El santero de Alharilla
de beber agua enfermó
y su mujer le decía:
¡Bebe vino y agua no!
Este famoso dicho acuífero-vinatero, del que es protagonista el matrimonio de santeros que históricamente han vivido, cuidado y custodiado este santuario mariano ubicado en la localidad jiennense de Porcuna, no es exclusivo de ésta, sino que, con ligeras variantes, está presente en el cancionero popular de tradición oral de otras muchas localidades, asociado siempre a advocaciones religiosas:
El santero de La Yedra
de beber agua enfermó,
y le decía su madre:
Bebe vino, agua no.
Procede de una página oficial de la Junta de Andalucía en la que se recogen dichos, proverbios y refranes populares de nuestra comunidad autónoma relacionados con el agua, pero sin ubicarlo espacialmente. Ermitas dedicadas a la Virgen de la Yedra existen en Jerez de la Frontera (Cádiz) y Constantina (Sevilla), y otra al Santo Cristo de la Yedra, en la pedanía de la ciudad de Baeza que lleva ese mismo nombre.
También nos consta su uso relacionado con la ermita de Belén, ubicada a las afueras del pueblo de Cabeza del Buey (Badajoz):
El santero de Belén
de beber agua enfermó
y el santero se decía:
Bebe vino y agua no.
Tiene una segunda versión, algo más irreverente, en la que la recomendación parte de la mismísima Santísima Virgen.
El municipio serrano de Cantalojas (Guadalajara) conserva unos “Cantares de rondas” en los que aparece al perrillo de San Roque como testigo en favor de las bonanzas del vino:
El perrillo de San Roque
por beber agua enfermó,
por eso los de este pueblo
beben vino y agua no.
Y ahora si que va, que va,
y ahora si que va de veras,
y ahora si que va que va
como la trilla en las eras.
Una última referencia, sin localizar geográficamente, viene a aclararnos esa histórica y jocosa aversión popular por el líquido elemento:
Porque un sacristán de monjas
de beber agua enfermó,
y las monjitas decían:
Bebe vino y agua no,
que el vino da la salud
y el agua da opilación.
Más que la opilación (acumulación de líquido), esa mala fama histórica que se le atribuye al agua obedece al miedo extendido entre la población a las enfermedades gastrointestinales, fiebres tifoideas y, sobre todo, al contagio por la terrible enfermedad del cólera morbo asiático. Los pozos y manantiales poco higienizados, especialmente durante el verano o en periodos de prolongada sequía, podían convertirse en peligrosos focos de contagio. De ahí la alternativa del vino como saludable medicina preventiva.
De la última gran epidemia de cólera que afectara a la región andaluza, la del año 1885, Porcuna pudo medio librarse por el especial celo preventivo puesto en práctica por las autoridades locales:
“En Porcuna, la autoridad local lleva a tal grado su severidad en la cuestión de acordonamientos y lazaretos, que exige a todos los vecinos de entre 15 y 70 años que presten guardias de 12 horas”.
(La República 12 de agosto de 1885)
Manuel Heredia Espinosa, en su Historia de Porcuna, retrotrae, por error, la epidemia al año 1884, y cita la habilitación de un Hospital de infectados en la Ermita de San Marcos y un lazareto (no de leprosos) en la Santería de Alharilla. En aquella crisis sanitaria los lazaretos eran puntos de retención, establecidos por las autoridades en los accesos de las localidades amenazadas, en los que se sometía a desinfección y fumigación a viajeros y equipajes procedentes de zonas afectadas, y también a aquellos que, viniendo de puntos sanos, no eran capaces de acreditarlo mediante los oportunos certificados.
Portada Barroca de acceso al patio del Santuario de Alharilla (obulco.org) |
La conversión de la Santería de Alharilla (patio de la ermita y edificaciones aledañas) en uno de estos establecimientos, y el contacto forzoso de su santero con potenciales contagiados se convertiría en un motivo de peso añadido para que siguiera sustituyendo el agua por el vino.
“Los mayores contribuyentes y algunos comerciantes de Porcuna (Jaén) han sufragado de su bolsillo una carretada de arrobas de vino llevadas ex profeso desde la ciudad de Montilla, para que sus sufridos ciudadanos, integrados en patrióticos cordones sanitarios, pudiesen sobrellevar la vigilancia de la mejor manera posible y evitar de camino posibles deshidrataciones, al verse expuestos durante largas horas a las rigurosas temperaturas propias del estío (el agua no vale, que tiene bichos)”.
(Semanario satírico “La Arroba Montillana” 15 de agosto de 1885)
Sin salirme de ese binomio agua-vino, establecido desde un principio, mostraremos una fotografía histórica tomada precisamente en la ciudad de Montilla (Córdoba) en el año 1958:
MONTILLA, EL AGUA ES MÁS CARA QUE EL VINO |
En Montilla, famosa ciudad, por sus finos vinos, el agua está resultando más cara que los caldos de las cepas, ya que la escasez de agua potable constituye un grave problema. Si bien ésta no ha sido la causa o motivo de la foto, ya que por este cántaro que se ofrece a la vista del lector se ha pagado la cifra de mil cuatrocientas cincuenta pesetas en subasta celebrada a beneficio de la campaña de Navidad. Don Manuel Salas Cuesta recibe el cántaro con agua después de entregar la citada cantidad.
La noticia procedente del Semanario La Arroba Montillana (que nunca existió) es un aporte de ficción que introduzco como adorno ante las favorables expectativas de que tras una reciente analítica de sangre, a la que me he tenido que someter por problemillas de salud, pueda retomar el saludable habito de las copitas de vino de una manera moderada.
ResponderEliminarEnhorabuena, Alberto, un artículo precioso, un abrazo desde Ucubi y Montilla
ResponderEliminarMuchas gracias ucubimontillano. Te mando a tu correo un grabado del XIX de las antiguas bodegas de la Tercia, que procede de una publicación inglesa con la que me he topado (la misma de donde he sacado ese otro grabado de los arrieros vinateros montillanos que utilizo para ilustrar).
Eliminar¡¡QUÉ BIEN!!, millones de gracias. Ahora te iba a escribir para que me dijeras de dónde lo habías conseguido.`Esas antiguas bodegas fueron compradas por los González Gordon y se llevaron a Jerez las antiquísimas botas que son las que enseñan con mucho orgullo.
EliminarLo de añadir aguardiente a botijo tiene su explicacion
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