Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

20 mayo 2014

CAPITAN MIGUEL GALLO MARTÍNEZ: 1931 (HISTORIA DE UN AÑO DECISIVO).


    Ciudadanos de Porcuna:
    Quiero ante todo agradeceros, de una manera profunda, vuestro afectuoso recibimiento y las frases con que vuestro presidente acaba de presentarme, pero deseo que inmediatamente mis primeras palabras, al ponerme en contacto con vosotros, sean para rendir un homenaje a uno de los vuestros que acaba de exponer su vida en defensa de las ideas.
    Adivino en vosotros idéntico pensamiento, pero quiero manifestar públicamente que el pueblo libre de Porcuna deberá en su día un homenaje al capitán Gallo, que exponiendo todo cuanto es, todo cuanto vale, no ha vacilado en ponerse al lado de la causa republicana para defenderla, aun a pesar de que este acto iba a exigirle acaso el sacrificio de su vida. Pero “la vida nada es cuando se da por los otros”, ya lo dijo Galán. El capitán Gallo lo sabía y por ello la expuso en aquellos momentos en que se hubiera podido triunfar con la ayuda de su esfuerzo y el de los demás militares pundonorosos que se han sacrificado, pero que no se triunfó porque, desde siempre, el camino de la Libertad han de recorrerlo los hombres a fuerza de sacrificios y de dolores.

    Yo que he tenido la gran satisfacción de abrazarlo unos momentos después de atravesar la frontera, conozco su pensamiento, que es el mismo e todos aquellos hombres que por haberla querido salvar, viven hoy lejos de España. Volveremos, dicen: la sangre de los mártires de la idea, fructífera siempre; el canto a la Libertad no se extingue jamás, porque es la aspiración de la Humanidad Nueva. Los hombres que así piensan y así se sacrifican merecen que sus pueblos los honren, porque se enaltecen al enaltecerlos. Por eso creo tener derecho para deciros hoy: ¡cumplid vuestro deber con él como otros hemos cumplido el nuestro, pensando únicamente en la liberación de España! (Aplausos, vivas al capitán Gallo).

   Estas palabras se corresponden con los primeros compases de la conferencia pronunciada por Francisco Martínez de Padilla en el local social del Círculo Republicano de Porcuna el 5 de abril de año 1931.




   Los vínculos con Porcuna de este joven ingeniero republicano, natural de Tomelloso (Ciudad Real), le vienen por su matrimonio con María Cabrero Gallo, prima hermana de Miguel Gallo Martínez, a quien le quedaban ya pocos días de permanecía como exiliado en Francia por su participación en la Sublevación de Jaca.

Francisco M. de Padilla y María Cabrero Gallo (retratos al oleo de Antonio López)
     Francisco Martínez de Padilla era hijo de Francisco Martínez Ramírez, apodado “El Obrero”, director gerente de la Compañía de Ferrocarril de Argamasilla-Tomelloso. A ambos corresponde un último intento de hacer llegar los caminos de hierro hasta Porcuna. Publicitaron un proyecto de vía ancha Porcuna-Lopera-Villa del Río, extensible a Higuera de Calatrava, Santiago y Valenzuela,  que no llegaría a prosperar a pesar del entusiasmo inicial mostrado en la Asamblea General de fuerzas vivas de las respectivas localidades, celebrada en Porcuna en el mes de mayo del año 1927.
    Recuerden todas aquellas peripecias que Miguel tuvo que sufrir con posterioridad a la fracasada intentona revolucionaria de Jaca, hasta lograr ponerse a salvo al otro lado de los Pirineos (véase Miguel Gallo. Huída y Exilio). Fue precisamente en el domicilio de Francisco Martínez y de su prima María Cabrero Gallo, en la calle Velázquez de Madrid, donde se refugió tras su épica huida de Jaca, a la espera de que sus apoyos encontraran el momento oportuno para evacuarle.Tras el advenimiento de la República el 14 de abril de 1931 un denominado “Tren de la Libertad”, procedente de Francia, devolvía a su patria al grupo parisino de exiliados españoles republicanos: 
   
    “A las nueve de la noche del día 15, un tren rápido procedente de Paris entraba en  la Estación del Norte. En el andén y alrededores esperaban unas 2000 personas con banderas, estandartes, gorros frigios, brazaletes rojos y otros distintivos republicanos. Al llegar el convoy el público asaltó los coches y se subió encima de sus techumbres, se canto la Marsellesa y se lanzaron calurosas aclamaciones”.

Ramón Franco, Miguel Gallo y Ramón Acín


    Tras el obligado descanso participa en un almuerzo íntimo “en honor de los emigrados políticos” celebrado en el Restaurante de la Dehesa de la Villa, en el que se dieron cita los ministros de Hacienda (Prieto), Fomento (Álvaro de Albornoz), Trabajo (Largo Caballero), Comunicaciones (Martínez Barrio) y Economía (Nicolau d'Olwer) del recién nacido Gobierno Provisional de la II Republica; el recién nombrado Capitán General de Madrid (don Gonzalo Queipo de Llano) y Ramón Franco (director general de Aeronáutica). Por la mañana en compañía de quien fuera su jefe en Jaca, don Julio Mangada, fue recibido por el Ministro de la Guerra (Manuel Azaña), que en consejo de Ministros ya había dado las instrucciones pertinentes para que se decretase la amnistía para quienes habían sido separados del ejército por su participación en los sucesos de Jaca y Cuatro Vientos. 
    De inmediato, toma rumbo hacía su tierra natal al encuentro de los suyos. En la estación de ferrocarril de Villa del Río (Córdoba) se dieron cita familiares y amigos de Porcuna (Jaén) que acudieron prestos a recibir a quien, en aquel contexto festivo por la reciente caída de la monarquía, llegaba revestido de la vitola de “Héroe de la República”.
    Disponemos de un testimonio en el que queda perfectamente reflejada la euforia y regocijo popular propio de aquellos primeros días del nuevo régimen. En dirección a Porcuna se le tributó un espontaneo homenaje en el vecino pueblo de Lopera. Quien lo trasmite, no se hallaba precisamente entre los entusiastas. Trascribimos tal cual sus poéticos y desconsiderados recuerdos:

   “El capitán Gallo, hasta entonces exiliado en el extranjero, sería recibido con los honores propios del momento, en el que se entregaron las masas enfervorecidas hasta el paroxismo republicano, animadas por el prurito insaciable de la libertad prometida.
     La cálida congregación multitudinaria de hombres, mujeres y niños regocijados por un festejo inusual, místicamente enardecidos, avanzaba llenando la larga calle de Jesús en concierto con la claridad del sol abrileño, en parangón con la efeméride antañona que había oído contar a mi abuela: la manifestación imponente del pueblo entero y sus ediles a la cabeza, precedida por los cuatro pitos y medio que hubiera de la banda municipal, a la espera, en aquel sitio, llenos de alegría “la venida de la luz eléctrica”. Claro que aquello no era igual.
    Se promovió un gran revuelo cuando, sobre un mar de cabezas humanas despeinadas y manos alzadas, crispadas, frenéticas por la excitación, trémulas, en oleadas de aplausos coreados por atroz griterío, a hombros igual que un torero portado por un grupo de “capitalistas” se distinguió el cuerpo bamboleante del capitán, reproduciendo la imagen espectacular de la recepción otorgada a un general romano vencedor aclamado por la plebe, agitando innumerables banderas y banderines a su paso. Faltaba explicación para tan espontanea convocatoria con instinto de hormiguero.
    El homenajeado, indisimuladamente sorprendido, ensayaba una sonrisa permanente, en un encuentro de emociones suscitadas; el flamear de los colores republicanos se fundía con el resplandor de la mañana, acorde con el amasijo de banderas de rojo integral de las banderas marxistas en las que iban prendidas las preceptivas fotografías de los capitanes Galán y García Hernández, precursores de la acción revolucionaria, cuyos frutos eran patentes.



    Los himnos y canciones a la libertad inundaban el ambiente estallante, en comunión con Carlos Marx y a los acordes de la Internacional:

¡Viva el capitán Gallo!
¡Viva, viva, gritad a la vez!
¡Viva, viva la honra de España!
¡Que a su infancia la han hecho volver!

    El capitán, vértice de una pirámide humana en marcha, pasó a corta distancia de mí, vitoreado entre trapos y banderines. Como en la Marcha Triunfal de Rubén Darío, las mujeres sofocadas por el calor y el ambiente, enronquecían gritando desde los balcones de la fachada de la Huerta de Moreno, donde las muchachas de “El Dientes” y sus amigas arrojaban claveles reventones y amapolas rojas al paso del cortejo, hurtados a la paz de las de las abejas y mariposas.
    El capitán, vestido de negro o azul, seguía emocionado tratando de coger los ramilletes lanzados al aire. Una corona de laurel giró vertiginosa desde un balcón, como anillo de Júpiter, ostentando los colores del nuevo régimen: la asió con la mano derecha y se la colocó al cuello, a estilo hawaiano.
    Y… ya no recuerdo más, porque la gente pasó en tropel, como una manada de búfalos en estampida, y con esto la imagen se me perdió en la noche de los recuerdos".


   En Porcuna, si cabe, el recibimiento tuvo que estar revestido de mayor bombo y solemnidad. Así lo ratifican los testimonios orales, aunque no disponemos de documento alguno que lo desarrolle. En las actas municipales no queda constancia de homenaje institucional alguno. La placa que rotulaba la calle dedicada al varias veces diputado conservador por el distrito de Martos, don Miguel del Prado y Lisboa (Marques de Acapulco), en la que la familia Gallo tenía su domicilio, sería sustituida por otra dedicada a Miguel Gallo, por voluntad expresa del primer Ayuntamiento Republicano de Porcuna. 

Desaparecida casa de la familia Gallo

   Sus compañeros de Sublevación en Jaca y “Mártires de la República”, Fermín Galán y Ángel García Hernández, también encontrarían acomodo en el nuevo callejero. Se les dedicaron respectivamente las actuales calles Pianista Rafael Quero y Alférez Manuel Casado (una de las numerosas muestras del callejero franquista de Porcuna condenada a desparecer).

    
    La Voz de Córdoba (24 de abril de 1931)

   Tras una corta estancia en Porcuna emprende viaje hacía Madrid. Asuntos urgentes relacionados con su situación militar le reclaman. Aunque se detiene en Córdoba, donde se le organiza una recepción oficial en el Ayuntamiento. Estuvo destinado durante algún tiempo en el Regimiento de la Reina. Le acompañan su padre, José Julián Gallo García de Linares, y sus primos Eduardo, Ramón, Gregorio y Luis Gallo, todos militares profesionales con destino en la capital cordobesa.


    En los días siguientes, se reúnen en Madrid los procedentes del exilio con los militares implicados en las sublevaciones de Jaca y Cuatro Vientos, capturados y sometidos a Consejo de Guerra, puestos de inmediato en libertad con la llegada de la República, así como los integrantes de la trama civil igualmente liberados. Se suceden los homenajes y reconocimientos.
     La práctica totalidad de la prensa madrileña progubernamental les rinde pleitesía en sus talleres y redacciones. El protagonismo lo acapara el carismático capitán Salvador Sediles, famoso tras la campaña organizada por las fuerzas antimonárquicas para conseguir su indulto, una vez se conoce el  fallo del Consejo de Guerra celebrado en Jaca (18 de marzo de 1931) que lo condenaba a muerte. 



    Especialmente intensa la jornada del día 25 para la oficialidad de Jaca encabezada por el teniente coronel Julio Mangada. Entre quienes se concentraron estaban los capitanes Gallo, Sediles, Arboledas, Piaya: los tenientes Mendoza, Marín, López Mejías, y un largo etcétera. Se fueron sucediendo durante la mañana las visitas al Ayuntamiento, Capitanía General, donde recibieron el emocionado abrazo de Don Gonzalo, Ministerio de la Gobernación, Gobierno Civil y Ministerio de la Guerra, donde firmaron su adhesión a la República.
     Por la tarde asisten a una velada organizada por el Ateneo de Madrid, presidido por Manuel Azaña, en honor de Fermín Galán y Ángel García Hernández. En representación de las familias de los malogrados capitanes asisten la viuda de García Hernández y el teniente Francisco Galán Rodríguez (hermano de Fermín):

    “El Sr. Azaña, en un admirable discurso, dice que este acto es de entusiasmo, de imperecedera memoria, e gratitud hacia aquellas víctimas, cuyo sacrificio fue la base fundamental de la nueva República; por eso yo comprendo que las familias de las víctimas tendrán un inmenso dolor, dolor glorioso, por encima de todo sentimiento humano, cuyos frutos también han sido magníficos”.
    “El hermano de Galán, con palabras entrecortadas por la emoción, da las gracias a todos y dice que el nombre de el capitán Sediles y el de sus compañeros presentes estarán siempre unidos al de los héroes de Jaca”.

     Después marcharon al domicilio de la madre de Galán, donde Sediles, en nombre de todos, le dio un beso. Agradecida, fue saludando uno a uno a los capitanes Arboledas, Gallo y Anitua, los tenientes Marín y Mendoza, y los paisanos Cárdenas, Pinillos y Detrus.
    Pasados esos intensos días de homenajes y emociones en Madrid, aprovechando la concentración de antiguos compañeros, un grupo compuesto por Gallo, Sediles, Arboledas, Marín y Mendoza acompañan a Francisco Galán Rodríguez hasta Jaca. Su visita obedece a tres motivos: trasladar al pueblo de Jaca su agradecimiento personal y el de su madre por los numerosos homenajes tributados en memoria de su hermano, ofrecer el sable del capitán Galán al pueblo de Jaca  y suavizar, de camino, las tensiones surgidas entre Huesca y Jaca en torno al destino definitivo de sus restos mortales. Obligada visita a la tumba de Galán en cementerio civil de Huesca y a la García Hernández en la parte católica.


     La instantánea se corresponde con la entrega de flores sobre la tumba de Fermín Galán. Se distinguen perfectamente Gallo a la izquierda y Francisco Galán a la derecha.
    


    Previamente la comitiva mixta de oficiales y civiles, que en dos autos se dirigían desde Jaca hacía Huesca, tuvieron que detenerse en Aniés, donde Gallo y Arboledas pudieron recordar las fatigas que pasaron juntos para evitar ser descubiertos. 

La Voz (25 de mayo de 1931)
    Se ve que con tantos homenajes y baños de masas a algunos de estos militares se les despierta el apetito por la política. La inminente convocatoria de elecciones generales lo alimentaba. Es el caso del coronel laureado don Segundo García y el de los capitanes Sediles, Salinas, Gallo y Arboledas, que el 20 de mayo depositaron instancias en el Ministerio de la Guerra solicitando el retiro del Ejército: “El móvil de la decisión que han tomado ahora estos populares capitanes obedece a sus aspiraciones de reintegrarse a la vida civil y dar a sus actividades nuevo rumbo, seguramente político”.


    El 1º de junio se estrenaba en el Teatro Español de Madrid el moderno e incomprendido “romance de ciego” del joven y prometedor Rafael Alberti, titulado “Fermín Galán”. Es puesto en escena por la compañía dramática de Margarita Xirgu, con Rivas Cherif como asesor literario y Sigfredo Burmann que aporta su renovadora y personal impronta escenográfica.
    Allí se dan cita algunos de los compañeros de Jaca. El propio Miguel Gallo muestra su sorpresa ante determinadas licencias del autor: “Quien curaba a los heridos en el Santuario de Cillas era Pastoriza, no era la Virgen”. Otro sublevado, cuyo nombre se omite, al ver a Margarita Xirgu, vestida de Virgen, dando pasos por la escena exclamo: ¡Anda la Virgen!
    Con independencia de que los compañeros de Fermín Galán salieran más o menos satisfechos de aquella representación, sirvió, al menos, para que permanecieran juntos por unos días. Los capitanes Gallo,Sediles, el teniente Ramón Manzanares y Francisco Galán Rodríguez, aquella misma noche, entre bambalinas o en la celebración posterior, se organizaron una gira por Andalucía.




    Su primera escala, la capital de la provincia de Jaén, donde había venido al mundo el joven e intrépido alférez Ramón Manzanares Molinarecién ascendido a teniente.Era hijo del ingeniero agrónomo Ramón Manzanares Escolano, al frente del servicio provincial del catastro durante la primera década del siglo XX.
   El siguiente destino sería Porcuna, localidad de origen del capitán Miguel Gallo. Aquí nos topamos, una vez más, con la limitación que impone el difícil acceso a la prensa histórica de la provincia de Jaén. De las consultas realizadas en su día en el Archivo Histórico Municipal de Porcuna tampoco obtuvimos resultados favorables. La muestra gráfica, que mostramos a continuación, en la que Miguel Gallo aparece ocupando un lugar preferente en el centro de la instantánea, pudiera corresponderse con alguno de los homenajes que le ofrecieran sus paisanos y amigos:




De izquierda a derecha: Sediles, Galán y Manzanares


    “Procedentes de Porcuna han llegado los héroes de la revolución capitán Sediles (que fue condenado a muerte), capitán Gallo y tenientes Manzanares y Galán. Este hermano del capitán Galán. Fueron recibidos por una gran multitud que los aclamó delirantemente. Pasaron al Ayuntamiento, donde se verificó la recepción oficial. Desde el balcón dirigieron la palabra al público a instancias de éste. Después se celebró un banquete en el Restaurant Macedo, con la asistencia de más de un centenar de comensales, Hubo brindis entusiásticos.
    Los señores Gallo y Manzanares marcharon a Córdoba en automóvil, mientras que los señores Sediles y Galán a Madrid.
    Fueron objeto de una cariñosa manifestación de simpatía por parte del pueblo de Bujalance,  tanto a la salida como a la llegada”.



     De una más extensa y desarrollada crónica publicada en el diario Política (9 de junio de 1931) extraemos las siguientes palabras de Miguel Gallo:

    “Yo no soy orador; de mi no esperéis nada, porque nada a lo ya dicho por mis compañeros puedo añadir, pero os manifiesto y digo que soy de las armas cuando éstas obren con justicia, pero no de ellas cuando se quiera abusar de una España que ha estado tan oprimida y castigada por sus tiranos y déspotas gobernantes. Define acerca de la frase de Joaquín Costa “Escuela y despensa” y pide al pueblo que se instruya para que adquiera conocimientos y cultura y forme todo hombre de su edificio humano un edificio sin esterilidad alguna, porque cultivando nuestros cerebros le hagamos producir hasta llegar a hacer de esas máquinas de la sociedad hombres conscientes de sus derechos y deberes, que saben regirse, porque pusieron todo su afán y amor en el bienestar social, material y moral de la humanidad”.
    Imaginamos que tuvo que ser tras aquella visita cuando el nombre de Miguel Gallo pasa a formar parte del nuevo callejero de Bujalance. Su familia, por cuestiones de negocios, mantenía estrechos vínculos con esta población cordobesa, que desde 1909, con proyecto de su tío el ingeniero José María Gallo, regulariza el suministro de aguas a la población, que queda en manos de una sociedad titulada "La Alameda" en la que se integra como accionista y vocal directivo su tío Ramón Gallo García de Linares. En la vecina localidad de Cañete de las Torres también se le puso su nombre a una calle, al igual que ocurrió en Cardeña (Córdoba), única en la que con la llegada de la democracia se le restituyo el honor.
    El semanario local Bujalance anunciaba la publicación de unas caricaturas de los ilustres visitantes, que si llegaron a salir, lo fue dentro de un número perdido o no incluido en la colección digitalizada.



    A las elecciones a Cortes Constituyentes, celebradas en junio de 1931, concurren varios militares de los relacionados con la sublevación de Jaca. Salvador Sediles, cuyo nombre se barajó en un principio para que se integrara en una candidatura patrocinada por los republicanos de Barbastro (Huesca), se adscribe finalmente a una candidatura de Extrema Izquierda Federal, resultando elegido diputado por la provincia de Barcelona.
     El teniente de la guardia civil, en situación de excedencia, Francisco Galán Rodríguez y el capitán de artillería Luis Salinas García, concurren por la provincia de Huesca en una candidatura de izquierda titulada “Insurrección de Jaca”:


   Aunque obtuvieron importantes apoyos en las urnas, fueron sobrepasados con creces por los candidatos del Partido Republicano Radical y Radical Socialista, que se llevaron las cuatro actas de diputado en juego. Ambos, retirados definitivamente del Ejército, evolucionan hacia postulados comunistas. En lo sucesivo, como dirigentes activos del PCE, laboran en pro de la progresiva implantación del comunismo entre las filas proletarias.
    Gallo, que como el mismo reconocía carecía de esos dotes para la de tribuna que se precisan en la política, por la notoriedad alcanzada durante aquel decisivo año de 1931, tuvieron que llegarle propuestas desde las diferentes formaciones republicanas, que a marchas forzadas se fueron estructurando durante aquellos primeros meses de la República. Como católico practicante no cuadraba mucho en las opciones de izquierda más radical en las que se integraron sus amigos y compañeros. Parece ser que al final se le incluye, como de relleno, en una lista presentada por una candidatura marginal de Republicanos de Izquierda que concurre por la provincia de Jaén:


   Se corresponde con los resultados obtenidos en Úbeda, prácticamente insignificantes en comparación con los 3.500 de Socialistas o 1.110 de la Derecha Liberal Republicana de Alcalá Zamora.
   Todo indica que aquella solicitud de retiro no sería finalmente cursada o se retractaría de la misma, ya que en abril de 1932 se le destina de plantilla al Cuarto Militar de S.E, el Sr. Presidente de la República.

    Después del sobresaltado y agitado año de 1931, pone sus miras en una nueva vida más ordenada y normalizada. En noviembre de 1932 contraía matrimonio con María Victoria Laguna de Rins Almarza, una joven zaragozana, con la que mantenía noviazgo desde antes de los sucesos de diciembre de 1930.


     El destinatario de la invitación, que procede del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, muy posiblemente sea el ministro socialista Indalecio Prieto, exiliado en París con Miguel Gallo hasta la proclamación de la República.
    María Victoria era hija del político y empresario aragonés Miguel Ángel Laguna de Rins Ortiz.

Heraldo de Aragón 25 de noviembre de 1932

    A partir de entonces, el nombre de Miguel Gallo desaparece de las páginas de la prensa. El resto del periodo republicano lo dedica a vivir tranquilamente en familia, a cumplir celosamente con sus deberes militares y a realizar cursos de perfeccionamiento. No volvemos a tener noticias suyas prácticamente hasta aquel fatídico 18 de julio de 1936, en el que "la derechona reaccionaria", con el imprescindible concurso de un sector del Ejercito se levantó en armas contra un gobierno legalmente constituido. Miguel Gallo, como no podía ser de otra manera, permaneció fiel y presto a defender la causa de la República desde un primer momento. Pero eso es ya otro capítulo de su biografía, que dejamos aparcado de momento.
Créditos y agradecimientos

   La fotografía de la desaparecida casa de la Familia Gallo fue realizada por el arqueólogo, amigo e historiador Juan Ruiz Bellido. Pertenece a un reportaje realizado con anterioridad a que los intereses inmobiliarios acabaran con ella.
   La del banquete en Porcuna en la que aparece Miguelito Gallo, como era conocido cariñosamente entre sus paisanos, quiero recordar que la colgó Antonio Recuerda Burgos o Alberto Ruiz de Adana en un facebook local.
   Mi más sincero agradecimiento a Eduardo Ros, descendiente de la familia Martínez de Padilla- Cabrero Gallo, que me proporcionó los retratos al oleo del pintor manchego Antonio López y me ayudó en la obtención del folleto de la conferencia organizada por el Circulo Republicano de Porcuna, que se encuentra entre los fondos de la Biblioteca Nacional.
   La invitación e la boda y el libro del loperano es fruto de la constante y fluida comunicación con Todos los Nombres de Porcuna.
    Tampoco hubiera sido posible este trabajo sin la amable colaboración del personal de la Biblioteca del Ateneo de Madrid, que nos proporcionaron, con diligencia y sin cargo alguno, reproducciones de materiales de los que custodian.
    La colaboración y pasmosa facilidad con que pudimos acceder a las colecciones de prensa del Ateneo de Madrid (previa indicación de las referencias) contrasta con el irracional sistema puesto en práctica por algunas instituciones públicas. Sirva el ejemplo, el empleado por el Archivo Municipal de Zaragoza, que para obtener la reproducción digital de la página del Heraldo de Zaragoza, tuvimos que remitirle previamente un giro postal por importe de 50 céntimos. Nos costó más la tasa del giro que el importe de la página.

18 mayo 2014

DE VUELTA CON JUAN PÉREZ “EL MAESTRO” (1891 -1989).


    Cuando empezamos a adentrarnos en la trayectoria (vida y obra) de los más destacados militantes del sindicalismo campesino en Castro del Río (Córdoba), allá por la década de los 90 del pasado siglo XX, nuestros conocimientos informáticos y los medios técnicos de los que disponíamos eran más bien parcos. De ahí que, numerosas informaciones de las rescatadas del Archivo Histórico Municipal de Castro del Río (fotocopias de documentos, anotaciones, etc.), así como los testimonios orales extraídos de prodigiosas memorias de personas mayores, fueron a parar de una manera algo anárquica y desordenada a carpetas, clasificadores, libretas, agendas o a simples notas tomadas en una servilleta de papel. A raíz de nuestro reciente intento de retomar y reorganizar estos materiales hemos descubierto dos documentos relacionados con Juan Pérez “El Maestro”, que desfiguran un poco la narración sobre su devenir final que recientemente trasmitíamos:

   “Las mismas lagunas persisten con respecto a su devenir durante la guerra civil y sobre de qué manera pudo afectarle la posterior represión franquista. No le hemos encontrado en las listas de prisioneros o ajusticiados. Su nombre común dificulta la tarea. La única y última referencia que tenemos sobre él procede de un incierto y dudoso testimonio oral recabado en Castro del Río, que refiere que pudo eludir la represión fijando su residencia en un pueblo de la provincia de Córdoba o Sevilla, y que se ganó la vida profesionalmente como barbero”.

    Dentro de una de esas carpetas hemos localizado un oficio de correspondencia fechado en vísperas del inicio de la recolección de la aceituna del año 1948, que procede de un expediente abierto a quienes se dedicaban a impartir enseñanzas particulares durante el primer franquismo. Junto al nombre de Dionisio Quintero Garrido, ya referido, aparece también el de Andrés Jiménez Tapia “Cagachin” y el de un tal Juan Pérez.


    Se trata de un escrito dirigido por el Alcalde de Castro del Río al Delegado Administrativo de Enseñanza Primaria, en el que se menciona una instancia previa presentada por  el vecino Juan Pérez, en la que solicita ser nombrado Instructor Auxiliar de Temporada para el ejercicio de la enseñanza en los caseríos de este término conocidos por “Cuadrado” y “Cuadradillo”:




    Aunque no aparece su segundo apellido, que nos permitiría certificar al cien por cien de que se trata de la misma persona, todo indica que así fue. Por esas fechas nuestro protagonista tenía 57 años y una edad difícil para emplearse en los trabajos ordinarios de recolección. Su pasada experiencia como docente le habilitaba para este puesto de auxiliar, que vendría a ser como una especie de guardería temporera de la época, habilitada en dependencias de la propia cortijada durante el tiempo que durara la campaña, y costeada a escote entre los aceituneros/as que arrastraran prole a los caseríos.
    En una libreta aparte encontramos la siguiente anotación procedente de una entrevista de panadería: “Juan Pérez pasó la guerra en la zona de Jaén; no volvió a Castro temiendo las típicas represalias; se instaló en Córdoba con su familia hasta pasados unos años en que regresó. Volvió a marchar a Córdoba con uno de sus hijos llamado José Pérez Elías, que era barbero”.


Personal Computer año 1990
    La memoria de aquella entrevista, algo difuminada ya por el paso del tiempo, explica que erróneamente le relacionáramos directamente con el oficio de barbero, ejercido por su hijo.
    Hemos tenido la posibilidad de consultar los padrones de Córdoba de los años 1940 y 1945, que están colgados en la red. En ellos aparece José Pérez Elías, nacido en Castro del Río el 14 de agosto de 1919,  de profesión barbero. Vivía en unión de sus padres y hermanos en la calle del Hornillo nº 2, una casa de vecinos que albergaba a cuatro familias (17 personas en total), en la popular barriada de San Lorenzo.
   Decepcionante la consulta de la hoja de 1940, ya que figura como cabeza de familia un tal Juan Pérez Expósito, natural de Castro del Río, con cuatro hijos nacidos en Castro entre 1919  y 1927. Además de que no sabe leer ni escribir. 
    Nuestra sorpresa fue mayúscula al cotejarla con los datos del año 1945, con mejor grafía y más completa en informaciones. Como descendientes del matrimonio compuesto por Juan Pérez Expósito (n. 1891) y Francisca Elías Rodríguez (n. 1900), naturales ambos de Castro, figuran José, otro varón llamado Manuel y una hembra llamada Luisa (desaparece otra hembra llamada Cándida con 21 años en 1940): Manuel y Luisa constan como  nacidos en Bujalance (Córdoba) en los años 1924 y 1927, justo cuando Juan Pérez desempeña el trabajo de maestro en la escuela de la Sociedad Obrera la Armonía. Son demasiadas casualidades. Forzosamente tiene que ser la misma persona.    




(Velada teatral del Centro Obrero de Bujalance en  1924)

    El asunto requiere de una doble explicación. La primera en relación con la falsedad de los datos de la hoja de 1940 en la que consta como analfabeto y elude, creemos que a propósito, el nacimiento de sus hijos en Bujalance. Suponemos que para pasar desapercibido y dificultar su identificación al terrible aparato represivo del régimen franquista en Córdoba, ante el peligro de que se le pudiera relacionar con aquellos tristes sucesos de 1933 en los que se vio implicado.
    La segunda explicación es en torno a su segundo apellido, que al parecer utilizaba indistintamente. El apellido Expósito era asignado a todas las criaturas que hubieran nacido de modo ilegítimo, abandonadas en el torno de un convento de monjas e internadas en la inclusa o “casa de expósitos”, donde se hacían cargo de ellas hasta una edad determinada. Durante siglos ser un "expósito" supuso una especie de estigma de por vida cuyo obstáculo no era tan fácil de superar. Al abandono, la vergüenza y la pérdida consiguiente de identidad se sumaba en ocasiones un desprecio social, tan injusto como cruel. Para salvar el problema desde los propios orfanatos se buscaron fórmulas alternativas como la de poner a los niños el nombre del santo del día, el de la persona que le hubiese encontrado o el de aquella que ejerciera las labores de tutor. Muchos deciden desprenderse del apellido. Sin embargo hasta el año 1921 la ley no establecerá expresamente que estos expedientes sean gratuitos, limitándose con ello tal opción. Observen el más que ilustrativo ejemplo que hemos localizado en la barrita mágica de Google:


     ¿Llegaría Juan Pérez Expósito a tramitar un expediente de cambio de apellido?  Creemos que no. Simplemente lo descarta a título personal, aunque a efectos legales su apellido sigue siendo Expósito, tal como figura en los padrones. El Expósito, de su ascendencia inclusera, posiblemente le sirviera para despistar a los servicios de investigación, que de haberle descubierto, en caliente, casi seguro que no le hubieran perdonado sus pasadas militancias.
    Esta particular intromisión en los avatares vitales de una persona y su familia no tiene otra finalidad que la de dejar abierta la posibilidad de contactar con sus herederos. Es por lo que invocamos la ayuda necesaria para alcanzar dicho objetivo, que nos permita, por ejemplo, sustituir la fotografía de la cabecera por una auténtica y verdadera, y hasta obtener alguna muestra gráfica de su pasada  actividad docente y cultural. Especialmente dirigida a quienes, siendo unos niños, asistieran a aquellas campañas de recolección en las cortijadas de El Cuadrado y El Cuadradillo. Pregunten a los mayores, por favor, existen aún muchas historias imposibles de completar con otras fuentes.
    Por torpeza, antes de dar con esa anotación manual que le ponía nombre y apellidos a su hijo el barbero y facilitaba la búsqueda, nos hemos paseado previamente por las hojas del padrón municipal de habitantes de Córdoba del año 1940, en las que aparecen quienes se hallaban alojados a pensión completa en los diferentes establecimientos penitenciarios de la capital cordobesa. Esa larga relación de castreños y espejeños desafectos al nuevo régimen, algunos fusilados ese mismo año en que fueron inscritos, la reservamos para otra ocasión.

16 mayo 2014

NATURISMO: SU ARRAIGO DEFINITIVO EN CASTRO DEL RÍO Y SUS CONTORNOS (1920-1922).



    El fenómeno, moda, doctrina o forma de vida que apareja la práctica del Naturismo no es exclusivo del movimiento obrero anarcosindicalista. Estuvo también muy extendido entre los círculos socialistas y de la izquierda republicana pequeño burguesa. En la provincia de Córdoba, exceptuando la capital y algún que otro seguidor aislado en la comarca minera de Peñarroya-Pueblonuevo, la mayoría de grupos y seguidores se concentran en las poblaciones pertenecientes a la Federación Comarcal de Castro del Río y sus contornos, afecta a la C.N.T.
     Antes, incluso, de los viajes y primeros contactos con el Dr. Eduardo Alfonso, determinantes para su definitivo arraigo, podemos constatar la existencia de profesos del credo vegetariano naturista en sus diversas formas (frugívoros, crudívoros, heliópatas, bañistas…) en poblaciones como Bujalance (Francisco Toro López; y los hermanos Manuel, Teresa y Juan Abril), Cañete de las Torres (Francisco Capilla Zamorano), Montemayor (Benito Cordobés Herencia), Espejo (José Aquilino Delgado) o Castro del Río (Pedro Villatoro Garrido “El Bueno”).

   Los primeros que anuncian constituirse en grupos son los practicantes de Espejo y Castro del Río. El proyectado grupo de Espejo no terminaría de fructificar hasta algo después, siendo la iniciativa que emana de Castro del Río la primera en adoptar la forma de grupo organizado:

Grupo Vegetariano-Naturista

    De Castro del Río nos comunican la constitución definitiva del grupo que encabeza estas líneas.
    Sus componentes saludan fraternalmente, por nuestro conducto, a cuantos ya constituidos esparcen la buena semilla, y ofrecen su concurso y relación en todo aquello que sea necesario. Cuantos quieran, pues, con ellos relacionarse pueden dirigirse a nombre de Pedro Villatoro, en Castro del Río (Córdoba), calle Sin salida núm. 1.
   Creemos inútil hacer constar cuanto nos complacen estos deseos de mejoramiento moral, intelectual y físico que evidencian entidades y grupos , y es de esperar, que en todas las localidades se constituyan semejantes núcleos de actividad regeneradora, a fin de, en no lejano tiempo, tocar los beneficiosos resultados de todo orden.
   Camaradas, ¡adelante siempre!

(HELIOS JUNIO DE 1919)


     Como consecuencia de aquella primera visita de propaganda del Dr. Alfonso en el otoño de 1919 nacen los grupos de Córdoba y Montemayor
     Los mentores del grupo cordobés son el librero Rogelio Luque Díaz y su  inseparable amigo y compañero Francisco Serrano Olmo (natural de Cañete de las Torres). Ambos desde atrás se hallaban relacionados con otra corriente de perfeccionamiento humano muy en boga entre los círculos obreros y republicanos: “El Esperantismo”.
    Rogelio Luque (natural de Priego de Córdoba) antes de establecerse como librero trabajo como dependiente de comercio en la capital cordobesa, de cuyo gremio (Unión de Dependientes) llegó a ser Presidente.
    El primitivo grupo vegetariano-naturista que nace a principios de 1920, poco después se reformula dentro de un proyecto más ambicioso que titulan “Sociedad de Cultura y Altruismo”:

   “Esta entidad cooperará con todos sus esfuerzos y por cuantos medios estén a su alcance a la divulgación y fomento de las ideas naturistas y de tondo cuanto tienda a la cultura y perfeccionamiento del hombre. Cultivará y desenvolverá el idioma universal Esperanto, como fácil expresión para estrechar los lazos de unión entre los hombres”.

Rogelio Luque con su compañera Pilar Serasola
    Entre los miembros de su Junta Directiva se encuentra el castreño Antonio Pérez Rosa, hombre de peso de la organización sindical de Castro del Río, que en 1919, tras aparcar la vida societaria, se había instalado en Córdoba con un taller de ampliaciones fotográficas. No aparece su ex correligionario y socio Benito Cordobés, que ante la escasa rentabilidad del negocio fotográfico regresaría a Fernán Núñez donde residía desde que prácticamente lo expulsaran de Montemayor, al fracasar en su intento de establecerse con una Escuela Racionalista, que sería finalmente clausurada. Ambos debieron de iniciarse en el Naturismo durante su primera etapa de militancia en Castro del Río.
    Esta sociedad cordobesa, por volumen y preparación, fue capaz de redactar unos estatutos que regularan su funcionamiento y de formular el Ideario por el que se había de regir su actividad. Destacamos lo siguiente:

   “El Ideal más grande del Hombre es ser libre, y nadie ha de conseguirlo si, ante todo, no se perfecciona a si mismo para que la sociedad de la que forma parte sea buena, fundamento indispensable de la verdadera libertad.
   Para conseguir la perfección debe practicar todas las costumbres sanas que dignifican, y ha de estar exento de vicios que denigran, imponiendo a todos sus actos la más estricta moral y el más puro altruismo.
   El hombre, para obtener el bien propio, ha de elaborar el ajeno, sin esperar de sus actos otra recompensa que la satisfacción de su conciencia.
   El uso del tabaco, el alcohol y los juegos con interés empieza como pasatiempo y acaba en vicios denigrantes, que causan la degeneración humana; por ello, todo hombre, que de tal se precie, ha de librarse de los mismos, cambiando sus costumbres actuales en el comer y en el beber, en el vestir y el respirar y hasta en el pensar y en el querer. Y cuando todos estemos  libres del vicio, que tan humillantemente no esclaviza, la humanidad habrá alcanzado la perfección social. Sólo entonces el hombre será libre”.

   Esta declaración de intenciones nos sirve para comprender el apodo o remoquete de “El Bueno” que en Castro del Río le colocaron a Pedro Villatoro Garrido, ferviente defensor de estas corrientes de regeneración humana. Según confidencias reservadas, no se hallaba aquejado de dolencia o enfermedad alguna. Murió de viejo y su biblioteca particular fue pasto de las llamas ante el típico miedo a la represión puesta en marcha por los “Salvadores de España”. Desconocemos hasta qué punto pudo ser molestado.
   Fruto también de aquellas primeras propagandas es el Grupo Regeneración Naturista de Montemayor, que nace en la primavera de 1920 y que en agosto del mismo año acoge al Dr. Eduardo Alfonso, que pronunció una conferencia en el Teatro Torre: “Naturistas célebres y medicina natural”.


   “El Dr. Alfonso, correcta y mesuradamente como él sabe hacerlo, nos demuestra que las más preclaras inteligencias que en todo tiempo han servido de norte y guía al género humano, han sido exclusivamente frugales.
     Dice que la vacuna y toda esa serie de sueros más o menos preservadores de todo tipo de enfermedades, no sirven  más que para atrofiar la fuerza vital del pobre enfermo y para que acumulen dinero sus explotadores”.

   La crónica la remite José Lucena (Presidente), que debe ser José Lucena Sánchez, directivo del CIO-SOV de Montemayor, Matías Torres consta como Secretario, mientras que Antonio Moral Torres, un pegajulero adepto, fue el encargado de presentar al Dr. Alfonso.

    A principios de 1921 el primitivo grupo naturista creado por Pedro Villatoro adopta título o denominación:

   
“Con este poético título, que nos recuerda a aquel inmenso rio por do pasa un caudal inmenso de filosofía, conocido por mitología griega, se ha constituido un nuevo grupo en Castro del Río, bajo la presidencia del entusiasta naturista Pedro Villatoro Garrido.
    Todos los elementos que lo integran sienten vehementemente deseos de propagar las doctrinas naturistas, porque están plenamente convencidos de la eficacia moral de sus principios, que por si solos bastarían para levantar el espíritu de los hombres del fango de sus concupiscencias para elevarlo a las más altas regiones de la luz, donde la virtud es el único tirano ante cuya potestad se humillan”.




    Por las mismas fechas se produce el asalto a otra posición elevada de la campiña, la villa de Espejo, donde se constituye un Grupo Vegetariano, que en el escrito que remiten a la prensa manifiestan unos propósitos similares a los de sus vecinos de Castro del Río: “Abstenerse de los perniciosos vicios del tabaco, las bebidas alcohólicas y el juego de naipes, como primer paso, siguiendo la selección del régimen alimenticio en todo lo que racionalmente sea equilibrio para una vida placentera y anhelante a todo lo sublime”.
    Entre sus primeros observantes encontramos a dos hombres estrechamente relacionados con el movimiento obrero local. Se trata de José Aquilino Delgado y Demófilo Villatoro Requena. Este último había representado a la sociedad de Artesanos-Oficios Varios en el II Congreso de la Confederación del Trabajo celebrado en Madrid en junio de 1919. Era hijo del sastre Carlos Villatoro Reyes (simbólico Demófilo), hermano de padre del castreño y también sastre Vicente Villatoro Aranda. Ambos militaron en la logia masónica "García Vao" de Castro del Río (1888-1893).
    Se presentan en público el 24 de marzo con una Conferencia en el Teatro: “Maravillas de los baños de sol, como curan las enfermedades” impartida por el profesor Canetti:

    “Principió entonando un himno al Sol y al sistema planetario, y dio a conocer la importancia que ejercen los rayos solares para purificar todas las dolencias del cuerpo. Presentó numerosas proyecciones de curas de tuberculosis, que ilustraron grandemente al selecto auditorio, que las escuchó con verdadero interés. La conferencia del señor Canetti ha sido un inmenso poema de amor, de paz, de arte y filosofía”. 

Profesor Canetti


   Alejandro Canetti Simonciani, un suizo de padres italianos con aires de bohemio y discípulo de Unamuno en Salamanca, fue pionero del alpinismo, militó en la Masonería e impartió lecciones de alemán e italiano en el Ateneo de Madrid. Llegó al Naturismo a través de la práctica deportiva. Terminaría convirtiéndose en un incansable propagador del Naturismo, a modo de profesional itinerante de la conferencia, lo que le permitió viajar a lo largo y ancho de la geografía española, incluidos sus archipiélagos. El tema desarrollado en Espejo lo esparció por los más dispares rincones del país entre 1918 y 1923.
    En la primavera de 1921 se produce una escisión entre los naturistas castreños que puede que guarde relación con la crisis del obrerismo local y con la incorporación de nuevos practicantes desde otra procedencia ideológica. Aparece un nuevo grupo denominado Fundamento:


     Precisamente, en esta misma dirección postal de la calle Nueva Salud nº 29 coincidirían durante el verano el Dr. Eduardo Alfonso y el veterano anarquista sevillano Manuel Pérez y Pérez.


    Durante los meses de julio y agosto de 1921 el Dr. Eduardo Alfonso fija su residencia en Castro del Río. Pasa consulta de medicina natural en la huerta de su amigo y cliente Antonio Pérez L. Toribio, debajo de un albaricoquero:

    “Los enfermos venían, usando toda clase de medios de locomoción, atraídos por el éxito de nuestras primeras prácticas y ansiando que les diese la ablución en las aguas del Guadajoz, que era así como una especie de Jordán de mi apostolado. Allí mismo, un inspector de Sanidad me pidió el título profesional, por intermedio de un guardia, y esparció entre mis enfermos que yo llevaba escondida una máquina de picar carne para preparar en ella, sin ser visto, lo que me guisaba la patrona al efecto”.


    Manuel Pérez y Pérez, un trabajador del campo natural de Écija (Sevilla), procedía de la exaltación obrerista de principios de siglo. Desde Sevilla, en cuyo Centro Obrero jugó un papel destacado, pega el salto en 1912 al segundo departamento de La Carlota (Córdoba), donde en unión de su prima Ángeles Montesinos lograron poner en marcha una sociedad obrera y una Escuela Racionalista. Representa al Centro Obrero de La Carlota en el Congreso fundacional de la FNOA celebrado en Córdoba entre el 17 y 20 de abril de 1913. Poco después se instala en Córdoba donde consiguió trabajo en un taller de ampliaciones fotográficas. Le duró poco el asiento. Entre 1914 y 1916 se entrega a la propaganda itinerante por los pueblos de la campiña de Córdoba. Díaz del Moral define su táctica propagandística como similar a la empleada por los nihilistas: “En los pueblos en los que no existía organización o se encontraba decaída se presentaba en los cortijos y caseríos, tomaba parte en el trabajo si era preciso  y por las noches y en los descansos predicaba a los obreros”.

    Aquejado de problemas de salud (parálisis parcial) se retiró a su tierra donde regentó una pequeña librería dedicada a la venta de libros y folletos orientados en sus ideas. Para poder desplazarse hasta Castro del Río ese verano de 1921 y  entregarse de lleno al régimen vegetariano y naturista recurrió a una original sistema para la obtención de ayuda: una rifa.

    Desconocemos hasta que punto aquellos meses de huerta en Castro le ayudaron a aliviar sus males.
   En la primavera de 1922, en vísperas de una nueva visita de Eduardo Alfonso y tras fracasar el "Grupo Ceres" en su empeño de recabar el apoyo de todos los grupos de la comarca para traer de gira de propaganda al Dr. Casiano Ruiz Ibarra, se aproximan y terminan fusionándose los dos grupos locales:


    El Dr. Alfonso, finalmente, no pasó consulta aquel verano debajo del albaricoquero de la huerta de Antonio Pérez, como se había anunciado. En noviembre de 1922 arranca con una nueva gira de conferencias de divulgación, que le sirven, de camino, para promocionar su libro “Como os curala medicina natural”, editado por primera vez en 1921. Su primera escala fue la provincia de Córdoba, pasando por Málaga y rematando la gira en Bilbao.
   Aquella gira la resume en un artículo titulado “Andanzas Naturistas” que apareció publicado en Acción Naturista. Aunque extenso, trascribiremos su periplo completo por aquellas localidades cordobesas en las que tenía adeptos al Naturismo y clientes de su medicina natural:



    El primer punto de parada en nuestra ruta fue Córdoba, esa mística y alegre ciudad, capital de la provincia andaluza de más fondo, en la que nos acogió el fraternal afecto de la familia Luque, y donde el naturismo se mantiene merced a la única labor de dichos amigos. Aquí no fue posible dar ninguna conferencia.
    Seguidamente pasé a Espejo, donde una crisis de trabajo mantenía dispersos a gran parte de los consecuentes naturistas de este sano pueblo. Es Espejo un pueblo notable por su grado elevado de sanidad y los frecuentes casos de longevidad que se dan en él. Situado sobre un cerro, en cuyo espejo se mira toda la provincia, sus mujeres se ven obligadas a subir empinadas cuestas con su cántaro de agua cogido en las fuentes de la ladera, y semejan la gallardía, derechura y fortaleza de las pescadoras vascas con sus cestos en la cabeza, o de las mujeres de Guisando o Candeleda en la sierra de Gredos, que como los hombres y niños, han andado y aun andan completamente descalzos, a pesar de que la mal entendida civilización va violando esta sana, natural y fortificante costumbre. En Espejo tuve la ocasión de hablar con una anciana de 101 años, que conservaba íntegras las facultades intelectuales y casi todo el poder de los sentidos, y que subía las cuestas haciendo competencia a sus incontables nietas y aun biznietas. Conservo su retrato y datos biográficos, deduciendo de ellos que el motivo de su longevidad ha sido su vida metódica y laboriosa, haciendo buena la frase de Rousseau, de que la temperancia y la laboriosidad son los dos verdaderos médicos del hombre. Su temperamento sanguíneo (el más vital de todos) y su buena constitución fueron las bases de su dilatada vida.
    Otros casos me citaron de personas de más de 100 años, entre ellas un anciano con 104 que viaja sólo. De la admirable salud y vigor del pueblo espejeño da también buena muestra el noble matrimonio propietario de la fonda que me albergó, ella de setenta y tantos años y de ochenta él, que después de haber tenido veinticuatro hijos, aun les queda vigor, a ella para atender a las necesidades de los huéspedes, y a él para trabajar en su oficio de sastre (al cual se dedica desde los nueve años), a más de bajar por mañana y tarde , haga buen o mal tiempo, a buscar a los viajeros al automóvil, aprovechando las ocasiones para su acostumbrado paseo. Esta buena señora me dijo, hablando de cómo había criado a sus hijos, esta frase clarividente en su misma ingenuidad: “Yo creo que la limpieza es superior a la medicina”. Es la medicina misma, hube de contestarle apresuradamente.
    Uno de los hijos de este buen matrimonio es el consecuente,  puro naturista y buen amigo Demófilo Villatoro, que nos hubo de acompañar en nuestra visita a Fernán Núñez, y que fue ganador en Espejo de un concurso de levantamiento de pesos, y por cuya atlética y armónica musculatura es un verdadero caso práctico de crédito para el Naturismo, tanto más cuanto que, gracias a la higiene naturista integral, no se ha hecho esta exuberancia física con detrimento de la inteligencia y el espíritu.
   De Espejo, donde tampoco fue posible dar conferencia, pasé a Castro del Río, la perla del Naturismo cordobés, en donde los amigos de siempre me demostraron su invariable amistad y su firme convencimiento en nuestras ideas de salud, paz y tolerancia.
    Apenas entre en el pueblo, adonde llegué andando desde Espejo, con el buen amigo Bello, me encontré a su actual alcalde D. Antonio Pérez, a quien tantas atenciones debe el Naturismo de este pueblo, y ya en su seno, quien me notificó tener un local a mi disposición para dar una conferencia naturista e indicándome su deseo de que hablase del árbol frutal, ya que, en colaboración con los naturistas de este pueblo, proyecta una fiesta del árbol que desentumezca la opinión del vecindario en este punto.
    En el local de las escuelas públicas - cuyas clases hubieron de suspenderse para hacer mi disertación -  nos reunimos, presididos por el alcalde y los naturistas de Castro, todas las personas que permitió uno de los salones, y tuve el gusto de hablarles de la utilidad de los árboles frutales y de sombra, y como propina, de los errores de la terapéutica por drogas, vacunas y sueros, cuyo punto motivó la indignación de un profesor veterinario, quien con nuestra venia refuto mis argumentos y me dio motivo para que en mi rectificación explanase a mis anchas (aunque no del todo) los argumentos en contra de tan funestos procederes. Dicho señor veterinario, al terminar la conferencia, me invitó a ser vacunado para convencerme de la utilidad de esta práctica, y yo, ni que decir tiene, me dejé … no vacunar.


    De Castro, donde siempre recibí inmerecidas atenciones de aquel grupo naturista, pasé a Baena, donde ahora he estado por primera vez.
    Realmente en Baena no hay Naturismo propiamente dicho, sino unos cuantos hombres y alguna mujer de buena voluntad, curados con nuestros tratamientos, agradecidos al método natural, que ahora empiezan a estudiar nuestras ideas en todas sus ramificaciones. Son ingresados por el dolor, que han sabido aprovechar las lecciones del mal, y que empiezan a vislumbrar las puertas del paraíso perdido. Entre ellos, Félix Ortega, la familia Galisteo y algunos otros, cuyos nombres no tengo ahora en la memoria, sobresalen por su fe, su rectitud y su sinceridad. Son personas modestas dignas de nuestro apoyo. Haciendo un sacrificio pecuniario y de tiempo organizaron a maravilla una conferencia en el teatro grande, en la que les hable de alimentación vegetariana, tema con el que acostumbro a iniciar la exposición de ideas naturistas en todos sitios, por considerar fundamental para el resto de la evolución humana el vencer al vientre. La concurrencia fue realmente extraordinaria, no faltando, según me dijeron, los cinco médicos del pueblo; es el primer caso en que me ocurre semejante cosa, lo cual habla muy en favor de la propaganda hecha por los naturistas baeneros, y de mis cinco colegas, que, al contrario que la mayoría de los demás pueblos, han demostrado interés por saber algo más, algo nuevo.
    De Baena salí para Montilla en compañía del buen amigo y convencido naturista de Priego D. Juan Luque. En Montilla, donde otras veces estuve y dí conferencias, sólo encontré la buena amistad de los incondicionales de siempre y especialmente D. Antonio Martínez, que con la inteligente ayuda de su esposa, mantiene una troupe de pequeños naturistas que da gloria verla. En Montilla se conoce que la fuerza del vino ha vencido a la del Naturismo, pues aparte algún nuevo ingresado por el dolor, no hay ni un nuevo naturista por convicción. ¡Lástima grande que esto suceda en un pueblo de salud tan diferente, y donde, por causa del alcohol, tanto abundan los enfermos del hígado y del corazón! Aun no han conocido los avisos del mal.
    Después de Montilla tocó mi suerte en Fernán Núñez, pueblo más culto y de más interés por el estudio y las cosas elevadas, como lo prueba su centro filarmónico, que dio una nota fuertemente simpática, allí en el teatro di una conferencia sobre las verdades tradicionales de la medicina naturista, que fue escuchada con singular interés. Los amigos de aquel grupo siguen con toda su  fe la propaganda naturista, predicando con su ejemplo.



    Al día siguiente nos despertó la ventura de una deliciosa excursión a una huerta de Montemayor,  donde en compañía de los naturistas de Fernán Núñez y los entusiastas amigos de aquel pueblo pasé uno de los mejores días de mi vida. Allí, en contacto con nuestra Eterna Madre, tomamos un gratísimo baño de sol y nos dimos un soberbio baño de natación en un poético estanque rodeado de naranjos. Todo un poema de naranjas, agua y sol, en pleno noviembre, que terminó con un ágape de honor a la Vida, en el que se turnaron las deliciosas uvas, el melón sano y refrescante de aquellos terrenos, y las insuperables granadas del suelo cordobés. Al ver a aquel grupo de hombres unidos por el color moreno de su cuerpo, por esa mota de profunda igualdad que da la ausencia de esa cáscara hipócrita y endiosada que se llama vestido, por su comunión de ideas sanas y sencillas, tomando por todo alimento algunas frutas y bañando su cuerpo en el agua fina del mes penúltimo del año, algo dulcificada por el majestuoso sol andaluz, cualquiera hubiese juzgado serenamente de nuestra positiva locura , de la cual no hemos ni de justificarnos siquiera , si es cierto el refrán de que sólo los niños y locos saben decir las verdades, pues si fuésemos como niños, no olvidemos que Cristo nos prometiera el Reino de Dios, y si como locos se nos tildase, nos consolaríamos con poder decir la Verdad.
    Con esto terminé mis andanzas cordobesas después de haber tendido nuevos lazos y fortificado los antiguos.

CONTINUARÁ