Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

28 agosto 2012

CORONEL AGUILERA (1845-1885). PARTE 1ª




     Como en los comentarios de la última entrada dedicada a la historia de Porcuna (El tren que nunca llegó) se ha suscitado un enriquecedor intercambio de informaciones que han permitido despejar algunas incógnitas en torno a la genealogía del político liberal y ex alcalde,  Don Luis Aguilera y Coca, popularmente conocido como “El Chato”, he considerado oportuno y conveniente emplearme en la biografía de otro destacado miembro de esta familia, su hermano el Coronel Aguilera.
     Aurelio Aguilera y Coca (no Amalio como figura en el pie de foto por error del cajista) nació en Bujalance (Córdoba) el 11 de enero de 1845. Sus padres fueron Antonio Aguilera y Aguilera, natural de Porcuna, y Manuela Coca y Martínez de Azagra, presumiblemente de la misma naturaleza que su hijo.

     El dos de octubre de 1885, a la temprana edad de 39 años, dejaba de existir en Madrid al no poder recuperarse de una afección pulmonar. Su último destino militar, con el grado de coronel y jefe, lo tuvo en el Regimiento de Infantería de León, de guarnición en la capital del reino (Cuartel del Rosario).
     A su muerte, el Ayuntamiento de Porcuna quiso perpetuar su memoria dedicándole la antigua calle de Los Salas, desde entonces nominada como Coronel Aguilera, última graduación alcanzada por este militar a lo largo de su intensa y brillante carrera, marcada por los continuos ascensos por meritos en campaña. El callejero de la ciudad de Bujalance, también mantiene una calle con esa misma denominación.


     La fotografía que encabeza, como se puede apreciar por la marca de agua, procede del diario ABC donde vería la luz en la tardía fecha de 1911, a raíz de que su hermano don Luis Aguilera y Coca remitiera a la redacción de este periódico un folleto “elegantemente editado, e impreso a repetidas instancias de amigos y familiares”, donde quedaba reflejada su hoja oficial de servicios. Fue prologado por Virgilio Anguita Sánchez, diputado a Cortes por el distrito de Martos, y amigo político de Don Luis.

Virgilio Anguita

     “Ante una ejecutoria lo titula el Sr. Anguita, y efectivamente ejecutoria de valor y nobleza es la historia militar del malogrado coronel Aguilera y Coca, honrando nuestra patria las eximias glorias de un héroe. Su hoja de servicios entusiasma. Un periodo de quince años, la mayor parte exponiendo diariamente aquella vida, dedicada a la patria; vencedor en más de cien combates, en las guerras de la isla de Cuba, del Centro, Cataluña, Norte y la Cantonal, en el sitio de Cartagena; muerto de traidora pulmonía, mandando el regimiento de León, de guarnición en Madrid, cuando tenía treinta y nueve años y llevaba varios de coronel efectivo.
     Hombres de su temple y condiciones honran a la patria y debieran ser estímulo para todos los que abrazan la honrosa carrera de las armas”.

De lo publicado junto a la fotografía en el diario ABC (20 de agosto de 1911)
     Este folleto, muy posiblemente se conserve en manos de familiares o amantes de los papeles viejos. No soy demasiado aficionado a las hazañas bélicas (sólo me queda una leve marca de aquellos tebeos de preadolescente), pero como la prensa histórica permite reconstruir detalladamente su hoija se servicios, he considerado que podía ser instructivo abordar tal empeño para conocer, de camino, esos conflictos guerreros que afectaron a la convulsa historia política y militar de nuestro país durante la segunda mitad del siglo XIX.

     Su carrera militar arranca de soldado raso el 18 de junio de 1862 cuando ingresa como voluntario en el batallón de cazadores de Baza. No tardarían en llegarle de manera progresiva los empleos de cabo segundo, cabo primero, sargento segundo y sargento primero. Estos primeros compases militares fueron de guarnición en los distritos de ambas Castillas y Andalucía, integrado dentro del ya referido batallón de cazadores de Baza y en el de Barbastro.
     Su bautizo de fuego tuvo lugar en la famosa Batalla del puente de Alcolea (1868). Su unidad integraba el grueso de tropas realistas mandadas por el Marqués de Novaliches que libraron batalla contra las de los sublevados dirigidas por el General Serrano. Unas mil bajas entre muertos y heridos sumaron los contendientes antes del inicio de las negociaciones de paz, acciones que precipitaron la salida de la reina Isabel II hacia el exilio.


     Ya con el grado de alférez, en 1869 se alista como voluntario en el batallón de cazadores de Pizarra que se desplaza hasta la isla de Cuba, donde se había desatado la insurrección independentista conocida como “Guerra de los Diez Años”. Durante 1870 asistió a varios hechos de armas: participó en la célebre marcha del brigadier don Zacarías González Goyeneche de Sancti-Spiritu a Puerto Príncipe, en la destrucción de las trincheras de Imias, Monte del Clueco, los Dolores y San Pablo, en la toma del campamento de Santo Domingo, y en los encuentros del Monitor y el Plátano, entre otras numerosas acciones.



      Donde se revestiría de gloria fue en la escaramuza de Vistahermosa:
     “El 11 de febrero de 1871 con cinco hombres de su contraguerrilla sorprendió a la partida del cabecilla Madrigales, compuesta por 36 hombres; a su voz y ejemplo se arrojan todos sobre la partida, que se desbanda, consiguiendo dar muerte a seis hombres. Aguilera consigue capturar a tres insurgentes; viendo éstos al poco que era una vergüenza que tres hombres se hallasen detenidos por uno sólo, se arrojaron sobre él en actitud hostil. Lejos de aturdirse no se desanima el bravo oficial, sino que creciéndose ante el peligro, cierra animoso con sus enemigos y no ceja hasta que no ve a sus pies a aquellos que tan alevosamente le habían acometido, de esta encarnizada y desigual lucha, resultó con cinco mortales heridas en el pecho y vientre, quedando al descubierto parte del pulmón izquierdo y los intestinos delgados que cayeron al suelo durante el combate, y que Aguilera tuvo que recoger después de terminado todo.
     Tan brillante hecho de armas le valió el empleo de capitán; recogido y trasladado al hospital de Nuevitas, tras una larga convalecencia logro restablecerse aunque no del todo y siguió ya por corto tiempo las operaciones de campaña mandando las contraguerrillas del Rey, viéndose obligado a regresar a la península con seis meses de licencia para completar su curación”.

        De todas estas circunstancias, por origen y nacimiento, se hizo eco la prensa cordobesa de la época. Imagino que la jiennense le tributaría el mismo trato.
     El 2 de octubre de 1872 desembarcaba en el puerto de Santander el vapor-correo Guipúzcoa que devolvía al ya capitán Aguilera a su tierra.
     Tanto en Bujalance como en Porcuna, en base a lo aireados que habían sido sus servicios de armas en la prensa, suponemos que se le tuvieron que tributar sendos homenajes, durante ese periodo de tiempo que permaneció al lado de los suyos.

      Un nuevo conflicto le aguardaba: “las sublevaciones cantonales” (julio de 1873) que se desencadenan durante la I Republica. Nuevamente iba a sufrir sobre sus carnes los efectos de la guerra cuando participaba en el asedio al que fue sometido el "Cantón de Cartagena", foco de irradiación  de aquella insurrección que se extendería por diferentes puntos de la geografía nacional: 


El Imparcial 6 de diciembre de 1873

     Aquella nueva acción repercutiría sobre su carrera con un nuevo ascenso. Con tal sólo 28 años consolida la efectividad del empleo de Comandante.
     Rendida Cartagena y apaciguado aquel movimiento cantonal sus servicios se desplazan hacía otro frente, que ya llevaba abierto desde 1872, la Tercera Guerra Carlista.

    Interrumpimos, de momento, este recorrido por la trayectoria profesional del coronel Aguilera que seguirá deparándonos nuevos episodios sobre su manifiesta y acreditada valía para la carrera de las armas.

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