La coincidencia, nombre y primer apellido, con los de aquel mítico torero del último tercio del XIX, Manuel García "El Espartero", sería la responsable del sobrenombre de Esparterito adoptado por este castreño para iniciar su andadura como aspirante a la torería.
Su segundo apellido Villatoro y alguna crónica de sociedad, en las que nos detendremos con posterioridad, son los que nos delatan su origen y vínculos con Castro del Río. Era sobrino del sastre Vicente Villatoro Aranda y primo hermano de Vicente y Antonio Villatoro Porcel, continuadores en ese noble oficio del corte y confección heredado de sus ancestros.
Su iniciación y aprendizaje lo realiza en el seno de la Escuela Taurina de Córdoba, donde tal como ya venía siendo costumbre desde atrás, con los alumnos que sobresalían, se conformaban cuadrillas que eran proyectadas y rodadas en novilladas sin picadores a celebrar, normalmente, en plazas de segunda y tercera categoría.
La oportunidad de debutar le llega durante la temporada del año 1917. Será en una denominada “Cuadrilla juvenil cordobesa”, capitaneada por el propio Esparterito y el también prometedor Juan Piedrola, secundados por otros integrantes de la escuela como peones de brega. Fueron un par de años durante los que esta pareja de aspirantes comparten fórmula, cartel y plazas: el propio coso de los Tejares, Manzanares, Antequera, Zafra o Montoro fueron testigos de sus arranques taurinos. La última actuación que se le conoce al lado de Piedrola, es la que tuvo lugar el Domingo de Resurrección del año 1919 en la plaza de toros de Montoro (cartel de la cabecera).
Con posterioridad compaginará su puntual presencia como novillero en las plazas con la de "sobresaliente con obligación de banderillear", suerte en la que demostrara especial destreza desde un principio, en la compaía de novilleros cordobeses que empezaban a despuntar.
Una suerte perdida: banderillas de recibo |
En el ciclo de novilladas sin picadores que preceden a la Feria de Córdoba compartiría cartel en el coso de los Tejares con los novilleros José Gómez “Joseito” y el prometedor y valeroso lucentino Francisco López “Parejito”.
Diario de Córdoba 13 de mayo de 1919 |
En sendas novilladas celebradas en Palma del Río los días de Santiago y Santa Ana, de ese mismo año, compartió cartel y plaza con Luis Sánchez Mejías (hermano del matador) que vestía de luces por primera vez.
Durante estos primeros compases de su etapa novilleril no tuvo la oportunidad de presentarse ante sus paisanos, pues la afición en la localidad cordobesa de Castro del Río, después de varios ciclos de festejos organizados en los primeros años de siglo (entre 1903 y 1914), desapareció a la par que se desarrollaba poderosamente el ideario anarquista (antitaurino) entre su clase trabajadora (véase enlace).
En los primeros años de la década de los veinte, posiblemente coincidiendo con su periodo de servicio militar, dejamos de tener noticias suyas.
En la temporada de 1923 volverá a lanzarse a las lides taurinas de la mano del “inteligente aficionado” don Carlos López Vaquerizo que ejerce de apoderado.
Aquel nuevo arranque no llegaría a fructificar con éxito, y después de participar durante un tiempo en festejos menores organizados en los pueblos, nocturnas y corridas bufas en el Coso de los Tejares de la capital cordobesa, renunciaría definitivamente a su sueño de convertirse en matador de toros al no llegarle nunca la ansiada oportunidad de debutar con picadores.
Junio de 1924 |
Su acreditada fama como rehiletero le permitiría acoplarse fácilmente como subalterno en cuadrillas de diestros cordobeses que se proyectaban con fuerza durante aquellos años.
A partir de la temporada de 1924 se incorpora a la cuadrilla del todavía novillero cordobés Antonio de la Haba Zurito. En la feria de Écija de ese mismo año sufriría el primer percance serio de su carrera:
Fueron varias las temporadas que permaneció al lado de Zurito, quien tras doctorarse y confirmar la alternativa en la Plaza de Toros de Madrid en junio de 1925, llegaría a alcanzar un promedio de treinta corridas por temporada, hasta que en 1927, afectado por una enfermedad, se iría alejando progresivamente de los ruedos.
En las temporadas de 1927 y 1928 lo encontramos al lado del también novillero cordobés Rafael Saco Cantimplas. En un festejo del ciclo de la Feria de Nuestra Señora de la Salud en Córdoba, donde actuaron como matadores Palmeño, Adrián Peñalver y Cantimplas, con novillos de Félix Moreno (Saltillo), al poner al sexto de la tarde (negro, grande y con una cornamenta respetuosa) en suerte para banderillearlo, Esparterito sería cogido aparatosamente por el astado, siendo atendido con urgencia en la enfermería de la plaza.
Parte facultativo
Herida contusa en la región maleolar externa del pie derecho; otra herida situada en la región axilar izquierda, de cinco centímetros de extensión por dos de profundidad, con desgarro de la piel y del tejido celular y aponeurosis; y otra en la región lumbar derecha, que mediante un trayecto que va por debajo de las cepas musculares se comunica con otra situada en la región lumbar izquierda y que interesa la piel, el tejido celular subcutáneo y los planos musculares correspondientes, salvo a nivel de apófisis espinosa en que interesa sólo la piel.
De esta heridas la primera fue calificada de leve, la segunda de pronóstico menos grave y la tercera de pronóstico grave.
El herido, después de curado, fue conducido al hotel donde se hospeda.
(Diario de Córdoba 22 de mayo de 1928)
El pueblo de la provincia referido por el gacetillero era Castro del Río, donde residían sus padres y hermanas. Afortunadamente pudo recuperarse de aquellas cornadas y retomar durante algunos años más su carrera profesional.
El resto de su trayectoria, detalles precisos sobre sus lazos familiares con Castro del Río y los avatares sufridos con posterioridad a aquella contienda civil iniciada en 1936, para no extenderme en demasía y ganar tiempo para esclarecer algunas dudas, quedan pospuestos para una próxima entrega.
Véase 2ª entrega
Tercera entrega: Esparterito (un final abierto)
Véase 2ª entrega
Tercera entrega: Esparterito (un final abierto)
Me ha llamado la atención el apellido "Piédrola", que sin duda no es muy común. En Porcuna hubo una familia con este apellido. Durante la guerra incivil, uno, Alberto Piédrola, que fue Jefe de Policía durante la Dictadura de Primo y luego interventor de los fondos públicos, sería fusilado como derechista. El otro hermano, Rafael, parece que era de la CNT, sufriendo cárcel en la posguerra. No sé si hubo otro hermano, como el citado Juan. Es solo un comentario, no sé si tiene algo que ver. Un saludo.
ResponderEliminarNo creo que guarden relación alguna. Este era hijo de otro torero cordobés llamado Enrique Piedrola, con posterioridad constructor de banderillas, representante taurino y residente en la popular barriada de San Basilio. No recuerdo donde he leido algo sobre los Piedrolas como remanecentes de Montoro.
Eliminarhola soy m angeles martinez piedrola soy nieta de juan piedrola que este su vez era hijo de enrique eran toreos tenia curiosidad por conocer un poco mas de esta familia ya que mi madre es la hija mayor de juan piedrola me ha contado muchas cosas y quería saber si había alguien mas con este apellido gracias un saludo
EliminarHola Angeles Martinez Piedrola soy María del Carmen Piedrola Rico mi abuelo Enrique Piedrola Berti era hermano de tu padre Juan y mi padre Enrique Piedrola Soto su sobrino vivimos en Barcelona mis padre se vino de Córdoba en los años 60..
EliminarHola Alberto,magnifica 1ª parte de la Biografía de Esparterito; si consigues el teléfono de El Feo, ruego me lo envíes. he quedado con Antonio Porras en vernos cuando venga a Espejo, con respeto al apellido de Piedrola, El apoderado de Gabriel de la Haba "Zurito" fue Rafael Piedrola, llegue a habla una vez con él, eso fue en los años sesenta.
ResponderEliminarUn saludo.
Te mando el teléfono Juan y gracias por tu aportación.
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