Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

05 mayo 2013

MAESTRO BENITO ARROYO CASADO (FINAL)



      Durante la década de los veinte del siglo pasado el diario La Voz de Córdoba, por aquello de la proximidad geográfica, tuvo corresponsalía en la ciudad de Porcuna. Con relativa asiduidad eran publicadas pequeñas crónicas sobre diversos  asuntos relacionados con la localidad. Es  precisamente en una de ellas donde accedemos a  la noticia de la existencia final de este músico porcunense del que nos venimos ocupando:

Desde Porcuna. Muerte sentida.

     “En las primeras horas de la noche del día 4 del corriente falleció el conocido profesor de piano, hijo de esta población, don Benito Arroyo Casado. El malogrado profesor e inteligente músico era muy estimado de todos sus paisanos por sus bellas cualidades de carácter, causando su muerte general sentimiento en esta ciudad.
     Acompañamos a su madre y hermanos en el justo pesar que les aflige por tan irreparable pérdida y elevamos al cielo una oración por el eterno descanso del alma del finado”.
(25 de octubre de 1925)

     La curiosidad nos ha permitido desentrañar diferentes etapas de su carrera profesional desarrollada en ciudades como Segovia, Valdepeñas (Ciudad Real) y Madrid, gracias a los fondos hemerográficos digitalizados de libre acceso que nos proporcionan diferentes instituciones.
     En la última entrada anunciábamos su regreso a Andalucía que situábamos en torno al año 1913. Aunque con periodos de residencia temporales en Porcuna, por motivos profesionales y puramente existenciales su vida se verá sometida al sino itinerante propio del mundo artístico.
     Forzosamente tengo que volver a lamentarme de las limitaciones impuestas por la ausencia de prensa provincial jiennense digitalizada, en cuyas páginas debió de quedar suficientemente plasmada su habitual actividad musical en Porcuna y otras poblaciones de la provincia, tanto en su faceta de concertista de música culta, en bailes de sociedad  y en ese mundillo de las variedades al que seguiría ligado como veremos con posterioridad.
      Las primeras noticias tras su regreso de Madrid nos la proporciona el diario El Defensor de Córdoba. Se trata de un concierto íntimo celebrado en el “saloncito de tertulia” del Circulo Liceo de Castro del Río en el mes de enero del año 1914.

Salón de tertulia del centenario Circulo Liceo de Castro del Río

     Entre el programa interpretado por “el notable pianista” aparece una composición propia titulada “Coloquio de amor” (vals boston).

    “En los intermedios lució con exquisita voz y arte sus mejores canciones la popular y simpática cupletista “Flor Española”.



     Esta fórmula de espectáculo mixto, entre lo culto y popular, debió de resultarle provechosa durante algún tiempo para presentarse en casinos, sociedades recreativas y  musicales, que accedieran a la contratación de sus servicios a cambio de un pequeño desembolso. Hasta pudiéramos aventurarnos en especular con la posibilidad de que la citada “Flor Española” fuera su compañera sentimental, a la que pudiera haberse unido durante sus años de tres funciones diarias en el Cine Bello de Madrid.
     Tanto la carrera musical del maestro Benito Arroyo, así como la de su hermano, el también pianista Valeriano Arroyo, parecen irradiar a partir de 1914 desde la ciudad de Sevilla en la que fijarían su base de operaciones. Sus fuentes de ingresos: cines y teatros de la capital sevillana y el acompañamiento musical prestado a compañías de variedades por poblaciones de Andalucía y Extremadura.
     La dificultad para acceder a las colecciones de prensa histórica sevillana nos impide de momento conocer detalles precisos de sus respectivas trayectorias. La Hemeroteca histórica de la Universidad de Sevilla alberga varios títulos del periodo historiado, pero al carecer de buscadores, y ante lo difícil y extremadamente lento que resulta descargarse los números para hacer una cata, he terminado desistiendo. De manera que serán cabeceras de provincias vecinas como Badajoz o Córdoba de las que nos serviremos.
    Un corresponsal sevillano del diario republicano la Región Extremeña incluye lo siguiente entre las notas de sociedad aparecidas en  el número de 19 de julio de 1916:

     “Se encuentra completamente restablecido de su enfermedad el notable profesor de orquesta señor Arroyo. Lo celebramos”.

       Con anterioridad a esa fecha  conocemos de la existencia de un profesor de piano y maestro de música apellidado Arroyo ligado a una compañía itinerante de variedades de origen sevillano que se presenta ante los públicos como “Hermanas Clavel”. Durante su gira de verano de 1915 hacen escala en la localidad pacense de Torre de Miguel Sesmero:



      El corresponsal local de esta pequeña villa, en una extensa crónica, después de reparar en la belleza (ojos negrísimos e insondables) y dotes interpretativas de Anita Clavel y demás elenco artístico de la compañía, reserva un pequeño espacio al acompañamiento musical:

     “Traen también un excelente profesor de piano, el maestro Arroyo, del que este publico guarda buenos recuerdos”.

      Las giras de esta modesta compañía se desarrollan principalmente por la región extremeña con alguna incursión que otra en la vecina provincia de Salamanca. El referido acompañamiento musical no iría más allá del piano facilitado por la empresa contratante.  
     Estas campañas por su particular ruta de la plata, libre de la competencia de otras compañías de mayor empaque, no siempre se saldaban con beneficios, topándose a veces con inconvenientes de corte caciquil como los denunciados por el mismo cronista anterior:

El Correo de la Mañana (3 de octubre de 1914)
      Otra crónica del año 1917 sobre la actuación de “Las Hermanas Clavel” en  el Salón Moreno de Granja de Torrehermosa nos sirve para ponerle nombre a este maestro Arroyo:

     “El maestro don Valeriano Arroyo ejecuta tan sugestivamente en el piano cuanto constituye el vasto repertorio de las Hermanos Clavel, que no puede uno menos que sentirse entusiasmado de la perfección de su arte”.

     Recordaran como la carrera musical de Valeriano Arroyo había estado tutelada por su hermano Benito desde que este se hiciera cargo de la dirección de la Banda Municipal de Valdepeñas. Lo que no puedo certificar es si el referido Valeriano sería el mismo que participara en aquellas primeras turnes de las Hermanas Clavel que arrancan en 1914. Puede incluso, que ese Maestro Arroyo fuese en un principio el propio Benito para ceder con el tiempo el puesto a su hermano por cuestiones de salud o por sentirse atraído por otros proyectos.
     En el mes de mayo de ese mismo año de 1917 podemos constatar la presencia del Maestro Arroyo en un festival benéfico organizado por un Circulo Católico de Obreros en la ciudad de Lucena:


     Por los términos en que se expresa el cronista corresponsal parece gozar de cierta popularidad y ascendencia en esta ciudad cordobesa. Otro de sus hermanos llamado Otilio Arroyo Casado, también músico y compositor antes que ferroviario, guarda precisamente relación con la ciudad de Lucena en la que nació su hijo Manuel, con el que compartiría fatal destino durante la guerra.




    La vecina localidad cordobesa de Baena nos ofrece otra muestra de las aptitudes y adaptabilidad del Maestro Arroyo. En esta ocasión se trata de un festival escolar celebrado en el Teatro Liceo organizado por un elitista colegio de niños de segunda enseñanza denominado Academia Francesa, dirigido por “el ilustrado y cristiano director” don Justino Alcántara, que había conseguido conformar un coro infantil para mayor prestigio de la institución educativa que regentaba.



     Una nutrida orquesta bajo la dirección del  maestro Benito Arroyo presto acompañamiento musical al referido coro y llevo el peso de la parte musical en los diferentes números escenificados por los alumnos del colegio (El Defensor de Córdoba 18 de enero de 1919).

El Correo de la Mañana - Badajoz (8 de febrero de 1920)
     En su continua búsqueda de expectativas profesionales más estables, a principios de 1920 participa de un nuevo proyecto musical surgido en la ciudad de Badajoz. Se trata de una agrupación filarmónica u orquesta titulada “La Lirica”. Después de un exitoso estreno, sería contratada por la empresa del Teatro López de Ayala para prestar acompañamiento a las compañías cómico-liricas durante la temporada teatral.






     El proyecto terminaría difuminándose posiblemente por no hacer frente el empresario a los compromisos adquiridos con los profesores de la orquesta. Una prueba más de lo difícil que resultaba que iniciativas culturales y profesionales de esta envergadura llegaran a fructificar en provincias.



      Llama la atención que Manuel Heredia Espinosa, que se muestra tan exhaustivo en su Historia de Porcuna a la hora de citar a personajes significativos o populares que destacaron en cualquiera de las facetas de la vida humana, no recoja noticia alguna relacionada con el maestro Benito Arroyo. No es el caso de sus hermanos Valeriano y Otilio, citados como músicos de la banda municipal de principios de siglo. También en el capítulo que le dedica al Centro Filarmónico (pgs.88-89) menciona la organización de estudiantinas durante los carnavales, bajo las diestras batutas de los maestros Alfredo Chica y Eduardo Arroyo (el cuarto hermano músico de la familia).
     Disponemos de una muestra gráfica de aquella estudiantina que apareció publicada en la revista gráfica La Unión Ilustrada (4 de marzo de 1920). Un asiduo colaborador de este espacio. Alberto Ruíz de Adana Garrido, nos ha proporcionado una magnífica copia original con orla decorativa de esta misma instantánea.


     De la década de los veinte disponemos sólo de dos referencias aisladas en las que encontramos el maestro Benito Arroyo formando parte del espectáculo encabezado por la popular Blanca Azucena y su Botones, habitual de las tablas escénicas de la provincia de Córdoba.


Salón Alhambra de Lucena 

    “Hoy sábado, beneficio de las notables artistas, que lo dedican a la coronación de nuestra patrona, anuncian colosal programa, en cuya función el eminente director artístico don Vicente Buil que las acompaña, en unión de nuestro antiguo y buen amigo don Benito Arroyo Casado, ejecutarán lo más extenso de su selecto repertorio”

(La voz 8 de julio de 1923)


    El mismo teatro lucentino, con motivo de las fiestas aracelitanas de principios de mayo del año 1925, vuelve a dar acogida a “tan colosal estrella de las varietés”.
   El corresponsal en Lucena del diario La Voz le vuelve a dedicar unas letras al músico porcunero: “Las exquisitas artistas Blanca Azucena y su Botones actuaran en el Alhambra, y traen como maestro concertador al maestro Benito”.

    Cuando la compañía en el mes de agosto de ese mismo año 1925 traslada sus giras a la provincia de Alicante, muy posiblemente el maestro Benito, aquejado de tuberculosis pulmonar, ya no formara de la misma. Sus ambiciones por abrirse un hueco profesional en el difícil y a veces ingrato mundillo musical se derrumbaron de repente en una cama de su domicilio familiar en Porcuna (Juan de Mata Dacosta nº 6 – Carrera de Jesús) donde le sobreviene la muerte a primera hora de la noche del día 4 de octubre de 1925, recibiendo sepultura en el cementerio municipal.
   Por esas mismas fechas la Compañía de Blanca Azucena que tenia anunciada varias representaciones en el Teatro Wagner del municipio alicantino de Aspe tuvo que posponer su debut alegando indisposición repentina de la artista:

Diario de Alicante (5 de octubre de 1925)
      Esta inoportuna indisposición se presta a dos interpretaciones. Que se utilizara como argucia ante el público por encontrarse la compañía afectada anímicamente por la noticia del fallecimiento de quien había sido hasta entonces inseparable compañero de fatigas, o que Benito Arroyo, tuviera que abandonar precepitadamente la gira por motivos de salud y hacía falta urgentemente buscarle un sustituto.

      Una nota aparecida en prensa durante la segunda quincena de octubre, en la que Blanca Azucena se disculpa por la enfermedad que la mantienen retenida en Aspe, y el hecho de que no volvamos a tener noticias de su gira por Alicante hasta principios de diciembre parecen sostener la segunda hipótesis barajada.

    A muchos os parecerá exagerada la exhaustividad y el vaciado informativo realizado para adentrarme en la biografía de este desconocido músico porcunense. Son precisamente esos detalles aparentemente secundarios los que terminan propiciando sorpresas agradables al abrir el correo electrónico y la fluida comunicación e intercambio con otras personas con las que se comparte afición o curiosidad por los diferentes temas que son abordados.
    Un detalle final en aras de la posibilidad de contactar con descendientes de esta familia Arroyo tan vinculada a las artes musicales: un profesor de música apellidado Arroyo Casado , con residencia en la calle Queipo de Llano nº 6 (Jaén) publicitaba sus servicios profesionales en el año 1944 en las páginas de la revista musical Ritmo. Debe ser Eduardo o Valeriano.
     Estoy seguro que esos álbumes familiares de fotos deben contener numerosas muestras gráficas contextualizadas relacionadas con nuestro pueblo.  Merece la pena intentarlo.
    
    ¡!Todo es posible en Domingo!!





18 abril 2013

SAN MARCOS EN PORCUNA (TRADICIONES PERDIDAS)



SAN  MARCOS, LETANÍAS Y  ROSARIO, Porcuna (Jaén).

     La víspera se dirigía a la ermita del Santo el Clero y los fieles rezando el rosario. La ermita está situada en una altura a las afueras del pueblo. Lo traían en procesión y al día siguiente lo llevaban cantando las letanías de todos los Santos.
     La “santera” alfombraba todo el suelo de la ermita con una gran capa de “hinojos”, y tenía preparados ramos de flores para todos los sacerdotes.
     Después  de  celebrada la misa regresaban al pueblo; llevando cada sacerdote en una mano la vela encendida y en otra el ramo de flores.
     Algunas personas devotas del Santo pasaban la tarde en San Marcos, llevando de merienda los típicos “hornazos”, que son un pan de aceite con un huevo sujeto por dos tiras cruzadas de la masa.

Hornazo de Justa

CANDELARIOS

     También la víspera de San Marcos recorren los niños las calles del pueblo, llevando cada dos un palo en el que van colocando todas las espuertas, serones, esteras, sacos viejos, etcétera, que en ellas le dan. En las plazas, encrucijadas anchas van acumulando todo lo recogido, y al atardecer encienden los candelarios.


     Los niños saltan alrededor y cantan:

Señor San Marcos,
la flor de los campos.
Señor San Benito,
la flor de los pitos.

     Esto lo cantan en tono de letanía.

     En  la última decena de abril empiezan a florecer los campos por estas tierras; mejor dicho, ya están plenamente florecidos.
     El 21 de marzo es la festividad de San Benito Abad, Patrón de este pueblo. En este tiempo los niños hacen de las cañas verdes de la cebada zampoñas o pitos.

       Lo transcrito pertenece a un pequeño artículo firmado por Doña Dolores Fernández Bellido, maestra de sucesivas generaciones de niñas de Porcuna, que apareció publicado en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares (cuadernos 3º y 4º del tomo I del año 1945), donde se recogen algunos aspectos más o menos conocidos en torno a la tradición histórica de la festividad de San Marcos en la localidad.
      Refiere la celebración estrictamente religiosa en tiempo pasado, lo que nos induce a pensar en que por las fechas en que se publica este pequeño trabajo no se había superado aún en sus formas antiguas la interrupción que sufriera durante la guerra, y que pudiera remontarse incluso al periodo republicano. Desconocemos el momento exacto en que fue sustituida la primitiva y desaparecida talla de madera por la que se venera en la actualidad. Heredia Espinosa dice que fue al terminar la contienda civil.
     Nos ha llamado la atención el papel protagonista desempeñado por la santera (mujer del santero). Esta familia, con residencia en la propia ermita, era usufructuaria también del famoso huerto anexo a la misma. El peculiar exorno aromático y floral desplegado para el día del santo sería algo implícito a su propia condición de caseros.
     La autora elude el localismo “chiscos” que sustituye por candelorios, más entendible para los lectores de una revista científica de difusión nacional.
     Para quien pueda despertársele la curiosidad sobre las teorías que se barajan en torno a la ancestral costumbre de encender hogueras, asociada al calendario solar y agrícola, así como de la historia de esta advocación en Porcuna, véase el trabajo de Antonio Recuerda Burgos: La devoción a San Marcos.
    Mi más sincero agradecimiento a Javier Navas Millán que asumió con agrado y diligencia la petición formulada para localizar y obtener copia del artículo de Doña Dolores entre los fondos de las bibliotecas públicas de la ciudad de Granada, en la que reside (véase entrada sobre San Marcos en su blog personal en la que se gesta la presente) .
     Para terminar, aprovechándonos de una fotografía capturada de la Escuela Nacional de Niñas regentada por Doña Dolores Fernández Bellido, de una fecha cercana a ese año 1945, trazaremos una breve semblanza de esta maestra de Porcuna. 


     Nacida en 1911 en el seno de una familia acomodada. Hija de Rodrigo Fernández Fernández (propietario) y de Dolores Bellido Barrionuevo. Sus hermanos varones, Rodrigo y Antonio, tuvieron ambos acceso a estudios superiores, Farmacia y Veterinaria respectivamente.
     Las mujeres procedentes del ámbito rural, con arreglo a la mentalidad predominante de la época, a lo máximo que podían aspirar eran a cursar la carrera de magisterio. Fue en las aulas de la Escuela Normal de Maestros de la capital de España donde Doña Dolores obtuvo el título que la capacitaba para ejercer la profesión de maestra, ostentando además el privilegio de haber participado de la experiencia de una de las instituciones educativas más prestigiosas de nuestro país, la Residencia de Señoritas dependiente de la Institución Libre de Enseñanza, bajo la dirección de la ilustre pedagoga María de Maeztu.



     Así consta en una relación de señoritas del curso académico 1935/1936 que aparece en un libro del que es autora Isabel Pérez -Villanueva Tovar: La Residencia de Estudiantes 1910-1936. Grupo universitario y Residenciade Señoritas.
     Debió finalizar sus estudios ese mismo año de 1936. Terminada la guerra ya la encontramos entre las maestras que impartían docencia en Porcuna, no librándose, pese a su extracción social conservadora, de los preceptivos informes y expedientes depurativos que puso en marcha el nuevo régimen, especialmente celoso con el magisterio.



28 marzo 2013

TRÁGALA PERRO


Trágala perro (Francisco de Goya)

     La canción "Trágala perro" fue un instrumento utilizado por los liberales exaltados para humillar a Fernando VII y a los absolutistas tras el pronunciamiento protagonizado por el teniente coronel Riego en las Cabezas de San Juan el 1º de enero de 1820, con el que se daba por terminando el Sexenio Absolutista y se iniciaba el Trienio Liberal (1820-1823). Las circunstancias obligaron al monarca, bajo juramento, a decir aquello de: “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”.
     La tonada, que se hizo muy popular, terminaría convirtiéndose en símbolo de la resistencia hacia aquellos que no aceptaban las leyes. Con el mismo significado, aunque con ligeras variantes con respecto a la letra original, volvería a ser cantada durante la II Republica y la Guerra Civil española.

¡Trágala Perro! a Fernando VII y los absolutistas:

     Tú que no quieres lo que queremos la ley preciosa do está el bien nuestro. ¡Trágala, trágala, trágala perro! ¡Trágala, trágala, trágala perro! Tú de la panza mísero siervo que la ley odias de tus abuelos. Porque en acíbar y lloro ha vuelto tus gollerías y regodeos. Tú que no quieres lo que queremos la ley preciosa do está el bien nuestro. ¡Trágala, trágala, trágala perro! ¡Trágala, trágala, trágala perro! Busca otros hombres, otro hemisferio, busca cuitado déjanos quietos,  donde no sabe que a voz en cuello mientras vivieres te cantaremos: Tú que no quieres lo que queremos la ley preciosa do está el bien nuestro. ¡Trágala, trágala, trágala perro! ¡Trágala, trágala, trágala perro! Dicen que el «Trágala» es insultante pero no insulta más que al tunante. Y mientras dure esta canalla no cesaremos de decir ¡Trágala! ¡Trágala, trágala, trágala perro! ¡Trágala, trágala, trágala perro!


      Nos servimos de este breve prolegómeno sobre los orígenes de la canción para meter en contexto lo sucedido a unos veinte milicianos voluntarios de la ciudad de Montilla (Córdoba), quienes tras recabar el oportuno permiso de la superioridad, tomaron rumbo hacia la vecina villa de Espejo al objeto de presenciar una corrida de toros anunciada para la tarde del día de San Juan del año 1821.



      Se ve que la tropa le pegó al vinillo por el camino pues hicieron una eufórica y triunfal entrada en la población, entonando una y otra vez el célebre Trágala.   
      Como durante el festejo prosiguieron con la misma cantinela, terminaron por amostazar a los de Espejo, que según parece no eran muy devotos de él:

      “Los milicianos vieron caer sobre sus cabezas y lomos un diluvio de palos, que habría tenido consecuencias fatales, si los alcaldes no hubieran interpuesto su mediación y reportado a aquellos jayanes furibundos, que amenazaban dar fin de sus huéspedes, los cuales se habrán convencido verosímilmente de que el trágala no es canción de todos tiempos y lugares”.


      La noticia sobre la manta de palos recibida por aquellos milicianos montillanos en Espejo, nos la proporciona el corresponsal en Montilla del diario Miscelánea de comercio, política y literatura, del que era redactor principal el afrancesado motrileño Francisco Javier de Burgos, que confiere a la publicación una impronta liberal moderada y anti revolucionaria.

      En 1963, el guionista de la película musical estrenada como Los Guerrilleros, protagonizada por el cantante Manolo Escobar, sin conocer la moraleja final del suceso narrado, por imperativo patriótico, retrotrae el Trágala al año 1808, coincidiendo con los preparativos y momentos previos a la famosa Batalla de Bailén. Son los invasores franceses los destinatarios de la inquina de la canción, cuya letra se modifica hasta el extremo de que se incorpora la gesta de resistencia protagonizada por una heroína motrileña de ficción:

Manuela la de Motril,
tiene en un viejo barril
franchutes en escabeche.

27 marzo 2013

Maestro Arroyo: cinematógrafo y varietés (1911-1913).



     Los dos breves periodos profesionales vividos por el músico porcunense Benito Arroyo en la ciudades de Segovia y Valdepeñas (Ciudad Real) durante la primera década del siglo XX, nos han servido para  hacernos una idea de lo azarosa y dificultosa que debía de ser la vida de quienes pretendían labrarse un futuro con sus habilidades artísticas, así como de la dura competencia existente entre los pertenecientes al gremio musiquero por alcanzar las metas pretendidas.
     Con la consolidación del cinematógrafo como espectáculo, a principios de la segunda década del siglo XX, se abre un nuevo campo profesional para aquellos músicos con capacidad de golpear con maestría las teclas de un piano.
      Durante la primeros años de la era del cine mudo sólo existieron salas de proyecciones en las grandes ciudades, provistas de piano, órgano o incluso una orquesta completa que permitían ejecutar los efectos sonoros requeridos por el ritmo argumental de las películas proyectadas.


     Será en un remozado local de espectáculos, el antiguo Café de la Marina de la capital de España, rebautizado por su nuevo empresario, el distinguido abogado y publicista D. Javier Carreño, como Cine Bello (calle Jardines 21), donde volvemos a tener noticias de la carrera profesional del  pianista, compositor  y maestro concertador Benito Arroyo al frente de una orquesta.
     La exhibición de películas mudas no tenía aún el tirón suficiente como para llenar las salas a diario, de ahí que los empresarios opten por intercalar con los pases cinematográficos números de variedades. Para acceder al local no había que abonar entrada, bastaba con hacer efectivo el precio de la consumición "que es el corriente de los cafés, con la ventaja de que todos los artículos que se expenden son de calidad inmejorable".


     El bonito y elegante local, ubicado en la céntrica y transitada calle los Jardines, abría sus puertas al público en la primavera del año 1911. No tardaría, por su variado programa y esmerado servicio, en convertirse en “uno de los más apreciables y favorecidos centros de reunión de Madrid”.

El Eco Artístico (Noviembre de 1911)





     “Diariamente, a las siete, ocho y media, nueve y tres cuartos y once de la noche, se celebran grandes sesiones, en las que el numeroso público que llena el amplio salón aplaude los números más notables y populares del variado género que cultiva este agradable espectáculo. El director artístico, D. Manuel Pérez, y el maestro concertador D. Benito Arroyo, merecen toda clase de elogios por la atrayente variedad de las sesiones”.
El Liberal (15 de noviembre de 1911)




     Toda una peonada musical, la que tenían que ejecutar a diario estos currantes de la música. Aunque sin llegar a alcanzar el prestigio social y profesional que otorgaba la dirección de una banda de música civil, estos otros menesteres debían de proporcionar un nivel de ingresos estable y suficiente, amén de liberarse del siempre incomodo teatro adulatorio con el preboste local de marras para lograr salvaguardarse del las incidencias del turno de partidos.



     Fueron un par de temporadas las que sobrevivió el Cine Bello a la cada vez mayor competencia, cambiando de manos y retomando su antigua denominación, ahora como “Antiguo Café de la Marina” a finales de 1913. 
     Los verdaderos protagonistas de las gacetillas y programas, insertados en la prensa periódica consultada. son los artistas, especialmente las del género femenino. 
     Del concurso profesional del Maestro Arroyo sólo nos constan un par de referencias aisladas. Es muy posible que su hermano, el también pianista Valeriano Arroyo, que ya le acompañara en Valdepeñas, diera el salto con él y formara parte de aquel elenco de músicos de cine y varietés.
     En abril 1913, cuando a la sala apenas le quedaban unos meses de vida con la denominación de Cine Bello, ya figura al frente de la dirección musical otro profesional, el Maestro Quirós. 


      Todo apunta a que por esas fechas los hermanos Arroyo retornan a su tierra con otros proyectos musicales, cuyo desarrollo posponemos para la siguiente y última entrega. Nos falta atar algunos cabos y el acceso a nuevas fuentes documentales complementarias. El parón de la Semana Santa nos obliga a poner un punto y aparte provisional.
      Ya puestos, como la estética de los anuncios y fotografías con las que se publicitan las artistas no nos desagrada, tirando de programas, insertaremos otros carteles de aquellas más notables o cuya presencia sobre las tablas del Bello fue más asidua, y con las que nuestro paisano tendría la oportunidad de compartir ilusiones y desengaños durante los ensayos y descansos necesarios para afrontar la larga y agotadora jornada laboral diaria.  

La Morucha (cupletista)

La Cordobesita (bailarina)

No confundir con la cupletista y modelo cordobesa Dora La Corsobesita.


     Y todo un batallón de cupletistas y bailarinas como La Bella Habanerita, Las Giraldas, La Roteña, La Argelina, la Buena Moza, Las Crisalidas, Pilar la Gitana, Morenita de Madrid, La Maja, La Sevillanita, la Gallegita, y un largo etcétera, que en manos de sus respectivos agentes artísticos y ante el cada vez mayor éxito del género de las variedades empiezan a ser requeridas por los empresarios de provincias.


(CONTINUARÁ)

      Para conocer sobre los inicios del Maestro Arroyo pinchar al principio sobre Segovia y Valdepeñas, sus primeros destinos como profesional.




25 marzo 2013

Maestro de Música "Benito Arroyo" (continuación).



      Cuando abandona Segovia, el maestro Benito Arroyo se muda a la ciudad manchega de Valdepeñas donde se le ofrece, aunque de forma  interina, la dirección de la Banda Municipal de Música en fase de reorganización, según consta en el extracto de los acuerdos tomados por el Ayuntamiento de esta ciudad durante el mes de febrero del año 1907, publicados en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real.

Sesión extraordinaria del día 6 de febrero:

     “Destituir al Director de la banda municipal D. Alfredo Martos; que con carácter de interino y provisional se encargue de la dirección D. Benito Arroyo; que se reorganice la banda bajo nuevas bases que se establecerán en un reglamento y que una vez aprobado se anuncie un concurso para proveer la dirección en propiedad en el concursante que más méritos acredite a juicio del jurado que al efecto se designe”.


     Durante su también corta estancia en la capital del vino manchego, compaginará sus servicios al frente de la banda de música del municipio con otros proyectos relacionados con la música coral, como ya lo había hecho en Segovia. 
     En esta ocasión, para hacerle el seguimiento no disponemos de la profusión informativa que suele proporcionar la prensa diaria local. Por el Anuario comercial o guía indicadora de Valdepeñas para 1907 conocemos que ya para esa fecha dirigía un denominado Orfeón Wagneriano e impartía clases como profesor de música:



    Su posición preeminente le permitirá reclamar los servicios profesionales de su hermano y también músico Valeriano Arroyo, que dejará Porcuna para consolidarse como profesional bajo la dirección y tutela de Benito Arroyo.

Valdepeñas (Anuario Riera 1908)
Valdepeñas (Anuario del comercio, industria... 1909)

     El proyectado reglamento así como la convocatoria para cubrir en propiedad la plaza de director de la banda quedaría aparcada. Las típicas fluctuaciones políticas y el clientelismo al uso de la época, que afectaba a la carrera profesional de los músicos al igual que a la de otros funcionarios, terminan por perturbar la progresión artística de nuestros paisanos. En 1909 volvemos a encontrar como director al destituido maestro y compositor jiennense, Alfredo Martos.


    Según relación publicada en el B.O.P. por la Junta Provincial del Censo Electoral, los hermanos Benito y Valeriano Arroyo adscritos al distrito 2º - sección 1º (San José) de la ciudad de Valdepeñas, no emitieron su voto en las elecciones municipales celebradas el 12 de diciembre de 1909, siendo censurados públicamente por incumplimiento de un deber civil en base a lo dispuesto por la ley electoral vigente (voto obligatorio), lo que nos induce a pensar que para esa fecha el vino manchego había desaparecido de sus mesas.




(Maestro Benito Arroyo: Cinematógrafo y Varietés 1911-1913)


     La fotografía de la cabecera pertenece a la banda de música de la vecina localidad de Membrilla, tomada del magnífico fondo fotográfico que nos ofrece la Biblioteca Digital de Castilla-La Mancha.
     Aprovechamos la ocasión para reclamar la ayuda de historiadores, aficionados a la música y curiosos en general de la localidad manchega de Valdepeñas, que pudieran aportarnos alguna fotografía de Benito Arroyo al frente de la banda u orfeón, así como noticias o informaciones relacionadas con su faceta de compositor o sobre la huella dejada a su paso por aquella ciudad. Me estoy refiriendo a periódicos, revistas y otras publicaciones locales, de difícil localización desde la distancia, que pudieran resultarnos de gran ayuda a la hora de completar la biografía de este músico jiennense cuya memoria pretendemos rescatar del olvido.

23 marzo 2013

Pianista y maestro concertador Benito Arroyo.



     Entre los componentes de una reorganizada y reglamentada Banda Municipal de Porcuna dirigida por el maestro Emilio Ruiz Ramírez de Aguilera en el año 1904, cuya relación nos proporciona Manuel Heredia Espinosa en su obligada obra de referencia, aparecen los nombres de Leonardo y Otilio Arroyo Casado, con las categorías de músicos de segunda y de tercera respectivamente, hermanos a su vez de aquel joven pianista llamado Valeriano Arroyo que formó parte de la Orquesta Bellas Artes gestada en 1899.
      Los trabajos previos de documentación para elaborar aquella entrada nos han conducido hasta otro miembro de aquella familia musical porcunense llamado Benito Arroyo Casado (suponemos que el primogénito), que en fecha indeterminada abandona Porcuna con el firme propósito de abrirse paso en el difícil arte de la música.
      Sobre su formación musical todo son incógnitas, aunque lo más probable es que la obtuviese en el seno de aquellas agrupaciones musicales locales de finales del XIX y principios del XX, cuyos directores actuaban a la vez como profesores de música. Cabe también la posibilidad de que la pudiese haber adquirido o perfeccionado en alguna banda militar durante su estancia en el servicio militar, cuya oportunidad era aprovechada con relativa frecuencia por los aficionados a la música en aquellos tiempos.
     Las primeras noticias de las que disponemos  sobre su trayectoria profesional  lo sitúan en la ciudad de Segovia entre los años 1905 y 1906, con una edad que giraría en torno a los 22-25 años.  
   

     La casualidad de que durante este periodo estuviese un porcunense al frente del  gobierno militar de aquella plaza, el general  del arma de artillería don Diego Ollero y Carmona, nos induce a pensar en un posible patrocinio por paisanaje a la hora de introducirle en el mundillo social y cultural de esta pequeña ciudad castellana en la que militares y religiosos sobresalían notablemente en la composición de su estructura socio-profesional. La Academia de Artillería ejercía como gran centro dinamizador de la vida económica y cultural de la misma, que a principios de siglo apenas si sobrepasaba los 15.000 habitantes.


     Sería en un local de esparcimiento, el mítico Café de San Francisco, ubicado en la calle del mismo nombre, donde tenía su sede el referido centro de formación militar, y entre cuyos clientes habituales debían ser mayoría militares y alumnos de la academia, donde se le ofrece la oportunidad de trabajar y poner en práctica una ya consolidada experiencia musical.  
     Alterna conciertos de piano en solitario con el acompañamiento musical que brinda a bellas y simpáticas señoritas que sobre un pequeño escenario amenizan con sus cantes y bailes las tardes noches de ocio de su selecta clientela.
    Artistas del género lírico ligero, que destacaban en su doble faceta de cupletistas y bailarinas, caso de Sofía Cabañero, Paz Coello, Balbina García o la Bella Brillante, aparecen en los programas ofrecidos por el empresario de este exitoso café cantante al lado del "reputado, aplaudido, genial pianista y profesor Benito Arroyo", como ya le distinguen las crónicas insertadas en el diario El porvenir segoviano, que nos va permitir reconstruir su trayectoria profesional durante los años en que residió en la capital segoviana.



   “Sofía Cabañero destaca por su voz de sugestivo timbre y perfecta afinación, condiciones que sabe aprovechar con maestría en los picarescos e intencionados cuplés de su inagotable repertorio, derrochando gracia, donaire y sal, en su no menos vasto repertorio de bailes nacionales. Pianista y cupletista disponen de los suficientes recursos para dar variedad a los programas y que las veladas resulten agradabilísimas, siendo premiados sus empeños por complacer al público con los muchos aplausos que todas las noches cosechan. Para que nada falte, hasta el piano forma excepción entre los de su clase, no está desafinado”.

      Entre los programas ejecutados se anuncia con frecuencia como preludio una composición del Maestro Arroyo titulada Punta Brava (Fantasía Militar), suponemos que utilizada para complacer a su clientela mayoritaria y predisponerla a la marcialidad necesaria para desenvolverse con soltura en este tipo de locales.


     Su buen hacer profesional le fue abriendo puertas  y su comparecencia pronto se convierte en necesaria e imprescindible en cuantas iniciativas y actividades relacionadas con la música se desarrollan en la ciudad.
      Participa en la reorganización y revitalización del Orfeón Segoviano, concediéndosele la dirección del mismo.  Ya para los carnavales de 1906, con el fin de allegar fondos para la nueva masa coral, se organiza en su seno una estudiantina que hace las delicias del público con “un precioso pasacalle”, compuesto por el propio Maestro Arroyo.
     Su concurso musical será  también asiduo en cuanta fiesta, buffet, baile o concierto organizan aquellas  sociedades y círculos de recreo de corte más aristocrático, como el Casino Militar o Circulo de la Unión:


      Su polivalencia le permite participar también en las tradicionales celebraciones de Semana Santa:
     “Una escogida música de capilla, bajo la inteligente dirección de don Benito Arroyo, interpretó muy bien el himno Stábat Mater" dentro de los cultos solemnes celebrados en la Iglesia de El Salvador, que el gremio de los sastres de Segovia dedica anualmente a la Virgen María al pie de la Cruz.
      Prueba del cada día mayor engarce del músico porcunense con la sociedad segoviana es la edición comercial de unas composiciones de vals boston (una forma más serena y pausada de interpretar el vals) y mazurcas para piano, cuya partitura principal está dedicada a Victoria Eugenia de Battemberg, a punto de contraer matrimonio con el joven monarca Alfonso XIII.




     Fue también el responsable de poner música a un libreto de zarzuela titulado “La Chispa” del que era autor un enigmático y polifacético escritor segoviano llamado Heraclio Serrano Viteri. La obra pudo ser estrenada en el Teatro Miñón de Segovia el 20 de enero de 1906, aprovechando un largo ciclo de actuaciones de la compañía de zarzuela y opereta dirigida por el primer actor Cesar Muro, que accedería a su representación más por complacer la demanda localista que por la propia calidad de la obra, que desconocemos. Los gacetilleros locales después del estreno parecen ignorarla.
      Su trabajo al frente de la masa coral, que pronto sería rebautizada como Orfeón Segoviano Juan Bravo, parece dar sus frutos. Al maestro Arroyo le corresponde la iniciativa de solicitar su participación en los festejos musicales que con motivo del enlace regio organizaría el Ayuntamiento de Madrid:

10 de mayo de 1906

     El éxito alcanzado por el orfeón en aquellos fastos salta tanto a las cabeceras provinciales como nacionales:

ABC de 5 de junio de 1906
     Cuando a finales de junio de 1906 el orfeón Juan Bravo es recibido por la pareja real y su séquito, ya repuestos del susto del día del enlace, en los salones del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, Benito Arroyo ya no aparece al frente de la misma. Como encargado de recibir las felicitaciones regias figura don Luis Casares, sacerdote beneficiado y organista de la Santa Iglesia Catedral, cuya relación con el orfeón era la de simple director honorario.
     Creemos que ese acto de suplantación, con el que el verdadero artífice de los meteóricos progresos de aquella coral quedaba relegado a un segundo plano, no debió ser encajado con agrado por el maestro Benito Arroyo, que no tarda en desaparecer de aquella ciudad cuando apenas si se cumple un año de su llegada. Los prebostes locales no debieron considerar acorde con el protocolo regio que se presentase al frente de aquel orfeón, orgullo de la ciudad, un pianista de café cantante.



      Como las fuentes nos han permitido desarrollar con exhaustividad los arranques artísticos de este desconocido y olvidado personaje local, posponemos el paseo por el resto de su intensa carrera artística para una próxima entrega, no sin antes aportar algunos datos que pudieran  ayudarnos a contactar con familiares o aficionados a la música con los que rellenar algunas lagunas sobre esta familia de músicos porcunenses.
     La fotografía de la cabecera es de época pero suplantada.
     En pro de las causas imposibles diremos que Benito Arroyo falleció joven en Porcuna en la década de los veinte. Residió en la calle Juan de Mata Dacosta nº 6 (Carrera) y dejó dos hijas menores de edad llamadas Carmen y Juana Arroyo Rodríguez.
     De su hermano Otilio Arroyo Casado, que también hizo sus pinitos como compositor como podremos descubrir más adelante, con el tiempo se haría ferroviario. Gracias al increíble esfuerzo desplegado por Todos los Nombres de Porcuna por recuperar la memoria de los represaliados del franquismo, conocemos que fue fusilado en el mes de enero de 1937 junto a un hijo de 17 años de edad (Manuel Arroyo Parras) ante las tapias del cementerio de San Rafael de Córdoba, coincidiendo con las fechas en que la mayoría de los porcunenses hechos presos durante la caída de Porcuna y recluidos en la improvisada prisión del Alcázar Viejo cordobés sufrían similar suerte. Aunque su destino profesional lo tenía en Belmez (Córdoba) es posible que se encontrase y fuese capturado en su pueblo natal.
      La referencia más cercana temporalmente se corresponde con el también maestro Leonardo Arroyo que según Heredia Espinosa dirigió la Banda Municipal de Porcuna a finales de la década de los cuarenta, entre la fecha en que la dirigiera Antonio Pastilla Criado y el repuesto maestro de la banda de música del periodo republicano Benito Cabeza. 
      Agradecería información al respecto bien en comentarios o en el correo que aperece junto al perfil del autor de este lío. 

      Ver aproximación biográfíca completa pinchando sobre las sucesivas entregas:

                      2ª  entrega               3ª entrega         4ª entrega (FINAL)