La ciudad de Motril por las peculiares características
de su economía y por su posición geográfica,
pese a esas personalidades aisladas que se dedicaran al toreo en el siglo XVIII
y primera mitad del XIX, que además tuvieron que abrirse paso en otros lugares,
carecía de tradición taurina.
No será
hasta la década de los ochenta del XIX, cuando, al abrigo y ante la demanda de
una cada vez más pujante burguesía industrial y comercial, cuando una empresa
local se embarca en la construcción de una plaza de madera al objeto de poder
ofrecer y rentabilizar espectáculos taurinos durante los periodos festivos.
En marzo
de 1883 el empresario Antonio Terrón Cortes, persona relacionada con el
mundillo de las riñas de gallos, emprende la construcción de una plaza con
maderas en terrenos de la Huerta de Capuchinos. Pretende ofrecer las primeras
corridas durante la tradicional festividad de las Cruces de Mayo: “Se dice que si el negocio diera buenos
resultados, se construiría definitivamente una plaza en aquel mismo sitio”.
Finalmente se anuncia la inauguración de la plaza
con una novillada para el 1º de mayo, seguidas de otras para los días 3 y 6, a
lidiar por una pareja de diestros gaditanos de rancia casta torera: Manuel Díaz
Jiménez “El Lavi” (homónimo y nieto del mítico torero gitano Manuel Díaz Cantoral “El Lavi”) y Antonio Ortega y Ramírez “El Marinero” (hijo del
banderillero “El Lillo”).
Ambos
habían iniciado juntos sus andanzas toreras a temprana edad en el seno de una la
cuadrilla de “Niños Gaditanos” allá por el año 1871.
Entre la
nómina de picadores y banderilleros del cartel aparecen algunos apellidos
ilustres del toreo cordobés (Camará, Bejarano o Luque), lo que obedece a que
Lavi, siendo vecino de la capital cordobesa,
dirigió por un tiempo una de aquellas famosas cuadrillas de “Niños cordobeses”,
que una vez fogueados eran incorporados a la suya propia o a las de toreros
amigos como El Marinero.
Aunque las crónicas califican de exitosos los tres
festejos, el empresario no pudo hacer frente al pago del alquiler de las
maderas que le habían suministrado los almacenista Emilio Moré Auger y Ruperto
Vidaurreta, llegando el asunto al Juzgado que decretó su intervención y arriendo en
pública subasta:
Personas “bastante serias y conocidas” tomaron el
arrendamiento. Para ir predisponiendo al personal se divulga el macutazo de la
contratación de Fernando Gomez “El Gallo”, que llevaba en su cuadrilla al ya afamado banderillero
Guerrita.
Un primer
ciclo veraniego, programado en principio para mediados de julio, no pudo
celebrarse hasta los días 25 y 29, con los espadas Manuel Hermosilla y Diego Prieto “Cuatro Dedos”.
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Manuel Hermosilla![]() |
Antes de entrar en el desarrollo de estas corridas,
anunciadas fraudulentamente como de beneficencia, quisiera detenerme en la frenética actividad,
a efectos de flirteo y entretenimiento, desarrollada por jóvenes pertenecientes
a la burguesía motrileña constituidos en los días previos en “comisión de
moñas”. Su misión, visitar a las damas y señoritas para animarlas a que bordasen
moñas o escarapelas para que ganaran en vistosidad los espectáculos:
"La comisión de moñas pasó en casa de la
señora de Harduya un amenísimo y delicioso rato. Tuvieron la ocasión de oír y
admirar a la simpática Lolita de Herduya, Gran admiración la despertada por
esta distinguidísima cantante, autentico ruiseñor motrileño. También fueron
visitadas una graciosísima dama que ha adquirido recientemente ilustres
blasones nobiliarios; una distinguida señora, que pasa muchas temporadas en una
posesión inmediata a Vélez de Benaudalla; la simpática esposa del administrador
de la fábrica azucarera; y una elegantísima viuda, que hace poco ha regresado
de Granada y tiene por hija a uno de los ángeles del cielo. Es de esperar que las invitadas acepten la
invitación por su proverbial galantería".
Entre los miembros de la citada comisión hallábase
el joven poeta, abogado y periodista Gaspar Esteva Ravassa, director de La Revista, de donde hemos tomado la crónica de sociedad y la mayoría de la
información relacionada con este segundo ciclo de verano.
El propio Esteva, firmando como Uno, que lo más
probable es que no se hubiese visto en su vida ante un trance periodístico de
estas características, recurre al verso de corte humorístico a la hora de
reflejar el desarrollo del primero de los festejos:
¡Ay
prasa de Capuchinos
que
trabajo me costaba
contemplarte
convertía
en
circo de Tauromaquia ¡
La
gente de Hermosilla y Cuatro deos
lucen
con garbo la vistosa capa
mejor
que la que sacan los judíos
en
las junciones de semana santa.
Tocaron
los clarines
brinda
er torero
por
el mundo presente
y
er forastero;
y
jasia el toro fue
Manuel
Hermosilla
De
azur y oro.
Entonces
el cornúpeto atrevio
salto
la valla con violento impulso
y
logro penetrar en los corrales
jaciendo
con los cuernos mil saludos.
Pronto
er capote lo saco a la prasa,
y
cuando en medio de la arena estuvo.
Dijo,
pues vido a sus hermanos muertos:
¡Ay
que barbaridad jasen con uno!
Remató
er puntillero
y
apareció en el circo Relojero:
La
moña la soltó con mil apuros;
¡Que
lastimica de cincuenta duros!
Resumen
de la corrida
La corrida
nada más que regular, de los toros, dio bastante juego el tercero; los espadas
saben hacerlo mejor; la dirección de la plaza, descuidada; pinchazos…la mar;
caballos muertos, cinco; la presidencia, acertada; la entrada, casi un lleno;
las espectadoras canela.
Donantes
de Moñas
En la segunda corrida, con apenas media entrada, se destacó Diego Prieto “Cuatro Dedos”:
Sonaron
parmás
con
gran estruendo;
Fueron
al aire
muchos
sombreros
y
por las gradas todos dijeron
que
vale mucho
don
Diego Prieto.
Las cuentas no debieron ser muy favorables para
los empresarios, hasta el extremo de que para futuros festejos optaron por un despliegue
bastante más modesto: una novillada sin picadores a celebrar el día de la
Virgen.
“A
las cuatro y media de la tarde, ante una mediana concurrencia, aparecieron en
el redondel, Felipe Navarro, Manuel Romero (Morenito), José García (Minuto),
Rafael Moreno (Guapo), matadores en competencia (¡!) y Joaquín Iglesias,
Salvador Gómez y Antonio Fernández, banderilleros, ¿de cartel? no, de cartón. Todos
llevaban trajes modestitos pero feos”.
Gaspar
Esteva (Uno) resume magistralmente aquella competencia: “que consistió en hacerlo cada uno lo peor posible; de los bichos el
primero; de los toreros …el de la puntilla; en la playa se dan mejores corridas
haciendo de toro un barquillero”.
La propia Revista se hace eco del negativo balance
económico: “La empresa ha perdido, según
noticias autorizadas, la cantidad de 5.300 rs. Sentimos este resultado, y
felicitamos bajo otro punto de vista a la mencionada empresa, pues ha
satisfecho, no como la anterior, todos sus créditos con la mayor religiosidad”.
Para menguar aquel fracaso económico a lo
largo del verano el circo taurino dio cabida a carreras de cintas en bicicletas
y encierros de toros embolaos (a 2 rs. la entrada).
Aquella
plaza debió de desmantelarse en invierno.
Para la
temporada siguiente se anuncia la construcción de una nueva plaza de madera en
el Llano de la Fundición. “Cuatro Dedos”, una vez más, anuncia tener contratadas
dos corridas en Motril para el mes de agosto, aunque no nos consta que éstas
llegaran a celebrarse.
Tendrán
que pasar más de treinta años para que vuelvan a celebrarse festejos taurinos
en Motril. De esa nueva etapa de la historia de la tauromaquia local, que
cristalizaría con la construcción de una plaza permanente, nos ocuparemos ya en
una entrada aparte.
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