Calleja de los Dolores (Castro del Río) |
Entre los
varios opúsculos impresos que relaciona Fray Juan de Castro como salidos de la
pluma de Don Juan Pedro Moreno y Arias (1710-1776), sólo uno guarda
relación directa con su pueblo, Castro del Río, es el titulado:
“Romance nuevo, donde se refieren los
maravillosos prodigios, que ha obrado la milagrosa imagen de María Santísima de
los Dolores, que se venera en la siempre ilustre y leal Villa de Castro del Río”.
Se imprimió el año de 1730, quando el autor estaba en los veinte de su edad. Es
un papel en 4º con cuatro páginas.
Comienza así:
“De aquella Mujer hermosa
que vio el Apóstol querido”
Y finaliza de esta manera:
Ea, Católicos pechos
de esta ilustre Villa hijos,
digan nuestras dulces voces,
que por siglos infinitos
sea en Castro venerada
la de los siete cuchillos.
Antes de
que sea el propio padre Castro quien introduzca en contexto este Romance de Don Pedro Moreno y Arias, dedicado
a la Dolorosa, tenemos forzosamente que reparar en el Estudio histórico del barrio de la Villa de Castro del Río de Juan Aranda Doncel. Se menciona en este libro la sesión
municipal celebrada el 21 de enero de 1845 en la que se aborda “la conveniencia de rectificar la actual
numeración y dar nomenclatura a todas las calles de la Villa”. Las trece calles intramuros (barrio de la Villa) son nominadas en función de una serie
de variables. Un oratorio dedicado a Nuestra Señora de los Dolores dará nombre “al callejón sin salida donde está la imagen
de dicha Sra.”.
Otras informaciones extraídas del capítulo que Juan Aranda le dedica a la Casa-Oratorio de Nuestra Señora de los Dolores, las dejaremos para el final.
Otras informaciones extraídas del capítulo que Juan Aranda le dedica a la Casa-Oratorio de Nuestra Señora de los Dolores, las dejaremos para el final.
Dejemos que sea primero el padre Castro, quien nos explique el porqué de dicho Romance, así como cumplida información sobre cómo y cuando se gesta el citado
oratorio en esta pintoresca calleja del barrio antiguo:
“Para
que el asunto de este romance se entienda mejor contaré la historia desde su
principio. Don Gerónimo Mexia, a quien por su singular piedad y virtud notoria
llamaban todos, hermano Gerónimo, fue Sochantre en la Parroquia de Castro, y tenía
su morada en el cercado de la Villa, en la calleja que hoy llaman de los Dolores.
El año de 1727, a los diez días de julio, colocó sobre la puerta de su casa una
imagen, pintada en lienzo, de Nuestra Señora de los Dolores, con un farol que
también daba luz a toda la calleja. Aquí perseveró la santa efigie sin especial
culto, hasta que el 16 de abril de 1730 un vecino, que se hallaba gravemente
enfermo, se encomendó a la Señora, y consiguió su salud. Divulgado este caso,
se excitó la devoción, se repitieron los recursos, y los prodigios se
multiplicaron de manera que antes de concluirse el citado año de 1730, se
tenían averiguados ciento cinco por lo menos. Después de publicado el Romance,
y continuándose la devoción con más fervor todavía, el Hermano Gerónimo erigió
un oratorio público sobre el pórtico de su casa con vistas a la calleja y
colocó en él la santa imagen. Por su testamento dejo heredero de dicha casa y
nombró patrono para lo sucesivo a su amigo Don Juan de Mendoza, clérigo
capellán, y sus herederos. Este Santuario ha sido y es hoy muy concurrido,
aunque no son ya tan frecuentes los milagros públicos”.
(De los Escritores naturales de Castro del Río…pág. 303-304)
Pascual Madoz, en el sustancioso artículo sobre
Castro del Río del “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar”
(1846-1850) le otorga al citado oratorio categoría de ermita (no conocemos sus fuentes) y aporta somera información
sobre la misma: “fundada a mediados del
siglo XVIII por el piadoso varón Don Gerónimo Megia, sacristán de la iglesia
parroquial”.
Las
disposiciones testamentarias del “Hermano
Gerónimo” (Don Geronimo Mexía y Xurado), sacristán y sochantre de la
parroquial de la Asunción, recogidas por Juan Aranda Doncel en su estudio
histórico del barrio de la villa, nos aportan otras noticias complementarias
sobre el oratorio y su fundador:
“Declaro
que tengo y poseo unas casas mías propias en que hago mi abitación y morada
dentro del zercado de esta villa…y en ellas la imagen de Nuestra Señora de los
Dolores que está pintada en un lienzo con su marco dorado, que también es mía
propia, la que tengo de presente colocada en un quarto de dichas mis casas que
caen sobre las puertas de la calle de ella y se halla oy en forma de capilla
descubierto, de suerte que desde dicha calle se venera y reza por los devotos
de dicha imagen”.
“ […]
y procurando yo mantener la dicha devoción y para que aumente cada día, por lo
que asimismo tengo a S.M., le mando en propiedad y posesión las dichas mis
casas en que se halla colocada para que lo esté siempre en ellas en el dicho
sitio o en otro que le parezca al Patronato o Patronos que e de nombrar,
formándose capilla o hermita si se pudiere en delante de suerte que, aunque así
se execute, aia de ser siempre en las dichas mis casas y no en otro sitio
alguno, pues con esta condición se las mando a S.M. por se mi voluntad que
nunca salga de ellas si no es con licencia de dicho Patrono para que salga en
prozesión o lleve a alguno de los templos de esta villa para hazerle rogativa
en caso de necesidad y volverla luego que se fenezca qualquiera de esos fines a
las zitadas mis casas todo con la dezencia correspondiente”.
Como albaceas de su testamento y encargados de
ejecutar sus deseos, tal como ya refiere Fray Juan de Castro, quedaron el clérigo
capellán y amigo Don Juan de Mendoza y Saavedra y herederos (su padre Alonso
de Mendoza Figueroa y Saavedra, hijosdalgo notable) moradores durante
la primera mitad del siglo XVIII de la "Casa de Mendoza", a la que este linaje da
nombre.
Casa de Mendoza |
En vida del Gerónimo Mexia, fallecerá
don Alonso de Mendoza de Figueroa y Saavedra,
y su hijo don Juan de Mendoza tendrá
que ausentarse de la villa, por lo que ha de introducir variaciones en la
composición del Patronato, delegando la responsabilidad en el vicario don Pedro
Suarez Pimentel y sucesores en el cargo.
Cuando
finalmente fallece, se respetará su voluntad, permaneciendo el oratorio y la
imagen en su lugar original, aunque con unas rentas que apenas si darían para
su mantenimiento: el producto del alquiler de la casa, el producto de un haza
de tres fanegas de tierra y una memoria a perpetuidad de tres arrobas de aceite
aportadas por una devota señora.
A
finales del XVIII se celebraban en el mismo dos funciones religiosas anuales:
una misa cantada el día de Santa Catalina (25 de noviembre), por el alma de la devota señora donante del
aceite perpetuo, y otra más solemne el Viernes de Dolores.
Oratorio de Nuestra Señora de los Dolores. En Estudio histórico del barrio de la Villa de Castro del Río / Juan
Aranda Doncel. Ayuntamiento de Castro del Río, 1987 (págs.151-154).
Sobre el posterior devenir de este oratorio
o ermita no dispongo de información alguna. De manera que, para que pudiera quedar completada la historia
sobre sus avatares históricos, sería de agradecer aportaciones al respecto en
la sección de comentarios. Seguramente entre la numerosa bibliografía de Juan
Aranda o en alguna de sus habituales colaboraciones en publicaciones locales
pudieran aparecer otras noticias.
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