Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

17 septiembre 2010

Un episodio de la Tercera Guerra Carlista en Porcuna

Para contextualizar el conflicto hecho mano a un clásico de la historiografía española, un sintético y breve compendio, la Historia de España de Pierre Vilar, que se publicó por primera vez en nuestro país en 1978. El libro en cuestión data de 1946, y del se hicieron numerosas ediciones en francés, que circularon clandestinamente a este lado de los Pirineos durante un largo tiempo. Es esa primera edición en castellano, traducida por Manuel Tuñón de Lara, que conservo como un tesoro, a la que recurro para situarnos:



1868-1874

La reina Isabel II era unánimemente considerada como “insoportable”, a causa de su vida privada. Flota, guarniciones y juntas locales proclamaron en septiembre de 1868, las “libertades fundamentales” y el sufragio universal. Serrano, a quien tomaron por jefe, batió a las tropas de la reina, que tuvo que exiliarse a Francia.
Serrano y Prim, gobernantes provisionales convocaron a Cortes. Estas fueron brillantes y votaron una constitución muy democrática, pero monárquica. Mas fue difícil descubrir un rey. Y el mismo día que llegó Amadeo, hijo del rey de Italia, cuando hubo aceptado el trono, Prim cayó asesinado (30 de diciembre de 1870). El rey, solo, se cansó de una situación difícil: rivalidad Sagasta-Ruiz Zorrilla, reanudación de la guerra carlista, agitación social de “La Internacional”. Al fin, abdicó, y fue proclamada la República el 11 de febrero de 1873. Su tendencia fue federal, y su primer presidente Figueras, al que siguió Pi y Margall. Pero la influencia anarquista transformó el federalismo en “cantonalismo”, y los cantones se proclamaron independientes (un inciso, para recordar que Pierre Villar utiliza una metodología marxista). Pi se retiró para no tener que utilizar la violencia represiva. Tampoco Salmerón quiso aplicar la pena de muerte. Con Castelar, que le remplazó, llegó al poder la republica unitaria y autoritaria. Demasiado tarde. El 3 de enero de 1874, el general Pavía disolvió las Cortes por la fuerza. Una dictadura provisional preparó la Restauración a favor del hijo de Isabel II, Alfonso XII.

Pierre Villar / Historia de España. Crítica-Grijalbo 1978. pag. 88.







Tercera Guerra Carlista.

La Tercera Guerra Carlista se desarrolló en España entre 1872 y 1876 entre los partidarios de Carlos, duque de Madrid, pretendiente carlista con el nombre de Carlos VII, y los gobiernos de Amadeo I, de la I República y de Alfonso XII.
El pretendiente Carlos VII, que llevaba meses preparando la insurrección desde el exilio, estableció el 21 de abril de 1872 como la fecha para el comienzo de la sublevación.

Esta guerra carlista se desarrolló sobre todo en el País Vasco y Navarra. La restauración de los fueros por el pretendiente en julio de 1872, abolidos por los decretos de Nueva Planta por Felipe V influyó en la fuerza del levantamiento en Cataluña y en menor medida en Valencia y Aragón, y algunas partidas poco activas en Andalucía.

Tras la proclamación de la Primera República Española en febrero de 1873, muchos monárquicos isabelinos se pasaron al bando carlista, aumentando con la insurrección cantonalista. Por el contrario el golpe de Pavía en enero de 1874 y el pronunciamiento de Marínez Campos el 29 de diciembre de 1874 que condujo la restauración de la dinastía caída en 1868 en la persona de Alfonso XII contribuyó a restar fuerzas a los carlistas, así como también el reconocimiento de Alfonso XII por parte de Ramón Cabrera y el acercamiento al Vaticano del gobierno español.


Correspondencia particular de “La Esperanza”

Sr. Director de La Esperanza



Muy señor mió: no solamente es cierto que esta provincia se han levantado dos partidas, sino que se ha levantado otra en Porcuna, provincia de Jaén, fuerte de 600 hombres, completamente armados, y bien vestidos, los cuales manda el acaudalado propietario de la misma, Don Buenaventura de la Hoz y Martínez, quien en la tarde del 18 se reunió en los montes de Pezcolar con la partida de Santiago, fuerte de 300 hombres, los cuales vagaban por las llanuras del camino: entre ambas partidas un contingente de 900 hombres, dispuestos una vez más a derramar su sangre en defensa del altar y el trono.
Sabedora la Guardia Civil del destacamento de Escañuela y fuerza de infantería y caballería que se hallaban reconcentradas en la misma, salieron en su persecución, llegando a avistarse en los citados montes de Pezcolar, en donde se hallaban nuestros valientes partidarios, que ocupaban unas posiciones un tanto desventajosas, no solamente por el terreno, sino por ser inferiores en número.
Sin embargo, su valiente jefe, Sr. De La Hoz, no titubeó un momento en aceptar el combate, escudado con el valor de sus soldados, y alentado por la santa causa que defiende. Empezaba la acción con un ligero tiroteo entre ambas vanguardias, no tardó en hacerse general, y después de ocho horas de un mortífero fuego, las tropas amadeistas tuvieron que huir en precipitada fuga, dejando en poder de nuestros bravos soldados, 10 muertos, 9 heridos y unos 80 prisioneros.
Por nuestra parte, hemos tenido que lamentar la perdida de 5 de nuestros valientes y 11 heridos, entre los que se encuentra, por desgracia, si bien de una manera leve, su bravo jefe, Sr. De La Hoz, que ha dado pruebas de un valor digno de todo elogio.


Villa del Río 21 de Junio


(A pesar de las seguridades que da el que escribe la anterior carta, no comprendemos como el Gobierno haya ocultado este hecho, a ser cierto).
Suplemento a La Esperanza, correspondiente al domingo 23 de junio de 1872.


Diarios de tirada nacional, como La Época, cuestionan su verosimilitud invocando a las publicaciones ministeriales sobre este particular (La Época 18720624).

Si alguien de Porcuna, tiene tiempo, curiosidad histórica y ganas, podría intentar complementar y verificar esta información en el Archivo Histórico Municipal de Porcuna (si es que éste presta el servicio de atención a la ciudadanía, que no lo se).



Con el subtítulo de “Periódico monárquico”, es la más importante cabecera de la prensa absolutista española del siglo XIX, como órgano oficioso del carlismo.
Se trata de un diario de la tarde (excepto domingos y festivos) que prácticamente se publicará sin interrupción, y desaparecerá, junto al resto de la prensa carlista con la restauración borbónica.
Es un diario bien construido y escrito, en cuya primera página incluía el editorial, y daba importante espacio a las noticias, muchas de ellas sazonadas de opinión, y con secciones como la dedicada a espectáculos, no evadiéndose del folletín, generalmente traducido del francés. También era importante su publicidad comercial, que era una forma de los sectores económicos reaccionarios para sostener esta empresa periodística, especialmente la de libros religiosos.
Fue fundado y dirigido por el clan familiar capitaneado por Pedro de la Hoz (1800?-1865), su hijo Vicente de la Hoz y de Liniers (1841-1886), y su yerno, Antonio Juan de Vildósola (1830-1893), quienes le sucederán en la empresa, y que, tras la desaparición de La Esperanza, sacarán un nuevo título –La fe (1876-1891)- al comienzo de la Restauración.
El aventurado jefe de la partida carlista de Porcuna, Buenaventura de La Hoz, pudiera estar emparentado con ellos. El patriarca de este linaje de periodistas (Pedro de la Hoz ) remanece de la villa cordobesa de Espejo.
Un gran número de periodistas tradicionalistas católicos de la mitad de la centuria del diecinueve colaboraron en La Esperanza, siendo uno de los más famosos de su primera época Luis del Barco, que llegó a polemizar con el propio director de la publicación, así como el militar carlista y firmante del Convenio de Vergara Mariano Godoy (-1877) y el bohemio José María Carulla. También lo serán Francisco Navarro Villoslada (1818-1895), el cardenal Antolín Monescillo y Viso (1811-1897), Juan Manuel Orti y Lara (1826-1904) y Miguel Neyra y López.

1 comentario:

  1. Hola Alberto enhorabuena por el blog y por este maravilloso artículo. Manolo.

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