Los zapateros criticones- Cádiz 1933
Antes de cambiar de registro, me ha parecido conveniente y oportuno ocuparme también de la historia de los carnavales en Porcuna.
Para desarrollar un trabajo parecido al que he dedicado a los de Castro del Río, a estas alturas del siglo XXI puede que sea ya demasiado tarde, por la inevitable desaparición de sus protagonistas directos.
Tal vez en la memoria de la siguiente generación pueda estar aún depositada alguna de aquellas coplas.
Quiero recordar que en los libretos que empezaron a publicarse a partir de la década de los 80, cuando se retoma la celebración de los carnavales en Porcuna, se incluyeron algunas letras rescatadas de la tradición oral de aquellas coplas cantadas por las murgas locales anteriores a la guerra civil. Por dispersión no dispongo de ellas en este momento.
Es posible que en la escuela municipal de adultos también se haya trabajado al respecto.
Colgado en la red (deporcuna.com) aparece el trabajo desarrollado por Luis Emilio Vallejo con el título de Historia viva del Carnaval de Porcuna (2005), en el que se rescatan algunas letras.
Dice su autor:
Todos hemos crecido escuchando cantar a nuestros abuelos aquellas canciones de los años veinte y treinta, murmuradas a veces entre dientes, con rabia de lo perdido; aquellas celebraciones que durante cuarenta años fueron silenciadas y exterminadas por la voluntad de una libertad asesinada.
Refiere una letra de una murga de toreros, que la cantaba el famoso y entrañable personaje local conocido como Arturé, a quien la chiquillería con una mezcla de inconsciencia y mala leche le entonábamos aquello de “Arturo se limpia el culo con un billete de veinte duros”, para irritarlo, cuando la pobre criatura apenas si tenía para comer.
Arturé fue el primer ultrabenito del la historia del futbol local. Solía colocarse detrás de la portería del guardameta visitante a quien castigaba y sacaba de sus casillas con su continuo y repetitivo cántico: “Los de Porcuna son campeón, lo han demostrado con el balón, los de Lopera (u otros) son de papel, y en el portero, y en el portero, me cago en él”. Cuando se exacerbaba solía saltar al terreno de juego, por el que correteaba hasta ser reducido por la fuerza pública.
Esta murga de toreros
aunque somos pequeñitos
tenemos más contratas
que Belmonte y Joselito.
En la primera contrata
estuvimos muy valientes
estuvimos toreando
a los hortelanos de la fuencaliente..."
Arturé fue el primer ultrabenito del la historia del futbol local. Solía colocarse detrás de la portería del guardameta visitante a quien castigaba y sacaba de sus casillas con su continuo y repetitivo cántico: “Los de Porcuna son campeón, lo han demostrado con el balón, los de Lopera (u otros) son de papel, y en el portero, y en el portero, me cago en él”. Cuando se exacerbaba solía saltar al terreno de juego, por el que correteaba hasta ser reducido por la fuerza pública.
Una segunda letra de las recopiladas por Luis Emilio:
…que si ustedes no la han visto,
lo pueden observar mañana.
La fuente con cuatro ranas
que parece la cama de un melón.
Rodeada de una zanja
una hermosa biblioteca
Don Quijote y Sancho Panza
que costó muchas pesetas.
Y los libros que pusieron
escogidos de los mejores
que era el cuento del aguelo
silabario y el libro flores
Aparecen en ella citas que nos permiten encuadrarla y contextualizarla cronológicamente. En 1926 Alfonso XIII firmó un Real Decreto por el que se creaba oficialmente la Fiesta del Libro Español, que se celebraría en la fecha que por entonces se creía que había nacido Cervantes, el 7 de octubre. Aquel decreto obligaba a los ayuntamientos a conmemorar y celebrar tal día. Un recurso habitual fue el reparto de libros entre la población escolar. Don Adolfo Barrachina, alcalde de Porcuna durante la Dictadura de Primo de Rivera, aprovechando ciertas remodelaciones emprendidas en el paseo de Jesús (glorieta de las ranas), se le ocurrió instalar una biblioteca al aire libre en los denominados “pinos bonitos” decorados con unos artísticos y artesanos azulejos alusivos al Quijote. La letra de esta copla critica el especial desembolso que tuviera que hacer aquel ayuntamiento y la dudosa calidad de la selección bibliográfica destinada para el préstamo.
Glorieta de Cervantes - Parque de Mª Luisa (Sevilla)
También de la tradición oral procede la noticia de la especial celebridad alcanzada en la comarca por una murga de zapateros cojos durante los años 30. Esa doble condición obedece a que, ante la ausencia de una cobertura social, personas con las extremidades inferiores afectadas en su movilidad por accidentes o enfermedades congénitas, aprendían este oficio compatible con su minusvalía. Las zapaterías durante aquellos años venían a ser como una especie de casinillos de barrio, hasta los que se acercaba el personal a recabar las últimas informaciones o a matar el rato en amena conversación. En ellas se criticaba, se conspiraba y no solía faltar el vino y el bacalao pagado a escote entre los concurrentes. En el famoso carnaval de Cádiz del año 1933 el primer premio fue obtenido precisamente por una murga denominada “Los zapateros criticones”.
No sabemos ni como ni porqué el gremio de zapateros de Porcuna, entre los que predominaban los cojos y los de militancia comunista, deciden conformar una murga. Esa particularidad y la marcialidad demostrada en desfiles y pasacalles les otorgaría celebridad. Vestían con la propia indumentaria del oficio y aquellos que estaban mejor de piernas se encargaban del tiro de una caballería que arrastraba dos arrobas de vino, por aquello del adecuado contrapeso, que se convertía durante los días que duraba el carnaval en su inseparable compañera.
Se cuenta la anécdota, de que acudiendo invitados al carnaval del vecino pueblo de Lopera, al iniciar su pasacalles seguidos de una autentica legión de niños, que sorprendidos por el continuo tintineo y balanceo de marrillos y muletas, empezaron a incomodarlos con una machacona frase: ¡Se lo hacen! …¡Se lo hacen!... y así hasta colmar la paciencia del cojo más rezagado, que en súbita revuelta encaró a los niños con una rotunda sentencia: ¿Y esos cabezones también los hacen? ¿O son vuestros?
La costumbre de visitarse entre localidades vecinas debía estar muy arraigada.
La ancestral y tolerada sátira contra el clero, que se retoma dentro del ámbito de mayor libertad propiciada por el régimen republicano, derivaría en altercados públicos en la vecina localidad de Arjonilla. Es el caso de una comparsa loperana desplazada hasta esta población durante el primer carnaval republicano del año 1932.
Los loperanos que acudieron hasta Arjonilla, invitados por afectos, iban disfrazados de curas y sacristanes. Una primera versión, un tanto rocambolesca e inverosimil, refiere que un grupo de individuos pertenecientes al casino republicano los tomó por auténticos y trató de impedirles la circulación. Ante la confusión generada el alcalde intentó que la comparsa se retirara, aunque su intervención no pudo evitar la colisión y el uso de armas de fuego, con un saldo de 9 heridos, cuatro del casino y cinco obreros. El presidente del casino resularía gravemente herido de bala. Fueron practicadas cinco detenciones.
Tomás Álvarez Angulo, diputado socialista por Jaén, llega a denunciar durante una de sus intervenciones parlamentarias que la comparsa loperana fue recibida a tiros, y que los disparos fueron realizados por patronos desde sus casas incitados por el cura párroco y coadjutor. Cuando otro diputado intenta refutar su aseveración, se muestra aún mas explicito: ¡Pero si se ha disparado desde la casa del cura!, promoviéndose un ligero rife rafe que corta Besteiro (presidente de la cámara) oportunamente.
La sátira político social evidentemente también estaba presente en las coplas de carnaval. En la siguiente letra se denuncia abiertamente los métodos de aquel caciquismo, que no tenía escrúpulos morales de ningún tipo en su proceder con tal de obtener la deseada victoria en las urnas:
Señorito: Toma dos reales
y un puchero pringue,
y me das el voto Perico.
Perico: Yo voto por los socialistas
y manque me maten no voto por ti.
Durante las elecciones a diputados cortes del año 1933, en las que la coalición electoral de centro derecha desplazó del poder a la coalición republicana socialista del primer bienio, se retomaron ciertas artimañas del caciquismo, especialmente en la España rural y profunda. La concesión del voto a las mujeres propició que desde los púlpitos y confesionarios se dictara a la feligresía femenina la conducta a seguir. La oligarquía agrícola colaboraría poniendo a disposición de las fuerzas de orden público sus vehículos automoviles particulares en pro de "una mayor limpieza y transparencia".
Especialmente tenso debió resultar dicho proceso en Porcuna, en base a concisas informaciones recogidas por la prensa de la época. El alcalde socialista (Rafael Montilla) sería procesado ( motivos ? ) y el teniente de alcalde Manuel Valverde Benítez detenido, acusado de herir a un convecino de una pedrada en la cabeza.
Especialmente tenso debió resultar dicho proceso en Porcuna, en base a concisas informaciones recogidas por la prensa de la época. El alcalde socialista (Rafael Montilla) sería procesado ( motivos ? ) y el teniente de alcalde Manuel Valverde Benítez detenido, acusado de herir a un convecino de una pedrada en la cabeza.
Esa misma tensión se traslada al Carnaval de Porcuna de 1934, durante el cual una murga, de la que formaba parte el propio concejal y teniente de alcalde antes aludido, sería denunciada y llevada ante los Tribunales de Urgencia, acusados de atacar a la forma de gobierno, provocar desordenes públicos y proferir gritos subversivos.
Ejemplos de entrevistas y videograbaciones realizadas por difentes puntos de Andalucía podeis encontrarlas en su Biblioteca Virtual.