Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

20 octubre 2011

LA VISITA DEL CAUDILLO A PORCUNA



    Efectivamente, tal como se anuncia en el recuadro de texto inserto en la parte superior izquierda de esta fotografía, el personaje de corta estatura, portador de un elegante traje de chaqueta cruzado de color oscuro, se trata de Su Excelencia el Generalísimo Francisco Franco, a la sazón Jefe del Estado de aquella pretérita España: “Una, Grande y Libre”
    El montador de la portada del diario barcelonés La Vanguardia del día 8 de junio de 1951, de donde ha sido capturada esta imagen, la sitúa erróneamente a la salida de la Santa Iglesia Catedral de Jaén, cuando resultan perfectamente reconocibles la arcada de medio punto en piedra y el rosetón de la fachada principal del Templo Parroquial de Porcuna (Jaén).
    El Caudillo aparece flanqueado por la ineludible compañía del obispo de la diócesis jiennense, doctor García y García de Castro, y por el efímero y poco conocido alcalde de Porcuna, don Cristóbal Muñoz Rodríguez, quien porta el típico bastón como atributo de su autoridad municipal.
    Poca información ha trascendido sobre este hombre que estuvo al frente de la máxima responsabilidad del gobierno municipal durante un corto periodo de tres años (1949-1952), en sustitución de don Benito Garrido Palacios, “quien por obstruccionismo o cansancio dimitió alegando motivos de salud” (Heredia Espinosa).
    La única noticia que tenemos sobre don Cristóbal Muñoz, es que desde 1934, con el paréntesis obligado de la guerra, desarrolló funciones de inspector municipal veterinario.

    La fotografía fue tomada durante la fugaz visita girada a la localidad por el Jefe del Estado en la tarde del 5 de junio del año 1951, en la que después nos detendremos.

    El nuevo régimen, recién terminada la guerra, para paliar los numerosos daños causados sobre el casco urbano de Porcuna por la aviación y baterías de artillería de ambos bandos, antes, durante y después de la ocupación definitiva por parte del Ejercito Nacional (1 de enero de 1937), tuvo la deferencia de otorgarle a esta localidad de la campiña jiennense  el privilegio de “Ciudad adoptada por el Caudillo” lo que terminaría traduciéndose en importantes inversiones a efectos de reconstrucción, de la que se ocuparía la Dirección General de Regiones Devastadas creada al efecto.
    Con estas dádivas, de alguna manera, se buscaban simpatías entre los habitantes de poblaciones como Porcuna, donde las formaciones políticas y sindicales de la izquierda gozaron de histórica vitalidad, y cuyos líderes y elementos más significativos perecieron frente a un pelotón de fusilamiento, sufrieron largas y penosas estancias carcelarias, o fueron resignadamente reinsertados mediante el humanitario y lucrativo sistema de "la redención de penas con el trabajo", del que supieron y pudieron beneficiarse empresas allegadas a los mandatarios de la Nueva España.
     Fueron numerosas las localidades diseminadas por todo el país las que gozaron de la generosidad y magnanimidad del Caudillo. Curiosamente Porcuna, en el decreto de adopción publicado en el Boletín Oficial del Estado, aparece en el mismo lote que la ciudad vasca de Guernica, prácticamente arrasada por los junkers de la Legión Cóndor alemana, en uno de los más feroces e indiscriminados bombardeos sobre objetivos civiles de nuestra guerra, hoy internacionalmente conocido, gracias al famoso cuadro de Picasso, convertido en paradigma artístico universal sobre el horror que generan las guerras. 




    Después de esta breve y necesaria introducción, centrémonos en la visita objeto de nuestra curiosidad. Hay que enmarcarla dentro de una general realizada por diferentes provincias andaluzas durante la primera quincena del mes de junio del año 1951, no exenta de las tradicionales inauguraciones de pantanos, otras obras hidráulicas y baños de multitudes.

    Se inicia con dos intensas jornadas en la provincia de Jaén, con el Parador del Patronato Nacional de Turismo de Bailén elegido, por su posición estratégica, como lugar idóneo  para el descanso del “Guerrero” y de su numeroso séquito: Ministros de Agricultura (señor Rein), Obras Públicas (Fernández Ladreia) e Industria y Comercio (Suances), jefes de la Casa Militar y Civil, ayudantes de servicio…
    Especialmente intensa la segunda de las jornadas (día 5 de junio de 1951), que se inicia a las 10 h. de la mañana en la ciudad de Baeza con un acto protocolario en el que se le hace entrega de la medalla de oro de la ciudad, se le nombra Alcalde Perpetuo e Hijo Adoptivo, acompañado de los pertinentes discursos, y zumbando velas para Jaén Capital donde hace su entrada triunfal poco después de las 11.00 h. 



    “Grandioso el recibimiento el tributado al Generalísimo en la capital, balcones y ventanas engalanadas, vítores, aplausos y aclamaciones populares”. Nueva recepción oficial, más discursos, y saludo al pueblo desde el balcón del Ayuntamiento “ante el requerimiento enfervorecido de la multitud”. Tuvo tiempo aún para departir con las autoridades provinciales sobre un denominado “Plan de Ordenación Económico Social de la Provincia”.

    Tras el almuerzo la obligada visita a la Catedral:

    “Fue recibido en la Basílica por el obispo de la diócesis, doctor García y García, y el Seminario en pleno. El obispo le dio a besar la famosa Cruz de Jaspe, una de las joyas de la Catedral. S.E. de dirigió bajo palio, portado por concejales y caballeros de Jaén, al Altar Mayor donde adoró las reliquias del Santo Rostro, ocupando un reclinatorio bajo dosel”.

Reliquia del Santo Rostro

     A la tarde le esperaban en Martos. Torrecampeños y tosirianos tuvieron que conformarse con la fugaz contemplación del paso al galope del numeroso cortejo de vehículos que arrastraba S.E. Llegó a la ciudad de la Peña sobre las 5.20, siendo recibido con “volteo general de campanas y el clamor popular de la multitud”, y más de lo mismo a trote cochinero, pues apenas una hora después hacía su entrada en Porcuna, el siguiente destino de a pie de aquella jornada maratoniana:

PASO DEL GENERALÍSIMO POR PORCUNA

   “A las 6.20 llegó S.E. el Jefe del Estado a esta población, donde fue recibido con las mismas muestras de entusiasmo que le acompañan a lo largo de su recorrido por la provincia de Jaén. Fue saludado por el alcalde y autoridades, y acompañado de los ministros y demás personalidades de su séquito, se dirigió a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde entro en medio de una lluvia de flores que arrojaban a su paso señoritas ataviadas con trajes típicos de la región. Los concejales portaron las varas del palio hasta el altar mayor, donde se situó el Caudillo, que oró unos instantes, y después se rezó una salve.
    Con las mismas muestras de adhesión y entre delirantes ovaciones S.E. el Jefe del Estado abandonó Porcuna, camino de Andújar, a donde llegó a las 7.10 de la tarde”.

Baño de multitudes en Andujar


    Habida cuenta que el desplazamiento entre Porcuna y Andújar, por mucho despeje previo de carretera que practicase la guardia civil, sería imposible hacerlo en menos de 40 minutos, recurriendo a una elemental operación matemática, el tiempo que S.E. le dedico a visitar a aquellos ciudadanos adoptados, que según la agencia Cifra le tributaron tan cálido recibimiento, estribaría en torno a los 10 minutos.
    He buscado noticias de esta visita en diferentes cabeceras nacionales y de provincias, y en todas se repite la información oficial suministrada por una denominada agencia Cifra, especie de filial de Efe que cubría los eventos nacionales y en especial los relacionados con el Jefe del Estado.

 
    Pese a lo fugaz de la visita, las cámaras del Noticiero Documentales Cinematográficos (NO-DO) que cubrían aquella gira, tuvieron tiempo de captar lo ocurrido en las escalerillas de acceso a la puerta principal de la Parroquia:

   “Al tiempo que el General subía los escalones de la iglesia un grupo de jóvenes ataviadas con traje folclórico andaluz le tiraban flores con tal euforia que tuvieron que ser sujetadas por los hombres encargados de la seguridad del Caudillo. Seguidamente un plano cercano mostraba el rostro satisfecho de éste”.

Otras fotografías de la visita en Albúm fotografico (deporcuna.com)
 
    Esta información la suministra Araceli Rodríguez Mateos en su libro “Un franquismo de cine: La imagen del régimen político en el noticiario NO-DO (1943-1959)”. Aunque la anécdota es sobradamente conocida por la tradición oral. Algunos más fantasiosos, llegaron a contar que la seguridad privada del caudillo tenía consigna de extremar las precauciones, temerosos de que cualquier marxista resentido pudiera atentar contra la vida del Generalísimo Franco en Porcuna, especialmente castigada por la represión.



    Ya para finalizar, haciendo uso, como de costumbre, de mi legítima propensión reclamante, estimo que no supondría ningún sobreesfuerzo para entidades locales, bien públicas o privadas, solicitar de la Filmoteca Española, donde se custodia el Archivo de No-do,  reproducción de aquella visita. La referencia, por si alguien estima a bien sufragar los gastos y poner a disposición de los naturales o adoptivos de Porcuna este trozo cinematográfico de su historia, es N, 441 B. 1951.


   Otra gestión o pesquisa, en este caso a realizar, estrictamente por vía oficial, sería la de investigar sobre el paradero actual de aquella Medalla de Oro y Brillantes entregada por las autoridades locales de la época, en nombre del pueblo de Porcuna, a S.E. el Generalísimo en la recepción oficial de la que fueron objeto en el Palacio del Pardo (1964), por si existiera la remota posibilidad de recuperarla. Aquellos reiterativos regalos, que no llegaron nunca a engrosar el Patrimonio Nacional, los presuponemos en manos de sus descendientes.

15 octubre 2011

Apuntes sobre un vino perdido: los pagos de Magdalite de Motril (1ª parte).


La vendimia (Goya)
     Fue en el artículo “Motril” de los tomos del Diccionario de Geografía Moderna pertenecientes a la “Encyclopédie Méthodique” (arranca en 1782) donde descubrí hace ya algún tiempo las excelencias históricas de los vinos del terreno:

    “El vino que se hace de sus uvas es mucho y bueno, llevando la preferencia el que allí llaman Magadalite”
.
    Movido por la curiosidad y mi afición por los caldos, busqué el término entre diferentes fuentes, con la esperanza de conocer algún detalle más sobre estos históricos y perdidos vinos de pagos motrileños. Los resultados en un principio totalmente infructuosos, motivados por un fallo en la transcripción/traducción del término desde la edición francesa original de la Geografía Moderna (1782) a la española editada años después (1792). Por fin, tanteando, preguntando y buscando, descubro que el término alude al paraje conocido e identificado sobre un mapa de 1722 como Pagos de Magdalite o “Viña Vieja”. En otras fuentes también aparece como Magalite o Magalete.

Terreno o pago de Magdalite

    Me valgo de la descripción que hace el botánico Simón de Rojas Clemente  (el sabio moro) en su Ensayo sobre las variedades de la vid común que vegetan en Andalucía (1807):



  “El Magalete, antiguo y célebre partido de las viñas de Motril, es otro grupo de lomas y cerros muy semejante a la Axarquía, no sólo por la naturaleza de su roca, su estructura y forma, sino también por la bondad de su esquilmo; pues de los vinos que produce, a pesar de hacerse con poco aseo e inteligencia, compiten en bondad con los malagueños.  No son sus cerros y lomas tan altos ni tan pendientes como los de la Axarquía, ni la capa de tierra que las cubre es tan delgada, ni se halla tan expuesta a ser arrastrada por las lluvias; antes bien la circunstancia de dominar en esta la cal, y algunas observaciones geognósticas, manifiestan claramente que lejos de deber su existencia al deshecho de la pizarra, fue depositada sobre ella por las aguas, probablemente quando se formaba la roca caliza de las montañas inmediatas.


    El Magalete [Magdalite] se extiende media legua de N. a S., y cerca de una de E. a O. Confina por este punto con el rio Guadalfeo; por el E. con el camino de Granada; por el N. con la rambla de Escalate; por el S. con la vega de Motril, avanzándose una punta suya hasta distar del mar menos de media legua.

Detalle mapa costas Reyno de Granada (1722).La mancha negra (roto)
 oculta el nombre y parte del caserío de la ciudad de Motril

    En los cerros que están al levante de Motril se va extendiendo mucho el cultivo de la vid sobre una roca igual en todo a la de Magalete, excepto que es más húmeda. Resulta de esta diferencia que las viñas criadas en ella dan más esquilmo, pero menos espirituoso y delicado que el de Magalete”.

Calidades

    La Memoria presentada por la Sociedad Económica de Amigos del País de la ciudad de Motril en octubre del año 1806, recoge las virtudes y defectos de los vinos motrileños ya apuntados por Simón de Rojas en su Ensayo, y manifiesta la urgencia de corregir las deficiencias en cuanto a elaboración:



    “Las viñas de Motril, por su clima y situación, pueden producir vinos tan exquisitos, como los mejores de España. Don Simón de Roxas Clemente, Archivero del Real Jardín Botánico, y uno de los Directores del Semanario de Agricultura, que las ha examinado muy despacio en diversas épocas, y los vinos también, asegura que nada tenemos que envidiar a otro país. El arte de hacer el vino es lo que nos falta para ponernos a nivel de los pueblos más adelantados; y es lo que importa conocer y practicar, para lograr las ventajas grandes que sacan de este ramo las ciudades de San Lúcar, Xerez y Málaga: en cuya concurrencia podremos entrar nosotros en tiempo de paz, que los buques mercantes frequentarán nuestro puerto de Calahonda, y nuestras playas”.


    Donde mejor se nos describen las excelencias y características especiales de los vinos motrileños es en una serie de artículos sobre vinos, de autor desconocido, publicados en 1820 en el periódico de la corte Miscelánea del Comercio, Artes  y Literatura, del que fue director y principal redactor el motrileño Francisco Javier de Burgos:


Busto F.Javier de Burgos (1778-1848)



    “Volviendo a la costa, conocida con el nombre de Málaga, se encuentra a quince leguas al levante de esta ciudad los excelentes vinos de Itrabo, Molvisar y sobre todo de Motril que ya son conocidos de los estrangeros, pues que Peuchet los califica de excelentes, y por lo común se transportan a Gibraltar y al campo de San Roque, algunas veces a Cádiz, y muchas a nuestras Américas. Los vinos de Motril, llamados de Magdalite, porque se cogen en el pago de este nombre, son de mucho espíritu, y desde que tienen dos años son esquisitos vinos de licor; pero en aquel país se vendimia mal, porque todas las uvas se cortan al mismo tiempo; se pisa mal, porque lo podrido, lo verde y lo seco cae junto en el lagar; se hace mal el vino, porque se recoge en las mismas tinas, y se encierra en los mismos toneles el zumo de los escobajos estrujados en una prensa particular; y en fin no se mejora el vino ya hecho, porque no se sospecha siquiera el arte de las clarificaciones, y apenas se trasiega en todo el año. Nosotros hemos sido testigos de los errores que allí se cometen en este ramo como en todos los demás del cultivo, errores que ya empiezan a reconocer los labradores de más alcance, y de que la prosperidad del terreno se ha resentido notablemente. Si hubiera en Motril un solo propietario de viñas bastante instruido de las operaciones que exige esta industria, en breve los vinos de su distrito igualarían a los de Jerez”.

     El tal Peuchet, mencionado como propagandista de las excelencias de los vinos de la costa granadina, debe de tratarse del geógrafo francés Jacques Peuchet, autor de un Dictionnaire universal de la géographie comercante (Paris 1799-1800; 5 vols) al que no he podido tener acceso.
     De una fecha algo posterior, es ya la noticia recogida en el Diccionario de agricultura práctica y economía rural , dirigido por Agustín E.Collantes, y editado en 1852, donde se menciona un informe sobre la vega de Motril en el que se plantea la siguiente interrogante crítica:

     ¿Por qué en vez de enviar al extranjero por caballos de coche y por vinos delicados, no enviamos a buscar los métodos de criar a los primeros y de manipular a los segundos?

     En una próxima entrega nos ocuparemos de las variedades de uva utilizadas en estos pagos, y de la evolución del cultivo hasta su desaparición casi definitiva durante la segunda mitad del siglo XIX.

10 octubre 2011

FUERZAS OCUPANTES

Fotografía Serrano

    Quienes se nos muestran en esta fotografía, recogida en portada por diario ABC, son los jefes y oficiales de la Policía Montada de Sevilla, después de participar en la ocupación de Porcuna el primero de Enero del año 1937.
    Esta pintoresca unidad del “Ejercito Salvador” tiene su origen en cuadrillas de caballistas integradas y financiadas por el gran capitalismo latifundista andaluz, que se ponen inmediatamente al servicio de “su causa” en aquellas provincias andaluzas, casos de Sevilla, Córdoba o Huelva, en las que prosperó la militarada desde su inicio.
    Francisco Moreno Gómez nos suministra algunos detalles sobre su composición en Córdoba:

    "Caballistas de la capital, capataces y aperadores de las grandes fincas, señoritos acostumbrados a recorrer sus cortijos a caballo, aficionados a la equitación y mozos de las ganaderías bravas, que se agruparon bajo el mando del conocido rejoneador Antonio Cañero".

Antonio Cañero


    Su valiente actuación, en un principio, consistió en recorrer el territorio ocupado practicando razias entre los jornaleros “marxistas” escondidos por los campos. Famosa fue por sus hazañas, además del escuadrón Cañero, ya mencionado, la cuadrilla encabezada por el falangista y torero de tronío, Pepe García “El Algabeño”.
    La prensa y propaganda progubernamental recoge alguna noticia sobre el proceder de estas peculiares unidades paramilitares:

    “Cuando una partida de señoritos andaluces, de las que al mando de Algabeño, Cañero y otros tales, merodean por campiñas y playas, serranías o pueblecillos, cogen a un bracero, a un pegujalero, a un colono, a un hombre, en sumo, de los que trabajan la tierra de verdad, lo fusilan sin más explicaciones. A eso le llaman “aplicarle la ley de Reforma Agraria”.
     “Por las tardes, en el Casino de Labradores de Córdoba, y en los cafés y círculos de la calle Sierpes de Sevilla, los señoritos narran sus proezas entre chato y chato. Salieron a media noche. Llegaron a un caserío. Sorprendieron a unos campesinos. Los empujaron contra una tapia sin hacer caso de sus lamentos ni de la desesperación de sus familias. Viejos, hombres en la fuerza de su edad, mozalbetes, niños, todos cayeron en un montón de carne palpitante bajo las balas de sus rifles. Fueron seis, ocho, diez, doce, veinte… No se acordaban del número exacto… y tras la explicación detallada del crimen, el chiste macabro. “Querían la Reforma Agraria. Ya la tienen”.

(La Voz 3 de septiembre de 1936)


     La propia prensa nacionalista cordobesa se hace eco de la valerosa contribución del “Escuadrón Cañero” durante aquellos primeros compases del conflicto. Un famoso periodista tránsfuga recurre al romance para ensalzar el patriotismo del famoso rejoneador:

Guión (28 de julio de 1936)


 El cineasta  Edmundo Barbero pone en boca de Algabeño las siguientes palabras que, de ser ciertas, nos sirven para hacernos una idea de la catadura moral e intelectual de este personaje, que ya se había destacado por sus ideas ultraderechistas durante el periodo republicano:

    “Nosotros somos España; ellos, la anti-España. Nosotros hemos fusilado a muchos, es verdad, pero confesándolos y comulgándolos, y ellos, no. Ya ven ustedes la diferencia”.

     Estas columnas de voluntarios solían llevar entre su séquito un cura capellán, encargado de ejecutar tan macabro, humanitario y cristiano objetivo.
     

     En los últimos días de diciembre de 1936, entre las fuerzas desplegadas por el ejército nacionalista para participar en la denominada “Campaña de la Aceituna”, estaba el famoso y valiente grupo de voluntarios de la Policía Montada de Sevilla, al que se le brinda la oportunidad de participar directamente en los combates, aunque reforzado para la ocasión por escuadrones moros de regulares a las órdenes del Comandante Sánchez Ocaña.
    La edición sevillana del diario ABC se hace eco de su “gloriosa y valiente” intervención en la Batalla de Lopera,  y de la propuesta para que le sea otorgada la Medalla Militar Colectiva.

Abc Sevilla 31 de enero de 1937
     Otra muestra gráfica de los hombres de la Policía Montada de Sevilla, con su característica escarapela en el sombrero, patrullando por las calles de Porcuna: 



   Precisamente fue en esta batalla donde resultaría herido de muerte José García Carranza “El Algabeño”, cuando realizaba funciones de enlace entre las tropas nacionalistas desplegadas y el cuartel General de Queipo de Llano. Trasladado al hospital militar de Córdoba, no sobrevivió a la operación que le fue practicada.


Romance
   Tras la caída de Lopera el siguiente objetivo del Ejercito del Sur era la escalada y toma de Porcuna.  La Policía Montada se ocupó en un principio en labores de hostigamiento contra posiciones enemigas:

   “El día 29, la Policía Montada, con Sánchez Ocaña y dos escuadrones de Regulares maniobraban sobre la carretera de Arjona, a sólo 2 km de Porcuna. Se entabló recio combate, y se retiraron hasta Lopera.”

    Participa igualmente en los combates definitivos de ocupación, aunque con un papel secundario en comparación con otras unidades que se “revistieron de gloria” durante la misma (columna Redondo):

    “Y el 31, último día del año, se repitió el ataque, cortando las comunicaciones entre Porcuna, Arjona y Jaén. Y el día 1, a las 4 de la tarde, eran asaltadas las defensas de Porcuna. Y al anochecer, entraban en el pueblo los Regulares a las órdenes del comandante de la Policía Montada, don Alfredo Erquicias. Estas brillantes y heroicas jornadas, costaron a los jinetes del comandante Erquicias, tres muertos y nueve heridos”.



     El comandante Alfredo Erquicia Aranda, emparentado con lo más granado de la elitista y aristocrática burguesía sevillana, era uno de esos muchos militares profesionales, quienes tras participar en la última fase de la guerra de África conseguía alcanzar el empleo de Comandante por méritos de guerra (1926), resultando afectada considerablemente su meteórica carrera en un postrero momento ( retiro-reserva), como consecuencia de la reforma militar emprendida por don Manuel Azaña, al frente del Ministerio de Defensa, durante los primeros compases de la II República.
    Como tantos otros, con el golpe de estado retoma las armas y el grado que tenía al retirarse.
    Es el que ocupa la posición central en la fotografía de su unidad, también conocida como “Los Pancho Villa”, por su peculiar indumentaria, a su paso por el pueblo de Azuaga (Badajoz). Detrás de él su inseparable asistente moro. 



06 octubre 2011

UNA PIEZA DE MUSEO


Cabeza masculina de Porcuna  (Jaén)

    Esta cabeza masculina de mármol blanco, que engrosa los fondos del Museo Arqueológico Provincial de Málaga, hoy todavía pendiente de su instalación definitiva, procede del subsuelo de la antigua Obulco, y está catalogada como correspondiente al periodo alto imperial romano ( 31 a. C.- 235 d. C.).
    La primera noticia que tenemos de ella se remonta a 1736, cuando de las manos generosas de un clérigo de Porcuna, donde fue hallada, pasó a las del erudito, historiador y coleccionista de antigüedades cordobés, Pedro Leonardo de Villaceballos (1696-1774).  Así aparece recogido en una de las varias copias manuscritas que se conservan del catalogo que éste realizó de las piezas albergadas en su particular museo cordobés.



Antigualla 2ª de Porcuna. Cabeza de estatua de Personage.

    Por el remate de otras inscripciones hay en dicho patio puesta la presente cabeza de personaje alabastrina de pelo también corto, que en lo truncada por la garganta se deduce que fue y sirvió de estatua entera de proporción natural, y esta me la traxeron de la villa de Porcuna, por donde transitando en el año 1736 la hallé en las casas de Don Bartolomé de Escabias Presbytero, que me la regaló, y haciendo entonces memoria de lo antiguo de aquel pueblo, a quien llamaron OBVLCO, y también MUNICIPIO PONTIFICENSE celebré el ver y considerar sus rastros, y aun lo que todavía permanece de sus calzadas, castillos, fortalezas, y entre ellos el nombrado LVNA, en que estuvo y murió preso el Conde de Fuen Saldaña, padre de Bernardo del Carpio, en tiempo, por el rigor del Rey Don Alfonso el Casto. Todavía parecen alguna inscripciones Romanas que leí, y muchas de ellas se hallan copiadas en diversas Piedras que juntó en el año 1665 Don Miguel de Padilla y Gallo, vecino de dicha villa, y las puso por adorno en la fachada de la Puerta regular o de Campo del Hospital de San Juan de Dios; que lo bien o mal leído enteramente de sus originales no es competente por ahora expresar.

    Los posteriores avatares de esta pieza, van en paralelo a los del resto de la colección que logró reunir, en vida, Pedro Leonardo de Villaceballos. Sus herederos en 1895 malvendieron el conjunto al marqués de Casa-Loring de Malaga en 1500 pesetas. Enrique Romero de Torres, que acababa de acceder a la dirección del Museo Arqueológico de Córdoba, intentó gestionar su compra para evitar que saliera de la ciudad, aunque entre las autoridades cordobesas de la época sólo encontró indiferencia y pasividad.


    El marqués de Loring engrandecerá así su Museo Loringiano ubicado en los jardines de su finca de la Concepción en Málaga. Cuando en 1911, fallidos negocios le llevan a casi la ruina, la finca y la colección pasarían a manos del matrimonio vasco Echeverria-Echevarrieta. El resto de vicisitudes hasta que el Estado adquiere en 1947 lo que quedaba de aquella colección, con la que se constituye el núcleo fundacional del Museo Arqueológico de Málaga, consúltese en los enlaces.

01 octubre 2011

Los orígenes del movimiento obrero y el socialismo en Porcuna (1903-1906) 1ª parte.



    Los orígenes del primer asociacionismo obrero en Porcuna se remontan al mes de mayo del año 1903, en que se constituye una sociedad con el fin principal de defender en el terreno económico, o sea, por medio de la resistencia, los intereses de los trabajadores agrícolas. Nace bajo la denominación de Sociedad de Agricultores Paz y Libertad, y desde un principio se decanta por la táctica recomendada por el Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores.
     Casi al poco de nacer, ya se recoge en El Socialista, los esfuerzos desplegados por los compañeros de Porcuna en pro de la creación de una Agrupación Socialista en la localidad, que tardaría todavía algo más de un año en constituirse definitivamente.
     La puesta de largo y presentación en público de Paz y Libertad tuvo lugar en un gran mitin, que pudo celebrarse finalmente,  durante la Feria Real de ese mismo año de 1903, “a pesar de los inconvenientes puestos por el Alcalde y el encargado de la luz eléctrica”. Fueron compañeros desplazados desde Jaén (José García, Joaquín Armenteros y Antonio Hernández) los encargados de perorar ante un numeroso auditorio:
    “Estos compañeros hicieron una acerba crítica del régimen social vigente y encarecieron la unión de los trabajadores, tanto para mejorar cuanto antes su miserable condición, como para luchar para que la explotación del hombre por el hombre desaparezca.  El acto terminó con vivas a la asociación y a la unión de todos los trabajadores del mundo”.
    Desde Porcuna se intentaría extender la táctica sindical y el asociacionismo a la vecina localidad de Higuera de Calatrava, donde finalmente  no llegaría  a fraguar puesto que el obrero que más se había destacado en tal empeño, como represalia intimidatoria era despedido por su patrón.


    De esto primeros compases, también conocemos algunas reivindicaciones llevadas hasta el mismísimo gobernador civil, sobre ciertas irregularidades en los pozos destinados al suministro de agua de la población, consentidas por el Ayuntamiento en favor de determinados intereses particulares.
    Cuando en el mes de noviembre de 1903, se procede a renovación parcial del consistorio, pese a no hallarse constituida aun agrupación política socialista, tres integrantes del centro obrero concurrirán por primera vez a un proceso electoral, con una candidatura completamente al margen de las tradicionales (liberales, conservadores y republicanos).
    Antes de adentrarnos en la acción política y sindical (que reservo para una próxima entrada), quiero detenerme y centrarme en el que sería, desde un principio, objetivo prioritario de la nueva sociedad, la creación de una Escuela. 
    La primera noticia sobre su puesta en marcha es de Abril de 1904, y su nacimiento va en paralelo a la estructuración definitiva de una Agrupación Socialista en la localidad.
    Fueron otra vez compañeros de la Agrupación de la capital jiennense quienes se desplazaron hasta Porcuna para celebrar sendos actos públicos durante los días 21 y 22 de abril de 1904.
    El primero de ellos, de carácter instructivo, tenía como objetivo promocionar entre socios, afiliados y población en general, la necesidad de constituir una Escuela:
    “Tomaron parte cuatro niños de la Escuela del Centro Obrero de Jaén, uno de cinco años, y Joaquín Armenteros y Manuel Martos”.
    Llamaría la atención de los asistentes la precocidad de los pequeños oradores:
    “El profesor, que los acompañaba en la excursión, dio a los compañeros de Porcuna muy buenos consejos, explicándoles a la vez puntos para ellos dudosos”.
    Para el segundo acto de los programados, de carácter socialista y societario, hubo de salvarse de nuevo las trabas puestas por la autoridad local:
    “El alcalde trató de impedir esta segunda reunión, pero ante lo que le expusieron los compañeros de Jaén, desistió de ello. Ante una concurrencia extraordinaria, usaron la palabra Armenteros, Martos y el niño de cinco años. Se espera que el partido socialista tenga pronto un buen número de defensores en Porcuna”.
    El número siguiente del semanario El Socialista recoge ya la constitución en Porcuna de una Agrupación Socialista.

El Socialista nº 955 (24 de junio de 1904)


    Después de la capital y de la industriosa y minera ciudad de Linares, las poblaciones de Porcuna, Mancha Real y La Guardia, por ese orden, serán las primeras de la provincia con organización política socialista.

    El entusiasmo y convencimiento entre este primitivo núcleo político y sindical sería suficiente para que finalmente se pusiera en marcha su proyectada escuela durante el mes de septiembre de 1904, en el local de su sede social C/ Coronel Aguilera nº 2 (Calle Salas). No trasciende información sobre la persona situada al frente de tal cometido, aunque debió de tratarse de alguien de peso en el seno de la organización, pues su presencia parece obligada en los actos públicos organizados por la sociedad. 




    
    Las personalidades más destacadas del socialismo provincial de aquellos primeros años del siglo, trasmitieron personalmente  su apoyo y aliento a los compañeros de Porcuna, concienciándoles  de la importancia de labor educativa emprendida  y sobre la necesidad de que no cesaran en su empeño, a pesar de los obstáculos y dificultades, que no faltaron.
    Además de aquella primera reunión que coadyuvara a su creación, constan las visitas del músico y maestro del Centro Obrero de Linares, José Lorite Castor y la del profesor normal de primera enseñanza Agustín de Sicilia López, que había llegado al socialismo procedente de las filas del partido liberal:



     Agustín de Sicilia, mantiene estrechos vínculos con el Centro Obrero de Porcuna:

    “En el Centro Obrero se ha dado una función teatral, que estuvo concurridísima y muy grata para cuantos asistieron. Se representó “El Pillo”, siendo los actores cuatro niños de su Escuela, que interpretaron sus papeles con bastante acierto.  Además, otros niños del colegio de nuestro correligionario Sicilia leyeron poesías”.

    La noticia es ya del año 1906, por lo que el colegio referido y regentado por este maestro y socialista jiennense,  bien pudiera ser el de San Cayetano de Mancha Real, que es el que consta en la portada de un libro de ortografía de su autoría publicado un par de años después, que por motivos que se nos escapan, parece aparcar la enseñanza oficial para dedicarse a la privada.


  José Lorite Castor, que visitó a los compañeros de Porcuna en varias ocasiones durante esos primeros compases, abandona la provincia de Jaén a mediados de 1905 para hacerse cargo de la “Escuela Carlos Marx” de Almansa (Albacete), auspiciada por Verdes Montenegro. Al igual que ya había hecho en Linares, creó en su seno un pequeño orfeón infantil. Con el tiempo se convertiría en Presidente de la Casa del Pueblo y primer concejal socialista de esta localidad albaceteña. Aunque no pierde del todo el contacto con su provincia de origen, ya que ostentará la representación del socialismo jiennense, incluida la Agrupación local de Porcuna, en los congresos VII y VIII del PSOE celebrados en Madrid en los años 1905 y 1908 respectivamente.
    En cuanto al método educativo no disponemos de noticia alguna, ni me consta la existencia de material didáctico creado ex profeso para ser utilizado por los maestros de las escuelas dependientes de los centros obreros socialistas durante estos primeros años del siglo XX, a diferencia de los centros obreros de inspiración anarquista,  que disponían de un amplio surtido de libros emanados de los principios de pedagogía racionalista de la Escuela Moderna, distribuidos profusamente a través del semanario Tierra y Libertad.
   En los años consultados del Socialista (1903-1906) solamente aparece publicitada una colección de cuentos que sale al mercado con la sugerente título de “Cuentos para futuros socialistas”.



   En la correspondencia administrativa de El Socialista consta el interés de la Agrupación Socialista de Porcuna por esta colección. Aparecen varios pedidos consecutivos, cuyo destino probable serian los alumnos de su Escuela, que suponemos mixta.




   Por lo que respecta a la postura de las autoridades y fuerzas caciquiles, sabemos del recelo y rechazo mostrado por éstos en un primer momento. Don Luis Aguilera y Coca, uno de los prohombres locales más influyentes, para contrarrestar los posibles efectos nocivos que esta experiencia educativa obrera pudiera ocasionar sobre la moralidad pública, puso, con carácter de urgencia, en manos de la comunidad de religiosas de la Compañía de María unas casas de su propiedad  donde establecerse con un colegio de enseñanza religiosa, que nace casi a la par que la Escuela del Centro para el curso 1904/05.




    En 1906, el nuevo inquilino de la silla de la Alcaldía, parecen mostrar un rumbo diferente a su predecesor, no poniendo trabas al asociacionismo obrero, mejorando considerablemente las relaciones con el Centro, hasta el punto que se solicita y se obtiene del Ayuntamiento una pequeña subvención con la que hacer frente a los gastos de su Escuela.
     En una próxima entrada me ocuparé de la acción política y sindical desplegada por el reducido elenco de obreros (aportaremos su nombres) que se ponen al frente del obrerismo porcunense durante aquellos primeros años del siglo XX.


Continua en: 

Socialismo y obrerismo en Porcuna. La Crisis agrícola del año 1905.