Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

04 junio 2011

Futbol en Porcuna durante los años 30.


  

   Desinfectando y transfiriendo documentación desde mi viejo PC al veloz y ultramoderno portátil, he reparado en una vieja carpeta en la que está almacenada la escasa información de la que dispongo sobre el fútbol en Porcuna durante los años treinta, anterior a la guerra civil.

   La tenia como aparcada, esperando complementarla cuando la prensa histórica jiennense digitalizada y colgada en la red, hiciese acto de presencia, o encontrar el momento para personarme in situ en las instituciones jiennenses que conservan prensa histórica (trabajo de chinos sin buscadores).
   Como, en el momento actual, ambas cosas parecen casi quiméricas, he optado por darle forma y divulgarla definitivamente.
   Se trata de escuetas informaciones procedentes de la prensa histórica cordobesa, sobre los partidos jugados por equipos porcunenses contra los de las vecinas localidades de Bujalance, Cañete de las Torres y Valenzuela.

   Los dos equipos existentes durante el periodo inmediatamente anterior (Obulco y Mixto Obrero) parecen subsistir, aunque por las relaciones sociales derivadas del nuevo marco histórico, ya sin la tutela y proteccionismo de los primeros para con los segundos ejercido en tiempos pasados.

   Son tres crónicas de las que dispongo, todas pertenecientes al periodo festivo y estival, por lo que intuyo que el fútbol en Porcuna no llegaría a alcanzar nunca durante estos años la pujanza y regularidad que adquiere en otras poblaciones, caso de la cordobesa de Castro del Río, donde éste durante los años 30, aparte de dividir sociológicamente a su afición, toma el rango definitivo de espectáculo, con un rosario de partidos amistosos organizados por sus dos equipos (Unión Deportiva y Sporting) durante todo el año, con sus respectivos terrenos de juego vallados y acondicionados con vestuarios. Esa fiebre, terminaría traduciéndose en una importante respuesta por parte del público en taquilla, lo que facilitaba el recurso al refuerzo foráneo y la contratación de rivales de cierta entidad.

   Alguna ocurrencia, de las relatadas en vida por Manuel Heredia Espinosa (mi chacho) que fuera jugador del Obulco o Porcuna F.C. me lo corrobora. Ya me detendré en ello más adelante.

   La primera referencia,  es anterior a la proclamación de la República, de un partido jugado en Bujalance frente al primer equipo de esta localidad durante el carnaval del año 1931. El equipo de Porcuna aparece reseñado en las crónicas como Porcuna F.C. “En uno de los partidos mas interesantes de los celebrados en la presente temporada; los forasteros, pese a mostrar bastante pericia en el juego, fueron derrotados por los locales por tres goles a cero” (El Defensor de Córdoba 13 de febrero de 1931).




   Las alineaciones las sacamos de la también escueta crónica que del mismo partido hace el corresponsal local del diario gráfico La Voz:

   Bujalance F.C.: Sabater; Mestanza, Benito; Latorre, Alfonso, Aragón; Cerezo, Lora, Ibáñez, Curita y Mohines.
    Porcuna F.C: Sevillano; Alcázar, Vallejo; Ruiz, Espinosa, M. Torres; Quero, Peña, Morente, Cordón y Bellido.

Alineaciones del Infantil del Obulco F.C (verano de 1924)

   Reparando en los nombres de los equipiers del Obulco F.C Infantil del verano de 1924, podremos apreciar como este denominado Porcuna F.C viene a ser un continuador de aquel. Exceptuando al portero, Sevillano, que debe ser un refuerzo ocasional (un guardameta con ese mismo nombre, aparece en alineaciones de equipos de la capital cordobesa o alineado con equipos de la provincia en partidos amistosos durante los años treinta), la mayoría de los jugadores de Porcuna en este partido de Bujalance ya habian jugado con los infantiles del Obulco F.C. (Heredia Espinosa, Alcázar, Vallejo, Morente, Cordón y Bellido).


   Durante el mes de agosto de ese mismo año de 1931, un equipo de Porcuna comparecía en la vecina localidad de Cañete de las Torres, para contender frente al recién creado Gimnástico de Cañete. Era el tercer partido en el corto historial de los cañeteros, que ya habían perdido previamente contra el Lopera F.C en su debut, por una respetable diferencia, y vencido al asequible equipo de Villafranca de Córdoba.

   A las cinco y media de la tarde, en un campo cercado por una muralla humana, saltaron los equipos al terreno de juego. Victoria de los cañeteros por un claro y contundente 8 a 0.


 
   Este segundo equipo no creo que se trate del mismo que perdiera ante el potente Bujalance F.C. (“señoritos”) manteniendo el tipo dignamente. Estos nuevos futbolistas porcunenses, les supongo herederos de aquel otro equipo local ya reseñado en crónicas de los años veinte como “Mixto Obrero”. Son o serían, los que, como bien recoge Fernando Enrique Salas Herrera en su trabajo “Memorias del Fútbol en Porcuna (1904-1970)”, terminarían siendo conocidos a nivel popular como el equipo de “los diez galgos y el pachón”, integrado en su mayoría por jugadores de extracción social humilde. Fernando, ha rescatado de la tradición oral los nombres de algunos de los jugadores estrella del periodo, pero sin terminar de encuadrarlos en sus respectivos equipos: “El Moreno Galones”, “El Niño Salas” o “Cordón”.
   Supongo, que este mismo equipo de Porcuna, pero con la peculiar denominación de Alpargate F.C, es el anunciado para contender, durante las concurridas Ferias y Fiestas de Valenzuela del año de 1932, frente al potente y prestigioso Recreativo Vinagorro F.C.
   Los vinagorros, aquel año, no repararon en gastos para sus tradicionales fiestas de Agosto. La Banda Municipal de Porcuna, en dianas floreadas y conciertos vespertinos, ofreció al pueblo de Valenzuela lo mejor de su repertorio. Por la noche, bailes en el “Centro Recreativo” hasta altas horas de la madrugada, una compañía de teatro, y la actuación estelar durante el ultimo día de “El Niño Marchena” y su trouppe flamenca.

   Las tardes festivas estuvieron consagradas al deporte de la pelota (la proyectada plaza de toros seguía aparcada), con tres encuentros consecutivos celebrados en el recién inaugurado Stadium de San Roque (tierra calma de ruedo, con tres vueltas de rulo y butacas caseras con el culo de enea) entre el Recreativo F.C. local y equipos de la comarca:


 
   • Día 15: Recreativo F.C.- Nacional Baenense. 4 a 1 a favor de los locales, reforzados por los porcunenses “El Moreno” (delantero centro) y “Cordón” (medio centro). Como guardameta local se alinea un tal “Ruano” que tuvo una destacada actuación. Otros aborígenes mencionados: Gómez, Castilla, Manolito y Gallardo.
   • Día 16: Terremoto F.C. de Santiago de Calatrava (Jaén)- Recreativo F.C. Infantil: “partido soso, demostrando ambos equipos la falta de entrenamiento”. 5 a 4 a favor de los locales.
   • Día 17: Recreativo F.C – Alpargate F.C. de Porcuna (ver recorte prensa).




Stadium San Roque (veinte años después)
 
   La fotografía anterior, catalogada como JJ-003 perteneciente a la Fototeca de Arqvipo, ha sido capturada en pantalla del PDF encriptado que alojan en su página. Como de leyes y protección de patrimonio, propiedad intelectual y material, estos señores están suficientemente versados y preparados (sargento jurídico incluido) , y no quisiera tener que afrontar innecesarios gastos en minutas de abogado/a por usurpación, si no fuese del agrado de usías mi arrebato ("es que me viene de p.m"), háganmelo saber y la sustituyo inmediatamente. La solicitud, aunque tardíamente, esta cursada por correo electrónico.

   A destacar, esas ingeniosas y socorridas soluciones puestas en práctica por ingenieros vinagorros, como los  improvisados largueros de la portería, conformados por gruesas varas, de las utilizadas para derribar la aceituna, amarradas entre ellas. Los problemas vendrían, cuando algún acreditado cañonero tuviera el atino de estrellar la pelota sobre el mismo (imagino que habría repuestos).


   Aparte de estas concisas crónicas periodísticas, de la única información escrita que se dispone, de momento, sobre el fútbol porcunense del periodo, es la recogida en un programa de Feria Real del año 1933, en la que se hace referencia a la celebración de un trofeo durante la misma.

   Ya sólo me queda por recurrir a un testimonio recabado en vida de Manuel Heredia Espinosa (mi tío), quien fomentará durante mi infancia tanto la afición taurina, como la futbolística.

   La primera, con el regalo de un conjunto de prendas y utensilios taurinos (montera, capote, muleta, banderillas y estoque de madera), que mi madre me obligaba a lucir aquellas tardes en que casi todo el vecindario se congregaba en el salón comedor de mi domicilio, para visionar aquellas primeras retrasmisiones de toros en un aparato de televisión sin marca de los que fabricaba Pablo del Pino.



   La anhelada equipación de futbolista jamás llagaría, ni por parte de padres ni tíos. Eso si, gracias a mi chacho Manuel, tuve la ocasión de asistir por primera vez en mi vida (con tan sólo 4 años) a todo un espectáculo deportivo, grabado a fuego en mi memoria, el encuentro internacional entre las selecciones B de España y Portugal celebrado en el viejo Arcángel de Córdoba.



   Manuel Heredia (Espinosa) aprendió a jugar al fútbol durante su estancia en los seminarios de Baeza y Jaén. Su testimonio nos puede servir para hacernos una idea sobre como transcurrían aquellos trofeos de Feria en Porcuna.

   Los protagonistas de la anécdota, los jugadores del Lopera F.C., que después de haber recibido en el terreno de juego y obsequiado con bailes y agasajos al equipo de Porcuna durante la Feria de los Cristos, devolvían visita durante la Feria Real (pudiera tratarse de ese trofeo anunciado para 1933).
   El trasporte se realizaba en camionetas con sillas de enea ancladas a sus laterales. Los loperanos se presentaban vestidos con sus mejores galas, que a la postre eran las que les iban a servir para impresionar a las jóvenes locales durante los bailes nocturnos.



  Como el stadium local “Ejido de Napoleón”, carecía de vestuarios, el cambio de equipación se realizaba en unos cobertizos próximos al terreno. Durante el transcurso del partido, cuyo trofeo por "bemoles" debía quedar en las vitrinas del club local, el elemento pulga saltarina se cebó con los trajes de los futbolistas loperanos.
   Al terminar el partido, tras los correspondientes hurras por parte de los vencedores y caras de circunstancias de los loperanos derrotados, tocaba aseo con unos barreños y cantaros de agua, que hospitalariamente se habían puesto a disposición de los visitantes. Aseados, pertrechados y perfumados, todos al ferial a esperar a los futbolistas de Porcuna que les proporcionarían el pase a los bailes de sociedad.
   Una vez en las casetas, prestos a hacer gala de sus dotes de bailarines, la pulga saltarina instalada en los trajes, empezó a desplazarse y a cebarse sobre la piel de los “vecinos meloneros”. Algunos parecían padecer el “mal de san vito”. Ante el contagio colectivo y las burlas, optaron por tomar su camioneta y casi en pelotas dirigirse prestamente hacia su localidad de origen. Creo que prometieron no jugar en Porcuna de por vida.



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