Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

12 junio 2012

"El Puente Viejo sobre el Guadajoz durante el primer tercio del siglo XX"


     En los asentamientos humanos nacidos a orillas de un curso fluvial, caso de Castro del Río, los puentes juegan un papel clave. Además de por su función práctica (plataforma que facilita el paso y la comunicación), dotan de simbología e identidad a las poblaciones donde se ubican, Normalmente la heráldica municipal les suele reservar un lugar principal en sus escudos.

Escudo de Castro del Río en 1876

      En Castro del Río son dos los puentes que históricamente han permitido alcanzar la otra orilla del rio Guadajoz que la bordea, cuyas aguas proceden de la reunión de varios torrentes en las sierras de Priego y Alcalá la Real, con un curso de 80 kilómetros que atraviesa la feraz campiña para verter finalmente sus aguas sobre el Guadalquivir a uno cinco km. de Córdoba.
      Son los conocidos como Puente Viejo y Puente Nuevo, cuya fisonomía actual no tiene nada que ver con la originaria, ya que con motivo de las obras de encauzamiento ejecutadas por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía durante la década de los noventa del pasado siglo, con las que se ponía solución casi definitiva a las históricas arriadas, los técnicos no fueron capaces de encontrar formulas para preservar esas primitivas estructuras, que históricamente habían ejercido como tapón en las avenidas del rio, siendo ambas condenadas al derribo. Aunque dolorosa, la desaparición del Puente Viejo, al que se le arroga un discutible origen romano e inmortalizado en el famoso grabado del siglo XVII de Pier María Baldi, que mostramos en la cabecera, parecía estar justificada. Más discutible el derribo del Puente Nuevo que suscitó en su momento la protesta y el descontento de la ciudadanía.
      Recurriendo a unas fotografías excepcionales de 1915 (Fot. Castellá), que se prestan a una lectura historicista, intentaremos adentrarnos en los avatares históricos de estos puentes durante las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX. De camino repararemos también en alguno de los famosos molinos e infraestructuras hidráulicas diseminadas a lo largo del cauce del rio a su paso por la villa.

El Puente Viejo

Portfolio Fotografíco de Castro del Río

       Su obra de fábrica ha sido históricamente castigada cuando la furia del agua ha hecho acto de presencia. Ya en la riada de 1881 sufriría daños de consideración, teniendo que ser remodelado.
     La histórica aspiración a un ensanche, que permitiera un tráfico más fluido, seria finalmente alcanzada en el año 1913, con el “liberal fernandista” Eduardo Criado y Caballero al frente de su Ayuntamiento. El acto de inauguración tuvo lugar el día de la Purísima, con la presencia del diputado del distrito Don José Fernández Jiménez, a quien, tal como era costumbre en aquel tiempo político, se le cuelgan todas las medallas por llevarse a buen término la ejecución del proyecto.

Diario de Córdoba 10 de diciembre de 1913

      Ésta imagen, tomada por Baltasar Castellá con un potente objetivo desde una de las torres del Castillo en el año 1915, es la más cercana de la que disponemos sobre el estado del puente tras aquellas reformas, a las que el corresponsal en la localidad del Diario de Córdoba ya le encontró algún pero en el momento mismo de la inauguración oficial:
     “Todo ha terminado lucidamente, el pueblo ha visto satisfecha la justa y antigua aspiración del ensanche del tan repetido puente, por el cual ya no marcharan ligadas personas y caballerías, pero a mi parecer, la verja o barandilla de hierro que a ambos lados figura adolece de dos faltas muy sensibles: una que es demasiado baja y la otra que parece algo endeble”.   

     La empresa encargada de ejecutar la reforma fue la de los “Sres. Eugenio Rivera y Cía.”. A título meramente anecdótico y por paisanaje, menciono que también estuvo presente en aquel acto inaugural un hijo de Porcuna, el comandante de infantería e ingeniero don José Gallo García de Linares, vinculado por aquel entonces a la Compañía de Aguas la Salud de la que era director gerente el prohombre local del partido liberal fernandista, el abogado, propietario y músico don Francisco Algaba Luque. José Gallo fue concesionario del abastecimiento de aguas de Castro del Río allá por el año 1909, antes de de que se constituyera la nueva sociedad en la que terminaría finalmente integrándose junto a su hermano José Julián Gallo (el criador del famoso galgo Pacheco de Julio Romero de Torres) y otros señores (el bursavolense Antonio Zurita Vera y los loperanos Florencio y Cecilio Rodríguez Criado).

Sobre la denominada Casa del Agua en Castro del Rio
     Poco iba a durar el inmaculado estado de este puente tal como se aprecia en la fotografía, ya que en la descomunal riada del año 1917 (véase Riadas del Guadajoz)  volvería a sufrir nuevos desperfectos. Según las crónicas, resultarían seriamente dañados o destruidos cuatro de sus ojos de tres metros y medio de luz.

    Una fotografía extraída de una colección de postales de los años 30 (un total de 12 con un sello con pajarito en el margen inferior derecho) nos permite conocer como su fisonomía se mantiene prácticamente idéntica. En el año 1924, una nueve riada de menor envergadura que la de 1917, volvería a castigar la fábrica del puente.
      Las barandas más altas, demandadas por aquel corresponsal de prensa, no llegarían hasta un postrero momento.

Década de los 80 del siglo XX
Próximamente: "El Puente Nuevo"

10 junio 2012

"Fot.Castellá: un recorrido por tierras cordobesas" (1915-1916). Castro del Río, Bujalance y Baena.


     En mi empeño de poder asociar la firma fotográfica Castellá como responsable de las fotografías alojadas en el cuaderno nº 52 del Porfolio Fotográfico de Andalucía (partido judicial de Castro del Río), fui capturando un buen número de muestras de diferentes rincones de la provincia de Córdoba, publicadas en prensa gráfica entre los años 1915 y 1918, en las que aparece su firma en el pie de la foto.

     Sostengo, en base al cotejo previo y sin temor a equivocarme, que la práctica totalidad de los materiales gráficos relacionados con la provincia insertos en diferentes publicaciones de la casa editorial Alberto Martín de Barcelona publicados por estas mismas fechas (Porfolios Fotográficos, España Regional, El Turismo Práctico, Tarjetas Postales…), pertenecen a esta firma fotográfica catalana, en la que debió delegar la editorial para tal cometido.




     De manera que haciendo compendio de materiales de dispar procedencia podremos realizar un pequeño recorrido por tierras cordobesas. Como la provincia es vasta y populosa, nos limitaremos, en principio, a aquellos partidos judiciales limítrofes. Partiendo de Castro del Río, primer objetivo de esta aproximación, y siguiendo el sentido de las agujas de un reloj iremos conociendo diferentes muestras gráficas del resto tomadas por Castellá durante su periplo por la provincia realizado entre los años 1915 y 1916..

PARTIDO JUDICIAL DE CASTRO DEL RÍO


     Habían quedado pendientes algunas de las de Espejo que no se pudieron mostrar en su momento:




     Como podrán comprobar las fotografías aparecen con marca de agua. Esto obedece a un cambio de estrategia. Soy de la opinión de que la exposición de materiales en dominio público de alguna manera supone un freno a las pretensiones mercantilistas que se suelen dar en este mundillo. Como me consta que hay emprendedores-depredadores a la caza y captura de todo cuanto se muestra en la red sin tapujos y hasta quienes conforman voluminosos bancos de imágenes con los que consiguen ganarse las habichuelas o complementar sus ingresos, para evitar ese uso, a mi juicio improcedente, he optado por la marca. Creo que el cambio de estampita, como ya he manifestado, pudiera resultar fructífero y enriquecedor. Para no desprenderme del todo de la generosidad mostrada hasta ahora, quienes no tengan nada que ofrecer a cambio pueden también dirigirse a mi cuenta de correo con tal propósito, que serán atendidos.
 

    
      Fue precisamente esta fotografía del rio Guadajoz (La España Regional) y la vista panorámica del Puente Viejo (Archivo AGA), las que me hicieron abrigar la esperanza sobre la existencia de otras muestras relacionadas con Castro del Río salidas del objetivo de Baltasar Castellá. Tras mantener fallida comunicación con un coleccionista privado pude finalmente dar con el paradero de éstas y otras no incluidas en el porfolio:
     • Vista general del Puente Nuevo.

     • Exterior de la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. del Carmen.

     • Ntra. Señora de la Salud (patrona de Castro del Río).

     • Cristo del Carmen en el retablo de su iglesia.

     • Calle Corredera

     • Plaza de la Constitución.

Plaza de la Constitución
     Esta archiconocida fotografía, de la que podremos obtener en un futuro cercano impresionantes detalles (la que se muestra es de 1,5 Mb, mientras que la original recibida supera los 52), nos permite hacer una lectura sobre la fecha de ejecución de la serie completa. Por el género puesto a la venta (búcaros y sandias) forzosamente la visita de Castellá a Castro del Río tuvo que ser durante la estación estival de ese año 1915 que vengo barajando. La presencia de la patrona, desplazada de su ermita, a los pies del altar mayor de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción lo corrobora.

    
     Pongo en conocimiento de la generalidad que todo el material gráfico, de archivos y bibliotecas con el que me voy topando durante mi andadura bloguera pasa con posterioridad a formar parte de la sección de temas locales de la Biblioteca Pública Municipal. De manera que, quienes puedan mostrarse interesados en obtenerlas con esa excepcional calidad tienen dos opciones: investigar sobre su paradero y afrontar el gasto pertinente, o esperar a que estas se hallen definitivamente depositadas donde anuncio (ya sin marcas). Creo justo y necesario, sin ser mi deber ni mi salvación, estrujarlas previamente desde este mi humilde espacio. Tengo en proyecto ejecutar con ellas portafolios fotográficos historiados. Las referencias a su ubicación, por deferencia y agradecimiento para con la institución que me las ha proporcionado y por prescripción legal, se hará pública en una entrada que tengo ya casi cerrada: “Los Puentes sobre el rio Guadajoz y otras infraestructuras hidráulicas durante el primer tercio del siglo XX a través de la fotografía”.

PARTIDO JUDICIAL DE BUJALANCE

 
     Situado al E. de la provincia, confina al N. con el partido de Montoro; al E. con la provincia de Jaén; al S. con los partidos de Baena y Castro del Río; y al O. con los de Córdoba y Montoro. Lo conforman los municipios de Bujalance, Cañete de las Torres, El Carpio y Adamúz.
     Sólo podemos mostrar algunas de la cabecera del partido. Tomadas la mayoria de la red (Pueblos de España), cotejadas con muestras deformes con baja resolución ofertadas por todocolección (Portfolio) y con otras fuentes donde aparecen relacionadas:

Ayuntamiento
Plaza de Alfonso XII
Castillo Antiguo (las torres donde se hacen los toros)
Casino y Torre de la Asunción
Calle San Juan
Paseo de Santa Ana y Torre de la Asunción
Una era en la recolección de cereales


 PARTIDO JUDICIAL DE BAENA


     Se encuentra al Oriente de la provincia, y limita: por el N., con el partido de Bujalance y la provincia de Jaén; al E. con la misma; al sur con las partidos de Priego y de Cabra, y, al O. con el partido de Castro del Río. Los municipios que lo comprenden son: Baena, Luque y Valenzuela.


Plaza de la Constitución (Baena) - Democraciarealenbaena
Rio Marbella
Interior de Santa María La Mayor
     Publicada en prensa grafica, con la firma de autor (Castellá) en el margen inferior derecho, e incluida también entre las del porfolio fotográfico. En ambas se nos muestra con errata: “Parroquia de Sta. María la Mayor - Reja del siglo XVI fundada por el conde de Cabra, duque de César (debe decir Sessa) y señor de la villa de Baena”.


Calle Llana
La Fuente
     Otras posibles en álbum Baena de Pueblos de España.

     De Luque, tenemos referencias sobre, al menos, 9 fotografías pertenecientes a esta serie, aunque no hemos podido dar con ninguna de ellas.  

     Los partidos judiciales de Cabra, Aguilar, Montilla y Córdoba, con los que se cierra la circunferencia trazada, quedan ya para otro momento.

07 junio 2012

Portafolio Fotográfico Historiado de Porcuna (proyecto).


     Como todos sabemos la imagen fotográfica juega un importante papel en la transmisión, conservación y visualización de actividades políticas, sociales, científicas o culturales de la humanidad, de manera que se erige como verdadero documento social.

     Hoy, como dice el pensador francés Paul Virilio, asistimos a un verdadero culto del presente donde el pasado se olvida fácilmente. Es por tanto compromiso del historiador reparar la pérdida de la memoria para poder ver a las sociedades en lo que fueron y en lo que son, más que en lo que pueden llegar a ser.
     Si la prensa constituye una fuente histórica básica para la comprensión de los procesos históricos de la humanidad durante los dos últimos siglos, la fotografía en toda su amplia dimensión, ya sea profesional o particular, junto al cine y la televisión son la memoria visual del siglo XIX y XX.
     Más allá de su plasticidad, la fotografía histórica nos permite también acceder al conocimiento de edificios, conjuntos urbanos u obras de arte perdidas por la intervención de la mano del hombre y hasta sirve para valorar en su justa medida lo conservado. Incluso, da juego para lecturas historicistas siempre que seamos capaces de situarlas en el contexto adecuado.

     Una colección de fotografía histórica de Castro del Río, de fecha indeterminada, despertó mi curiosidad y me incitó sobre la necesidad de acotar temporalmente su ejecución para intentar llegar un poco más allá de la simple contemplación.
     Una vez alcanzado con éxito el objetivo, trasladé el mismo propósito a esa otra población, eje de este espacio, de la que soy originario. Pude confeccionar un Potfolio Provisional del distrito de Martos, en el que no pude alojar el material original de Porcuna por no disponer del mismo en ese momento.


Reedición: veánse agradecimientos en comentario 1

     Lo tenía localizado y solicitado en diferentes ubicaciones, pero ante las dudas sobre si mis peticiones iban a ser finalmente atendidas, aproveché esa entrada para reclamar la colaboración de quien pudiera conocerlas, hallarse en posesión de las mismas y no pusiera reparos sobre su divulgación. Casi a renglón seguido ya tenía las tres fotografías originales de Porcuna en mi cuenta de correo. La misiva procedía del cronista oficial de la ciudad de Porcuna, Antonio Recuerda Burgos. Es un gesto generoso que le honra y que le agradezco públicamente.




     Estuve tentado de reeditar la entrada incorporándolas de inmediato, pero ante las perspectivas favorables de que de esas peticiones cursadas pudieran llegar nuevas muestras o con mejor resolución opté por mantenerlas en reserva. Me fueron llegando recelosas respuestas, que califico como de “negativamente ambiguas”, pues no se me cerraban las puertas del todo. Muy cortésmente se me invitaba a que fuese yo mismo quien las abriese “in situ” en las sedes de los organismos e instituciones que las custodian (me da la impresión de que algunos proveedores recurren de manera policial a la barra de google). Por mucho interés que se pueda tener por algo, no está la vida para quemar combustible, pagar alojamientos y demás gastos en pro de una causa general. A la tercera se me cayeron las aguaeras. Toda una sorpresa. Con una amabilidad y una facilidad pasmosa, por algo menos de 9 euros he recibido en mi domicilio un total de 5 fotografías de Porcuna y 6 de Castro del Río. De la sorpresa pasé a la fascinación, cuando, tras abrirlas, pude comprobar una excepcional calidad resolutiva, que se presta a la fragmentación detallada (cuatro o cinco fotografías por cada una de ellas). Como aún no las utilizo, permítanme las reservas. Tengo que protegerme de aquellos a quienes le gusta hacer la carrera al rebufo, para adelantarte, si pueden, en la misma línea de llegada. Lo único que puedo decir, de momento, es que proceden de una institución de ámbito extracomunitario no estatal.

    "El historiado" del encabezamiento obedece a un nuevo proyecto, ya que, valiéndome de otras fuentes, pretendo incluir breves reseñas históricas o enlaces relacionados con lo que se muestre.

     Como ya anuncié en el Portfolio Provisional, entre el lote se encuentran dos nuevas fotografías (creo que inéditas): una del Altar Mayor de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción (que no es la misma que circula por ahí) y una segunda tomada desde lo alto de ese campanario aun sin escaleras de la Iglesia (¿cómo se encaramaría el retratista?). En ella se pueden observar unas espectaculares vistas sobre el caserío en las que, junto a la teja, prevalece el color característico de la piedra de Porcuna, y donde se aprecian perfectamente algunos paños de muralla y multitud de edificios ya desaparecidos.


     De momento me limito a divulgar las tres fotografías ofrecidas por Antonio Recuerda, para, en un postrero momento, entrar en los detalles anunciados. Me estoy planteando cambiar de estrategia y tal vez las publique con marcas de agua. No lo interpreten como exclusivismo carpetovetónico o suspicaz ánimo de lucro. Para que me entiendan, recurro al "garbanzo tostao". Quienes tengan una edad recordaran ese pregón entonado por torrecampeños ambulantes con canasta de tostaillos al brazo, el famoso "cambio y vendo". Como por ser de dominio público y obtenidas por la vía legal, no puedo ni debo mercadear con ellas (nunca lo he hecho), y además tengo que acatar unas mínimas y razonables recomendaciones. He pensado que el cambio de estampita podría ser fructífero y hasta enriquecedor. Ya veremos. De entrada, todas aquellas personas que de una manera u otra han colaborado conmigo en alguna ocasión recibirán en su momento copias excepcionales con las oportunas advertencias legales sobre su uso. Tengo que dejarme ya de pirateos peligrosos y contraproducentes, no sea que cualquier día me chasqueen y me dejen como al famoso Capitán Garfio, loro incluido.

     Disfruten de éstas provisionalmente y tengan paciencia. Las sorpresas venideras son espectaculares.

05 junio 2012

Mis Corpus en Villardompardo: historias de familia, vivencias y recuerdos.

Un altar olivarero (2004)
    Es de agradecer la buena acogida que entre los habitantes y naturales de El Villar (Villardompardo) ha tenido “Mi Portfolio Fotográfico Provisional del distrito de Martos” (más de 250 visitas directas en el mes de mayo), en el que se muestran y divulgan unas casi desconocidas fotografías de sus monumentos más emblemáticos (Castillo e Iglesia Parroquial), tomadas del Catálogo Monumental de la Provincia de Jaén de don Enrique Romero de Torres (1913-1915). Las misivas de agradecimiento que me han llegado, incluida la de su Ilustre Ayuntamiento, tal vez hayan propiciado que se despierte la curiosidad entre sus vecinos sobre mis vínculos con este pueblo, que ya delata mi primer apellido, pero que he tenido que explicar a quienes se han dirigido a mi correo con tal propósito.
     Mi afición por el género memorialista, ya puesta de manifiesto en una entrada dedicada a la Fonda la Esperanza de Porcuna, regentada por mis abuelos maternos, unida al empujón anímico generado por los agradecimientos, han hecho que me plantease embarcarme en un proyecto similar para con mi familia paterna.
    Aprovecho la fecha, por la peculiar, tradicional y espectacular celebración del Día del Corpus en esta villa, para emplearme en ello.

      
     La fotografía que se muestra, en la que un servidor aparece piadosamente arrodillado delante del artístico altar que para tal festividad se confeccionaba a la puerta de mi abuela Encarnación, debe de ser del año 1966 o a lo sumo 1967. Quiero recordar que se corresponde con el mismo día en que por la tarde pude presenciar en la Plaza de Toros de Martos el debut en lides taurinas del valiente novillero Herrerito de Porcuna (véase Mi Tauromaquia). Mi prodigiosa memoria (que Dios o quien sea me la conserve) me permite incluso atribuirle la instantánea a un famoso fotógrafo ambulante de Porcuna “Aure”, conocido de mi progenitor, que por allí merodeaba aquel día. Mi padre es el que aparece con gafas de sol con mi hermano Felipe, hecho un guarín, entre sus piernas. Las niñas, mi hermana, que forzosamente tenía que llamarse Encarnación, y una amiga (la hija de la vecina Lucia).
 
Los abuelos
      Siempre he tenido la curiosidad de investigar sobre el origen de mi apellido Gay, muy extendido en otras regiones como Galicia, Castilla, Aragón y Cataluña, y que en la provincia de Jaén parece tener su foco de irradiación en el pueblo de Villardompardo. Hay un famoso catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada, Juan Gay Armenteros, cuyas raíces creo que son también villarengas. Sería cuestión de echar una temporadilla en El Villar curioseando en su archivo parroquial y municipal y, si la documentación lo permite, intentar llegar hasta los primeros Gay que se asentaran por tierras jiennenses, y desentrañar el porqué de la elección de esta pequeña villa (ardua tarea, pero no imposible).

     De momento sólo llego hasta mi abuelo, que debió nacer en el las décadas finales del siglo XIX. Se llamó Manuel Gay López (Manolito Gay). De profesión labrador, que en la segunda década del siglo XX contrajo nupcias con Encarnación Calvache Serrano (mi abuela), de cuyo matrimonio vendrían al mundo seis hijos varones: Antonio, Bartolomé, José, Francisco, Manuel y Alberto Gay Calvache.
Los infantes - Manuel y Alberto (primeros años 30)
     Asimilado a la categoría de mediano propietario, complementaba sus actividad agrícola con el arrendamiento y la administración de las fincas de un propietario absentista, don José Contreras y Escobedo, Caballero de la Orden de Calatrava y IV Vizconde de Begijar , dueño de bastas extensiones de fincas rusticas diseminadas por diferentes municipios jiennenses. Aunque, por disponer de una bien acondicionada residencia y de un molino aceitero en el Cortijo de Uribe, frecuentaba con relativa frecuencia la villa para inspeccionar sobre el terreno sus intereses particulares.

El baúl del niño Federico
Noviembre de 1909

     Mi padre me contaba que el patio, de un por entonces semiderruido y abandonado Castillo, era utilizado por mi abuelo para guardar sus aperos y pertrechos agrícolas.

     El fracaso de la sublevación militar del 18 de julio de 1936, que trajo consigo un largo y cruento conflicto civil, afectaría tanto al arrendador como al arrendatario. El primero encontraría la muerte en Madrid, al poco del alzamiento, asesinado en circunstancias que no he sido capaz de desentrañar. Mi abuelo, cuyos posicionamientos ideológicos desconozco (imagino que los que fueran con arreglo a sus intereses), por aquello de su condición de empleador, fue detenido por orden del Alcalde, permaneciendo en el arresto municipal entre el 25 de julio de 1936 y el 6 de febrero de 1937, en que un Tribunal Popular lo pone en libertad. Un hermano de mi abuela llamado Jacinto Calvache Serrano sufrió la misma suerte, aunque con un periodo de confinamiento ligeramente inferior. Son varios los apellidados Gay, posiblemente parientes, quienes también aparecen como detenidos dentro de una relación inserta en la Causa General de la que he tomado los datos (Ramón Béjar Gay, Pascual Gay Béjar, José Gay Calahorro, Manuel Gay Águila, Diego Gay González  y Juan Gay Moya).
    Pese a su larga estancia en prisión, no creo que mi abuelo fuera un elemento demasiado significado de la derecha, ya que su casa se libró de los típicos asaltos y saqueos, y su nombre no figura entre quienes, según la Causa General “fueron sometidos a crueles torturas o simulacros de fusilamiento” por parte de las denominadas “hordas marxistas”.
     Casualmente entre los elementos dirigentes marxistas aparecen también individuos apellidados Gay y Calvache. Es el caso de Fernando Gay Cámara (exiliado en Francia), a quien se la atribuye participación en las profanaciones y quemas de imágenes de culto, o Juan Gay Medina y José Calvache Águila, señalados “por oponerse al triunfo del Glorioso Movimiento Nacional en esta villa”, que permaneció bajo control republicano hasta el final de la guerra. Otro villarengo derrotado, llamado Manuel Águila Gay, eludió la represión franquista al embarcarse en el famoso vapor Sinaia rumbo a México.


     Seria demasiada casualidad, pero recuerdo perfectamente como mi padre, en un determinado momento de nuestras vidas, marcado por la estrechez económica, refería una hipotética herencia salvadora de un pariente cercano que había cruzado el charco y del que no se tenían noticias (el mito del indiano rico).
     A Manolito Gay (abuelo) no llegué a conocerlo pues falleció antes de que un servidor viniese al mundo. Sobre él sólo me han llegado noticias o anécdotas indirectas. Parece ser que era del puño cerrado. Mi padre, que colaboraba con él en las faenas agrícolas, se las veía y deseaba para obtener una mínima recompensa económica. Tenía que acudir a subterfugios con los que obtener un dinerillo para el gasto corriente de un mozo. Con nocturnidad y alevosía, y la interesada colaboración de amigos y compinches, se perdía de vez en cuando algún saco de trigo de los almacenados en las cámaras de su vivienda.

     Con respecto a mi abuela Encarnación, mis recuerdos se circunscriben a mis primeros diez años de vida, pues falleció en 1970, poco antes de que lo hiciera mi madre, que se llamaba igual que ella y por la que profesaba especial devoción. Fue ella precisamente quien me llevo en sus brazos hasta la pila bautismal cuando me acristianaron.
Mi madre y mi vecina Amelia de Porcuna, expléndidas (a la izquierda)
Vivencias y recuerdos
     
    Mi padre, cuando contrae matrimonio, traslada su residencia hasta Porcuna. Estuvo un tiempo al frente de la Fonda heredada de mis abuelos maternos, finalmente cerrada por inviable. Probó después con un pequeño almacén de maderas y materiales de construcción en la Riverilla que tampoco funcionó. Las representaciones comerciales terminarían finalmente convirtiéndose en el sustento de su familia.
 




     Para tal fin se agenció una furgoneta Citroën dos caballos, que además de para efectuar el reparto del género comercial (cerveza "El Gavilan", gaseosa "La Pitusa", vinos de las bodegas "Pérez Barquero" y la multinacional Coca-Cola, que por aquellos tiempos era un producto de lujo) le brindaba la posibilidad de no perder el contacto con su madre y hermanos residentes en El Villar. Unos asientos portátiles, que se anclaban en la parte trasera, nos permitían visitar a la abuela con frecuencia.


    A la derecha: "Casa de la abuela". Puerta y tres ventanas en planta baja, con sus correspondientes balcones en la primera planta (dormitorios), y una hermosa cámara-almacen aireada por cuatro ventanucos en la planta superior. 
     Las fiestas de guardar eran de obligada comparecencia en esta hermosa casa, situada justo a mitad de la principal arteria de la localidad, la popularmente conocida como calle larga (entonces Calvo Sotelo y ahora Av. de Andalucía). Mi abuela ya mayor, con el imprescindible concurso de Carmen (también Gay), especie de servidora-ahijada, solía hacer gala de sus artes culinarias. Las albóndigas en caldo y los filetes de cerdo al limón eran sus platos estrella en esas comilonas festivas donde solía darse cita el resto de la familia. Este ultimo plato, sencillo y exquisito, lo adoptó mi padre para su cocina, y todavía hoy, de vez en cuando, aparece en la mía.
     Inolvidables esos altares del Corpus, por la parafernalia que se organizaba en torno a su elaboración. El exorno floral procedía casi íntegramente del patio de la casa, por el que se diseminaban una cantidad ingente de macetas de todas clases, resguardadas del sol por unos frondosos limoneros y regadas periódicamente con el agua que se extraía de un pozo con brocal de forja situado al fondo del mismo. El tiro de garrucha, con la sempiterna supervisión de Carmen, era uno de mis entrenamientos favoritos. Con las cubas se llenaban unas hermosas tinas de cerámica depositadas contra una pared, de las que posteriormente se tomaba el agua para las regaderas.



    Grabado en mi memoria está la víspera de ese día, momento en que mi primo Rafael, el menor de mi tío Bartolo, aparejaba una burra mansa que dormía en el establo para dirigirse hasta el arroyo Salado de Arjona en busca de las típicas juncias con las que se alfombraba la calle. Berrinches y llorisqueo, pues ni yo, y menos aún mi hermano Felipe, teníamos la edad oportuna como para introducirnos en ciénagas pantanosas. Finalmente nos conformábamos con ayudarle en la descarga, seguida de un paseo guiado en burra antes de que ésta volviera a sus dependencias.

    Nada más amanecer, acudía en masa el vecindario implicado y se ponía en marcha el proceso de confección del típico altar y adorno de calle. No solía faltar el dulce y el licor. Mi abuela, de arraigadas costumbres religiosas, carácter dulce y bondadoso, se arrogaba el mando a la hora de distribuir y disponer el ornato (casi todo salía de su casa). Mi madre, también muy dada a lo artístico, se convertía en su fiel consejera. Se estaba retocando hasta casi el momento mismo del paso de la custodia, en que tocaba echar las rodillas en tierra y persignarse. A renglón seguido llegaba la esperada hora de las botellas de gaseosa para los menores y espumosas, vinos y aperitivos para el resto de la congregación. La jornada festiva se remataba con un suculento almuerzo familiar, elaborado por Carmen que había echado su mañana de Corpus metida entre fogones.

     Dejando ya de lado este jueves festivo (ahora en domingo), y para no ponerme demasiado pesado, es menester ir cerrando. Pero ya puestos. tengo forzosamente que echar mano de otros recuerdos relacionados con El Villar, donde también solíamos pasar temporadas de vacaciones. Se mantiene fresco en mi memoria el olor a pan tierno y dulces de los hornos que regentaban mis tíos Bartolo, Pepe y Manolo, o el acompañamiento mañanero de escolta, que mi hermano y yo, le hacíamos a mi primo Antoñuelo, que siendo aun un chavalillo, ya colaboraba con la economía familiar repartiendo churros por las calles. Éstos se conservaban calientes gracias a una cajonera de ascuas depositada sobre el carrillo de reparto. Después de aquello ya podíamos disponer de él para el resto de la jornada lúdica.

San Francisco (patrón)
     Otros recuerdos guardan relación con las fiestas patronales. Sería por mi carácter tímido y apocado, o vaya a saber porqué, que de chico le tenía verdadero pánico a los gigantes y cabezudos, especialmente a estos últimos que se mostraban más escurridizos y saltarines. No me atrevía a verlos pasar desde la puerta de la calle y me subía al balcón del cuarto de mi abuela. Mi madre, que se hallaba empeñada en que tenía que superar estas fobias, incitaba a mis primos, que solían salir con la cabeza gorda, para que al pasar por la casa hicieran una breve incursión de reconocimiento, a la que yo respondía como una centella encerrándome en las cámaras. El descojone para mis padres, Carmen y la abuela, y el mal rato para un servidor. Hoy, por suerte, ya no me asusto de casi nada, gracias, en parte, a los cabezudos de El Villar.


     También a la feria pertenecen los recuerdos sobre partidos de futbol de máxima rivalidad contra Escañuela. Creo que los visitantes se desplazaban andando, y los encuentros tenían lugar en un improvisado terreno de juego en una tierra calma con varias vueltas de rulo. Por porterías unos postes de madera unidos por unas sogas. Entre los locales siempre se alineaba alguno de mis primos entre los que destacaba Manolito Gay) que con el tiempo ingresaría en la Policía Armada.

Villardompardo F.C. (1965)

     La providencial presencia de una vecina en casa de mi abuela sacando agua del pozo, evito un episodio, que pudo revestir caracteres de tragedia. Mi hermano el guarín, se dedicaba a jugar a los barquitos en una de esas tinas, ya referidas, cuyo nivel de agua estaba por debajo del acostumbrado. Encaramado en lo alto de una silla, hincó la cabeza tanto en busca de la navegabilidad que cayó sobre la misma, quedando con los pies para arriba. A las manos salvadoras de Lucía le debe la vida, aunque tragó bastante agua y nos llevamos un buen susto, especialmente la abuela responsable de nuestra guarda y custodia. 

Era del Cortijo de Uribe (1950)

     Excursiones infantiles dirigidas por Carmen hasta el Cortijo-casería de Uribe, con recolección de hinojos para el puchero por el camino, era otro de los atractivos de aquellos periodos vacacionales. Recuerdo perfectamente las dependencias nobles del mismo, recargadas de cuadros, alfombras, mobiliario antiguo y una armadura que llamaba poderosamente la atención de los infantes. He intentado localizar la fecha exacta del fallecimiento de la vizcondesa viuda, Doña María del Carmen Uribe y Peláez, con resultado totalmente infructuoso.

Obtenida a posteriori (veánse agradecimientos comentario 2)

  Me consta, que después de aquellos tristes sucesos de la guerra, pasaba largas temporadas en sus dominios de Villardompardo. De hecho mantuvo la amistad con mi abuela, y cuando se dejaba caer por el pueblo para escuchar misa, se detenía su coche a la puerta de ésta para que le acompañara. Su influencia sirvió para que cuando mi padre fue reclamado para prestar servicios militares a la patria le adjudicaran un destino cómodo como ordenanza en el Ministerio del Ejército, con sede en Madrid.


    Al fallecer mi abuela en 1970, pese a la proximidad, me desvinculo considerablemente de El Villar. La casa de los abuelos pasó con el tiempo a manos de mi tío Antonio. Fue el único de los hermanos a quien se le pudo costear estudios (bachillerato), suficientes para opositar y ganar una plaza de Secretario de Tercera. Después de permanecer una buena temporada en Pampaneira, un precioso y aislado pueblo de la Alpujarra granadina, en 1972 pasaría a ocupar la vacante provisional de la Secretaría del Ayuntamiento de Villardompardo, con carácter definitivo desde 1974 y que desempeñaría hasta su muerte acaecida poco después.




     Cuando he tenido que visitar El Villar, mayormente por sepelios de tíos y un primo prematuramente desaparecido (otro Manolito Gay), no he dejado nunca de girar visita a esa magnífica casa, que tan buenos y asustadizos recuerdos me evocan. En vida de la viuda Carmina, todavía podía adentrarme fugazmente en ella. Al carcer éstos de descendencia el dominio sobre la misma se desvincula definitivamente del apellido Gay.
     La última vez que estuve allí, hará como dos años, fue en una fugaz parada solitaria de incognito. Quería interesarme por la salud de un pedazo de mujer llamada Carmen Gay, quien asistió a mi abuela, y que a raíz del prematuro fallecimiento de mi madre, pasó generosamente como un año en Porcuna cuidando de mi y de mis hermanos, hasta que mi padre fue capaz de encajar aquel mazazo. A efectos de afectividad es para nosotros como una tía. De hecho mi abuela, supo agradecerle sus desvelos, incluyéndola entre sus herederos como una más. Estuve tentado de pasearme por la calle larga, pero termine desistiendo. De hecho desconozco quien la habita hoy y si se han efectuado reformas. Prefiero quedarme con esa imagen que he capturado en la red, de la que me he servido para trazar esta pequeña semblanza nostálgica ilustrada.