Cuando publiqué la entrada sobre este segundo puente de Castro del Río, popularmente conocido como Puente Nuevo, en contraposición al histórico “El Puente Viejo”, sembré algunas dudas y no fui capaz de disipar con rotundidad la fecha exacta de su ejecución definitiva. Ya he comentado en varias ocasiones de que no hay que fiarse demasiado de los buscadores de prensa histórica, suelen traicionar. De ahí que acostumbre, casi siempre, a repetir las búsquedas modificando los criterios. Pese a todo siempre quedarán lagunas. Como lamentablemente no puedo acceder desde la distancia a ese Archivo Histórico Municipal de Castro del Río, que probablemente me hubiera permitido aclarar esas dudas, y después de ser alertado por un amable castreño sobre un posible error he retomado el asunto con resultado satisfactorio y clarificador.
Tenía razón este interlocutor y las referencias alusivas a la construcción de un puente sobre el Guadajoz demandado por la Cámara Provincial de Comercio en 1904, aprobado y publicado en la Gaceta a finales de 1906, y suponemos que ejecutado a lo largo de los año 1907-1908, es errónea. Efectivamente se trata de otro puente existente en las proximidades de Córdoba (en la carretera nacional Madrid-Cádiz), cerca de la desembocadura de este afluente del Guadalquivir, tal como se me advertía.
Noticias aisladas e indirectas, publicadas en la prensa provincial, son las que a falta de archivo (buenas son tortas), nos han permitido deshacer el entuerto sobre la fecha de la obra y su terminación.
El Defensor de Córdoba (23 de junio de 1902):
“El jueves último se declaró un incendio en la casa nº 3 de la calle Convento de Castro del Río. A pesar de los esfuerzos hechos por los trabajadores de las obras del puente a excitación de los contratistas señores de Navas y de los auxilios de la Guardia Civil el fuego duró dos horas. El incendio se cree casual”.
Recuerden que en 1900, tras ser anunciada a bombo y platillo (con pasacalles a cargo de la municipal de música) por los prohombres del conservadurismo local la anhelada reanudación de los trabajos del puente, interrumpidos cuando la riada del año 1881, la Dirección General de Obras Públicas decidiría anular la subasta anunciada sembrando el descontento y el malestar entre las autoridades castreñas, tal como aparece reflejado en las actas capitulares.
Para desentrañar con exactitud el cómo y el cuándo se sale del atasco habría que pasearse por esas actas o buscar entre los papeles viejos del Archivo Municipal.
Lo cierto es que, tal como hemos podido comprobar en la reseña periodística, cuando se produce aquel incendio en junio de 1902, aquellos operarios estaban afanados en la correcta disposición de esos grandes bloques de piedra que terminarían conformándolo, y tuvieron que interrumpir sus trabajos para acudir en socorro de la Guardia Civil, que por aquellos tiempos tenían competencias en materia de extinción de incendios.
La verdadera especialidad histórica de este cuerpo en Castro del Rio en materia de servicios de protección civil eran las arriadas a las que con periodicidad se veía sometida la población y su propia Casa Cuartel ubicada en las dependencias del extinto Convento del Carmen desde las décadas finales del siglo XIX.
Detalle de la fachada de la Casa Cuartel (1915) |
Después de este pequeño paréntesis del que me he servido para poder mostrar ese detalle, tomado de una de las fotografías del ya tantas veces referido fondo localizado en la Biblioteca de Cataluña, retomemos el asunto del puente.
Un año después (julio de 1903), la fábrica del puente estaba ya prácticamente terminada. La noticia nos la proporciona en un extenso y humorístico artículo S. Rodríguez Navajas en el Diario de Córdoba. Transcribiremos literalmente lo concerniente al puente y la socarronería del final:
“Están muy adelantados los trabajos para la instalación de la luz eléctrica, tan deseada desde hace tiempo, y las obras del nuevo puente tocan a su fin, y habrá en ésta otro sitio más de recreo, además del gran servicio que dicho puente reporta a todo el vecindario para su conducción a Espejo y Montilla, como también a muchas fincas rústicas.
¡Ah! otra innovación también debo poner en conocimiento de los lectores no vecinos de esta localidad: que la calle Alta ya no es calle Alta, es decir que ya no se llama así, sino Marqués de la Vega de Armijo. Lo traslado a efectos de dirección en la correspondencia.
No os podréis quejar de mí; digo no os podéis quejar de la fortuna queridos convecinos. ¿Qué podéis desear más?
Teatro con magnífica compañía, corridas de…toros este verano, luz eléctrica, el puente terminado… y sobre lo que aquí han llamado huelga, terminada también.
Seguramente si mi ausencia se prolonga por más tiempo, hubiera tenido que exclamar como las damas jóvenes cuando vuelven en sí:
¿Dónde estoy?
Como podrán apreciar detrás de “puente terminado” aparecen unos suspicaces e irónicos puntos suspensivos. Es posible que le faltara aun algún detalle para rematarlo.
Esto desmonta por completo aquella teoría que imaginé en torno a la inauguración encubierta a cargo del ex diputado relegado Fernández Jiménez al calor de sus incondicionales locales. De cualquier manera por tratarse de historia política real, y aunque aquella visita no guardara relación con el puente, ahí queda.
Lo de la inauguración sigue siendo un misterio que intentaré despejar el día que tenga tiempo y ganas de pasar unas horas en el archivo de Castro, o mediante el concurso de algún voluntario/a que se preste a colaborar (necesitaría un enlace altruista aficionado a sumergirse en papeles viejos).
Mientras tanto, me aventuro con otra hipotética tesis que nos permitirá adentrarnos en los entresijos e intrigas de la historia política de Castro del Río durante aquellos primeros años del siglo XX.
Otra importante transformación que se había operado en aquella fecha en Castro del Río no es contemplada por Rodríguez Navajas (creo que se trata de un hermano del músico Daniel Rodríguez, organista parroquial y director de la banda municipal durante un tiempo). Nos referimos, a un relevo en la Alcaldía. El día 2 de julio era posesionado el conservador D. José Navajas Moreno. Esta sustitución no tuvo nada que ver con la manera de llevar las negociaciones durante la referida huelga por parte de su antecesor (Sr. Criado Rodríguez), que sería cesado por una presunta malversación de fondos en la que se vio implicado, junto a otros miembros de la Corporación, el Secretario y Contador.
Las obras del puente tuvieron que retomarse durante el bienio (1901-1902) con el liberal Práxedes Mateo Sagasta al frente del consejo de ministros. Ese periodo y buena parte de 1903 Castro del Río estuvo gobernado por liberales vegarmigista (futuros fernandistas) con el ex diputado provincial Mateo Navajas Navas y el farmacéutico Andrés Criado alternándose al frente de la Alcaldía.
Al coincidir su finalización con la salida de éstos, el nuevo alcalde conservador, con gobierno del mismo signo al frente de la nación, posiblemente desistiera de apuntarse un tanto que no era suyo. Si efectivamente fue así, toda una deferencia elegante por parte del nuevo mandatario. Ejemplos del pasado de los que deberían de tomar nota los políticos del presente tan aficionados a la foto y a la placa conmemorativa.
Huestes fernandistas de Castro del Río con su idolatrado diputado (1914)
Banquete celebrado (mayo de 1914) en casa del acaudalado propietario Antonio Pérez L.Toribio en honor del ex diputado José Fernández Jiménez que en los recientes comicios le sería arrebatada el acta de diputado por el republicano federal Manuel Hilario Ayuso (eran años de circunstancial entente entre republicanos y sociedades obreras en el distrito).
En la fotografía quiero reconocer los rostros de algunas figuras destacadas del fernandismo local. El del mostachón (segundo a la izquierda de Fernández Jiménez) es Antonio Pérez L.Toribio (varias veces alcalde), mientras que el segundo a la derecha, si no me falla la comparativa, creo que se trata del Maestro Algaba Luque, figura de peso dentro del Circulo Liberal Popular Democrático creado por Fernández Jiménez para la campaña electoral de 1910, en la que definitivamente se aparta del sector oficial del liberalismo de la provincia liderado por Antonio Barroso y Castillo. La presencia de instrumentos musicales me induce a pensar en la también asistencia de Daniel Rodríguez (varias veces concejal fernandista y amigo intimo de Algaba). Casi segura también la presencia de un joven obrero, de verbo fluido, que solía acompañar a su líder en los mítines de campaña, provocando entre el electorado de aquellos pueblos una efectista impresión de acercamiento popular. Como nota curiosa, algo que mucha gente desconocerá, es que en los banquetes de esta particular y fulanista facción del liberalismo comarcal se interpretaba el Himno de Riego, por considerarse sucesores de aquel liberalismo progresista democrático del siglo XIX.
Discurso final y recomendaciones
Esto para un servidor es un mero divertimiento instructivo, y aunque intente ser riguroso estoy bastante limitado a la hora de acceder a fuentes complementarias, de ahí que alguna que otra vez no me quede más remedio que introducirme en el peligroso terreno de la conjetura.
Como habrán podido comprobar en el encabezamiento del blog aparece un pequeño texto en el que advierto e invito a los potenciales lectores a la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De manera que no me queda más remedio que darle las gracias a ese agudo castreño que me advirtió del error en mi cuenta de correo. Que cunda el ejemplo, anímense y participen.
PD. Las fotografías que aparecen son las mismas que se publicaron en su día, aunque ya sin marca de agua (no tiene sentido apropiarse de algo que es de todos).
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Visionada con más detenimiento la fotografía del banquete fernandista deshago la asociación del Maestro Algaba, más bien creo que se trataría del que aparece sentado justo a la izquierda del Sr. Fernández Jiménez (“el moro de la costa montillana”) que ocupa el espacio central. De lo que si estoy seguro es que su cercana y obligada presencia. Un interlocutor que conserva este recorte de prensa me ha comunicado vía facebook que su tatarabuelo, Miguel Povedano Romero, varias veces alcalde de Castro del Río, es el del bigote segundo a la derecha ligeramente de fondo. Animo a seguir su ejemplo para identificar a alguno más de los asistentes. Creo que es posible todavía. Estas fotos de grupo ganan mucho en valor con esos aportes.
ResponderEliminarHola a todos soy la biznieta de Antonio Perez López-Toribio, nieta de su hijo Antonio Pérez del Puerto y Avelina Jiménez Carrillo (hermana del corresponsal que tanto nombras en tu blog José María Jiménez Carrillo) mi madre es Carlota Pérez Jiménez, y no puedes imaginar lo que me ha alegrado ver esta foto, y te doy la enhorabuena por toda la información de la que nos haces partícipes.
ResponderEliminarMe gusta mucho todo lo referente a la historia de mis antepasados y el ambiente social y político de aquella época, mis ocupaciones no me han dejado mucho tiempo para investigar sobre ello, pero quizás ahora es el momento. Si queréis cualquier otra información que os pueda dar estoy a vuestra disposición. María Jesús Jiménez Pérez
Hola, soy Beatriz Ledesma Fernández de Castillejo, biznieta del diputado José Fernández Jiménez, agasajado en el acto aquí referenciado. Os agradezco mucho la importante labor de divulgación que hacéis desde aquí para evitar que nuestra historia caiga en el olvido. Quedo a vuestra disposición si estuviera en mi mano contribuir de alguna manera. De nuevo gracias y un saludo, Beatriz.
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