerio de la Salud de Córdoba. La tumba aparece rematada por una enorme columna, que representa a un mojón de carretera con el escudo de la Escuela de Ingenieros de Caminos.

26 agosto 2013

HISTORIA DE UN CONVERSO



     Durante el proceso de documentación de las entradas dedicadas al Arquitecto Huertas Toribio al asociar el nombre de Porcuna con este apellido nos hemos tropezado con la “Historia de un Converso”, natural de Porcuna (Jaén), que gastó mucha tinta en las rotativas de la prensa española de finales del XIX.
    Volvemos a encontrar el apellido relacionado con la construcción y las obras públicas, y de rebotadura con el republicanismo, el espiritismo, el librepensamiento y la francmasonería de escuadra y compás.
    El padre del futuro converso se llamaba Manuel Huertas Caballero, quien tras recibir enseñanzas en la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid como Agrimensor-Aparejador (años 1857-1858) sería destinado a la Jefatura de Obras Públicas de la provincia de Granada, prestando servicios con la categoría de sobrestante en poblaciones como Loja, Guadix o Baza.
    De su matrimonio vinieron al mundo Juan y José, que en octubre de 1878, cuando apenas contaban 11 y 12 años, iniciaron estudios de Derecho y Medicina respectivamente en la Universidad de Granada. Por su precocidad y extraordinaria inteligencia eran conocidos como “los doctores”.

    Juan, el mayor de los hermanos, cuando fallece el padre en el año 1885, pasa a ocupar un empleo en las oficinas de Obras Publicas de la capital granadina, labor que compaginará con la de redactor en La Publicidad, periódico de línea editorial liberal-republicana.


    José Huertas Lozano (el futuro converso) a los 18 años ya era médico. En el verano de 1885, cuando la provincia de Jaén se ve azotada por la terrible epidemia de cólera morbo asiático, fueron requeridos sus servicios profesionales: “se desvivió con entusiasmo por atender a los enfermos por el ardor de su carácter”. Parece ser que durante esta breve misión por tierras jiennenses mantuvo algún contacto con grupos de espiritistas y masones.





    Los hermanos Huertas ya se hallaban iniciados en un grupo espiritista denominado “La Luz de la Verdad”:
    “Ha sido necesario que en una capital como Granada, una generación que cuenta veinte años, alce el grito de la libertad de pensamiento y de conciencia, para que despierte en sus paisanos el entusiasmo que yacía sujeto en el estrecho círculo en que se veía obligado a jugar su libertad de acción”.
    El joven médico José Huertas gr. 1º, adoptó por nombre simbólico el del espiritista francés Allan Kardec. Su hermano, el empleado, abogado y periodista Juan Huertas figura como Secretario con grado 1º de recién iniciado.

Las Dominicales del Libre Pensamiento (12 de abril de 1885)
    Los dos hermanos ideológicamente estaban adscritos a la familia del republicanismo progresista encabezada a nivel nacional por Manuel Ruiz Zorrilla.






    Juan Huertas fue Secretario de su Comité Provincial y como redactor de la Publicidad, en alguna ocasión sería objeto de persecución e incluso detenido por presunto delito de imprenta (1886). Consta la participación de “los doctores” como oradores en actos de propaganda organizados por el partido en la capital y diferentes pueblos de la provincia, así como su pertenencia a  la Sociedad de Fomento de las Artes de la que Juan fue Secretario hasta su prematuro fallecimiento en mayo de 1888.

El Defensor de Granada (8 de mayo de 1888)
    Quienes sufragan y figuran en la esquela mortuoria son el Ingeniero Jefe de Obras Publicas, el presidente del Comité Provincial Republicano Progresista y el de El Fomento de las Artes en ese mismo orden.
    El abogado, escritor y periodista Pascual Santacruz Revuelta le dedica unas elogiosas letras recordatorio en un artículo firmado en agosto de 1901:


   “La juventud  es hermosamente intransigente, impecáblemente revolucionaria. No he conocido más que uno de esos jóvenes. El malogrado Juan Huertas Lozano granadino ilustre joya robada por la muerte a la tribuna, al foro y a la democracia. Espíritu de diamantino temple le oía defender sus ideales con un brío moral que contrastaba con el aspecto exangüe de su pobre organismo minado por la tuberculosis.

    Y cuando recuerdo a aquel joven tan puro tan sabio y tan valiente, y le pongo en parangón con estas momias espirituales que mi alrededor bullen y charlan en frivolidad perpetua, me parece que la juventud democrática española murió con él y lo que es más triste que junto a su cadáver sólo florecen las plantas de la indiferencia y del olvido sin que broten por ahora los retoños de la renovación y de la vida”.

    A la muerte del Juan “orador elocuentísimo y fogoso, brillante esperanza del foro y de la política” su hermano José asume sus funciones dentro del Comité Provincial y le sustituye al frente de la Secretaria de la Sociedad del Fomento, cuya finalidad principal era la instrucción y el mejoramiento social de las clases obreras. José Huertas por esta época trabajaba como médico y secretario particular para el ingeniero de caminos y diputado a cortes Luis de Rute y Giner.

Repositorio Documental de la Universidad de Granada

     De la conferencia que pronunció José Huertas durante la apertura del curso 1888-1889 extraemos algunos párrafos en los que se elogia la labor de extensión cultural de esta asociación inspirada en los principios de la filantropía propios de la masonería con los que comulgaba:

   “Si hubieseis venido alguna noche a escuchar las explicaciones de las asignaturas que aquí se han cursado, habrías tenido sobrada ocasión de advertir que esos bancos que ahora ocupáis, estaban llenos de obreros; ya adultos de atezada faz y ceño endurecido, ya adolescentes de mirada penetrante y frente bañada por los restos del sudor del día, que, despreciando el cansancio, negándose a si mismos la fatiga, olvidando que de sol a sol prestaron su fuerza y su energía al concurso universal de la actividad humana; que dando pruebas de plausible vigor, y no parando mientes en el desfallecimiento que sus miembros enervara, acudían ansiosos a este lugar en el que esperaban recibir las lecciones. Aquí llegaban ávidos de enseñanza buscando ilustración, anhelosos de educar su entendimiento y su razón, porque comprendían que este es el único medio de arrebatarse a la ignorancia, de huir del bochornoso dominio de las pasiones y de salvar el abismo de la estupidez que, de no ser corregida, cuando no les lleva al idiotismo o el crimen, les deja entre las garras de otro monstruo cruel: la superstición”.

Construcción de la Gran Via (finales XIX)


    “Nada tan digno de respeto, nada tan sagrado para los que saben, como esclarecer el entendimiento de los que ignoran, correspondiendo de esta forma a los servicios que el obrero material le presta al mundo de las cosas, cumplen la ley de reciprocidad que sobre los unos y los otros vive, obligándoles a coadyuvar en común a la gran obra de la redención humana, realizada cuando haya alcanzado su mayor apogeo el ejercicio de Justicia inspirada en la absoluta Verdad y del Trabajo mantenido en los soberanos principios de la Ciencia”.
    El peso de las enseñanzas lo llevaba el apóstol del laicismo y veterano francmasón José Aguilera López
    En Las Dominicales del Libre Pensamiento de 14 de octubre de 1888 consta la pertenencia de José Huertas Lozano a la “Resp. Log. Numancia nº 202” de Granada, bajo los auspicios del G.O.E. con grado 3º y nombre simbólico Universo (Orador).


     Durante este tiempo se prodigó con su seductora oratoria en actos políticos y conferencias, como las desarrolladas en el propio Fomento de las Artes o en asociaciones o colectivos granadinos que reclamaban su comparecencia.

La Nueva Prensa  (4 de noviembre de 1888)


    El 11 de febrero de 1889 participaba en la localidad jiennense de Alcalá la Real en los actos conmemorativos del décimo tercer aniversario de la proclamación de la República, y el 24 en una velada fúnebre, organizada por la tertulia republicana de Baza, en memoria del Brigadier Villacampa.
      Durante el primer trimestre de 1889 en la sección de cartas al director del semanario granadino “La Nueva Prensa” mantuvo una educada controversia con Francisco Camps y Cortes que le acusaba de “cerrar contra la idea religiosa con chistes y falsedades de tomo y lomo” durante una conferencia que con el titulo de “Emigración e Inmigración” impartió en el local del Fomento de las Artes (calle Elvira nº 117).




    Ateniéndonos al título de su primera incursión en el mundo literario, una novela humorística que titula “Los hijos del capitán grajo en cualquier parte del mundo” editada a finales de 1888, cuya trama desconocemos, bien pudiera ser ella la responsable de la fama de anticlerical irreverente que Camps le atribuye. En los trabajos periodísticos a los que hemos tenido acceso, aunque se nos muestra firmemente anclado en sus posicionamientos ideológicos, no hemos encontrado en ellos ataques directos contra la clerecía.
     Al fallecer en abril de 1889 el ingeniero y diputado Luis de Rute (su único sustento) se desplaza hasta la capital de España con la idea de concurrir a oposiciones para ingresar como médico en la Armada. En Madrid hace amistad con un joven de Ayamonte llamado Antonio Pérez y Pérez Esteban que, viéndole atormentado, lo pone en contacto con la Compañía de Jesús. 
     

    Parece ser que andaba algo despechado con los francmasones madrileños que no le habían prestado la ayuda demandada e intentaron hacerle desistir de sus propósitos iniciales. Tras participar por invitación en unos ejercicios espirituales celebrados en el Colegio de los Jesuitas de Talavera de la Reina es cuando se produce su prodigiosa conversión, ingresando a renglón seguido como novicio y anunciándose su vestidura de sotana para el día de la Natividad de la Santísima Virgen María (8 de septiembre). 
     Antes dirigió una carta de retractación al Excmo. e Ilmo. Sr. Arzobispo de Granada, don José Moreno y Mazón, que fue reproducida con alborozo en la prensa católica de los más dispares puntos del país:


     “Mi Venerable y amadísimo Prelado: A nadie mejor que V.E. debo dirigir este escrito, por qué nadie ha debido sentir más que V.E, mis extravíos pasados. Este hijo pródigo acude hoy de la manera que puede a echarse en brazos de su bondadoso padre, pidiéndole perdón de su extraordinaria maldad, como ya lo ha hecho como gran consuelo de su corazón, y con lágrimas de sus ojos, a la Majestad Soberana.
     Al meditar aquí en el retiro y el silencio de las verdades en que apenas había parado, he visto las cosas de un modo contrario a como antes las veía, he sentido mudado mi corazón y he creído.
     En virtud de la fe y gracia que el Señor, con su infinita Misericordia, me ha concedido, y ayudado por mi Madre y Señora la Inmaculada siempre Virgen María, declaro públicamente y ante la faz del mundo entero que creo y confieso todas y cada una  de las verdades de nuestra fe, que dios ha revelado a su Iglesia, y que ésta, con su magisterio infalible nos propone, que quiero vivir y morir en esta misma fe que de niño recibí, y luego por mi desmedida ambición y por tras los vanos y mentidos aplausos del mundo pisotee; que detesto y abomino todos los errores que en folletos, discursos y pública y privadamente manifesté".

La carta completa puede leerse en El Mahonés de 14 de septiembre de 1889.

    Lógicamente un caso como éste dio mucho juego tanto en la prensa de tirada nacional como en la provincial. El periódico jiennense El Norte Andaluz publica una pequeña reseña biográfica del converso en la trasciende su naturaleza porcunense:

   “Huertas Lozano es natural de Porcuna,  pueblo de esta provincia. Su padre fue sobrestante de obras públicas en Guadix, y luego pasó a Baza, donde sin duda empezó a recibir el hijo semilla de ideas religiosas, pues este pueblo ignorado por todos los conceptos, sólo aparece de relieve en las columnas de Las Dominicales del Libre Pensamiento.
      Azotada esta capital por el cólera morbo hace cuatro años, acudieron en su ayuda diferentes recursos y personas; una de estas era el médico Huertas Lozano, joven de veinte años, que se desvivió aquí por atender a los enfermos con el ardor de su carácter y entusiasmo nefando de sus ideas, que procuró diseminar, y diseminó en efecto, entre los pocos que las manifiestan acá.
      Hasta su retrato dejó en manos de sus amigos de Jaén  y así no es extraño que seamos nosotros los  que participan de la general alegría de ver convertido a un masón  que poco antes pisoteaba a Jesucristo y blandía la espada en el antro de los secretos a favor de la guerra contra la Iglesia católica, convertido, repetimos, en un Jesuita a quien el peso de la sotana seguramente ha de trocar en apóstol ardentísimo de la verdadera fe”.

     Las reacciones que se producen entre sus antiguos compañeros de comunión de ideas, así como noticias sobre su efímero paso por la Compañía de Jesús y otros vaivenes a los que se verá sometida su trayectoria vital quedan en reserva.  A ver si mientras tanto podemos dar con su retrato, detrás de cuya pista andamos.


17 agosto 2010

LOGIA GARCIA VAO DE CASTRO DEL RIO (1887-1893)


Plancha de la Respetable Logia nº 80 García Vao de Castro del Río
Gran Oriente Español
(1887-1893)

   Cuando abordé en su día, el estudio sobre la Masonería en Castro del Río (incluido en este blog), intenté con los medios a mi alcance averiguar el porque de esa denominación. Consulté varias enciclopedias, anuarios, bibliografías, libros, aquella red de 1995 cuyo contenido de información no llegaría al 0,1 % del actual, y terminé rindiéndome ante la imposibilidad de averiguar quien era el susodicho García Vao, que además algunos masones utilizaban como nombre simbólico.

   Quince años después, ante un diabólico aparato al que abreviadamente laman PC (personal computer & internet), con un ratón en la mano derecha y una barrita mágica, averiguo que el enigmático García Vao, se llamaba Antonio Rodríguez García-Vao nacido en 1862 en Manzanares (Ciudad Real) y fallecido prematuramente apuñalado por un sicario en Madrid en Diciembre del año 1886. De familia muy pobre, con ayuda de unos parientes pudo cursar en Madrid las carreras de Filosofía y Letras, y Derecho. Allegado al librepensamiento anticlerical, republicano y demócrata, se dedicó a la abogacía, la enseñanza y el periodismo y colaboró en El Criterio Científico, La Ilustración Española, El Globo, La Saeta, El Librecambista y El Comercio Ibérico y fue redactor de Las Dominicales del Libre Pensamiento.



    En el especial que le dedica Las Dominicales, tras su prematura muerte a los 24 años, es donde mejor podemos ilustrarnos sobre su vida y obra:



   El hecho de que su asesinato coincida cronológicamente con el periodo de gestación de la masonería en Castro y que su entierro fuese todo un acto social presidido por Nicolás Salmerón, al que acudieron Azcárate y gran número de escritores, periodistas y academias de jurisprudencia, explicaría la elección de su nombre para el triangulo y posterior logia castreña.

   Sus restos mortales yacen en el Cementerio Civil de Madrid: “Nada más entrar, a la izquierda, frente a la sencilla lápida de Pasionaria, está el enorme mausoleo de Antonio Rodríguez García-Vao, un vehemente muchacho que vivió muy deprisa (abogado, periodista, poeta, dramaturgo) y que, a los 24 años, fue apuñalado en la calle. Impresiona el enorme obelisco que se alza sobre su retrato”.


   Este monumento fue costeado por suscripción popular a iniciativa de Las Dominicales.
   En su nº 412 (año VIII) de 13 de septiembre de 1890 aparecen 15,50 pesetas remitidas por masones, republicanos y librepensadores de Castro del Río (Córdoba):







¡ Ojo ¡ No confundir a José López Pinillos “Viriato” (1860-1919), con su homónimo y coetáneo José López Pinillos “Parmeno” escritor y periodista, a quién Diego L. Urbano atribuye un origen castreño en su blog. Este otro era alfarero, republicano y masón. Y ya nos ocuparemos de él en otro momento.