Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

05 enero 2012

Frasquito María de Porcuna (Impresiones de un viajero)


    Aquel viejo proverbio de que “quien guarda halla” no está exento de razón. El problema es, que cuando no se guardan las cosas con orden el hallazgo se convierte en toda una odisea. Es lo que estaba padeciendo últimamente en relación al ingente volumen almacenado de noticias, referencias e informaciones en diferentes formatos de las que me valgo para elaborar mis entradas de blog.
     Como habrán podido comprobar, quienes me sigan, me he visto obligado a parar la fábrica y entregarme a imprescindibles tareas de organización. El fascinante mundo del Facebook, en el que me he iniciado recientemente, también tiene su parte de culpa.
     Estos trabajos me han permitido rescatar el recorte de un artículo periodístico dedicado a la ciudad de Porcuna y en particular a uno de sus moradores, al parecer, célebre en su época, conocido como Frasquito María.
     Su autor, un hasta ahora para mi desconocido periodista, escritor y propagandista del republicanismo lerrouxista, llamado Eduardo Andicoberry Ruiz.
     Esta remitido desde Porcuna y fechado en el mes de Diciembre de 1919. La presencia de este señor por estas fechas en Porcuna, pudiera estar relacionada con algún acto de propaganda republicana organizado por los adeptos a la causa de la localidad, que aunque minoritarios en relación a las fuerzas dinásticas dominantes, intentaban despegar aprovechando el malestar social reinante. Aquel otoño-invierno fue especialmente conflictivo en Porcuna, donde su cada vez más pujante sociedad obrera socialista “Paz y Libertad”, arropada por la fuerza del número, plantea varias huelgas, enmarcadas dentro de ese periodo de agitación social y laboral generalizada por toda Andalucía, que ha pasado la historia con el nombre de Trienio Bolchevista


     No todo fueron huelgas, conflictos y detenciones practicadas por la Guardia Civil durante aquel convulso año, que finalmente se despidió con un sexto premio del sorteo extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional (28.382), vendido íntegramente en la administración de Porcuna (Jaén), con 70.000 pesetas que llegaron hasta los bolsillos de los afortunados vecinos que lo jugaran.
     Nuestro protagonista, Frasquito María, era barbero. Los pertenecientes a este charlatán gremio han sido históricamente muy loteros, por lo que no estaríamos muy descaminados si pensamos en que pudiera haber resultado agraciado.

        Les dejo ahora con el trabajo periodístico de Eduardo Andicoberry, para finalmente analizar su contenido, así como, un pequeño esbozo biográfico sobre su autor y sus avatares existenciales. 

Frasquito María

     La antigua Obulco, modernamente denominada Porcuna, hállase situada en lo más alto de Andalucía. Al menos así nos lo ha parecido, tanto, que resistimos la tentación de consultar los datos oficiales temerosos de sentir el vértigo. Porcuna es una ciudad histórica donde actualmente se mueren sus moradores víctimas de la gripe en complicidad con los médicos. Porcuna fue cuartel general de Cesar y teatro de memorables batallas. Tiene un Castillo edificado por los caballeros que acompañaban a Isabel la Católica, donde estuvo encerrado el suspirante Boabdil el Chico- el Chico de Moraima- después del estropicio de Lucena. Posee también una iglesia cuadrilonga, con la consiguiente torre, en la que lo más notable es el hecho de que se olvidase el Arquitecto que la planeó de hacerle escalera para subir al campanario. Sus calles son de una estimable variedad. En unas se precisa de maromas para ascender a su cumbre; en otras los garfios para no resbalar, y en casi todas de zancos para no ahogarse. Tiene en cambio una amplia plaza, y una rúa, denominada la Corredera (Carrera), con caracteres de gran vía. Cuando llueve los señoritos se refugian en el Casino y lo convierten en paseo. Cuando no llueve se refugian también en el Casino. El libro de la biblioteca que más se lee es el de las cuarenta hojas.
     Para llegar a Porcuna hay que subir en un cochecillo destartalado y gimiente una enrevesada carretera que, sin duda alguna, fue trazada en razón directa al hambre de grava que sentía el autor del proyecto. En virtud de ese disparate lineal, la antigua Obulco juega con el viajero al escondite, aunque, por la altura, más parece al juego del “higui”. A cada instante cree uno que alcanzará pronto la población y a cada instante desaparece como por arte de magia. Si en vez de una ciudad fuese un chorizo, sería para los hambrientos un suplicio tantálico.



     Pero de todas las cosas dignas de mención de Porcuna, ninguna tan acreedora al recuerdo como Frasquito María. No se trata de un cacique ni de un petimetre. Frasquito María es un honrado rapabarbas, que hace también de conductor del correo, y al que cuadra muy bien lo de fígaro por los ribetes filosóficos con que adereza su personilla. Frasquito María es un hombrecillo de enjuto rostro y ojillos vivaces, pero todo un hombre “que se viste por los pies”, como él dice, en cuanto a tesón para defender su albedrio. A Frasquito María le han declarado el boicot sus colegas por negarse a engrosar las filas del sindicalismo y, como represalia a su terquedad, la clientela socialista se le ha retirado. No obstante, Frasquito María es inexorable. Él ha leído mucho y “aunque de cortas luces”, comprende que la nación irá a la ruina  si no se opone a los avances de la anarquía bolchevista. Y no porque Frasquito María sea un adulador de las clases acomodadas. Todo lo contrario. Frasquito María tiene a gala decir las verdades al más poderoso señor que se le ponga por delante, porque, como afirma, “tiene los calzones bien sujetos a la cintura”. Ha consentido perder un cliente de veinte años por no darle su voto en las elecciones y ha consentido perder una iguala de 30 pesetas anuales por negarse a confirmar que había oído en su establecimiento cierta frase molesta para determinada persona. Frasquito María es la integridad hecha barbero. Nadie tan ecuánime ni tan leal para los adversarios. Todo esto lo hemos sabido por labios de el propio Frasquito María, mientras el carruaje nos conducía, dando tumbos espantosos, hacia la estación de Villa del Río.
     Y hemos sabido más, aunque ello se deba a nuestra perspicacia y no a la confesión del interesado. Frasquito María se cree un creador formidable y sueña con regir los destinos de España. Porque en su charla, copiosa como las cataratas del Niágara, y salpicada de barbarismos pintorescos, suele intercalar paréntesis de esta jaez: “Y perdonen, señores, si molesto su atención, pero aunque hagan caso omiso de mis palabras, creo un deber pronunciarlas para que cada uno forme juicio y no se extravíe la opinión alucinada por la oratoria de los explotadores del proletariado. Si la suerte me ayudase y algún día llegase a gobernar esta pobre Patria mía - ¿no veis como asoma la oreja? – tengan por seguro que sabría hacer justicia para reprimir los desmanes de los de arriba y de los de abajo. Y no digo más. ¡Ya ustedes me comprenden!”.
     Este es el hombre, borrosamente siluetado. Tan interesante, tan pintoresco, tan español, en suma, que si volviéramos a la antigua Obulco prometemos dejarnos desollar cada tres cuartos de hora por el gusto de escucharle. ¡Oh, quien fuera millonario para permitirse el lujo de llevar permanentemente a este antídoto contra la melancolía! Porque Frasquito María, a pesar de la pequeñez de su talla, es, sin disputa, un hombre muy grande.

EDUARDO ANDICOBERRY
Porcuna, Diciembre  919

El Orzan··3 de Diciembre de 1919
    Andicoberry, haciendo alardes de ironía y de republicanismo, en su artículo semblanza dedicado a Porcuna, cuyos destinos regían en ese momento autoridades dinásticas conservadoras, intenta, como es lógico, sacarles los colores a éstas, y además de manifestar ingeniosa y exagerada sorpresa por la elevada posición geográfica de la antigua Obulco, critica socarronamente las pésimas condiciones de sus carreteras de acceso, la salud pública y las deficiencias urbanísticas que detecta durante su visita. También se muestra censor con ese típico señoritismo de casino caracterizado por sus escasas o nulas inquietudes culturales. Con la Iglesia parece mostrarse algo más condescendiente, pero no omite esa chanza-anacronismo sobre las escaleras del campanario, que posiblemente le contara Frasquito.
    Aunque, soy de la opinión, de que la silueta que traza sobre este personaje, a su juicio, integro y ejemplar, llamado Frasquito María, que intercala con alusiones peyorativas a la lucha de clases desatada por los socialistas, tiene un propósito claro de captación o recuperación de sus tradicionales apoyos electorales (profesionales, comerciantes y clases populares), de las que también se surten los socialistas y con los que recientemente han dejado de ir de la mano.
    Rota la coalición electoral  de las fuerzas antidinásticas, para las elecciones celebradas en junio de ese mismo año de 1919, aprovechándose del periodo de efervescencia social que se estaba viviendo en el campo andaluz, el PSOE presenta candidatos en varios distritos de la provincia de Jaén. Será Ramón Lamoneda, a quien le corresponda hacerlo por el distrito de Martos, al que estaba adscrito electoralmente Porcuna. El importante número de votos socialistas obtenidos en localidades como Porcuna, Martos o Torredonjimeno, cuyas organizaciones impidieron que aflorara el típico pucherazo, estuvo a punto de otorgarle el acta de Diputado a su candidato. Finalmente, descarados amaños caciquiles perpetrados en la villa de Jamilena, impidieron que Ramón Lamoneda se convirtiera en el primer diputado socialista jiennense de la historia.
    Visita y artículo de Andicoberry, hay que interpretarlos a razón de esa necesidad imperiosa por parte del republicanismo histórico de recuperar el electorado arrebatado por los socialistas. Con el tiempo,  republicanos y socialistas volveran a encontrarse y desencontrarse dependiendo de la tesitura política y social.



Eduardo Andicoberry Ruiz (1888-1945 aún vivía).

    Era natural de Erandio (Guipúzcoa), aunque criado y educado a caballo entre Sevilla y Cádiz, donde su padre gestionaba una compañía comercial dedicada a la exportación, principalmente de vinos de Jerez.
    No he localizado en la red a nadie que se haya interesado en aproximarse siquiera a su vida y obra. De ahí que, dejándome llevar por mi afición por el género biográfico, y valiéndome de diferentes fuentes, me he aventurado en este intento de desentrañar diferentes aspectos relacionados con su trayectoria vital y profesional.
   Su producción literaria (novela, teatro y poesía), si no abundante, es lo suficientemente notoria numéricamente. No sé hasta qué punto este olvido se fundamenta en la calidad de su producción, lo que desconozco, de momento. En los artículos periodísticos  y algún cuentecillo suyo que he tenido la oportunidad de leer derrocha imaginación e ingenio. La crítica de su tiempo parece mostrarse benevolente con su narrativa. 

El Imparcial 29 de Enero de 1922

   Su trayectoria como periodista también fue intensa y variada. Después de desfilar por diferente cabeceras de línea editorial republicana y partidista (España Nueva, El Radical de Madrid, El Mundo, Semanario El Momento) en 1919 recala en la redacción de un veterano de la prensa española, El Imparcial, en  la que permanece hasta su desaparición definitiva en el año 1933 (fue su último director).
   Con la proclamación de la II Republica retoma su actividad política en las filas del partido en el que militara desde sus orígenes, el Republicano Radical de don Alejandro Lerroux (perteneció a su Juventud en Cádiz y fue redactor en 1908 de El Radical Gaditano). En las elecciones a diputados a Cortes convocadas en 1931, comparece como candidato por la provincia de Jaén, por el PRR, no resultando elegido. Al año siguiente sería nombrado secretario de su Comité Nacional. En una gira de propaganda (marzo de 1932) por la provincia de Jaén, con la que parece tener cierto vínculo histórico, mitinea por diferentes poblaciones con el propósito de estructurar agrupaciones afines a su partido, en un momento en que entre las filas socialistas jiennenses se vivía una nueva etapa de conflictividad social. En la vecina localidad de Arjona, un mitin conferencia anunciado bajo el epígrafe “La Republica y sus problemas” fue reventado por grupos de alborotadores que lanzaron piedras y hasta se perdió un tiro, teniendo que ser evacuado el Teatro Cervantes donde se celebraba el acto.
    Tras el triunfo de la coalición antimarxista, en la que se hallaba integrado el PRR, en la elecciones celebradas en Diciembre de 1933, es nombrado para hacerse cargo del Gobierno Civil de la provincia de Lugo, en cuyo cargo permanece hasta finales de 1934 que es cesado  por diferencias con su partido. Parece ser que abandona del todo la política, el periodismo y la literatura. Una crisis existencial motivada por su separación matrimonial pudiera ser la responsable de dicha actitud.
     No volvemos a tener noticias suyas hasta ya iniciada la guerra civil. Por su pasada militancia Radical sufrirá la represión de los dos bandos. Primero en Madrid, siendo  detenido y puesto a disposición de los Tribunales Populares de Urgencia por presunta desafección a la Republica. En aquella época trabajaba como operario en una fábrica de gaseosas. Tras pasar una buena temporada en la prisión de Porlier, fue finalmente puesto en libertad gracias a los testimonios exculpatorios de significados dirigentes republicanos.



    Sobre cómo le afectara la represión puesta en práctica por los vencedores no tengo noticias, aunque su nombre aparece relacionado en la base de datos de víctimas del franquismo (Portal Pares) y su expediente se conserva en el fichero general de la sección político-social del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, al que no he podido tener acceso.
    Creo que en el hecho de quedarse entre dos aguas pudiera estar el motivo determinante de su olvido.


7 comentarios:

  1. Genial ese artículo de Andicoberry. Gracias por enseñarnos historia de esta manera tan amena.

    Un paisano que te sigue.

    ResponderEliminar
  2. Parabienes anónimos una vez más. Hay que ver paisanos y amigos, lo prudentes que sois. Provocáis en mí, con esa vuestra actitud, complejo de Belcebú. Tendré que ir acostumbrándome a la lumbre.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por tan interesantes datos sobre Andicoberry. Sus novelas y su trayectoria, pese a la poca atención que han suscitado, tienen mucho interés.
    No queda claro si nació en Rentería, como se creía hasta ahora y proclama el atestado del S.I.M., o, como usted dice, en Erandio.

    ResponderEliminar
  4. Muy interesante el trabajo. Solo un pero ... he podido verificar que Eduardo Andicoberry nació el 25 de diciembre de 1888 en Renteria (Gipuzcoa).

    ResponderEliminar
  5. Eduardo Andicoberry murió en Tetuán la madrugada del 5 de enero de 1948. Pertenecía a la redacción del diario Africa y desempeñaba al mismo tiempo el cargo de Jefe de Redacción en la Jefatura de la Prensa del Protectorado.

    ResponderEliminar
  6. Creo que este comentario llega muy a posteriori de los demás. Gran artículo sobre un periodista de nuestras Letras, muy desconocido, pero a la vez muy interesante, que supo no dejarse llevar por la vorágine de ideologías anarcosindicalistas que imperaban por ciertas zonas de nuestra geografía, como era el caso de Andalucía. Te animo a que mantengas esta página, tan magnífica.

    ResponderEliminar
  7. Pese a vivir entre Cádiz y Sevilla, no parece que disfrutara de nuestro Cante Flamenco. Por el contrario, lo ridiculizó en un artículo de 1919 publicado en "El Orzán" (La Coruña).

    ResponderEliminar