UN LUGAR DE MEMORIA
A principios del mes de mayo del año 1919, entre los
días 3 y 6, las sociedades obreras campesinas anarcosindicalistas de la
provincia de Córdoba y sus contornos (1) celebraron un Congreso o Asamblea en
la sede del Centro Instructivo de Obreros - Sociedad de Oficios Varios de Castro del Río con el fin de coordinar actuaciones y fijar la táctica a seguir
de cara a un nuevo envite huelguístico, que a la postre, terminaría
convirtiéndose en la tercera y última gran acción combinada de ese periodo
histórico marcado por el excepcional intensidad de la conflictividad
socio-laboral en la provincia de Córdoba, que ha pasado a la historia con el
nombre de Trienio Bolchevista.
El
gobierno conservador presidido por el don Antonio Maura, viéndolas venir, ya había
decretado la suspensión de las garantías constitucionales (marzo) , implantado
reformas en la legislación laboral (imposición de comités paritarios en las
negociaciones que atentaban contra la tradicional acción directa, sin mediación
gubernamental, preconizada desde las filas anarquistas) y destinado a Andalucía
en comisión de servicio el General de División de la Guardia Civil don Manuel
de la Barrera y Caro, para hacer frente con fuerzas militares a los posibles
incidentes que pudieran surgir durante el anunciado conflicto.
Entre los temas
abordados en aquel conclave sindicalista se consensuó una tarifa de salarios
para la inminente campaña de recolección de cereales, que sería la misma en
todas las localidades representadas o adheridas, y que debería presentarse al
unísono ante la patronal agraria el 20 de mayo. En caso de negativa, se
declararía la huelga general para día 25.
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El dia 27 unos
enfrentamientos entre la Guardia Civil y huelguistas en el pequeño pueblo de San Sebastián de los Ballesteros se saldaron con tres obreros muertos y varios
heridos, lo que unido a un sabotaje perpetrado contra la línea férrea de
Córdoba a Málaga en los días siguientes, sirvió para espolear
los ánimos del señor gobernador civil don Jacinto Conesa que con el eficaz y
militar concurso del General de la Barrera decraró el Estado de Guerra en la
provincia el 29 de mayo, procediéndose
de inmediato a la clausura de los centros obreros y detención de sus directivas,
así como a la deportación de aquellos elementos obreros con mayor ascendencia
entre las masas. Todo esto en plena campaña electoral de las elecciones a Diputados a Cortes celebradas el 1 de junio en unas circunstancias tensas y excepcionales
Con fuerzas del ejército y de la guardia civil
distribuidas por los focos de mayor conflictividad, la huelga iría debilitándose
poco a poco.
No obstante la pujante organización sindicalista de
Castro del Río fue capaz de mantener su particular pulso hasta el 6 de junio,
en que finalmente los representantes obreros
y patronales reunidos en la casa consistorial en presencia de las
autoridades locales alcanzaron un acuerdo por transacción.
Suponemos
que aquellas pretensiones salariales iniciales, como consecuencia de la lógica
intimidación ejercida por los del máuser, se verían menguadas considerablemente. Su buscaría una salida digna.
Disponemos de los acuerdos adoptados en la vecina
villa de Montemayor en la que el conflicto terminó bastante antes, también por
transacción. Se renunció a la pretendida abolición del destajo y se estipularon
los siguientes salarios diarios para el trabajo en los cortijos. Sirvan como
ejemplo los de aquellas faenas que demandaban un mayor número de braceros (2):
Segadores
7.50 pesetas (se pedían 11)
Ereros
5.50 “ (
“ 10)
Carreteros 6.00 “ ( “ 10.50)
Para sellar el acuerdo definitivo en Castro del
Río sus generosas autoridades libraron unas pesetillas de las arcas municipales para un almuerzo-refrigerio a celebrarse en
un ambiente distendido de respeto y concordia, que puestos a dar rienda suelta
a la imaginación, en vistas de los rigores estivales propios del corazón de la campiña cordobesa,
bien pudo haber tenido lugar en el fresco y sombreado patio porticado de las casas
consistoriales.
Muy
cerca de allí debía de estar ubicada la tienda de comestibles regentada por el
industrial Diego Reyes Dios, que fue el encargado suministrar el género
alimenticio y el vino fino del que habrían de dar buena cuenta los reunidos.
Calculo que tuvieron que congregarse en torno
a 10 o 12 personas: tres obreros, tres patronos, el señor alcalde acompañado de algún otro edil, la también obligada presencia del jefe de
línea de la Guardia Civil, el jefe del destacamento militar desplazado, y como
no, el portero de la casa ayuntamiento encargado de las compras y su posterior
presentación y aderezo.
Sin temor
a equivocarme, entre los representantes de la patronal debió comparecer el
agrarista Antonio Navajas Moreno. Entre los obreros, Dionisio Quintero Garrido (maestro de la escuela
del centro), Pedro Algaba Salido, Juan Pérez López o José Dios Criado, hombres de peso en el seno
de la organización sindicalista castreña tras el abandono de otros destacados
líderes como Antonio Pérez Rosa o Benito
Cordobés, que se habían apartado voluntariamente del sindicato al inicio del
periodo.
En base a los artículos relacionados en la factura
hasta podríamos intentar ordenar el menú de una manera más expresiva e
ilustrada:
Entrantes:
Salchichón
del bueno (Vich) y queso manchego presentados en finas rodajas en pliegos de
papel de estraza proporcionados por el propio tendero.
Al
Centro:
ENSALADA
ROJO PENDÓN AL PIMIENTO MORRÓN
Ensaladilla
de pimientos al lebrillo elaborada a base de morrón enlatado, huevos duros,
aceitunas (tienen que ser negras), y generosas porciones de atún o bonito en
conserva, con su pertinente aliño de aceite, vinagre y sal. Un picadillo de ajo
tampoco desentona.
Vinos
del terreno
Fueron diez las botellas, suponemos que de ¾, las
que se metieron entre pecho y espalda los comensales. Casi a una por cabeza.
Vamos, que tuvieron que llegar a sus respectivos domicilios como para echarse
una buena siesta (la siega no se reanudó hasta el día siguiente).
Juegos de cañas de vino como la que mostramos, bien
de plata o de otros metales menos nobles, debieron de estar incluidos entre el
inventario mueble del despacho de la
máxima autoridad local a efectos de protocolo, y para reuniones como la que
venimos referenciando. El menaje y las cuberterías estaban de mas, ya para estas este tipo de banquetes
comunitarios se recurría al higiénico barco de pan pinchado con la navaja, con
ese especial arte en el giro de la muñeca para la carga con el que además se evitaba
el medallón en el pecho, para el que era muy dado, por citar un ejemplo, don
Antonio Navajas (Barbitas) .Sobran las explicaciones sobre el democrático régimen
del pasó atrás por el que se regía la aproximación al condumio.
Beneficiarios indirectos del conflicto fueron los
niños y niñas que asistían al colegio público instalado en las antiguas
Escuelas Reales, ya que tuvieron que suspenderse las clases para poder albergar
en sus dependencias a los efectivos militares de la clase de tropa desplazados
para extinguir la llama.
El
malestar de la plantilla de maestros, ante tal arrebato, también queda patente en
la documentación del archivo. Denuncian el estado lamentable en que las
devolvieron:
El Defensor de Córdoba (9 de junio de 1919) |
NOTAS
(1) Fueron 24 pueblos los representados y 11 los
adheridos, entre los que se encontraba el pujante sindicato “El Porvenir del Obrero”
de la localidad jiennense de Lopera que durante el periodo se movió en la
órbita organizativa de la FNA-CNT. De ahí la denominación de “y sus contornos”
adoptada al crearse la Federación provincial cordobesa.
(2) José Francisco Luque Moreno. Montemayor
1900-1945. Cuestión social, República, Guerra y Represión. Diputación
provincial de Córdoba (2011).
(3) Vacunación: las facturas son fotocopias de
documentos originales del Archivo Histórico Municipal de Castro del Río. El
aspecto añejo amarillento del papel es fruto de un primitivo retoque de imagen.
Dejando al margen el tema socio-laboral y ciñéndome ahora, por afición, al apartado de la típica copa de vino español (término que se generalizaría andando los tiempos), he optado por insertar el anuncio de la casa Carbonell y Cía, por aquello de los vínculos históricos de esta empresa con la villa de Castro del Río (orujera y fábrica de aceite). Además quien fuera gerente de la sucursal de Castro del Río, Antonio Carbonell y Rodríguez, contrajo matrimonio con una joven perteneciente a las familias de brillito de la localidad, allá por el año 1915.
ResponderEliminarNo me consta la existencia de cosecheros bodegueros en Castro del Río hasta la década de los treinta. El ex diputado provincial republicano federal Miguel Merino Millán en unos pagos de su propiedad ubicados en la cercana Sierra de Montilla, instaló un pequeño lagar- bodega, del que obtuvo caldos de buena calidad. Premiado con un diploma especial en la exposición provincial de mostos de uva en la feria de mayo de Córdoba del año 1932, y al año siguiente, con un 4º premio en la cata organizada por el Círculo Mercantil de Córdoba con una muestra denominada Angelina. El “Fino Angelina” fue el protagonista de una cena íntima celebrada en el frondoso paraje de la Alameda el 23 de junio de 1933 en honor del recién licenciado en derecho Manuel Criado Valenzuela.