Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

07 julio 2011

Grupo Anarquista Alas de Castro del Río (1914-15) 2ª parte.




   Ponía fin a la primera parte de la entrada, haciendo referencia al excesivo celo recaudador entre las filas anarcosindicalistas castreñas a raíz de su manifestado propósito editorial, durante los primeros compases de vida del Grupo Anarquista Alas. También mencionaba cierta dejadez en cuanto a su participación en las habituales suscripciones pro-presos por cuestiones sociales. En olor a la verdad, además de la modesta contribución de los operarios agrícolas del cortijo de Monterrite, ya mencionada,  en el mitin organizado por la SOV-CIO para el 1 de Junio de 1914, finalizado el turno de palabra de los oradores (Idelfonso Bello, Juan Lucena Villatoro, Pedro Algaba, Pérez Rosa, Rafael Peña de Espejo, Salvador Cordón y el joven propagandista Joaquín Elizondo), se abrió suscripción entre los asistentes con un montante de 40, 85 pesetas remitidas oportunamente a la redacción de Tierra y Libertad.



   La animadversión hacía la clase política, en particular contra socialistas y republicanos (“falsos redentores”) ya propagada por Sánchez Rosa en sus frecuentes visitas de propaganda, con la presencia de Salvador Cordón y con el activismo del grupo anarquista Alas parece ir en aumento.
   En el referido acto, además de ponerse de manifiesto, una vez más, la miseria a la que parece estar condenada la clase trabajadora, se recordó al proletariado castreño y espejeño presentes en el mismo, la necesidad de sindicarse, independientemente de su matiz político, aunque no por ello dejo de fustigarse enérgicamente a la política. Joaquín Elizondo, en un maratoniano discurso que duró algo mas de dos horas “durante el cual toda la concurrencia estuvo pendiente de su elocuente palabra” puso especial hincapié en este aspecto: “hubo de congratularse esta por el modo tan acertado que empleó para hablar la desvergüenza del señor Iglesias (don Pablo) y de otra porción de políticos a los que tuvo ocasión de escuchar”.
   La presencia de este joven, de tan sólo 23 años, de propaganda por la región sindicalista durante el año 1914, es referida tanto por Juan Díaz del Moral como por el republicano Eloy Vaquero, con quien llego incluso a controvertir públicamente en Montalbán de Córdoba (su pueblo natal). Ambos mencionan su osadía verbal y las particulares circunstancias de su muerte por ahogamiento acaecida en el río Guadajóz (dejemos el caso Elizondo para una nueva entrada, que me viene mejor).

   La estancia de Cordón e Isabel Hortensia en Castro del Río podemos considerarla como definitoria para el arraigo del ideario anarquista en esta villa cordobesa que terminaría por convertirse, utilizando palabras textuales de Díaz del Moral, en "quicio y cabeza visible del sindicalismo cordobés". Tomarán como residencia la recién adquirida sede del Centro Obrero en la calle Colegio nº 15. Su segundo hijo, inscrito como Arnaldo Avenire en el registro civil, nacería precisamente en esta casa en Agosto de 1914.
  Su labor sobrepasa con creces las tareas docentes en un principio encomendadas, y se convierten en una especie de mentores o liberados al servicio de la sociedad obrera. A destacar, su empeño por crear, impulsar y consolidar el grupo anarquista "Alas", en torno al cual terminarán aglutinándose los elementos más activos del anarcosindicalismo castreño.
    

Desaparecida Casa del Centro
C/ Colegio 15

    Su proyectado órgano de expresión, con el mismo nombre del grupo, no vería la luz definitivamente hasta febrero de 1915: 
   "ALAS". Revista sociológica y literaria. Aparecía los días primeros de mes. Redacción y administración: Colegio, número 15, Castro del Río (Córdoba). El primer número de esta revista corresponde al día 1 de Febrero de 1915. Publicó sólo seis números. Sindicalista y anarquista, inspirada por Salvador Cordón”). No se conservan ejemplares. 
("Historia de las Agitaciones Campesinas" de Juan Díaz del Moral)



  Otro de los proyectos editoriales del grupo, una novela de la que era autor el propio Salvador Cordón, quedaría relegada a un segundo plano, por cuestiones de economías. Se titulaba “Por amor al Ideal”. Un capítulo de la misma vería la luz finalmente en la Biblioteca del Obrero de Sánchez Rosa con otro título:


   Otras muestras del activismo del Grupo Alas son su adhesión al Congreso Internacional Anarquista  en el Ferrol, reunido para laborar por la paz europea, así como, su asidua y fluida correspondencia con otros grupos anarquistas diseminados por diferentes lugares de la geografía nacional e incluso del extranjero. En las páginas del semanario anarquista Tierra y Libertad quedan reflejadas:










    Estos recortes hacen abrigar la remota esperanza de que por algún lugar del mundo, en manos de particulares, tal vez, pudiera conservarse algún ejemplar aislado de esta primera publicación periódica de la historia de Castro del Río de la que por desgracia no se conocen ni conservan ejemplares.
    La presencia de Cordón e Isabel H. en Castro, que ya gozaban de amplia fama y simpatías por todo el territorio andaluz, por sus habituales colaboraciones en la prensa obrera, unido al hecho de que ya por estas fechas, Castro del Río ostentara la capitalidad del sindicalismo provincial, convierten a esta localidad en escala obligada para cuantos propagandistas se acercan a estas tierras.
  Podemos constatar documentalmente las visitas de dos destacados divulgadores de  "la idea anarquista":  José Rodríguez Romero y Antonio Loredo Martínez.

  El tipógrafo murciano José Rodríguez Romero,era ya un veterano sindicalista de la Solidaridad Obrera en Barcelona, partícipe de la huelga general que derivaría en los sucesos de la  Semana Trágica y delegado de la C.N.T. en el Congreso Sindicalista celebrado en Londres en 1913. Por estas fechas residía en Madrid donde había constituido un grupo anarquista con fines propagandísticos:




   Hace escala en Castro procedente de Montilla, donde había participado en un Mitin Controversia con los socialistas promovido por el grupo Alas, en el que también intervinieron Cordón y Pérez Rosa de Castro del Río, y Sánchez Rosa que se había desplazado desde Sevilla expresamente para participar en dicho acto. Rodríguez Romero permanecerá hospedado durante varios días en la casa del Centro junto a Cordón y su familia, preparando otro acto que se celebraría en Espejo el 3 de Junio de 1915 a modo de gran asamblea de la comarcal sindicalista (Castro del Río, Espejo, Montemayor y Fernán Núñez). En el acto, presidido por Rafael Peña de Espejo, pronunciaron fogosos discursos los oradores de las diferentes localidades: Victoriano Jurado (Espejo), Benito Cordobés y Ángel Díaz (Montemayor), José Aquilino (Fernán Núñez), Salvador Cordón y el alumno aventajado de su escuela Bartolomé Mendoza (Castro del Río), cerrando el acto Rodríguez Romero.
   Con posterioridad visitaría a los compañeros de Montemayor, donde a pesar de los intentos de las autoridades locales para que no se celebrase el acto programado, participó en un multitudinario mitin al aire libre junto al castreño Benito Cordobés, allí asentado, y pendiente de la resolución del expediente de clausura que se había incoado a su escuela racionalista.
  La frecuente presencia en la localidad de estos líderes forasteros, que debían de ser vistos como elementos peligrosos por las clases conservadoras, da lugar a que las autoridades locales monten dispositivos especiales de vigilancia por indicación expresa del Gobierno Civil, donde se llevaba un registro específico de anarquistas con el fin de controlar su movimiento:

  "Contesto telegrama de usted, manifestándole que el anarquista Rodríguez Romero llegó coche correo de Montilla, acompañado de Antonio Pérez Rosa, Presidente del Centro Obrero de esta villa, y de Salvador Cordón Avellán, maestro laico de dicho Centro. Al bajarse del coche se dirigió con este último al precitado Centro donde se hospeda, sin que haya sido visto hasta ahora por ningún otro sitio. Tengo organizada exquisita vigilancia para poder conocer todos sus movimientos, y según he podido comprobar anoche no celebró conferencia alguna, pues al Centro sólo concurrieron cinco o seis socios. Seguiré la investigación y comunicaré a usted cuanto pueda averiguar, incluso si es posible de lo que se ocupe, si celebra reuniones).

  Poco después Cordón recibiría la visita de su compañero y maestro durante su estancia en la República Argentina, el redactor de Tierra y Libertad, Antonio Loredo, quien tras participar en el Congreso Anarquista del Ferrol, ostentando precisamente la representación de la Federación Comarcal cordobesa, había iniciado una excursión de propaganda por toda España en solidaridad con los presos de Cenicero (Logroño), procesados por haber hecho frente a la fuerza pública durante una huelga. Loredo visitó los Centros obreros de Bujalance, Cañete, Castro del Río y Córdoba. Su visita tampoco pasaría desapercibida a las autoridades:

  "Confirmo a usted mi telegrama de ayer, referente al anarquista Antonio Toredo Martínez, cuyo primer apellido según indagaciones resulta ser Loredo. Se hospeda en el centro obrero, y a su llegada en automóvil lo esperaban Salvador Cordón, maestro de dicho Centro, y el presidente Antonio Pérez Rosa. Anoche acudieron al Centro además de éstos, Antonio Ortega Criado, Alfonso Moreno Silveira, Juan Pérez López, Antonio Ruíz Rosa, Ildefonso Bello Fernández, José Dios Criado, Francisco Dios Expósito, Pablo Sánchez Elías, José Ruíz Rosa y Juan Viudez Hervás, desconociéndose de lo que trataran. Según me han informado, viene algo enfermo, y precisa permanecer en ésta hasta el cinco de Julio venidero. Tengo dispuesta exquisita vigilancia para conocer todos sus movimientos y lugares que visite, caso de salir del Centro, quedando con comunicar a usted todo cuanto pueda averiguarse relacionado con el sujeto que se trata". 



Diario de Córdoba 17 de julio de 1915

   Poco después, aquejado de tuberculosis pulmonar, moriría en Logroño tras entregar a las familias de los presos el dinero recaudado durante su gira.


  La vida del grupo Alas de Castro del Río coincide cronológicamente con la presencia de los republicanos federales al frente del gobierno municipal, en mayoría durante todo el año de 1914, e incluso ostentando la Alcaldía desde Febrero de 1915.     

   Los coyunturales acercamientos entre “republicanos federales” y sociedad obrera "anarquista", que podían traducirse en circunstanciales apoyos electorales a sus candidatos en los diferentes procesos electorales, parece atravesar por un buen momento, hasta el punto, de que la actitud adoptada por los núcleos anarcosindicalistas rurales de Castro, Espejo y Montemayor debieron contribuir en sumo grado para que el candidato federal, Hilario Ayuso, arrebatara en las elecciones celebradas en 1914 el acta de diputado por el distrito de Montilla al liberal independiente José Fernández Jiménez.
   Esta coyuntura política explicaría en parte el normal funcionamiento de la Escuela del Centro Obrero, desde la que García Birlán primero y  Cordón e Isabel Hortensia con posterioridad, impartían una pedagogía esencialmente libertaria, muchas veces enfrentada abiertamente a leyes e instituciones, y cuyo único fundamento legal, y no suficiente, estaría en el art. 3º de los típicos reglamentos sindicalistas provinciales, que se refiere a la creación de una escuela como objetivo fundamental de la Sociedad.                                                     
  Algo parecido ocurrirá con el citado grupo anarquista "Alas", que consigue tirar sus revistas y manifiestos a la calle sin trabas de ningún tipo.
  Las elecciones a Diputados Provinciales celebradas en el mes de Marzo de 1915, parecen provocar un giro radical en la hasta entonces armoniosa unión de las fuerzas antidinásticas y sindicales. Los federales de Castro del Río habían conseguido incluir en la candidatura por el distrito a dos representantes de la localidad, el ingeniero e industrial Diego López Cubero  y al propietario Miguel Merino Millán, con unas expectativas de éxito que no tendrían su refrendo en las urnas:

  "Estos resultados han supuesto un fiasco para los republicanos, que con mayoría en el Ayuntamiento, con Alcalde nombrado mes y medio antes de las elecciones, y con el apoyo de otras fuerzas y entidades de la población pensaban obtener una mayoría sumamente grande sobre los liberales fernandistas" (El Defensor de Córdoba).

   Aunque los tres candidatos federales resultaron elegidos,  lo fue gracias a los  apoyos recibidos por parte de de las fuerzas antidinásticas (republicanos y socialistas) en la ciudad de Montilla, cabecera del distrito electoral. En aquellas poblaciones como Castro del Río, Espejo y Montemayor con fuerte arraigo y ascendiente de los sindicalistas, los partidarios del exdiputado José Fernández Jiménez seguirán superarando claramente a los republicanos en número de votos.

    En Castro del Río llego a cuestionarse incluso la legitimidad de su gobierno municipal:

Diario de Córdoba 


   Aunque no llegaría a consumarse la dimisión inmediata del Alcalde republicano (don José Millán Fernández), “los fernandistas” no tardarían mucho en recuperar las riendas del gobierno municipal.

  El partido socialista, desde su órgano de expresión “El Socialista” lanzará constantes e interesadas críticas a la pasividad abstencionista del proletariado en la comarca sindicalista, e incluso, dejarán caer en más de una ocasión la ya tradicional acusación de connivencia sindicalismo-fernandismo en el distrito montillano:

El Socialista Junio de 1915


   A esa machacona acusación, responde el grupo Alas retando a los socialistas a las famosas controversias de las que éstos no eran demasiado partidarios. Ya hemos mencionado la famosa Controversia de Montilla. En los primeros dias del mes de julio, Tierra y Libertad se vuelve a hacer eco de un nuevo reto del grupo Alas, que intentará traer a su propio terreno sin conseguirlo para controvertir con los sindicalistas al conocido socialista  Egocheaga.

   Evidentemente el apoliticismo abstencionista preconizado por Salvador Cordón y su Grupo "Alas" se había dejado sentir, con lo que la hasta entonces tolerancia se rompe paulatinamente, como lo demuestra la pronta aparición de trabas por parte de la autoridad municipal republicana hacia el citado grupo anarquista, entendiendo que "su funcionamiento pudiera en cualquier día producir efectos desagradables", siendo requerido el Presidente del mismo (Salvador Cordón) para que entregue en el Ayuntamiento el nombre de sus socios, así como los Estatutos por los que se rigen. La respuesta dada por Cordón, será peculiarmente anarquista y suficientemente contundente: "se niega a facilitar nombre alguno pues el citado grupo se viene rigiendo única y exclusivamente por el libre acuerdo de la voluntad de sus miembros".
  Esa especie de legalidad consentida en la que se desenvolvía el Grupo "Alas", había llegado a su fin, con lo que su órgano de expresión, la revista "Alas", tiene que interrumpir definitivamente sus tiradas. Su número 6º y último corresponde al mes de Julio de 1915. La prohibición se hará extensiva así mismo a las habituales tiradas de manifiestos.




  Por las mismas fechas, la Escuela del Centro, que venía funcionando con regularidad desde la creación del Centro Instructivo de Obreros en 1910, se verá sometida a clausura temporal, en tanto y en cuanto su maestro-director no aportara los documentos que justificaban su existencia, al requerirlos la Inspección de Primera Enseñanza de la Provincia.  La misma suerte, y en fechas muy cercanas, correría la Escuela Racionalista que regentaba otro destacado militante castreño, Benito Cordobés, en Montemayor. Esta coincidencia nos induce a pensar en un intento, por parte de la Inspección de Primera Enseñanza de la provincia, de poner freno, o al menos regularizar, este tipo de enseñanzas, presionados principalmente por las Juntas locales de Primera Enseñanza de las respectivas localidades que no debían de verlas con muy buenos ojos. 



   Las referencias a la educación son constantes tanto en los trabajos literarios como los artículos periodísticos de la pareja. Ya nos ocuparemos de ellas en una entrada aparte, dedicada a la evolución histórica de toda una institución educativa y proletaria de Castro del Río,  la Escuela de su Centro Instructivo de Obreros.
   La clausura de ésta va a privar a Cordón y a su familia de los elementales medios de subsistencia, obtenidos del óbolo diario aportado por cada alumno, lo que a la postre precipitaría la marcha de Cordón de Castro del Río en busca de nuevos lugares que le permitieran continuar con su misión propagandística.



  Su marcha iba a ser celebrada por los federales, aunque determinada conciencia anarquizante rural había prendido ya entre los jornaleros agrícolas de la campiña.


   El presente trabajo, esta basado en el capítulo incluido dentro de un trabajo más amplio que bajo el título de Salvador Cordón Avellán. Militante y escritor libertario,  se publicó en el nº 1 de la revista  El Paseo Cultural de Cabra (Córdoba), ampliado y corregido con informaciones obtenidas mayormente de la colección de Tierra y Libertad  que aloja el Cedall en su página.


05 julio 2011

Curiosidades bibliográficas: armas, escudos, blasones; carteros, santicos, santones y benditas vacaciones.












   Entiendo más bien poco, por no decir nada, de heráldica, escudos, genealogía, pendones o blasones. Son disciplinas más bien áridas y de dudosa utilidad, por las que nunca he mostrado demasiado interés. Navegando y buscando materiales e informaciones sobre las poblaciones objeto de este espacio, he localizado en la Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid un curioso libro, lujosamente editado y encuadernado, que alberga entre sus paginas una atractiva colección de láminas finas donde se recogen todos y cada uno de los escudos de las principales villas y ciudades de España en 1860, con sus respectivas descripciones. 



   No voy a entrar en cuestiones críticas sobre lo acertado de las descripciones o sobre si la iconografía de esos escudos es la correcta, original o apropiada. Sinceramente me importa un pimiento (dejemos a los pepinos tranquilos, a ver si recuperan los pobres).



     ¿Sus posibles utilidades?

   En otro tiempo, por su impacto gráfico y visual,  hubieran sido de gran provecho para opositores a cartería, a la hora de ayudar a identificar todas y cada uno de las villas y ciudades de nuestro país agrupadas por provincias. Fotocopias de las mismas, en plan estampas recortables amontonadas sobre una mesa, hubieran garantizado el éxito de cualquier aspirante a los servicios postales de la nación. En los tiempos presentes, en los que ya apenas si se escribe a mano, la utilización de códigos y los progresivos avances informáticos, han relegado ese otrora imprescindible saber memorístico y enciclopédico del cartero a un injusto ostracismo. De hecho, hace ya varios años que ni se convocan oposiciones,  ya que los servicios postales están a punto de caer en manos de la empresa privada.



   Se me ocurre un segundo uso didáctico, lúdico y vacacional, para quienes tengan hijos menores, como manera de  paliar su aburrimiento, abuso de PlayStation u otras maquinejas del diablo, durante el largo estío (papá estoy aburrio) y de camino, ganar tiempo para leer el periódico u otras actividades lúdico festivas de pareja.
   Mediante el famoso método informático del recorta, copia, pega, pinta y colorea, deberían obtener estampaciones (“santicos”)  de los pueblos del entorno geográfico partiendo de las laminas incluidas en el libro y enlace referenciado. Necesitaríamos al menos 50 de ellas por jugador antes de pasar a la fase puramente lúdica y callejera (dejémoslo en patio de vecinos, la calle hace ya bastante que dejo de ser un espacio para el juego).




    El resultado, con la colaboración paterna (aporte de tinta y papel para la impresora) unos bonitos cromos con los que jugar a los “santicos”. Que no se alarme el elemento laico y de poca iglesia, no se trata de procesiones infantiles, ni tiene connotación religiosa alguna.  El juego de los santos o santicos, cuyos últimos años de vida conocimos quienes vivimos la infancia en los años sesenta y parte de los setenta del pasado siglo, consistía en hacer acopio, buscar, ganar y arrebatar al amigo, compañero o vecino la mayor cantidad posible de ellos (que no cupieran en los bolsillos de los pantalones, a ser posible).



   El santico, que muere o desaparece definitivamente con el progreso y la proliferación del mechero de gas, se obtenía de la tapa (anverso) de las cajas de cerillas. Las empresas encargadas de su fabricación solían comercializarlas por series temáticas (aviones, aves, animales, plantas, coches, edificios…) En la tapa de atrás solía venir una pequeña descripción alusiva al dibujo o ilustración. Hoy algunas de estas cajitas son objeto de culto por parte de coleccionistas.



   Se mercadeaba y se cambiaban, aunque era el juego el que despertaba mayor interés. Conozco y recuerdo al menos tres modalidades, extensibles  a las famosas colecciones de cromos de futbolista:

a)     LA PARED. Se marcaba ésta con una raya a una altura de metro y medio aproximadamente. Desde la marca, los jugadores iban dejando caer sus santicos o cromos hasta que alguno de ellos caía sobrepuesto parcialmente a otro u otros, llevándote los dos o tres o cuatro que mochabas o tapabas, y así sucesivamente.

b)     PALMEAR Y VOLTEAR. Consistía en conseguir con la palma de la mano ahuecada, mediante un golpe seco, darle la vuelta al montón o montocico que el contrario arriesgaba. Para esta modalidad se solía utilizar santicos de ínfima calidad y aquellos más deteriorados por el uso abusivo.

c)     RATA: ALZA Y TAPA. Método arriesgado, pues se podía perder una buena cantidad de  golpe y porrazo. El retante introducía una cantidad indeterminada de santicos entre las palmas de sus manos, a la par que pronunciaba la palabra “rata”. Si el retado aceptaba, respondía con “alza y tapa”, lo que obligaba al primero a abrir fugazmente sus manos, lo que debía de servir al segundo para calcular la cantidad de santicos albergados en ellas. Si acertabas te los llevabas todos, si no debías de pagar lo previamente estipulado por jugar (3 o 4).


   Todo este acopio de tonterías y gilipolleces, son consecuencia directa del mono psicológico al tabaco (que permanece) y cierta propensión nostálgica y enfermiza que se me ha despertado después de cumplir los cincuenta. Si de camino, mis recuerdos, ilustraciones y recomendaciones le sirven a alguien para algo… pues buen provecho.
   Sean felices y tengan buenas vacaciones. Las mías están al caer…

04 julio 2011

Blas Cabello y Chocero "lotero".



   Este peculiar personaje cordobés de principios del siglo XX, encaja a la perfección en esa categoría humana de “diferentes, raros y curiosos” (de quienes rompen molde), por la que siempre he sentido una especial seducción. Mi curiosidad me ha empujado a seguir indagando sobre él, y los resultados, una vez más, siguen siendo sorprendentes.
   Fue el Repórter X, quien nos lo descubre en sus artículos y entrevistas realizadas para La Voz, ya proclamada la dictadura de Primo de Rivera, quien socarronamente le colocara aquel remoquete de “concejal de cuarto de hora”, y nos diera a conocer alguna de sus otras muchas facetas, como la de “mago de la pelota” o la de lotero, de la que nos ocupamos ahora.
   No es que se dedicara exactamente a la venta de lotería, a la que probablemente fuese un gran aficionado, y hasta es posible, que trapicheara con ella como medio complementario de sustento, sino más bien, a la suerte de haber sido agraciado en varias ocasiones con premios importantes en sorteos de la Lotería Nacional.



   La primera vez que salta su nombre a las páginas de la prensa cordobesa fue en septiembre del año 1902. Un billete del  premio gordo del sorteo ordinario de la Lotería es vendido íntegro en Córdoba. El ya por entonces novicio callista, Blas Cabello y Chocero, compartía un décimo del 1.955 con su padre, a la sazón betunero de la fonda “Las Cuatro Naciones”. Este premio eximiría a su progenitor, en su vejez, del perpetuo arrastre por los suelos y a él le permitiría hacerse de la infraestructura suficiente para intentar abrirse paso en su nueva profesión (antes había ejercido la de zapatero).



   Al año siguiente, un grupo de aficionados a la lotería, entre ellos nuestro Blas Cabello, asiduos concurrentes de una taberna ubicada en el Portillo, decidieron constituir una peña de ocho integrantes, con vistas de jugar a escote un décimo cada semana, con tan buena estrella que en el sorteo con el que debutaban atraparon el segundo premio.
  Mejor fue la suerte de los hermanos Fernando y Carlos Quero Goldoni (hijos del ingeniero porcunense, Jefe de Obras Públicas y destacado miembro de la Masonería en la Córdoba de finales del XIX, don Damián Quero Díaz) que ingresaron conjuntamente 40.000 pesetas del ala, correspondientes a los cuatro décimos que jugaban, adquiridos en una administración de la calle Espartería.
   No sabemos exactamente el destino que Don Blas le diera a esos premios, pero, como podremos comprobar en una futura entrada a desarrollar, parece ser que le sirvieron fundamentalmente para instruirse.
   Próximamente:
   “Blas Cabello anarquista, republicano, periodista, taurino, taurófilo y poeta”.

  Por lo pronto, su fama de lotero y la celebridad alcanzada entre la redacción del diario gráfico La Voz durante los años veinte (de la que llegó a formar parte) le sirvió para convertirse  en víctima obligada de la típica inocentada que infiltraba la prensa el día 28 de diciembre. Una vez más, el Repórter X  se luce con ésta rocambolesca historia de loterías, suerte, destino y cordobesismo ; mucho, muchísimo cordobesismo de taberna, café y barbería :


Una información sensacional

Varios vigésimos del segundo premio de Navidad están en Córdoba
                                 
 El 33.006 en la barbería de Domingo Fernández
y en la Cervecería Ramírez

¡Ay Blas que no te has equivocao!



   Recordará el lector que el segundo premio de la Lotería de Navidad consistente en la bonita suma de diez millones de pesetas – ¡seis mercancías completos! – correspondió en gran parte a la ciudad de Huesca, pero nadie en dicha población conocía al poseedor o poseedores del 33.006. Se afirmaba que varios vigésimos los había adquirido un señor forastero, bajito, con lentes, que se hospedaba en el Principal Hotel de la histórica ciudad aragonesa.

   Un millón entero fue a parar a las manos de los celosos funcionarios del Gobierno civil de aquella ciudad. Otros vigésimos fueron a Alicante, resultando agraciado el comerciante de Callosa de Segura don José Mora que jugaba dos vigésimos.
   En la sucursal del Banco de España en Pontevedra fueron depositados varios vigésimos expedidos en Cuenca a don Constante Lorenzo Iglesias, natural y vecino de Estrada, que lleva cincuenta pesetas de participación, habiendo repartido el resto entre amigos suyos de aquel pueblo.
   Lo que quedaba del segundo no se sabía donde estaba.la casualidad ha querido proporcionarnos la satisfacción de averiguar quiénes son los poseedores de los vigésimos del 33.006. En Córdoba están. Ha cabido, por tanto, a nuestra ciudad la suerte de ser una de las agraciadas en el último sorteo.
   El dueño de la barbería establecida en la calle Gondomar, Domingo Fernández, encargó en 
Madrid un décimo con el fin de repartirlo entre los parroquianos.




   A uno de estos -  don Blas Cabello Chocero,  nuestro querido amigo – no le satisfizo el número enviado de la corte. Como tenía necesidad de marchar antes de 22 a Madrid de paso para Huesca, donde tiene unos parientes, no quiso tomar participación del número de Domingo Fernández, pensando en adquirir un billete completo en aquella ciudad.

   Las premuras del viaje y el detenerse poco tiempo en Madrid, hizo que a don Blas se le olvidase comprar el billete, y a su llegada a Huesca sus parientes le ofrecieron parte del 33.006, que estos llevaban.
   El señor Cabello aceptó quince pesetas, y como le gustase el número pidió más participación. Don Blas indagó, quiso comprar más décimos que no encontraba por parte alguna. Entonces ofreció a un betunero del casino principal una gratificación esplendida, y después de recorrer todas las administraciones dio con seis vigésimos del que más tarde iba a constituir su felicidad.
   El señor Cabello Chocero llegó a Córdoba el día 20. Don Blas dijo en la barbería que traía el gordo. Domingo Fernández y los oficiales se reían.
   ¿El gordo? ¿Y de Huesca? ¡Vamos hombre…!
   Don Blas que tenía una fe ciega en los vigésimos, insistía, pero sin enseñar el número: ¡Señores que aquí está el más grande!
   Uno de los barberos, Emilio Aguilar, picó con una participación de a peseta. También llevó una de dos reales y otra de cinco pesetas el portero y el conserje del Conservador, respectivamente; ambos parroquianos de la barbería.
   Llevan así mismo participaciones los siguientes amigos y también parroquianos del barbero:
   Don Pedro Barbudo Suarez Valera, diez pesetas; don Benito Grande Pacheco, cinco; don Juan Aroca, dos pesetas con cincuenta céntimos, y don José Villalba Martos, quince pesetas.
   Hubo personas a quienes don Blas ofreció participaciones y las rechazaron alegando que “Blas el callista era un tío de mala pata”. Entre estas figuran don José Riobóo Susbielas, a quien el señor Cabello le tenía reservadas cincuenta pesetas que no quiso aceptar.
  Al enterarse hoy de la suerte del 33.006, don José recibió una impresión enorme.

   Don Blas Cabello ha repartido también varias fracciones entre algunos parroquianos de la Cervecería Ramírez, a donde acostumbra ir por las noches a tomar café.
   Los agraciados son los siguientes:
   Don Manuel Tienda Argote, que juega medio vigésimo. Le han correspondido por tanto, la bonita cantidad de doscientas cincuenta mil pesetas.
   ¿Qué va usted a hacer con tanto billete don Manuel?
   El capitán de infantería don Manuel Sagrado Marchena, juega cinco duros. Igual suma los señores don Ángel Avilés Marín y don Julián Altamirano Díaz.
   También llevan varias participaciones de a peseta, el cocinero y el pinche del café.
   Don Adolfo de Torres Márquez, abogado de este colegio y funcionario municipal, lleva un vigésimo completo. Por tanto es poseedor de la friolera de quinientas mil pesetas.
   Es tal la impresión que ha recibido dicho señor,  que está en cama desde que conoció la noticia.
   Otro impresionado ha sido el popular empresario Antonio Ramírez de Aguilera, que le han tocado ochenta mil duros. Ha tomado el tren y se ignora su paradero.
   Por último, don Blas Cabello se quedó con un vigésimo. Ha jurado que en su vida hablará  de fútbol y extirpará callos. También piensa no intervenir más como concejal de cuarto de hora en las 
sesiones del Ayuntamiento.


   El cariz de verosimilitud que pudiera tener para el inocente lector que se acercara a la lectura de la noticia, sin conocimiento previo de  sus protagonistas,  lo pierde definitivamente en su párrafo final. 
En él, el redactor riza el rizo con un final de historia tan anómalo, atípico e inusual, como absurdo:



   No satisfecho el equipo de redacción con la inocentada de la que es protagonista el célebre callista don Blas, la tercera página (3 de 4) del día 28 de diciembre de 1923, se la dedica casi en pleno a nuevos disparates y humoradas.  A un compañero  lo pasan por el altar, casándolo con una viuda (“los nuevos esposos han marchado a Almendralejo, donde la familia de la ya esposa, posee una magnífica finca denominada “Mama Lola”, en la que pasaran los primeros días de la luna de miel, que deseamos que sea tan triunfal como imperecedera”); al Doctor Vicente Martín Romera le cierran la suscripción abierta a su nombre para costear las insignias de la Gran Cruz de Beneficencia concedida por el Gobierno, en la que aparece Blas Cabello con una generosa aportación de 150 pesetas. A bastantes de los personajes de la Córdoba de aquellos años les coge la sátira de lleno en esta página. Eran esos primeros meses de la dictadura regeneracionista de Primo de Rivera, en la que  aún se respiraba ciertos aires de libertad.

   El propio Repórter X (don José del Castillo Plasencia – Chateau ?) se reserva su espacio al lado de 
su íntimo e inseparable amigo Blas:



01 julio 2011

Toros en Valenzuela (1910). Capeas en Porcuna.

  
  En una entrada reciente dedicada la historia del fútbol en Porcuna, aludía, con una mezcolanza de cariño e ironía (profeso de antiguo admiración por el gen vinagorro), a un proyectado coso taurino en la vecina y hermana localidad cordobesa de Valenzuela durante los años treinta del pasado siglo.
   Había leído, no recordaba cuando ni donde, alguna noticia aislada sobre la celebración de espectáculos taurinos durante sus ferias y fiestas.
   Un repaso a mis notas, me permite ahora concretar y localizar esos festejos durante la temporada de verano del año 1910. La costumbre o afición, no debía de estar demasiado arraigada entre la población, tal como se desprende de las palabras del cronista:
  “Acontecimientos de este tipo han sido vistos muy pocas veces aquí, por lo que han despertado una expectación extraordinaria”.
    La moda de las capeas y su posible traducción en pingües beneficios, parece ser que fue lo me empujó al empresario Rafael Aguilera, para poner en manos de su señor padre y otros acreditados maestros carpinteros, la ejecución de una plaza de madera. El resultado del especial celo profesional desplegado por estos, “un coqueto circo taurino con extraordinarias condiciones de solidez, espaciosidad y comodidades para el público”.


Plaza de toros de Motril 1910
En el centro el célebre Don Tancredo, rebozado en harina, momentos antes de ejecutar su famosa suerte.

   Por lo tanto, la villa cordobesa de Valenzuela puede presumir y vanagloriarse de haber tenido Plaza de Toros, aunque de estructura transitoria y perecedera, con anterioridad incluso de la llegada de la luz eléctrica.
   Ya bauticé en su día a su stadium de fútbol, recurriendo a la socorrida advocación de su santo patrón. A los cosos taurinos se les suele denominar con más pompa. Creo que “Monumental de las Eras” podría ajustarse a la perfección, por el propio carácter monumental y majestuoso de los tablones y clavos utilizados para su confección, y por su supuesto y posible emplazamiento.



   Ese mismo verano, gracias a la “laboriosidad de sus dignas y cultas autoridades”, se le pudo dar un retoque al Paseo de la Plazaque de encontrarse en un estado lamentable y ruinoso, ha quedado, concluidas sus reformas, convertido en un sitio alegre y pintoresco”. También se ejecutó un nuevo tramo de carretera, que partiendo del cementerio atraviesa el pueblo en su totalidad enlazando con la general de Baena a Porcuna. Aunque el proyecto más ilusionante, del que participaba toda la comarca, era el de la ansiada línea de ferrocarril entre Pedro Abad y Martos, habiendo sido elegida Valenzuela  para ubicar una de sus estaciones, mejora considerada decisiva para el porvenir de la localidad.




   Los políticos de la Restauración, eran muy dados a prometer y proyectar kilómetros de vía, que en raras ocasiones se materializaban. El ferrocarril eléctrico, al que nos estamos refiriendo, debía partir de Pedro Abad, atravesando importantes agro ciudades como Bujalance, Porcuna, la propia Valenzuela hasta Martos. Luego debería de  adentrarse en la provincia de Granada, buscando la salida al mar a través del puerto de Motril. Pese a que se realizaron los estudios previos, a cargo de ingenieros franceses, ni Valenzuela, ni Porcuna, ni Motril llegarán a ver a lo largo de su historia vías y raíles tendidos en sus suelos (el tren que nunca llegó).

   El primer festejo de los programados tuvo lugar el día 25 de julio de 1910, festividad de Santiago Apóstol. En ausencia de carteles y programas de mano (que no llegaron a elaborarse, pues la venta de papel en taquilla estaba más que asegurada) son las crónicas remitidas por los corresponsales locales de la prensa cordobesa las que nos van a permitir conocer a los valerosos diestros, así como la procedencia de las ganaderías bravas.
   A los acordes de un bonito pasodoble ejecutado por la banda de música de Santiago de Calatrava, a las cinco y media en punto de la tarde, “entre aplausos y aclamaciones del público”, don Joaquín Vázquez Espinosa, montado en una hermosa jaca, hizo el despeje de plaza, iniciándose a renglón seguido el paseíllo.
   Se anunciaban para la lidia 8 toros de capea del acreditado labrador y ganadero local don Juan Gallardo; y un novillo de muerte de la ganadería de la Excelentísima Señora Marquesa viuda de Cullar de Baza.
   Los encargados de la brega, el novillero sevillano Pedro Espejo “Huerfanito” y como sobresalientes o toreros de adorno: Ángel Rodríguez “Angelillo”, Antonio Rodríguez “Herrerito”, Fernando Martín “Manene” y Narciso Gálvez “Guerrita”, todos de  Córdoba.

   Los toros de capea, como la propia palabra indica, son aquellos a los que solamente se les ejecutaba la suerte de capa. Se solía recurrir a ganado de carne o de sangre, del que los labradores disponían en los cortijos. Dependiendo del encaste, podían dar mayor o menor juego: “los diestros ejecutaron las suertes de capa que las condiciones del ganado permitían, simulando en el último “Guerrita” la suerte de banderillas y la de muerte, que ejecuto como las propias rosas”.
   Llega el esperado momento en que “Huerfanito” de verde y oro, tiene que vérselas por fin con el esperado novillo de muerte, de nombre Urraco “negro salpicado, bien mantenido, de cortos pitones y no muy buen mozo”.



   Los corresponsales locales coinciden en las pésimas condiciones del astado y denuncian la falta de respeto para con los paganos:
   “El novillo, aunque de buena raza, pero tan pequeño y tan estropeao de la caminata, que bien poco dio que hacer ni contar”. Un tal equis para el diario de Córdoba califica lo del toro de muerte como un “infanticidio taurófilo”, haciendo gala de ingenio y de buen humor, advierte al empresario para que para las próximas no traiga chotos.

    Al enigmático cronista vinagorro, por influjo y reflejo de un variado ramillete de señoras y señoritas del bello sexo, “de lo más selecto y escogido de la sociedad local”, cómoda y artísticamente instaladas y ataviadas en los palcos habilitados al efecto,  le sale a relucir cierta vena lírica y pastoril:

Perdón, amigo Barquero,
que mi pluma a tal se atreva;
yo tengo de revistero
lo mismo que de Juan Breva.

Pero insistente me mira
una bonita marteña
y he de hacer esta reseña,
pues por los toros delira.

Y no hay razón ni motivo
de enojar a la marteña,
ya que quiere una reseña
enristro el lápiz y escribo.

Derrocha el sol resplandores
y su fulgor producía
cambiantes de mil colores
que vuelven en esplendores
el rincón de Andalucía.

Y a sus destellos fulgura
lindo plantel de mujeres,
que abunda aquí la hermosura
como el amor en placeres.





   La Monumental de las Eras durante la feria de Agosto (días 15 y 16) acogerá dos nuevos festejos del mismo género (toros de capea con un novillo de muerte). Otra vez Huérfano, encabezando su “cuadrilla de niños cordobeses y sevillanos” el encargado de ponerle arte al cotarro.




   El ganado de capea lo aportan los labradores vecinos don José Ruiz (primer día de feria) y don Juan Gallardo (segundo). Para los novillos de muerte, en vista del fiasco de Santiago, se recurre a una nueva ganadería brava, más cercana, la de don Antonio Guerra de Córdoba.
   En el indispensable acompañamiento musical se alternan la municipal de Santiago de Calatrava con la de Alcaudete.
   Siguiendo el ritual de las grandes ferias, el primer día:

   “A las cuatro de la tarde la banda de música, acompañada por la cuadrilla que dirige el valiente matador Pedro Espejo “Huerfanito”, en unión de autoridades, se dirigieron en coche hasta la plaza de toros a los acordes de un alegre pasodoble”.

   “El aspecto del circo taurino era de ver, tendidos de sol y sombra a rebosar, así como los palcos, que estaban en el orden siguiente: en el centro la presidencia, compuesta del señor alcalde presidente don Cipriano Pérez Aguilera; señor juez municipal don Francisco Serrano, y señores concejales; también se encontraba en el mismo palco el representante de la política conservadora en ésta, Don José Vázquez Moreno. Los palcos laterales estaban ocupados por lindas y simpáticas señoritas, predominando entre ellas las mantillas blancas”.



   Por lo que respecta al comportamiento del diestro, las crónicas lo califican de irregular.
   El primer día se mostró temerario y torpe en la suerte suprema, despachando al morlaco después de cuatro estocadas.
   El segundo, tampoco sin demasiados alardes de valentía, sobresalió en la suerte de banderillas, dando varios pases muy limpios con la muleta y rematando con una estocada en su sitio hasta la bola: “seguido de grandes aplausos y música termino la corrida, quedando el público muy satisfecho”.

  De la cuadrilla de niños cordobeses se menciona el buen hacer en la suerte de capa y en banderillas simuladas y reales de toreretes como Chirones, el Chato, el Niño Rubio y el Moreno.
  Estos nuevos niños cordobeses no tienen nada que ver con aquellas famosas cuadrillas de las que salieron acreditados matadores. Se trata de un nuevo y oportunista intento por parte de un empresario taurino cordobés de rescatar y rentabilizar aquella vieja fórmula.

   El novillero de Aznalcollar Pedro Espejo “Huérfano”,  llegaría a graduarse con el tiempo como matador de toros en las Américas donde le perdemos definitivamente la pista. La prensa cordobesa recoge alguna noticia de sus actuaciones en cosos americanos junto al diestro cordobés Manolete II.

  No me consta la celebración de nuevas corridas de toros (capeas) en la Monumental de Valenzuela en temporadas siguientes.
  Históricamente, y con relativa frecuencia, " la bárbara diversión de las capeas" que se organizaban en los pueblos, y similares festejos como encierros, sueltas, ensogados… solían derivar en espectáculos poco edificantes, accidentes, incidentes y alteraciones del orden público. En 1908 el ministro conservador de Gobernación Sr. La Cierva, imbuido de cierto espíritu regeneracionista, dictó una Real Orden por la que se prohibían las capeas y se regulaban esos otros festejos.

   En aquellos lugares donde estaban suficientemente arraigadas, a los Alcaldes y autoridades  les tocara lidiar con la el malestar y oposición popular:

   “La prohibición de las capeas ha traído como resultado este verano un alcalde muerto, otro gravemente herido y varios guardias civiles heridos, al intentar que no se celebren tan peligrosos espectáculos” (A B C jueves 22 de agosto de 1912, sección notas y rumores)
  Ante las exhortaciones de un poco cultivado pueblo llano y diminutamente soberano, muchos alcaldes populistas y clientelistas, en connivencia y con la tolerancia de jefes políticos y autoridades gubernativas provinciales, se saltaran a la torera el ordenamiento jurídico vigente, consintiéndolas.

   Un ejemplo cercano lo tenemos en la vecina localidad jiennense de Porcuna, donde las tradicionales capeas que tenían lugar en su monumental y desaparecida plaza porticada, en los días siguientes a la fiesta de Nuestro Padre Jesús (14 de septiembre), siguieron celebrándose gracias a la diligencia y magnanimidad de don Emilio Sebastián González, alcalde presidente de su Ayuntamiento Constitucional durante el periodo 1912-1913.  Bajo el grito unánime del pueblo, “Don Emilio que haiga toros”, durante esos años en que arrecia la prohibición, el munícipe mayor terminaba cediendo ante las ansias de diversión de sus administrados.





    El doble ciclo taurino organizado conjuntamente por las autoridades vinagorras y aquel emprendedor empresario taurino ya referido, debió de despertar la envidia entre los munícipes porcuneros, que para no ser menos, decidieron incluir en el programa de festejos de la Feria Real del año 1910 un festejo taurino serio con novillos de muerte, siendo contratado para tal menester el joven novillero cordobés Ángel Cepa “Cepita”.



Porcuna: capeas en la Plaza. s.f. 



   No dispongo de más información sobre nuevos festejos o sobre los posibles altibajos que sufrieran las capeas en Porcuna durante el primer tercio del siglo XX. Seguramente, de su arraigada tradición, parta el deseo e intento del joven porcunense Angelito Torres  por abrirse paso en el difícil “Arte de Cuchares”.

Diario La Voz de Córdoba (julio 1935)




   Las fotografías que anteceden son del año 1942 y se corresponden con las últimas temporadas de capeas en  Porcuna. Curiosamente, éstas dejaran de celebrarse  a la par que el precioso y monumental espacio que las albergaba (la Plaza) cambia su fisonomía original por desidia e insensibilidad artística de las autoridades de la época, que no supieron evitar aquel alevoso e irremediable atentado contra el patrimonio histórico artístico de la localidad.