Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

11 noviembre 2010

El oro del moro y otros tesoros.



   La frecuencia con que en nuestra región, a lo largo de la historia, la casualidad ha hecho aflorar amonedadas riquezas, unas veces escondidas por romanos, otras por visigodos, musulmanes, moriscos o judíos, han despertado siempre la curiosidad y avaricia de sus pobladores.
   Las provincias de Córdoba y Jaén son de las más ricas de Andalucía en patrimonio arqueológico. Todavía sus entrañas nos siguen deparando hallazgos cada vez menos casuales (difícilmente áureos o argentíferos), fruto de excavaciones científicas realizadas por profesionales, aunque sigan haciendo sus incursiones lesivas los buscadores de tesoros a pesar de la cada vez más punitiva ley.

   Azaroso fue el descubrimiento acaecido en Porcuna en 1893:

  “Hace unos días se encontró un gañan que estaba arando en un cerro, junto a Porcuna, un ánfora con monedas de oro y plata romanas, todas ellas muy bien conservadas. Las de oro son del tamaño de las de 10 céntimos de peseta; en el anverso tienen un busto romano y la inscripción.: “Sabina augusta- Adriana u G.R.A”, y en el reverso la figura en pie de un guerrero. Las monedas de plata son del tamaño de las de media peseta y tienen las mismas figuras" (1).
  
Sabina Augusta- denario 128-136 d.c


  Desconocemos si el afortunado gañan le saco algún partido material a aquel fortuito hallazgo. Aunque todo parece indicar, dada su publicidad, que pondría en práctica esa estúpida y característica honradez casi feudal, y se iría precipitadamente en busca del afortunado señor propietario del arado, de la yunta y de la tierra. Posiblemente a éste le sirviera para incrementar su patrimonio, mientras que el gañan se tendrían que conformar con ración doble de tocino en el cocido, como premio a su lealtad.


   Aunque el hallazgo referido pertenecía a la época romana, “para la gente andaluza que en el campo habita no hubo allí otra, sin embargo, que la de los moros en lo antiguo, y a los moros achacan y refieren cuanto en el campo o en las entrañas de la tierra encuentran o esperan encontrar y que les ha sido revelado en sueños, o por listas echadoras de cartas, o por sabias cual la famosa de Bujalance, o por medio de recetas, que es lo mas seguro y cierto, conseguida de alguno de los tantos moros trashumantes y mas o menos auténticos que por las comarcas andaluzas aparecen, previa la entrega anticipada de cierta cantidad en la que el mahometano vende su secreto”(2).

   El entrecomillado pertenece al arqueólogo y medievalista de origen cordobés, Rodrigo Amador de lo Ríos, tomado de un artículo que publicó en la Ilustración Española y Americana en 1905.

   Allí mismo, se hace referencia a cierta leyenda plasmada en un documento fechado en 1615, que Francisco Valverde Perales recoge en su “Historia de la Villa de Baena” sobre los tesoros que los moros ocultaron en Castro del Río, que transcribo sic:



  “Irás a castro el río, que es tierra de córdova y preguntarás por la fuente de los albercones, que esta a tres cuartos de legua del lugar; a la mano izquierda del camino los descubrirás, llegarás a la fuente, quitarás el agua por donde mas bien te pareciere, y desaguarás el albercón y quitarás siete u ocho ladrillos sobre la mano izquierda, hallarás una puerta, atapida con un betumen muy fuerte, que es hecho con sangre de vaca y polvo de ladrillo, y guijas, y cal; este betumen es muy fuerte de romper, por lo que quiere mas maña que fuerza, y después de esto no entrarás en la cueva hasta que pasen veinte y quatro horas, porque te causaría muy gran daño; en saliendo el aire y vapor, que hayan pasado las veinte y quatro horas, entrarás por la cueva adelante cosa de treinta o cuarenta pasos, hallaras dos figuras que tienen dos tiros de bronce; no temas, si no entra, que no te pueden hace mal ninguno; hallarás una quadra con grande lumbre; tiene de largo y ancho treinta y dos pies; en el medio de ella hallarás una mesa de marfil con cuatro pilares de alabastro; esta tiene encima dos coronas, una imperial y otra real, y un cetro que tiene una piedra por remate, que a la lumbre della se pueden asomar quinientos hombres en la oscuridad de la noche; y a la redonda de la cuadra sobre unos poyos, están siete cofres o cajones, los tres de seis palmos de largo y tres de ancho y alto, y los quatro a siete palmos de largo y cuatro de ancho y alto; éstos están llenos de zequies de oro; a un lado de la cuadra hallarás tres gradas, subirás por ellas, hallaras una alhacena o armario, con tres candados muy fuertes, abrirlos as, que allí están las llaves colgadas, y allí está la bajilla del rey Almanzor, y todo el servicio de su casa de plata y de oro” (3).


   Animo a los castreños buscadores de tesoros, para que se pongan manos a la obra, sin perdida de tiempo. Se trata simplemente de identificar esa fuente de los Albercones y seguir al pie de la letra las instrucciones reseñadas. Les recomiendo que dejen en sus casas el nefasto aparatejo que pita, no creo que les sirva de mucho. Como hay que esperar 24 horas, antes de entrar en la segunda fase, podrían sustituirlo por prendas de abrigo, viandas alimenticias y lo que cada cual considere pertinente para sobrellevar la espera. La trilogía en video de Indiana Jones, para predisponerse al resplandor venidero, no creo que vaya mal.

   También refiere Rodrigo Amador de los Ríos una anécdota en la describe cierta fiebre del oro fruto de una tradición mágica y supersticiosa, de la que participaban los vinagorros (naturales de Valenzuela, Córdoba) a principios del siglo XX.
  
   Hallándose Francisco Valverde Perales reconociendo y estudiando la Torre de las Vírgenes (Torreparedones) se hizo acompañar de un campesino de Valenzuela conocedor del terreno.

Castillo de Torreparedones
 

   En aquel mismo lugar, en agosto de 1833, la reja de un arado tirado por una yunta de vacas  propicio el descubrimiento de la cripta sepulcral de la familia Pompeia en la que se hallaron once urnas de piedra con sus correspondientes inscripciones y una redoma de vidrio de colores colocada en una funda de plomo “que según, las señas dadas por la historia, sería una lámpara de las que ponían los romanos en los enterramientos de los grandes personajes y que conservaban la luz permanente”. Contenía un liquido blanco y partículas doradas como de plata o oro, que derramaron los hombres del campo que hicieron el descubrimiento pensando que eran metales preciosos: Este proceder, hijo de la ignorancia, ha privado de haberse hecho algunos análisis a dicho liquido que hubieran llamado la atención, porque el muchacho que bajó sostenido por una cuerda, dice observó al entrar en el panteón una claridad como de luz artificial, pero que desapareció al instante, y es de creer que estaba la lámpara ardiendo, y tan luego como recibió el aire se apagó”(4).



   Este vinagorro parece sentirse depositario de los derechos sobre cierto tesoro enterrado por el rey Pompeyo en los sótanos del castillo, antes de abandonar el lugar. Un arcón lleno de monedas de oro del tamaño de medios duros, y otro repleto de barras de oro y plata, como de media vara de largas, y que aseguraba haber visto, “como lo estoy viendo a usted ahora” muchas veces en sueños:


 
   El siguiente descubrimiento, tiene lugar en la casa del Arcipreste de Castro del Río, don Diego García Dávila, en fechas cercanas a aquellas en que los vinagorros se dejaban las manos cavando en el patio del castillo de Torreparedones, en busca de  la famosa galería, que les diera el acceso definitivo a la riqueza inextinguible, como la luz de aquella maravillosa lámpara encontrada en 1833 en la cripta de los Pompeyo.
   Este nuevo tesoro no brillaba como el oro y la plata, su centelleo era graso, orgánico, y desprendía cierta apetitosa fragancia. Se trataba, nada más y nada menos, que de 10 extremidades traseras de cerdo, pertinentemente tratadas y curadas al oreo, que descansaban en la cámara de este señor. 

   Tres audaces, imbuidos por la fiebre del jamón, durante la noche del 12 al 13 de febrero de 1904, asaltaron la tapias del corral de la casa, y valiéndose de una escalera, que encontraron allí mismo, subieron a una ventana; con una barra de hierro rompieron la tela metálica de un hueco próximo, por donde el más ligero penetró haciéndose del preciado botín, arrojándoselo a los otros que ya esperaban en el corral. Se deshicieron de 7 que vendieron a un compinche en 45 pesetas, y los tres restantes repartidos equitativamente a uno por cabeza.
   Levantadas ciertas sospechas, tras los oportunos registros domiciliarios, fueron a parar con sus huesos a la cárcel. Instruida causa por robo, tras el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Córdoba fueron condenados como autores, a la pena de 3 años, seis meses y 21 días; mientras que el compinche, posible inductor y beneficiario directo, a una multa de 150 pesetas, accesorias, costas e indemnización (5).

   Quiero también relatar las peripecias de otro tesoro, ligado a un famoso apellido de tradición liberal y democrática de la ciudad de Porcuna. Se trata de un instrumento musical, con cierto parecido al jamón en su forma, adquirido en Sevilla en 1924.
   En 1966 el joven periodista, Antonio Burgos, en las columnas del diario ABC de Sevilla firmaba un artículo reportaje bajo el título de “Mas Stradivarius todavía” motivado por los últimos descubrimientos de este singular instrumento acaecidos en la capital sevillana. Para corroborar su autenticidad describe la inscripción y marcas que aparecen en las etiquetas de los instrumentos salidos del taller de este acreditado fabricante de violines. Sitúa su volumen de fabricación en torno a los 1100 ejemplares, de los que están reconocidos como auténticos aproximadamente la mitad.

   A los pocos días el mismo diario publica una carta recibida desde Porcuna que dice así.

   “Con relación al articulo publicado recientemente por don Antonio Burgos, y por si fuese de interés la información, paso a decirles que hace varios años descubrimos la etiqueta a que alude el articulo del Sr. Burgos en un pequeño violín adquirido posiblemente en Sevilla, por un tío nuestro hacia 1924.
Dentro del mismo, y pegada al fondo, aparece una etiqueta alargada, en la que con letras impresa puede leerse: “Antonius Stradivarius Cremonensis. Faciebat, anno 17..”
Tangente al borde inferior derecha se ven dos pequeños círculos concéntricos, dentro de los que aparece una pequeña cruz latina y por bajo las letras A.S.
El firmante lo da por auténtico, y asegura “que como ve, hay un violín menos que buscar entre la larga lista de desaparecidas obras del ilustre artesano”
   Atentamente a usted, Modesto Ruiz de Quero, (Porcuna, Jaén). (6)

   Desaparecidos Modesto y su hermano Antonio, desconozco quien pudiera estar en posesión de este valioso legado familiar, si es que les llegó. De cualquier forma pongo sobre aviso a sus descendientes, su sobrina Rosa Ruiz de Quero y consorte Sr. Martínez (fruta de sartén), a los que me une una antigua amistad poco cultivada hoy, para que investiguen y nos informen al respecto. Si por un casual, el susodicho violín, lo tuvieran olvidado en lo alto de un armario, sin haber reparado en la famosa etiqueta, sepan vos que con su venta podríais alcanzar fácilmente aquella riqueza inextinguible tan ansiada por aquellos “vinagorros de pico y pala”. Y, si así fuera, estoy seguro que sabríais premiar al amigo informante. Con una docena de aquellos que colgaban de la cámara del Arcipreste de Castro del Río y otras tantas cajas de una buena añada de vinos, quedaría más que satisfecho. ¡Yo pongo el pan!

1)      La Época, 18930206.
2)      La Ilustración Española y Americana. Año XLIX, nº XXIII (22 de junio de 1905).
3)      Francisco Valverde Perales / “Historia de la Villa de Baena”. Toledo, 1903. págs. 332-333.
4)      La Revista Española (periódico dedicado a la Reina Ntra. Sra.), 18330903.
5)      Diario de Córdoba, 19070707.
6)      ABC de Sevilla, 23 de julio y 2 de agosto de 1966.

08 noviembre 2010

Sociedad obrera "Amor al Trabajo" de Castro del Río (1905-1907).


   Habíamos dejado el desarrollo de la historia del movimiento obrero en Castro del Río (Córdoba) con la persecución y disolución de aquella primitiva sociedad denominada Luz del Porvenir.
   Tras los sucesos de mayo de 1905, una vez decretada su disolución judicial, la jurisdicción civil se inhibe en favor de la militar, para juzgar a aquel numeroso grupo de obreros castreños detenidos por las presuntas lapidaciones contra la guardia civil, de las que resultaron heridos y contusos dos números.
   El comandante juez instructor del caso no tardaría mucho en recabar información. Su primera preocupación pasa por el estado de salud de los guardias heridos, tal como se desprende del siguiente oficio de correspondencia extraído del Archivo Histórico Municipal de Castro del Río:


   A los cuatro días, los inculpados son trasladados a la prisión provincial de Córdoba. Diseminados en diferentes conducciones, inician su peregrinaje por diferentes presidios. Desconocemos las consecuencias judiciales de aquel proceso y las penas a las que fueron condenados.


   El obrerismo local no tardaría mucho en reorganizarse en torno a una nueva sociedad, que llevará por nombre “Amor al Trabajo”, para contrarrestar los infundíos de aquellos que cuestionaban la laboriosidad del jornalero castreño, que lo tildaban de querer trabajar poco y ganar mucho.
   En octubre de ese mismo año se constituye legalmente en una casa alquilada en la calle Pósito nº 7, con Antonio Moreno Aranda como presidente accidental de la misma. Se hacen del mobiliario imprescindible y arrancan en una nueva andadura.

Tramo final de la C/Pósito

   Un mes antes se habían celebrado elecciones para diputados a cortes por el distrito de Montilla, obteniendo el acta por primera vez, en apretada lucha con los republicanos, el liberal oficialista, abogado y director de la Escuela Normal de Maestros de Córdoba Don José Fernández Jiménez.


   La prensa informó de que en Castro a la hora de verificarse el escrutinio se promovieron graves desordenes, suscitados por gentes extrañas  a esta villa, que según se dice, llegaron la noche anterior con tal propósito. Ante la confusión reinante la gente corrió apresuradamente por las calles resultando heridas trece personas, entre ellas, algunas mujeres.
   El diputado electo llega a desmentir en nota de prensa estas afirmaciones. Mientras que los republicanos denuncian la eliminación del censo electoral de un importante numero de sus adeptos, e intentan que el acta sea anulada y considerada grave en  las deliberaciones del Congreso de los diputados, una vez constituido.
   Cuando estas elecciones se celebran el Gobernador Civil era liberal adepto, así como el alcalde de Castro del Río, por lo que intuyo determinados manejos caciquiles a favor del candidato triunfante. El propio Juez de Instrucción de Castro del Río, mantuvo una integridad, interesada o no, fuera de lo común denunciando los abusos de estas autoridades.
   En Diciembre de ese mismo año se celebran elecciones municipales en las que los seguidores de Fernández Jiménez arrasarán: seis liberales, dos republicanos y un conservador.

   Recordemos que aquel primitivo y enigmático líder de la sociedad Luz del Porvenir, que se hacia llamar Justo Heller, según Juan Díaz del Moral parece que tuvo influencia en algún proceso electoral: “Años después, aún roto y en plena decadencia el movimiento, la influencia de Heller se dejo sentir alguna vez en las contiendas electorales”. Mantengo la tesis de que tuvo ser en estas dos llamadas a las urnas de 1905.

   En el número del 15 de julio de 1905 de la Revista Blanca, Federico Urales y Soledad Gustavo, sus directores-administradores, con serios problemas económicos para continuar con su empresa editorial, ante el montante de la deuda de los paqueteros repartidos por todo el país, optan por publicar sus nombres en letras muy visibles en las cubiertas de los números sucesivos. Allí aparece el nombre de Castro del Río asociado al de Justo Heller, con un montante de de 8 pesetas de deuda (el precio de la suscripción anual era de 5 pesetas y 1,50 el trimestre).

 
   La nueva sociedad Amor al Trabajo no se hará cargo de dicha deuda. Justo Heller  desaparece de escena sin dejar rastro, mientras que algunos miembros de la primitiva sociedad los encontramos entre la nómina de los trabajadores municipales durante esta etapa de gobierno liberal, y como concejales fernandistas en posteriores periodos. No voy a dar nombres ni quiero ser demasiado explicito, esta claro que cierta traición a la causa obrera se había consumado.

   Un reducido grupo de castreños serán quienes lleven las riendas de esta nueva sociedad y cuyos nombres aparecen en la correspondencia administrativa de la prensa anarquista de la época, algunos con abreviaturas identificables: Andrés Jiménez Tapia, Fructuoso García Merino, Juan Viudez Hervas, Antonio Moreno Aranda, Juan Bello Ortiz,  Pedro Quintero León, A.U.M.
   No se les conoce actividad reivindicativa. Sólo durante la crisis de trabajo de 1906 se dirigirán al Ayuntamiento en petición de auxilios colectivos.
   Acometieron, no obstante,  la empresa de erigir en Castro un Centro de Estudios Sociales, a semejanza del de Barcelona, cuyo impulsor fue Andrés Jiménez Tapia. Bajo este pomposo nombre, tomado por mimetismo de la prensa, se pretende crear una pequeña escuela para alfabetizar a sus socios e hijos. En Tierra y Libertad consta la solicitud de un silabario para tal fin. La lectura en su sede complementaria su finalidad educativa.

   El diputado José Fernández Jiménez les regalo una biblioteca para contribuir a la educación de sus socios. Aunque la lectura mas demandada provenía de las suscripciones a prensa de sus ideas (Tierra y Libertad y El Rebelde) y a revistas como Humanidad Nueva  órgano de Escuela Moderna de Valencia y Salud y Fuerza (Procreación consciente y limitada), dirigida por Luis Bulffi, órgano de la Liga de Regeneración Humana, divulgadora del neomalthusianismo, dedicada a propagar la procreación racional de los seres humanos, tratando las cuestiones sexuales desde el punto de vista familiar y social.


   No llegarían a aglutinar a demasiados socios en sus filas, problemas económicos para afrontar el pago del alquiler les obligaría a disolverse en mayo de 1907. El mobiliario fue legado al propietario de la casa para completar la deuda. Lo único que se pudo conservar fue una mesa de escritorio y media docena de sillas. Dichos muebles fueron apreciados en 10,50 pesetas, cantidad que se le confió a un compañero para que la remitiera para los presos por cuestiones sociales.
   Pese a la disolución, el pequeño grupo gestante antes mencionado seguiría relacionándose con la prensa ácrata: consta envió de dinero para los presos de Alcalá del Valle, suscripciones a prensa y revistas, además de solicitudes para la adquisición de libros como “El botón de Fuego” de López Montenegro.
   Gracias al esfuerzo continuador de este pequeño grupo, los efectos de la crisis generalizada del movimiento obrero en la provincia de Córdoba, que llevaron al desaliento y desunión de las masas, no fueran del todo fulminantes en Castro del Río. Esto permitirá que el obrerismo castreño sea de los primeros en reorganizarse en mayo de 1910 en torno al Centro Instructivo de Obreros. Allí estarán sus nombres junto a una nueva y pujante generación de obreros conscientes.
    Las 10,50 pesetas en las que se valoro el mobiliario restante de la disuelta sociedad Amor al Trabajo, que no llego a librarse a favor de los presos en aquella fecha, porque el compañero encargado de tal cometido no lo hizo, quizá pensando en que pudieran ser necesarias para una futura reconstrucción, son enviadas definitivamente a la administración de Tierra y Libertad a principios de 1911.


   Este gesto habría que interpretarlo, como de borrón y cuenta nueva, con el que la nueva sociedad obrera erigida en 1910 pretendía romper con un pasado, de alguna manera,  marcado por la desunión y la traición.

06 noviembre 2010

Fernando Delgado. Los abuelos.





Paulino Delgado Juárez (1852-1896). 



   Nacido en la Habana (Cuba), de padres españoles. Su primer acercamiento al teatro fue en su tierra natal, en la compañía del veterano actor español Ceferino Guerra, donde pronto destaca como “simpático joven galán, de buena figura y porte elegante”, junto a la  también joven y prometedora  actriz cubana Luisa Martínez Casado.

Luisa Martínez Casado
     No tardarían estos nuevos valores en formar compañía propia. Se complacían de poner en escena piezas de autores cubanos, incluso de autores negros, como “La Maldición” de Antonio Medina.

 
     Antonio Vicoque había sido ídolo del público cubano y gloria del teatro español, parece ser que ayudó a estos dos prometedores actores, que no se encontraban cómodos en la isla, a pegar el salto a la península. Algunas fuentes atribuyen dicha circunstancia a su pertenencia a una escuela escénica netamente española que el público cubano no compartía y algunos rechazaban por completo influidos por los ideales y las guerras independentistas. Otras, sin embargo, les atribuyen cierta proximidad al movimiento independentista de la colonia.
    

      
     Su primera toma de contacto con el teatro español fue en el seno de la compañía dirigida por, el ya venerable, Don José Valero, junto a Antonio Vico, en el reformado Teatro Apolo de la capital de España. Debuta y se le presenta, como actor que viene precedido de cierta fama en Cuba, el 17 de octubre de 1882, en el difícil papel de Sancho en “El mejor alcalde, el rey” de Lope de Vega, con desigual apreciación de los gacetilleros: “Vióse que el prodigio de las Antillas no era tal prodigio; pero se advirtieron en él excelentes cualidades- físicas sobre todo- que podían hacer de él un magnifico galán”.

Teatro Apolo
   Otros parecen más benevolentes: 


La Epoca 18821018

 
      Para la tradicional representación del Tenorio para el día de Todos los Santos, Paulino Delgado, que tenia a su cargo la parte de Mejia “dijo con mucha discreción y acierto su papel, declama ya con seguridad y cuenta con bastantes facultades para adelantar en su carrera; el público que anoche le aplaudió en el supremo momento de la muerte, tendrá ocasión de aplaudirle en vida”.

      Un par temporadas en el Apolo, junto a actores de la talla de José Valero o Antonio Vico, le servirían para consolidar su aprendizaje en este difícil arte.
      Durante los años 1885-86 actúa en el Teatro Martín de Madrid. La crítica valora ya positvamente su desarrollo como actor:

El Liberal 18860610
   
   Por estas fechas debió conocer a la también actriz Alejandrina Caro Graciani (1860-1946).


     Las primeras noticias que tenemos de su trayectoria artística se remontan al inicio de la temporada 1885-86, en la función inaugural del Teatro de la Comedia de Madrid con Los dedos huéspedes: “la señorita Caro se presentaba anoche por primera vez al público en este teatro, dice con muchísima discreción y se le nota gran dominio de la escena y como todos sus compañeros fueron extraordinariamente aplaudidos”.
     Le presupongo una formación en el teatro lírico y con ascendientes en este género, que de momento no puedo corroborar. De hecho, cuando se une sentimental y artísticamente a Paulino Delgado, lo hace como primera actriz de la Compañía Lírico Dramática que este constituye.
     Se casan, y entre finales de 1887 y finales de 1889 realizan una larga gira por provincias, actuando en la mayoría de las principales salas escénicas del país. Notorios los éxitos alcanzados en la región andaluza. En el Cervantes de Málaga dieron 42 funciones de abono en 40 días; en la ciudad de la Alhambra coincidiendo con la Semana Santa ponen en escena el drama sacro-bíblico “La Pasión y Muerte de Jesús”, que a pesar de las protestas de la prensa se repitió con gran insistencia; de sus actuaciones en el Gran Teatro de Córdoba disponemos del testimonio de Ricardo de Montis: “De categoría menor a las mencionadas, pero muy estimable, era la compañía de Paulino Delgado, actor que con su declamación altisonante y con sus latiguillos oportunos lograba arrebatar a los espectadores de la galería”.
  
   En 1889 en la ciudad minera de Linares (Jaén) nace su primer hijo cuyo bautizo no se celebró en una Iglesia, sino en la sede de la logia masónica el Porvenir:

Las Dominicales 18881021
   
      El 20 de septiembre de 1889, contratados para una gira americana, embarcan en Santander con destino a la Habana, donde son presentados como Compañía Dramática Española, con Paulino y Alejandrina como primeras figuras. Agotado el cartel en la colonia, les espera un largo peregrinaje por los escenarios de las principales ciudades de países como Méjico, Puerto Rico, Guatemala, Costa Rica, Venezuela, Ecuador, Perú…
      En 1893, durante sus actuaciones en Guayaquil (Ecuador) vendría al mundo su hija Julia.
      Otra actuación por la que obtiene cierta celebridad, por asuntos ajenos al mundo del teatro, fue la que tuvo lugar en el Teatro Variedades en San José (Costa Rica) en la noche del 10 de noviembre de 1884 en la que se representaba El maestro de fragua, versión teatral de la novela Felipe Derblay, escrita por el francés Georges Ohnet.

Teatro Variedades de San Jose

     El líder independentista cubano, el general mambí Antonio Maceo  atentado,“El Titán de Bronce” había encontrado asilo en Costa Rica, en la provincia de Gucanacaste, donde el presidente de aquella república le asigno labores de organización militar y una finca para residir.
    Aquella noche, Maceo y el joven periodista Enrique Loinaz del Castillo se encontraban en San José. Corrió el rumor de que agentes de Madrid pretendían asesinarlos. A Maceo no le intranquilizaron los rumores. Anunció que asistiría de todas maneras a la función de la compañía del primer actor cubano Paulino Delgado, su gran amigo. A la salida del teatro se perpetraría el anunciado atentado, resultando herido Maceo y muerto uno de los agresores.

   Paulino Delgado es considerado en Cuba como patriota, especie de exiliado itinerante, que a pesar de bautizar a  su compañía como “española”, se afirmaba que cotizaba para la insurrección.

   En 1896 regresan a España, y cuando se hallaba enfrascado en los preparativos para una nueva excursión por América con la actriz Maria Tubau y su esposo el autor-empresario Ceferino Palencia, le sobreviene la muerte en la capital de España (26 de julio de 1896):

“No obstante  la honda pena que en estos momentos aflige a la primera actriz doña Alejandrina Caro, esta cumplirá todos los compromisos adquiridos por su difunto esposo con aquella señora, respondiendo de este modo a la seriedad y corrección exquisitas que caracterizaban al Sr. Delgado como empresario y director de compañía”.

   En agosto cruza el charco una vez más, con Maria Tubau rumbo a Méjico, punto de partida de una nueva gira por las republicas suramericanas. Van como primeros actores Luís Amato y  José Sala-Julien.

   De regreso a España, en 1899 se presenta en el Teatro Lírico de Barcelona con compañía a su nombre, con el libretista de zarzuela, actor comico y cantante José Sala-Julien como director. Bajo esta misma dirección realiza una larga gira de 7 meses por escenarios de Galicia y Asturias. Enrolado en esta compañía iba el joven galán cómico Ángel Sala Leyda (posiblemente hijo de Sala-Julien) con quien abandonaría su estado de viudedad ese mismo año de 1900.
   El nuevo matrimonio entre 1900-1908 hará la temporada de invierno en teatros de la capital y giras de verano por provincias. Tras un efímero paso por el Teatro Español se consolida los años siguientes en el de la Comedia regentado por el empresario Tirso Escudero, compartiendo escena con grandes figuras como Rosario Pino, Tallavi o Enrique Borras.

   
  Entre 1909-1911 gira por provincias en la compañía cómico dramática de José Tallavi, en la que ya empiezan a destacar dos jóvenes actrices: su hija Julia y Maria Asquerino.
   Entre 1912-17  Alejandrina, Ángel Sala y la prometedora Julia pasan por diferentes compañías y direcciones artísticas: Simo Raso, Tallavi, Francisco Fuentes y nuevamente Simo Raso, con quién da nuevamente el salto a América.

Ricardo Simo-Raso

   A finales de 1921 regresan a la península. La temporada de 1922 la hacen en la compañía del actor cómico Pepe Isbert, y a la siguiente ya con Luís Martínez Tovar y la ya eminente actriz Julia Delgado Caro como cabezas de cartel. Su posterior trayectoria estará ligada al devenir de la Compañía cómico-dramática Delgado Caro-Martínez Tovar de la que nos ocuparemos en una próxima entrada.



   Ya como veterana haría dos incursiones en el género cinematográfico como actriz de reparto:

En 1936  “La Reina Mora” producida por Cifesa. Película de género musical, adaptación a la zarzuela de la obra homónima de los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez  Quintero.
En 1941 “Porque te vi llorar”, producida y dirigida por Juan de Orduña.



     Las fotografías, orladas y coloreadas, pertenecen a un lujoso álbum con el que fue obsequiado por sus amigos de Puerto Príncipe (Haiti), después de un exitoso ciclo de representaciones, fechado en el mes de febrero del año 1895 (fuente todocolección).

02 noviembre 2010

Fernando Delgado. Actor ( In Memoriam)



   Después del mediodía del 28 de mayo de 1930 nace en Porcuna (Jaén), Fernando (Martínez) Delgado, hijo de los actores de teatro Luís Martínez Tovar y de Julia Delgado Caro, vecinos accidentales de esta ciudad, cuya compañía cómico dramática acababa de inaugurar la temporada de verano del Teatro-Cine Carrera (ubicado donde el actual edificio perteneciente a los herederos de Luís Torres y Torres). Aquel año, la pareja artística llevaba entre su numeroso repertorio, dos dramas para su respectivo lucimiento, El Cardenal de Parker y  La Rosa de Madrid de Fernández Ardavín. Amén de los sainetes cómicos tan del gusto del público de provincias, como “Cuerdo amor, amo y señor”, “El sofá, la radio, el peque y el hijo de Palomeque” y "La Lola se va a los puertos" de los Machado.


   El feliz alumbramiento tuvo lugar en la habitación nº 2 (más grande y mejor ventilada) del Hostal La Esperanza, calle Ramón y Cajál nº 13, que por aquellas fechas ya venían regentando mis abuelos, a los que no llegue a conocer. Ana Espinosa Párraga era una mujer dinámica y emprendedora, que con el concurso de su esposo Felipe Heredia Santiago a) Birón y carpintero de profesión, hacia mediados de la década de los 20 se embarcan en esta empresa, ante la carencia de alojamientos de hospedaje  medianamente dignos en la localidad. 



   Mi propósito, en un principio, era hacer una entrada mixta en la que abordar de pasada la trayectoria de esta familia de actores, para posteriormente centrarme en el Hostal La Esperanza, regentado por mi familia. Pero ante el ingente volumen de información obtenido sobre este auténtico linaje de las tablas escénicas españolas, he optado por fraccionarla.
   Así que de momento hablaremos de los cómicos y con posterioridad de los posaderos.

   El ilustre y conocido actor Fernando Delgado, un veterano del teatro y habitual en los populares Estudio 1 de TVE, espacio que dirigió durante muchos años, falleció en Madrid el pasado 15 de junio del 2009 a los 79 años de edad. Con apenas unos meses de vida debutó en teatro, ya que la compañía necesitaba un bebé y a tan corta edad hizo varias funciones de la comedia “El sofá, la radio, el peque y el hijo de Palomeque”. Pero ahí no queda todo, ya que también tuvo papel a los cuatro años en Numancia de Cervantes en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Su posterior trayectoria es de sobra conocida llegando a consagrarse como uno de los mejores actores de la escena española.       
     Su primera actuación importante fue en la obra de Buero Vallejo “Historia de una escalera” estrenada en Madrid en 1949.
    ¿Quién que ya peine canas, no recuerda aquellos “Doce hombres sin piedad” emitidos en el Estudio 1 de aquella TVE en blanco y negro, con un solo canal y sin mando a distancia? Allí se dieron cita los mejores actores de aquellos años, hoy casi todos desaparecidos (José Bódalo, José María Rodero, Jesús Puente, Luís Prendes, Ismael Merlo, Carlos Lemos, Manuel Alexandre…).




   Memorable también, ya en los ochenta, su participación en la serie “Paisajes con figura” dirigida por Antonio Gala, en la que interpreta al poeta Antonio Machado.

   Sus hijos mellizos Alberto, actor de cine, teatro y televisión, y Fernando, que tiene una compañía de clowns, continúan la tradición familiar. 


  Abuelos:

Paulino Delgado Juárez (La Habana 1852- Madrid 1896).  
Alejandrina Caro Graciani (1860-1946). 





   Padres:

Luís Martínez Tovar (1884-1938).
Julia Delgado Caro (Guayaquil 1893- Madrid 1975).





  Al actor y comediógrafo Luis Martínez Tovar no se le conocen antecedentes artísticos en su familia. De ahí que esta saga haya mantenido el apellido Delgado de aquel actor cubano, hijo de españoles, con la que se inició.
   En próximas entradas abordaré la trayectoria artística de los padres y abuelos de Fernando Delgado, para terminar rememorando aquel Hostal La Esperanza de Porcuna (donde con poco dinero se llenaba la panza) donde nació.