Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

Mostrando entradas con la etiqueta MEMORIA CULTURAL. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta MEMORIA CULTURAL. Mostrar todas las entradas

01 junio 2021

"Don Miguel el Ciego" (Miguel Aragüés Velasco): un maño y porcunense adoptivo singular".

La fotografía se corresponde con la escolanía de niños conformada en el seno del Colegio Nacional Francisco Franco de Porcuna (Jaén), que participó en el VI Concurso Nacional de Villancicos celebrado en Madrid en diciembre del año 1968, organizado por la Delegación Nacional de Juventudes con la colaboración de la Subdirección Nacional de Cultura y Espectáculos. Una primera fase clasificatoria en el Teatro del Parque Móvil y una gran final entre los días 18 y 20 en el Teatro Español.


Grupos Escolares (C.N. Francisco Franco)

No llegarán a la final. El primer premio fue para un coro mixto procedente de León. Eso sí, tuvieron la oportunidad de gozar de la experiencia de actuar en directo ante las cámaras de aquella emergente RTVE en sus estudios de Prado del Rey. Durante su estancia en la capital visitaron El Escorial y el Valle de los Caídos, donde, como procedía, se rezó un padre nuestro ante la tumba de José Antonio, fundador de la Falange.

A su regreso ofrecieron algunas actuaciones en la Iglesia Parroquial de Porcuna y en otras poblaciones limítrofes. Hasta fueron llevados a la capital del Santo Reino donde cantaron en presencia del señor Obispo de la Diócesis y otras autoridades provinciales. Entre sus integrantes se encontraban bastantes amigos de mi infancia. Su repertorio estaba condicionado por las especiales dotes para el canto de uno de sus componentes, Francisco Ramírez, que ha pasado a la historia de la música local con el sobrenombre de “Paquito El Solista”. Un porcentaje alto de la masa coral no utilizaba las cuerdas vocales, tocaban la pandereta, sonajas o carracas con una leve y casi sorda apertura de boca de postureo. El responsable de la su formación musical, dirección y acompañamiento al piano, un señor aragonés ciego que hacía poco se había hecho cargo de la delegación local de la ONCE en Porcuna, conocido popularmente como Don Miguel el Ciego.

Este señor, de quien conservo un grato recuerdo, se hizo muy amigo de mi padre. Era educado, de carácter afable y muy dado a la conversación. Asiduo de una especie de tertulia que se organizaba en la papelería del Cojo Botines, justo en frente de mi casa, a la que solía asistir mientras hurgaba en la famosa máquina de las bolicas de anís que existía en este emblemático establecimiento comercial. Otra de sus paradas habituales era la tienda de tejidos de Cayetano Ruiz con quién trabó una especial amistad. Hacían reuniones de amigos en su domicilio de la calle Cervantes para ver aquellos primeros partidos de futbol televisado. Entre los incondicionales El Mudo de Rojas y Don Miguel. Las oficinas de la Once estaban en un bajo de la calle Salas donde desarrollaba su trabajo asistido por Alfonso Cabeza en tareas administrativas, de reparto y cobro a los vendedores del cupón. Vivía en una fonda que existió en la calle Trafalgar, regentada por Carmen Millán “La Pregonera”. Las comidas las hacía en el restaurante de José María “El Vivi” donde se acopló como uno más de esa gran familia de propietarios, camareros y asiduos al restaurante-repostería de La Peña.


Debió de instalarse en Porcuna sobre 1967. Quizá tuviera in mente un traslado casi inmediato a Zaragoza para paliar las limitaciones de su ceguera al lado de su familia. Sólo conseguía alguna visión mirando por el rabillo del ojo, de ahí esa imagen que muchos recordamos viéndolo deambular con la cabeza girada. Entre los acuerdos adoptados por el Excmo. Ayuntamiento de la capital aragonesa en sesión de plenaria celebrada en septiembre de 1969 se le autoriza a ocupar una parcela de vía pública para la instalación de un quisco del modelo aprobado para la Once. Finalmente, ante la buena acogida que se le dispensó en Porcuna optó por permanecer entre nosotros desarrollando su actividad de delegado local hasta su muerte.

Don Miguel, tenía por costumbre tomar café y desayunar en el Bar de Malagón en la Carrera. Por cuestiones de salud prescindía del estuchado de azúcar, que en aquellos años se servía en terrones, que empleaba en su particular empeño de amaestrar a un gruñón perro pequinés que formaba parte de mi familia e inseparable de mi señor padre. Sostenía el ciego el premio a una distancia razonable para que el animal a dos patas pudiera olfatear el azúcar, pero sin llegar a alcanzarlo; lo mantenía el tiempo suficiente para que se fuera acostumbrando a la posición bípeda antes de soltarlo. Con el tiempo el número medio circense se hizo célebre y eran numerosos los curiosos que se daban cita para verlo.

Surgieron hasta imitadores de Don Miguel. Recuerdo un caso que casi llegó a tener consecuencias judiciales. Eran esas navidades en las que los niños con el bocado en la boca nos tirábamos a la calle buscando el solecico con el mantecado en el bolsillo (de esos surtidos que no solían faltar en casi ninguna casa para estas fechas). El perro no le hacía asco a este otro género dulce. Un niño inconsciente llegó a agotar su paciencia (no soltaba) y el animal sobre su dos patas saltó y mordió la mano del portador con retardo. Llegó denuncia hasta el jefe de la Policía Municipal, el famoso Ricardito, que era pariente del imprudente, que mi padre supo resolver con su especial dialéctica medio intimidatoria contra el de la gorra de plato, que además era vecino (existía cierta antipatía recíproca por antecedentes relacionados con sus respectivos menesteres).

Durante este último año de confinamiento domiciliario, primero obligatorio y después voluntario y preventivo, como alternativa de ocio muchos hemos hecho un uso abusivo de las redes sociales, desatándose por momentos una necesidad imperiosa de comunicación. Almacenaba recuerdos en mi memoria de que la ceguera de Don Miguel era fruto de heridas sufridas durante la guerra civil, sobre un drama familiar durante esos años convulsos y sobre su vida un tanto azarosa y aventurera. Compartí mis curiosidades en el instructivo muro de Facebook de “Amigos de la Historia de Porcuna". Inmediatamente afloraron recuerdos, anécdotas e informaciones sobre él. Una primera meta para poder indagar en su pasado era conocer sus apellidos, solicitud atendida por un amigo y antiguo vecino (Eduardo Cespedosa) que despejó contactando directamente con la Delegación de la Once en Jaén. A partir de ahí se trataba de rebuscar entre diferentes fuentes para trazar una pequeña semblanza biográfica sobre él. 

Miguel Aragüés Velasco (1913-1982) 

Nacido en Zaragoza el 5 de marzo de 1913 en el seno de una familia de clase media dedicada al comercio. El padre, Miguel Aragüés Bescós, natural de Aisa (Huesca), era un acreditado agente comercial, republicano convencido y admirador de Azaña; la madre, Lucía Josefa Velasco Sarasa, natural de Tafalla (Navarra), una ferviente católica practicante, que regentaba una mercería (“El Capricho de Aragón”) en el centro comercial de Zaragoza. Tuvieron cuatro hijos varones (Miguel, Francisco, José y Manuel) y una hembra (Elisa).



El apellido Aragüés parece mantener cierto vínculo con el mundo musical. Son varios los directores de bandas de música de pueblos de Aragón que llevan ese apellido. A la temprana edad de 13 años el niño Miguel, el primogénito, cursaba ya estudios de primero de piano en la Escuela Municipal de Música de Zaragoza que debió completar con éxito. Por las colecciones de prensa aragonesa alojadas en la red conocemos que a la altura del año 1930 lo mismo acompañaba a coros de capilla en actos de carácter religioso que formaba parte de orquestinas que amenizaban bailes en salones, fiestas de la capital y otras poblaciones de la provincia. 

Fiestas en la barriada rural de Monzalbarba

En 1932 junto al violinista Alfredo Virgos intervenía en conciertos musicales retrasmitidos en directo por la emisora de Radio Aragón. Esta variada y polivalente proyección musical le serviría para costearse los caprichos y gastos propios de un joven de su edad. Buscando estabilidad laboral prepara oposiciones a Auxiliar del Cuerpo General de la Administración de Hacienda Pública a las que concurre en la convocatoria del año 1934. No nos consta que llegara a alcanzar su meta. No volvemos a tener noticias suyas hasta iniciada la guerra civil que terminaría trastocando por completo la estabilidad de su familia.


El cabeza de familia tuvo que protegerse de aquellos que le señalaban como peligroso elemento desafecto. Fue visitado a domicilio por un grupo de falangistas con el propósito de darle un paseo. Gracias a un inspector de policía que vivía en el mismo portal pudo salvar la vida. A partir de ese día no volvió a salir de su casa y permaneció toda la guerra medio escondido en una alacena que cerraban cuando oían llegar a alguien. Para sus tres hijos mayores (Miguel, Francisco y José) aquel nuevo estado de cosas si arrastrará consecuencias bastante más negativas.

José (Pepe), nacido en 1916,  presunto militante o simpatizante del partido comunista, fue detenido junto a otros amigos y compañeros a los pocos días de triunfar el alzamiento. Conducido a la cárcel de Torrero, juzgado por un Consejo de Guerra en sumarísimo de urgencia es condenado a muerte. Su madre, de fuertes convicciones religiosas (un hermano llamado Demetrio, vistió el hábito de escolapio y actuó como sacerdote misionero en Argentina), valiéndose de amigos y conocidos pudo contactar con el cura de la cárcel, que le salvó la vida y consiguió su puesta en libertad. Le bajaron del camión que le conducía a las tapias del cementerio y el joven liberado tuvo que ser testigo de cómo en su lugar aupaban a uno de sus amigos. Una suculenta ración de aceite de ricino y para casa. A los pocos días se ordenaba su incorporación inmediata a primera línea del frente en las filas del ejército sublevado.

Sus hermanos mayores Francisco (n. en 1915 ) y Miguel (n. en 1913) desde un primer momento habían sido movilizados por el ejército rebelde. Adscritos al Regimiento de Artillería Ligera nº 9 casi de inmediato fueron destinados al frente. Miguel resultó gravemente herido en la Batalla de Teruel pasando la mayor parte de la guerra en el Hospital Militar de Zaragoza convaleciente, mientras que Francisco, herido y hecho prisionero por el ejército republicano, terminaría en el famoso Castillo de Montjuic de Barcelona. Cuando el 25 de enero de 1939 cae la ciudad en poder de los sublevados recupera la libertad, aunque no tardará en volver a presidio. Detenido a finales de 1940 se le recluye en la cárcel de Torrero de Zaragoza a la espera de un Consejo de Guerra. Se enfrenta a los típicos cargos de  “adhesión a la rebelión” (se le acusaba de haber confraternizado con sus carceleros republicanos y de colaborar con sus servicios de espionaje). El juicio se celebra el día de los Santos Inocentes del año 1940 siendo condenado a la pena de muerte. A doña Lucía Josefa le tocó de nuevo recorrer pasillos y despachos: “Llegó incluso a la antesala del despacho de Franco pidiendo clemencia para mi hermano, pero no le dejaron hablar con él”. El entrecomillado y el grueso de la información sobre los avatares de la familia proceden de testimonios orales aportados por Manuel (el menor de los hijos, así bautizado por su padre en honor de su admirado Manuel Azaña) insertos en un libro titulado “Las rojas y sus hijos, víctimas de la legislación franquista: El caso de la cárcel de Predicadores (1939-1945)”, del que es autora Rosa María Aragüés Estragués (hija de Manuel), profesora de Historia Contemporánea en la UNED.

La pena de muerte de Francisco sería finalmente conmutada por treinta años y un día de reclusión mayor. También el Tribunal de Responsabilidades Políticas se interesó por él mientras cumplía condena en diferentes establecimientos: cárcel de Torrero hasta 1943, batallones penitenciario de trabajo de Meridiana y Belchite. En abril de 1944 recupera la libertad fijando su residencia en Zaragoza al abrigo de la protección económica que le brinda su hermana Elisa y su cuñado.


Curiosamente el piano de la familia, con el que Miguel se inició en el mundo de la música, hallábase entre los pocos enseres en propiedad de la vivienda alquilada que los cobijaba. Para más detalles sobre el cúmulo de adversidades que tuvo que soportar esta familia les remito al libro referenciado en formato físico o ebook.
A principios de 1941 y en vista de cómo se estaba cebando la represión franquista con la familia, Miguel Aragüés Bescós, traslada su residencia a Barcelona donde su experiencia como comercial le serviría para encontrar un trabajo con el que sacar adelante a los suyos. Tanta contrariedad terminaría afectando a su salud y a la temprana edad de 65 años dejaba de existir a finales de abril del año 1943.

La Vanguardia de Barcelona 28 de abril de 1943

Con la pérdida del padre es cuando el joven músico Miguel Aragüés, tras permanecer un tiempo en Barcelona y al sentirse como perseguido, optó por el exilio voluntario, renunciando a los hipotéticos beneficios que le pudiera reportar la Medalla de Sufrimiento por la Patria (nos consta su solicitud) o por su condición de mutilado. Vivió de sus aptitudes para la música en París e integrado en diferentes formaciones. Hasta pudo realizar giras por el continente americano. A esta etapa pertenece la tarjeta de inmigración emitida por el consulado de Brasil en París, en la que podemos apreciar a un todavía apuesto, dinámico, moderno e independiente músico. 


A finales de la década de los años cincuenta, ante una progresiva pérdida de visión, sólo y desamparado, va a regresar junto a su familia a Zaragoza. Tuvo la suerte de ser reconocido como caballero mutilado, lo que le permitiría entrar a trabajar para la ONCE. Uno de sus primeros destinos, como ya hemos argumentado, fue el municipio jiennense de Porcuna, donde dejaría de existir sobre 1982 (no podemos certificar con exactitud). 

02 octubre 2014

PORCUNA: "BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA DE 1936".



    Desde el mes de marzo de 1935, como consecuencia de la enfermedad que pronto le costaría la vida al  popular y querido Maestro Villa, director de Banda Sinfónica Municipal de Madrid, se hace cargo de la misma, de manera interina, José María Martín Domingo, que venía desempeñando el cargo de subdirector desde el año 1931.
     En abril de 1936 se hace pública la intención del Ayuntamiento de la capital de sacar a oposición la plaza vacante, lo que dejaba sin opciones al Maestro Martín que no cumplía con los requisitos de edad y de pertenencia al cuerpo de directores de bandas municipales. Entre los candidatos con mejor currículo y posibilidades de ganar la plaza se hallaba el prestigioso maestro Pablo Sorozábal, que por lo visto contaba con candidato propio para asistirle como subdirector. 
     Al trascender la noticia, se desencadena una campaña de simpatía y solidaridad en favor del maestro Martín Domingo, para que después de tantísimos años de dedicación a la Banda Municipal se le mantuviese en el puesto de subdirector. Grandes músicos y compositores se sumaron a ella. Hasta el periódico La Libertad llegaban a diario requerimientos de directores de bandas desde los más dispares lugares del país.
     En el número perteneciente al 12 de julio de 1936, casi en vísperas de la sublevación militar y del inicio de la guerra civil, Benito Cabeza Borrego, director de la Banda Municipal de Porcuna (Jaén) , y los profesores que la integraban secundaron  públicamente dicha iniciativa. La carta nos permite ponerles nombre y apellidos a los integrantes de la Banda Municipal de esta etapa final del periodo republicano:

    Benito Cabeza, director; Francisco Herrador, Luciano Quero, Pedro Santiago Cortés, Benito Casado, Eduardo Vallejos, Antonio Pino, Damián Montilla, Luis Vallejos, José de Quero, Antonio Gallo, Andrés Quero, Juan Castilla, Francisco Cabeza, David Herrador; Bernardino Fernández, Celedonio González, Juan Codes, Gabriel Raya, Victorio Niarón Pérez, Tomás Juárez, Daniel Quero, Amador, Quero, Bernardino del Pino, Antonio Pastilla, Eugenio Peláez; Manuel Ollero, Manuel Salas, Sebastián Carballo, Francisco Estévez, Rafael Quero, Manuel Raya, Fulgencio Aguilera, Luis Teruel, Isidro Valdierro y Francisco Cuellar.

    Porcuna (Jaén), 6 de julio de 1936.



     Como director figura Benito Cabeza Borrego, iniciado en la música desde muy joven, al lado y bajo la tutela de Manuel Jesús Cabeza González, su padre, maestro director de la Banda de Porcuna en periodos intermitentes durante las décadas finales del XIX y primera del XX.
    En 1898 Benito Cabeza ya compaginaba sus ensayos y pertenencia a la banda con una pequeña orquestina de músicos locales bautizada como “Orquesta Bellas Artes”, con la que se cubrían las necesidades de la localidad y poblaciones limítrofes a efectos de bailes de sociedad, bodas  y otras celebraciones populares.
    En el año 1915 se hizo cargo de la dirección de la Banda Municipal de manera interina. Será en 1931 cuando retoma el cargo, que ostentará de manera ininterrumpida hasta la guerra civil. En vísperas de la proclamación de la II República sustituye al veterano músico y compositor local Emilio Ruiz y Ramírez de Aguilera, que renunció al cargo de director de manera  voluntaria:

   “El convulso año de 1931, con las continuas revueltas campesinas, marcará un cambio radical en su vida, un hecho acaecido, creemos que en las fiestas de Carnaval, será el detonante del mismo. Su negativa a interpretar la “Marcha  de Riego”, al final de uno de los conciertos, le provocará  la enemistad de algunos miembros de la corporación municipal, afines al nuevo régimen en vísperas de la proclamación, así como la de numerosos vecinos”.



    El entrecomillado y la foto están sacados de una semblanza biográfica publicada por Enrique Escobedo Molinos (cronista oficial de La Cerradura y biznieto del músico) en la revista de la Feria Real de Porcuna del año 2013.
     Entre el cuadro de profesores aparecen algunos que ya integraron aquella reorganizada y reglamentada banda del año 1904 dirigida por Emilio Ruiz. Es el caso de Fulgencio Aguilera Torres, Francisco Herrador Santiago o Francisco Cabeza Borrego. No aparece Antonio, el menor de los hermanos Cabeza, que había conseguido abrirse un hueco en el profesionalismo musical por tierras valencianas.
    A Benito y Francisco  Cabeza Borrego les presuponemos cercanía y simpatía con el socialismo político, así como casi seguros integrantes de una pequeña orquesta creada y auspiciada por la Casa del Pueblo que se presentó por primera vez en público en las celebraciones del 1º de Mayo de 1930. Antonio tuvo una participación activa en los acontecimientos político- sociales que se desencadenan a partir del 18 de julio de 1936. Nos detendremos en ello más adelante.
     Entre los nuevos músicos, identificables por memoria o documentación complementaria (Historia de Porcuna de Manuel Heredia Espinosa, prensa histórica y algunas biografía de las elaboradas por Todos los Nombres de Porcuna) se encuentran:
    Militantes del P.S.O.E y de la U.G.T como el joven Bernardino del Pino Torres, músico, zapatero y responsable de la Biblioteca Pública Municipal inaugurada en enero de 1934  y Luciano Quero Pérez "Chorrera", un señor ya maduro (sobre 60 años), que trabajó como prestamista y como cobrador de arbitrios, tasas e impuestos municipales. Pedro Santiago Cortés “Herrero Feo”, también aparece entre las listas de represaliados elaboradas por Todos los Nombres.
     Natural de Villa del Río y residente en Porcuna desde finales de la década de los veinte era Antonio Pastilla Criado, que desde el año 1913 ya venía participando en actividades musicales  en su pueblo natal (Orquesta para amenizar bailes y Estudiantinas de Carnaval). En 1926 le tocó la Lotería Nacional, que posiblemente precipitara su traslado a Porcuna para montar un negocio.
     Daniel y Amador Quero, creemos que son  hijos del zapatero y concejal Republicano Radical Amador Quero González. Unas fuentes lo sitúan entre quienes fueron fusilados por los marxistas el 3 de septiembre de 1936 en el sitio del Barranquillo (término de Torredonjimeno), mientras que otras refieren que se volvió loco y fue asesinado dentro de la cárcel.
     Un tal José de Quero pudiera tratarse de un jovencísimo, casi niño, "Josillo el zapatero", que muchos hemos conocido como virtuoso de la trompeta, cualidad heredada por uno de sus hijos,
     Estas pequeñas intromisiones en la vida personal y familiar responden a ese particular empeño de poner rostro e identificar a estos pequeños protagonistas de la historia local. Se trata de animar a la colaboración en pro del afloramiento público de fotografías personales o de grupo de estos músicos porcunenses.
    Desconocemos el paradero de los descendientes de los hermanos Benito, Francisco y Antonio Cabeza Borrego. Posiblemente algunos pudieran seguir domiciliados o con parentela en Porcuna. Sería interesante contactar con ellos con la esperanza de obtener fotografías, composiciones y partituras de Manuel Jesús (el padre) y de Benito Cabeza, ambos maestros y directores de la municipal. 


 Ritmo: revista musical ilustrada  (01/07/1934).


    La fotografía que mostramos en la cabecera, tomada de un artículo de blog dedicado a la historia de la Banda de Música “Ciudad de Porcuna”, por los tipos, creemos que pudiera corresponderse con el periodo estudiado (que me corrijan si no fuera así). harían falta familiares para identificarlos.
    El más notable de esta familia Cabeza de músicos de origen porcunense fue Antonio Cabeza Borrego. El cronista Antonio Recuerda Burgos le tiene dedicada una entrada en su blog personal. En ella se hace eco del acta de la sesión celebrada por  la corporación municipal del Ayuntamiento de Paterna (Valencia) el 29 de noviembre de 2010. Se acuerda  honrarle con la nominación del nuevo auditórium de Paterna como “Auditori Antonio Cabeza” y se adjunta una extensa reseña biográfica obtenida de la “Historia de la música en Paterna” de Vicente Cotolí Ibañez (pinchar sobre el nombre).
   Hemos realizado algunas incursiones de archivo y hemeroteca con vistas a rellenar posibles lagunas biográficas. 
    Antonio fue uno de de aquellos españolitos que no pudieron eludir su participación en la Guerra de Marruecos cuando estalla el conflicto en el año 1909. Enrolado en el Regimiento de Infantería de Saboya  movilizado por necesidades del conflicto. Al poco, tuvo la mala  o buena suerte de caer enfermo de gripe y ser repatriado a la península para recuperarse. Muy posiblemente tuviera que regresar, aunque por sus conocimientos musicales le suponemos ligado a un destino menos expuesto a la bala enemiga, la Banda de su Regimiento.
    Ese efímero  paso por la Banda de Alabarderos de Alfonso XIII, cuya fecha no se concreta en el artículo, debió de ser posterior a su estancia africana durante el servicio militar.

   En 1925 concurre a unas oposiciones en Valencia para cubrir plazas de profesor de su prestigiosa  Banda Municipal. Alcanzó la unanimidad del tribunal encargado de juzgarle por lo que se hizo con la plaza de “fiscornio soprano”

La Correspondencia de Valencia (18 de marzo de 1925)
    Su paso por la dirección de las Bandas de Liria y Paterna, así como los premios y éxitos obtenidos en algún que otro certamen aparecen recogidos  en el artículo. En 1930 se llegó a  programar una visita con la Banda de Liria a su pueblo natal, que finalmente no cuajó.
    El estallido de la guerra le coge al frente de la dirección de la Sociedad Instructiva Misical "La Amistad" de Paterna. Consecuente con su ideario socialista se pone al servicio de la defensa de la legalidad republicana. En un documento de la Causa General de Paterna se le relaciona como integrante del comité local del Frente Popular.
   Suponemos, que serían sus conocimientos musicales, los determinantes para la obtención del grado de capitán del Ejército de la República. El número de 11 de febrero de 1938 del D.O. del Ministerio del Ejército publica  su pase a situación de reemplazo provisional por enfermo ostentando ya las tres estrellas de seis puntas.




   Condenado a prisión correccional por un tribunal franquista permaneció recluido algunos años. Su pasión por la música era tal, que entre los reclusos llegó a organizar una pequeña orquesta y coro.
   Recuperada la libertad y normalizada su vida, se le ofrece la dirección musical de una refundida Banda de Paterna y la de su Escuela de educandos a partir del año 1949.

Año 1950 (Antonio con sus educandos)

    De él si se conservan partituras originales, aunque por desgracia un himno dedicado a su pueblo natal se perdió para siempre o anda por ahí extraviado.
    Su hermano Benito, que desconocemos hasta que punto resulto afectado por la represión, en el año 1944 ya se hallaba repuesto en su cargo de director. Las dificultades económicas de postguerra afectaban por igual a los músicos, En el acerbo popular porcunense se ha conservado una anécdota sobre una ingeniosa acción de protesta protagonizada por la banda durante la Romería de Alharilla de un año indeterminado de la difícil década de los cuarenta. La tradicional  entrada de regreso a la población, acompañando a los Hermanos Mayores y su comitiva romera, la hicieron al son de un monótono y machacón “Pan. pan, pan y pan…” . Por su atrevimiento se le aplicó un castigo mixto ejemplar, consistente en la distribución de varias tortas (no precisamente de pan) y un pelado al cero comunitario.

28 mayo 2014

PRIMERAS REPRESENTACIONES DE ZARZUELA EN CASTRO DEL RÍO (1856).



    Los orígenes de la Zarzuela moderna, según opinión unánime de críticos y musicógrafos, están en dos obras del maestro compositor Rafael Hernando: “Colegialas y Soldados” y “El Duende”, estrenadas ambas con extraordinario éxito en el  Teatro Variedades de Madrid durante la temporada teatral del año 1849.
    El inusitado entusiasmo con el que el público acogió estas primeras representaciones propició su implantación progresiva. En pocos años, gracias al esfuerzo de un nutrido grupo de maestros compositores (Barbieri, Gaztambide, Inzenga, Salas y otros) este nuevo género, genuinamente español, contaba ya con un numeroso repertorio y con el favor de un público incondicional.
    En marzo de 1856, coincidiendo con el arranque de las obras de construcción del Teatro de la Zarzuela en Madrid, los habitantes de la localidad cordobesa de Castro del Río tuvieron su primera toma de contacto con este nuevo género musical. 

   La noticia nos la proporciona la Gaceta Musical de Madrid.


     CASTRO DEL RÍO.- Al Correo de teatros nos escriben desde este punto:

    “Aquí tenemos una Compañía de Zarzuela, dirigida por el Sr. Mantegazza, que nos ha hecho pasar hasta ahora muy agradables ratos. Han puesto en escena “El estreno de una artista”, “El baile de Andorra”, “Jugar con fuego” y otras zarzuelas que han gustado mucho, y que han llenado de una numerosa concurrencia el teatro todas las noches. Han sobresalido en su ejecución las señoritas doña Nieves y doña Luisa Rivera, primeras tiples, y el indicado Sr. Mantegazza, que en el papel de Astucio ha estado felicísimo, así como en el de Marqués de Caravaca. Dicha compañía una vez termine con las funciones prometidas, pasa a Aguilar, donde no dudamos que será muy bien recibida, como lo ha sido por nosotros”.


   Aquellas representaciones, suponemos que inéditas hasta la fecha, tuvieron que despertar el interés general de los pobladores de Castro del Río. No nos consta la existencia de edificio destinado al teatro. Por las fechas, fiestas del carnaval, no creemos que tuvieran lugar al aire libre, en lo que con el tiempo seria denominado popularmente como Teatro de la Lechuza (patio de armas del Castillo). Tenemos que pensar en un salón grande de casino o sociedad como lugar donde tuvieran lugar dichas funciones. El acompañamiento musical no iría mucho más allá del piano o pianola, aportado, por dificultades de transporte, por la propia empresa contratante.
    Carlos Mantegazza era un veterano y mediocre cantante de ópera clásica, que ante el progresivo auge de la Zarzuela, opta por conformar compañía propia que a partir de 1850 se lanza de gira por provincias

    Con respecto al “Marques de Caravaca”, decir, que no corría por sus venas verdadera sangre azul, tampoco era miembro de la para nada linajuda familia que porta este apellido en la localidad. Se trata del personaje central de la zarzuela en un acto titulada “El Marques de Caravaca”, con letra original de Ventura de la Vega y música de Francisco Asenjo Barbieri, representada por primera vez en el  Teatro del Circo Lírico Español de Madrid el viernes 8 de abril de 1853.




   Una selección de fragmentos de la zarzuela  “El Marques de Caravaca”, interpretada por la Orquesta Filarmonía y el coro de RTVE, dentro del didáctico programa musical “El conciertazo”, dirigido por el desparecido Fernando Argenta, puede escucharse y visionarse en el enlace.

    Para darle un poquito más de desarrollo a esta entrada nos detendremos brevemente en el apellido Caravaca de Castro del Río, con el que nos hallamos emparentados.
   Músicos y aristócratas no encontramos ninguno. Pertenecientes al clero regular y secular algunos. Además del conocido canónigo lectoral de la S.I. Catedral de Córdoba Dr.Andrés Caravaca Millán (1878-1930), sabemos de la existencia de don José Caravaca, natural de Castro del Río, religioso franciscano, secularizado después y vicario y cura párroco de Hinojosa del Duque, fallecido en 1830. Escribió y publicó “Novena del glorioso mártir San Torcuato (Córdoba, 1823).
   En 1858, fecha cercana a esas representaciones de Zarzuela, los tres curatos de Castro del Río los ocupaban don Rafael Azpitarte, don Salvador Alcaide y don Diego Medina y Caravaca.  


Andres Caravaca Millán 
   Aunque también los había entre quienes vestían el hábito de jornalero:


   En los “Anuarios del comercio, de la industria,de la magistratura y administración”, editados entre 1881 y 1911, aparecen los hermanos Pedro, Miguel y José Caravaca Salido relacionados con la industria artesana de la madera. Los tres formaron parte, en diferentes etapas de su historia, de las juntas directivas del primitivo Círculo Católico de Obreros (1877), que pronto se transformaría en Casino o Centro de Recreo de Artesanos. Pedro estuvo explotando durante un tiempo un negocio dedicado al juego de billar. Miguel, que mejoraría considerablemente su situación económica por matrimonio, vivía en la Calle Corredera. Los tres eran tíos carnales del Dr. Andrés Caravaca, cuyo padre falleció prematuramente.

16 mayo 2014

NATURISMO: SU ARRAIGO DEFINITIVO EN CASTRO DEL RÍO Y SUS CONTORNOS (1920-1922).



    El fenómeno, moda, doctrina o forma de vida que apareja la práctica del Naturismo no es exclusivo del movimiento obrero anarcosindicalista. Estuvo también muy extendido entre los círculos socialistas y de la izquierda republicana pequeño burguesa. En la provincia de Córdoba, exceptuando la capital y algún que otro seguidor aislado en la comarca minera de Peñarroya-Pueblonuevo, la mayoría de grupos y seguidores se concentran en las poblaciones pertenecientes a la Federación Comarcal de Castro del Río y sus contornos, afecta a la C.N.T.
     Antes, incluso, de los viajes y primeros contactos con el Dr. Eduardo Alfonso, determinantes para su definitivo arraigo, podemos constatar la existencia de profesos del credo vegetariano naturista en sus diversas formas (frugívoros, crudívoros, heliópatas, bañistas…) en poblaciones como Bujalance (Francisco Toro López; y los hermanos Manuel, Teresa y Juan Abril), Cañete de las Torres (Francisco Capilla Zamorano), Montemayor (Benito Cordobés Herencia), Espejo (José Aquilino Delgado) o Castro del Río (Pedro Villatoro Garrido “El Bueno”).

   Los primeros que anuncian constituirse en grupos son los practicantes de Espejo y Castro del Río. El proyectado grupo de Espejo no terminaría de fructificar hasta algo después, siendo la iniciativa que emana de Castro del Río la primera en adoptar la forma de grupo organizado:

Grupo Vegetariano-Naturista

    De Castro del Río nos comunican la constitución definitiva del grupo que encabeza estas líneas.
    Sus componentes saludan fraternalmente, por nuestro conducto, a cuantos ya constituidos esparcen la buena semilla, y ofrecen su concurso y relación en todo aquello que sea necesario. Cuantos quieran, pues, con ellos relacionarse pueden dirigirse a nombre de Pedro Villatoro, en Castro del Río (Córdoba), calle Sin salida núm. 1.
   Creemos inútil hacer constar cuanto nos complacen estos deseos de mejoramiento moral, intelectual y físico que evidencian entidades y grupos , y es de esperar, que en todas las localidades se constituyan semejantes núcleos de actividad regeneradora, a fin de, en no lejano tiempo, tocar los beneficiosos resultados de todo orden.
   Camaradas, ¡adelante siempre!

(HELIOS JUNIO DE 1919)


     Como consecuencia de aquella primera visita de propaganda del Dr. Alfonso en el otoño de 1919 nacen los grupos de Córdoba y Montemayor
     Los mentores del grupo cordobés son el librero Rogelio Luque Díaz y su  inseparable amigo y compañero Francisco Serrano Olmo (natural de Cañete de las Torres). Ambos desde atrás se hallaban relacionados con otra corriente de perfeccionamiento humano muy en boga entre los círculos obreros y republicanos: “El Esperantismo”.
    Rogelio Luque (natural de Priego de Córdoba) antes de establecerse como librero trabajo como dependiente de comercio en la capital cordobesa, de cuyo gremio (Unión de Dependientes) llegó a ser Presidente.
    El primitivo grupo vegetariano-naturista que nace a principios de 1920, poco después se reformula dentro de un proyecto más ambicioso que titulan “Sociedad de Cultura y Altruismo”:

   “Esta entidad cooperará con todos sus esfuerzos y por cuantos medios estén a su alcance a la divulgación y fomento de las ideas naturistas y de tondo cuanto tienda a la cultura y perfeccionamiento del hombre. Cultivará y desenvolverá el idioma universal Esperanto, como fácil expresión para estrechar los lazos de unión entre los hombres”.

Rogelio Luque con su compañera Pilar Serasola
    Entre los miembros de su Junta Directiva se encuentra el castreño Antonio Pérez Rosa, hombre de peso de la organización sindical de Castro del Río, que en 1919, tras aparcar la vida societaria, se había instalado en Córdoba con un taller de ampliaciones fotográficas. No aparece su ex correligionario y socio Benito Cordobés, que ante la escasa rentabilidad del negocio fotográfico regresaría a Fernán Núñez donde residía desde que prácticamente lo expulsaran de Montemayor, al fracasar en su intento de establecerse con una Escuela Racionalista, que sería finalmente clausurada. Ambos debieron de iniciarse en el Naturismo durante su primera etapa de militancia en Castro del Río.
    Esta sociedad cordobesa, por volumen y preparación, fue capaz de redactar unos estatutos que regularan su funcionamiento y de formular el Ideario por el que se había de regir su actividad. Destacamos lo siguiente:

   “El Ideal más grande del Hombre es ser libre, y nadie ha de conseguirlo si, ante todo, no se perfecciona a si mismo para que la sociedad de la que forma parte sea buena, fundamento indispensable de la verdadera libertad.
   Para conseguir la perfección debe practicar todas las costumbres sanas que dignifican, y ha de estar exento de vicios que denigran, imponiendo a todos sus actos la más estricta moral y el más puro altruismo.
   El hombre, para obtener el bien propio, ha de elaborar el ajeno, sin esperar de sus actos otra recompensa que la satisfacción de su conciencia.
   El uso del tabaco, el alcohol y los juegos con interés empieza como pasatiempo y acaba en vicios denigrantes, que causan la degeneración humana; por ello, todo hombre, que de tal se precie, ha de librarse de los mismos, cambiando sus costumbres actuales en el comer y en el beber, en el vestir y el respirar y hasta en el pensar y en el querer. Y cuando todos estemos  libres del vicio, que tan humillantemente no esclaviza, la humanidad habrá alcanzado la perfección social. Sólo entonces el hombre será libre”.

   Esta declaración de intenciones nos sirve para comprender el apodo o remoquete de “El Bueno” que en Castro del Río le colocaron a Pedro Villatoro Garrido, ferviente defensor de estas corrientes de regeneración humana. Según confidencias reservadas, no se hallaba aquejado de dolencia o enfermedad alguna. Murió de viejo y su biblioteca particular fue pasto de las llamas ante el típico miedo a la represión puesta en marcha por los “Salvadores de España”. Desconocemos hasta qué punto pudo ser molestado.
   Fruto también de aquellas primeras propagandas es el Grupo Regeneración Naturista de Montemayor, que nace en la primavera de 1920 y que en agosto del mismo año acoge al Dr. Eduardo Alfonso, que pronunció una conferencia en el Teatro Torre: “Naturistas célebres y medicina natural”.


   “El Dr. Alfonso, correcta y mesuradamente como él sabe hacerlo, nos demuestra que las más preclaras inteligencias que en todo tiempo han servido de norte y guía al género humano, han sido exclusivamente frugales.
     Dice que la vacuna y toda esa serie de sueros más o menos preservadores de todo tipo de enfermedades, no sirven  más que para atrofiar la fuerza vital del pobre enfermo y para que acumulen dinero sus explotadores”.

   La crónica la remite José Lucena (Presidente), que debe ser José Lucena Sánchez, directivo del CIO-SOV de Montemayor, Matías Torres consta como Secretario, mientras que Antonio Moral Torres, un pegajulero adepto, fue el encargado de presentar al Dr. Alfonso.

    A principios de 1921 el primitivo grupo naturista creado por Pedro Villatoro adopta título o denominación:

   
“Con este poético título, que nos recuerda a aquel inmenso rio por do pasa un caudal inmenso de filosofía, conocido por mitología griega, se ha constituido un nuevo grupo en Castro del Río, bajo la presidencia del entusiasta naturista Pedro Villatoro Garrido.
    Todos los elementos que lo integran sienten vehementemente deseos de propagar las doctrinas naturistas, porque están plenamente convencidos de la eficacia moral de sus principios, que por si solos bastarían para levantar el espíritu de los hombres del fango de sus concupiscencias para elevarlo a las más altas regiones de la luz, donde la virtud es el único tirano ante cuya potestad se humillan”.




    Por las mismas fechas se produce el asalto a otra posición elevada de la campiña, la villa de Espejo, donde se constituye un Grupo Vegetariano, que en el escrito que remiten a la prensa manifiestan unos propósitos similares a los de sus vecinos de Castro del Río: “Abstenerse de los perniciosos vicios del tabaco, las bebidas alcohólicas y el juego de naipes, como primer paso, siguiendo la selección del régimen alimenticio en todo lo que racionalmente sea equilibrio para una vida placentera y anhelante a todo lo sublime”.
    Entre sus primeros observantes encontramos a dos hombres estrechamente relacionados con el movimiento obrero local. Se trata de José Aquilino Delgado y Demófilo Villatoro Requena. Este último había representado a la sociedad de Artesanos-Oficios Varios en el II Congreso de la Confederación del Trabajo celebrado en Madrid en junio de 1919. Era hijo del sastre Carlos Villatoro Reyes (simbólico Demófilo), hermano de padre del castreño y también sastre Vicente Villatoro Aranda. Ambos militaron en la logia masónica "García Vao" de Castro del Río (1888-1893).
    Se presentan en público el 24 de marzo con una Conferencia en el Teatro: “Maravillas de los baños de sol, como curan las enfermedades” impartida por el profesor Canetti:

    “Principió entonando un himno al Sol y al sistema planetario, y dio a conocer la importancia que ejercen los rayos solares para purificar todas las dolencias del cuerpo. Presentó numerosas proyecciones de curas de tuberculosis, que ilustraron grandemente al selecto auditorio, que las escuchó con verdadero interés. La conferencia del señor Canetti ha sido un inmenso poema de amor, de paz, de arte y filosofía”. 

Profesor Canetti


   Alejandro Canetti Simonciani, un suizo de padres italianos con aires de bohemio y discípulo de Unamuno en Salamanca, fue pionero del alpinismo, militó en la Masonería e impartió lecciones de alemán e italiano en el Ateneo de Madrid. Llegó al Naturismo a través de la práctica deportiva. Terminaría convirtiéndose en un incansable propagador del Naturismo, a modo de profesional itinerante de la conferencia, lo que le permitió viajar a lo largo y ancho de la geografía española, incluidos sus archipiélagos. El tema desarrollado en Espejo lo esparció por los más dispares rincones del país entre 1918 y 1923.
    En la primavera de 1921 se produce una escisión entre los naturistas castreños que puede que guarde relación con la crisis del obrerismo local y con la incorporación de nuevos practicantes desde otra procedencia ideológica. Aparece un nuevo grupo denominado Fundamento:


     Precisamente, en esta misma dirección postal de la calle Nueva Salud nº 29 coincidirían durante el verano el Dr. Eduardo Alfonso y el veterano anarquista sevillano Manuel Pérez y Pérez.


    Durante los meses de julio y agosto de 1921 el Dr. Eduardo Alfonso fija su residencia en Castro del Río. Pasa consulta de medicina natural en la huerta de su amigo y cliente Antonio Pérez L. Toribio, debajo de un albaricoquero:

    “Los enfermos venían, usando toda clase de medios de locomoción, atraídos por el éxito de nuestras primeras prácticas y ansiando que les diese la ablución en las aguas del Guadajoz, que era así como una especie de Jordán de mi apostolado. Allí mismo, un inspector de Sanidad me pidió el título profesional, por intermedio de un guardia, y esparció entre mis enfermos que yo llevaba escondida una máquina de picar carne para preparar en ella, sin ser visto, lo que me guisaba la patrona al efecto”.


    Manuel Pérez y Pérez, un trabajador del campo natural de Écija (Sevilla), procedía de la exaltación obrerista de principios de siglo. Desde Sevilla, en cuyo Centro Obrero jugó un papel destacado, pega el salto en 1912 al segundo departamento de La Carlota (Córdoba), donde en unión de su prima Ángeles Montesinos lograron poner en marcha una sociedad obrera y una Escuela Racionalista. Representa al Centro Obrero de La Carlota en el Congreso fundacional de la FNOA celebrado en Córdoba entre el 17 y 20 de abril de 1913. Poco después se instala en Córdoba donde consiguió trabajo en un taller de ampliaciones fotográficas. Le duró poco el asiento. Entre 1914 y 1916 se entrega a la propaganda itinerante por los pueblos de la campiña de Córdoba. Díaz del Moral define su táctica propagandística como similar a la empleada por los nihilistas: “En los pueblos en los que no existía organización o se encontraba decaída se presentaba en los cortijos y caseríos, tomaba parte en el trabajo si era preciso  y por las noches y en los descansos predicaba a los obreros”.

    Aquejado de problemas de salud (parálisis parcial) se retiró a su tierra donde regentó una pequeña librería dedicada a la venta de libros y folletos orientados en sus ideas. Para poder desplazarse hasta Castro del Río ese verano de 1921 y  entregarse de lleno al régimen vegetariano y naturista recurrió a una original sistema para la obtención de ayuda: una rifa.

    Desconocemos hasta que punto aquellos meses de huerta en Castro le ayudaron a aliviar sus males.
   En la primavera de 1922, en vísperas de una nueva visita de Eduardo Alfonso y tras fracasar el "Grupo Ceres" en su empeño de recabar el apoyo de todos los grupos de la comarca para traer de gira de propaganda al Dr. Casiano Ruiz Ibarra, se aproximan y terminan fusionándose los dos grupos locales:


    El Dr. Alfonso, finalmente, no pasó consulta aquel verano debajo del albaricoquero de la huerta de Antonio Pérez, como se había anunciado. En noviembre de 1922 arranca con una nueva gira de conferencias de divulgación, que le sirven, de camino, para promocionar su libro “Como os curala medicina natural”, editado por primera vez en 1921. Su primera escala fue la provincia de Córdoba, pasando por Málaga y rematando la gira en Bilbao.
   Aquella gira la resume en un artículo titulado “Andanzas Naturistas” que apareció publicado en Acción Naturista. Aunque extenso, trascribiremos su periplo completo por aquellas localidades cordobesas en las que tenía adeptos al Naturismo y clientes de su medicina natural:



    El primer punto de parada en nuestra ruta fue Córdoba, esa mística y alegre ciudad, capital de la provincia andaluza de más fondo, en la que nos acogió el fraternal afecto de la familia Luque, y donde el naturismo se mantiene merced a la única labor de dichos amigos. Aquí no fue posible dar ninguna conferencia.
    Seguidamente pasé a Espejo, donde una crisis de trabajo mantenía dispersos a gran parte de los consecuentes naturistas de este sano pueblo. Es Espejo un pueblo notable por su grado elevado de sanidad y los frecuentes casos de longevidad que se dan en él. Situado sobre un cerro, en cuyo espejo se mira toda la provincia, sus mujeres se ven obligadas a subir empinadas cuestas con su cántaro de agua cogido en las fuentes de la ladera, y semejan la gallardía, derechura y fortaleza de las pescadoras vascas con sus cestos en la cabeza, o de las mujeres de Guisando o Candeleda en la sierra de Gredos, que como los hombres y niños, han andado y aun andan completamente descalzos, a pesar de que la mal entendida civilización va violando esta sana, natural y fortificante costumbre. En Espejo tuve la ocasión de hablar con una anciana de 101 años, que conservaba íntegras las facultades intelectuales y casi todo el poder de los sentidos, y que subía las cuestas haciendo competencia a sus incontables nietas y aun biznietas. Conservo su retrato y datos biográficos, deduciendo de ellos que el motivo de su longevidad ha sido su vida metódica y laboriosa, haciendo buena la frase de Rousseau, de que la temperancia y la laboriosidad son los dos verdaderos médicos del hombre. Su temperamento sanguíneo (el más vital de todos) y su buena constitución fueron las bases de su dilatada vida.
    Otros casos me citaron de personas de más de 100 años, entre ellas un anciano con 104 que viaja sólo. De la admirable salud y vigor del pueblo espejeño da también buena muestra el noble matrimonio propietario de la fonda que me albergó, ella de setenta y tantos años y de ochenta él, que después de haber tenido veinticuatro hijos, aun les queda vigor, a ella para atender a las necesidades de los huéspedes, y a él para trabajar en su oficio de sastre (al cual se dedica desde los nueve años), a más de bajar por mañana y tarde , haga buen o mal tiempo, a buscar a los viajeros al automóvil, aprovechando las ocasiones para su acostumbrado paseo. Esta buena señora me dijo, hablando de cómo había criado a sus hijos, esta frase clarividente en su misma ingenuidad: “Yo creo que la limpieza es superior a la medicina”. Es la medicina misma, hube de contestarle apresuradamente.
    Uno de los hijos de este buen matrimonio es el consecuente,  puro naturista y buen amigo Demófilo Villatoro, que nos hubo de acompañar en nuestra visita a Fernán Núñez, y que fue ganador en Espejo de un concurso de levantamiento de pesos, y por cuya atlética y armónica musculatura es un verdadero caso práctico de crédito para el Naturismo, tanto más cuanto que, gracias a la higiene naturista integral, no se ha hecho esta exuberancia física con detrimento de la inteligencia y el espíritu.
   De Espejo, donde tampoco fue posible dar conferencia, pasé a Castro del Río, la perla del Naturismo cordobés, en donde los amigos de siempre me demostraron su invariable amistad y su firme convencimiento en nuestras ideas de salud, paz y tolerancia.
    Apenas entre en el pueblo, adonde llegué andando desde Espejo, con el buen amigo Bello, me encontré a su actual alcalde D. Antonio Pérez, a quien tantas atenciones debe el Naturismo de este pueblo, y ya en su seno, quien me notificó tener un local a mi disposición para dar una conferencia naturista e indicándome su deseo de que hablase del árbol frutal, ya que, en colaboración con los naturistas de este pueblo, proyecta una fiesta del árbol que desentumezca la opinión del vecindario en este punto.
    En el local de las escuelas públicas - cuyas clases hubieron de suspenderse para hacer mi disertación -  nos reunimos, presididos por el alcalde y los naturistas de Castro, todas las personas que permitió uno de los salones, y tuve el gusto de hablarles de la utilidad de los árboles frutales y de sombra, y como propina, de los errores de la terapéutica por drogas, vacunas y sueros, cuyo punto motivó la indignación de un profesor veterinario, quien con nuestra venia refuto mis argumentos y me dio motivo para que en mi rectificación explanase a mis anchas (aunque no del todo) los argumentos en contra de tan funestos procederes. Dicho señor veterinario, al terminar la conferencia, me invitó a ser vacunado para convencerme de la utilidad de esta práctica, y yo, ni que decir tiene, me dejé … no vacunar.


    De Castro, donde siempre recibí inmerecidas atenciones de aquel grupo naturista, pasé a Baena, donde ahora he estado por primera vez.
    Realmente en Baena no hay Naturismo propiamente dicho, sino unos cuantos hombres y alguna mujer de buena voluntad, curados con nuestros tratamientos, agradecidos al método natural, que ahora empiezan a estudiar nuestras ideas en todas sus ramificaciones. Son ingresados por el dolor, que han sabido aprovechar las lecciones del mal, y que empiezan a vislumbrar las puertas del paraíso perdido. Entre ellos, Félix Ortega, la familia Galisteo y algunos otros, cuyos nombres no tengo ahora en la memoria, sobresalen por su fe, su rectitud y su sinceridad. Son personas modestas dignas de nuestro apoyo. Haciendo un sacrificio pecuniario y de tiempo organizaron a maravilla una conferencia en el teatro grande, en la que les hable de alimentación vegetariana, tema con el que acostumbro a iniciar la exposición de ideas naturistas en todos sitios, por considerar fundamental para el resto de la evolución humana el vencer al vientre. La concurrencia fue realmente extraordinaria, no faltando, según me dijeron, los cinco médicos del pueblo; es el primer caso en que me ocurre semejante cosa, lo cual habla muy en favor de la propaganda hecha por los naturistas baeneros, y de mis cinco colegas, que, al contrario que la mayoría de los demás pueblos, han demostrado interés por saber algo más, algo nuevo.
    De Baena salí para Montilla en compañía del buen amigo y convencido naturista de Priego D. Juan Luque. En Montilla, donde otras veces estuve y dí conferencias, sólo encontré la buena amistad de los incondicionales de siempre y especialmente D. Antonio Martínez, que con la inteligente ayuda de su esposa, mantiene una troupe de pequeños naturistas que da gloria verla. En Montilla se conoce que la fuerza del vino ha vencido a la del Naturismo, pues aparte algún nuevo ingresado por el dolor, no hay ni un nuevo naturista por convicción. ¡Lástima grande que esto suceda en un pueblo de salud tan diferente, y donde, por causa del alcohol, tanto abundan los enfermos del hígado y del corazón! Aun no han conocido los avisos del mal.
    Después de Montilla tocó mi suerte en Fernán Núñez, pueblo más culto y de más interés por el estudio y las cosas elevadas, como lo prueba su centro filarmónico, que dio una nota fuertemente simpática, allí en el teatro di una conferencia sobre las verdades tradicionales de la medicina naturista, que fue escuchada con singular interés. Los amigos de aquel grupo siguen con toda su  fe la propaganda naturista, predicando con su ejemplo.



    Al día siguiente nos despertó la ventura de una deliciosa excursión a una huerta de Montemayor,  donde en compañía de los naturistas de Fernán Núñez y los entusiastas amigos de aquel pueblo pasé uno de los mejores días de mi vida. Allí, en contacto con nuestra Eterna Madre, tomamos un gratísimo baño de sol y nos dimos un soberbio baño de natación en un poético estanque rodeado de naranjos. Todo un poema de naranjas, agua y sol, en pleno noviembre, que terminó con un ágape de honor a la Vida, en el que se turnaron las deliciosas uvas, el melón sano y refrescante de aquellos terrenos, y las insuperables granadas del suelo cordobés. Al ver a aquel grupo de hombres unidos por el color moreno de su cuerpo, por esa mota de profunda igualdad que da la ausencia de esa cáscara hipócrita y endiosada que se llama vestido, por su comunión de ideas sanas y sencillas, tomando por todo alimento algunas frutas y bañando su cuerpo en el agua fina del mes penúltimo del año, algo dulcificada por el majestuoso sol andaluz, cualquiera hubiese juzgado serenamente de nuestra positiva locura , de la cual no hemos ni de justificarnos siquiera , si es cierto el refrán de que sólo los niños y locos saben decir las verdades, pues si fuésemos como niños, no olvidemos que Cristo nos prometiera el Reino de Dios, y si como locos se nos tildase, nos consolaríamos con poder decir la Verdad.
    Con esto terminé mis andanzas cordobesas después de haber tendido nuevos lazos y fortificado los antiguos.

CONTINUARÁ