Los dos breves periodos profesionales vividos
por el músico porcunense Benito Arroyo en la ciudades de Segovia y Valdepeñas (Ciudad Real) durante la primera década del siglo XX, nos han servido para hacernos una idea de lo azarosa y dificultosa que
debía de ser la vida de quienes pretendían labrarse un futuro con
sus habilidades artísticas, así como de la dura competencia existente entre los
pertenecientes al gremio musiquero por alcanzar las metas pretendidas.
Con la consolidación del cinematógrafo como
espectáculo, a principios de la segunda década del siglo XX, se abre un nuevo
campo profesional para aquellos músicos con capacidad de golpear con maestría
las teclas de un piano.
Durante
la primeros años de la era del cine mudo sólo existieron salas de proyecciones
en las grandes ciudades, provistas de piano, órgano o incluso una orquesta
completa que permitían ejecutar los efectos sonoros requeridos por el ritmo
argumental de las películas proyectadas.
Será en un remozado local de espectáculos, el
antiguo Café de la Marina de la
capital de España, rebautizado por su nuevo empresario, el distinguido abogado
y publicista D. Javier Carreño, como Cine
Bello (calle Jardines 21), donde volvemos a tener noticias de la carrera
profesional del pianista, compositor y maestro concertador Benito Arroyo al frente de una orquesta.
La
exhibición de películas mudas no tenía aún el tirón suficiente como para llenar
las salas a diario, de ahí que los empresarios opten por intercalar con los
pases cinematográficos números de
variedades. Para acceder al local no había que abonar entrada, bastaba con hacer efectivo el precio de la consumición "que es el corriente de los cafés, con la ventaja de que todos los artículos que se expenden son de calidad inmejorable".
El bonito y elegante local, ubicado en la céntrica y
transitada calle los Jardines, abría sus puertas al público en la primavera del
año 1911. No tardaría, por su variado programa y esmerado servicio, en
convertirse en “uno de los más
apreciables y favorecidos centros de reunión de Madrid”.
Toda una peonada musical, la que tenían que ejecutar a diario estos currantes de la música. Aunque sin llegar a alcanzar el
prestigio social y profesional que otorgaba la dirección de una banda de música
civil, estos otros menesteres debían de proporcionar un nivel de ingresos
estable y suficiente, amén de liberarse del siempre incomodo teatro adulatorio
con el preboste local de marras para lograr salvaguardarse del las incidencias
del turno de partidos.
Fueron un par de temporadas las que sobrevivió el
Cine Bello a la cada vez mayor competencia, cambiando de manos y retomando su
antigua denominación, ahora como “Antiguo Café de la Marina” a finales de 1913.
Los verdaderos protagonistas de las gacetillas y programas, insertados en la prensa periódica consultada. son los artistas, especialmente las del género femenino.
Los verdaderos protagonistas de las gacetillas y programas, insertados en la prensa periódica consultada. son los artistas, especialmente las del género femenino.
Del
concurso profesional del Maestro Arroyo sólo nos constan un par de referencias
aisladas. Es muy posible que su hermano, el también pianista Valeriano Arroyo,
que ya le acompañara en Valdepeñas, diera el salto con él y formara parte de
aquel elenco de músicos de cine y varietés.
En abril 1913,
cuando a la sala apenas le quedaban unos meses de vida con la denominación de
Cine Bello, ya figura al frente de la dirección musical otro profesional, el Maestro
Quirós.
Todo apunta a que por esas fechas los hermanos
Arroyo retornan a su tierra con otros proyectos musicales, cuyo desarrollo posponemos
para la siguiente y última entrega. Nos falta atar algunos cabos y el acceso a nuevas
fuentes documentales complementarias. El parón de la Semana Santa nos obliga a
poner un punto y aparte provisional.
Ya
puestos, como la estética de los anuncios y fotografías con las que se
publicitan las artistas no nos desagrada, tirando de programas, insertaremos
otros carteles de aquellas más notables o cuya presencia sobre las tablas del
Bello fue más asidua, y con las que nuestro paisano tendría la oportunidad de compartir
ilusiones y desengaños durante los ensayos y descansos necesarios para afrontar
la larga y agotadora jornada laboral diaria.
La Morucha (cupletista) |
La Cordobesita (bailarina)
Y todo un batallón de cupletistas y bailarinas como
La Bella Habanerita, Las Giraldas, La Roteña, La Argelina, la Buena Moza, Las
Crisalidas, Pilar la Gitana, Morenita de Madrid, La Maja, La Sevillanita, la
Gallegita, y un largo etcétera, que en manos de sus respectivos agentes
artísticos y ante el cada vez mayor éxito del género de las variedades empiezan
a ser requeridas por los empresarios de provincias.
(CONTINUARÁ)
Para conocer sobre los inicios del Maestro Arroyo
pinchar al principio sobre Segovia y Valdepeñas, sus primeros destinos como
profesional.
Preciosa entrada; un documento de superior calidad.
ResponderEliminarHe dado con este blog de casualidad y me ha encantado, así que, si me lo permites me hago seguidor suyo, y le visitaré con bastante frecuencia.
Un abrazo.