La villa
cordobesa de Castro del Río tendría que esperar hasta el mes de agosto de 1916 para poder inaugurar el primer local concebido expresamente para la representación de espectáculos
de manera permanente. Por los vínculos históricos de esta población con el
autor de El Quijote, indefectiblemente sería
bautizado como “Salón Cervantes”.
La
empresa surge de entre un pequeño grupo
de valientes y emprendedores castreños, que constituidos en sociedad, fueron
capaces de edificar un hermoso teatro sobre un vasto y céntrico solar que desde
principios de siglo ya venía utilizándose durante la temporada estival para representaciones
teatrales y cinematográficas bajo la
denominación de Teatro Vista Hermosa y más tarde como Corralón de Blanca.
La
noticia de su estreno nos las participa
un sobrio e intermitente corresponsal local del diario El Defensor de Córdoba
en los siguientes términos:
“Desde
su inauguración, verificada días pasados, actúa casi sin interrupción un Cine,
propiedad también de la empresa, en cuyas funciones hemos visto películas de
éxito mundial. También han debutado algunas artistas de varietés, que aunque de
orden ínfimo, han dejado buen recuerdo de su paso por esta.
Al fin, y gracias al esfuerzo de esta
novel empresa, podemos asistir a un verdadero teatro, aunque por desgracia
adolezca de algunos detalles”.
Juan R. Cubero
(12 de agosto de 1916)
(5 de agosto de 1916)
Esta
pequeña cuña informativa se corresponde con la actuación del dueto artístico
que se muestra en la cabecera, que
participó de aquel estreno. Se trata de las simpáticas, bellas y encantadoras “Hermanas
Eliet”, especializadas en bailes nacionales, extranjeros y los populares coupléts.
Los
arranques del negocio no debieron ser muy exitosos. Apenas si trasciende en la
prensa provincial noticias sobre su uso teatral. La mojigatería e inestabilidad
de los corresponsales locales de las principales cabeceras diarias de la provincia
(El Defensor y Diario de Córdoba) pudiera tener algo que ver con la ausencia de
noticias al respecto. La crisis de subsistencias del año 1916, los devastadores efectos sobre la población de la tremenda riada de 1917 y el intenso periodo de conflictividad social desencadenado entre los años 1918-1920 (Trienio Bolchevique) no debieron servir de estímulo para la empresa a la hora de programar espectáculos.
Si nos
consta su frecuente uso durante ese periodo para otros fines: el mitin y la
conferencia.
El 25 de diciembre de 1917, cuando la cosa
comenzaba a agitarse, el aforo del Cervantes resultaría insuficiente para
albergar al numeroso público que se dio cita para escuchar la ardiente y
elocuente palabra del carismático líder
anarquista José Sánchez Rosa.
Los
incondicionales locales del político liberal José Fernández Jiménez (Fernandistas)
fueron también habituales usuarios del Cervantes en banquetes y reuniones en
honor de su líder e inspirador.
La
peculiar idiosincrasia del proletariado castreño convertirá al Salón Cervantes
en escala obligada de propagandistas de ideas avanzadas, caso del médico
naturista Eduardo Alfonso o el profesional itinerante del regeneracionismo
antitaurino Eugenio Noel, que participaron sus doctrinas a un público castreño
ávido de nuevos conocimientos.
La única
noticia de la que disponemos sobre representaciones teatrales durante esos años
se corresponde con la Feria Real del año 1918. La compañía de zarzuela y
opereta dirigida por el Señor Sandoval, cosechó espectaculares llenos, en
particular, durante los tres días grandes.
Ya
en la década de los veinte, vuelve a ser el Eco Artistico quien nos proporciona
información sobre las exitosas actuaciones de la cancionista cómica Carmen
Terán.
El Eco Artístico (15 de febrero de 1921) |
Un
informe emitido por el Ayuntamiento a requerimiento del Gobernador Civil, fechado
en 1923, nos permite conocer algún detalle sobre la evolución de esta empresa
teatral. La ya referida sociedad inicial terminaría disolviéndose, figurando
como único propietario Pedro Criado Luque, y como encargado de su explotación
en régimen de arrendamiento el industrial Miguel Porcel Redondo. Su aforo
andaba en torno a las 700 plazas distribuidas de la siguiente manera: patio de
butacas (192), anfiteatro (104) y general (400).
La
llegada en el año 1925 a la corresponsalía del diario La Voz del activo José Rodríguez
Rodríguez (Posthumio), en sustitución de Fernando Luque Medina, que la venía
ostentado a cuenta gotas desde 1922, unida al abundantes muestras gráficas que
nos suministran revistas como el Eco Artístico y otras, casi que nos permiten
reconstruir parte de la cartelera teatral de aquel Salón Cervantes.
Como la fotografía de la cabecera
pertenece a ese “género ínfimo” conocido como Varietés, para no desentonar, nos
centraremos de momento en el mismo, dejando las compañías de dramas y comedias
para una próxima entrada.
Entre el 9 y el 12 de mayo de 1925
actuaron en un remodelado coliseo “las notables artistas” Blanca Azucena y su
Botones.
Ambas artistas se presentan
con fastuoso vestuario y magnífico vestuario, siendo muy aplaudidos por la
variedad y extensión de su delicado repertorio, distinguiéndose especialmente
la bellísima Blanca en su creación de Manolito.
Dieciocho
coupléts cantan a diario y no ha habido noche que los repitan, salvando
aquellos que representan a los insistentes requerimientos del público.
Durante el
mes de octubre de ese mismo año, destacan las exitosas y aplaudidísimas
actuaciones de la notable troupe Adriani-Alexis, en la que sobresale la celebrada bailarina Berta Adriani.
Berta Adriani |
Son sólo algunos ejemplos de los espectáculos
que trascienden a través de la prensa, aunque su programación debió de ser
bastante frecuente, especialmente en fechas señaladas como carnaval, o al
término de los largos y penosos periodos de recolección.
El género del cante y baile flamenco,
del que ya dimos cumplida información en la entrada dedicada a los inicios
artísticos de la Niña de Castro, dada la especial afición al mismo en la
localidad, tenía así mismo un hueco obligado en la programación.
Aprovechando el merecido descanso
jornalero durante la tradicional viajada agrícola de San Pedro de ese mismo año,
el empresario Porcel consiguió llenar su sala durante tres días consecutivos
con la exitosa actuación de la que fuera niña prodigio del cante y baile
andaluz, "Peñita de Andalucía", acompañada del famoso tocador de guitarra Pepe
Crévola.
Gracias a Posthumio, conocemos también del
propósito del ya consagrado cantaor flamenco Cojo de Málaga, un habitual de las
tablas del Cervantes durante aquellos años, de establecerse en Castro con un
salón dedicado al cante jondo, cuyo permiso por razones que desconocemos le fue
denegado.La noticia
va acompañada de una pequeña crítica-apología en favor de los cantes y bailes
populares de Andalucía:
La Voz (29 de agosto de 1925) |
Desconocemos
si finalmente llegaría a funcionar como tal. No disponemos de nuevas noticias
al respecto. Tal vez la tradición oral pudiera despejar la duda sobre si los
muchos y buenos aficionados al de Castro del Río tuvieron la oportunidad de
disfrutar de esta sala especializada en el cante jondo.
Hay cierto
vacío informativo sobre la segunda mitad de la década. José Rodríguez
abandonará en 1926 la corresponsalía de La Voz. Su evolución hacia postulados republicanos le hacían incompatible con la línea editorial del diario cuando llega a convertirse en órgano oficial de la Unión Patriótica Provincial. Por quedar ésta vacante, no podemos, de momento, aportar nuevos detalles de la cartelera del Cervantes,
habida cuenta que otros diarios, por las razones ya apuntadas, no prestan
atención a este tipo de divertimientos. Mis fuentes me conducen a otra
publicación provincial, no digitalizada, con la que colaboró Rodríguez hasta la
caída de la Dictadura de Primo de Rivera, en que retomará por un tiempo las
labores de corresponsal para La Voz. Por lo tanto,dejaremos el tema de las Varietés abierto con un punto y seguido provisional.
Eso sí, queda emplazados a una próxima entrada
en la que abordaremos el paso por el “Salón Cervantes” de diferentes compañías de
dramas y comedias, especializadas en las típicas giras por provincias, para lo
que nos serviremos una vez mas de esas notas teatrales que Posthumio, pariente
y amigo del empresario teatral, gustaba de insertar en sus crónicas locales.
Por este comentario quiero dejar muestra de mi agradecimiento al Sr Gay Heredia por hacer posible que castreños de hoy, podamos conocer parte de nuestro pasado como pueblo, y esto es solo posible gracias al esfuerzo y la constancia del autor de este trabajo. Soy asiduo visitante de este blog y lo recomiendo cada vez que puedo. Gracias de nuevo por acercarnos a la historia de nuestro pueblo.
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