El
Museo del Pueblo de las Misiones Pedagógicas —que explicaban, entre otros,
Antonio Sánchez Barbudo, Ramón Gaya y Luis Cernuda—, se componía de dos
colecciones itinerantes de pintura, cada una con catorce copias de cuadros de
los pintores más famosos de la escuela española, realizadas en su mayoría por
Juan Bonafé, Ramón Gaya y Eduardo Vicente.
Los cuadros se transportaban en fuertes
cajas de madera, o en una camioneta especialmente acondicionada, y se exponían
en los pueblos a los que se podía llegar. La colección iba acompañada por dos o
tres misioneros a quienes el Patronato confiaba este encargo, que explicaban los
cuadros a los campesinos. La función se acompañaba de un gramófono y aparatos
de proyecciones fijas y cine. El Museo permanecía generalmente una semana en
cada localidad, y a los visitantes se les obsequiaba con reproducciones de los
cuadros, en fototipia o huecograbado; también se dejaban algunas fotografías de
los cuadros expuestos, enmarcadas para las escuelas y centros obreros.
La descripción pertenece
al catálogo de la exposición “Las Misiones Pedagógicas (1931-1936)” celebrada
en 2006-2007 en conmemoración del 75 aniversario de la creación del Patronato de Misiones Pedagógicas. Incluye una cronología y una somera explicación de las
diferentes experiencias desarrolladas.
“Misiones Pedagógicas” un documental dirigido por
Gonzalo de Tapia (2006), casi una hora de testimonios de protagonistas
directos, recuerdos de los que fueron
niños en los años 30 y una espectacular selección de documentos gráficos y
sonoros, nos permiten hoy conocer mejor su verdadero alcance, y cómo se estructuraron
y evolucionaron sus diferentes secciones a lo largo del periodo republicano.
Museo del Pueblo (minuto 33,43 hasta el 37, 08)
El Museo del Pueblo o Museo Circulante, como
también se le conoció, por problemas de transporte y por precisar de locales
capaces de exponer aquellas copias confeccionadas a tamaño original, con la
iluminación y decoro necesario, tendrá sólo como destinatarias las poblaciones cabecera
de partido judicial, aunque para superar la limitación se anunciaba su llegada
mediante carteles e incluso con pregones juglarescos por el resto de villas y
aldeas de la jurisdicción, al fin de que conquistar al mayor número de
visitantes.
A la provincia de Córdoba llegan a
primeros de mayo de 1935. Su primer destino Rute, y sucesivamente en el orden
expresado: Cabra, Aguilar de la Frontera, La Rambla, Castro del Río, Lucena,
Baena, Montilla, Posadas y Fuente Ovejuna, con la que se pone fin a la gira
cordobesa mediado ya el mes de julio.
La celebrada en Castro del Río tuvo lugar entre los días 2 y 7 de junio.
Fue instalada en la Escuela Superior de Niños nº 1, situada en el antiguo
colegio de San Pedro y San Pablo (Escuelas Reales).
Venia al frente de la gira cordobesa el joven pintor Ramón Gaya, alma del servicio y autor de un buen número de las copias expuestas. Le
acompañaba, en esta ocasión, el literato y ensayista Enrique Azcoaga, que con tan sólo 23 años se
había hecho acreedor al Premio Nacional de Literatura.
Gaya y Azcoaga fueron los encargados de
dar las oportunas explicaciones a los castreños y espejeños atraídos por tan
novedosa e instructiva muestra pictórica, y por la noche, con una tribuna y
pantalla improvisadas en los patios del colegio, se desarrollaron una serie de
charlas de divulgación artística, ilustradas con proyecciones luminosas de infinidad de obras pertenecientes a los mejores pintores españoles y extranjeros.
La escasa información de la que disponemos sobre esta misión en Castro
del Río, procede de la correspondencia cruzada entre el Patronato y la
Alcaldía de Castro del Río, a efectos de la obtención del espacio adecuado donde
instalarse, así como una somera reseña anunciando su llegada, autores de las
copias expuestas y el programa de
actividades, remitida al Defensor de Córdoba por el corresponsal en la localidad.
El Defensor (5 de junio de 1935) |
Una selección de las copias de cuadros
que componían estas colecciones itinerantes, con referencia al autor real de
las obras y al nombre del copista, puede visionarse en la página de la
Residencia de Estudiantes (pinchar aquí).
Aquel periplo por tierras cordobesas
pasará un tanto desapercibido para los respectivos corresponsales de la prensa
provincial, que apenas si proporcionan información de la misma. No nos llegan
noticias sobre su éxito o grado de aceptación entre las clases populares (sus
principales destinatarios), en un momento en que los designios de la República
estaban en manos de la coalición gubernamental de centro derecha (PRR-CEDA), que
justo para ese año de 1935 ya había recortado drásticamente el presupuesto del
Patronato de Misiones.
Con la mayoría de los centros políticos de la izquierda y los sindicatos
de clase clausurados o maniatados, no creo
que en Castro, ni en resto de poblaciones cordobesas en las que recaló el Museo
del Pueblo, fuese recibido con el mismo
entusiasmo regenerador que lo hubiera hecho durante el primer bienio
republicano.
Más información en el trabajo de Nigel
Dennis: Ramón Gaya y el Museo del Pueblo.
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