Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

25 octubre 2010

Un inventor de Porcuna

Ánforas olearias romanas  

    El aceite de oliva a lo largo de la historia, además de base insustituible de la cocina popular tradicional (migas, gazpachos, fritos, guisos, dulces, conservas, etc.…) ha compartido este uso con otros, como la fabricación de jabones para el higiene personal y doméstico, y hasta la llegada de productos derivados del petróleo y de la electricidad, como fuente principal luminosa tanto en hogares como en vías públicas.

Candil andalusí. Siglo X.

   A finales del siglo XVIII, como consecuencia de una sucesión de malas cosechas, se entra en un periodo de carestía, lo que excitó a Don Esteban de la Torre, Visitador Principal de los Reales Maestrazgos de Andalucía, residente en Porcuna (Jaén) a investigar sobre el modo de sustituirle por otras materias oleosas “que aún cuando no sirvan para alimento, suplan para los demás usos”


   Hizo experimentos con varios frutos, a fin de examinar si se le podía extraer algún aceite. Recurrió a unos granos parecidos a la pimienta que produce el lentisco, obteniendo aceite de esta semilla.
   De dos fanegas y media de semilla obtuvo arroba y media de aceite superior para las luces, con la cualidad de durar una quinta parte más que el de olivas, según el experimento que por si mismo ha hecho con media panilla de aceite de cada clase.

Resultado: “Habiendo puesto en dos candiles con iguales torcidas, el de olivas duró cuatro horas, y el otro cinco, con la circunstancia de que este último dio la luz mas clara.
Inconveniente: “Como esta semilla se cría en los montes, y los ganados de cerda, cabrio y lanar se la comen, no puede recogerse en abundancia, a no ser en dehesas cerradas para yeguas, en donde no entran ganados menores”.



   El gacetillero cree que no debe de descuidarse este descubrimiento. Aunque no se le debió prestar demasiada atención, pues casi 60 años después en una exposición agrícola celebrada en Jerez de la Frontera, se presentaba como innovador el aceite de lentisco.
   En determinadas  regiones como Cataluña, Baleares, Extremadura..., por la abundancia de materia prima, si se ha utilizado, hasta hace relativamente poco tiempo, para rellenar el candil.
   Su utilización para otras aplicaciones estaba muy extendida desde muchos siglos atrás. El escritor agronómico romano Lucius Junius Moderatus, de sobrenombre Columela,  en uno de sus numerosos tratados de agricultura incluye al aceite de lentisco como eficaz remedio para curar la sarna en los ganados.

   

   No soy experto en botánica, ni asiduo visitante de los campos del termino municipal de Porcuna, así que desconozco si la especie pervive o no, aunque la supongo desaparecida junto a la encina y otras que proliferaban en las dehesas de monte bajo, progresivamente ganadas por el olivar a lo largo de los siglos XIX y XX, y de las que solo queda un residuo testimonial en el paraje conocido como Huerta del Comendador, hasta hace poco, lugar de esparcimiento y recreo de varias generaciones de porcunenses.

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