La guerra que se desata en Cuba a partir de octubre
de 1895 va a condicionar en gran medida el futuro de José Huertas Lozano.
Conforme van llegando a España los primeros soldados heridos, inútiles y
convalecientes se hacen necesarios nuevos servicios hospitalarios.
Sera la
Cruz Roja la encargada de patrocinar la construcción acelerada de un Sanatorio
Central en Madrid, instalado en la calle Vallehermoso, solemnemente inaugurado
por S.M. la Reina Regente el 17 de febrero de 1896.
Entre la
amplia nómina de profesionales, que colaboran de manera voluntaria y altruista con la Cruz Roja, encontramos a nuestro protagonista como médico de guardia.
Desconocemos hasta que punto su prestación como
voluntario y sus relaciones personales con destacadas personalidades católicas
y aristocráticas pudieron servirle de ayuda a la hora de ser nombrado médico
provisional del Cuerpo de Sanidad Militar con destino en la Escuela Central de
Tiro de Artillería (R.D. de 27 de abril de 1896).
Casi a renglón seguido (D.O. del Mintº. de la
Guerra de 29 de agosto de 1896) concurre a las oposiciones convocadas a médicos
segundos de Sanidad Militar con destino para la Isla de Cuba, que gana y le dan
derecho a su ingreso definitivo en referido cuerpo. Obtiene el puesto 4º sobre
un total de 20 aprobados.
Pasa a la
Isla de Cuba adscrito al 1er. Bon. del Reg. Infantería de Pavía. Resultará herido en la acción de “Arroyo Grande de las
Damas” (Santa Clara) el 25 de febrero de 1897, siendo recompensado con la Cruz
de 1ª Clase del Merito Militar con distintivo rojo.
Transferido al Bon.
Cazadores de Tarifa participa en un encuentro con la guerrilla
independentista en la “Laguna de Miguel”
el 26 de junio de 1897. Esto se traduce en una nueva medalla al mérito militar
(pensionada) y un inmediato ascenso a Médico 1º.
Tuvieron
que ser años de intenso trabajo y aprendizaje tanto en medicina quirúrgica como en
la lucha contra la fiebre amarilla, fiebres tifoideas, viruela, paludismo y
otras pandemias, que a la postre produjeron más víctimas entre la tropa española
que las propias armas del ejército mambí.
Tras el
desastre del 98 pasa a prestar servicios en el Hospital Militar de Carabanchel
entre cuya nómina de sanitarios lo encontramos durante los primeros años del
siglo XX.
Recupera su pasada vocación editorial. Con el
concurso de un compañero de la brigada sanitaria, don Alberto del Moral y de la
Torre, redactan y publican una “Nueva cartilla para el soldado sanitario: un libro útil, llamado a llenar un vacío
necesario, y que demuestra el conocimiento profesional y táctico de ambos
autores”.
Por este trabajo recibirían una mención
honorífica añadida a sus respectivos expedientes.
D.O. del M. de la Guerra (6 de febrero de 1903)
La experiencia de la guerra posiblemente le sirviera
para desmarcarse de su pasado, marcado por esos continuos enfrentamientos entre
lo ortodoxo y lo heterodoxo, para centrarse definitivamente en su verdadera
profesión, la medicina.
A partir de
1904 se le destina a Málaga al Regimiento
de Infantería de Borbón núm. 17. Compaginará la sanidad militar con la
medicina privada. Según los Anuarios del comercio, de la industria, de la
magistratura y de la administración, residía y pasaba consulta en la calle
Madre de Dios nº 31.
No tarda en
integrarse en la sociedad malagueña retomando su pasada actividad como
conferenciante en el seno de una veterana y prestigiosa institución malagueña denominada
“Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales” en la que diserta sobre los problemas de desnutrición y alta
mortalidad infantil, proponiendo la creación de consultorios específicos para
atender a los sectores de la población más desfavorecidos. La famosa “Gota de Leche” que no cristalizará en Málaga hasta 1906.
Revista de Sanidad Militar (1 de julio de 1906)
En la sesión inaugural celebrada en el Teatro
Cervantes, antes de que el presidente declarara oficialmente su apertura, el
doctor Huertas Lozano leyó un discurso “en
el que se hace historia de cómo nació la idea y de las vicisitudes por las que se
pasó hasta su realización, siendo muy aplaudido”.
Llamativas
las palabras pronunciadas por el Inspector General de Sanidad propias del
espíritu regeneracionista imperante:
“En España no sabemos reunirnos más que para
tres cosas: para hacer política, para hacer dinero y para divertirnos, y que es
preciso asociarse para fines tan altos como los pretendidos en este Congreso”.
El doctor
Huertas participó en las sesiones con el tema “Nota comparativa de la morbilidad y mortalidad de la población civil y
militar de Málaga” que fue aprobada totalmente con objeciones de los
señores Romo, Bejarano, Oppel, Estrada y Linares.
Por esta
época parece ser que goza de cierto prestigio profesional y regenta un
sanatorio especializado en práctica quirúrgica:
El Globo (27 de septiembre de 1906)
Cuando parece haber logrado cierta estabilidad a
orillas del Mediterráneo nos sorprende con una licencia por asuntos propios
para La Habana (Cuba):
A punto de agotarse el periodo concedido le
sobreviene la muerte en la Habana el 10 de abril de 1908. Sabemos que dejo
viuda con derecho a pensión, pues así consta en un número de la revista de
Sanidad Militar, aunque no trasciende su nombre y apellidos. Tampoco podemos ratificar si, pese a pertenecer en su día a aquella famosa "Asociación de padres de familia contra la inmoralidad", dejó descendencia.
PUNTO Y FINAL
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