Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

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13 junio 2012

"El Puente Nuevo sobre el Guadajoz durante el primer tercio del siglo XX".

Fot. Castellá 1915
     Las primeras noticias de las que disponemos sobre el Puente Nuevo se remontan al año 1881. Las crónicas sobre la riada de aquel año nos permiten conocer que por aquellas fechas se hallaba en fase de construcción. La furia de las aguas inutilizó sus cimientos y afectó a un puente provisional de madera, así como a las barracas de los obreros construidas en sus inmediaciones.
     Los daños sobre aquella embrionaria obra de fábrica debieron ser considerables. El contratista que la subastó paralizó las obras. Sólo estaba construida parte de su calzada y sus estribaciones. Desde entonces la reivindicación sobre la reanudación de los trabajos se convierte en una constante entre los responsables de la “res pública” en Castro del Río.
     En 1887, siendo alcalde don Mateo Navajas Navas, una comisión municipal, aprovechan la visita girada a Córdoba por el Marqués de la Vega y Armijo, líder provincial del partido liberal, que se hacía acompañar para tal ocasión del resto de diputados y senadores por la provincia. Se solicitó su concurso para que interpusieran su influencia ante el Ministerio de Fomento con vistas a que se pudiera finalizar ese puente, considerado de vital importancia para la vida comercial, agrícola e industrial de este pueblo.

Antonio Aguilar y Correa (Marqués de la Vega y Armijo)
Sería con posterioridad Diputado por el distrito de Montilla entre los años 1993 y 1896.


     No debió surtir demasiado efecto aquellas desideratas ni la gestión de éste como diputado pues hasta 1900 no volvemos a tener noticias al respecto.

     Por fin, el 22 de abril de ese año de 1900 los prohombres del conservadurismo local (Hnos. Navajas Moreno y Hnos. Rioboo) dan publicidad a un telegrama remitido por don Eduardo Sotomayor y Navarro, uno de los principales contribuyentes por rústica de Bujalance y de Castro del Río, en el que se participaba la anhelada noticia de haberse conseguido el Real Decreto para la subasta de la obra. Desde el Defensor de Córdoba (órgano provincial del partido conservador) la gestión se le atribuye a un correligionario, don Santos Isasa y Valseca, ex ministro de Fomento y desde 1898 “senador por derecho propio”, mientras que se ningunea y se ignora por completo la contribución del por entonces diputado del distrito de Montilla, el republicano don Jerónimo Palma y Reyes, con importantes apoyos electorales en esta localidad ribereña del Guadajoz:

     “Al recibirse por el alcalde don José Navajas Moreno (conservador) tan grata noticia, que viene a realizar la aspiración general de este pueblo, dispuso inmediatamente poner colgaduras en las Casas Capitulares, publicar a pregón el citado telegrama y que la banda municipal de música saliese con una bandera y numeroso acompañamiento a recorrer la población, siendo inmenso el entusiasmo de todos sus habitantes, que con calurosos vivas al excelentísimo señor don Santos Isasa demostraban su profundo agradecimiento al favor dispensado por justicia a esta villa”.

      De la alegría se pasará pronto a la decepción ya que la Dirección General de Obras Publicas anularía la subasta anunciada. El descontento que acarrea aquella decisión aparece reflejado en las actas capitulares (sesión 23 de junio de 1900):

     “…origina perjuicios de tamaño consideración. No sólo a los intereses particulares y generales de este pueblo y de los comarcanos, sino también a los del erario del Estado, puesto que en las inmediaciones del prenombrado Puente existen infinidad de sillares de piedra convenientemente labrados y otros muchos materiales propiedad del Estado y por valor de unas setenta mil pesetas, los cuales van destruyéndose por la acción del tiempo y desapareciendo por las frecuentes crecidas del ya citado Río Guadajoz. Por todas las anteriores razones surgen surge la necesidad de que se ponga en juego una acción activa para ver de conseguir que dichas obras salgan del lamentable estado de paralización en que se encuentran desde hace más de veinte años, pues con ello, a la vez que se facilitarían las comunicaciones con Málaga y Granada y la parte Norte con la Sur de la de Córdoba, serviría de factor importante para el mayor desarrollo y florecimiento del comercio y agricultura de dichas provincias”.

     Aquellos argumentos de peso no serian suficientes para que se reconsiderara el asunto. Hasta 1904 no volvemos a tener noticias. Desde la Cámara Provincial de Comercio se siguen haciendo gestiones y se traslada la necesidad al gobierno de la nación sobre su imperiosa necesidad.
     No sería hasta finales de 1906 cuando se publica en la Gaceta un Real Decreto en el que se incluyen las obras del puente dentro del plan de reparaciones de carreteras del Estado:



     Parece que definitivamente se ponen en marcha a mediados de 1907 por el sistema de administración.


     Lo que me ha llamado poderosamente la atención es que ni la prensa provincial ni en el trabajo del profesor e historiador Francisco López Villatoro (del que me he servido para transcribir lo recogido en las actas capitulares) aparezca referencia alguna sobre la finalización de las obras asociada a un típico acto de inauguración oficial.
     Aunque no aparezca recogido como tal, sostengo que ésta tuvo lugar (de manera encubierta) durante un acto de homenaje tributado en febrero de 1909 al ex diputado por el distrito don José Fernández Jiménez. Su acción política, netamente populista, con anterioridad incluso al periodo 1905-1907 en que ostentara el acta de diputado por el distrito de Montilla, le sirvió para granjearse las simpatías de amplios sectores de la sociedad local y tejer sólidas redes clientelares de incondicionales. Por cuestiones personales (indisciplina) con el jefe provincial del liberalismo, don Antonio Barroso y Castillo, no sería presentado para la reelección en 1907. El sistema de turno de la Restauración, con Antonio Maura al frente del Consejo de Ministros desde el mes de enero, había determinado que el candidato monárquico que debería contender contra el republicano Jerónimo Palma tenía que ser un conservador, don José Marín Cadenas. Según algunas fuentes, Fernández Jiménez, por despecho, celebró mítines en contra del candidato monárquico y hasta trasladó sus apoyos hacia el veterano republicano. Aunque el acta de diputado sería finalmente ganada por Marín Cadenas (vaciando el puchero), en Castro del Río y Montilla, los dos bastiones del posterior “Fernandismo”, los republicanos le superarían en número de votos.

Recorte de una fotografía de don José Fernández Jiménez
capturada por Cordobapedia de una de mi archivo particular
colgada en unas de mis entradas. Véase Fernandismo.

     En estas intrigas políticas fundamento la circunstancia de que el diputado por el distrito (Marín Cadenas) desistiera de comparecer a aquel posible acto inaugural. Sin llegar a otorgarle la condición de “persona non grata”, por el simple hecho de haber desplazado y relegado al carismático Fernández Jiménez, imagino que no gozaría de demasiadas simpatías. Además fue precisamente durante el bienio 1905-1907 cuando se retoma ese proyecto del puente durante tantos años aparcado. Imagino que en la acción parlamentaria de Fernández Jiménez forzosamente tuvo que estar presente.
    En la crónica remitida al Diario de Córdoba sobre aquel acto de homenaje, que el corresponsal intenta camuflar como si se tratase de un acto político, se refiere el cálido recibimiento que le tributó el pueblo de Castro del Río a su ex diputado:

     “El recibimiento hecho por esta población al señor Fernández Jiménez y a las dignas y responsables personas que le han acompañado, es el más grande que se ha conocido en Castro del Río.
     En el Puente Nuevo y Llano de Almagro, era tal el número de personas, que a pesar de su extensión, con dificultad se podía transitar por los indicados lugares; allí se puso en marcha la comitiva, compuesta de más de tres mil personas, recorriendo las calles Córdoba, Tercia, Plaza Alta y Pósito, viéndose en los balcones, rejas, puertas y calles afluentes a referido recorrido hermosas mujeres, que saludaban con júbilo y alegría”.

     Como algo curioso e inaudito, que viene a ratificar mi teoría sobre esos piques políticos ya referidos, el hecho de que don Antonio Navajas Moreno (Barbitas de Alambre), a la sazón alcalde por el partido conservador, después de que hicieran uso de la palabra desde la tribuna varios oradores en defensa de las ideas liberales, de gran arraigo en este pueblo, y el propio Fernández Jiménez, pidió intervenir (“aquí es la primera vez que esto ocurre”). Concedida la palabra por la presidencia:

  “Manifestó que por su conducto y por el del diputado a Cortes (Sr. Marín) se habían pedido auxilios al Gobierno de S.M. para resolver la crisis obrera, extendiéndose en algunas consideraciones contrarias a los discursos pronunciados”.

Fot. Castellá 1915

     Esta imagen, tomada durante el verano de 1915, es la más antigua de la que disponemos sobre aquel primitivo Puente Nuevo, que aunque presumiblemente fuera abierto al tráfico rodado en 1909, hasta una fecha algo posterior no quedaría definitivamente acabado, tal como se puede apreciar ya en esta instantánea.
     Al poco, le tocaría poner a prueba su solidez. En la tremenda riada de marzo de 1917 ya resultaría considerablemente afectada su obra de fábrica:


     “También el Puente Nuevo, obra magna y hermosa, ha sufrido el derrumbamiento de la parte correspondiente a dos ojos, quedando la población incomunicada también por este lugar”.

      Aprovecho la oportunidad y la excepcional calidad de esta fotografía para mostrar unos detalles sobre actividades humanas tradicionalmente relacionadas con el río.

Pozero Arenero
Mulero: abrevadero y descansadero
Niña canastera pescadora
     Se aprecia como sostiene entre sus manos una cuerda a cuyo término suponemos de la existencia de una red u otra arte de pesca. Aunque existían prohibiciones al respecto, extendidas situaciones de necesidad propiciarían la permisibilidad.


    Una riada, de menor envergadura, en el año 1924 la pudo resistir el Puente Nuevo sin daño alguno.



     En esta otra imagen, procedente de la ya referida (Puente Viejo) colección de tarjetas postales “El Pajarito” de los años 30, se puede apreciar el Puente Nuevo en un segundo plano. Mi más sincero agradecimiento a Juan Luis Navajas Carvajal, un enamorado de la historia y de las tradiciones de su pueblo, quien tras adquirirla vía coleccionismo, la ha puesto a disposición de la generalidad en el muro del facebook de “Vivencias Castreñas”.

    Una de las últimas imágenes del Puente Nuevo poco antes de que la máquina acabara con él, no recuerdo exactamente en qué año de la década de los noventa del pasado siglo.
Puente Nuevo: refugio y parada de transeuntes
(Véase comentario 1)


     Esas fotografias inéditas sobre el Puente Nuevo y su entorno, que atribuyo al fotografo/os Castellá, proceden de la Biblioteca de Cataluña, donde se custodian los fondos y materiales de la extinta Casa Editorial Alberto Martín de Barcelona (responsable de los famosos porfolios fotográficos, tarjetas postales y otras ediciones similares). La marca de agua es sólo provisional, mientras se llevan a buen puerto las gestiones encaminadas a obtener el resto de las ya conocidas (porfolio). En un plazo, no muy lejano, estarán depositadas en el fondo local de la Biblioteca Publica Municipal de Castro del Río, a disposición de curiosos e investigadores. De hecho, su excepcional calidad y resolución (deben proceder de las placas originales), permitirá, por ejemplo, a los historiadores del arte estudiar detalladamente los retablos e imagenes de culto desaparecidas.
    Mi agradecimiento publico a la Biblioteca de Catalunya por facilitarme el acceso a estos materiales.

PD: El lote completo me va a costar un dinerillo. De manera que aprovecho para comunicar a los potenciales interesados que este próximo fin de semana voy a estar por Castro del Río. Es por si cae alguna cervezilla que compense y contrarreste la inversión. Gracias de antemano.

12 junio 2012

"El Puente Viejo sobre el Guadajoz durante el primer tercio del siglo XX"


     En los asentamientos humanos nacidos a orillas de un curso fluvial, caso de Castro del Río, los puentes juegan un papel clave. Además de por su función práctica (plataforma que facilita el paso y la comunicación), dotan de simbología e identidad a las poblaciones donde se ubican, Normalmente la heráldica municipal les suele reservar un lugar principal en sus escudos.

Escudo de Castro del Río en 1876

      En Castro del Río son dos los puentes que históricamente han permitido alcanzar la otra orilla del rio Guadajoz que la bordea, cuyas aguas proceden de la reunión de varios torrentes en las sierras de Priego y Alcalá la Real, con un curso de 80 kilómetros que atraviesa la feraz campiña para verter finalmente sus aguas sobre el Guadalquivir a uno cinco km. de Córdoba.
      Son los conocidos como Puente Viejo y Puente Nuevo, cuya fisonomía actual no tiene nada que ver con la originaria, ya que con motivo de las obras de encauzamiento ejecutadas por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía durante la década de los noventa del pasado siglo, con las que se ponía solución casi definitiva a las históricas arriadas, los técnicos no fueron capaces de encontrar formulas para preservar esas primitivas estructuras, que históricamente habían ejercido como tapón en las avenidas del rio, siendo ambas condenadas al derribo. Aunque dolorosa, la desaparición del Puente Viejo, al que se le arroga un discutible origen romano e inmortalizado en el famoso grabado del siglo XVII de Pier María Baldi, que mostramos en la cabecera, parecía estar justificada. Más discutible el derribo del Puente Nuevo que suscitó en su momento la protesta y el descontento de la ciudadanía.
      Recurriendo a unas fotografías excepcionales de 1915 (Fot. Castellá), que se prestan a una lectura historicista, intentaremos adentrarnos en los avatares históricos de estos puentes durante las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX. De camino repararemos también en alguno de los famosos molinos e infraestructuras hidráulicas diseminadas a lo largo del cauce del rio a su paso por la villa.

El Puente Viejo

Portfolio Fotografíco de Castro del Río

       Su obra de fábrica ha sido históricamente castigada cuando la furia del agua ha hecho acto de presencia. Ya en la riada de 1881 sufriría daños de consideración, teniendo que ser remodelado.
     La histórica aspiración a un ensanche, que permitiera un tráfico más fluido, seria finalmente alcanzada en el año 1913, con el “liberal fernandista” Eduardo Criado y Caballero al frente de su Ayuntamiento. El acto de inauguración tuvo lugar el día de la Purísima, con la presencia del diputado del distrito Don José Fernández Jiménez, a quien, tal como era costumbre en aquel tiempo político, se le cuelgan todas las medallas por llevarse a buen término la ejecución del proyecto.

Diario de Córdoba 10 de diciembre de 1913

      Ésta imagen, tomada por Baltasar Castellá con un potente objetivo desde una de las torres del Castillo en el año 1915, es la más cercana de la que disponemos sobre el estado del puente tras aquellas reformas, a las que el corresponsal en la localidad del Diario de Córdoba ya le encontró algún pero en el momento mismo de la inauguración oficial:
     “Todo ha terminado lucidamente, el pueblo ha visto satisfecha la justa y antigua aspiración del ensanche del tan repetido puente, por el cual ya no marcharan ligadas personas y caballerías, pero a mi parecer, la verja o barandilla de hierro que a ambos lados figura adolece de dos faltas muy sensibles: una que es demasiado baja y la otra que parece algo endeble”.   

     La empresa encargada de ejecutar la reforma fue la de los “Sres. Eugenio Rivera y Cía.”. A título meramente anecdótico y por paisanaje, menciono que también estuvo presente en aquel acto inaugural un hijo de Porcuna, el comandante de infantería e ingeniero don José Gallo García de Linares, vinculado por aquel entonces a la Compañía de Aguas la Salud de la que era director gerente el prohombre local del partido liberal fernandista, el abogado, propietario y músico don Francisco Algaba Luque. José Gallo fue concesionario del abastecimiento de aguas de Castro del Río allá por el año 1909, antes de de que se constituyera la nueva sociedad en la que terminaría finalmente integrándose junto a su hermano José Julián Gallo (el criador del famoso galgo Pacheco de Julio Romero de Torres) y otros señores (el bursavolense Antonio Zurita Vera y los loperanos Florencio y Cecilio Rodríguez Criado).

Sobre la denominada Casa del Agua en Castro del Rio
     Poco iba a durar el inmaculado estado de este puente tal como se aprecia en la fotografía, ya que en la descomunal riada del año 1917 (véase Riadas del Guadajoz)  volvería a sufrir nuevos desperfectos. Según las crónicas, resultarían seriamente dañados o destruidos cuatro de sus ojos de tres metros y medio de luz.

    Una fotografía extraída de una colección de postales de los años 30 (un total de 12 con un sello con pajarito en el margen inferior derecho) nos permite conocer como su fisonomía se mantiene prácticamente idéntica. En el año 1924, una nueve riada de menor envergadura que la de 1917, volvería a castigar la fábrica del puente.
      Las barandas más altas, demandadas por aquel corresponsal de prensa, no llegarían hasta un postrero momento.

Década de los 80 del siglo XX
Próximamente: "El Puente Nuevo"