Plaza de San Rafael 1927 |
Cuando visité por primera vez Castro del Río, allá por los primeros años de la década de los 80 del pasado siglo, mi sorpresa fue mayúscula al poder comprobar in situ la armoniosa uniformidad, equilibrada plasticidad y perfecto estado de conservación de su emblemático Barrio de la Villa, alojado dentro del perímetro amurallado de su primitivo castillo fortaleza. El barrio alberga en su seno algunos de los mas característicos edificios patrimoniales, tanto civiles como religiosos, de la ciudad: las Casas Consistoriales situada junto a una de sus puertas de acceso (arco de Santo Cristo), edificio del antiguo Pósito, Capilla del Colegio de San Acisclo y Santa Victoria, Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, Casa de Mendoza, el Castillo y el Tiunfo de San Rafael. Aunque el conjunto en si con sus blancas y angostas calles y sus pintorescos arcos (Santo Cristo y Agujero) goza de personalidad propia. Llama la atención el empinado acceso a través de la cuesta de Martos tras la que se descubre el Castillo y la Plaza de San Rafael con su espectacular Triunfo presidiendo el espacio.
Calle Pósito |
En 1958 dos cineastas italianos, Enrico Gras y Mario Gravieri, especializados en el género documental, debieron igualmente sorprenderse con este emplazamiento que lo incluyeron para el rodaje de varias escenas de su nuevo proyecto cinematográfico “Fiesta Grande”, veinte mil metros de cinta, con los que se pretende “descubrir al mundo esa España incógnita que rebosa seducción por los cuatro costados”. Un continuo peregrinaje que se desarrolla esencialmente por tierras castellanas y andaluzas.
Además de Castro del Río, se muestran en la cinta el Sacromonte granadino, Guadix y sus cuevas, la Romería del Rocío, los patios y la Semana Santa cordobesa.
Para darle unidad a este recorrido geográfico se recurre a una trama novelesca.
La película con el título final de Soledad, presentada fuera de concurso a la Mostra de Venecia, sería estrenada en Madrid en la primavera de 1959.
Gira en torno a los amores de Soledad, una guapa andaluza que ha matrimoniado con un señorito rico pero indigno de ella, papel interpretado por la bonita y atractiva Pilar Cansino ( prima de Rita Hayworth), que hacía su debut cinematográfico.
El protagonista masculino, lo encarna el joven galán Germán Cobos, enamorado de la protagonista, que en un peregrinaje sentimental, va de un lado para otro recorriendo esa España que Gras y Gravieri nos quieren mostrar. También se distingue en su papel Fernando Fernán Gómez, que interpreta a un pícaro de los anchos campos, vendedor de trenzas femeninas.
Completan el reparto Eva Sedeño, Josefina Serratosa, María Vico y Pilar Gómez Ferrer.
Como casi siempre, tratándose de una película rodada en España, lo mejor de “Soledad” es la contribución de sus actores y actrices secundarios. Así, destacamos, en su comienzo, la aparición de una insólita Mercedes Alonso, caracterizada de gitana, y el popular José María Tasso “Tachuela” que hacia sus primeros pinitos en el cine.
Crítica Abc |
Secuencias de la película rodadas en Castro del Río
En las escenas de la boda son perfectamente reconocibles las intrincadas y blanquecinas calles del Barrio de la Villa (Palma, Estrella, San Juan), así como la portada plateresca de su Iglesia Parroquial, hoy desaparecida como consecuencia de los agentes corrosivos y la mala calidad de su original piedra de fábrica.
El resto de las secuencias se corresponden con una especie de capea o encierro que trascurre por sus calles, que tiene por epicentro el Llano de San Rafael, adornado para la ocasión con los típicos carretones y empalizadas que se utilizaban en este tipo de festejos populares.
Para ambas secuencias fueron utilizados y contratados numerosos/as castreños/as que participaron como extras en la película. El rodaje en Castro del Río transcurre durante la primera semana del mes de mayo de 1958, y no estuvo exento de anécdotas e incidentes, como la del astado que cogió y golpeó al extra Rafael Moreno Santiago, causándole varias y graves heridas, o la del toro que se escapó del encierro, sembrando el pánico entre la población, finalmente abatido de un tiro por un valeroso número del cuerpo de la Guardia Civil apellidado Vaca.
ABC 7 de mayo de 1958 |
Hasta la prensa libertaria en exilio, de la que eran habituales lectores muchos castreños, de los que tuvieron que emigrar forzosamente al finalizar la guerra civil española, recoge la información:
Solidaridad Obrera 5 de junio de 1958 |
Las acrobacias taurinas (salto frontal y de la garrocha) y otras suertes de recorte que se aprecian en la cinta, son obra de un famoso especialista de cine de la época llamado Manuel Santamaría “Pololo”.
Afiches como este, serían profusamente, cual hojas volanderas, distribuidos por el empresario del todavía Teatro Cervantes (antiguo Vista Hermosa) para incentivar la asistencia a su sala de la población castreña cuando se estrenara la película en la localidad. Quiero recordar que un antiguo empleado del posterior Gran Cinema, Rafael Caravaca Pinillos, asiduo colaborador de la Revista de Feria, con rememoraciones sobre el cine y el teatro en las que trascribe sus vivencias y colecciones, se ocupó de su estreno en Castro del Río, acompañado de fabulosos llenos.
Los tiempos han cambiado, hoy el cine, antiguo negocio y lugar de encuentro, a raíz de la proliferación de nuevas tecnologías, se ha trasladado a los cómodos y confortables salones particulares. Ya no hace falta siquiera hacer colección de películas pues están disponibles permanente para su descarga en la red. Quienes puedan mostrarse interesados por el visionado completo de Soledad pueden encontrarla en ella.
Ya para terminar, haciendo uso, una vez más, de mi legítima propensión, desearía que las nuevas y futuras generaciones de castreños/as cuando vean esta película, puedan seguir reconociendo en ella esas calles y plazas del Barrio de la Villa, de las que deben sentirse orgullosos. Para ello es imprescindible una especial sensibilización entre la población y entre los dirigentes políticos, que son quienes a la postre deben preservarlo evitando perniciosas e irreparables actuaciones urbanísticas.
Soy consciente de problemáticas derivadas de la proliferación de vehículos automóviles, pero desde mi particular punto de vista, el antiguo solar del Circulo de Artesanos, con cuyo derribo ganó en belleza el entorno, al quedar al descubierto el Castillo, no se merece su actual uso como guarda coches. Existen soluciones. Una terraza soleada y ajardinada (con hostelería) que hiciera las veces de centro de acogida y recepción de visitantes, compatible con el uso y disfrute del espacio por parte de la ciudadanía en general, se me ocurre como una solución viable y económica.
A las burras del siglo XXI habría que buscarle establos, fuera del perímetro amurallado. Un nuevo parking subterráneo en el Llano de la Fuente podría ayudar a solucionar el problema. Eso si, al encargado del proyecto se le debe exigir armonía con el conjunto, de la que carece el recientemente inaugurado parking de la Plaza de San Fernando.
Antiguo aparcamiento ubicado en el Llano de la Fuente, justo
donde arranca la Cuesta de los Mesones.
Un antiguo morador del Barrio de la Villa.
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