En la tarde noche del 24 de Diciembre, los niños, y otros no tanto, se tiznan la cara simulando barbas y bigotes postizos, ataviados con ropas viejas y harapientas, gorras o estrafalarios sombreros, forman grupos que cantan villancicos por las casas pidiendo el aguinaldo. Antes de comenzar a cantar pronuncian la típica frase “¿Queréis mochileros?”, siendo obsequiados, además de con el óbolo, con dulces y otros productos navideños.
La tradición, que no es exclusiva de la localidad, se remonta a tiempos pretéritos. Concretamente, en las comarcas olivareras procede de la particular manera de celebrar la Nochebuena en los Cortijos, donde se daban cita familias enteras de jornaleros durante el periodo de recogida de la aceituna. Aquella noche, el amo (propietario) solía tener un detalle, y el acostumbrado puchero se sustituía por un caldero de carne con patatas o arroz, regado con los imprescindibles y espirituosos caldos que da la tierra.
Para amenizar la velada se improvisaban las “Cuadrillas de Mochileros”, generalmente compuestas por mozos, que interpretaban villancicos con letras, bailes y sones ancestrales. Sus actuaciones solían prolongarse hasta Reyes. Por la tarde, tras finalizar las tareas agrícolas, se desplazaban a caseríos y cortijadas cercanas, incluso hasta el pueblo, donde eran generalmente obsequiados con productos en especie que recogían en sus mochilas, de ahí su probable denominación.
Aunque entre las Cofradías de Ánimas, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII, en algunos lugares de Andalucía se tenía por costumbre recoger limosnas en tiempo de Pascua de Navidad, obligatoria para los hermanos, y extensivas al pueblo en general. Las peticiones llegaban incluso a los cortijos y se acompañaban de ciertas manifestaciones musicales en forma de cantes y bailes (baile de ánimas). La persona que acompañaba al mayordomo recogiendo y custodiando las limosnas, se le conocía como “mochilero” (1).
En la prensa histórica cordobesa he localizado una colaboración literaria que hace referencia a las Nochebuenas de Cortijo, que nos sirve para ilustrarnos sobre como transcurrían aquellas alegres, bullangueras y populares veladas navideñas. Se corresponde con un artículo publicado en el Diario de Córdoba durante la segunda década del siglo XX por el joven literato e historiador cordobés Octavio Nogales (2). Incluye alguna referencia a la indumentaria del “mochilero” y una letrilla:
DE LA CAMPIÑA
NOCHE DE FIESTA
Es Noche Buena, noche de villancicos y alegría.
La tarea del día se concluyó hoy temprano para preparar la celebración del nacimiento de Jesús.
El amo, espléndido, regaló carne y vino, y el hato del aceitunero se alegró esta noche al abrigo del candelorio que bajo la gran campana de la chimenea ardía y sofocaba.
Después de yantar todos grandes y chicos, viejos y mozos, las raciones que se sirvieron del caldero pendiente en las llaves y de libar el vino, la alegría afluyó a los corazones y cada cual, provisto de un instrumento, poco musical, pero bastante escandaloso, empiezan a entonar a voz en grito canciones pastoriles.
Los zagalones, rojos por el vino y el calor, esgrimen grandes carracas formadas por un semitronco de olivo dentado y una caña cascada con el que lo frotan.
De las mozas, no menos rojas que ellos, una tiene un almirez, otra una lata que golpea y entre todos se agita un espeso carrizal.
Hay un ruido espantoso.
De pronto cae en el centro de la gran estancia una cuadrilla de mozos disfrazados, con largos capuchones y en el cuerpo en abigarrada indumentaria: son “los mochileros”.
Entre risas y gritos se hacen sitio y empiezan un baile extraño.
Luego cantan:
Entra, entra, mochilero
con la mochila en la mano
a pedir de por favor
que te den el aguinaldo…
Que te den el aguinaldo
si no te lo quieren dar
por el niño de Jesús
esta noche han de pagar
Al final de la copla todos corean.
Se cansan al fin los mochileros de danzar, y entonces son todos los que cantan.
Los viejos sentados en torno a la candela que se extingue sin que nadie se ocupe de avivarla echando leña; los mozos en revueltos grupos van de acá para allá rebosando gozo y calor…
La grande, la esperada broma, esta a punto de suceder…
Cada cual se aproxima a donde lo llama su gusto; las mozas se ven solicitadas por unos galanes con más ahínco que de ordinario.
Forman un gran corro y al compás que tocan los viejos cantan y bailan.
De pronto sin saber como - culpable luego una racha de airecillo fresco que coló- se apagan los candiles que, distribuidos por las paredes, alumbran la cocina.
Hay un agudo chillerio de voces femeninas…
Los viejos siguen tocando, pues con la alegría del vino y el mortecino candil del hogar que quedó encendido, no reparan en la oscuridad, que como dijo Baltasar de Alcázar “con este negro beber se acrecientan los candiles”.
Después se hace un discreto silencio…solo se siente el repiquetear de las panderetas y almireces que los viejos agitan alrededor de los rescoldos…
Sobre la silla "Las Ruinas de Palmira" (Conde de Volney)
Apercibidos los abuelos de las faenas de los moros procuran reestablecer el orden.
Las mozuelas, asustadas de su silencio, comienzan a alborotar otra vez y escapan por la puerta hacia la era blanca y solitaria, perseguidos por los galanes.
La noche misteriosa parece un encanto.
El cielo zarco es como un inmenso cristal…la luna lo esmerila en un tono lechoso…las estrella son lisas de oro.
En la amplia era vestida de luna las mozuelas y los zagales ponen sus goyescas figuras en inmenso anillo.
El plantío de olivos, al frente, tiene una vaga tonalidad de plata.
En la casa reina el silencio y en el marco oscuro de la puerta de vez en vez brilla un destello…
De una cebada próxima naciente huye, por un paredón, una liebre sorprendida…
Octavio Nogales.
En la década siguiente, otro cordobés, Cristóbal de Castro (Iznájar 1874-Madrid 1953) en las columnas del diario madrileño La Libertad , con el título de "Villancicos" publica un artículo en el que se vuelve a hacer mención de los mochileros. Compara la navidad del urbanita, frívola y sin raíces, con la autenticidad y tradición con que ésta se vive en el campo:
Villancicos (3)
- No te diré tanto; pero en fin. Es indudable que entre el “reveillón” de los grandes hoteles, con sus damas descotadas hasta la cintura y sus caballeros de frac o smoking, no es frecuente la evocación del niño Dios en el pesebre entre el buey y la mula, suprema alegoría de la ingenuidad y la humildad. Ellas no son ingenuas ni ellos humildes. ¡Ellas y ellos se avergonzarían de serlo!.
-Verdad.
-Y tan verdad....
....
-En el campo Bato, con su pellico , y Magalona con su herrada, cruzan, azotados por la ventisca, los senderos pascuales. Y en el hogar, formando corro, la familia y los convecinos, entre vihuelas y zambombas, evocan los divinos misterios. De repente, “los mochileros”, a la puerta entonan el saludo gayo:
Aquí están los mochileros
con contento y alegría,
vienen por montes y mares
del portal de Palestina
De súbito empujan la puerta. Y un zagalón se precipita en el portal cantando y bailando:
Yo soy Vicentillo
que viene a cantar,
y al niño que llora
hacerle callar...
Rodeado de pastores, con mochilas, Vicentillo danza ante el hogar, como David ante el Tabernáculo. Los mozuelos sonríen, y las mocitas, pensativas, sienten ternuras inefables. Entonces, un patriarca viejo y barbudo como el rey mago Baltasar, comienza, buen “guión”, a dar la “entrada” al villancico. Extendiendo la mano trémula, lleva el compás, en un cerrar de ojos evocadores:
Gloria a Dios en las alturas...
Y todos, mochileros y mocitas, niños y viejas, corean fervorosamente:
Gloria a Dios en las alturas
y paz al hombre en la tierra,
porque esta noche, pastores,
nació la luz verdadera.
En la actualidad, en poblaciones de la comarca de la subbética cordobesa como Rute, Zambra, Almedinilla, la aldea egabrense de Gaena, la pedanía castreña del Llano del Espinar y otras como Montilla o Iznájar, se intenta recuperar y mantener la costumbre, a través de agrupaciones y asociaciones que han rescatado de la tradición oral esas letras y sones, que cuadrillas de mochileros interpretan con orgullo por Navidad.
Mochileros del Llano del Espinar (Castro del Río)
En cuanto al vestuario, buscando la autenticidad, nada de los típicos chalecos pastoriles, habría que investigar como eran esos capuchones que menciona Octavio Nogales. Debían ser similares a los que utilizaban los mozos de los cortijos en los Llanos de Don Juan (Rute), que se vestían estrafalariamente con gorros de cartón, cintas y bolas de colores (4).
Ánimo, amigo Blas, yo se que tu puedes.
(1) Las cuadrillas de Ánimas y sus Músicas (Velez-Blanco). Almeriapedia.
(2) Diario de Córdoba: 26 de Diciembre de 1912.
(3) La Libertad: 25 de Diciembre de 1925.
(4) Alberto Del Campo Tejedor / "Mal tiempo, tiempo maligno, tiempo de subversión ritual. La temposensitividad agrofestiva invernal". Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, nº 1, 2006. Universidad Pablo de Olavide.
ENHORABUENA, Alberto. Un magnífico artículo. En Montilla se ha recuperado también este año Los Mochileros de la Vereda del Cerro Macho (cerca del Llano del Espinar), en Espejo también había mochileros pero por desgracia se perdieron, aquí iban vestidos con el típico capotillo de trabajar en el campo.
ResponderEliminarSi te fijas me recuerda mucho la melodía al baile del "chascarrá" de Rute e Iznájar que es una variante de los verdiales mañagueños; no se si a tí te da esa impresión. Desde Espejo te saluda un montillano.
Veo que he encontrado un asiduo e incondicional seguidor casquetamontillano. Me gustaría solicitar tu colaboración para una próxima casi inmediata entrada. Como haces mención al típico capotillo del jornalero espejeño, he pensado que pudieras suministrarme alguna fotografía en la que se plasmara dicha indumentaria. Puedes dirigirte a mi correo personal, si no tienes inconveniente. Sabré corresponderte cuando sea posible con unos medios de Montilla y unas raciones del rico chorizo espejeño que sirven en Casa Lorenzo.
ResponderEliminarSaludos y gracias por seguirme y estimularme.
Amigo Alberto:
ResponderEliminarLa verdad que este año hemos estado a punto. Lo que pasa es que andamos embarcados en otros proyectos muy relacionados también con el folklore local y con los villancicos. El pasado 23 de diciembre el grupo JABAR(1) estuvo cantando en el Círculo Liceo un buen repertorio de villancicos, entre ellos alguna baraja de mochileros. La mitad del recital estuvo dedicada a los temas populares: los Mayos, la Baraja del Arao, San Antonio y los pájaros, Madre en la puerta hay un niño y la Baraja de la Tercia. Algunos de estos temas siguen estando en parte del repertorio de los grupos de mochileros que comentas. Tengo la suerte de conocer a todos los que mencionas y de tener grabaciones.
Los villancicos de mochileros son bastante rítmicos y para concierto necesitan otro tratamiento.
En Castro del Río hemos tenido a la gente de Almedinilla, tipos extraordinarios con extraordinarias zambombas, y a los mochileros del Llano del Espinar, gente a la que conozco bien y a la que me une una gran amistad, hace unos días estuvieron cantando en nuestro Belén Viviente. Los de Zambra y Gaena los conozco de su participación en el certamen de villancicos que organizan en el Llano del Espinar.
Quisiera comentarte también que en la zona de la subbética se conservan bastante bien esta tradición, tanto los mochileros como los villancicos. Hace unos años conseguí el siguiente libro:
• PASTORADAS, ZAMBOMBAS Y MOCHILEROS. (La Tradición Oral II) (2000) Segunda entrega de la Obra “La Tradición Oral” de Antonio Roldán García. Editado por la Diputación de Córdoba con la colaboración del Seminario Permanente de T. Oral Juan Valera. Recoge los textos de los Villancicos pastoriles tanto de la Subbética como de la ruta de la trashumancia.
(http://www.cabra.es/Visitante/historia-de-cabra/cabra-en-la-literatura/segunda-mitad-siglo-xx)
Un auténtico tratado sobre el villancico de pastores y mochileros.
Más cosas, en Espejo hay gente todavía que recuerda lo de las Ánimas. Yo tengo algunas letras y una breve grabación de la melodía, gracias Francisco Castro que la recuerda. También hay por ahí un libro, creo que de Miguel Ventura, que recoge con bastante acierto este tema, incluye hasta la partitura. Tengo pendiente una visita para continuar con el trabajo de campo.
En Luque hay un grupo La Zambomba Los Segaores, también los conozco y tengo grabaciones suyas, que llevan un montón de años con este tema, curiosamente llevan la indumentaria que comentas de la gente de Espejo. Este es el enlace:
http://www.enluque.es/paginas/tradiciones/navidad/villancicos.htm
Sigo en la brecha del folklore local, no sé si para el año que viene nos quedará tiempo y ganas, de momento seguimos machacando e incorporando nuevos temas al repertorio del grupo.
Salud y todo lo mejor para el próximo año y los que vengan.
Un abrazo.
Blas Criado
(1) (http://elcirculodeartesanos.blogspot.com/2009/07/jabar-treinta-anos-no-es-nada.html
y este otro
http://www.facebook.com/photo.php?fbid=1621659874802&set=a.1621656154709.82437.1635604452&bcode=M9jW3#!/photo.php?fbid=1621656874727&set=a.1621656154709.82437.1635604452&bcode=M9jW3&pid=1422819&id=1635604452)
Con la foto de unos mochileros y una estrofa de baraja se abre la Revista de Artesanos que sale al público mañana. Ya te haré llegar una, Alberto.
ResponderEliminarTan atento como siempre.Gracias.
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