Durante la década de los veinte del siglo pasado el
diario La Voz de Córdoba, por aquello de la proximidad geográfica, tuvo corresponsalía
en la ciudad de Porcuna. Con relativa asiduidad eran publicadas pequeñas crónicas
sobre diversos asuntos relacionados con
la localidad. Es precisamente en una de
ellas donde accedemos a la noticia de la
existencia final de este músico porcunense del que nos venimos ocupando:
Desde
Porcuna. Muerte sentida.
“En las primeras horas de la noche del día 4
del corriente falleció el conocido profesor de piano, hijo de esta población,
don Benito Arroyo Casado. El malogrado profesor e inteligente músico era muy
estimado de todos sus paisanos por sus bellas cualidades de carácter, causando
su muerte general sentimiento en esta ciudad.
Acompañamos
a su madre y hermanos en el justo pesar que les aflige por tan irreparable
pérdida y elevamos al cielo una oración por el eterno descanso del alma del
finado”.
(25
de octubre de 1925)
La curiosidad nos ha permitido desentrañar
diferentes etapas de su carrera profesional desarrollada en ciudades como
Segovia, Valdepeñas (Ciudad Real) y Madrid, gracias a los fondos hemerográficos
digitalizados de libre acceso que nos proporcionan diferentes instituciones.
En la última entrada anunciábamos su regreso a
Andalucía que situábamos en torno al año 1913. Aunque con periodos de
residencia temporales en Porcuna, por motivos profesionales y puramente
existenciales su vida se verá sometida al sino itinerante propio del mundo
artístico.
Forzosamente tengo que volver a lamentarme de las limitaciones impuestas
por la ausencia de prensa provincial jiennense digitalizada, en cuyas páginas
debió de quedar suficientemente plasmada su habitual actividad musical en
Porcuna y otras poblaciones de la provincia, tanto en su faceta de concertista
de música culta, en bailes de sociedad y
en ese mundillo de las variedades al que seguiría ligado como veremos con
posterioridad.
Las primeras noticias tras su regreso de
Madrid nos la proporciona el diario El Defensor de Córdoba. Se trata de un
concierto íntimo celebrado en el “saloncito
de tertulia” del Circulo Liceo de Castro del Río en el mes de enero del año
1914.
Salón de tertulia del centenario Circulo Liceo de Castro del Río |
Entre el programa interpretado por “el notable pianista” aparece una
composición propia titulada “Coloquio de
amor” (vals boston).
“En los intermedios lució con exquisita voz
y arte sus mejores canciones la popular y simpática cupletista “Flor Española”.
Esta fórmula de espectáculo mixto, entre lo
culto y popular, debió de resultarle provechosa durante algún tiempo para
presentarse en casinos, sociedades recreativas y musicales, que accedieran a la contratación de sus servicios a
cambio de un pequeño desembolso. Hasta
pudiéramos aventurarnos en especular con la posibilidad de que la citada “Flor
Española” fuera su compañera sentimental, a la que pudiera haberse unido durante sus años de tres
funciones diarias en el Cine Bello de Madrid.
Tanto la carrera musical del maestro Benito Arroyo,
así como la de su hermano, el también pianista Valeriano Arroyo, parecen
irradiar a partir de 1914 desde la ciudad de Sevilla en la que fijarían su base
de operaciones. Sus fuentes de ingresos: cines y teatros de la capital sevillana
y el acompañamiento musical prestado a compañías de variedades por poblaciones
de Andalucía y Extremadura.
La
dificultad para acceder a las colecciones de prensa histórica sevillana nos
impide de momento conocer detalles precisos de sus respectivas trayectorias. La Hemeroteca histórica de la Universidad de Sevilla alberga varios títulos del periodo
historiado, pero al carecer de buscadores, y ante lo difícil y extremadamente
lento que resulta descargarse los números para hacer una cata, he terminado
desistiendo. De manera que serán cabeceras de provincias vecinas como Badajoz o
Córdoba de las que nos serviremos.
Un corresponsal sevillano del diario republicano la
Región Extremeña incluye lo siguiente entre las notas de sociedad aparecidas en
el número de 19 de julio de 1916:
“Se encuentra completamente restablecido de
su enfermedad el notable profesor de orquesta señor Arroyo. Lo celebramos”.
Con
anterioridad a esa fecha conocemos de la
existencia de un profesor de piano y maestro de música apellidado Arroyo ligado
a una compañía itinerante de variedades de origen sevillano que se presenta
ante los públicos como “Hermanas Clavel”. Durante su gira de verano de 1915
hacen escala en la localidad pacense de
Torre de Miguel Sesmero:
El corresponsal local de esta pequeña villa, en una extensa
crónica, después de reparar en la belleza (ojos negrísimos e insondables) y
dotes interpretativas de Anita Clavel y demás elenco artístico de la compañía,
reserva un pequeño espacio al acompañamiento musical:
“Traen también un excelente profesor de
piano, el maestro Arroyo, del que este publico guarda buenos recuerdos”.
Las giras de esta modesta compañía se
desarrollan principalmente por la región extremeña con alguna incursión que
otra en la vecina provincia de Salamanca. El referido acompañamiento musical no
iría más allá del piano facilitado por la empresa contratante.
Estas campañas por su particular ruta de la plata, libre de la competencia de otras
compañías de mayor empaque, no siempre se saldaban con beneficios, topándose a
veces con inconvenientes de corte caciquil como los denunciados por el mismo
cronista anterior:
El Correo de la Mañana (3 de octubre de 1914) |
Otra crónica del año 1917 sobre la actuación de
“Las Hermanas Clavel” en el Salón Moreno
de Granja de Torrehermosa nos sirve para ponerle nombre a este maestro Arroyo:
“El maestro don Valeriano Arroyo ejecuta tan
sugestivamente en el piano cuanto constituye el vasto repertorio de las Hermanos Clavel, que no puede uno menos que sentirse entusiasmado de la
perfección de su arte”.
Recordaran como la carrera musical de Valeriano Arroyo había estado
tutelada por su hermano Benito desde que este se hiciera cargo de la dirección
de la Banda Municipal de Valdepeñas. Lo que no puedo certificar es si el
referido Valeriano sería el mismo que participara en aquellas primeras turnes de
las Hermanas Clavel que arrancan en 1914. Puede incluso, que ese Maestro Arroyo
fuese en un principio el propio Benito para ceder con el tiempo el puesto a su hermano por cuestiones de salud o por sentirse atraído por otros
proyectos.
En el mes
de mayo de ese mismo año de 1917 podemos constatar la presencia del Maestro Arroyo en un festival benéfico
organizado por un Circulo Católico de Obreros en la ciudad de Lucena:
Por los términos en que se expresa el cronista
corresponsal parece gozar de cierta popularidad y ascendencia en esta ciudad
cordobesa. Otro de sus hermanos llamado Otilio Arroyo Casado, también músico y
compositor antes que ferroviario, guarda precisamente relación con la ciudad de
Lucena en la que nació su hijo Manuel, con el que compartiría fatal destino
durante la guerra.
La vecina localidad cordobesa de Baena nos ofrece
otra muestra de las aptitudes y adaptabilidad del Maestro Arroyo. En esta
ocasión se trata de un festival escolar celebrado en el Teatro Liceo organizado
por un elitista colegio de niños de segunda enseñanza denominado Academia
Francesa, dirigido por “el ilustrado y cristiano director” don Justino
Alcántara, que había conseguido conformar un coro infantil para mayor prestigio
de la institución educativa que regentaba.
Una nutrida orquesta bajo la dirección
del maestro Benito Arroyo presto
acompañamiento musical al referido coro y llevo el peso de la parte musical en
los diferentes números escenificados por los alumnos del colegio (El Defensor
de Córdoba 18 de enero de 1919).
El Correo de la Mañana - Badajoz (8 de febrero de 1920) |
En su
continua búsqueda de expectativas profesionales más estables, a principios de
1920 participa de un nuevo proyecto musical surgido en la ciudad de Badajoz. Se
trata de una agrupación filarmónica u orquesta titulada “La Lirica”. Después de
un exitoso estreno, sería contratada por la empresa del Teatro López de Ayala para
prestar acompañamiento a las compañías cómico-liricas durante la temporada
teatral.
El proyecto terminaría difuminándose posiblemente
por no hacer frente el empresario a los compromisos adquiridos con los
profesores de la orquesta. Una prueba más de lo difícil que resultaba que iniciativas culturales y profesionales de esta envergadura llegaran a fructificar en provincias.
Llama la atención que Manuel Heredia Espinosa, que
se muestra tan exhaustivo en su Historia de Porcuna a la hora de citar a personajes
significativos o populares que destacaron en cualquiera de las facetas de la
vida humana, no recoja noticia alguna relacionada con el maestro Benito Arroyo.
No es el caso de sus hermanos Valeriano y Otilio, citados como músicos de la banda municipal de principios de siglo. También en el capítulo que le dedica al Centro Filarmónico
(pgs.88-89) menciona la organización de estudiantinas durante los carnavales,
bajo las diestras batutas de los maestros Alfredo Chica y Eduardo Arroyo (el
cuarto hermano músico de la familia).
Disponemos de una muestra gráfica de aquella
estudiantina que apareció publicada en la revista gráfica La Unión Ilustrada (4 de marzo de 1920). Un asiduo colaborador de este espacio. Alberto Ruíz de Adana
Garrido, nos ha proporcionado una magnífica copia
original con orla decorativa de esta misma instantánea.
De la década de los veinte disponemos sólo de dos
referencias aisladas en las que encontramos el maestro Benito Arroyo formando
parte del espectáculo encabezado por la popular Blanca Azucena y su Botones,
habitual de las tablas escénicas de la provincia de Córdoba.
Salón Alhambra de Lucena
“Hoy sábado, beneficio de las notables
artistas, que lo dedican a la coronación de nuestra patrona, anuncian colosal
programa, en cuya función el eminente director artístico don Vicente Buil que
las acompaña, en unión de nuestro antiguo y buen amigo don Benito Arroyo
Casado, ejecutarán lo más extenso de su selecto repertorio”
(La voz 8 de julio de 1923)
El mismo teatro
lucentino, con motivo de las fiestas aracelitanas de principios de mayo del año 1925, vuelve a dar acogida a “tan colosal estrella de las varietés”.
El
corresponsal en Lucena del diario La Voz le vuelve a dedicar unas letras al
músico porcunero: “Las exquisitas artistas
Blanca Azucena y su Botones actuaran en el Alhambra, y traen como maestro
concertador al maestro Benito”.
Cuando la compañía en
el mes de agosto de ese mismo año 1925 traslada sus giras a la provincia de
Alicante, muy posiblemente el maestro Benito, aquejado de tuberculosis pulmonar,
ya no formara de la misma. Sus ambiciones por abrirse un hueco profesional en
el difícil y a veces ingrato mundillo musical se derrumbaron de repente en una cama de
su domicilio familiar en Porcuna (Juan de Mata Dacosta nº 6 – Carrera de Jesús)
donde le sobreviene la muerte a primera hora de la noche del día 4 de octubre
de 1925, recibiendo sepultura en el cementerio municipal.
Por esas mismas fechas la Compañía de
Blanca Azucena que tenia anunciada varias representaciones en el Teatro Wagner
del municipio alicantino de Aspe tuvo que posponer su debut alegando
indisposición repentina de la artista:
Diario de Alicante (5 de octubre de 1925) |
Esta inoportuna indisposición se presta a dos interpretaciones.
Que se utilizara como argucia ante el público por encontrarse la compañía afectada
anímicamente por la noticia del fallecimiento de quien había sido hasta
entonces inseparable compañero de fatigas, o que Benito Arroyo, tuviera que
abandonar precepitadamente la gira por motivos de salud y hacía falta urgentemente
buscarle un sustituto.
Una nota aparecida en prensa durante la segunda
quincena de octubre, en la que Blanca Azucena se disculpa por la enfermedad que
la mantienen retenida en Aspe, y el hecho de que no volvamos a tener noticias de
su gira por Alicante hasta principios de diciembre parecen sostener la segunda
hipótesis barajada.
A muchos os parecerá exagerada la exhaustividad y el
vaciado informativo realizado para adentrarme en la biografía de este
desconocido músico porcunense. Son precisamente esos detalles aparentemente
secundarios los que terminan propiciando sorpresas agradables al abrir el
correo electrónico y la fluida comunicación e intercambio con otras personas
con las que se comparte afición o curiosidad por los diferentes temas que son
abordados.
Un detalle
final en aras de la posibilidad de contactar con descendientes de esta familia
Arroyo tan vinculada a las artes musicales: un profesor de música apellidado
Arroyo Casado , con residencia en la calle Queipo de Llano nº 6 (Jaén)
publicitaba sus servicios profesionales en el año 1944 en las páginas de la
revista musical Ritmo. Debe ser Eduardo o Valeriano.
Estoy seguro que esos álbumes familiares de fotos deben
contener numerosas muestras gráficas contextualizadas relacionadas con nuestro pueblo. Merece la pena intentarlo.
¡!Todo es
posible en Domingo!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario