Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

01 septiembre 2010

Amanecer en la Alameda.

Castro del Río: Verano de 1933.



Próxima a finalizar la rigurosa y extrema estación estival por esas campiñas cordobesas, he tomado como referencia este año de 1933, para rememorar aquellos otros veranos del pasado.

Verano socio político:

La visita del Director General del IRA (Instituto de Reforma Agraria), debió levantar ciertas expectativas entre jornaleros y pequeños arrendatarios bastante desencantados por la lentitud del proceso. Con las formalidades oportunas se procede a la incautación de cinco cortijos pertenecientes al ex duque de Medinaceli: Alcaide, Peñón de Matallana, Carchena y Cerro de la Noria, Bandas y Calderón.

Proliferan los incendios en el campo, y el castreño Antonio Navajas Moreno “barbitas de alambre”, Presidente de la Federación Provincial de Labradores, trasmite un enérgico telegrama de protesta al presidente del Consejo de Ministros. “La destrucción por el fuego intencionado de la paja y pastos en el campo andaluz demanda para evitarlo medidas extraordinarias del poder público”.

A mediados de Agosto se decreta por orden del Gobierno Civil la reapertura del Centro Obrero Anarcosindicalista. Con la autorización previa para celebrar un acto de afirmación sindical, el sindicalista castreño Bartolomé Montilla Ruz se desplaza hasta Córdoba para recibir a los compañeros sevillanos que iban a participar en el mismo, siendo todos detenidos a pie de coche como extremistas indocumentados.

Se celebra un mitin de carácter comunista, uno de los asistentes al acto, de filiación sindicalista, interrumpió a uno de los oradores promoviéndose un tremendo alboroto y escándalo, y hubo necesidad de desalojar el local y de disolver los grupos por parte de la Benemérita.

Cultura y espectáculos:

Parece ser, aunque sin confirmar, que el empresario del Teatro Cervantes, Miguel Porcel Redondo tiene proyectado contratar para la próxima Feria a la Niña la Puebla y su trouppe.

La Agrupación Artística local Benito Pérez Galdos, bajo la eficaz dirección de Joaquín Caravaca, pone en escena la graciosa comedia dramática en tres actos de Carlos Arniches “La sobrina del cura”, y que llevan de gira por diferentes escenarios de la provincia. Se distinguen en la interpretación las señoritas hermanas Marcos, Mármol y Sánchez, y los señores Rodríguez, Puebla, Bello, Moreno y el señor Mendoza que hizo reír constantemente a la concurrencia con su papel cómico.
El músico Joaquín Villatoro, en uso de permiso del servicio militar, pasa unos días junto a su familia y amigos.

Otras compañías de Teatro también visitan Castro durante aquel verano:
  • Agrupaciones “Melia-Cebrián” con dos obras en cartel, el drama “Fuensanta la del cortijo” de Enrique de Alvear (25 de julio) y el drama social en tres actos original de Eugenio Montell “Las hormigas rojas” (26 de julio). 

  • Agrupación Artística “Jacinto Benavente”, con un repertorio entre el que se incluyen “Sol y sombra”, “El bandido de la Sierra”, “Los hijos de la noche” y “Literatura” del maestro Benavente, presidente honorario de esta agrupación.

La oferta cultural se complementa con la velada organizada por el “Ateneo Artístico y Literario”, presidido por el culto veterinario Don José Navajas Fuentes: “Dio principio el acto con la interpretación de varias obras del cuadro artístico que dirige el profesor de música Don Sebastián Zamorano”, seguido de una conferencia sobre “Arte y Literatura” pronunciada por el publicista Aquilino Medina.

Juventud:

Aquí tenemos que hacer una distinción en base a la extracción social. El joven jornalero o gañán aprovechaba los descansos en las “viajás agrícolas” como la de Santiago y Santa Ana, pertrechado con sus mejores galas, para poner de manifiesto sus dotes de bailarín (de ahí el tradicional y jocoso dicho popular “de castro ero y bailar sepo”, “pues, échate una bailotá”). Eran célebres las veladas organizadas para tal fecha en el cortijo del Cuadradillo por el labrador Gorgonio Almirón y la obligada visita a la feria de San Bartolomé de la vecina Espejo.
Otros jóvenes castreños de costumbres mas refinadas, habían constituido una sociedad de recreo y cultura denominada “Juventud Recreativa”, que para la feria de Santiago organizan bailes y un concurso de belleza femenina, resultando elegida “Miss Castro” la joven de origen castreño Maria Merino Reyes.

Casi coincidiendo con el final de las veladas de Santiago un grupo de jóvenes de Castro, Espejo y Cabra convergen en una verbena trasnocho junto al Guadajoz en el paraje conocido como la Alameda (Fabrica de la Luz). A destacar la presencia femenina, aunque supongo que convenientemente supervisadas por carabinas. Un anónimo poeta espejeño “José de Iris” con el título “Sobre el Guadajoz. Impresiones de una verbena” con una prosa poética, que desde la distancia temporal podría parecernos caduca y trasnochada (aunque emociona), nos trasmite sus impresiones de aquella noche mágica del verano de 1933 en Castro del Río:

“Bajo nuestros pies se desliza cauteloso y adormecido – tal vez por lo avanzado de la hora- el rió gris y monótono. A los argentados reflejos de la luna, la belleza insospechada de este modesto tributario del señorial y legendario Guadalquivir, impresiona muellemente nuestros sentidos.
Sentimos vagar sobre nuestras cabezas, bajo la bóveda del follaje que se entrelaza de orilla a orilla, el espíritu soñador e inquieto de la diosa Poesía, que nos envuelve y aprisiona en sus brazos de líricas caricias. Es una emoción tanto mas intensa, cuanto imprevista. Diriase que hasta las cosas vibran con refinada sensibilidad al influjo de este ambiente. Así, el leve puentecillo que nos sostiene, que parece inclinarse amoroso sobre las aguas, para oír mejor el susurro tenue de la eterna canción.
Y víctima también de esta influencia contagiosa, quiero recoger algunas impresiones, algunas de las innumerables sensaciones, experimentadas en esta noche prodigiosa de encantos y dulzuras.
La Alameda es sin duda alguna uno de los lugares más bellos de Castro del Río, e incluso de toda nuestra provincia. Y este pueblo que no lo ignora ha hecho de ella escenario adecuado para una verbena monstruo, honra y orgullo de sus organizadores.
Si a esto añades, lector, que Castro del Río es cuna de un sinnúmero de mujeres bonitas, y que todas ellas adornan con sus risas el paisaje encantador de este jardín de ensueño, juzgaras que es corta toda ponderación.
Lógicamente, Espejo, el pueblo hermano ha querido participar en fiesta tan singular y a fe de cronista veraz que no ha sido menguada su representación. También Cabra pone unas flores muy lindas en el búcaro repleto de juventud y alegría.
Y todos cooperando felizmente han hecho de esta fiesta un éxito rotundo, sin precedentes en este pueblo, según me dicen. La naturaleza pródiga con sus dones en este paraje delicioso, colabora enjoyada y coqueta a que el entusiasmo juvenil triunfe. Y la brisa refrescante de su enorme abanico verde – los árboles frondosos son abanicos de Natura – que con vaivenes perezosos mueve al otro lado del rió, es bálsamo suave que tonifica nuestros nervios y nos consuela de la presencia pegajosa del calor que también se ha asomado a la fiesta.
Pasan las horas con inusitada rapidez y el sonoro alborozo del danzar, traspasando los limites del espacio, llega hasta el dorado Febo, que aún somnoliento asoma su faz redonda al balcón del horizonte extrañado y curioso.
¡Que bello es amanecer en la ribera, dominando con la vista la rubia campiña!


Si tú, lector, puedes algún día, ven a apuntar el Sol en la Alameda. Gozaras de algo maravilloso y sublime, aunque no tanto como yo he gozado, porque no tendrás cerca de ti, como el autor de estas líneas a la mujer mas encantadora del mundo”.

José de Iris
La Alameda – Castro del Río.



Revista Gráfica Estampa (19.08.1933)

La musa que inspira al poeta, bien pudiera ser la anteriormente fotografiada, la señorita Maria Merino Reyes, recién elegida miss Castro 1933. Contemplando su belleza, hasta llego a comprender la dulzona vena poética del espejeño doblemente sorprendido por los dones de la madre naturaleza.


Os dejo con la entrevista que para el diario La Voz le realiza el corresponsal en ésta, Rafael Recio Rojano. Se declara abiertamente republicana e incondicional de la Unión Deportiva Castreña.



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