Escuela Sevillana
Colección pictórica
del Ayuntamiento de Sevilla
Legado Duques de
Montpensier
Ya me ocupé, en su día, de este fraile carmelita de origen
sevillano morador del Convento del Carmen de Castro del Río desde 1663 hasta su
muerte acaecida en esta villa en el año de 1684.
Con la reciente
obtención del manuscrito De los Escritores naturales de Castro del Río de Fray Juan de Castro, donde se ocupa de él y da nuevas noticias sobre su vida y especial talento en
diversas materias, principalmente lo relacionado con su etapa de residencia
en Castro del Río, especulé con la tarea de reeditar y unificar todo en una sola entrada.
Como el formato blog, mediante enlaces, permite ofrecer una visión de conjunto,
me centraré pues en los nuevos aportes.
Aunque Fray Juan
en su manuscrito se ciñe mayormente a los nativos, le dedica unas páginas al
R.P.M. Fr. Juan Félix Girón (pág. 242-247) “que
aunque no fue natural de Castro se naturalizó por su larga mansión…, y se hizo
acreedor de una recomendación particular por su vasta literatura y por sus
escritos, muy honoríficos para esta villa y sus vecinos”.
Ya informamos en
entradas a anteriores sobre los motivos por
los que se le separó de las altas dignidades y empleos alcanzados
durante su estancia en la corte (bibliotecario y predicador de de Su Majestad,
Cronista General de los Reinos de Castilla, entre otras...), al ser objeto de
persecución por solidarizarse con el P. José de Velasco, Prior de la Casa
Grande de Sevilla, represaliado a instancias del cabildo catedralicio de
Sevilla, por una polémica suscitada en torno a la interpretación de las
palabras que pronunciara en un sermón durante el octavario celebrado en la catedral
hispalense para festejar la publicación de la bula a favor de la Inmaculada.
El padre Castro,
bien por prudencia o desconocimiento real de las circunstancias que le sacaron
de sus cómodos aposentos madrileños contiguos al Palacio y Real Biblioteca,
dice al respecto:
“De Madrid vino a morar a este convento de
Castro. Qual fuese la causa de esta no esperada mudanza, es un secreto que no
he podido descubrir. Lo cierto es que él le llamaba su peregrinación ,
como consta en la inscripción que puso de su puño y letra al pie de una cedula
de profesión que puede verse en el libro 2º de profesiones, folio 28, y de ella
se colige que moraba en Castro desde el año 1663. El de 1671 fue electo Prior
de este convento y continuó todo el trienio”.
Convento del Carmen Calzado de Castro del Río
Estas anotaciones cuestionan la fecha de
su llegada a Castro del Río, que otros autores sitúan en el año de 1667,
otorgándosele un periodo total de residencia de 17 años, que de no haber errado
en la transcripción se alargaría hasta los 21.
Como de sus
escritos y otras circunstancias ya nos ocupamos profusamente, nos centraremos
en esas otras facetas de políglota, traductor
y dibujante en las que también se destacara, de las que el padre Castro
nos proporciona detallada información.
Dice sobre él: “Fue
muy perito en las lenguas orientales, hebrea, griega y arábiga; las leía, las
entendía y escribía con perfección”.
Debería de
encontrarse entre el reducido elenco de personas que en aquella Córdoba de la
segunda mitad del siglo XVII atesorara dichos conocimientos. De ahí que, tal
como nos refiere, Rafael Ramírez de Arellano en el artículo que le dedica en el
vol. 2º de su Ensayo de un Catálogo Bibliográfico de Escritores de la Provincia
y Diócesis de Córdoba (1916), en 1676 viviendo en Castro, sería reclamado para
acompañar como intérprete al embajador de Turquía, Side Hamet el Gacel, durante
su visita a la ciudad de Córdoba.
Para ilustrarnos
sobre la destreza e instrucción en estos idiomas, el padre Castro relaciona una
serie de libros “de los que fueron de su
uso y perseveran en la librería de este Convento”, en los que aparecen
numerosas anotaciones al margen, de puño y letra del propio Fr. Juan Félix, que
además nos ilustran sobre algunas ediciones de libros antiguos de las que
estuvieron depositados en sus estanterías:
“Un ejemplar griego de las obras de
Plutarco, con un añadido de su pluma en la fachada Additionatas marginales
et interpretationes M. Fr. J. Félix Girón. Por toda la obra son frequentes
las notas manuscritas al margen y la interpretación de palabras griegas
(escritas en sus propios caracteres) y explicadas en el idioma latino”.
“Un ejemplar griego de los Himnos de Calimaco, Cyreneo, y sentencias de Filósofos, Poetas y Oradores; impreso en
Basilea año de 1532”.
“Un tomo en 4º impreso en Leida año de
1617, intitulado: Gramática Arábiga; está añadido de mano del M. Girón en los
muy espaciosos márgenes de catorce folios, con caracteres arábigos y la
interpretación latina”.
Dice Fray Juan de
Castro en relación a esta su destreza:
“El más delicado pincel no merece ser
comparado a su pluma, con la que demostrara tal limpieza que no es fácil se le
iguale al mejor grabado de la imprenta; con ella dibujaba tan perfectamente que
sus producciones han sido y serán el asombro y embeleso de los inteligentes.
Muchas se han perdido; otras se guardan donde no he podido verlas, mas
por prueba del singular merito de todas, bastará dar noticia de las que se
conservan y se muestran con franqueza a cualquier hombre curioso”.
En el libro
2º de profesiones del Convento del Carmen de Castro del Río, hoy en
paradero desconocido, aparecían un total de veinte láminas salidas de su pluma
con diferentes estilos: “Una representa
un San Juan, otra un San Pedro, otra un Genio tocando una bocina y otras con
otras ideas; en medio de un folio está escrita la profesión, y no es fácil
discernir a que se debe dar la preferencia en la perfección respectiva, si a la
letra, si a las figuras, si a los lineamientos”.
También se
menciona un autorretrato que durante muchos años estuvo colgado en la pared
sobre la mesa del cillero o despensa del convento castreño: “Allí lo vi muchas veces y ya ha
desaparecido”. La misma suerte corrió un Breviario del Padre Fr. Diego del Moral, sacristán del
Carmen Casa Grande de Córdoba, ilustrado con motivos florales por Fr.
Juan Félix “y que no he podido averiguar
quién lo recogió después de su fallecimiento”.
Entre esas otros
dibujos de los “que se le mostraron con franqueza” por
quienes accedieron a satisfacer su curiosidad, relaciona los que se hallaban en
poder de Don Joaquín del Corral y Cuellar,
Caballero Maestrante y Regidor de la Villa de Castro del Río, que conservaba en
su gabinete dos papeles formados y dirigidos por Fr. Juan Félix a uno de sus
antepasados, contemporáneo y amigo.
Se trata de un retrato
de medio cuerpo de Santa Teresa de Jesús, al que acompaña la siguiente
inscripción en caracteres latinos:
Ilustración del siglo XVIII |
El otro papel, para el mismo destinatario, es una esquela
escrita con “singular artificio”
ilustrada en su centro con una bien figurada flor, y continúa a renglón
formando las hojas y el tronco en que se remata. En su parte inferior aparece un
retrato de medio cuerpo del P.M. Fr. Juan Félix.
“En él se reconoce su destreza en el dibujo
y en las palabras que le preceden se descubre la agudeza de su ingenio y el
genio festivo que dejaba correr cuando comunicaba con sus amigos”:
Mas noticias sobre otros dibujos, procedentes de Castro, salidos de su fina pluma, nos las vuelve a proporcionar Ramírez de Arellano en su "Ensayo Bibliográfico", que cuando lo escribe (1916) ya eran de su propiedad. Se trata de una Magdalena que dibujó para obsequiar a la “Muy noble señora Dª Leonor María de la Cueva religiosa en el Convento de Santa Marta de Córdoba”, y otro en el que se representa a la Virgen de los Dolores. Ambos están fechados en Castro del Río el 18 de mayo de 1675. Deben de ser los “se guardaban y no pudo ver” que contrapone a aquellos otros propiedad de Don Joaquín del Corral y Cuellar “mostrados con franqueza a cualquier hombre curioso”.
Tendré que
adentrarme ligeramente en el peligroso terreno de la hipótesis y la conjetura
para intentar explicar cómo esos dibujos y otros manuscritos relacionados con
la historia de Castro del Río llegaron hasta manos de Ramírez Arellano y el
porqué se privó a Fr. Juan de Castro su observación.
Ramírez de
Arellano se vale para confeccionar su Ensayo bibliográfico de un “Catálogo inédito de hijos de Castro” de
su propiedad, del que es autor un tal Rodríguez Carretero, fraile carmelita
hermano menor de sangre del también carmelita Fray Miguel Rodríguez Carretero,
que presuponemos continuador de los trabajos inconclusos de éste y custodio de
su “Borrador de noticias antiguas y
modernas de la villa de Castro del Río, en tiempo de los romanos, Colonia
Ituci, Virtus Julia, después Castro Leal, y finalmente Castro del Río”.
Ambos debieron de tener acceso en su día y hacer anotaciones (consentidas o no) del manuscrito de
Fray Juan de Castro, pues la mayoría de las noticias sobre autores castreños
que relaciona y reseña Ramírez de Arellano parecen proceder de éste, algunas
copiadas literalmente. Intuyo cierta competencia y disgusto entre estos
eruditos castreños, coetáneos y hermanos de orden, que emprenden sus trabajos
relacionados con la historia y personajes locales en los albores del siglo XIX.
Esto explicaría la más absoluta omisión de Fray Miguel Rodríguez Carretero,
entre las páginas del manuscrito del padre Castro.
La intuición es
también la que me lleva a pensar que esos dibujos de la Magdalena y de la
Virgen de los Dolores, propiedad de R. de Arellano, fueran los que menciona el padre Castro “que se hallaban guardados donde no pudo
verlos” y que estuviesen originariamente en poder de los hermanos Rodríguez
Carretero, vendidos o transferidos en postrero momento junto a los manuscritos
citados.
No conocemos cómo
y cuándo el lote completo llegó a manos de Rafael Ramírez de Arellano o alguno de sus antepasados, aunque
queda abierta la posibilidad de que pudieran ser localizados, indagando sobre
el destino final de la biblioteca y papeles de este familia de eruditos cordobeses. Lo mismo
ocurre con la Santa Teresa y el retrato de medio cuerpo Fray Juan Félix, en el
hipotético caso de que fueran valorados y custodiados entre los descendientes
del regidor don Joaquín del Corral y Cuellar, que era suegro del rico
propietario y comandante del Cuerpo de Voluntarios Realistas de Castro del Río, Lorenzo Antonio Calderón y Espada. Las genealogías de las familias notables de Castro del Río, que como
anexo aparecen en la tesis doctoral de Francisco López Villatoro, podrían resultar de gran ayuda en un rastreo en busca de la remota posibilidad de su preservación. El mismo grado de dificultad lo entraña el dar con los
libros de profesión del Convento del Carmen (horneados ?). Habría que
plantearse un esfuerzo indagatorio, del que quiero hacer partícipes a cuantos
castreños, bien a título personal o colectivo, pudieran mostrarse interesados
en su hallazgo.
Durante los años que estuvo en la corte se granjeó la
amistad de personalidades notables, que cuando por cualquier motivo viajaban a
Andalucía “rodeaban algún tanto su ruta
por gozar un breve rato de su erudita y amena conversación”. Es el caso del marqués de Modéjar, Agrópoli y conde de
Tendilla, figura destacada del reinado de Felipe IV, con el que compartió
aficiones artísticas y literarias, que en varias ocasiones le rindió visita de
pleitesía, para poder así “refrescar su memoria recordando aquellas
apacibles horas de la corte”.
También cultivo la
amistad del Cardenal Salazar, Obispo de Córdoba, que recurrió a él para atender a aquella delegación
diplomática turca que visitó Córdoba en 1676, al igual que intercediera en
alguna ocasión ante el obispo en favor de las dominicas descalzas de la villa.
En diciembre de
1668 vivió el paso por Castro del Río de la comitiva y sequito de Cosme deMédicis, heredero al gran ducado de Toscana, durante el viaje que realizara por
España y Portugal. Les atendió y aportó a sus cronistas datos sobre la villa y
su historia. Uno de ellos (A.R. de Serén) dejó por escrito unas letras en las
que se ensalzan sus cualidades:
“Allí estuvo su Alteza [Castro del Río] y encontró uno entre aquellos llamado Fray
Juan José de Girón, oriundo de Sevilla, que poseía una inteligencia superior y
un talento especial nada comunes en España, y mucho menos entre los frailes.
Tenía algún acento de una lengua oriental, y había estudiado la buena filosofía,
con una gran aversión a la atadura de no saberse separar en nada […] de la
doctrina aristotélica”.
Castro del Río - Pier María Baldi (1668) |
Por su natural
inclinación por el dibujo y la pintura, debió de ser testigo de excepción de la
compostura de la acuarela que Pier María Baldi pintara de las murallas y
caserío de la villa de Castro del Río, desde el otro lado del puente.
Murió a la edad de 71 años el año de 1684 en el
convento de Castro (habiendo anunciado su
muerte), recibiendo sepultura en el interior de la Iglesia del Carmen.
FUENTES UTILIZADAS
Fray Juan de Castro
/ “De los escritores naturales de Castro
del Río que han dado a la imprenta alguna de sus obras, fragmentos históricos
que para conservar su buena memoria recogió y escribió un Frayle del Carmen en
el convento de la misma Villa”. Se comenzó el año de 1804. Manuscrito
original M-90. Biblioteca de la
Universidad de Oviedo.
Rafael Ramírez de
Arellano / Catálogo bibliográfico de
escritores de la provincia y diócesis de Córdoba con descripción de sus obras.
II Tomos. Tipografía de la “Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos”. Madrid,
1916.
Viaje de Cosme de Médicis por España y Portugal. 1668-1669.
Laminas, [di Pier Maria Baldi]. –
Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, [1934?].
A.R. de Serén,
miembro del séquito de Cosme de Médicis durante aquel viaje, recogió sus
impresiones en un manuscrito. Tomado del libro de Patricio Hidalgo Nuchera / “Entre
Castro del Río y México. Correspondencia privada de Diego de la Cueva …”. Universidad de
Córdoba, 2006.
No hay comentarios:
Publicar un comentario