Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

13 septiembre 2012

Castro del Río: Nuevos valores de la tauromaquia.



TERCERA Y ÚLTIMA DE FERIA


     Abusando traidoramente de la confianza, refugiado en la distancia y aprovechándome de que los interfectos, a los que promociono artísticamente, lo más probable es que durante estos días anden estregaos al parrandeo que se pone en práctica en la particular manera de vivir la feria durante el día en la localidad cordobesa de Castro del Río, que algunos valientes saben incluso empalmar con la de la noche, intentaré trazar unas semblanzas sobre estos nuevos valores de la tauromaquia, nacidos a orillas del Guadajoz, de cuya carrera artística pretendo hacerme responsable a partir de ahora.
     Me estoy refiriendo a los ya famosos y populares, Rafael Arroyo “Arroyito” (barajo otros nombres con más gancho para los carteles) y Pepín II “Tabernerito” Hasta ahora su paso por esta arriesgada profesión se limita a la adquisición de unos bonitos y completos trajes de luces, que llevan ya luciendo durante varias temporadas en las fiestas del carnaval. Se ve que les ha gustado ese porte gallardo que otorga el vestuario (por lo de la marca) que desisten de cambiar. Aunque si no me falla la visión, este pasado año quiero recordar que recurrieron a unos tipos de color purpura con bonete (demasiada dignidad para personajes tan populares).
     Son precisamente esas fotos que tienen colgadas en sus muros de facebook y su espectacular parecido físico con grandes maestros del toreo actual como Cayetano Rivera o Manzanares, por citar sólo algunos de los más aclamados y admirados entre las del bello sexo, las que me han servido de espoleo para involucrarme en su lanzamiento, a ver si de camino fuéramos capaces de ir saliendo poco a poco de la estrecheces económicas que algunos estamos ya padeciendo.
     Como ya he referido, su experiencia es mayormente de salón y escaparate, aunque me consta que valor no les falta a ninguno de los dos.


     "Arroyito", es el nombre artístico con el que le bautizó en su más tierna infancia un ganadero, intimo de su señor padre. Fue en una Feria Real cuando se le presentó la oportunidad de debutar en un festival taurino celebrado en las cabrerizas de su mentor ante un lustroso choto negro bragado. Aunque de cornamenta incipiente, su lidia precisó de un importante derroche de valor por parte del aspirante. Los encargados de dar muerte y posterior aderezo de la res fueron los miembros de la cuadrilla, capaces de dar buena cuenta del mismo regado con los reglamentarios caldos de la tierra.

    No llegó a materializarse aquel proyecto de torero porqué su inclinación por la canaricultura terminó desplazando a la taurina. Hoy, en su nueva finca, se consagra al cultivo de hortalizas, consolidado ya como un experimentado criador de aves de todas clases (su especialidad los chamarines). De manera que huevos, lo que se dice huevos no le faltan al figura (de todos los colores y tamaños, y mu bien organizaicos).

Su ponedero

     Para su regreso a los ruedos barajo otros apodos diferentes al original. Creo que Niño de las Coles o Hortelanito se ajustan mejor al momento actual.


     Con respecto a “Tabernerito”, aunque lo suyo históricamente ha sido el deporte de la pelota (de los mejores peloteros castreños de las últimas décadas), nunca le faltó valor y coraje a la hora de exponer el físico ante las acometidas de las defensas rivales, ni tampoco para lidiar detrás de una barra con la popular y peculiar clientela de la famosa taberna de barrio que regentó su padre. A ese arrojo creo que se le puede y de se le debe sacar partido.

     Que no se levanten falsas expectativas ante una inminente presentación en público. Quiero planificar sesudamente (estilo Pipo pero sin cigarro puro) la manera de poder lanzarlos al estrellato con ciertas garantías. Si tuviéramos la suerte de poder acceder a la ayuda económica de la concejalía de festejos o al patrocinio de firmas comerciales como Pepsi Cola o Cruzcampo, que deberían mostrarse interesadas en su lanzamiento, debutarían en lides taurinas reales con un emocionante y reñido mano a mano para la festividad de San Marcos (patrón de la localidad) a celebrar en el frondoso paraje de la Fabrica de la Luz donde se desarrolla esta popular acampada festiva (público y sombra garantizada).
    Espero que para entonces el rio haya recuperado su caudal habitual, ya que para su presentación ante la afición castreña les tengo reservados "6 galápagos 6", de la acreditada ganadería del Marqués de la Ribera del Guadajóz.


     El proyecto requiere los oportunos permisos de la Delegación Provincial de Medio Ambiente y de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, despejar la incógnita sobre si el ganado a lidiar está catalogado como especie protegida, y por supuesto, obtener el beneplácito de asociaciones protectoras y colectivos ecologistas, comprometiéndose a que los morlacos ribereños no van a recibir ningún tipo de maltrato.

     Había pensado que un funcionario público, íntimo de los matadores, bien relacionado con las altas instancias administrativas y gubernativas, podría resultarnos de gran ayuda a la hora de salvar posibles trabas. Se le reservará, como es lógico, un buen porcentaje en los beneficios y algo más por si hubiera que comprar alguna voluntad ajena. En este mundillo, para triunfar plenamente, no valen prejuicios de carácter moral.
     Antes, tendríamos que calibrar el trapío y juego que pueda dar este tipo de ganado en un tentadero campero (paella incluida), para no defraudar a los potenciales paganos dispuestos a pasar por caja en la explanada acondicionada al efecto.

Tabernerito

    Lo de matadores es por el uso de la costumbre. Aquí no se mata nada y a nadie. El negocio está precisamente en dejar el ganado con vida. Si fuéramos capaces de adiestrarlos para que a su ritmo se pudieran hilvanar unas buenas tandas de naturales rematadas con su correspondiente pase de pecho, tendríamos un hueco seguro en las mejores ferias de España y hasta para hacer la temporada invernal en las Américas.

Niño de las Coles

(obsérvense voladeros y ponederos al fondo)


     Que no se preocupe el maestro que ya pagaremos a alguien para que se ocupe del huerto y de las aves ponedoras. Con dos o tres temporadas buenas, tampoco hay que ser demasiado ambiciosos y tentar la suerte (siempre existe el riesgo de una peligrosa cogida), nos hacemos con varios cortijos en la campiña (cereal, olivar y viñas con lagar), así como de una hermosa finca en la sierra con bellotas para cochinos chatos.


     Eso sin contar los ingresos generados por derechos de imagen y caché en programas morbosos de la caja tonta. Tenemos que contar con el visto bueno de sus respectivas familias para tramar algún que otro montaje de perdularios, que eso vende mucho. Para el Niño de las Coles lo que mejor le cuadra es una verdulera que le enseñe a hacer “la lechuguita” como a Jesulín. A Tabernerito a ver si pudiéramos introducirlo en la casa de Alba con la Eugenia.

     Vale ya de disparates guasones que me están empezando a salir billetes de quinientos euros por las orejas. ¿Serán alucinaciones por falta de nicotina?
     Ruego encarecidamente la máxima discreción a aquellos castreños que durante estos días hagan el paseíllo, compartan plaza en caseta o cualquier otro establecimiento de hostelería con alguno de mis patrocinados. No quiero que mis ilusiones y quimeras se derrumben a las primeras de cambio. Ya me los trabajo yo personalmente a través del facebook. Se aceptan colaboradores para la posterior campaña de promoción.

     Para despedirme recurro de unas letrillas alusivas, interpretadas por una murga de mi pueblo durante los carnavales de los años treinta:

Esta murga de toreros

aunque somos pequeñitos

tenemos más contratas

que Belmonte y Joselito.

En la primera contrata

estuvimos muy valientes

estuvimos toreando

a los hortelanos de la fuencaliente..."

     Me da la impresión de que estamos abusando de la verdura y del noble gremio de hortelanos. Y ahora que me acuerdo, no me quedan lechugas para la ensalada nocturna. Habrá que tirar de las rabanillas tiernas que están bien sabrosas.

11 septiembre 2012

Feria Real de Castro del Río del año 1858 (días 16, 17 y 18 del mes de septiembre).



     En primer lugar darles las gracias a responsables y trabajadores municipales por la cuidada edición de la tradicional Revista de Feria y su moderna iniciativa de digitalizarla y colgarla en la red, lo que nos permite a ausentes y curiosos acceder a sus contenidos en tiempo y forma. En otros municipios afines viven aún en el siglo XX a este respecto.

     Hará como un mes, que el señor coordinador de la misma, a quien le tengo otorgadas facultades plenipotenciarias para hacer y disponer a su antojo sobre todo cuanto por aquí asoma, se puso en contacto con un servidor para hacerme saber que iba a tirar de alguno de los artículos que con la etiqueta de memoria festiva le tengo dedicados a la ya casi bicentenaria Feria Real de Castro del Rio.

  
     Finalmente, según aparece, se ha optado por esas crónicas-reseñas en las que se refleja la manera que tenían los castreños/as de divertirse durante las dos primeras décadas del siglo XX.
     El hecho de ver esos artículos plasmados en papel impreso es algo que no me desagrada, pues creo que así se le da oportunidad para su lectura y conocimiento a todas aquellas personas poco a nada familiarizadas con las nuevas tecnologías, especialmente esos mayores nacidos en fechas muy cercanas a las referidas.
     En un principio pensé que se iba a echar mano de ese otro artículo sobre los orígenes y cambio de fecha operado en el calendario tradicional de esta feria de ganado, que titulé como “Una Feria casi bicentenaria”. Supongo que lo habrán reservado para cuando llegue el cumpleaños. En aras de esa futura conmemoración aporto un nuevo documento obtenido en uno de de mis habituales paseos por las páginas de la prensa histórica. Estaba buscando pan y me encontré con un queso (más sustancioso).
     Se trata de un anuncio insertado en el Diario de Córdoba con cargo a la Municipalidad, que nos permite certificar el año exacto en que la Feria de Castro pasa a celebrarse los días 16, 17 y 18 de septiembre. El cambio, como ya intuíamos, obedece al propósito de las autoridades locales de reactivar ese mercado, que por competencia de otros cercanos parece que no terminaba de alcanzar el grado de participación deseable.


FERIA DE CASTRO DEL RIO


      La que se celebra en esta Villa en los días 22, 23 y 24 se Septiembre de cada año, ha sido trasladada con superior aprobación al 16, 17 y 18 del propio mes. Esta innovación que facilita la concurrencia a la Feria de los comerciantes, especuladores, labradores y ganaderos sin perjudicar las demás, cree la Municipalidad que redundará en su engrandecimiento y ventajas.
     La estación, un lugar espacioso y ameno para celebrar la Feria que no tiene impuestos ni gabelas, una población surtida por su suelo de los artículos más precisos para la vida, y un rio contiguo para abrevadero y descanso de los ganados, todo hace esperar que dicha feria prosperé en beneficio público, y para conseguirlo el Ayuntamiento tiene tomadas otras medidas que asegurarán la comodidad y bien estar de los concurrentes.

     Castro del Río, 31 del Julio de 1858.

     
     Como podrán comprobar se libera a los concurrentes a este mercado de cargas impositivas para promocionarla. He intentado localizar en los años siguientes noticias con las que verificar el éxito alcanzado por estas iniciativas.
     Por aquellos años los contenidos de los diarios provinciales apenas si reservaban espacio a noticias y acontecimientos relacionados con los pueblos, mayormente por limitaciones de espacio, aislamiento o por no hallarse generalizada aún la existencia de corresponsales en las distintas localidades, donde en raras ocasiones los periódicos llegarían con frescura a sus suscriptores.     
     Por lo pronto, la del año 1860, sería suspendida por miedo a que se extendiera alguna de esas enfermedades infectocontagiosas que solían cebarse de vez en cuando con las poblaciones en los meses estivales:
 
La Alborada (14 de septiembre de 1860)
 
 

     A partir del año 1866 el entorno del recinto ferial se vería considerablemente engrandecido y embellecido con la inauguración de la Nueva Puerta del Puente.



     Esta puerta con sus arcos, que entorpecían el tránsito de los modernos vehículos automóviles, desapareció casi a la par que las transacciones de ganado que dieron origen a la Feria.
     Durante las últimas décadas, ya perdida su esencia original, se procura ajustar la programación festiva lo mejor posible a esas fechas tradicionales. Su alteración depende del calendario del año en curso, procurando siempre que el último día de feria caiga en sábado. Acertada decisión, que permite a quienes residen fuera del municipio disponer al menos de un par de días para disfrutar de la feria de su pueblo. A destacar la especial densidad de visitantes de la vecina villa de Espejo (casquetas) en esa última jornada.

     Feliz Feria Real a todos/as (casquetas y carteyanos incluidos) y los aficionados estén atentos a próximos carteles taurinos.

09 septiembre 2012

Castro del Río: "Las novilladas festivas de 1968".


    
      Cuando me interesé por la figura y andadura del torero castreño Francisco Villalba “El Feo”, me serví del anuncio de dos festejos taurinos y otras noticias que aparecieron en la revista-programa de Feria del año 1968, que generosamente como siempre, puso ante mis ojos el impresor Francisco Morales a través de su único heredero.



     En posteriores pesquisas conseguí contactar con el ex novillero rambleño Juan Hidalgo, compañero de cartel de “El Feo” en una de aquellas novilladas sin picadores celebradas durante la Feria Real de Castro del Río del referido año. Este buen hombre, ligado aún al mundo taurino como aficionado práctico y promotor de eventos taurinos en su pueblo, se mostró receptivo desde un primer momento con la idea de recuperar la memoria de aquellos toreros, que aunque no llegaran a triunfar y a vivir plenamente de esta difícil profesión, fueron capaces de movilizar los medios a su alcance en pro de la consecución de tan ansiado objetivo.
     Juanito, como le gusta que le llamen sus amigos, gentilmente me proporcionó el cartel original de aquel ciclo festivo, así como otro anterior de la Feria de Santiago, en el que también compartió plaza con el prometedor novillero castreño.
     Estamos pues ante una serie de novilladas organizadas ex profeso para rodaje y lucimiento de El Feo ante sus atentos y entusiasmados paisanos:

     “Ese muchacho humilde y sencillo, que con ahincó y tenacidad lucha y trabaja para abrirse paso en el arte que constituye su verdadera vocación y esperanza: EL TOREO”.

     La expectación que se organizó en Castro del Río “ante la posibilidad de que en fechas muy próximas la población pudiera contar con su torero” fue la responsable de la repentina inclusión de los toros en las programaciones festivas de esta localidad cordobesa, de las que se hallaba ausente desde los albores de la segunda década del siglo XX, exceptuando una especie de corrida mixta organizada en la posguerra.
     El entrecomillado pertenece al capotazo que José García Carrasquilla (el popular escribiente de la secretaría del Ayuntamiento), intentara echararle a este joven castreño empecinado en convertirse en torero:


(El artículo completo de Carrasquilla titulado “Un torero castreño está llegando” puede leerse completo en aquella primera entrada dedicada a El Feo)
     En los comentarios de aquella entrada de aproximación, que subtitulé “Aprendiendo a ser torero”, demandaba colaboración con vistas a seguir desentrañando incógnitas en torno a su posterior trayectoria. Una de sus hijas y José Luis Gran Gallego “Romito”, autor de la monografía que utilicé básicamente para documentarme, casi a la par, me proporcionaron su número de teléfono. Intenté ponerme en contacto con él en varias ocasiones sin conseguirlo. Dejé el tema como aparcado y fui dilatando en el tiempo esa entrevista telefónica, que todavía no ha llegado a producirse, entre otras cosas, porque me retuvieron temores de meterme en empresas que sobrepasen mi capacidad de trabajo.
     Tal vez, por mi sui generis afición por los toros, creo no ser la persona adecuada para abordar un trabajo de carácter biográfico de una envergadura que vaya algo más allá de unas insignificantes entradas en un blog personal. El propio José Luis Gran “Romito”, amigo personal de nuestro protagonista y “contador consagrado de historias taurinas”, avalado por una ya dilatada experiencia en publicaciones en las que consigue adentrarse sabiamente en esa intrahistoria del mundo de los toros a base de anécdotas y vivencias personales, creo que sería la persona ideal para tal empresa. Estoy dispuesto a colaborar con una colección de recortes de prensa que mantengo almacenada.
     De momento, aprovechando el inminente inicio de la Feria Real de Castro del Río, transcurrido ya casi medio siglo de aquel primer y creo que único contacto de El Feo con la afición taurina de su pueblo, desgranaremos y nos detendremos brevemente en la información que nos suministran esos carteles cedidos gentilmente por el ex novillero Juan Hidalgo de la Rambla (Córdoba).


Feria de Santiago
    
    Tal como se puede apreciar, figura como empresario el ex matador de toros jiennense Pablo Sabio González (Parrao), aunque según Juan Hidalgo realmente detrás de la organización de aquellos festejos  se hallaba el popular apoderado Rafael Sánchez Ortiz “Pipo” , que después de descubrir y promocionar la carrera de grandes figuras del toreo como Manuel Benítez “El Cordobés” o el linarense José Fuentes, andaba a la búsqueda de nuevos valores.

     En aras de la también necesaria e imprescindible rentabilidad empresarial, supo conformar unos carteles compuestos exclusivamente por aspirantes de la comarca, que durante aquellos años de especial fiebre por la tauromaquia, venía a garantizar la venta completa del aforo de una coqueta plaza portátil (la más bonita y cómoda de España) instalada a las afueras de la población.

     De los ocho novillos adquiridos por el empresario para los festejos del mes de julio, cuatro estaban reservados para el torero local, dos para el también emergente novillero de la vecina y hermana localidad de Espejo, Antonio Porras, y uno respectivamente para José García “El Carteyano” y el amigo Juan Hidalgo, que según pudo contarme tuvo conocimiento de aquella oportunidad hallándose convaleciente de una cornada en el sanatorio de toreros de Madrid de boca de el mozo de espadas de “El Purí”.

     La trayectoria de Antonio Porras Lucena, único que llegaría a convertirse con el tiempo en matador de toros, precisamente apoderado por el Pipo, puede consultarse en el enlace que acompaña a su nombre y apellidos.
     De “El Carteyano” disponemos de escasa información. Conocemos que irrumpió con fuerza a principios de la década de los 60 con una serie de exitosas actuaciones en la plaza de toros de Cabra. El Maestro Rodríguez, director de la banda municipal de Cabrá, llego a componer un pasodoble en su honor. Por estas fechas era ya un novillero venido a menos, a quién no favoreció la suerte tras su debut con picadores (1964).
     Las expectativas que surgieron en torno a él, sirvieron al menos durante un tiempo como nexo de unión entre los numerosas personas de aquella naturaleza (Nueva Carteya) emigradas e instaladas en la industrial localidad barcelonesa de Tarrasa, que llegaron a constituir una la tertulia taurina bautizada como “El Carteyano”, con sede en el "Bar Gran Parada", lugar habitual de descarga y suministro de los tan añorados productos de la tierra (aceite y vino).
     De Juanito Hidalgo les dejo, de momento, con un cartel y una bonita foto de sus inicios como becerrista.



    Completa el cartel el obligado patrocinio publicitario, en este caso con el famoso motivo taurino y los productos de la casa Osborne, y lo que costó en pesetas ver estas corridas a quienes se congregaran en aquella plaza.



Feria Real



     El presumible éxito en taquilla de aquel primer ciclo animaría a Pipo a organizar una segunda tanda de novilladas, ahora con una poquita más de envergadura (seis novillos por festejo). Repiten los mismos espadas de julio, con la salvedad de El Carteyano sustituido por el granadino “El Zoilo”, de cuya promoción ya se venía ocupando este peculiar apoderado y marisquero cordobés
    
     Lo más probable es que las crónicas de estas corridas llegaran a publicarse en la prensa provincial. Como disponemos del testimonio de uno de sus protagonistas, sabemos que en la tarde del 18 la presidencia se mostró excesivamente benévola y dadivosa o los novilleros rayaron la perfección (Hidalgo y Porras cuatro orejas y un rabo cada uno, y el local que parece estuvo ligeramente más deslucido que sus compañeros, otras cuatro orejas pero sin rabo).

     En la fotografía que mostramos, procedente de la colección particular de Juan Pinillos Criado “Juanele”, se aprecia como es triunfalmente sacado a hombros por los aficionados locales portando orejas y rabo, por lo que debe de corresponderse pues con la del día anterior.
     Aunque no pertenezca a esta serie de festejos, utilizo para ilustrar otra espectacular foto de las que me remitió Juan Hidalgo que se corresponde aproximadamente a esa misma fecha.

     A Juan Hidalgo, por simple agradecimiento, tengo pensado dedicarle una entrada aparte (si las fuentes y este buen hombre, de carácter humilde y afable, me lo consiente).

     Para cerrar, inserto unas ilustraciones y fotografías de “El Porras” de Espejo, el único que llegaría a doctorarse de matador de toros, aunque con no demasiada suerte. Lo que más trasciende del arte de este torero espejeño es la recuperación de la antigua suerte taurina del salto de la garrocha. Creo que ejecutándola sufriría una grave cogida que de alguna manera determino el fin de su carrera.




     Me consta que Juan Hidalgo mantiene amistad y comunicación con Antonio Porras. La última vez que mantuve conversación con él, vía facebook, le proporcioné el teléfono de Francisco Villalba “El Feo”. Por su cabeza rondaba la posibilidad de organizar una reunión de amigos y compañeros en la que salieran a relucir esos viejos recuerdos, como por ejemplo estas exitosas novilladas de Castro del Río en las participaron juntos. Desconozco si finalmente sus respectivos calendarios y ocupaciones permitirían que se materializase aquel deseo.

30 agosto 2012

CORONEL AGUILERA (2ª p. y final)



     El retratado es el General Calleja, a cuyas órdenes y tutela el bizarro militar Aurelio Aguilera desarrollaría gran parte del resto de su carrera profesional.

     La habíamos interrumpido con el empleo de comandante y a punto de incorporarse a un nuevo frente bélico ya abierto, la Tercera Guerra Carlista.
     Durante buena parte del año 1874 el comandante Aguilera opera en la zona Centro, por primera vez a las órdenes de Calleja, en misiones de persecución y hostigamiento de las partidas carlistas. Sus tropas tomarían parte activa en las acciones de Puente de Contreras, Minglanilla, Monserrat, Domeño y la Salada.
     Una de las escaramuzas más enfatizada por la prensa es la protagonizada en Puente de Vadillos (Cuenca):

(La Época 5 de mayo de 1874)
     En el mes de septiembre acompaña al brigadier Calleja, nombrado gobernador militar de Guipúzcoa, siéndole confiada la comandancia de Pasajes, asistiendo a los combates definitivos dados en  la ciudad de Irún los días 10 y 11 de noviembre de 1874, para levantar el asedio y bombardeo al que se veía sometida esta población por parte del ejercito carlista desde el día 4. El propio pretendiente Don Carlos, en vísperas del combate definitivo se personó en el campo de batalla para elevar la moral de sus partidarios.
 

       El éxito de aquella campaña se traduce en un nuevo premio: el ascenso a Teniente Coronel.
     Las huestes carlistas no terminaban de renunciar a sus pretensiones, por lo que nuevos escenarios bélicos le esperaban a lo largo del año 1875.
     Desde el 26 de enero al 8 de febrero contribuyó a la definitiva liberación de Pamplona. En mayo se destaca en las acciones de la Cogulla y de la Pobleta (comarca del Maestrazgo). Nuevos batidas en la Ginebresa, Tronchón y Mirambel:





     En 1876, ya finalizada la guerra carlista, el General Calleja es destinado a Cuba como 2º Capitán General, reclamando al Tte. Coronel Aguilera como ayudante de campo.
     Aquellos patriotas cubanos, que habían iniciado la guerra en demanda de su independencia con respecto a la colonia y que de camino abogaban por la supresión de la esclavitud (fueron numerosos los de este estado que se sumaron a la causa), no terminaban de ceder en sus pretensiones.


     Aurelio Aguilera, parece ser que no se resignaba al cómodo puesto en la retaguardia que se le había encomendado, por lo que en 1877 solicita participar en las operaciones directas, concediéndosele en comisión el mando del batallón de cazadores del Duero, a cuyo frente participó en importantes misiones en Puerto Príncipe, que le fueron recompensadas con la encomienda de Isabel la Católica. Una larga concatenación de batidas sobre posiciones dominadas por los independentistas: Chorrillo, Loma Alta, Sebastopol, Sierrecita, La Concepción, la Aurora…
     A destacar, la operación de Carril del Taller en la que sus tropas echan abajo los talleres de zapatería y herrería de los que se aprovisionaban las tropas mambises, confiscando una imprenta, poniendo bajo su control fabricas de pólvora y fulminantes y recogiendo 57.000 capsulas para fusil Remington. También arrasaron muchas y numerosas siembras hechas por los nativos en la espesura del monte y sacaron de aquellas selvas crecido número de hombres, mujeres y niños (las víctimas inocentes de todos los conflictos).

     Al finalizar aquel intenso año de campaña era promovido al empleo de Coronel.
     Al mando de su regimiento, prosiguieron las batidas y misiones de hostigamiento contra los rebeldes. Alguna que otra vez le tocaría actuar a la defensiva. El 22 de octubre, estando en Ficotea, cuando la tropa se afanaba en la elaboración del rancho, fueron atacados de improvisto, por las partidas reunidas del departamento del Centro al mando del generalísimo Máximo Gómez, Royo, Benítez y cinco diputados de la Cámara. Las crónicas de este lado nos remiten a que fue rechazado enérgicamente aquel ataque, siendo perseguidos los asaltantes por espacio de cinco días, recogiéndose varios prisioneros, 25 armamentos y una bandera.


     Para el mes de diciembre de 1877 ya prácticamente se habían suspendido las hostilidades, a lo que se le da carácter oficial con la firma de la Paz de Zanjón en el mes de febrero del año siguiente. Los objetivos fundamentales de aquella guerra, independencia y abolición total de la esclavitud, no se contemplaron siquiera (sólo se le concedió libertad a los esclavos que militaban en las filas mambises) en las negociaciones. Un sector del independentismo, encabezado por Antonio Maceo, disconforme con aquella capitulación no tardaría en reanudar las hostilidades contra la colonia. 
      El coronel Aguilera permanece al frente de su media brigada hasta agosto de 1878 en que se hace cargo del regimiento de la Corona y se le nombra jefe militar de Guantánamo y su jurisdicción.

     En 1879 tendría que hacer frente al estallido de la segunda insurrección: “Gracias a sus acertadas disposiciones y energía, impidió que en su jurisdicción los cabecillas entraran en acción, reduciéndolos a prisión en los momentos críticos de ejecutarlo”. Comerciantes y hacendados de la jurisdicción de Guantánamo supieron agradecerle aquella contención-represión, regalándole una cruz de tercera clase del Mérito Militar con distintivo rojo (de pedrería), autorizada a posteriori por el Ministerio de la Guerra.
    En enero de 1880, pasó sin cesar en el mando del regimiento de la Corona, a mandar la brigada de Baracoa, donde los revoltosos se mostraban más incisivos. Como balance de sus servicios en este nuevo destino la prensa recoge la captura de 314 hombres útiles para tomar las armas (potenciales rebeldes), entre ellos las partidas en pleno de los cabecillas Juan Carreras y Antonio Grave de Peralta, con sus respectivos jefes y oficiales. También se destaca en él un “tacto especial para tratar a la gente del país, atrayéndose la parte más sensata de la jurisdicción que le facilitaban noticias del enemigo” de las que se servía para planificar la batidas: “los insurgentes perdida toda fuerza moral, se presentaban a indulto los pocos que habían quedado en armas”.
     Pacificada y reprimida Baracoa, en vistas de su eficacia, se le encomienda una misión similar en Santa Clara, al mando del Regimiento de Reus, donde transcurre sin demasiados sobresaltos sus servicios para la corona.

Alfonso XII (rey de España entre 1875 y 1885)
     En mayo de 1881 regresó a la península de la mano del General Calleja, con quien había ido a Cuba de ayudante. Sería recibido por el Rey en audiencia particular:

     Llevaba guerreando casi ininterrumpidamente desde la batalla de Alcolea (13 años de su vida). A partir de entonces disfrutará de seguros destinos como ayudante de Calleja en las capitanías generales de Andalucía y Castilla la Vieja (años 1881-83), hasta que se le nombra primer jefe del Regimiento de León (Madrid) que desempeñó hasta su muerte.

     Muy posiblemente, si no le hubiera sobrevenido aquella muerte tan temprana, por experiencia, hubiera tenido la oportunidad de regresar a Cuba cuando en 1886, el general Calleja es nombrado Capitán General de la isla.
     A parte de los continuos ascensos con los que fue premiado a lo largo de su meteórica e intensa carrera, se hallaba en posesión de la encomienda de número de la orden de Isabel la Católica y de la cruz de tercera clase al Merito Militar (a las que ya nos hemos referido), y otras numerosas condecoraciones y distinciones que adornan su hoja de servicios: cruz de San Hermenegildo, una cruz roja de primera clase, dos de segunda, la medalla de Cuba con cuatro pasadores, la de Alfonso XII con los pasadores de Pamplona, Cantavieja y Seo de Urgel, la de la guerra civil con los pasadores de Cantavieja e Irún y dos veces nominado como benemérito de la patria.
     Su entierro fue toda una manifestación de duelo entre el estamento militar de la guarnición madrileña, siendo sepultado en el cementerio de la Sacramental de San Justo, donde no sabemos si aun reposan sus restos.

El Imparcial 4 de octubre de 1885
     Por lo que respecta a la asistencia de familiares al sepelio, las crónicas sólo mencionan la comparecencia de un sobrino, por lo que le suponemos soltero y sin descendencia.

28 agosto 2012

CORONEL AGUILERA (1845-1885). PARTE 1ª




     Como en los comentarios de la última entrada dedicada a la historia de Porcuna (El tren que nunca llegó) se ha suscitado un enriquecedor intercambio de informaciones que han permitido despejar algunas incógnitas en torno a la genealogía del político liberal y ex alcalde,  Don Luis Aguilera y Coca, popularmente conocido como “El Chato”, he considerado oportuno y conveniente emplearme en la biografía de otro destacado miembro de esta familia, su hermano el Coronel Aguilera.
     Aurelio Aguilera y Coca (no Amalio como figura en el pie de foto por error del cajista) nació en Bujalance (Córdoba) el 11 de enero de 1845. Sus padres fueron Antonio Aguilera y Aguilera, natural de Porcuna, y Manuela Coca y Martínez de Azagra, presumiblemente de la misma naturaleza que su hijo.

     El dos de octubre de 1885, a la temprana edad de 39 años, dejaba de existir en Madrid al no poder recuperarse de una afección pulmonar. Su último destino militar, con el grado de coronel y jefe, lo tuvo en el Regimiento de Infantería de León, de guarnición en la capital del reino (Cuartel del Rosario).
     A su muerte, el Ayuntamiento de Porcuna quiso perpetuar su memoria dedicándole la antigua calle de Los Salas, desde entonces nominada como Coronel Aguilera, última graduación alcanzada por este militar a lo largo de su intensa y brillante carrera, marcada por los continuos ascensos por meritos en campaña. El callejero de la ciudad de Bujalance, también mantiene una calle con esa misma denominación.


     La fotografía que encabeza, como se puede apreciar por la marca de agua, procede del diario ABC donde vería la luz en la tardía fecha de 1911, a raíz de que su hermano don Luis Aguilera y Coca remitiera a la redacción de este periódico un folleto “elegantemente editado, e impreso a repetidas instancias de amigos y familiares”, donde quedaba reflejada su hoja oficial de servicios. Fue prologado por Virgilio Anguita Sánchez, diputado a Cortes por el distrito de Martos, y amigo político de Don Luis.

Virgilio Anguita

     “Ante una ejecutoria lo titula el Sr. Anguita, y efectivamente ejecutoria de valor y nobleza es la historia militar del malogrado coronel Aguilera y Coca, honrando nuestra patria las eximias glorias de un héroe. Su hoja de servicios entusiasma. Un periodo de quince años, la mayor parte exponiendo diariamente aquella vida, dedicada a la patria; vencedor en más de cien combates, en las guerras de la isla de Cuba, del Centro, Cataluña, Norte y la Cantonal, en el sitio de Cartagena; muerto de traidora pulmonía, mandando el regimiento de León, de guarnición en Madrid, cuando tenía treinta y nueve años y llevaba varios de coronel efectivo.
     Hombres de su temple y condiciones honran a la patria y debieran ser estímulo para todos los que abrazan la honrosa carrera de las armas”.

De lo publicado junto a la fotografía en el diario ABC (20 de agosto de 1911)
     Este folleto, muy posiblemente se conserve en manos de familiares o amantes de los papeles viejos. No soy demasiado aficionado a las hazañas bélicas (sólo me queda una leve marca de aquellos tebeos de preadolescente), pero como la prensa histórica permite reconstruir detalladamente su hoija se servicios, he considerado que podía ser instructivo abordar tal empeño para conocer, de camino, esos conflictos guerreros que afectaron a la convulsa historia política y militar de nuestro país durante la segunda mitad del siglo XIX.

     Su carrera militar arranca de soldado raso el 18 de junio de 1862 cuando ingresa como voluntario en el batallón de cazadores de Baza. No tardarían en llegarle de manera progresiva los empleos de cabo segundo, cabo primero, sargento segundo y sargento primero. Estos primeros compases militares fueron de guarnición en los distritos de ambas Castillas y Andalucía, integrado dentro del ya referido batallón de cazadores de Baza y en el de Barbastro.
     Su bautizo de fuego tuvo lugar en la famosa Batalla del puente de Alcolea (1868). Su unidad integraba el grueso de tropas realistas mandadas por el Marqués de Novaliches que libraron batalla contra las de los sublevados dirigidas por el General Serrano. Unas mil bajas entre muertos y heridos sumaron los contendientes antes del inicio de las negociaciones de paz, acciones que precipitaron la salida de la reina Isabel II hacia el exilio.


     Ya con el grado de alférez, en 1869 se alista como voluntario en el batallón de cazadores de Pizarra que se desplaza hasta la isla de Cuba, donde se había desatado la insurrección independentista conocida como “Guerra de los Diez Años”. Durante 1870 asistió a varios hechos de armas: participó en la célebre marcha del brigadier don Zacarías González Goyeneche de Sancti-Spiritu a Puerto Príncipe, en la destrucción de las trincheras de Imias, Monte del Clueco, los Dolores y San Pablo, en la toma del campamento de Santo Domingo, y en los encuentros del Monitor y el Plátano, entre otras numerosas acciones.



      Donde se revestiría de gloria fue en la escaramuza de Vistahermosa:
     “El 11 de febrero de 1871 con cinco hombres de su contraguerrilla sorprendió a la partida del cabecilla Madrigales, compuesta por 36 hombres; a su voz y ejemplo se arrojan todos sobre la partida, que se desbanda, consiguiendo dar muerte a seis hombres. Aguilera consigue capturar a tres insurgentes; viendo éstos al poco que era una vergüenza que tres hombres se hallasen detenidos por uno sólo, se arrojaron sobre él en actitud hostil. Lejos de aturdirse no se desanima el bravo oficial, sino que creciéndose ante el peligro, cierra animoso con sus enemigos y no ceja hasta que no ve a sus pies a aquellos que tan alevosamente le habían acometido, de esta encarnizada y desigual lucha, resultó con cinco mortales heridas en el pecho y vientre, quedando al descubierto parte del pulmón izquierdo y los intestinos delgados que cayeron al suelo durante el combate, y que Aguilera tuvo que recoger después de terminado todo.
     Tan brillante hecho de armas le valió el empleo de capitán; recogido y trasladado al hospital de Nuevitas, tras una larga convalecencia logro restablecerse aunque no del todo y siguió ya por corto tiempo las operaciones de campaña mandando las contraguerrillas del Rey, viéndose obligado a regresar a la península con seis meses de licencia para completar su curación”.

        De todas estas circunstancias, por origen y nacimiento, se hizo eco la prensa cordobesa de la época. Imagino que la jiennense le tributaría el mismo trato.
     El 2 de octubre de 1872 desembarcaba en el puerto de Santander el vapor-correo Guipúzcoa que devolvía al ya capitán Aguilera a su tierra.
     Tanto en Bujalance como en Porcuna, en base a lo aireados que habían sido sus servicios de armas en la prensa, suponemos que se le tuvieron que tributar sendos homenajes, durante ese periodo de tiempo que permaneció al lado de los suyos.

      Un nuevo conflicto le aguardaba: “las sublevaciones cantonales” (julio de 1873) que se desencadenan durante la I Republica. Nuevamente iba a sufrir sobre sus carnes los efectos de la guerra cuando participaba en el asedio al que fue sometido el "Cantón de Cartagena", foco de irradiación  de aquella insurrección que se extendería por diferentes puntos de la geografía nacional: 


El Imparcial 6 de diciembre de 1873

     Aquella nueva acción repercutiría sobre su carrera con un nuevo ascenso. Con tal sólo 28 años consolida la efectividad del empleo de Comandante.
     Rendida Cartagena y apaciguado aquel movimiento cantonal sus servicios se desplazan hacía otro frente, que ya llevaba abierto desde 1872, la Tercera Guerra Carlista.

    Interrumpimos, de momento, este recorrido por la trayectoria profesional del coronel Aguilera que seguirá deparándonos nuevos episodios sobre su manifiesta y acreditada valía para la carrera de las armas.

25 agosto 2012

De vuelta con el Puente Nuevo y otros enredos.



     Cuando publiqué la entrada sobre este segundo puente de Castro del Río, popularmente conocido como Puente Nuevo, en contraposición al histórico “El Puente Viejo”, sembré algunas dudas y no fui capaz de disipar con rotundidad la fecha exacta de su ejecución definitiva. Ya he comentado en varias ocasiones de que no hay que fiarse demasiado de los buscadores de prensa histórica, suelen traicionar. De ahí que acostumbre, casi siempre, a repetir las búsquedas modificando los criterios. Pese a todo siempre quedarán lagunas. Como lamentablemente no puedo acceder desde la distancia a ese Archivo Histórico Municipal de Castro del Río, que probablemente me hubiera permitido aclarar esas dudas, y después de ser alertado por un amable castreño sobre un posible error he retomado el asunto con resultado satisfactorio y clarificador.
     Tenía razón este interlocutor y las referencias alusivas a la construcción de un puente sobre el Guadajoz demandado por la Cámara Provincial de Comercio en 1904, aprobado y publicado en la Gaceta a finales de 1906, y suponemos que ejecutado a lo largo de los año 1907-1908, es errónea.  Efectivamente se trata de otro puente existente en las proximidades de Córdoba (en la carretera nacional Madrid-Cádiz), cerca de la desembocadura de este afluente del Guadalquivir, tal como se me advertía.

     Noticias aisladas e indirectas, publicadas en la prensa provincial, son las que a falta de archivo (buenas son tortas), nos han permitido deshacer el entuerto sobre la fecha de la obra y su terminación.


El Defensor de Córdoba (23 de junio de 1902):

     “El jueves último se declaró un incendio en la casa nº 3 de la calle Convento de Castro del Río. A pesar de los esfuerzos hechos por los trabajadores de las obras del puente a excitación de los contratistas señores de Navas y de los auxilios de la Guardia Civil el fuego duró dos horas. El incendio se cree casual”.

     Recuerden que en 1900, tras ser anunciada a bombo y platillo (con pasacalles a cargo de la municipal de música) por los prohombres del conservadurismo local la anhelada reanudación de los trabajos del puente, interrumpidos cuando la riada del año 1881, la Dirección General de Obras Públicas decidiría anular la subasta anunciada sembrando el descontento y el malestar entre las autoridades castreñas, tal como aparece reflejado en las actas capitulares.

     Para desentrañar con exactitud el cómo y el cuándo se sale del atasco habría que pasearse por esas actas o buscar entre los papeles viejos del Archivo Municipal.
     Lo cierto es que, tal como hemos podido comprobar en la reseña periodística, cuando se produce aquel incendio en junio de 1902, aquellos operarios estaban afanados en la correcta disposición de esos grandes bloques de piedra que terminarían conformándolo, y tuvieron que interrumpir sus trabajos para acudir en socorro de la Guardia Civil, que por aquellos tiempos tenían competencias en materia de extinción de incendios.
       

      La verdadera especialidad histórica de este cuerpo en Castro del Rio en materia de servicios de protección civil eran las arriadas a las que con periodicidad se veía sometida la población y su propia Casa Cuartel ubicada en las dependencias del extinto Convento del Carmen desde las décadas finales del siglo XIX.

Detalle de la fachada de la Casa Cuartel (1915)
     Después de este pequeño paréntesis del que me he servido para poder mostrar ese detalle, tomado de una de las fotografías del ya tantas veces referido fondo localizado en la Biblioteca de Cataluña, retomemos el asunto del puente.


     Un año después (julio de 1903), la fábrica del puente estaba ya prácticamente terminada. La noticia nos la proporciona en un extenso y humorístico artículo S. Rodríguez Navajas en el Diario de Córdoba. Transcribiremos literalmente lo concerniente al puente y la socarronería del final:

     “Están muy adelantados los trabajos para la instalación de la luz eléctrica, tan deseada desde hace tiempo, y las obras del nuevo puente tocan a su fin, y habrá en ésta otro sitio más de recreo, además del gran servicio que dicho puente reporta a todo el vecindario para su conducción a Espejo y Montilla, como también a muchas fincas rústicas.
     ¡Ah! otra innovación también debo poner en conocimiento de los lectores no vecinos de esta localidad: que la calle Alta ya no es calle Alta, es decir que ya no se llama así, sino Marqués de la Vega de Armijo. Lo traslado a efectos de dirección en la correspondencia.
     No os podréis quejar de mí; digo no os podéis quejar de la fortuna queridos convecinos. ¿Qué podéis desear más?
    Teatro con magnífica compañía, corridas de…toros este verano, luz eléctrica, el puente terminado… y sobre lo que aquí han llamado huelga, terminada también.
    Seguramente si mi ausencia se prolonga por más tiempo, hubiera tenido que exclamar como las damas jóvenes cuando vuelven en sí:
    ¿Dónde estoy? 




     Como podrán apreciar detrás de “puente terminado” aparecen unos suspicaces e irónicos puntos suspensivos. Es posible que le faltara aun algún detalle para rematarlo.

     Esto desmonta por completo aquella teoría que imaginé en torno a la inauguración encubierta a cargo del ex diputado relegado Fernández Jiménez al calor de sus incondicionales locales. De cualquier manera por tratarse de historia política real, y aunque aquella visita no guardara relación con el puente, ahí queda.
     Lo de la inauguración sigue siendo un misterio que intentaré despejar el día que tenga tiempo y ganas de pasar unas horas en el archivo de Castro, o mediante el concurso de algún voluntario/a que se preste a colaborar (necesitaría un enlace altruista aficionado a sumergirse en papeles viejos).
     Mientras tanto, me aventuro con otra hipotética tesis que nos permitirá adentrarnos en los entresijos e intrigas de la historia política de Castro del Río durante aquellos primeros años del siglo XX.

     Otra importante transformación que se había operado en aquella fecha en Castro del Río no es contemplada por Rodríguez Navajas (creo que se trata de un hermano del músico Daniel Rodríguez, organista parroquial y director de la banda municipal durante un tiempo). Nos referimos, a un relevo en la Alcaldía. El día 2 de julio era posesionado el conservador D. José Navajas Moreno. Esta sustitución no tuvo nada que ver con la manera de llevar las negociaciones durante la referida huelga por parte de su antecesor (Sr. Criado Rodríguez), que sería cesado por una presunta malversación de fondos en la que se vio implicado, junto a otros miembros de la Corporación, el Secretario y Contador.

     Las obras del puente tuvieron que retomarse durante el bienio (1901-1902) con el liberal Práxedes Mateo Sagasta al frente del consejo de ministros. Ese periodo y buena parte de 1903 Castro del Río estuvo gobernado por liberales vegarmigista (futuros fernandistas) con el ex diputado provincial Mateo Navajas Navas y el farmacéutico Andrés Criado alternándose al frente de la Alcaldía.


     Al coincidir su finalización con la salida de éstos, el nuevo alcalde conservador, con gobierno del mismo signo al frente de la nación, posiblemente desistiera de apuntarse un tanto que no era suyo. Si efectivamente fue así, toda una deferencia elegante por parte del nuevo mandatario. Ejemplos del pasado de los que deberían de tomar nota los políticos del presente tan aficionados a la foto y a la placa conmemorativa.

Huestes fernandistas de Castro del Río con su idolatrado diputado (1914)


     Banquete celebrado (mayo de 1914) en casa del acaudalado propietario Antonio Pérez L.Toribio en honor del ex diputado José Fernández Jiménez que en los recientes comicios le sería arrebatada el acta de diputado por el republicano federal Manuel Hilario Ayuso (eran años de circunstancial entente entre republicanos y sociedades obreras en el distrito).
    En la fotografía quiero reconocer los rostros de algunas figuras destacadas del fernandismo local. El del mostachón (segundo a la izquierda de Fernández Jiménez) es Antonio Pérez L.Toribio (varias veces alcalde), mientras que el segundo a la derecha, si no me falla la comparativa, creo que se trata del Maestro Algaba Luque, figura de peso dentro del Circulo Liberal Popular Democrático creado por Fernández Jiménez para la campaña electoral de 1910, en la que definitivamente se aparta del sector oficial del liberalismo de la provincia liderado por Antonio Barroso y Castillo. La presencia de instrumentos musicales me induce a pensar en la también asistencia de Daniel Rodríguez (varias veces concejal fernandista y amigo intimo de Algaba). Casi segura también la presencia de un joven obrero, de verbo fluido, que solía acompañar a su líder en los mítines de campaña, provocando entre el electorado de aquellos pueblos una efectista impresión de acercamiento popular. Como nota curiosa, algo que mucha gente desconocerá, es que en los banquetes de esta particular y fulanista facción del liberalismo comarcal se interpretaba el Himno de Riego, por considerarse sucesores de aquel liberalismo progresista democrático del siglo XIX.

Discurso final y recomendaciones

     Esto para un servidor es un mero divertimiento instructivo, y aunque intente ser riguroso estoy bastante limitado a la hora de acceder a fuentes complementarias, de ahí que alguna que otra vez no me quede más remedio que introducirme en el peligroso terreno de la conjetura.
     Como habrán podido comprobar en el encabezamiento del blog aparece un pequeño texto en el que advierto e invito a los potenciales lectores a la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De manera que no me queda más remedio que darle las gracias a ese agudo castreño que me advirtió del error en mi cuenta de correo. Que cunda el ejemplo, anímense y participen.

     PD. Las fotografías que aparecen son las mismas que se publicaron en su día, aunque ya sin marca de agua (no tiene sentido apropiarse de algo que es de todos).