Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

07 mayo 2011

Grupo anarquista “Alas” de Castro del Río (1914-15). 1ª parte.


   Los grupos de afinidad anarquista se desarrollan entre el proletariado español de una manera espectacular en los primeros años del siglo XX, en especial durante su segunda década, cuando se atenúa, en parte, la política represiva y  restrictiva impuesta por el gobierno tras los sucesos de la Semana Trágica.
   Los principales periódicos y revistas de la idea se hacen eco en sus columnas de su resurgimiento por todo el país. Su objetivo principal es la difusión y expansión del ideario anarquista, de ahí que sus actividades se centren en poner en marcha cuantas iniciativas conduzcan a este fin. Las excursiones de propaganda, la creación de escuelas racionalistas o el apoyo, difusión o gestación de prensa obrera, suelen ser las más comunes.
   Algunos ejemplos de grupos anarquistas surgidos en la provincia de Córdoba durante estos años:

Con error tipográfico


   La gestación del grupo anarquista Alas de Castro del Río coincide con la llegada y establecimiento de la pareja compuesta por el egabrense Salvador Cordón Avellán e Isabel Hortensia Pereyra para hacerse cargo de su escuela racionalista. Llegan después de una corta estancia en la Republica Argentina (1910-1913), donde se habían unido, y precedidos ya de cierta fama de escritores anarquistas. De hecho, Cordón, que ya era conocido por sus habituales colaboraciones en la prensa anarquista, había publicado ya un folleto de agitación (Pedazos de mi alma) y varias obras de teatro (La Virgen Roja y la Familia Política) y la novela (La Caída) con Isabel Hortensia como coautora.

Incluye reseña y dedicatoria a Louise Michel


    Por las listas de correspondencia administrativa de Tierra y Libertad podemos constatar su presencia en Castro del Río ya en enero de 1914. En el mitin pro-presos celebrado durante el carnaval de ese mismo año, encontramos a  Isabel Hortensia Pereyra en el uso de la palabra junto a otros oradores locales y el veterano anarquista sevillano José Sánchez Rosa. En la crónica de ese acto, acompañan a las criticas vertidas contra los obreros que todavía creen en los redentores políticos (fernandistas y federales), el propósito de la agrupación Alas de lanzar un manifiesto “en el que se dirá a los pueblos de Castro y Espejo una serie de verdades a cual mas necesaria”.
  En el número de 25 de febrero de Tierra y Libertad ya se informa sobre el nacimiento del “Grupo Alas”, cuyo proyecto más inmediato pasa por la publicación de una revista sociológica y literaria titulada Luz, con el domicilio de Antonio Pérez Rosa, figura más destacada del emergente sindicalismo local, a efectos de correspondencia.


   Otro de sus proyectos, pasa por allegar fondos, en unión de la Sociedad de Oficios Varios- Centro Instructivo de Obreros (SOV-CIO), para realizar una excursión de propaganda sindicalista por la región andaluza. Se reclama el apoyo de “sociedades, federaciones, grupos y hombres de buena voluntad dispuestos a colaborar en el engrandecimiento de los ideales de redención y justicia”. Prometen publicar las contribuciones realizadas desde el exterior, como desde la localidad, en La Voz del Campesino o en la revista que en breve publicará la agrupación.



   La proyectada revista no vería la luz hasta un año después, con el mismo nombre del grupo "Alas".

Victoria Alada de Samotracia (190 a.c)

   Otro método utilizado para obtener dinero fue la venta de papeletas para una rifa. Se sorteaban, nada más y nada menos, que los seis volúmenes con tapas especiales de El Hombre y la Tierra del geógrafo francés Eliseo Reclús, traducida por Anselmo Lorenzo y revisada por Odón de Buen, de la editorial Escuela Moderna de Barcelona.



   Una rifa ambiciosa en la que se ponían a la venta lotes de 100 papeletas a 20 pesetas cada uno, para un coste total de 120 pesetas de la citada edición, con la idea de obtener importantes beneficios si se conseguía  la venta de la totalidad del papel. Participaban del esfuerzo y del beneficio conjunto el también grupo anarquista “Los Amigos” de Espejo, y los respectivos centros obreros.
   En Tierra y Libertad constan solicitudes de participaciones desde diferentes puntos del país, así como la anulación de determinadas partidas de papeletas por no haberse remitido a tiempo el dinero correspondiente, y los problemas de los compañeros de Espejo para cobrar algunas deudas contraídas. En uno de sus números se hace el balance final del mismo con un ingreso neto para el Grupo Alas de ciento y pico de pesetas.

Mensajes de texto insertados en Tierra y Libertad

   Salvador Cordón se interesa por la novela La Caída aun en imprenta y por sus libros y revistas, dejados atrás cuando tuvo que salir precipitadamente de Buenos Aires hacia Montevideo, por su militancia anarquista. Ese material que reclamaba era imprescindible para sus proyectada revista sociológica y literaria.



    Los ingresos obtenidos de la rifa serían suficientes para tirar a la calle el primer impreso del modesto “Grupo editor Alas” titulado “Por la Anarquía”, “un folleto escrito con sencillez, para facilitar su alcance a los campesinos, con un importante fondo de doctrina anarquista”. Salió a la venta al módico precio de 0,15 céntimos, y sus beneficios deberian revertirse en la publicación de un nuevo trabajo o en la todavía embrionaria Revista Alas.

   El contenido doctrinal de este folleto debe diferir poco con el escrito de Antonio Pérez Rosa, uno de sus principales mentores y valedores, publica en las páginas de Tierra y Libertad por la misma fecha. Es tal la candidez y claridad de su mensaje, que no me resisto a dejarlo pasar (la belleza de la utopía):


Tierra y Libertad nº 229 (2 de septiembre de 1914)


   No se descuidan otras obligaciones como las 5 pesetas que remite el grupo anarquista Alas a la redacción de Tierra y Libertad para contribuir a los gastos del delegado español en el Congreso Internacional Anarquista de Londres, que finalmente no llegaría a celebrarse.
   Las suscripciones pro-presos, otrora de considerable envergadura, quedan un poco aparcadas por los proyectos editoriales. Un grupo de operarios agrícolas del Cortijo Monterrite durante la recolección de cereal, cubren el vacío con su modesta contribución:


03 mayo 2011

PASADO, PRESENTE Y FUTURO



   El pasado es a lo que vengo dedicando placenteramente mi ocio e intelecto durante el último año a través de este blog, con una producción de 120 entradas, en las que abordo libremente, con mayor o menor acierto, diferentes aspectos históricos relacionados con las poblaciones en las que se ha desarrollado y se sigue desarrollando mi existencia.

   El presente es lo que nos depara el día a día en nuestro entorno mas inmediato, y todo aquello que nos llega a través de los, cada día mas manipulados, medios de comunicación: la machacona crisis con sus 5 millones de parados (más que preocupante), la interesada utilización que se hace de ella por quienes aspiran a convertirse o mantenerse en el poder, corruptelas de todo tipo (¡puta!, ¡más puta eres tu!), el programado ajusticiamiento de Osama Bin Laden, sin juicio previo, por parte de la gran potencia o los también interesados conflictos del norte de África…y como no, lo cuatro derbys consecutivos Madrid-Barcelona que utilizamos para evadirnos de la cruda realidad.

   El futuro es algo que se nos escapa de las manos, algo incierto, pero que de alguna manera intentamos controlar desde el presente, con ahorro o planes de pensiones con los que poder afrontar los últimos años de existencia con unas mínimas garantías de calidad de vida. El futuro político es algo que realmente nunca me ha preocupado, pero tras visionar un video que un amigo me ha remitido por correo empieza a preocuparme seriamente.

   Se trata de las declaraciones realizadas por el joven Pablo Casado “El Huracán Liberal”, presidente de NNGG del PP en Madrid, en el marco de un congreso de su partido. Os dejo con ellas. No tienen desperdicio los tres últimos minutos, aplaudidos fervientemente por la plana mayor del PP.




   No voy a cuestionar la idea de libertad de este arrogante y arrollador mozuelo, salido y formado ex profeso en la factoría madrileña de Doña Esperanza Aguirre.
   Me limitaré a trasmitir mi temor de que sean jóvenes como éste quienes rijan los destinos del país y su ciudadanía en un futuro, entre la que espero seguir encuadrado el mayor numero de años posible.
   Mis miedos pasan por que pudieran verse trastocado mi proyecto para cuando pueda redimirme definitivamente de mi esclavitud laboral. Había pensado en destinar mi ahorro a la adquisición de una autocaravana que me permitiera viajar libremente, si la salud lo permite, por infinidad de interesantes rincones desconocidos de nuestra geografía, y vivir ajustándome a la modesta pensión a la que tuviera derecho.
   Mucho me temo, que pujantes jóvenes populares, como el susodicho, una vez consolidados como poder en la sociedad futura, se desprenderán definitivamente de esa etiqueta de liberales y centristas que tan rentable les resulta electoralmente hoy, a pesar del evidente tufillo a tocino rancio que desprenden.
   Llegado el momento, un servidor, que sin haber militado en partido alguno, que he optado, y continuaré haciéndolo, por expresarme libremente a través de este mi humilde espacio, temo que pudiera verme incluido en una lista negra de rojos irredentos, condenados a pasar el resto de sus días en un asilo bajo la custodia de unas monjitas, que aparte de aguarnos el vino, nos obligarían a asistir a misa y a rezar el rosario para redimirnos antes de que el señor nos acogiese definitivamente en su seno.
   Un final chistoso y triste a la vez, y tan demagógico como los argumentos de este señorito, que no voy a rebatir. Prefiero dedicarle unas serenas poesías, salidas de la pluma de un grande, Miguel Hernández:

  Quienas compartan mis temores o se sientan ofendidos, por este proyecto de jerifalte (con respaldo oficial) les invito a participar en comentarios, con la mesura, educación y respeto de las que parece carecer.
  Aquellos que defiendan su talante liberal, que expongan igualmente sus argumentos con las mismas premisas (a ser posible a cara descubierta, es mas consecuente así).

01 mayo 2011

Genuinamente Rebeldes: Castro del Río y Espejo.


   Las poblaciones cordobesas de Castro del Río y Espejo se han caracterizado históricamente por su proletariado genuinamente rebelde. Sus nombres han figurado a lo largo de nuestra historia mas reciente con tachones rojos en el mapa por las mal llamadas “gentes de orden” (esas desde siempre interesadas en que todo transcurra por los habituales cauces de control social) y de las autoridades provinciales y nacionales.
  Aquellas primeras semillas de redención del obrero sembradas por los internacionalistas durante las décadas finales del XIX, germinarían durante los primeros años del siglo XX en forma de sociedades obreras de inspiración anarquista que llegaron a plantear sus primeras huelgas en demanda de mejoras salariales y condiciones de trabajo, que de alguna manera hicieron que se tambalearan, por primera vez, los cimientos de una sociedad rural marcada por fuertes desequilibrios, injusticias y privilegios.
   Tras un corto periodo de crisis su obrerismo resurgiría con nuevos bríos durante la segunda década del siglo. La Sociedad de Agricultores de Espejo y el Centro Instructivo de Obreros de Castro del Río, gracias al empuje de un numeroso grupo de obreros conscientes, se situarían pronto a la vanguardia del sindicalismo provincial.
   Hasta la llegada de la generalizada oleada reivindicativa desencadenada durante el famoso Trienio Bolchevista (1918-20), sus dirigentes, con el aprendizaje previo de los errores cometidos en el pasado, bien por precipitación, desunión o manipulación interesada, optaron durante estos años por no malgastar sus energías en luchas estériles que de antemano se presentían fracasadas.
    Las transformaciones que se operarán en las conciencias de su proletariado campesino parten de sus respectivos centros obreros, en los que se puede acceder a prensa y libros acordes con su ideario, se celebran frecuentes conferencias y se imparten clases a niños y adultos, intentando contrarrestar en la medida de sus posibilidades ese analfabetismo e ignorancia al que tradicionalmente parecían estar condenados.
    Las continuas visitas de propagandistas contribuyen en sumo grado a que el ideario ácrata se fuese consolidando y extendiendo progresivamente entre sus pobladores. Uno de estos visitantes, fue el granadino Antonio García Birlán.

Antonio García Birlán (1889-1984)


    La crónica que éste remite al decenal Tierra y Libertad sobre sus emociones e impresiones, recabadas in situ, tras disfrutar de la hospitalidad y compartir inquietudes con  estos compañeros genuinamente campiñeses, es todo un testimonio sobre como en aquel contexto son la organización y la concienciación las que prevalecen.
    Se corresponde con un viaje realizado por tierras andaluzas a finales de 1912 o principios de 1913. Esta remitida desde Asquerosa (la actual Valderrubio) de donde era natural y  residía este carpintero autodidacta, que al poco se haría cargo durante unos meses junto a Antonio Pérez Rosa de la Escuela Racionalista del Centro Obrero de Castro del Río. Con el tiempo terminaría convirtiéndose en una las figuras de mayor talla intelectual del movimiento libertario español.

Crónica de mi viaje

A mis amigos y compañeros de Espejo y Castro del Río.

   El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas.
   Muchas han sido las miserias que han cruzado ante mi; mucho el lujo que ostentar he visto; mucha bajeza de infinidad de seres; mucha la elevación de otros, aunque pocos, y ante tantas contradicciones y antagonismos permanece inactiva la pluma, no queriendo mancharse al tocar las llagas de una sociedad putrefacta, nauseabunda.
   Me esfuerzo por convencerla de que es preciso palpar la úlcera que corroe el organismo social en su mismo nacimiento y no logro persuadirla. Aduzco razones por cientos; dígole que es de urgente necesidad hacer ver a los que sufren cuan necesario es cambiar de táctica, dejar de seguir en desatinada marcha por caminos que conducen a distintos derroteros a los que hemos de seguir, y nada. Me contesta fría e indiferente...

   Malparado he salido de esta controversia. Agotada quedó la mente de razones, de palabras, de ideas, y tuve que darme por vencido. Sufridas todas las consecuencias de mi incapacidad, ante la superioridad de la pluma, tengo que suprimir la infinidad de datos que mi imaginación reuniera antes de llegar a Espejo, dado que solo miserias al lado de superfluidades fue lo recopilado hasta allí. En cuanto al ejemplo, ahí mismo lo encontré y creo que inmejorable.

 Ferrer i Guardia



  Heme ya entre vosotros; un compañero me conduce al Centro, y admiro en él infinidad de cuadros con lecciones naturales, retratos de Ferrer, los mártires de Chicago…Después la Biblioteca, en la que se muestran cientos de volúmenes que abarcan todas las ramas del saber.
   Más tarde nos reunimos los más fieles a la idea y analizamos las obras de los grandes escritores; realzamos a los más rebeldes, malparamos a los cobardes, admiramos a los eruditos y despreciamos a los escritores hueros que venden su pluma al primer comprador. ¡Y son tantos!
   Nos hemos despedido y por todo mi ser herido por los crueles dardos del desengaño, ha entrado un soplo de optimismo.
   No bien me separado de vosotros y diviso a lo lejos el emblema de una religión que agoniza; la intuición me dice que allí esta Castro, entre tanto por mi cerebro cruza un hálito de impresión que aumenta a medida que considero cuan pronto serían realidades nuestros sueños de hoy, sueños y realidades incapaces de penetrar en los cerebros repletos de atavismos, de rutina, de falta de educación.
   Un lujoso automóvil pasa cual visión cinematográfica, pasa también por mi mente una ráfaga de rebeldía al ver que yo que he pasado meses y años trabajando caminaba a pie, mientras que aquel señor que viviría del trabajo de los demás, cruzaba por mi lado orgulloso de su riqueza que le proporcionaba aquel lujo y evitaba que el agua y el barro mancharan su también lujoso traje, traje hilado por mujeres que he visto casi desnudas, mal cubriendo sus carnes, viejas cuando apenas cuenta con veinte años.
  Y he llegado a Castro;  preside el Centro un retrato de Kropopkin en un ángulo y otro de Bakunin al otro. La impresión de Espejo ha aumentado aquí; se han juntado ambas impresiones y de ellas surge este escrito cual si fuera magma que nace debajo de una roca; un barreno ha hecho saltar la piedra en pequeñas partículas, y el manantial, claro y fresco, se ofrece al caminante.


Bakunin


   Sois dos pueblos viriles que, apartando vuestras costumbres, vuestro carácter y vuestras convicciones de ayer, os mostráis al mundo como propagadores de una idea por vosotros sentida con expresiva energía. La historia del ideal tendrá una página abierta para anotar en ella vuestro entusiasmo, para elogiar, enaltecer y aplaudir con frenesí a cualquiera que os ayude en la magna obra de derrumbar todas las falsas teorías imperantes.
   Yo he visto en vuestras conversaciones, en los naturales arranques de vuestro corazón y en el impulso de vuestro elevado espíritu, algo que ha revelado que estáis prontos a acometer empresas de valor y abnegación en defensa de la justicia, de la libertad, del amor.
  Para vosotros el ideal es algo así como el poema de las montañas que os circundan, la nota alegre de vuestros hogares, el desahogo de vuestras penas, a él le cantáis y quien sabe si alguna vez os hizo verter alguna lágrima, ésta aunque no asomara a vuestros ojos, logró al menos escaparse de vuestra garganta.
   He notado entre vosotros la armonía precursora de la Anarquía, he observado cuan imparcialmente lleváis al terreno de la razón los más intrincados problemas, con cuanto acierto sostenéis la más difícil contradicción, mezclando en todas vuestras palabras, algo así como un canto al ideal, con notas prolongadas unas, vibrantes otras, agudísimas y sentidas todas, con su mucho de expresión sincera, de realidad conmovedora, que continuamente dice, repite y aclara el amor y el heroísmo que ha menester para llevar a cabo la obra de todos, de cuyo desenlace ha de surgir irremisiblemente la ruina del terrible y fatídico privilegio que, espantado de su vergonzosa caída, huirá a llorar sus cuitas en la dura soledad de los abismos a que su ceguera y falta de intelecto le habrá conducido.
   Nada cierra más poesía ni belleza que la vida de agricultor de ambos pueblos.
   Al regresar de sus faenas del día, cuando el sol desaparece para darle luz y calor al otro hemisferio, come a toda prisa para marchar a escape al Centro, ni una sola noche deja de ir para enterarse del movimiento obrero.
   Se emociona ante la cruda realidad vertida en las columnas del portavoz ácrata, se entusiasma del escrito literario; aplaude al que hace vibrar su energía y protesta con arrebatada cólera la menor injusticia.
   ¡Cuan diferente de otros pueblos en los que aun la tradición hace que los hombres sentados al fuego, escuchen de labios de los más viejos cuentos y consejas!
   Ellos aman la idea con amor fuerte, inusitado, como el escéptico ama la soledad, como el músico el ruido del tranquilo arroyuelo, de la copuda arboleda, como el soñador las lecturas novelescas, como el romántico las tragedias de ultratumba; es para ellos en fin, como un grito de la conciencia, un latido del corazón, un suspiro de ansiedad perceptible y distinto que les señala una brillante estela de armonías.


   Yo me figuro vuestro pasado, igual al de todos los pueblos, sin duda.
   Se compondría el pueblo de una masa inconsciente; cada uno sería un grano de arena separado de los demás viendo inquieto como sólo, egoísta, creído de ser gran hombre, incapaces todos de unirse, como el odio, obrando independientemente, creyéndose libre, sin lazos de amor a sus compañeros, impotente para una obra común, ambicioso de mandar en los demás, queriendo elevarse por encima de sus iguales, proclamando su superioridad y sin que su cerebro hubiese cruzado todavía una ráfaga de luz que le hiciera ver la necesidad de fraternizarse.
   ¿Cómo llego a armonizarse vuestra manera de ser? Los granos de arena, ¿Cómo llegaron a consolidarse en uno sólo?  ¿Tantas contradicciones es posible que hoy no existan y por el contrario marchéis todos con iguales miras? Si, es la ley natural que se cumple el progreso en su marcha incesante, es la actividad de los menos que arrollando todos los obstáculos que se opusieran a su paso, lograron aniquilar vuestro mutuo antagonismo con esfuerzos titánicos que, primero se aunaron, después crecieron y mas tarde se extendieron y agigantaron, destruyeron vuestra miseria, obra que lenta pero espantosa, se oponía a la marcha de la verdad y de la justicia.

   Separados de la masa aquellos pocos forcejearon hasta llevar vuestro genio, vuestra fuerza, y vuestra voluntad a las filas de los que luchan por conquistar la verdadera emancipación de los desheredados, arrojen en el seno de la multitud la semilla de la rebeldía, el espíritu se ensancha, se eleva en el pensamiento, se engrandece el ser, y en pos de aquellos pocos avanza la multitud, la muchedumbre, la masa, y el edificio que hasta entonces se creyó indestructible se desploma, cae al abismo.
   Llámese lucha religiosa, política o social, que igual da, la masa, una masa capacitada, aniquila, destruye y arrasa todo lo que pretende estancar la marcha hacia el ideal. El grano de arena unido con los otros granos es fuerte; en él están reunidas todas las convicciones, todas las actitudes, todos los pareceres, el día que el viento logré levantarlo de su parecida quietud, mostrará su desarrollo y extensión, se hinchará y avanzará, llevando en su avance la destrucción del privilegio, arrastrando en su carrera todas las categorías y abriendo en su marcha una vía inmensa al progreso, dejando sepultadas en el abismo las ruinas de la ignorancia, de la necedad, de la soberbia.
   Urge, pues, que todos veamos la necesidad de destruir lo antiguo, que no se estanquen nuestras energías, ni que se malgasten en luchas que de antemano debemos de presentir su fracaso.


Antonio García Birlán
Asquerosa, enero de 1913


28 abril 2011

Al Cerro subimos...



   Con una nueva entrada memorialista cierro de momento el ciclo gastronómico y festivo para retomar durante el ya próximo e inmediato mes de mayo el estudio de la historia del movimiento obrero, algo descuidada en los últimos tiempos.

Al cerro subimos
con gran devoción,
la bota de vino
y medio jamón.
Aveeeeee
Aveeeeeee
Ave María.

   Esta letra, que partiendo de la original mariana que se canta durante la celebración de la  tradicional romería de la Virgen de la Cabeza en la Sierra de Andujar, corazón de Sierra Morena, que deriva en algunos versos hacia lo gastronómico, es la que entonábamos una terna de peregrinos de Porcuna (Jaén), próximos a llegar a la mayoría de edad, que movidos por la curiosidad y cierto espíritu aventurero, naturalista, paisajístico y libidinoso (aspirábamos a comernos nuestra primera rosca), pusimos especial empeño para subir aquel año, por primera vez, al famoso Cerro de la Virgen, donde se celebraba y se sigue celebrando esta antigua y multitudinaria romería.

Preparativos y componentes

   El primer paso consistía en hacerse de algo de peculio y recabar los oportunos permisos paternos. Nuestros padres, que se mostraron colaboradores y orgullosos, por aquello de que sus hijos ya se habían hecho unos hombrecillos, aflojaron el bolsillo con algo de metal y otras aportaciones alimentarías.
   El engaño había funcionado, so pretexto de que estábamos enrolados en una de aquellas cuadrillas de porcunenses que llegaban hasta el cerro en camiones entoldados.  
   En verdad, el proyecto pasaba por una vieja tienda de campaña canadiense y el auto stop como vehículo más económico, con el objeto de derivar esa partida presupuestaria al capítulo lúdico festivo (poder invitar a las potenciales mozas receptivas a saciar nuestros apetitos).

   El cartel de esta nueva terna gastronómica y festiva lo componían:

   Luisito “Panblanco”, mas conocido como “El Ris” (Win Rijsbergen), así bautizado por Antonio Domingo Herrador “el Momi”, por su reconocida destreza en el juego de “la pelotica” y por su rubio cabello rizado, que le otorgaba cierto parecido físico con aquel jugador de la selección holandesa de fútbol que maravilló en el Mundial de Alemania de 1974, junto a Johan Cruyff, Johan Neeskens... (la famosa naranja mecánica).
    

   El segundo espada, ya conocido, el genial, único e irrepetible Amando Morente (Fer, Panssón) y un servidor de ustedes, que carecía de nombre artístico, cerrando terna.

   “La Pelotica”, especie de fútbol sala que se inventó en Porcuna durante mi infancia, ante la ausencia de instalaciones deportivas de ningún género, se jugaba en la plazoleta de la Iglesia, con los pinos como porterías y una pelota de plástico adquirida en el Carrillico de Espiri que rellenábamos de hojas de naranjo para compactarla y que arrastrara mejor.
   Nuestra fe por dicho deporte era tal, que nos saltábamos a la torera la prohibición gubernativa y en más de una ocasión éramos perseguidos injustamente por los agentes de la autoridad (memorias deportivas infantiles en próximas entradas).

   Nuestros planes pasaban por llegar hasta Andujar en auto stop y con posterioridad ascender al Cerro por el tradicional y natural “camino viejo”



   Nos levantamos bien temprano aquel último sábado de abril, con la esperanza e ilusión de que todo saliera como estaba planeado, aunque con cierto miedo e incertidumbre ante el devenir.
   Tras recoger el equipaje y despedirnos de nuestras familias, hicimos la última parada en casa de Amando, donde su padre nos rellenó la bota de Velasco Chacón, de cuya bodega montillana era representante en la localidad. Su madre tuvo el detallazo de ofrecernos una fiambrera con una buena cantidad de las albóndigas sobrantes del día anterior.
   Haré un obligado inciso en las albóndigas. En el domicilio de la calle San Francisco donde moraba la familia de Amando, se profesaba una especial devoción a estas pelotas caseras condimentadas con salsa de tomate. De hecho, exceptuando a la madre y al bueno e intrépido Manuel (el siempre recordado Oliver), el resto de la familia eran todos de buen comer. Amando padre era de complexión barrilete, Amando júnior más alto que el padre pero también hermoso, y Frasco, el hermano mayor, un aguerrido y fortachón mozo. De manera que esa santa madre, el día que tocaba elaborar aquel plato, necesitaba de toda la mañana y parte de la tarde, pues el número aproximado de pelotas a redondear, sin exagerar, giraría en torno a las 175 o 200, para lo que utilizaba una de aquellas cacerolas esmaltadas del tamaño de una plaza de toros.

Ni punto de comparación con aquella

Viaje de ida

   La primera etapa, que consistía en llegar lo antes posible a la ciudad de Andujar, fue triunfal. Un primer trayecto en camión hasta el Pilar de Moya y casi sin solución de discontinuidad otro camión de frutas hasta la ciudad iliturgitana.
   De nuestro inicial proyecto, que pasaba por hacer el camino viejo, de cuya riqueza paisajística tanto nos habían hablado, desistimos casi inmediatamente, cuando un señor de avanzada edad, al vernos tan predispuestos, nos informo de los riesgos (venados, cochinos y ganaderías de toros bravos). Amando, que no era para nada aficionado a la tauromaquia, dio de inmediato contraorden, de vuelta al pueblo en busca de otros medios de locomoción, que no fuimos capaces de encontrar. Sólo algunos taxistas piratas, que nos pedían una cantidad de dinero, que superaba con creces la suma que entre los tres llevábamos en los bolsillos.


   No nos quedaba más remedio que recurrir nuevamente al auto stop en la carretera de acceso al Santuario. La mañana avanzaba y día venía riguroso. Tras andar un par de kilómetros con los bártulos a cuestas, a la altura de un paraje conocido como las Viñas, la frondosa sombra de unos árboles situados a orillas de la carretera, ejerció sobre nosotros un especial magnetismo. El cansancio empezaba a aflorar y también el hambre, de manera que allí mismo dimos buena cuenta de las albóndigas con unos tientos a la bota. Como la mezcla hizo efecto inmediato y el lorenzo pegaba de gordo, consensuamos prolongar el descanso durante unas horas.
   Con la tarde ya no tan rigurosa, reanudamos la marcha con el dedo puesto permanentemente. Era un rosario de vehículos el que desfilaba, pero allí no se paraba ni dios. Una nueva sombra junto a una pequeña explanada nos hizo nuevamente detenernos. Otro conclave para tomar decisiones, pues la tarde seguía avanzando y la noche podía echarse encima. Se decidió por unanimidad prolongar la espera del auto stop durante una hora. En caso de no detenerse nadie desistiríamos del empeño, para dejarnos caer en sentido contrario hasta Andujar con proyecto de instalar la tienda en la ribera del Guadalquivir para hacer noche.
   Obrase el milagro, pues casi inmediatamente se detuvo una furgoneta. Nuestro gozo en un pozo al conocer el motivo de la parada del vehiculo, que además iba atestado de personal. Intentaban recuperar un conejo vivo, que consciente se su cercano despellejamiento, aprovechó la lentitud de la caravana automovilística para brincar desde el asiento trasero. El conejo tuvo la suerte de evitar a sus captores, que desistieron del intento entre aquellos riscos, y que lógicamente tendrían que cambiar el menú para el día siguiente: “Arroz sin conejo”.
   Por fin llegó el alma caritativa y compasiva, una moderna furgoneta matricula de Madrid se detuvo para acogernos en su seno. Era un matrimonio enraizado a su tierra que peregrinaba anualmente a su cita con el Cerro del Cabezo y su venerada imagen.



En el Cerro



  Eufóricos y llenos de ilusión ante las emociones venideras tuvimos nuestra primera toma de contacto con aquel santo lugar. De entrada nos topamos de frente con nuestro profesor de historia en el instituto (Don Cristóbal López) quien sorprendido por nuestra particular odisea, relatada con pelos y señales, se empecinó (estaba ya algo piripi) en invitarnos a unas cervezas y unos bocadillos de chorizo en uno de aquellos puestos de feria regentado por torrecampeños. Nuestras prioridades pasaban por buscar el lugar idóneo para instalar la tienda antes de que anocheciera, pero las cervezas y el bocata nos dieron la misma vida. Con las últimas luces del día, ya casi no quedaba tiempo para inspeccionar el terreno, de manera que en el primer hueco que encontramos disponible nos dejamos caer sin reparar en posteriores repercusiones. Afortunadamente en sus proximidades había una bomba manual que extraía agua de un pozo salobre que nos sirvió para hacernos un lavado ligero después de volver a pasarlas canutas en el montaje de la tienda, pues no había manera de clavar las piquetas entre tantas piedras, y de darle al manubrio del pozo ininterrumpidamente, lo que nos dejo exhaustos.

   Con mudas nuevas y rociados de colonia de baño nos lanzamos a lo desconocido. Parecía obligada la visita a la Virgen a la que se accedía a través de una larga y empinada escalinata por la que transitaban de rodillas numerosas personas con promesas. El espectáculo no era demasiado agradable ya que algunas sangraban y mostraban caras de dolor y sacrificio.
   Como nuestro particular sacrificio ya lo habíamos pasado, tocaba ahora pasearse por donde estaban las casas de las cofradías y captar su ambiente. Nuestras miras estaban puestas en unas arjoneras que habíamos conocido el año anterior en Alharilla. Imposible, entre tantísimo personal, hubiera sido un milagro dar con ellas (recuerdo a los jóvenes que puedan mostrar interés en la lectura de estas batallitas juveniles, que otrora no existían teléfonos móviles y que allí los únicos toques que había eran de culo, tambor o campana).
   Como avanzaba la noche, no habíamos encontrado a las arjoneras, y tampoco estábamos provistos de especiales facultades para el del ligoteo, desistimos casi definitivamente de lo pecaminoso. Atendiendo los insistentes requerimientos de Amando, que sólo pensaba en comer, nos encaminamos de nuevo hacia al chiringuito de los torrecampeños que nos habían tratado fabulosamente. Otro bocata, ahora de lomo con tomate, con su acompañamiento espumoso para evitar nudos en la garganta. Cuatro bandazos más por aquellos riscos y con linterna en mano en busca de la tienda para echarnos a descansar.

Nocturno



   Después del madrugón que nos habíamos metido, al que habría que sumar todo ese trajín que os he venido relatando, las cervecitas varias y algún que otro tiento a la bota, se supone que deberíamos de haber caído redondos. Nada más lejos de la realidad. Ya el acomodo en la tienda fue una odisea. Amando ocupaba casi algo más de la mitad y a los demás nos costaba adaptarnos a un suelo duro con picachos de piedra que sobresalían a pesar de la manta vieja que habíamos colocado de fondo. El susodicho empezó a roncar casi inmediatamente, mientras que el resto desesperábamos ante la continua letanía que salía a través de unos sonoros altavoces instalados justo por encima de nosotros, a través de los cuales se convocaba a  misa a las cofradías de los diferentes pueblos que allí concurrían. Pensamos que podía tratarse de algo pasajero, era cuestión de paciencia. Pero nada, consecutivamente se repetía la cantinela “Ilustre Hermandad de Nuestra Señora la Virgen de la Cabeza de Rute, El Carpio, Arjonilla, Arjona, Valenzuela, Lopera…Cuando por fin terminaron las santas misas, y empezábamos a conciliar el sueño, mira por donde se despierta sobresaltado el Fer-nomeno alegando la presencia de elementos extraños (bichos) en el interior de aquel estrecho receptáculo. Allí que nos tienes retirando trastes en busca del bicho que no sabíamos si era de rabo o de pluma. Al valiente diestro le habían puesto sobre aviso de los peligrosos escorpiones y nos metió a todos las cabras en el corral. Resultado, todos con la manta al portal deseando que amaneciera lo antes posible. Menos mal que unos vecinos que llevaban apaños y avíos nos invitaron a una taza de café con leche y a acercarnos a su candela, lo que nos ayudó a sobrellevar la espera del alba.

Un largo y penoso día por delante

   ¡Que ilusos ¡ Creíamos que con la venida del día se acababan nuestras penalidades. Lo primero fue deshacer definitivamente la tienda para cerciorarnos de la inexistencia del terrible Victorino, cargar trastos y poner en marcha la última y definitiva parte del plan: buscar una reunión de paisanos con los que acomodarnos para el regreso. Habíamos dicho en casa que estaríamos de vuelta el domingo por la noche.
   Antes había que ver la procesión. Tras un repetitivo cortejo de bandas de música, abanderados y hermanos mayores con sus atributos, apareció por fin la imagen de la Virgen portada a hombros por sudorientos y enfervorecidos anderos. 



   No podíamos recrearnos mucho, así que tomamos camino hacia el lugar donde acampaban esos camiones procedentes de los pueblos. Como Amando era el menos tímido, más célebre y conocido delegamos en él para la pesca del paisano. Hubo suerte pues de momento quedamos encuadrados en la formación encabezada por Matías “El Regalaillo”, propietario del camión, a quien ofrecimos el dinero que habíamos reservado, de cuyo pago generosamente nos eximió este buen hombre.
   Volvimos a ver el cielo abierto. Asegurado el regreso, libres de bártulos, con posibles en el bolsillo, y un soletazo de rigor, tomamos rumbo obligado hacia los chiringuitos.     Las ganas de comer las habíamos perdido, solo teníamos sed, mucha sed, de manera que las reservas monetarias se invirtieron plenamente en espumosas rubias a palo seco.
  Sin dormir, hartos de andar y de cerveza, era obligada una siesta sombría a la vera del camión de regreso( no sea que se nos escapara). Cuando nos despertaron fue para encaramarnos en su caja. Entre risas y júbilo de sus ocupantes emprendimos el feliz regreso, tras salvar ciertas dificultades iniciales motivadas por la densidad y organización del tráfico rodado.
   Coincidiendo con la quema de la artística colección de fuegos artificiales con la que se pone fin a la procesión de la imagen consagrada a esa misma advocación mariana en Porcuna, nos apeábamos del camión en las inmediaciones del Paseo de Jesús.

  He visitado con posterioridad las proximidades del Santuario (Lugar Nuevo- Jándula) y éste mismo en otras fechas. De aquella experiencia personal salió una promesa, que yo al menos he cumplido, la de no volver de por vida al Cerro durante el día de la Romería. Este año, como casi todos, le echaré un mirotón a la retrasmisión que de ella hace Canal Sur, acompañado de una vermouth fresquito con pepinillos y aceitunas (este año sin tabaco: otra promesa), entonando mi particular:

¡Viva la Virgen de la Cabeza!

   Y escucho anualmente su himno, que me encanta y me trae a la cabeza buenos recuerdos de compañeros de estudios iliturgitanos (Julio Garzón, Paco Reche, Menor…) muy dados a su Virgen, sus cánticos y al jaraneo, con los que viví otros momentos inolvidables.

25 abril 2011

Memoria gastronómica ilustrada: San Marcos


   Como sigo con los apetitos desataos y lo único que pasa últimamente por mi cabeza son artículos alimenticios, ahí va una segunda entrada al respecto:

San Marcos en Porcuna



   En primer lugar me retrotraeré a mi etapa escolar, cuando esta popular imagen dormía en una descuidada ermita extramuros, sin culto, ni cofradía que se hiciera cargo de la celebración festiva. Quiero recordar, que no fue hasta finales de la década de los setenta cuando se constituiría ésta, con el popular y entrañable Rafael Escopetilla (el de la taberna-peluquería, en la que deleitaba a un reducido elenco de jóvenes amigos, que nos habíamos ganado su confianza, con sus trucos de naipes) como primer hermano mayor. Son imágenes imborrables las del bueno de Rafael con su banda y atributos durante la particular procesión de la imagen del Santo, a los sones de la banda de cornetas y tambores de Cañete de las Torres, ya que la de Porcuna había desaparecido.
   Durante mi niñez, era obligada la visita al Santo en su ermita coincidiendo con la explosión de la primavera. Tanto con las Monjas, como con posterioridad con los maestros de Los Grupos, se nos reservaba esa tarde para peregrinar en ordenadas filas hasta la Ermita del Señor San Marcos provistos de una merendilla compuesta por pan tierno y un par de jícaras de chocolate o torta de aceite / azúcar para los más afortunados. Tarde de juegos en plena naturaleza y de cánticos:  

Señor San Marcos, la flor de los campos,
señor San Benito, la flor de los pitos,
la letanía, cinco panes me comía,
dos por la mañana y tres al mediodía.

(Demasiado comer parece eso)

   El ritual se completaba con la elaboración de píticos con la caña fresca del tronco del cereal y la ingesta de unas espigas de los cercanos trigales. Las niñas solían ser propensas a hacer ramos de flores con margaritas y amapolas.





  Un año, nuestros queridos maestros tuvieron la deferencia de otorgarnos la jornada escolar completa, con una excursión al Cortijuelo provistos de un bocadillo y cantimplora para echar el día. El mío solía ser de caballa con tomate Musa y pepino, a cuya mezcla sigo siendo gran aficionado. Aunque el Musa creo que dejaron de fabricarlo pues ya no lo encuentro. Los maestros se lo montaban algo mejor en lo gastronómico. Una vez en el paraje don Enrique Benito nos reclamaba con su particular entonación: “A Ver niños acercaros un momento” ¿Sabéis lo que son los espárragos?  Si… maestro. Pues daros una vueltecilla y los vais trayendo hasta aquí (la frondosa encina bajo la que permanecían guarnecida la comunidad docente).  
   Como consecuencia de nuestra generosa y competitiva participación obtenían una importante cosecha.  Una vez más, don Enrique entonaba el cierre: “Vale ya muchachos, ahora buscaros una buena sombra y a comer”.



   La recolección le servía a Don Enrique, que era muy dado a las artes culinarias, para obsequiar a sus compañeros con unas sabrosas tortillas de espárragos acompañadas de unos tragos de vino de la bota que el susodicho portaba garbosamente en su hombro. Aquel año se prescindió de la visita al Santo.
    Fruto de la amistad de don Enrique con mi progenitor y de su intercambio de recetas salió uno de mis platos favoritos “la gallina en pepitoria”, plato estrella de la cocina de mi casa, miestras mi padre vivió. De él heredé el sibaritismo gastronómico y la afición al guiso de "Juan Palomo".



San Marcos en Castro del Río


   Hasta hace poco, el municipio cordobés de Castro del Río podía presumir de disponer en su calendario de fiestas locales de una Romería estrictamente laica, con origen historicista y militarista.. La referencia al Santo se debe, a que se conmemora ese día la victoria sobre los moros en una batalla que tuvo lugar cerca de la población (éstos con la precipitación de la huida olvidaron un tesoro). Para recordarlo y celebrarlo, se sale al campo a comer y los niños llevan tambores, sables de madera y gorretinas, como recuerdo de aquella gesta guerrera..

El Socorro de Castro del Río (moros y cristianos ) PINCHAR


   De hecho, en su término no ha existido nunca ermita bajo esa advocación, ni sus templos han albergado imagen alguna del Santo, hasta que un grupo de caballistas con extrañas influencias rocieras decidió incorporar el caballo y el santo al festejo, aunque los auténticos sanmarqueros serán siempre los de a píe, los que cuando el día es riguroso se meten en el Quemas Castreño (Guadajoz), sin necesidad de caballerías, para rebajar la temperatura corporal.

   Mis San Marcos castreños empezaban a primera hora de la mañana con un café y unas palomitas blancas en el Bar Pepín, donde se hacia la concentración de hermanos para proveernos de los avios en el supermercado familiar anexo. Para nuestro particular “Que no nos falte de na” se incorporaba lo típico: carnaca (chuletas, chorizo, morcilla, panceta..) e ingredientes para un arroz, amen de cuatro cosillas que se aportaban desde casa, a título particular, y el imprescindible jamón o paletilla. En el apartado etílico lo de siempre la cervecita fresca, el vino de la tierra, refrescos y los destilados para confeccionar vasos largos fresquitos durante la sobremesa. El “Arroz a como salga”, del que nos hacíamos cargo Paco “El Bola” y un servidor, solía tener poco éxito pues el personal previamente ya se había atiborrado de otros géneros. Aunque al final se terminaba limpiando a base de uvitas de vino y platos de arroz ofrecidos a los transeúntes más desamparaos de apaños (que también los había). 



   No quiero despedirme sin referir antes a algunos de los más significativos componentes de aquella hermandad. Pepe Millán, Pinicri, Blascri, el ya mencionado Bola, Chamarín y respectivas (Mª Salud, Claudia, Mariana, Ana ,Toñí, Fali….e Isabel Cuevas Cordobés). El último varón mencionado, ostentó durante muchos años el cargo de fundador y presidente honorífico de la hermandad de “Los Karsonss” (Carsonasos), cuyos estatutos redactó personalmente, antes de hacerse duquesa (aprecien su belleza actual pinchando sobre el enlace). Otro personaje célebre, que no quiero dejarme atrás, ya que fue el primer gorretina , tambolirero y espadachín de la cuadrilla hasta que se fueron incorporando nuevos miembros (que ya estará como para procrear), es José Garrido Pinillos (El Jose).

Mameluco con gorretina and family

   Como las fotos que he encontrado en la red sobre este equipaje infantil están alojadas en blog amigos las he utilizado sin permiso previo.

  En ellas se puede apreciar a la perfección la frondosidad y valor paisajístico de ese maravilloso paraje a orillas del río, conocido como  La Alameda, o más popularmente como “Fabrica de la Luz” o "Campamento", ya que en ese mismo lugar estuvo instalada la empresa Eléctrica del Guadajoz encargada de proporcionar suministro eléctrico a los castreños, sucesora de la Electro-Harinera surgida a principios del siglo XX, y un campamento de la Organizacion Juvenil Española (OJE).

   Me ha llamado la atención que una entrada que Mameluco incluye en su blog sobre San Marcos, se recoge una de las canciones entonadas durante ese dia de campo, que coincide plenamente con otra del acerbo popular de Porcuna:

Qué llueva,
señor San Marcos, rey de los charcos,
para mi triguito que ya está bonito,
para mi cebada que ya está granada
para mi melón que ya tiene flor,
para mi sandía que ya está florida,
para mi aceituna que ya tiene una.
(Y seguimos comiendo)

¡Que poca espiritualidad!

24 abril 2011

Memoria gastronómica ilustrada de mis semanas santas.

Porcuna: Mar de olivos (José Torres Vallejo)


   Hace ya muchísimos años que no ajustaba mi alimentación a los tradicionales platos de estas fiestas. Esto obedece a mi particular acto penitencial de prescindir de la nicotina (son ya siete los días de abstinencia total).
   En la compra previa a estos días llené el carro de productos con predominio del elemento vegetal, alguna pechuga de pollo para ponerlas a la plancha y bastante pescado en plan delicatessen (buenos lomos de bacalao, mojama, huevas de merluza, boquerones para ponerlos en vinagre, pulpo y algún marisquito que otro) como armas para contrarrestar el aumento del apetito y paliar en la medida de lo posible “placeres” ausentes. 

Tomate aliñao con ajo


   Como la climatología no ha acompañado demasiado como para echarse a la calle, participar como espectador de los desfiles procesionales y alternar de camino con los amigos por bares y tascas, mis penitencias al final han sido plenamente domiciliarias, arramblando con las existencias de mi despensa.
   De lo típico de Semana Santa, casi de lo único que me he privado ha sido del apartado dulce, exceptuando unas magdalenas de una marca comercial que no tienen nada que ver con aquellas que se hacían en el pasado en los hornos por estas fechas y que tanto añoro. En Castro del Río, en concreto, siguen fabricando un tipo de magdalena hechas con aceite de oliva en molde de lata que se aproximan bastante a aquellas, pero como no he tenido la necesidad de trasladarme este año a tierras cordobesas me he tenido que conformar con las otras.



   Eso sí, no todo ha sido devorar, aprovechándome de mi periodo vacacional le he dedicado algunas horas a mis tareas de amo de casa, a mi circuito andariego con menos culos que de costumbre y al Personal Computer, en tareas de seguimiento y mantenimiento del blog al que he incorporado algunas entradas relacionadas con la fiesta.
   Anoche, en conversación telefónica mantenida con un amigo de toda la vida, salió a relucir nuestra particular manera de celebrar el Viernes Santo durante nuestra adolescencia.
   Una terna de mozuelos, por aquellos años en que Nuestro Padre Jesús Nazareno iba propulsado a motor, reacios a maquearnos y ponernos guapos, como era uso y costumbre para ese día, optamos, durante al menos tres años consecutivos, por la excursión campestre.
   Nuestro destino, el hermoso paraje del Cortijuelo y nuestras viandas se limitaban a los avios necesarios para hacer un Aceite y Vinagre en un lebrillo:



   Ingredientes: patata cocida, tomate pelado y troceado, cebolleta, pimiento verde, huevos duros, habas tiernas, naranja, migas de bacalao, atún en lata, aceite, vinagre y sal al gusto.

    Lo acompañábamos con un par de panetes de Anera o Cagana y botellines panzones de cerveza El Alcázar, que manteníamos fresca en un arroyo cercano. 



   El vehículo para el transporte se llamaba Baena, el  borrico negro que tiraba del carro de obras del Ilustre Ayuntamiento junto al Rubico Colorín, padre de uno de los componentes de la terna. Otros elementos que formaban parte de la parafernalia (nada de mesas y sillas plegables) eran tres mantas y un transistor a pilas de petaca, propiedad del tercer espada del cartel Amando Morente  “El Fer”, que se encargaba de sintonizar la música sacra que emitía ese día Radio Nacional de España para estar en consonancia con la fiesta religiosa.
  La procesión partía de la casa del propietario del borrico donde nos congregábamos los penitentes. La indumentaria elegida par echar el día se componía de zapatillas azules de loneta marca “La Tórtola”, pantalón vaquero nacional raído marca “Lois”, camisa a rayas de tirilla como la de los segadores (que se pusieron de moda durante aquellos años de la transición) y una mascota de paja de ala corta. Lastima que no tuviéramos maquina para retratarnos. Baena también portaba un viejo sombrero de paja de ala ancha, artísticamente colocado entre sus orejas.
   Como las mañanas de Viernes Santo, suelen ser de climatología soleada y agradable caminábamos placenteramente en compañía de las risas, borricadas y barbaridades para las que era muy dado el camarada Amando. De vez en cuando un relincho del borrico padre contribuía al descojone, mientras nos íbamos aproximando a la Huerta del Comendador, donde Baena se refrescaba en sus abrevaderos.

Pilar de la Huerta del Comendador (deporcuna.com)


   Una vez en el destino, se buscaba el emplazamiento mas adecuado, sombreado o soleado dependiendo del día, se tendían las mantas en el suelo y por mesa, para que sirviera de soporte para el lebrillo, buscábamos piedras grandes que situábamos en el centro.

   A renglón seguido entraba en acción Amando con la sintonía radiofónica y sus cantos gregorianos, y se abrían los primeros botellines de cerveza acompañados de unas jaruguillas de habas tiernas de las que nos habíamos provisto durante el trayecto sin peligro alguno pues durante ese día no había guardería rural.
   Con la segunda cerveza y navaja en mano, ya con el lebrillo centrado y calzado, empezábamos a desmenuzar los ingredientes en su interior, con alguna ventosidad que otra que disparaba El Fer. No se reparaba en gasto, de manera que el resultado era copioso y aceitoso para que nos permitiera cebarnos con el panete en forma de abundantes sopas. Digamos que la ingesta no era demasiado parsimoniosa pues los acompañantes tenían y siguen teniendo ambos buen saque, de manera que si te descuidabas un poco asomaba pronto el fondo del lebrillo. 

Típico panete de Porcuna


   Como éramos jóvenes, todavía no le tirábamos al Montilla, lo alcohólico se quedaba en 4 o 5  botellines por cabeza,  suficientes para sestearse en la manta durante buena parte de la tarde, mientras Baena (el borrico negro de tersas orejas) permanecía trabado junto al avenate aderezado con las mondas de las habas que le habíamos suministrado.
  Después de la siesta se recogía el campamento y se aparejaba el borrico, no sin antes dar buena cuenta de los pestiños y roscos que Juanita la Pinorra nos había proporcionado para la merienda.



  Tras una larga y lenta ascensión de tipo bahomondiana hacíamos la "Entrada Triunfal" en el casco urbano a la altura de la Venta de El Parral donde sus propietarios nos socorrían con agua fresca mientras echábamos la descansá en sus poyetes sombríos.
  Baena iba a parar a su cuadra y cada mochuelo a su respectivo olivo. No solían quedar ganas de cenar ni de arreglarse para salir a ver la procesión del Santo Entierro, de manera que lo mas socorrido era ver una película de romanos de las que solían poner esa noche.

Lo mas parecido a Baena que encontrado en la red





  En mi particular semana de este año también he romaneado con el visionado de  la maratoniana “Caída del Imperio Romano” de Anthony Mann que pusieron el Miércoles Santo después de la final de copa, que debe ser ya la decimocuarta vez que la veo y me sigue gustando, sobre la todo por Sofía Loren la sex simbol de mi adolescencia.




¡Benditos Sacrificios!