Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

10 enero 2011

Sor Narcisa Maria de la Concepción (1745-1813)

   Monja dominica descalza del convento de Jesús Maria de Scala Coeli de Castro del Río (Córdoba), que ingresa como novicia en 1774 con 29 años, y después de haber desempeñado los cargos de sacristana, cocinera, procuradora y tres veces priora, fallece siendo moradora del mismo en el año de 1813, a los 68 años de edad.  

    Un castreño, don Miguel Rodríguez Carretero al año siguiente de su fallecimiento  publicó su biografía:

   "Resumen histórico de la vida de la venerable madre Sor Narcisa María de la Concepción, religiosa descalza del sagrado orden de Santo Domingo, del convento de Jesús María de Scala Coeli de la villa de Castro del Río, Reyno de Córdoba." 351p. impresa en Granada el año de 1814 en la imprenta nueva de Francisco Benito Valenzuela, calle de la Colcha. Siendo su autor cura propio de la Iglesia parroquial de San Gil de Granada, examinador sinodal de su Arzobispado, y Obispados de Córdoba, Astorga y Albarracín.

   Las páginas que adjunto, a modo de resumen biográfico, las presupongo entresacadas de las 351 pág. de la obra antes citada.


Memorias para la biografía y para la bibliografía de la isla de Cádiz. Escrito por Nicolás Maria de Cambiaso y Verdes. Tomo 2º, Madrid, 1830.





09 enero 2011

La Enciclopedia Ilustrada.

ENCYCLOPEDIA METODICA. GEOGRAFIA MODERNA, traducida del francés al castellano por los Señores Don Juan Arribas y Soria y Don Julián de Velasco. III volúmenes. Madrid, Imprenta de Sancha, año 1792.


Tiene su origen en la “Encyclopédie Metodhíque” editada entre 1751 y 1772 bajo la dirección de d’Alembert y Diderot.


   Algunos años después, Charles Joseph Panckoucke, librero de la Imprenta Real francesa y de la Academia de Ciencias, refundió la Enciclopedia, aunque no según el proyecto original sino conforme a un sistema de diccionarios separados, organizada por materias y reescrita por autores que pertenecen todos a la inteligencia de la época. Su título es “Encyclopédie Metodhíque” ( por orden de materias); empresa gigantesca de doscientos diez volúmenes, de los cuales ciento cincuenta y siete son de texto y cincuenta y tres de láminas.       
   Se publicó en París y no sería terminada sino hasta 1832, treinta años después de su muerte, gracias a la tenacidad de sus sucesores.



   Los volúmenes de los que nos ocupamos, pertenecen a otra obra traducida del original francés de Nicolás Masson de Morvilliers (1740-1789) que participó en la redacción de la “Encyclopédie Metodhíque” y que junto a Robert de Vaugoudi elaboró los tomos del Diccionario de Geografía Moderna que nos ocupa.

   En 1772, poco tiempo después de ser anunciada la publicación de la Enciclopedia en Francia, se abrió una suscripción, encabezada por el propio Inquisidor General. Los suscriptores llegaron hasta 330. Se obtuvo el permiso de importación y se procedió a repartir los primeros tomos de la obra, con el beneplácito del consejo de Castilla presidido por Campomanes, y del Conde de Floridablanca, ministro de Estado. Pero cuando el tomo de la Geografía llegó a España provocó tal escándalo que llegó hasta los aposentos de Carlos III en el Escorial.
   Tras un tira y afloja entre la Inquisición y el Consejo de Castilla, el Santo Oficio consiguió que en 1878 se incautaran los tomos que habían llegado hasta Madrid, mientras se realizaban las enmiendas oportunas.
   El litigio venia motivado por la entrada “L’ Espagne” de la Geografía Moderna.
   Masson de Morvilliers afirmaba que España, a pesar de haber sido la nación que había contado con más posibilidades de haberse enriquecido y engrandecido, no era nada en el concierto internacional (menospreciando su imperio aún existente entonces), y Europa no le debía nada. «¿Qué le debe Europa a España?». Esa era la cuestión que se planteaba el autor. Morvilliers respondió de forma ligera: «Nada». Europa no le debía nada a España. Antes incluso lo que había de valor en España procedía de la imitación primaria de lo francés. Ni siquiera su cínica afirmación posterior «Con un esfuerzo más, ¿quién sabe hasta qué punto puede elevarse esta estupenda nación?» mitigaba la crítica anterior.
   La hispanofobia del hispanista Morvilliers movilizó a los más destacados autores de la época y provocó una de las polémicas culturales más célebres del siglo XVIII español y originó un verdadero conflicto diplomático entre Francia y España.

   Pero como la obra era demandada y necesaria para la comunidad científica española de la época, se terminaría traduciendo y publicando en España en 1792. De ello se encargaron Don Juan Arribas y Soria (profesor de latinidad del Real Seminario de Nobles de Madrid) y Don Julián de Velasco con la siguiente advertencia:

   “La Geografía es una colección de hechos e investigaciones prácticas, siempre esclavas de la observación, y considerada baxo este aspecto, no hay que admirar carezca de aquella exactitud y verdad, apetecibles en todas las ciencias. Con todo hemos procurado en la traducción que se publica, mejorar notablemente el original, y se han añadido innumerables artículos de España y América, en que la poca instrucción de los Autores franceses, sobre nuestras cosas, o sea el poco caso que hacen de ellas, ha dexado vacíos y errores de mucha consideración que hemos procurado enmendar del mejor modo posible”

   Me ha parecido oportuno y conveniente reproducir los artículos dedicados a las tres poblaciones objeto de este blog de historias locales (Castro del Río, Porcuna y Motril). Había pensado en un principio alojar las páginas originales como imágenes, actitud que reconsideré, tomándome el trabajo de la trascripción, que mantengo con su grafía original, para que así pueda ser copiado y pegado por escolares y estudiantes para sus trabajos.
   Las referencias a la geografía física y a la economía son bastante precisas. Las reseñas históricas cuentan con alguna que otra incorrección, especialmente en lo referente al origen de las poblaciones. El caso más flagrante es la famosa historia de la lápida de la puerca y los cochinillos, que erróneamente se ha ido perpetuando con el tiempo, y que tan poca gracia nos hace a los naturales de Porcuna (por sus connotaciones marraniles).
   Y como estamos en el siglo XXI, voy a tomarme el atrevimiento de Ilustrar esta Enciclopedia del XVIII, para hacerla así, mas atractiva y digerible a sus posibles lectores.

Castro del Río en el s.XVII, según Pier Maria Baldi

CASTRO DEL RÍO, Villa realenga de España en el Reyno de Córdoba de cuya capital dista seis leguas entre Mediodía y Oriente, situada a la margen septentrional del rió Salado o Guadajoz. Tiene más de mil vecinos, dos Parroquias, un Colegio de doce becas, dos Conventos, un Hospital y varias ermitas. Atraviesa su término el expresado río, sobre el que hay un buen puente, y con su riego lo fertiliza; produce trigo, cebada, avena, aceyte, vino, seda, lino y cáñamo, y sus huertas próximas al río muchas frutas y hortalizas; está plantada de olivos, viñas, moreras y árboles frutales, y sus montes poblados de encinas y alcornoques con buenos pastos. En tiempos del Señor Rey Don Fernando VI, se incorporó a la corona, en la que permanece. Long. 12º 7’, lat. 37º 48’. V

Plano del molino de la huerta de Cubas (junto al río Guadajoz)
Sin fecha. Sección Nonbleza A.H.N. Archivo de los Condes de Luque.

MOTRIL, Ciudad grande, antigua y bien conocida de España en el Reyno de Granada inmediata a la playa del mar. Hállase situada en al vega de su mismo nombre en la falda de una sierra, distante como una milla corta del mediterráneo, con declivio a él, aunque en piso llano y tendido. Habítanla casi unos 2000 vecinos, con una sola Iglesia Parroquial, que juntamente es Colegiata, y hay en ella una hermosa capilla de buena arquitectura, hecha a expensas del célebre Cardenal Belluga, natural de esta ciudad. También hay tres Conventos de Frayles, uno de Monjas, un Hospital bien asistido, un Seminario Conciliar y una Casa Consistorial o de Ayuntamiento de buena y agradable fábrica. Las calles de la población son irregulares, pero muy limpias y bien empedradas, con una buena plaza mayor que es grande y capaz.

 Plaza Mayor de Motril  ( principios del s. XX )
   Quando esta Ciudad era Villa, se gobernaba municipalmente con un Alcalde Mayor, pero después de que se hizo Ciudad (merced que le dio el Rey Don Felipe IV) se compone su Municipalidad de un Corregidor y treinta Regidores, haciendo por armas su escudo un castillo, en cuyas almenas sobresale una pequeña bandera. El clima de motril es bastante bueno y templado en lo general, por gozar de los ayres marítimos. El terreno de su jurisdicción esta plantado en su mayor parte de viñas, de moreras, de algunos olivos, higueras y de cañas de azúcar. También produce maíz, y hay muy buena cría de seda.
   El vino que se hace de sus uvas es mucho y bueno, llevando la preferencia el que allí llaman Magadalite. El aceyte, aunque poco, no es de mala calidad. Los higos son muy dulces y sabrosos; y así éstos, como muchas de la uva, se pasan, y se venden con estimación. El río Guadalfeo, que otros llaman Grande, pasa bien cerca de esta Ciudad a su lado de Poniente, mediando entre ella y la villa de Salobreña, a abasteciendo a ambas (como también el mar) de sabrosos pescados. De el dicho río se saca una acequia, o sangría considerable, con cuyas aguas se riegan muchas huertas de Motril, en que se crían y cultivan bastantes buenas frutas y hortalizas. Hubo antiguamente en esta ciudad tres Ingenios Reales de azúcar, y otros tantos trapiches para la fabrica de esta útil producción; pero al presente parece no haber más que un Ingenio Real, y aún este sin uso, habiéndose arruinado los otros dos, y están corrientes los trapiches, pero sin que equivalgan a uno de dichos Ingenios.

Azucarera del Pilar ( futuro museo industrial del azúcar ) 
   Hay en el distrito de Motril una mina de Plomo de buena calidad, y una fábrica de salitres. Siguiendo la playa y costa marítima se hallan algunas torres, o vigías de un lado y otro de la ciudad, cuyas mas nombradas y principales son, del lado de Levante torre Nueva, Trafalcasich, Arrayan, Cautor, Melisena, Guanea y Guainos, que llegan hasta la villa de Adra, y hacia esta parte también están los tres castillos nombrados Calahonda, Ferro y Rábita.
   Del lado de Poniente se encuentran las torres de Venalaira, Velilla, y otras vigías, o puntos de observación, que corren hasta la Ciudad de Almuñecar. Por todos esos parajes se guarecen algunas embarcaciones pescadoras de las incursiones y piratería de los Moros; al pie de una de las montañas que hay por aquella costa, riberas del mar, entrando por una rambla, nace una caudalosa fuente de agua muy buena, con la que se abastece mucha gente de todas aquellas playas.
   La ciudad tiene algún comercio extranjero, y éste le hace principalmente del vino de magadalite, limones, castañas, batatas, pasas, higos, melaza y algún esparto.
   Atribuyese la fundación de Motril a los Fenicios, cuando a España vinieron hacia el año 818 antes del Nacimiento de Christo, acaudillados por su capitán Pigmaleon, y que la nombraron Axi Sexi, habiéndole correspondido estar en los pueblos Bastulos Penos de la España Bética. En tiempos de Julio Cesar y por adular a este Emperador, la mudaron sus naturales aquel nombre por del de Primium Julium. Adelante, en la perdida de España, le impusieron los moros el que hoy tiene; y por fin los Reyes Católicos se la conquistaron, año de 1489, dándola muchos Privilegios por su lealtad. Dista Motril tres cuartos de legua de la Villa de Salobreña, tres de Órgiva, y once de la Ciudad de Granada. S.

Grabado de Porcuna

PORCUNA, antigua, grande y muy nombrada Villa de España, en la Andalucía, perteneciente al Reyno de Jaén, y casi lindera con el de Córdoba. Hállase situada en la eminencia de un collado, a la orilla oriental de un pequeño río llamado Salado de Porcuna, que va al Guadalquivir. Habítanla hasta 1200 vecinos, en que hay mucha nobleza y algunos mayorazgos. Sólo hay una Iglesia Parroquial consagrada a la Asunción de nuestra Señora, con su Cura Parroco Rector, que es Caballero del Orden de Calatrava, u un buen número de Beneficiados, También hay un Convento de Religiosos Franciscos, otro de San Juan de Dios y un Monasterio de Monjas Dominicas, fundación de Doña María Aguilera, señora bien conocida. Tiene esta Villa una espaciosa y bella plaza pública, circuida de dos órdenes de balcones con igualdad, y en ella están las casas Consistoriales o de Ayuntamiento, que son de hermosa fábrica, con una preciosa galería de arcos descansando sobre fuertes columnas. Hay dentro de la población varias ermitas, y extramuros hay tres, cuya mas frecuentada y devota parece ser la de nuestra Señora de Aljarilla, en que hay dos Capellanes para el culto divino.


   Gobiérnase Porcuna por un Alcalde mayor, y hace por armas un escudo esquartelado, en cuyo primer cuartel hay un sol; en el segundo una luna; en el tercero una cruz de Calatrava; y en el quarto dos postes de piedra trabados con una cadena, detrás de las cuales hay un castillo. Sobre el rió Salado hay un hermoso puente de sillería para entrada y salida del Reyno de Córdoba, que está a poca distancia. Este río atraviesa el término o jurisdicción territorial, la qual es muy fértil en trigo, cebada, maíz, aceyte, ricas frutas y abundantes hortalizas de todos géneros. Hay gran plantío de olivas y de otros árboles frutales; como también muchas encinas, alcornoques, chaparros y otros árboles de monte, donde se halla mucha caza mayor y menor, y buenos pastos para la cría de ganado lanar, vacuno y cerdoso.
   Es corriente y constante opinión ser esta antigua Villa fundación de los Celtiberos Españoles llamándola Obulco-Pontificense, con cuyo nombre perteneció a los Turdulos, pueblos de la España Bética. Los Romanos la engrandecieron, y la rodearon de murallas con un gran castillo, cuyas ruinas aún permanecen hoy, como también una gran cisterna llamada Albercón, que tiene 50 pasos de largo y 25 de ancho, con una pared o fuerte tapia de cal y canto que tiene dos estados de hondo.


  Fue Obulco Municipio Romano y labró moneda, de que hay conocida hasta catorce cuños, los cuales por el anverso muestran sucesivamente cabeza mujeril, cabeza varonil, cabeza y cuello de caballo, águila tendida las alas y cabeza de Apolo; y por el reverso arado espiga y yugo, hombre con galea y lanza a caballo, hombre ídem con clípeo, un jabalí, un toro en carrera, un toro andante, un toro parado, un toro con media luna encima, etc., y en todas las medallas la leyenda Obulco (véase al P. Enrique Florez, tomo 2, pag. 496, estampa 33 toda, y el Diccionario numismático de Don Tomás Andrés Guseme, tomo 5, pag. 258). También consta haber sido Obulco Municipio de Roma por una lápida sepulcral de Lucio Porcio que se hallo en esta villa junto a otros fragmentos romanos con esta inscripción:

L.Porcius, L.E. Galeria S. Tilo, obulconensis
AN. LXX. Aediles II vir designatus,
P.I.S.H.S.E.S.T.T.L.
HUIC ORDO Pontificensis, obulconensis.
Locum sepulturae, Impensarum funeris
Laudationem Statuam Equestrem Decrevere.

   El nombre de Porcuna que en lo sucesivo adquirió esta villa, le vino de un caso natural, aunque poco común, y fue que en ella una puerca o cerda parió treinta lechoncillos, y a la madre la mando erigir una estatua Cayo Cornelio Celso, que a la sazón era Gobernador de Porcuna, u Obulco por el Pueblo Romano, añadiéndola esta otra inscripción:

C. CORNELIUS C.P.
C.N. GAL. CAESO
AED. FLAMEN. II. VIR.
MUNICIPII. PONTIF.
C. CORN. CAESO. F.
SACERDOS. GENT. MUNICIPII
SCOFRAM. CUM. PORCIS. XXX
IMPENSA IPSORUM
D.D

   Cuyo suceso puede verse al folio VII de las Antigüedades de Ambrosio de Morales, continuador de Florián Docampo. 
   Caída Obulco o Porcuna en poder de Moros, estos la fortificaron mas y aumentaron su población. Gánasela después el Santo Rey Don Fernando, capitulando ellos que su guarnición saliese libre para irse a incorporar con el exercito de Mohamad- Aben- Alhamar, Rey de Granada. Nuestro Santo Rey entró en Porcuna a 16 de septiembre del año 1240 mandándola reparar sus muros, y poblar de Christianos. Mas adelante hizo donación de esta villa a la orden de Calatrava, en quien hoy subsiste, haciendo mansión de este pueblo algunos Maestres de la misma Orden, entre los cuales fue uno de los mas nombre Don Pedro Téllez Girón, XXVIII Gran Maestre, electo año de 1445, y nombrado el de 1461 por Capitán General contra los Moros de Granada. Este caballero mandó edificar en Porcuna una torre fortificada, llamada la nueva, que permanece hoy día, y en ella estuvo preso el Rey Chico de Granada hasta que obtuvo su libertad. Dista la Villa 2 leguas largas de la de Arjona, 4 de Martos, 3 de Andujar, 6 de Alcalá Real y otras 6 de Jaén. S



   Detrás de cada artículo, habrán podido comprobar que aparece una letra mayúscula en negrita. La V que aparece tras él de Castro del Río, quiere decir que se trata de un añadido realizado por Julián de Velasco, por no aparecer en la edición francesa. La S que aparece en los de Motril y Porcuna significa trascrito literal (sic), aunque abusando de la mayúscula.

07 enero 2011

VIDAS PARALELAS

Maria Antonia Vallejo Fernández (Motril 1750-Madrid 1787)

UN ANTES


   No se tienen noticias de su infancia. De muy joven marchó a Cádiz, cantera de artistas de la época. Al parecer salió de Motril con una compañía de cómicos ambulantes.
   Se presentó en la corte hacia 1776, entrando ese mismo año como sobresaliente de música en la compañía de Manuel Martínez. Pronto se le empieza a conocer por Mariquilla “la Caramba”, nombre artístico que le viene por el estribillo repetitivo y picante de una de sus primeras famosas tonadillas: Usted quiere… ¡Caramba! ¡Caramba!
   Mariquilla o Maria Antonia Fernández “La Caramba” se adueño del público, mas por su belleza extraordinaria y desenvoltura excesiva en la escena que por su arte. Se especializó en tonadillas y sainetes. Los teatros donde actuaba quedaban pequeños para alojar el numeroso gentío, que atraído por su gracia y encanto, acudía a verla.
   Alejo Carpentier la califica como “la más garrida tonadillera de la época y la primera, que en las tonadillas de moda impone una personalidad de interprete, un garbo, un duende, que hacen de sus coplas algo que se desprende del conjunto, para cobrar vida propia” y la considera, en cierto modo, “como la creadora del cuplé” (Genealogía del cuplé. El Nacional, Caracas, 31 de mayo de 1952).
   “El catalán y la buñolera”, “La gitana del zorongo”, “El chasco del ratón” , “El sacristán y la viuda” o "El majo y la italiana fingida", eran sainetes cantados compuestos para ella, tatareados por el pueblo en aquel Madrid de Carlos III, en el que las ideas de la Ilustración empezaban a hacerse un hueco, cuando la comedia, que había sido denostada y casi prohibida por la intransigencia religiosa, empieza su resurgir.

Música manuscrita (Blas de Laserna)
Tonadilla a duo que la cantaron La Caramba y Garrido
La partitura completa en BDH (BNE)


   Con el tiempo se convirtió en un mito. Los hombres la adoraban, y las mujeres imitaban sus atuendos, sus joyas y sus adornos. En cierta ocasión apareció en el teatro con un tocado que consistía en un ariscado e insinuante lazo de mas de seis varas de cinta de colores; las madrileñas rápidamente la imitaron, incluso le pusieron el nombre de su bravía y descocada inventora “caramba”.
   Fue este adorno tan copiado por las majas como por las damas de la aristocracia, lo que produjo la crítica de clérigos y de los sectores más reaccionarios de la sociedad. Muchas escopetadas señoras, cual la Condesa del Carpio (La Solana) y otras, lo llevarán bajo los pliegues de su mantilla, aunque fuese de menor tamaño.

La Solana (Francisco de Goya)


UN DESPUES

   En plena gloria, tal vez arrepentida de sus veleidades y de su vida disipada, sufrió una crisis mística o periodo de devoción intenso, que le haría terminar la vida en olor de santidad.
   Una tragedia amorosa, según algunos, o las exhortaciones de un fraile al que oyó predicar casualmente una tarde, en que una tormenta le hizo refugiarse en la iglesia del convento de capuchinos de San Francisco del Prado, motivó su conversión. A partir de entonces se despojó de sus galas y atavíos, y vistiendo sólo sayales y cilicios, llevó en adelante vida de mortificación y penitencia, para morir al cabo de un año. Sólo tenía treinta y seis años.

Sencillo traje de beata, macilento rostro,
actitud compungida y el aspecto inconfundible de una ruina corporal.

   Sobre sus aventuras y conversión es mucho lo que se ha escrito, mezclandose verdades, medias verdades y falsedades, donde se enmaraña lo falso con lo cierto, la historia con la ficción. Su rocambolesca historia se recordó en tonadillas, romances y canciones de ciego. Se han ocupado de ella literatos como Serafín Estébanez Calderón (Escenas andaluzas) o Juan Valera (El último pecado). Inspiró al libretista de zarzuela Luís Fernández Ardavín que con música de Federico Moreno Torroba estrenó en 1942 una zarzuela titulada “La Caramba”, posteriormente llevada al cine e interpretada por Antoñita Colomé.
   Para quien pueda mostrarse interesado en detalles de su biografía, aporto un enlace con un resumen del libro de la granadina Antonina Rodrigo “Maria Antonia La Caramba. El genio de la tonadilla en el Madrid Goyesco”. Ediciones Albaida, 1992.


Narcisa Maria Carísomo Mariño (Cádiz 1745- Castro del Río 1813).

UN ANTES

Catedral de Cádiz

  “Educada en la modestia, la honestidad, el pudor, la decencia, y las otras virtudes que tanto realzan y hermosean a las de su sexo. Adoptó en la edad juvenil un método de vida juicioso, ocupada en sus rezos, las labores caseras, y en coser y bordar, que lo hacía primorosamente. La Narcisita era devota sin ser gazmoña, y la doncella más cabal, apuesta y apreciable que hubo en sus días en Cádiz.

   La prematura muerte de su padre, mayordomo del marqués de Pedroso, dejó a la familia en las puertas de la indigencia. La viuda quedó con tres niñas, siendo Narcisa la de mayor edad, empleándose todas en el trabajo que se procuraban con la labor de sus manos.



   La desaparición del padre, supondría un punto de inflexión en la vida de esta virtuosa joven. Le acechaba el pecado. Expuesta su hermosura al trato con las personas a las que confeccionaba ropa, terminaría por convertirse en objeto de deseo de uno de sus clientes:

   “Por mucho tiempo resistió a los fortísimos, bruscos y dulces ataques de todo el infierno armado y de su pervertidor; y estrechando el riguroso sitio los halagos, los ruegos, los comprometimientos, las promesas, y aun acaso las dádivas y otras mil baterías, como que parecía que todo el abismo del consumo se había reunido para esta criminal conquista. Mucho costó el rendirla; pero al cabo se rindió, y después de allanar la fortaleza, se llevo el triunfador como prisioneras la entereza, la vergüenza, el recato y el honor".

  Hasta aquí el resumen de la primera etapa de la vida de esta gaditana, tomado del libro escrito por Nicolás María de Cambiaso y Verdes, publicado en 1829: “Memorias para la biografía y la bibliografía de la Isla de Cádiz”.

UN DESPUES

Portada exconvento de dominicas de Castro del Río

   La oveja descarriada, dando pruebas de su arrepentimiento, mostró inclinación por el estado regular. Por mediación del misionero capuchino Fray Francisco de Castro se cumplirían sus deseos, siendo admitida en el monasterio de dominicas descalzas de Scala Coeli de Castro del Río (Córdoba), en el que ingresa el 18 de octubre de 1774, siendo su nombre en la religión el de Sor Narcisa de la Concepción.

   A esta monja esta dedicado el libro, ya referido en una entrada anterior, que escribió don Miguel Rodríguez Carretero bajo el título de "Resumen histórico de la vida de la venerable madre Sor Narcisa María de la Concepción, religiosa descalza del sagrado orden de Santo Domingo, del convento de Jesús María de Scala Coeli de la villa de Castro del Río, Reyno de Córdoba". En él se cuentan varias de sus profecías, revelaciones y otras virtudes y prodigios.
   A esa milagrería o misticismo, tal vez, obedezca el expediente sobre la calificación de su vida, hecho por la Inquisición en Córdoba entre 1815 y 1818, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, junto al citado libro, a disposición de quien quiera adentrarse en la vida y milagros de esta dominica gaditana.


EN PARALELO

   Como habrán podido apreciar existe cierto paralelismo en la vida de estas dos mujeres andaluzas del siglo XVIII, prácticamente coetáneas. Hasta es posible que Narcisita, en su etapa de vida airada y pecaminosa en su Cádiz natal, llegara a ver a Maria Antonia sobre los escenarios de aquella cosmopolita y comercial ciudad.
   En sendas apuestas finales por el misticismo, tuvo algo que ver el misionero capuchino Fray Diego José de Cádiz, confesor de ambas.



   Su relación con Maria Antonia " La Caramba" fue breve, debido a su rápido deterioro disciplinante y al ruinoso estado físico que le ocasionó su rigurosa conversión. Unas famosas estampitas, que se distribuyeron con profusión tras su muerte, responden al claro propósito propagandístico de este famoso misionero, con el tiempo Beato, de propagar el triunfo de la fe en una época en que los aires renovadores del Enciclopedismo y de la Ilustración habían traído cierta "relajación en las costumbres". Acérrimo enemigo de estas corrientes y especialmente del teatro, supo utilizar la prodigiosa conversión de La Caramba en favor de su cruzada.


   El arrepentimiento de Narcisita (con el tiempo Sor Narcisa), por paisanaje, la conoció muy de cerca el Padre Cádiz. Al también fogoso y combativo predicador Fr. Francisco de Castro se le atribuye la conversión de la mencionada joven, cuando asistía a uno de sus sermones en la concurrida Plaza de San Juan de Dios de la capital gaditana. De hecho recala en el Convento de Castro del Río recomendada por este capuchino castreño, compañero del Padre Cádiz en sus primeras incursiones con la Santa Misión por tierras gaditanas.
   Ambos mantendrían un estrecho contacto como directores espirituales de esta joven gaditana.
   Durante su año de noviciado ya tuvo que ser advertida para que moderase el rigor con que se trataba. Tras profesar, y después de haber desempeñado los cargos de sacristana, cocinera, enfermera y procuradora, en 1785 la eligieron por primera vez priora, cargo al que renunció, en un principio, por no sentirse digna para tal desempeño por su pasado. Terminaría acatando la voluntad divina, como así se lo hizo saber por carta a su paisano y amigo Fray Diego José de Cádiz.

   El 10 de noviembre de 1799 hizo escala en Castro del Río la misión de Fray Diego José de Cádiz, que se alojará en el convento de Ntra. Sra. Del Carmen. Al día siguiente visitó a la venerable Sor Narcisa “que tanto deseaba conocer por la opinión de su virtud. Fueron más de dos horas las que estuvieron en el confesionario aquellas privilegiadas criaturas que tanto honran a la iglesia gaditana”.


   Durante aquellos tres días de estancia entre los castreños, visitó el Hospital de Jesús Nazareno, bendijo una nueva capilla en el templo parroquial, se acercó hasta el beaterio de niñas educandas de San Acisclo y Santa Victoria. En la tarde del día 11 participa en un rosario multitudinario que recorre las calles de la población, predicando a los vecinos la santa misión. Al día siguiente, celebra misa a las cuatro de la mañana en el convento de Jesús Maria de Scala Coeli y tres horas después abandona Castro del Río en dirección a Cabra.

   Su primer biógrafo y compañero de orden, Fray Serafín de Hardales, nos relata un acontecimiento fabuloso y sobrenatural (milagro) acaecido durante su misión en Castro del Río:

“Se hallaba nuestro venerable en la villa de Castro del Río, y acabando de decir misa en el convento de religiosas que allí hay, se le acerco un vecino de aquel pueblo llamado Antonio García, Criado, pidiéndole por fe le dixese un evangelio con el fin de conseguir alivio en la enfermedad de erisipela, que por espacio de siete años continuos padecía, con tal vehemencia, que en dicho tiempo no había tenido tres días buenos, y en la actualidad de acercarse al padre no le veía. Pero acabado de decir el evangelio, pasándole la mano por la cara, quedó tan perfectamente bueno, que vuelto a su casa se asombraron, y desde entonces no ha vuelto a padecer tal accidente como así lo asegura y jura”.

   Para relatar la misión del Padre Cádiz en Castro del Río, me he valido de un artículo publicado por Juan Aranda Doncel en la Revista de Feria del año 1993. El grueso de la información sobre Sor Narcisa, corresponde al libro, ya citado, de Nicolás Maria de Cambiaso.
   El artículo que éste le dedica a Sor Narcisa debe estar sacado, a su vez, de la biografía de Fray Miguel Rodríguez Carretero.
   Como todavía no he podido acceder a la misma, y para satisfacer la curiosidad de los interesados en ella, en una próxima entrada alojaré el total de páginas, o parte, del trabajo de Cambiaso, donde se da cuenta de su humildad, abnegación, sacrificios, disciplinas y penitencias.

03 enero 2011

La villa de Espejo y el Ducado de Uceda. Armonías y desencuentros durante el primer tercio del siglo XX.




   El Castillo que la casa ducal de Uceda y Osuna posee en la villa cordobesa de Espejo, se encuentra hoy entre los mejores conservados de la provincia. Esto obedece, en gran parte, al hecho de haber sido utilizado como residencia habitual por sus moradores.
   Durante el primer cuarto del siglo XX, fueron sus Administradores, los encargados de rentabilizar el vasto caudal de fincas rústicas que la referida casa poseía en el término de Espejo, quienes ocupaban y residían habitualmente en el Castillo, con estancias reservadas para las eventuales y escasas visitas de sus propietarios e invitados. Los obispos de la diócesis cordobesa en sus visitas pastorales a esta villa, también disfrutaron de la hospitalidad de esta casa.
   La función de los Administradores consistía esencialmente en asegurarse el cobro de las rentas de los aparceros y de las tierras acortijadas, entregadas en arrendamiento a ricos labradores de la localidad. Además de representar oficialmente a la casa ducal y velar por sus intereses.

Boda del Duque de Uceda Osuna (1921)



   A partir de 1926, tras la prematura muerte de Mariano Téllez-Girón y Fernández de Córdoba, XIII duque de Uceda, XV de Osuna y XVII de Escalona, XXVII señor de Espejo, su viuda, Doña Petra Duque de Estrada y Moreno de la Serna, hija de los marqueses de Villapanés, con su pequeña hija Ángela Maria (actual duquesa y propietaria) se trasladan a sus dominios de Espejo para hacerse cargo de la gestión directa de sus explotaciones agrícolas.
   La duquesa viuda y su hija vivirán largo tiempo a caballo entre su Sevilla natal y el pueblecito cordobés de Espejo.
   En su arraigado catolicismo, altruismo y concepción benéfica de la sociedad, encontrará la manera, en un principio, de integrarse y de ganarse las simpatías de la población espejeña.
   Casi recién llegada, creó una escuela católica gratuita, donde recibían enseñanza, vestido y comida infinidad de niños pobres, dándose además dos sesiones semanales de cine instructivo (evangélico).
   A su filantropía obedece la iniciativa de organizar una Cabalgata para el día de Reyes del año 1929, contando con la implicación y concurso de las personas pudientes del pueblo. Aunque en esta empresa, habría que ver también,  un lógico trasfondo egoísta y personal, de alegrar la fiesta a su pequeña hija de 5 años huérfana de padre.
   La cabalgata más antigua de las organizadas en Andalucía es la de Granada, que se remonta al año de 1912, en la que un adolescente Federico García Lorca participó repartiendo regalos entre los enfermos y niños pobres de la ciudad.
   A ese mismo propósito benéfico (hacer felices a los niños mas desfavorecidos) responde el origen de la de Sevilla, que salió por primera vez a la calle en 1918 impulsada desde el Ateneo de Sevilla por el joven poeta, escritor y humanista José Maria Izquierdo Martínez (1886-1922).


 Cabalgata de Sevilla 1918

   La capital cordobesa tardaría aun algunos años en incorporarse a esta moda. La primera vez que se organiza fue en 1925. Su promotor, el rector de la parroquia de San Francisco, Carlos Romero Berral, con el fin de obsequiar a los niños acogidos en la escuela parroquial tipo Manjón del Ave María, Casa Socorro Hospicio y Casa de Expósitos.

   Aquel pueblo de Espejo del año de 1929, por obra y gracia de la señora duquesa viuda de Uceda-Osuna, sería de los primeros de la provincia que vieran desfilar por sus calles el cortejo de los Magos de Oriente.

   A las 5,30 de la tarde del día 5 de Enero salía del Castillo-Palacio. Abría la marcha la banda de cornetas y tambores del colegio Selesianos de Montilla, una patrulla de batidores a caballo y una gran estrella iluminada con bombillas eléctricas.


   Los Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar fueron encarnados por los jóvenes pertenecientes a distinguidas familias de la localidad, don Jacinto Reyes Gracia, don José Luque Reyes y don Rodolfo Vega Castro, respectivamente. Iban montados sobre briosos corceles y perfectamente caracterizados. Cada rey se hacía acompañar de 20 pajes a caballo, además de diez caballerías menores (mulas y asnos) con cofines repletos de regalos para repartir entre los pobres (mantas, toquillas, camisetas, camisas y sabanas). 
   Los juguetes se reservaban para los niños que asistieron y acompañaron al cortejo. Las niñas vestían de pastoras, con telas donadas por "tan generosa dama", mientras que los niños llevaban el típico capotillo y sombrero del obrero espejeño. El prometido regalo, materializado en juguete, consiguió que fueran en torno a los cuatrocientos niños de ambos sexos los que participaran.

Las Calleras 1926

   En el paseo de Canalejas (Calle de las Eras, Calleras) hizo un alto la comitiva, donde los Reyes y su cortejo, poniendo pie a tierra, dirijíeronse a la cruz milenaria donde se había instalado un Nacimiento ante el que oraron todos los asistentes. Después dio comienzo el cante y baile de villancicos en medio de la mayor algazara y alegría:

   “Ciertamente era un edificante espectáculo ver confundidos a los hijos de los ricos y los pobres, todos con idéntico vestido y la misma alegría, sin distinción alguna entre ellos”.

   “Las calles que recorrió la cabalgata estaban abarrotadas de público, que vitoreaba el regio cortejo. A las nueve hizo su entrada en la señorial mansión la cabalgata, formando toda en el amplio patio de armas, en donde a los acordes de la Marcha Real, ejecutada por la banda municipal, se dieron infinidad de vivas a esta ilustre dama, acompañada de su monísima hija María Ángela, que hizo su aparición en la puerta principal, dando un ¡Viva Espejo!, que fue unánimemente contestado. Entonces, un vibrante ¡Viva Sevilla! Que salió de todos los labios,,, fue la gentil galantería que el pueblo tributó a esta duquesa sevillana.


   ¡Viva Sevilla! Al conjuro de este grito debió temblar de emoción la dama todo corazón, todo bondad, quien al nacer en la cuna de la gracia legendaria, y al ser sevillana de naturaleza, no puede impedir que nosotros la consideremos espejeña, por prerrogativas de nuestro afecto y gratitud”.

   No tengo noticias de que en los años siguientes volviera a repetirse la celebración.
   Con la proclamación de la II República las fuerzas políticas y sindicales espejeñas, acalladas durante la Dictadura de Primo de Rivera, recuperan su tradicional pujanza reivindicativa. En un nuevo escenario sociopolítico, con las expectativas despertadas por el proyecto de reforma agraria y el creciente anticlericalismo que afectaba al boato de las manifestaciones religiosas externas, tan del gusto de estos aristócratas, "el armónico idilio" entre los ricos y los pobres de Espejo, al que hacia referencia el cronista de la cabalgata de aquel año de 1929, se verá seriamente resquebrajado.
   Por lo que respecta a la Casa Ducal, que ya a principios de siglo había repartido pequeñas parcelas de tierra en el ruedo en régimen de arrendamiento a obreros y pequeños propietarios, para contrarrestar el influjo de las propagandas disolventes del proletariado espejeño, le costará adaptarse a la nueva legalidad republicana.
   La duquesa viuda, desde un principio, se sumara a la reacción. Tras los muros de su Castillo-Palacio, en vísperas de la militarada protagonizada por el General Sanjurjo en Agosto de 1932, llegaron a celebrarse reuniones conspirativas de destacados individuos de significación monárquica y tradicionalista, con la asistencia de un conocido periodista de la redacción del periódico “Siglo Futuro”(Dios, Patria y Rey).
   La supuesta empatía entre la casa ducal y el pueblo de Espejo y su espíritu caritativo, se ponen en entredicho en un articulo publicado por el corresponsal del diario socialista cordobés "El Sur" en Espejo:

Meditaciones ante el Castillo Feudal

   Han sido tantas las veces que hemos llamado para que se abrieran las puertas de este Castillo Feudal a favor de los necesitados de este pueblo, sin que se nos atendiera, y que hoy como antes volvemos al tema, dispuestos a recibir la misma respuesta, por entender que es este el nervio donde radica el malestar que viven los elementos obreros.
   La obstinación en que vive aferrada bramando por su poderío esta mal llamada nobleza, que sólo al altar y al trono ofrecían su bolsa y la vida de sus esclavos, guardando para éstos las migajas de sus festines, son la causa de la incesante miseria que azota a los pueblos. Porque si a través de la historia estos nobles dieron algún timbre glorioso a la madre patria, pronto viose nublado por las humillaciones que al resto de sus hijos les imponían.

 Escudo Casa Ducal de Uceda

   Con el absolutismo en todos los ordenes de la vida, hicieron de los necesitados un gran rebaño...donde saciar el apetito de sus caprichos y sus deseos. Pues bien; para arrancar en parte a este rebaño de seres humanos de las dentelladas de los lobos de sangre azul, han caído y siguen cayendo constantemente seres de envidiable conducta; ¡Hombres ...de elevada mentalidad y de excelso corazón!.
   Mientras que ellos, los nobles, los dueños y señores de las tierras que no labran, siguen cobrando sus rentas, acogotando a los arrendatarios, y estos, a su vez, al sufrido labriego, al que las riega con su sudor para que unos y otros gocen del bienestar que él carece.



   Así va corriendo el tiempo...La Reforma Agraria, único medio de acabar con estas miserias si la tierra se entrega a quienes les pertenece por su condición y experiencia, sigue su curso. El ministro o gobierno encargados de aplicarla, salvo excepciones que no debieran existir, pues en todas partes se produce el mismo dolor, quizá llevados por la mejor fe, continúan con la tramitación ordinaria de tan urgente procedimiento, sin ver en el rostro de los trabajadores las huellas del hambre, de total agotamiento. Y en tal estado, ¿puede haber concordia ni paz? ¡No lo creemos posible! Porque mientras los moradores de los Castillos, que desoyen la voz de los cronistas, que es el dolor y la miseria de los trabajadores, que gritan contra la injusticia desde las albas cuartillas, sigan desde sus fortalezas detentando unas riquezas cuya procedencia se desconoce, no cesará el malestar latente y la Democracia y la Libertad seguirán siendo un mito en el solar hispano.

(“El Sur” 16 de Noviembre de 1932)

   Corresponsales en Espejo de este diario cordobés fueron José Arroyo Baena y Benito Cordobés Herencia. Aunque la nómina de columnistas espejeños en la prensa de los años 20 y 30 es extensa. El presbítero y publicista republicano Juan García Morales valora positivamente esa especial proliferación de obreros dispuestos a expresarse a través de la pluma:

   “Los obreros tienen también derecho a opinar... No hemos de sacar a relucir todos los días las ocurrencias de los intelectuales; que, a lo mejor, un mozo de mulas discurre con más acierto, con más lógica, que el señor engalanado que ostenta ocho licenciaturas.
   Los campesinos de Espejo, sin haber estudiado en Salamanca, les dan cien vueltas a los letrados. Hay entre ellos poetas, filósofos y escritores de la talla de Clodoaldo Gracia, autor de unas primorosas miniaturas, de unos bordados en color, que lo acredita de egregio artista”.

   Sería Cándido Lucena, que mantenía asidua correspondencia con García Morales, el encargado de recoger de los labios de sus amigos las respuestas al siguiente cuestionario:

   Vamos a ver, Cándido ¿Qué opinión le merece a usted y a sus amigos las derechas españolas? ¿Seguirían ustedes la orientación de las derechas en los momentos actuales?

   Los encuestados: los hermanos Julián y Rafael Medina Ramírez, Benito Cordobés, Leonardo Rodríguez, Francisco Jurado Olmo, Francisco Lorenzo Escobar, Rafael Escobar Córdoba, Juan Blanco Reyes, Antonio Lucena y Emiliano Romero Pérez.

   De todas las respuestas, quizá la de éste último, sea la que mejor muestre el sentimiento generalizado de frustración, cuando apenas si habían trascurrido dos años desde la proclamación de la República:

   “No creo que siga el pueblo a las derechas, ni que ganen las mismas, pero digo que los campesinos estamos muy desengañados, por muchas cosas: se nos prometió mucho, y hasta la presente, nada ha llegado. La clase trabajadora ha perdido las esperanzas y las ilusiones. No vamos a un bando u a otro, lo que tenemos es hambre, mucha hambre y unas ansias grandes de vivir a lo humano”.

   Para el anarcosindicalista Blanco Reyes:

   “La República emplea duros procedimientos con los trabajadores; de ninguna manera puedo estar de acuerdo con los mangoneadores de este régimen; pero me opondría con todo rigor a que las derechas pisaran el poder en España, disponiéndome, para evitarlo, a hacer los mayores sacrificios”.

   El propio Cándido Lucena también opina:

   “El pueblo trabajador, tan vejado y explotado por esas mismas derechas, jamás, creo que las seguirán. Si el gobierno resuelve los problemas palpitantes como el paro y otras cosas, ni habrá extremismos de derechas ni de izquierdas, pero si esto no lo hace iremos al socialismo, al comunismo..., o lo que es peor: al caos”.

   La propia división entre la fuerzas políticas y sindicales propiciaría el triunfo de la derecha en las elecciones de 1933. Aunque en Espejo, a pesar de la abstención preconizada por los anarcosindicalistas, la suma de los votos obtenida por socialistas (787) y comunistas (874) sobrepasó a los de la coalición de Centro-Derecha (1379), en la segunda y definitiva vuelta de aquel proceso electoral.
   La fallida insurrección de octubre de 1934 y posterior represión llevará a la izquierda obrerista a la clandestinidad.

   En 1935, con la derecha consolidada como poder, volvemos a tener noticias de la señora duquesa viuda. Por estas fechas los tradicionalistas de la campiña cordobesa toman pujanza y se reafirman en sus convicciones. Surgen centros tradicionalistas en poblaciones como Montilla, Aguilar de la Frontera, Castro del Río o Espejo.

   El domingo 17 de febrero de 1935 en la explanada de las Escuelas del Sagrado Corazón, se celebrará el primer acto de la recién constituido Centro Tradicionalista de Espejo. Allí, según el cronista, como otrora, se dieron cita para escuchar a los oradores unas 500 personas: “confundiéndose los obreros con los señores, destacándose la asistencia de numerosas señoras y señoritas”; “una veintena de requetés con su boina roja, como procede, se destacaban en el servicio de orden, formando a la entrada del local como es costumbre”.
   
   Entre los oradores desplazados se encontraban, la infatigable propagandista, dirigente nacional de “Las Margaritas”, señorita Maria Rosa Urraca Pastor y el diputado a Cortes por Sevilla Gines Martínez. El encargado de las presentaciones, el redactor del Siglo Futuro, Manuel Sánchez Cuesta “Mirabal”, que ya visitara y se alojara tras los muros del castillo de Espejo, en las jornadas previas a la Sanjurjada. De ahí que sus primeras palabras fueran evocadoras:

   

   “En Espejo hay un hada bienhechora, cuya magnanimidad generosa también me alcanzó. Es la excelentísima señora duquesa de Osuna, en cuyo castillo ducal, que como todos los castillos legendarios esconde su tesoro, encontré dos: el de la salud, que había perdido, y el tesoro de la noble amistad y trato de los espejeños a los que hoy saludo”.

   La presidencia local del Centro Tradicionalista de Espejo la ostentaría don Rodrigo Pérez Alcázar, y la de Las Margaritas Doña María Sánchez. Aunque el peso específico y económico de la organización lo llevaría Doña Petra Duque de Estrada desde su castillo ducal.
   Días antes, aprovechándose del homenaje tributado a un sacerdote de la localidad que cantaba misa por primera vez en la parroquial de San Bartolomé, organizo en su casa-palacio un banquete, presidido por una estatua del Corazón de Jesús: “ bajo tan sagrada enseña se agruparon mas de dos mil personas de todas las clases sociales”. No faltaron como invitados destacados tradicionalistas de la campiña.
Tras el suculento banquete, amenizado por bandas de música, traídas expresamente desde diferentes pueblos de la comarca: 



   “El pueblo, y todos los asistentes puestos en pie, dieron entusiastas vivas a la duquesa de Osuna, ya que sus constantes esfuerzos y ayudas a favor del pobre y del necesitado han dado lugar a tan emocionante acto, que quedará grabado siempre, como tantos otros que la modestia de la alta dama que nos ocupa nos impide referir, en la memoria de este lindo pueblecito andaluz, que enclavado en un altozano, aun conserva la vivienda señorial de los duques de Osuna, que hoy día puede significar el símbolo de una mano que se inclina dadivosa hacia los habitantes de las casas que en apretado grupo se agolpan en torno a la morada en la que reina un profundo sentimiento de caridad cristiana”.

  Para no extenderme demasiado, le pondremos epílogo a este trabajo, con unas fotografías suficientemente ilustrativas sobre el postrero devenir de la Republica Democrática de Trabajadores en la villa cordobesa de Espejo:

Abril de 1936

Visita del Director General de Reforma Agraria al Cortijo de Duernas,
887 hectareas donde se asentaron 120 campesinos 
del censo del pueblo de Espejo
en dos comunidades.


 Las Calleras Agosto de 1936
Una población expectante ante el desarrollo de los acontecimientos.


 "Los desastres de la guerra"

   Si se hubieran atendido las justas reivindicaciones de un proletarado que aspiraba a vivir dignamente "a lo humano" , sin necesidad de recurrir a la falsa caridad de los de arriba, muchas barbaridades materiales y contra las personas se podían haber evitado. El empecinamiento de los privilegiados por no renunciar a su status, derivo en un golpe de estado y el consiguiente conflicto entre las dos Españas. El resultado, sobradamente conocido. 

   Muchas de las personas que aqui aparecen mencionadas dejaron de existir como consecuencia de la represión brutal ejercida por uno y otro bando. Ya en la postguerra, los  mas afortunados de entre los derrotados, desfilaron por diferentes establecimientos penitenciarios purgando "culpas", mientras que la duquesa viuda desde la posición geográfica y social dominante de su Castillo Palacio socorrería caritativamente a los parias de Espejo, a la vez que distribuía gratuitamente el libro del jesuita Bernabé Copado "Con la columna Redondo. Combates y Conquistas".