Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

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20 mayo 2014

CAPITAN MIGUEL GALLO MARTÍNEZ: 1931 (HISTORIA DE UN AÑO DECISIVO).


    Ciudadanos de Porcuna:
    Quiero ante todo agradeceros, de una manera profunda, vuestro afectuoso recibimiento y las frases con que vuestro presidente acaba de presentarme, pero deseo que inmediatamente mis primeras palabras, al ponerme en contacto con vosotros, sean para rendir un homenaje a uno de los vuestros que acaba de exponer su vida en defensa de las ideas.
    Adivino en vosotros idéntico pensamiento, pero quiero manifestar públicamente que el pueblo libre de Porcuna deberá en su día un homenaje al capitán Gallo, que exponiendo todo cuanto es, todo cuanto vale, no ha vacilado en ponerse al lado de la causa republicana para defenderla, aun a pesar de que este acto iba a exigirle acaso el sacrificio de su vida. Pero “la vida nada es cuando se da por los otros”, ya lo dijo Galán. El capitán Gallo lo sabía y por ello la expuso en aquellos momentos en que se hubiera podido triunfar con la ayuda de su esfuerzo y el de los demás militares pundonorosos que se han sacrificado, pero que no se triunfó porque, desde siempre, el camino de la Libertad han de recorrerlo los hombres a fuerza de sacrificios y de dolores.

    Yo que he tenido la gran satisfacción de abrazarlo unos momentos después de atravesar la frontera, conozco su pensamiento, que es el mismo e todos aquellos hombres que por haberla querido salvar, viven hoy lejos de España. Volveremos, dicen: la sangre de los mártires de la idea, fructífera siempre; el canto a la Libertad no se extingue jamás, porque es la aspiración de la Humanidad Nueva. Los hombres que así piensan y así se sacrifican merecen que sus pueblos los honren, porque se enaltecen al enaltecerlos. Por eso creo tener derecho para deciros hoy: ¡cumplid vuestro deber con él como otros hemos cumplido el nuestro, pensando únicamente en la liberación de España! (Aplausos, vivas al capitán Gallo).

   Estas palabras se corresponden con los primeros compases de la conferencia pronunciada por Francisco Martínez de Padilla en el local social del Círculo Republicano de Porcuna el 5 de abril de año 1931.




   Los vínculos con Porcuna de este joven ingeniero republicano, natural de Tomelloso (Ciudad Real), le vienen por su matrimonio con María Cabrero Gallo, prima hermana de Miguel Gallo Martínez, a quien le quedaban ya pocos días de permanecía como exiliado en Francia por su participación en la Sublevación de Jaca.

Francisco M. de Padilla y María Cabrero Gallo (retratos al oleo de Antonio López)
     Francisco Martínez de Padilla era hijo de Francisco Martínez Ramírez, apodado “El Obrero”, director gerente de la Compañía de Ferrocarril de Argamasilla-Tomelloso. A ambos corresponde un último intento de hacer llegar los caminos de hierro hasta Porcuna. Publicitaron un proyecto de vía ancha Porcuna-Lopera-Villa del Río, extensible a Higuera de Calatrava, Santiago y Valenzuela,  que no llegaría a prosperar a pesar del entusiasmo inicial mostrado en la Asamblea General de fuerzas vivas de las respectivas localidades, celebrada en Porcuna en el mes de mayo del año 1927.
    Recuerden todas aquellas peripecias que Miguel tuvo que sufrir con posterioridad a la fracasada intentona revolucionaria de Jaca, hasta lograr ponerse a salvo al otro lado de los Pirineos (véase Miguel Gallo. Huída y Exilio). Fue precisamente en el domicilio de Francisco Martínez y de su prima María Cabrero Gallo, en la calle Velázquez de Madrid, donde se refugió tras su épica huida de Jaca, a la espera de que sus apoyos encontraran el momento oportuno para evacuarle.Tras el advenimiento de la República el 14 de abril de 1931 un denominado “Tren de la Libertad”, procedente de Francia, devolvía a su patria al grupo parisino de exiliados españoles republicanos: 
   
    “A las nueve de la noche del día 15, un tren rápido procedente de Paris entraba en  la Estación del Norte. En el andén y alrededores esperaban unas 2000 personas con banderas, estandartes, gorros frigios, brazaletes rojos y otros distintivos republicanos. Al llegar el convoy el público asaltó los coches y se subió encima de sus techumbres, se canto la Marsellesa y se lanzaron calurosas aclamaciones”.

Ramón Franco, Miguel Gallo y Ramón Acín


    Tras el obligado descanso participa en un almuerzo íntimo “en honor de los emigrados políticos” celebrado en el Restaurante de la Dehesa de la Villa, en el que se dieron cita los ministros de Hacienda (Prieto), Fomento (Álvaro de Albornoz), Trabajo (Largo Caballero), Comunicaciones (Martínez Barrio) y Economía (Nicolau d'Olwer) del recién nacido Gobierno Provisional de la II Republica; el recién nombrado Capitán General de Madrid (don Gonzalo Queipo de Llano) y Ramón Franco (director general de Aeronáutica). Por la mañana en compañía de quien fuera su jefe en Jaca, don Julio Mangada, fue recibido por el Ministro de la Guerra (Manuel Azaña), que en consejo de Ministros ya había dado las instrucciones pertinentes para que se decretase la amnistía para quienes habían sido separados del ejército por su participación en los sucesos de Jaca y Cuatro Vientos. 
    De inmediato, toma rumbo hacía su tierra natal al encuentro de los suyos. En la estación de ferrocarril de Villa del Río (Córdoba) se dieron cita familiares y amigos de Porcuna (Jaén) que acudieron prestos a recibir a quien, en aquel contexto festivo por la reciente caída de la monarquía, llegaba revestido de la vitola de “Héroe de la República”.
    Disponemos de un testimonio en el que queda perfectamente reflejada la euforia y regocijo popular propio de aquellos primeros días del nuevo régimen. En dirección a Porcuna se le tributó un espontaneo homenaje en el vecino pueblo de Lopera. Quien lo trasmite, no se hallaba precisamente entre los entusiastas. Trascribimos tal cual sus poéticos y desconsiderados recuerdos:

   “El capitán Gallo, hasta entonces exiliado en el extranjero, sería recibido con los honores propios del momento, en el que se entregaron las masas enfervorecidas hasta el paroxismo republicano, animadas por el prurito insaciable de la libertad prometida.
     La cálida congregación multitudinaria de hombres, mujeres y niños regocijados por un festejo inusual, místicamente enardecidos, avanzaba llenando la larga calle de Jesús en concierto con la claridad del sol abrileño, en parangón con la efeméride antañona que había oído contar a mi abuela: la manifestación imponente del pueblo entero y sus ediles a la cabeza, precedida por los cuatro pitos y medio que hubiera de la banda municipal, a la espera, en aquel sitio, llenos de alegría “la venida de la luz eléctrica”. Claro que aquello no era igual.
    Se promovió un gran revuelo cuando, sobre un mar de cabezas humanas despeinadas y manos alzadas, crispadas, frenéticas por la excitación, trémulas, en oleadas de aplausos coreados por atroz griterío, a hombros igual que un torero portado por un grupo de “capitalistas” se distinguió el cuerpo bamboleante del capitán, reproduciendo la imagen espectacular de la recepción otorgada a un general romano vencedor aclamado por la plebe, agitando innumerables banderas y banderines a su paso. Faltaba explicación para tan espontanea convocatoria con instinto de hormiguero.
    El homenajeado, indisimuladamente sorprendido, ensayaba una sonrisa permanente, en un encuentro de emociones suscitadas; el flamear de los colores republicanos se fundía con el resplandor de la mañana, acorde con el amasijo de banderas de rojo integral de las banderas marxistas en las que iban prendidas las preceptivas fotografías de los capitanes Galán y García Hernández, precursores de la acción revolucionaria, cuyos frutos eran patentes.



    Los himnos y canciones a la libertad inundaban el ambiente estallante, en comunión con Carlos Marx y a los acordes de la Internacional:

¡Viva el capitán Gallo!
¡Viva, viva, gritad a la vez!
¡Viva, viva la honra de España!
¡Que a su infancia la han hecho volver!

    El capitán, vértice de una pirámide humana en marcha, pasó a corta distancia de mí, vitoreado entre trapos y banderines. Como en la Marcha Triunfal de Rubén Darío, las mujeres sofocadas por el calor y el ambiente, enronquecían gritando desde los balcones de la fachada de la Huerta de Moreno, donde las muchachas de “El Dientes” y sus amigas arrojaban claveles reventones y amapolas rojas al paso del cortejo, hurtados a la paz de las de las abejas y mariposas.
    El capitán, vestido de negro o azul, seguía emocionado tratando de coger los ramilletes lanzados al aire. Una corona de laurel giró vertiginosa desde un balcón, como anillo de Júpiter, ostentando los colores del nuevo régimen: la asió con la mano derecha y se la colocó al cuello, a estilo hawaiano.
    Y… ya no recuerdo más, porque la gente pasó en tropel, como una manada de búfalos en estampida, y con esto la imagen se me perdió en la noche de los recuerdos".


   En Porcuna, si cabe, el recibimiento tuvo que estar revestido de mayor bombo y solemnidad. Así lo ratifican los testimonios orales, aunque no disponemos de documento alguno que lo desarrolle. En las actas municipales no queda constancia de homenaje institucional alguno. La placa que rotulaba la calle dedicada al varias veces diputado conservador por el distrito de Martos, don Miguel del Prado y Lisboa (Marques de Acapulco), en la que la familia Gallo tenía su domicilio, sería sustituida por otra dedicada a Miguel Gallo, por voluntad expresa del primer Ayuntamiento Republicano de Porcuna. 

Desaparecida casa de la familia Gallo

   Sus compañeros de Sublevación en Jaca y “Mártires de la República”, Fermín Galán y Ángel García Hernández, también encontrarían acomodo en el nuevo callejero. Se les dedicaron respectivamente las actuales calles Pianista Rafael Quero y Alférez Manuel Casado (una de las numerosas muestras del callejero franquista de Porcuna condenada a desparecer).

    
    La Voz de Córdoba (24 de abril de 1931)

   Tras una corta estancia en Porcuna emprende viaje hacía Madrid. Asuntos urgentes relacionados con su situación militar le reclaman. Aunque se detiene en Córdoba, donde se le organiza una recepción oficial en el Ayuntamiento. Estuvo destinado durante algún tiempo en el Regimiento de la Reina. Le acompañan su padre, José Julián Gallo García de Linares, y sus primos Eduardo, Ramón, Gregorio y Luis Gallo, todos militares profesionales con destino en la capital cordobesa.


    En los días siguientes, se reúnen en Madrid los procedentes del exilio con los militares implicados en las sublevaciones de Jaca y Cuatro Vientos, capturados y sometidos a Consejo de Guerra, puestos de inmediato en libertad con la llegada de la República, así como los integrantes de la trama civil igualmente liberados. Se suceden los homenajes y reconocimientos.
     La práctica totalidad de la prensa madrileña progubernamental les rinde pleitesía en sus talleres y redacciones. El protagonismo lo acapara el carismático capitán Salvador Sediles, famoso tras la campaña organizada por las fuerzas antimonárquicas para conseguir su indulto, una vez se conoce el  fallo del Consejo de Guerra celebrado en Jaca (18 de marzo de 1931) que lo condenaba a muerte. 



    Especialmente intensa la jornada del día 25 para la oficialidad de Jaca encabezada por el teniente coronel Julio Mangada. Entre quienes se concentraron estaban los capitanes Gallo, Sediles, Arboledas, Piaya: los tenientes Mendoza, Marín, López Mejías, y un largo etcétera. Se fueron sucediendo durante la mañana las visitas al Ayuntamiento, Capitanía General, donde recibieron el emocionado abrazo de Don Gonzalo, Ministerio de la Gobernación, Gobierno Civil y Ministerio de la Guerra, donde firmaron su adhesión a la República.
     Por la tarde asisten a una velada organizada por el Ateneo de Madrid, presidido por Manuel Azaña, en honor de Fermín Galán y Ángel García Hernández. En representación de las familias de los malogrados capitanes asisten la viuda de García Hernández y el teniente Francisco Galán Rodríguez (hermano de Fermín):

    “El Sr. Azaña, en un admirable discurso, dice que este acto es de entusiasmo, de imperecedera memoria, e gratitud hacia aquellas víctimas, cuyo sacrificio fue la base fundamental de la nueva República; por eso yo comprendo que las familias de las víctimas tendrán un inmenso dolor, dolor glorioso, por encima de todo sentimiento humano, cuyos frutos también han sido magníficos”.
    “El hermano de Galán, con palabras entrecortadas por la emoción, da las gracias a todos y dice que el nombre de el capitán Sediles y el de sus compañeros presentes estarán siempre unidos al de los héroes de Jaca”.

     Después marcharon al domicilio de la madre de Galán, donde Sediles, en nombre de todos, le dio un beso. Agradecida, fue saludando uno a uno a los capitanes Arboledas, Gallo y Anitua, los tenientes Marín y Mendoza, y los paisanos Cárdenas, Pinillos y Detrus.
    Pasados esos intensos días de homenajes y emociones en Madrid, aprovechando la concentración de antiguos compañeros, un grupo compuesto por Gallo, Sediles, Arboledas, Marín y Mendoza acompañan a Francisco Galán Rodríguez hasta Jaca. Su visita obedece a tres motivos: trasladar al pueblo de Jaca su agradecimiento personal y el de su madre por los numerosos homenajes tributados en memoria de su hermano, ofrecer el sable del capitán Galán al pueblo de Jaca  y suavizar, de camino, las tensiones surgidas entre Huesca y Jaca en torno al destino definitivo de sus restos mortales. Obligada visita a la tumba de Galán en cementerio civil de Huesca y a la García Hernández en la parte católica.


     La instantánea se corresponde con la entrega de flores sobre la tumba de Fermín Galán. Se distinguen perfectamente Gallo a la izquierda y Francisco Galán a la derecha.
    


    Previamente la comitiva mixta de oficiales y civiles, que en dos autos se dirigían desde Jaca hacía Huesca, tuvieron que detenerse en Aniés, donde Gallo y Arboledas pudieron recordar las fatigas que pasaron juntos para evitar ser descubiertos. 

La Voz (25 de mayo de 1931)
    Se ve que con tantos homenajes y baños de masas a algunos de estos militares se les despierta el apetito por la política. La inminente convocatoria de elecciones generales lo alimentaba. Es el caso del coronel laureado don Segundo García y el de los capitanes Sediles, Salinas, Gallo y Arboledas, que el 20 de mayo depositaron instancias en el Ministerio de la Guerra solicitando el retiro del Ejército: “El móvil de la decisión que han tomado ahora estos populares capitanes obedece a sus aspiraciones de reintegrarse a la vida civil y dar a sus actividades nuevo rumbo, seguramente político”.


    El 1º de junio se estrenaba en el Teatro Español de Madrid el moderno e incomprendido “romance de ciego” del joven y prometedor Rafael Alberti, titulado “Fermín Galán”. Es puesto en escena por la compañía dramática de Margarita Xirgu, con Rivas Cherif como asesor literario y Sigfredo Burmann que aporta su renovadora y personal impronta escenográfica.
    Allí se dan cita algunos de los compañeros de Jaca. El propio Miguel Gallo muestra su sorpresa ante determinadas licencias del autor: “Quien curaba a los heridos en el Santuario de Cillas era Pastoriza, no era la Virgen”. Otro sublevado, cuyo nombre se omite, al ver a Margarita Xirgu, vestida de Virgen, dando pasos por la escena exclamo: ¡Anda la Virgen!
    Con independencia de que los compañeros de Fermín Galán salieran más o menos satisfechos de aquella representación, sirvió, al menos, para que permanecieran juntos por unos días. Los capitanes Gallo,Sediles, el teniente Ramón Manzanares y Francisco Galán Rodríguez, aquella misma noche, entre bambalinas o en la celebración posterior, se organizaron una gira por Andalucía.




    Su primera escala, la capital de la provincia de Jaén, donde había venido al mundo el joven e intrépido alférez Ramón Manzanares Molinarecién ascendido a teniente.Era hijo del ingeniero agrónomo Ramón Manzanares Escolano, al frente del servicio provincial del catastro durante la primera década del siglo XX.
   El siguiente destino sería Porcuna, localidad de origen del capitán Miguel Gallo. Aquí nos topamos, una vez más, con la limitación que impone el difícil acceso a la prensa histórica de la provincia de Jaén. De las consultas realizadas en su día en el Archivo Histórico Municipal de Porcuna tampoco obtuvimos resultados favorables. La muestra gráfica, que mostramos a continuación, en la que Miguel Gallo aparece ocupando un lugar preferente en el centro de la instantánea, pudiera corresponderse con alguno de los homenajes que le ofrecieran sus paisanos y amigos:




De izquierda a derecha: Sediles, Galán y Manzanares


    “Procedentes de Porcuna han llegado los héroes de la revolución capitán Sediles (que fue condenado a muerte), capitán Gallo y tenientes Manzanares y Galán. Este hermano del capitán Galán. Fueron recibidos por una gran multitud que los aclamó delirantemente. Pasaron al Ayuntamiento, donde se verificó la recepción oficial. Desde el balcón dirigieron la palabra al público a instancias de éste. Después se celebró un banquete en el Restaurant Macedo, con la asistencia de más de un centenar de comensales, Hubo brindis entusiásticos.
    Los señores Gallo y Manzanares marcharon a Córdoba en automóvil, mientras que los señores Sediles y Galán a Madrid.
    Fueron objeto de una cariñosa manifestación de simpatía por parte del pueblo de Bujalance,  tanto a la salida como a la llegada”.



     De una más extensa y desarrollada crónica publicada en el diario Política (9 de junio de 1931) extraemos las siguientes palabras de Miguel Gallo:

    “Yo no soy orador; de mi no esperéis nada, porque nada a lo ya dicho por mis compañeros puedo añadir, pero os manifiesto y digo que soy de las armas cuando éstas obren con justicia, pero no de ellas cuando se quiera abusar de una España que ha estado tan oprimida y castigada por sus tiranos y déspotas gobernantes. Define acerca de la frase de Joaquín Costa “Escuela y despensa” y pide al pueblo que se instruya para que adquiera conocimientos y cultura y forme todo hombre de su edificio humano un edificio sin esterilidad alguna, porque cultivando nuestros cerebros le hagamos producir hasta llegar a hacer de esas máquinas de la sociedad hombres conscientes de sus derechos y deberes, que saben regirse, porque pusieron todo su afán y amor en el bienestar social, material y moral de la humanidad”.
    Imaginamos que tuvo que ser tras aquella visita cuando el nombre de Miguel Gallo pasa a formar parte del nuevo callejero de Bujalance. Su familia, por cuestiones de negocios, mantenía estrechos vínculos con esta población cordobesa, que desde 1909, con proyecto de su tío el ingeniero José María Gallo, regulariza el suministro de aguas a la población, que queda en manos de una sociedad titulada "La Alameda" en la que se integra como accionista y vocal directivo su tío Ramón Gallo García de Linares. En la vecina localidad de Cañete de las Torres también se le puso su nombre a una calle, al igual que ocurrió en Cardeña (Córdoba), única en la que con la llegada de la democracia se le restituyo el honor.
    El semanario local Bujalance anunciaba la publicación de unas caricaturas de los ilustres visitantes, que si llegaron a salir, lo fue dentro de un número perdido o no incluido en la colección digitalizada.



    A las elecciones a Cortes Constituyentes, celebradas en junio de 1931, concurren varios militares de los relacionados con la sublevación de Jaca. Salvador Sediles, cuyo nombre se barajó en un principio para que se integrara en una candidatura patrocinada por los republicanos de Barbastro (Huesca), se adscribe finalmente a una candidatura de Extrema Izquierda Federal, resultando elegido diputado por la provincia de Barcelona.
     El teniente de la guardia civil, en situación de excedencia, Francisco Galán Rodríguez y el capitán de artillería Luis Salinas García, concurren por la provincia de Huesca en una candidatura de izquierda titulada “Insurrección de Jaca”:


   Aunque obtuvieron importantes apoyos en las urnas, fueron sobrepasados con creces por los candidatos del Partido Republicano Radical y Radical Socialista, que se llevaron las cuatro actas de diputado en juego. Ambos, retirados definitivamente del Ejército, evolucionan hacia postulados comunistas. En lo sucesivo, como dirigentes activos del PCE, laboran en pro de la progresiva implantación del comunismo entre las filas proletarias.
    Gallo, que como el mismo reconocía carecía de esos dotes para la de tribuna que se precisan en la política, por la notoriedad alcanzada durante aquel decisivo año de 1931, tuvieron que llegarle propuestas desde las diferentes formaciones republicanas, que a marchas forzadas se fueron estructurando durante aquellos primeros meses de la República. Como católico practicante no cuadraba mucho en las opciones de izquierda más radical en las que se integraron sus amigos y compañeros. Parece ser que al final se le incluye, como de relleno, en una lista presentada por una candidatura marginal de Republicanos de Izquierda que concurre por la provincia de Jaén:


   Se corresponde con los resultados obtenidos en Úbeda, prácticamente insignificantes en comparación con los 3.500 de Socialistas o 1.110 de la Derecha Liberal Republicana de Alcalá Zamora.
   Todo indica que aquella solicitud de retiro no sería finalmente cursada o se retractaría de la misma, ya que en abril de 1932 se le destina de plantilla al Cuarto Militar de S.E, el Sr. Presidente de la República.

    Después del sobresaltado y agitado año de 1931, pone sus miras en una nueva vida más ordenada y normalizada. En noviembre de 1932 contraía matrimonio con María Victoria Laguna de Rins Almarza, una joven zaragozana, con la que mantenía noviazgo desde antes de los sucesos de diciembre de 1930.


     El destinatario de la invitación, que procede del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, muy posiblemente sea el ministro socialista Indalecio Prieto, exiliado en París con Miguel Gallo hasta la proclamación de la República.
    María Victoria era hija del político y empresario aragonés Miguel Ángel Laguna de Rins Ortiz.

Heraldo de Aragón 25 de noviembre de 1932

    A partir de entonces, el nombre de Miguel Gallo desaparece de las páginas de la prensa. El resto del periodo republicano lo dedica a vivir tranquilamente en familia, a cumplir celosamente con sus deberes militares y a realizar cursos de perfeccionamiento. No volvemos a tener noticias suyas prácticamente hasta aquel fatídico 18 de julio de 1936, en el que "la derechona reaccionaria", con el imprescindible concurso de un sector del Ejercito se levantó en armas contra un gobierno legalmente constituido. Miguel Gallo, como no podía ser de otra manera, permaneció fiel y presto a defender la causa de la República desde un primer momento. Pero eso es ya otro capítulo de su biografía, que dejamos aparcado de momento.
Créditos y agradecimientos

   La fotografía de la desaparecida casa de la Familia Gallo fue realizada por el arqueólogo, amigo e historiador Juan Ruiz Bellido. Pertenece a un reportaje realizado con anterioridad a que los intereses inmobiliarios acabaran con ella.
   La del banquete en Porcuna en la que aparece Miguelito Gallo, como era conocido cariñosamente entre sus paisanos, quiero recordar que la colgó Antonio Recuerda Burgos o Alberto Ruiz de Adana en un facebook local.
   Mi más sincero agradecimiento a Eduardo Ros, descendiente de la familia Martínez de Padilla- Cabrero Gallo, que me proporcionó los retratos al oleo del pintor manchego Antonio López y me ayudó en la obtención del folleto de la conferencia organizada por el Circulo Republicano de Porcuna, que se encuentra entre los fondos de la Biblioteca Nacional.
   La invitación e la boda y el libro del loperano es fruto de la constante y fluida comunicación con Todos los Nombres de Porcuna.
    Tampoco hubiera sido posible este trabajo sin la amable colaboración del personal de la Biblioteca del Ateneo de Madrid, que nos proporcionaron, con diligencia y sin cargo alguno, reproducciones de materiales de los que custodian.
    La colaboración y pasmosa facilidad con que pudimos acceder a las colecciones de prensa del Ateneo de Madrid (previa indicación de las referencias) contrasta con el irracional sistema puesto en práctica por algunas instituciones públicas. Sirva el ejemplo, el empleado por el Archivo Municipal de Zaragoza, que para obtener la reproducción digital de la página del Heraldo de Zaragoza, tuvimos que remitirle previamente un giro postal por importe de 50 céntimos. Nos costó más la tasa del giro que el importe de la página.

11 mayo 2014

JUAN PÉREZ LÓPEZ "EL MAESTRO"




    En esta nueva entrada, que responde a ese nuestro particular empeño de rescatar del olvido a históricos militantes del anarcosindicalismo campesino de la población cordobesa de Castro del Río y sus contornos, nos detendremos en la figura de Juan Pérez López. En los padrones municipales de Castro del Río consultados aparecen dos individuos con igual nombre y apellidos, ambos jornaleros y de similar edad, por lo que omitimos fecha de nacimiento y de defunción, que desconocemos.
    Debió de iniciarse en el sindicalismo, como otros muchos, en el seno del Centro Instructivo de Obreros creado en mayo de 1910.
    En 1912 aparece su nombre entre una larga relación de sindicalistas castreños que aportan su modesta contribución económica para ayudar a los presos sometidos a proceso judicial por los “Sucesos de Cullera”.



    El ecijano Manuel Pérez y Pérez, tras fracasar en su intento de establecerse con una Escuela Racionalista en el segundo departamento de La Carlota en unión de su prima Ángeles Montesinos, inicia una gira de propaganda por la comarca sindicalista. El primero de noviembre de 1913 recala en Castro del Río donde se organiza un mitin y una velada en su local social. En ambos actos intervino Juan Pérez López:

    “Todos los oradores, después de propagar la acción directa y combatir a la farsa política, fueron muy aplaudidos por una concurrencia que escuchó con gran atención. Todos quedaron muy complacidos, asistiendo numerosas mujeres que salieron entusiasmadas al oir las sinceras palabras de los oradores que se condolieron sentidamente del estado de ignorancia y esclavitud en que se halla sumida la mujer en nuestros días para baldón y oprobio de los que tan poco se han interesado por el bien de la raza humana”

(De la crónica remitida por el propio Manuel Pérez a Tierra y Libertad)

    Durante el carnaval del año 1914, coincidiendo con las vísperas de las elecciones a diputados a Cortes, el carismático José Sánchez Rosa recala una vez en la villa de Castro del Río. En la noche del 23 de febrero celebra una velada en la sede del CIO-SOV y un acto de reafirmación sindical al día siguiente, en el que, como venía siendo costumbre, se terminaría solicitando a los poderes públicos la libertad de los detenidos y procesados por cuestiones sociales. Le precedieron en el uso de la palabra Francisco Cabello Jurado, natural de Herrera (Sevilla), organizador del sindicalismo campesino en aquella localidad, y  la joven argentina Isabel Hortensia Pereyra, recién llegada a Castro del Río junto a su compañero Salvador Cordón para hacerse cargo conjuntamente de su Escuela Racionalista. Entre el cada día más nutrido grupo de oradores locales que peroraron en aquel acto encontramos ya el nombre de Juan Pérez López, junto al de Antonio Pérez Rosa, Bartolomé Millán Millán, Antonio Camargo Algaba o Pedro Algaba Salido. 
    En 1915 se mueve en la órbita del activo Grupo Anarquista Alas de Castro del Río, constituido a instancias de Antonio Pérez Rosa y Salvador Cordón. Por informes de control policial practicados por la autoridad local conocemos que su nombre se hallaba entre quienes se reunían por las noches en el Centro Obrero con Antonio Loredo, que llegó algo enfermo, durante los días previos al acto “Pro-Presos de Cenicero” celebrado en junio de ese mismo año.
    Juan Díaz del Moral lo incluye entre la amplia nómina de literatos campesinos cuya firma solía aparecer estampada en los periódicos ácratas.
    Al estallar la conmoción del Trienio Bolchevista (1918-1920) participa activamente en las luchas del periodo, bien como integrante de la junta directiva del Centro Obrero o formando parte de las diferentes comisiones de huelga que se fueron sucediendo durante el mismo.


    Cuando a principios de 1919 una comisión del Instituto de Reformas Sociales recala por tierras cordobesas para elaborar un informe sobre “El problema agrario en la provincia de Córdoba”, Juan Pérez López, ocupaba la presidencia del Centro Obrero. La típica desconfianza hacía cualquier iniciativa que emanara del Estado determinaría una pronta, sucinta y educada respuesta:

    Excmo. Sr. Presidente del Instituto de Reformas Sociales.

    La presente tiene por objeto poner de relieve, categórica y escuetamente, la contestación al cuestionario que se nos envía, y que es como sigue: que nuestros principios son antagónicos a las cláusulas de dicho cuestionario, y que, por lo tanto, no nos podemos reconciliar; no podemos dar opiniones, absolutamente ninguna. Es cuanto tenemos que comunicar con respecto al mencionado cuestionario. Este su afectísimo servidor, el Presidente, Juan Pérez López.

    Castro del Rio a 14-2-1919.


     En noviembre de 1919 sería detenido y trasladado a la cárcel de Montilla junto a Dionisio Quintero y otros, por formar parte de la comisión de huelga planteada a la espera de un acuerdo sobre las bases por las que habían de regirse los trabajos de invierno.
     Entre los días 10 y 18 de diciembre de 1919, recién recuperada la libertad, asiste, formando parte de una numerosa delegación de la comarcal de Castro del Río, al II Congreso de la Confederación Nacional del Trabajo celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid. Fue él quien ostento la representación del CIO-SOV de Castro del Río, y no Dionisio Quintero como por error sosteníamos en la aproximación biográfica que le dedicamos. El castreño Fructuoso García Merino actúo como delegado de la S.O.V de Baena, Rafael Peña por la Sociedad de Agricultores de Espejo, Demófilo Villatoro por los Artesanos y Oficios Varios de Espejo, Tomas Martínez por la S.O. La Armonía de Bujalance, Juan Moyano por la S.O. La Luz de Cañete de las Torres, mientras que el veterano maestro espejeño Clodoaldo Gracía representaría al Centro Obrero de Fernán Núñez.

    En la primavera del año 1922 hace su primera incursión en la literatura de corte libertario. Un drama social, en cuatro actos y seis cuadros, que lleva por título "El Obice que mata", que al parecer contó con el patrocinio editorial del Centro Instructivo de Obreros:

Redención de Alcoy (14 de abril de 1922)

    No volvemos a tener noticias suyas hasta el año 1924. Durante el mes de diciembre de 1924 los obreros de Bujalance celebraron una velada teatral en el Salón Moderno, en la que un grupo de aficionados pusieron en escena un drama en cuatro actos, titulado “Recompensa a una traición” Según en el programa de mano “original del vecino actualmente de esta población y natural de Castro del Río, Juan Pérez López.
     La crónica remitida al diario la Voz por el corresponsal en la localidad, de alguna manera, viene  cuestionar estas voluntariosas manifestaciones de cultura proletaria:

   “En lo que se refiere al valor literario de la obra, no hemos de sentar nuestra opinión particular; ello sería desmentir los aplausos que prodigamos a la terminación de cada acto. Únicamente consignaremos estas palabras, de un espectador, cogidas al salir. ¿Qué se le puede pedir más? El pobre ha hecho lo que ha podido. Hay que aplaudir su buena fe…Estamos conformes. Y no añadimos ni una palabra más”.

    El resto de la crónica se lo dedica a elogiar a la primera actriz, "la linda y simpática señorita Conchita Puerto, que desempeño de manera admirable su papel". Destaca su participación en la interpretación de un cuplé en actitud de canzonetista: “Un cuplé ramplón, pero que al pasar por los labios de tan linda muchacha, se hizo hermoso y sentimental”.

(La Voz de Córdoba de 2 de diciembre de 1924)




   Por estas fechas le suponemos ya relacionado con la Escuela dependiente de la Sociedad de Oficios Varios “La Armonía” de Bujalance, cuya apertura había sido autorizada en vísperas del golpe de estado del general Primo de Rivera:


El Defensor de Córdoba (28 de junio de 1923)

    Contagiado de esa especial fiebre por la escritura despertada en los medios libertarios vería la luz un segundo folleto de su autoría: “Lo que puede el amor”. Publicado a mediados de los años veinte dentro de una colección de novelas y ensayos, de una extensión común de 32 páginas a 15 céntimos, titulada La Novela del Pueblo (Publicaciones Mundial -Talleres Gráficos Costa de Barcelona). Dentro de la misma aparecen trabajos de otras plumas relacionadas con el movimiento obrero anarquista cordobés: Dionysios (Antonio García Birlan), Salvador Cordón, Isabel Hortensia Pereyra, David Díaz o Antonio Verdú Suarez.





    De su labor callada al frente de la Escuela patrocinada por el Centro Obrero de Bujalance y de su afición por el teatro no volvemos a tener noticias hasta una vez proclamada la II República.



   Bujalance (semanario defensor de los intereses locales), en uno de sus primeros números le dedica un reportaje al Centro Obrero. Dentro del mismo encontramos una pequeña semblanza sobre nuestro protagonista:

    “Mi entrada en el Centro Obrero, produce cierta expectación. Voy solo. La animación es extraordinaria. Me miran. Estoy materialmente rodeado de campesinos, de obreros, de seres sencillos que se ganan la vida con el sudor de su trabajo. Muchos me conocen y me saludan respetuosamente. Inquiero si está Francisco Labrador, el Presidente y me contestan que lo están esperando de un momento a otro. Pregunto por el maestro, por el compañero y van a buscarlo. Me lo presentan.
    Juan Pérez López es un hombre que inspira confianza desde el primer instante. Afable, sencillo, modesto. Un hombre de vida ejemplar y admirable: un verdadero apóstol de la cruzada societaria y cultural. Charlamos. Charlamos del problema escolar, coincidiendo ambos en el abandono en que se encuentra en Bujalance por el poco interés de los padres y por la escandalosa movilidad de los niños que les impide una asistencia regular y metódica.
    Recorremos las dependencias del edificio. En el salón biblioteca, observo que el armario está casi vacío de libros. Buena señal. Señal de que hay afición a la lectura. En todas las habitaciones, mucho público de los gremios respectivos. Hablan, leen, discuten, pero con orden, sin gritos detonantes”.

    Termina con el ofrecimiento de las columnas de Bujalance al compañero Pérez, que agradecido, anuncia el envió inmediato de unas cuartillas.



   En Bujalance pasó lo mismo que en Castro del Río. El abstencionismo promovido desde las filas ácratas y el engrase de la tradicional maquinaria del caciquismo permitió que las elecciones municipales del 12 de abril las ganaran por mayoría los monárquicos. Los respectivos candidatos republicanos, que presidieron las comisiones gestoras provisionales tras el advenimiento de la República, no pudieron legitimar sus cargos hasta repetido el proceso electoral, en el que presumiblemente debieron de contar con el puntual apoyo del voto anarcosindicalista.
   Esa armónica convivencia entre el republicanismo político y los obreros de Bujalance, que aflora en la entrevista, duraría relativamente poco tiempo. Trabajos firmados por Juan Pérez López, Juan Pérez o Juan “a secas”, pese a su actitud crítica contra el régimen republicano, defendido por los patrocinadores y redactores del semanario, seguirían apareciendo entre sus páginas.
   Sirvan, como ejemplo, estas sencillas reflexiones incluidas dentro de una columna suya titulada Pensamientos:

  “La esclavitud en todas sus manifestaciones, constituye una de las mayores monstruosidades de nuestro mundo, pues mientras ésta persista, no habrá Paz en la Tierra, y menos aún, la tan cacareada Libertad, Igualdad y Fraternidad”.



    Durante los primeros meses del periodo republicano goza de gran prestigio en el seno de la S.O. La Armonía, aunque no formó parte nunca de las Juntas Directivas que se van sucediendo. Por sus dotes de oratoria su presencia era casi obligatoria en cuanto acto público o asamblea celebraba la sociedad.    
     Bajo la presidencia de Francisco Rodríguez Muñoz “Jubiles” y con la asistencia de unos 600 asociados, el 31 de marzo de 1931 se celebró una magna asamblea en la que Juan Pérez López “El Maestro” dio cuenta al auditorio de los acuerdos de los plenos comarcal y provincial celebrados en Sevilla días antes.
     Lleva la representación de “La Armonía” y la del C.O. de la vecina localidad de Cañete de las Torres al multitudinario Congreso Extraordinario de la Confederación Nacional del Trabajo, celebrado del 10 al 17 de junio de 1931 en el Teatro Conservatorio de Madrid.

   Atendiendo a una de las principales consignas que salieron de aquel congreso, la reactivación de la propaganda, en diciembre de 1931 visita la comarca sindicalista el veterano Mauro Bajatierra Morán, que interviene en actos organizados en Córdoba y Castro del Río.
   El celebrado en Córdoba (27 de diciembre), sirvió para inaugurar el nuevo domicilio social de los sindicatos afectos a la C.N.T, instalado en la calle Jesús María. Además de Bajatierra, se dieron cita en él Rafael Peña García y Emilio Calderón de la Confederación Regional Andaluza. Acudieron representantes de los diferentes pueblos de la provincia, entre los que se encontraba Juan Pérez López de Bujalance, que en su discurso dijo:
   
  “Que al hablar por primera vez en Córdoba, se alegraba de hacerlo en un local que antes fue antro de superstición y fanatismo, y que a partir de ahora va a estar dedicado a luchar por la humana emancipación”.


    En Castro del Río, Mauro Bajatierra se reencuentra con sus viejos camaradas, que tan bien lo habían acogido un año antes y con quienes trabajara mano a mano en tareas de reorganización. José Dios “El Decano”, que actuó como presidente del típico acto de afirmación sindical, fue concediendo sucesivamente la palabra a los compañeros Bartolomé Montilla Ruz, Luis Úbeda de Nueva Carteya, Redondo, Juan Pérez y Mauro.
    Juan Pérez López, que volvía a ejercer de tribuno ante sus paisanos, aprovechó para dirigirse a los obreros republicano-federales de Castro del Río, “que con tanta buena fe creyeron que la Republica iba a mejorar su situación de esclavos, e intenta  demostrarles, que si tiranizados estaban por la Monarquía despótica e inhumana de los Borbones, no menos explotados son ahora con esta República de Trabajadores”. Defiende su aserto, remitiéndoles a los hechos ocurridos recientemente en Bujalance, “donde la guardia civil ha empleado con los obreros campesinos el proceder más inquisitorial que imaginarse puedan los hombres de corazón generoso de esta desdichada tierra”.
    Se refiere a unos sangrientos sucesos acaecidos en Bujalance el 14 de noviembre de 1931, durante una huelga en la que el sindicato local se había mostrado remiso a la aceptación de los mecanismos oficiales de conciliación (Jurados Mixtos) implantados por la legislación republicana. Una reyerta navajera entre gitanos en la plaza pública, una concentración de indignación popular (motín) y una carga con disparos de la guardia civil, se saldó con un vecino muerto y cuatro heridos. Entre la versión oficial recogida por la prensa republicana y la del sentir obrero, introducida en contexto por Ildefonso Coca en un artículo publicado en El Luchador de Barcelona, se aprecian sustanciales diferencias.



    Después de este necesario inciso, retomemos la trayectoria de nuestro protagonista.
    En  junio de 1932, con escasa asistencia, se celebraba una reunión en Bujalance con la finalidad de dar los pasos oportunos para edificar un nuevo, moderno y espacioso teatro con el que cubrir las necesidades en materia de cultura de la población. Se conforma una comisión gestora y otra administradora para intentar llevar a buen puerto la iniciativa. Juan Pérez López, por su vocación cultural  y como representante del Centro Obrero, se integra dentro de las mismas.
    La iniciativa sería reformulada meses después como “Liceo Góngora”, sociedad que nacía con un marcado carácter cultural y que se proponía, entre otras cosas, la creación de una biblioteca pública y la construcción de un teatro o sala de actos. El nombre de Juan Pérez López aparece estampado junto al del alcalde Cristóbal Girón entre los componentes de la junta administradora.
   No volvemos a tener noticias de dicho Liceo. 
   En una asamblea celebrada en el mes de julio de 1932 es elegido para comparecer ante el Sr. Juez al objeto de intentar recabar la libertad de quienes se hallaban presos por su participación en la huelga iniciada en el mes de mayo. 


     El 1º de noviembre de 1932, la Sociedad de Oficios Varios “La Armonía”, que había acometido reformas en su local social, inauguraba un salón-teatro con capacidad para 700 espectadores (de enea). La apertura estuvo a cargo del Cuadro Artístico de la propia sociedad, que puso en escena un drama social en tres actos titulado “Los nuevos románticos”, original de Felipe López y Lázaro GarcíaLe siguió la representación un juguete cómico (¿Qué escándalo?) El aficionado y decorador Barchino leyó unos versos titulados ¡Pobre España! . Se remataba la función con un cántico dedicado “A los hermanos de la cuenca del Llobregat”. Juan Pérez López, maestro del Centro Obrero, actúo como director escénico. Entre el elenco artístico aparece un “José Pérez” que creemos debe ser su hijo.


    La crónica, publicada por semanario Bujalance, califica de magnífica la velada literario- artística celebrada y la considera precursora de un ciclo de otros muchos actos culturales venideros.  
    La desaparición de Bujalance, a principios de 1933, las frecuentes clausuras con motivo de las huelgas y la nula cobertura informativa, que los respectivos corresponsales locales de la prensa provincial le prestan a este tipo de iniciativas culturales, nos impide conocer nuevos detalles sobre la labor desarrollada en este espacio escénico de butacas de enea. En él se celebraron numerosos actos públicos y asambleas sindicales hasta que el Centro Obrero se viera afectado por un nuevo y largo periodo de clausura con motivo de "los sucesos revolucionarios” de diciembre de 1933.
     Sobre lo ocurrido durante aquellos convulsos días del mes de diciembre en Bujalance y sobre la presunta "aplicación de la ley de fugas" a Antonio Milla Salas y José Porcel Pulido, presidente y secretario de la S.O. “La Armonía”, refugiados y detenidos en la vecina localidad de Porcuna (Jaén), véanse los enlaces.   
     Para quienes se les pueda despertar la curiosidad les remitimos a dos trabajos: La II República en Bujalance (1931-1936) y Las luchas libertarias del campesinado.
    La editorial Plus Ultra, patrocinada por el grupo anarquista “Los Iguales” de Madrid y Mauro Bajatierra, publicó un folleto firmado por Juan del Pueblo (seudónimo de Bajatierra ?) , con el sugestivo título: “Los sucesos revolucionarios de Bujalance. Narración verídica y exacta de quienes fueron másque testigos. Una semana de revolución y un mes de barbarie gubernamental”.



     El dinero obtenido con su venta iba destinado sufragar los procesos judiciales del centenar largo de militantes obreros encerrados desde un principio en una hacinada cárcel de Bujalance.
    Entre ellos se encontraba Juan Pérez López “El maestro”. En prensa de tan dispar línea editorial como ABC (monárquico) o La Libertad (republicano) se le acusaba de hacer armas contra la fuerza pública y de impartir lecciones que se basaban en negar la existencia de Dios y de maltratar a los alumnos que no le hacían caso. Sus enseñanzas, basadas en los principios racionalistas de la Escuela Moderna propagados por Ferrer i Guardia, si eran puestas en práctica con consecuencia debían de alejarse bastante mucho de esa acusación de maltrato

   “Según Ferrer, la educación no puede ser dogmática ni basada en dogmas ni prejuicios, y debía aceptar los métodos de la ciencia, desterrando todo lo que no se puede demostrar por el método científico. La libertad era considerada un valor fundamental, se procuraba la igualdad de todos, niños y niñas, que ese educaban juntos, se rechazaba el espíritu competitivo y por lo tanto toda imposición, exámenes, premios y castigos”.

   Aunque en la práctica, la mayoría de estas escuelas terminaban pecando de dogmatismo o sectarismo, hemos de equipararlo al puesto en práctica por cualquier otro credo político o religioso en aquel contexto. Mientras que dese estos establecimientos se adoctrinaba sobre la libertad, la dignidad y se fomentaba una actitud de permanente rebeldía ante las injusticias sociales, desde otros, presididos por un Sagrado Corazón o un Crucificado, se apostaba por la resignación cristiana que permitía la armónica convivencia entre explotados y explotadores.
    En los carnavales de Castro del Río del año 1934 los sucesos de Bujalance y la detención de su paisano Juan Pérez afloran en las típicas letrillas:

En Bujalance la ira estalló.
Prenden a Juan Pérez y más de cien
¡Obreros alerta,
la ley de fugas los mató!

    Por la prensa conocemos que en enero de 1934 a Juan Pérez López y a otro individuo llamado Juan Castilla “El Sargento”, ambos detenidos el 16 de diciembre, les sería impuesta una multa por valor de 20.000 pesetas. Detenido y privado de los modestos ingresos, que durante diez años le proporcionaron el óbolo diario aportado por los alumnos que asistían a su escuela, desconocemos si pudo hacer frente a la sanción económica.
    Tras una larga instrucción, el Consejo de Guerra encargado de juzgar aquella causa se reunió por fin en Córdoba durante los primeros días de diciembre de 1935. Actuó de presidente el honorable Coronel de Artillería don Ciriaco Cascajo. Entre los vocales se hallaba el capitán Ramón Gallo Ruiberriz de Torres, hijo de Porcuna y primo hermano del capitán Gallo, sublevado en Jaca en 1930, que durante la República tuvo una calle rotulada con su nombre en Bujalance. El nombre de Juan Pérez no aparece entre quienes se sentaron en el banquillo. Es posible que con aquella sanción económica se le desvinculara definitivamente de la causa.
    No volvemos a tener noticias sobre él. Desconocemos si amedrentado o prisionero de sus propias dificultades económicas terminaría abandonando la militancia activa. Las mismas lagunas persisten con respecto a su devenir durante la guerra civil y sobre de qué manera pudo afectarle la posterior represión franquista. No le hemos encontrado en las listas de prisioneros o ajusticiados. Su nombre común dificulta la tarea. La única y última referencia que tenemos sobre él procede de un incierto y dudoso testimonio oral recabado en Castro del Río, que refiere que pudo eludir la represión fijando su residencia en un pueblo de la provincia de Córdoba o Sevilla, y que se ganó la vida profesionalmente como barbero. Como es posible que en la memoria de los actuales habitantes de Castro del Río y Bujalance, pudiera conservarse alguna referencia aislada sobre él, incluso hasta alguna muestra gráfica de su actividad docente y cultural, es por lo que invocamos la ayuda necesaria que nos permita completar este recorrido por su trayectoria vital.
    Juan Pérez  fue un sindicalista consecuente con una ideología tildada de insurreccional por los gobiernos y las gentes de orden de su época. De insurrectos y desafectos como él está muy necesitado el sindicalismo de nuestros días. 
    Hemos considerado oportuno terminar con un escrito suyo en el que se abordan cuestiones relacionadas con la truncada Reforma Agraria, una de las grandes sombras del periodo republicano. Está fechado en el verano de 1932, cuando ya empezaba a cundir el desanimo al respecto:

   “Es triste lo que sucede en el Congreso siempre que se ponen a discutir la Reforma Agraria; no parece que sea cosa que interese a la nación, y sin embargo, la tal Reforma, de seguro que es lo más interesante para nuestra economía y para la tranquilidad de los muchos que padecen por falta de trabajo. Está paralizada debido a la indecisión de muchos que saben que la tierra de la que disponen les debía ser arrebatada ya que desconocen el origen de su propiedad.
    La Reforma Agraria tiene tal importancia si se hace en la forma debida, sería la salvación de España, su tranquilidad y la única forma de solucionar el paro que nos mantiene en constante zozobra. Si no se hubiese hablado tanto de ella tal vez no se encontraran hoy sin cultivar muchos terrenos que lo están por la desconfianza de sus presentes propietarios; y si al hablar de ella, se hubiera acometido con la decisión necesaria, también se hubiese evitado que se propagase la idea del comunismo resultante del estado desesperado de la clase obrera, que se debate en la miseria creada por los propietarios al no labrar sus tierras con la intensidad y el cariño que lo hubieran hecho de no esperar tal Reforma. Tierras productivas hoy si se hubiese realizado con la prontitud que el caso requiere.
    Parece mentira que sean los representantes del pueblo quienes demuestren tan poco interés por cumplir aquel mandato olvidado  por el que fueron nombrados y que pasen tanto tiempo con discusiones estériles que a nada conducen”.