El fenómeno, moda, doctrina o forma de vida
que apareja la práctica del Naturismo no es exclusivo del movimiento obrero
anarcosindicalista. Estuvo también muy extendido entre los círculos socialistas
y de la izquierda republicana pequeño burguesa. En la provincia de Córdoba,
exceptuando la capital y algún que otro seguidor aislado en la comarca minera
de Peñarroya-Pueblonuevo, la mayoría de grupos y seguidores se concentran en
las poblaciones pertenecientes a la Federación Comarcal de Castro del Río y sus
contornos, afecta a la C.N.T.
Antes, incluso, de los viajes y primeros contactos
con el Dr. Eduardo Alfonso, determinantes para su definitivo arraigo, podemos constatar la
existencia de profesos del credo vegetariano naturista en sus diversas formas (frugívoros, crudívoros, heliópatas, bañistas…) en poblaciones como Bujalance (Francisco
Toro López; y los hermanos Manuel, Teresa y Juan Abril), Cañete de las Torres (Francisco
Capilla Zamorano), Montemayor (Benito Cordobés Herencia), Espejo (José Aquilino
Delgado) o Castro del Río (Pedro Villatoro Garrido “El Bueno”).
Los primeros que anuncian constituirse en grupos
son los practicantes de Espejo y Castro del Río. El proyectado grupo de Espejo
no terminaría de fructificar hasta algo después, siendo la iniciativa que emana
de Castro del Río la primera en adoptar la forma de grupo organizado:
Grupo
Vegetariano-Naturista
De Castro del Río nos comunican la
constitución definitiva del grupo que encabeza estas líneas.
Sus componentes saludan fraternalmente, por
nuestro conducto, a cuantos ya constituidos esparcen la buena semilla, y
ofrecen su concurso y relación en todo aquello que sea necesario. Cuantos
quieran, pues, con ellos relacionarse pueden dirigirse a nombre de Pedro
Villatoro, en Castro del Río (Córdoba), calle Sin salida núm. 1.
Creemos inútil hacer constar cuanto nos
complacen estos deseos de mejoramiento moral, intelectual y físico que
evidencian entidades y grupos , y es de esperar, que en todas las localidades
se constituyan semejantes núcleos de actividad regeneradora, a fin de, en no
lejano tiempo, tocar los beneficiosos resultados de todo orden.
Camaradas, ¡adelante siempre!
(HELIOS
JUNIO DE 1919)
Como consecuencia de aquella primera visita de propaganda
del Dr. Alfonso en el otoño de 1919 nacen los grupos de Córdoba y Montemayor
Los
mentores del grupo cordobés son el librero Rogelio Luque Díaz y su inseparable amigo y compañero Francisco Serrano Olmo (natural de Cañete de las Torres). Ambos desde atrás se hallaban
relacionados con otra corriente de perfeccionamiento humano muy en boga entre los círculos obreros
y republicanos: “El Esperantismo”.
Rogelio Luque (natural de Priego de Córdoba)
antes de establecerse como librero trabajo como dependiente de comercio en la
capital cordobesa, de cuyo gremio (Unión de Dependientes) llegó a ser
Presidente.
El
primitivo grupo vegetariano-naturista que nace a principios de 1920, poco
después se reformula dentro de un proyecto más ambicioso que titulan “Sociedad
de Cultura y Altruismo”:
“Esta entidad cooperará con todos sus
esfuerzos y por cuantos medios estén a su alcance a la divulgación y fomento de
las ideas naturistas y de tondo cuanto tienda a la cultura y perfeccionamiento
del hombre. Cultivará y desenvolverá el idioma universal Esperanto, como fácil
expresión para estrechar los lazos de unión entre los hombres”.
Rogelio Luque con su compañera Pilar Serasola |
Entre los miembros de su Junta Directiva se
encuentra el castreño Antonio Pérez Rosa, hombre de peso de la organización sindical
de Castro del Río, que en 1919, tras aparcar la vida societaria, se había
instalado en Córdoba con un taller de ampliaciones fotográficas. No aparece su ex
correligionario y socio Benito Cordobés, que ante la escasa rentabilidad del
negocio fotográfico regresaría a Fernán Núñez donde residía desde que prácticamente
lo expulsaran de Montemayor, al fracasar en su intento de establecerse con una Escuela
Racionalista, que sería finalmente clausurada. Ambos debieron de iniciarse en el Naturismo
durante su primera etapa de militancia en Castro del Río.
Esta sociedad cordobesa, por volumen y preparación,
fue capaz de redactar unos estatutos que regularan su funcionamiento y de
formular el Ideario por el que se había de regir su actividad. Destacamos lo
siguiente:
“El Ideal más grande del Hombre es ser libre,
y nadie ha de conseguirlo si, ante todo, no se perfecciona a si mismo para que
la sociedad de la que forma parte sea buena, fundamento indispensable de la
verdadera libertad.
Para conseguir la perfección debe practicar
todas las costumbres sanas que dignifican, y ha de estar exento de vicios que
denigran, imponiendo a todos sus actos la más estricta moral y el más puro
altruismo.
El hombre, para obtener el bien propio, ha
de elaborar el ajeno, sin esperar de sus actos otra recompensa que la
satisfacción de su conciencia.
El uso del tabaco, el alcohol y los juegos
con interés empieza como pasatiempo y acaba en vicios denigrantes, que causan
la degeneración humana; por ello, todo hombre, que de tal se precie, ha de
librarse de los mismos, cambiando sus costumbres actuales en el comer y en el
beber, en el vestir y el respirar y hasta en el pensar y en el querer. Y cuando
todos estemos libres del vicio, que tan
humillantemente no esclaviza, la humanidad habrá alcanzado la perfección
social. Sólo entonces el hombre será libre”.
Esta declaración de intenciones nos sirve para
comprender el apodo o remoquete de “El Bueno” que en Castro del Río le
colocaron a Pedro Villatoro Garrido, ferviente defensor de estas corrientes de
regeneración humana. Según confidencias reservadas, no se hallaba aquejado de
dolencia o enfermedad alguna. Murió de viejo y su biblioteca particular fue
pasto de las llamas ante el típico miedo a la represión puesta en marcha por
los “Salvadores de España”. Desconocemos hasta qué punto pudo ser molestado.
Fruto
también de aquellas primeras propagandas es el Grupo Regeneración Naturista de
Montemayor, que nace en la primavera de 1920 y que en agosto del mismo año acoge
al Dr. Eduardo Alfonso, que pronunció una conferencia en el Teatro Torre: “Naturistas
célebres y medicina natural”.
“El Dr.
Alfonso, correcta y mesuradamente como él sabe hacerlo, nos demuestra que las
más preclaras inteligencias que en todo tiempo han servido de norte y guía al
género humano, han sido exclusivamente frugales.
Dice que la vacuna y toda esa serie de sueros
más o menos preservadores de todo tipo de enfermedades, no sirven más que para atrofiar la fuerza vital del
pobre enfermo y para que acumulen dinero sus explotadores”.
La crónica
la remite José Lucena (Presidente), que debe ser José Lucena Sánchez, directivo del CIO-SOV
de Montemayor, Matías Torres consta como Secretario, mientras que Antonio Moral
Torres, un pegajulero adepto, fue el encargado de presentar al Dr. Alfonso.
A principios de 1921 el primitivo grupo naturista
creado por Pedro Villatoro adopta título o denominación:
“Con
este poético título, que nos recuerda a aquel inmenso rio por do pasa un caudal
inmenso de filosofía, conocido por mitología griega, se ha constituido un nuevo
grupo en Castro del Río, bajo la presidencia del entusiasta naturista Pedro
Villatoro Garrido.
Todos los elementos que lo integran sienten
vehementemente deseos de propagar las doctrinas naturistas, porque están plenamente
convencidos de la eficacia moral de sus principios, que por si solos bastarían
para levantar el espíritu de los hombres del fango de sus concupiscencias para
elevarlo a las más altas regiones de la luz, donde la virtud es el único tirano
ante cuya potestad se humillan”.
Por las mismas fechas se produce el asalto a otra
posición elevada de la campiña, la villa de Espejo, donde se constituye un Grupo Vegetariano,
que en el escrito que remiten a la prensa manifiestan unos propósitos similares a los de sus vecinos de Castro
del Río: “Abstenerse de los perniciosos
vicios del tabaco, las bebidas alcohólicas y el juego de naipes, como primer
paso, siguiendo la selección del régimen alimenticio en todo lo que
racionalmente sea equilibrio para una vida placentera y anhelante a todo lo
sublime”.
Entre sus primeros observantes encontramos a
dos hombres estrechamente relacionados con el movimiento obrero local. Se trata
de José Aquilino Delgado y
Demófilo Villatoro Requena. Este último había representado a la sociedad de Artesanos-Oficios
Varios en el II Congreso de la Confederación del Trabajo celebrado en Madrid en
junio de 1919. Era hijo del sastre Carlos Villatoro Reyes
(simbólico Demófilo), hermano de padre del castreño y también sastre Vicente
Villatoro Aranda. Ambos militaron en la logia masónica "García Vao" de Castro del Río (1888-1893).
Se presentan en público el 24 de marzo con una Conferencia
en el Teatro: “Maravillas de los baños de sol, como curan las enfermedades”
impartida por el profesor Canetti:
“Principió
entonando un himno al Sol y al sistema planetario, y dio a conocer la
importancia que ejercen los rayos solares para purificar todas las dolencias
del cuerpo. Presentó numerosas proyecciones de curas de tuberculosis, que
ilustraron grandemente al selecto auditorio, que las escuchó con verdadero
interés. La conferencia del señor Canetti ha sido un inmenso poema de amor, de
paz, de arte y filosofía”.
Manuel Pérez y Pérez, un trabajador del campo
natural de Écija (Sevilla), procedía de la exaltación obrerista de
principios de siglo. Desde Sevilla, en cuyo Centro Obrero jugó un papel
destacado, pega el salto en 1912 al segundo departamento de La Carlota (Córdoba), donde
en unión de su prima Ángeles Montesinos lograron poner en marcha una sociedad
obrera y una Escuela Racionalista. Representa al Centro Obrero de La Carlota en
el Congreso fundacional de la FNOA celebrado en Córdoba entre el 17 y 20 de
abril de 1913. Poco después se instala en Córdoba donde consiguió trabajo en un
taller de ampliaciones fotográficas. Le duró poco el asiento. Entre 1914 y 1916
se entrega a la propaganda itinerante por los pueblos de la campiña de Córdoba.
Díaz del Moral define su táctica propagandística como similar a la empleada por
los nihilistas: “En los pueblos en los
que no existía organización o se encontraba decaída se presentaba en los cortijos
y caseríos, tomaba parte en el trabajo si era preciso y por las noches y en los descansos predicaba
a los obreros”.
Aquejado
de problemas de salud (parálisis parcial) se retiró a su tierra donde regentó
una pequeña librería dedicada a la venta de libros y folletos orientados en sus
ideas. Para poder desplazarse hasta Castro del Río ese verano de 1921 y entregarse de lleno al régimen vegetariano y
naturista recurrió a una original sistema para la obtención de ayuda: una rifa.
Desconocemos hasta que punto aquellos meses de
huerta en Castro le ayudaron a aliviar sus males.
En la primavera de 1922, en vísperas de una nueva
visita de Eduardo Alfonso y tras fracasar el "Grupo Ceres" en su empeño de
recabar el apoyo de todos los grupos de la comarca para traer de gira de
propaganda al Dr. Casiano Ruiz Ibarra, se aproximan y terminan fusionándose los
dos grupos locales:
El Dr. Alfonso, finalmente, no pasó consulta aquel
verano debajo del albaricoquero de la huerta de Antonio Pérez, como se había
anunciado. En noviembre de 1922 arranca con una nueva gira de conferencias de
divulgación, que le sirven, de camino, para promocionar su libro “Como os curala medicina natural”, editado por primera vez en 1921. Su primera escala fue la
provincia de Córdoba, pasando por Málaga y rematando la gira en Bilbao.
Aquella
gira la resume en un artículo titulado “Andanzas Naturistas” que apareció
publicado en Acción Naturista. Aunque extenso, trascribiremos su periplo
completo por aquellas localidades cordobesas en las que tenía adeptos al
Naturismo y clientes de su medicina natural:
El primer punto de parada en nuestra ruta fue Córdoba,
esa mística y alegre ciudad, capital de la provincia andaluza de más fondo, en
la que nos acogió el fraternal afecto de la familia Luque, y donde el naturismo
se mantiene merced a la única labor de dichos amigos. Aquí no fue posible dar
ninguna conferencia.
Seguidamente pasé
a Espejo,
donde una crisis de trabajo mantenía dispersos a gran parte de los consecuentes
naturistas de este sano pueblo. Es Espejo un pueblo notable por su grado
elevado de sanidad y los frecuentes casos de longevidad que se dan en él. Situado
sobre un cerro, en cuyo espejo se mira toda la provincia, sus mujeres se ven
obligadas a subir empinadas cuestas con su cántaro de agua cogido en las fuentes
de la ladera, y semejan la gallardía, derechura y fortaleza de las pescadoras
vascas con sus cestos en la cabeza, o de las mujeres de Guisando o Candeleda en
la sierra de Gredos, que como los hombres y niños, han andado y aun andan completamente
descalzos, a pesar de que la mal entendida civilización va violando esta sana,
natural y fortificante costumbre. En Espejo tuve la ocasión de hablar con una
anciana de 101 años, que conservaba íntegras las facultades intelectuales y casi
todo el poder de los sentidos, y que subía las cuestas haciendo competencia a
sus incontables nietas y aun biznietas. Conservo su retrato y datos
biográficos, deduciendo de ellos que el motivo de su longevidad ha sido su vida
metódica y laboriosa, haciendo buena la frase de Rousseau, de que la temperancia y la laboriosidad son los dos
verdaderos médicos del hombre. Su temperamento sanguíneo (el más vital de
todos) y su buena constitución fueron las bases de su dilatada vida.
Otros casos me
citaron de personas de más de 100 años, entre ellas un anciano con 104 que
viaja sólo. De la admirable salud y vigor del pueblo espejeño da también buena
muestra el noble matrimonio propietario de la fonda que me albergó, ella de
setenta y tantos años y de ochenta él, que después de haber tenido veinticuatro
hijos, aun les queda vigor, a ella para atender a las necesidades de los huéspedes,
y a él para trabajar en su oficio de sastre (al cual se dedica desde los nueve
años), a más de bajar por mañana y tarde , haga buen o mal tiempo, a buscar a
los viajeros al automóvil, aprovechando las ocasiones para su acostumbrado
paseo. Esta buena señora me dijo, hablando de cómo había criado a sus hijos,
esta frase clarividente en su misma ingenuidad: “Yo creo que la limpieza es
superior a la medicina”. Es la medicina
misma, hube de contestarle apresuradamente.
Uno de los hijos
de este buen matrimonio es el consecuente, puro naturista y buen amigo Demófilo Villatoro,
que nos hubo de acompañar en nuestra visita a Fernán Núñez, y que fue ganador
en Espejo de un concurso de levantamiento de pesos, y por cuya atlética y
armónica musculatura es un verdadero caso práctico de crédito para el
Naturismo, tanto más cuanto que, gracias a la higiene naturista integral, no se
ha hecho esta exuberancia física con detrimento de la inteligencia y el
espíritu.
De Espejo, donde
tampoco fue posible dar conferencia, pasé a Castro del Río, la perla
del Naturismo cordobés, en donde los amigos de siempre me demostraron su
invariable amistad y su firme convencimiento en nuestras ideas de salud, paz y
tolerancia.
Apenas entre en el
pueblo, adonde llegué andando desde Espejo, con el buen amigo Bello, me encontré
a su actual alcalde D. Antonio Pérez, a quien tantas atenciones debe el
Naturismo de este pueblo, y ya en su seno, quien me notificó tener un local a
mi disposición para dar una conferencia naturista e indicándome su deseo de que
hablase del árbol frutal, ya que, en
colaboración con los naturistas de este pueblo, proyecta una fiesta del árbol que desentumezca la
opinión del vecindario en este punto.
En el local de las
escuelas públicas - cuyas clases hubieron de suspenderse para hacer mi
disertación - nos reunimos, presididos
por el alcalde y los naturistas de Castro, todas las personas que permitió uno
de los salones, y tuve el gusto de hablarles de la utilidad de los árboles
frutales y de sombra, y como propina, de los errores de la terapéutica por
drogas, vacunas y sueros, cuyo punto motivó la indignación de un profesor
veterinario, quien con nuestra venia refuto mis argumentos y me dio motivo para
que en mi rectificación explanase a mis anchas (aunque no del todo) los
argumentos en contra de tan funestos procederes. Dicho señor veterinario, al
terminar la conferencia, me invitó a ser vacunado para convencerme de la
utilidad de esta práctica, y yo, ni que decir tiene, me dejé … no vacunar.
De Castro, donde
siempre recibí inmerecidas atenciones de aquel grupo naturista, pasé a Baena,
donde ahora he estado por primera vez.
Realmente en Baena
no hay Naturismo propiamente dicho, sino unos cuantos hombres y alguna mujer de
buena voluntad, curados con nuestros tratamientos, agradecidos al método
natural, que ahora empiezan a estudiar nuestras ideas en todas sus
ramificaciones. Son ingresados por el dolor, que han sabido aprovechar las
lecciones del mal, y que empiezan a vislumbrar las puertas del paraíso perdido. Entre ellos, Félix
Ortega, la familia Galisteo y algunos otros, cuyos nombres no tengo ahora en la
memoria, sobresalen por su fe, su rectitud y su sinceridad. Son personas modestas
dignas de nuestro apoyo. Haciendo un sacrificio pecuniario y de tiempo
organizaron a maravilla una conferencia en el teatro grande, en la que les
hable de alimentación vegetariana,
tema con el que acostumbro a iniciar la exposición de ideas naturistas en todos
sitios, por considerar fundamental para el resto de la evolución humana el
vencer al vientre. La concurrencia fue realmente extraordinaria, no faltando,
según me dijeron, los cinco médicos del pueblo; es el primer caso en que me
ocurre semejante cosa, lo cual habla muy en favor de la propaganda hecha por
los naturistas baeneros, y de mis cinco colegas, que, al contrario que la
mayoría de los demás pueblos, han demostrado interés por saber algo más, algo
nuevo.
De Baena salí para
Montilla
en compañía del buen amigo y convencido naturista de Priego D. Juan Luque. En
Montilla, donde otras veces estuve y dí conferencias, sólo encontré la buena
amistad de los incondicionales de siempre y especialmente D. Antonio Martínez,
que con la inteligente ayuda de su esposa, mantiene una troupe de pequeños
naturistas que da gloria verla. En Montilla se conoce que la fuerza del vino ha
vencido a la del Naturismo, pues aparte algún nuevo ingresado por el dolor, no
hay ni un nuevo naturista por convicción. ¡Lástima grande que esto suceda en un
pueblo de salud tan diferente, y donde, por causa del alcohol, tanto abundan
los enfermos del hígado y del corazón! Aun no han conocido los avisos del mal.
Después de
Montilla tocó mi suerte en Fernán Núñez, pueblo más culto y de
más interés por el estudio y las cosas elevadas, como lo prueba su centro
filarmónico, que dio una nota fuertemente simpática, allí en el teatro di una
conferencia sobre las verdades tradicionales de la medicina naturista, que fue
escuchada con singular interés. Los amigos de aquel grupo siguen con toda
su fe la propaganda naturista,
predicando con su ejemplo.
Al día siguiente nos despertó la ventura de una deliciosa
excursión a una huerta de Montemayor, donde en compañía de los naturistas de Fernán
Núñez y los entusiastas amigos de aquel pueblo pasé uno de los mejores días de
mi vida. Allí, en contacto con nuestra Eterna Madre, tomamos un gratísimo baño
de sol y nos dimos un soberbio baño de natación en un poético estanque rodeado
de naranjos. Todo un poema de naranjas, agua y sol, en pleno noviembre, que
terminó con un ágape de honor a la Vida, en el que se turnaron las deliciosas
uvas, el melón sano y refrescante de aquellos terrenos, y las insuperables
granadas del suelo cordobés. Al ver a aquel grupo de hombres unidos por el
color moreno de su cuerpo, por esa mota de profunda igualdad que da la ausencia
de esa cáscara hipócrita y endiosada que se llama vestido, por su comunión de
ideas sanas y sencillas, tomando por todo alimento algunas frutas y bañando su
cuerpo en el agua fina del mes penúltimo del año, algo dulcificada por el
majestuoso sol andaluz, cualquiera hubiese juzgado serenamente de nuestra
positiva locura , de la cual no hemos
ni de justificarnos siquiera , si es cierto el refrán de que sólo los niños y locos saben decir las
verdades, pues si fuésemos como niños, no olvidemos que Cristo nos
prometiera el Reino de Dios, y si como locos se nos tildase, nos consolaríamos con
poder decir la Verdad.
Con esto terminé
mis andanzas cordobesas después de haber tendido nuevos lazos y fortificado los
antiguos.
CONTINUARÁ
Gracias, Alberto, muy interesante.
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