El nombre de
Porcuna se asocia instintivamente al vocablo latino “porcus” (puerco). La
inevitable sociedad, la imaginación y una desaparecida lápida de la antigua
Obulco, le sirvieron al historiador y arqueólogo cordobés Ambrosio de Morales
(1513-1591) para sentar una teoría sobre el origen del topónimo que se
perpetuaría entre los estudiosos y eruditos durante varios siglos.
Dice Ambrosio de Morales en Las Antigüedadesde las ciudades de España que van nombradas en la corónica con las averiguaciones de sus sitios y nombres antiguos (1ª edición del año 1575):
La
citada piedra está allí en Porcuna en la Iglesia de San Benito, y tiene letras
que dicen así:
Esta piedra en su talle es
muy diferente de todas quantas yo he visto. Porqué siendo larga como columna,
hace un hemiciclo cóncavo acia dentro. Y pienso, que como la dedicación era de cosa
extraordinaria y monstruosa, así
quisieron también que fuese la figura de la piedra extraña. Lo que tiene
escrito dice así en castellano:
Dictamen-conjetura
final de Ambrosio de Morales:
Como
en la piedra no parece estar muy claro que tal puerca como ésta hubiese parido
así en Porcuna, y se hubiese hecho tal sacrificio della, podríamos decir, que
por haber sido una puerca con su parto de treinta lechones muy buen agüero para la fundación de la
Ciudad de Roma, como en Virgilio aparece, los de Porcuna le pusieron esta
piedra y estatua a aquella puerca antigua, que Eneas halló por señal para la primera
fundación y origen de Roma, y esto hicieron los de Porcuna, o por lisonjear a
Julio Cesar, que se jactaba venir de la sangre de Eneas, o por dar buen agüero
del acrecentamiento de su ciudad…
Sea cualquiera de estas dos cosas, o que
pario la puerca en Porcuna, que es lo más verosímil, o que por estotras causas
se hizo su estatua y esta piedra, della podemos bien conjeturar, que las gentes
poco a poco comenzaron a llamar Porcuna a aquel lugar, donde tan famosa fue
aquella puerca. Y no deben desdeñar desto los de aquella villa tan principal,
pues de cualquier manera que fuese, tuvo (según la mala credulidad de los
Gentiles) no menor agüero que la ciudad de Roma señora de todo el mundo.
La
tesis se perpetúa desde el momento en que varios autores y diferentes obras de
carácter geográfico o enciclopédico la siguen recogiendo. Una nueva edición de “Las Antigüedades de las ciudades de España…” en el año 1792 (de la que me estoy sirviendo)
prolongaría la conjetura marrana casi hasta las puertas del siglo XX.
El primer
estudio etimológico serio sobre el origen del nombre de Porcuna, que terminaba
por desmontar y desechar definitivamente la antigua tesis de Ambrosio de
Morales, y otras de similar fantasía, salió de la pluma de un orientalista,
arabista, lexicógrafo e historiador llamado Francisco J. Simonet.
Su opinión, que debió ser esbozada en las
décadas finales del XIX (fallece en 1897), permanece inédita hasta principios
del XX, en que el Dr. Rodolfo del Castillo la incluye en un artículo, que bajo
el título de “La oftalmología en tiempos de los romanos” se publica en la
Revista Ibero-Americana de Ciencias Médicas (marzo de 1901). Los apuntes
originales del catedrático de árabe de la Universidad de Granada salen precisamente de la colección de documentos
inéditos de un hijo ilustre de Porcuna, el Dr. Don Toribio Herrero López, por aquel entonces catedrático
auxiliar del Instituto de segunda enseñanza de Córdoba.
Don Toribio
Dice al
respecto Simonet:
“Su origen se halla envuelto en las
nebulosidades de la historia. En la época romana la mencionan los historiadores
con el nombre de Obulco. Debió ser población de alguna importancia, puesto que
los historiadores la mencionan al lado de Emérita Augusta (Mérida), Cesar
Augusta (Zaragoza) y otras de este orden.
De Obulco paso a llamarse Obulcone, ablativo de Obulconis. Vinieron los árabes y al
arabizar el nombre la llamarón Bolcuna;
y así como los romanos de Obulco pasaron a llamarle Obulcone, los árabes de
Bolcuna pasaron a denominarle Borcuna,
y últimamente nosotros, siéndonos más sencillo y claro pronunciar Porcuna que Borcuna, la llamamos Porcuna”.
No recuerdo
exactamente donde lo he leído, ni si la referencia es fidedigna o no, pero
viene hasta la mente la presunción de que, en determinado momento de la
historia y entre determinados sectores influyentes de la ciudadanía, las
connotaciones marranas del origen de la ciudad no eran aceptadas con agrado,
hasta el punto de que las autoridades llegaron a proponer la adopción del
antiguo nombre de Obulco en sustitución de Porcuna (reclamo auxilio
historiadores para verificar si se trata de leyenda o realidad).
Las últimas palabras de Simonet parecen ir
encaminadas en ese sentido reparador:
“Me
he detenido algo en buscar el origen de este nombre para que no se crea el
hablilla tradicional del vulgo, que dice llamarse Porcuna de una puerca que
parió treinta lechones. Hablilla que ninguna honra da a este pueblo, y que
algunos, entre ellos el Sr. Mellado, en su Diccionario Universal de Historia,
han elevado a tradición. Cierto es que en este pueblo y en la ermita del
milagroso San Benito, se conserva una piedra en cuya superficie se ve una
puerca con muchos hijuelos, pero esta piedra ¿quién nos ha dicho que simbolice
el hecho real de haber parido una puerca treinta puerquecillos, y sobre todo,
de haberse llamado de aquí Porcuna? Indudablemente un artista del buen humor, o
tal vez para zaherir el innoble origen que a este pueblo gratuitamente quería
atribuirse…
Porcuna
batió monedas en número y forma que sus caracteres han fatigado a los sabios y
por sus símbolos demuestran claramente la fertilidad de sus campos, la
abundancia de sus productos y el valor de sus ciudadanos”.
Por
el simple hecho de haber salido dicho manuscrito de entre los papeles de
Toribio Herrero y por su clara línea aclaradora y correctora para con los
intereses locales, bien pudiera tratarse de un informe tras consulta previa al
reputado especialista Simonet, con cuyo dictamen se pretendía acabar
definitivamente con la guasa marrana en torno a los orígenes de la antigua Urbs
Victrix Nobilis (Obulco Municipio Pontificense).
Aquello debió de guardarlo Don Toribio como un tesoro de erudición, hasta
que en 1901 decidiera ponerlo en manos del oftalmólogo y egiptólogo Rodolfo del
Castillo para que lo divulgara en los medios científicos, si es que ya no lo
hiciera, con anterioridad, el propio Simonet.
Las aseveraciones etimológicas del catedrático Simonet
difieren poco o casi nada de las científicas que se barajan en la actualidad
(véase Origen de la ciudad y del nombre de Porcuna en
el blog del cronista oficial).
Pese a estos esfuerzos finales de lexicógrafos y
estudiosos, los naturales de Porcuna, así como los de Churriana, no se librarán
de la guasa marrana que propician sus respectivos topónimos.
Todo este tostón historicista y bibliográfico, no deja
de ser un mero prolegómeno para ocuparme en un futuro, casi inmediato, de como
esa guasa relacionada con Porcuna trasciende alguna que otra vez a la expresión
literaria, deteniéndonos especialmente en su frecuente comparecencia en las
secciones reservadas al humor, al sarcasmo e ironía de las diferentes cabeceras
de prensa en los siglos XIX y XX.
NOTA: La fotografía de don Toribio Herrero es
fruto de la generosidad que viene demostrando, a la hora de compartir
fotografías antiguas y documentos, mi tocayo Alberto Ruiz de Adana Garrido.
Muy interesante Alberto,he pasado el finde en Castro disfrutando de ARS OLEA .
ResponderEliminarTodavía no has pasado por mi blog para recoger los tres premios.Saludos
Visita mis blogs y participa haciéndote miembro o seguidor@
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Alberto lo del intento de cambio de nombre lo recoge tu tío en su Historia pág 115: “A propuesta del Concejal DON JUAN MORA MONTILLA y con fecha 12 de Julio de 1911, se solicita del Poder Público el cambio del nombre de Porcuna por la antigua denominación de OBULCO, al objeto de evitar las torcidas e inexactas apreciaciones que, sobre el nombre del origen de la Ciudad, lanzara el historiador cordobés AMBROSIO DE MORALES, basándose en una lápida aparecida en San Benito, de la que tratamos en el Lapidario Romano”. Aunque como le ocurre otras veces nos dejó con la miel en los labios al no mostrarnos el reenlace.
ResponderEliminarYa hemos tenido ocasión varias veces de manifestar la ingente labor investigadora desarrollada por tu tío, aunque también hemos hecho referencia a su gran defecto de no citar las fuentes o dejar las cosas a medias y sumirnos en grandes enigmas, viene esto a que quizás tú hayas descifrado uno de ellos.
Verás en su callejero cuando habla de don Toribio Herrero, al que naturaliza el 27 de abril de 1854 en Alcázar de San Juan, dice: “Recogió en un pequeño diccionario el vocabulario popular de Porcuna y es el autor de un folleto titulado "NOTICIAS DE LA VILLA DE PORCUNA" que fue utilizado para sus propios fines por un conocido historiador de la época. En dicho códice se hablaba de hallazgos históricos hechos por D. Toribio, pero utilizados por el aprovechado historiador”. Del diccionario manifiesta tu tío en su Historia pág 90: “Aunque no llegara a publicarlo, hemos tenido ocasión de ver un borrador de un pequeño diccionario, en el que dicho señor iba recogiendo todo el vocabulario popular de Porcuna, con reflexiones sobre el particular”.
Según parece el folleto “Noticias de la Villa de Porcuna” sí debió ser publicado, pregunté por él a varios descendientes de don Toribio sin que tuvieran constancia, he intentado durante muchos años averiguar quien pudo ser el conocido historiador de la época sin éxito. Ahora creo que tú has dado con él y que debió ser Francisco J. Simonet en alguna de sus obras, pero tropezamos con que estas obras es difícil consultarlas en Internet, al menos eso me parece a mí, porque no están completas, en fin es una nueva línea de investigación, pues no creo que tu tío se refiriera a Rodolfo del Castillo y a su publicación de un ámbito muy restringido.
Como ves tu tío no deja de hacernos trabajar para descifrar los vacíos que dejó en su obra.
El problema de consultar la obra de mi tío a estos efectos es la dificultad de localizar algunas de sus informaciones, a no ser que las tengas previamente indizadas. Para eso soy un desastre. Esta misma mañana me he paseado por sus páginas a la búsqueda de esa noticia sobre el cambio de nombre y terminé aburriéndome. Con respecto a Simonet, como fue Catedrático de la Universidad de Granada, entre los fondos de su biblioteca tiene que conservarse el grueso de su obra. Sería cuestión de buscar el momento para echarle un vistazo. Muchas gracias por las aclaraciones.
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