Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

01 mayo 2014

ANTONIO GARCÍA BIRLAN: DE ASQUEROSA A BARCELONA PASANDO POR CASTRO DEL RÍO (1914-1917).



    Como mencionábamos en la entrada anterior Antonio García Birlan, con posterioridad a ese corto periodo que permaneció al frente de la Escuela del Centro Obrero de Castro del Río, inspirada en los principios racionalistas de la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia, regresaba a su tierra, aunque sin perder el contacto con sus viejos compañeros y amigos. En un número de Tierra y Libertad de principios de 1915, Salvador Cordón Avellán, que le había relevado en la responsabilidad de la Escuela, le dedica unas cariñosas y poéticas letras:


    Camarada Birlan. Salud.
    El compañero Clodoaldo Gracia de Espejo me da a leer tu carta y así como en anteriores tuyas, sentí el deseo de escribirte. Esta vez los deseos se cumplen y largamente a través de esta carta que va hacia ti mansa, placida y serena, como las aguas serenas, placidas y mansas de los arroyos.
    Gotas de agua (dulce esta agua para el pobre sediento de amor) son estas letras que forman un rio cuyo nacimiento tiene su origen en la C con que se ha escrito camarada y desemboca, tras la lectura de la carta, en la firma (otra C igual combada como comba serpiente) en el mar de un corazón en el que jamás naufragan esperanzas, ni se hunden ideales. ¡Mar infinito, más borrascoso a veces que el infinito Océano que describe Eliseo Reclus.
    Dices en la carta del hermano que quisieras volar a ésta…Querer ya es poder…¡Vuela! Las alas del corazón son más grandes que las de un biplano. Gracias a aquellas han podido emplearse éstas. Surca el hombre el espacio con la máquina por él inventada; le acompaña el corazón, más grande todavía que su obra; sin ésta otra máquina, menos complicada pero máquina… ¡Vuela tu! ¡Vuela! Si por esta tierra  hay algo de ese mucho que propagamos, no te faltará pan; esa cosa tan poca cosa con que sólo podemos alimentarnos los hombres y por la cual nos traicionamos, nos vendemos y nos matamos ¡Mezquino el estómago! ¡Grande el corazón! Lucha tenaz, horrible, en la que por lo general sale victorioso el primero… ¡Por desgracia!

   En las letras de despedida de Salvador Cordón, especie de invitación para que regrese a Castro del Río, parece apreciarse una pasada hostilidad beligerante hacia su persona desde determinados sectores del obrerismo castreño, que pudieran haber sido la responsable de su pronta salida. El defenestrado y despechado Adres Jiménez Tapia, que debía de contar aun con sus incondicionales en el seno de la sociedad, pudiera haber tenido algo que ver en esa actitud:

    Si vienes, en mi casa encontraras tu casa, en mi pan tu pan… No sé si colectivamente serás bien acogido, pero individualmente si. En Espejo tienes a algunos que valen por muchos, aquí igual. Nada te importe de los muchos que no valen por uno siquiera.
    El arroyo se desliza ahora por entre la fronda de un bello paisaje. Poeta tu., cree en el bien de aquellos que lo persiguen dejándose jirones de sus carnes en las zarzas del camino y entre los dientes de los perros de esta perra sociedad.
    En mi casa encontrarás más que casa y más que pan … amor de hermano y de hermana, llantos y risas de dos niños (Osvaldo y Avenire) ¿Más aún? Pues más. Ansias de vivir la anarquía y de morir por ella. Acoge estas gotas de rocío piadosamente. Piadosamente van a ti ¡Acógelas!
    Espera tu hermano en ideas.
S. CORDÓN 


   Muchas de las numerosas misivas remitidas a Tierra y Libertad desde los más dispares lugares, por cuestiones de espacio, no veían la luz a través de la imprenta hasta transcurrido un tiempo. En ese mismo número se publica un esbozo literario contra la guerra (“Desterrada”) firmado por A. García Birlan desde Asquerosa, que va encabezado con la siguiente dedicatoria: “Para mis hermanos en la lucha Isabel H. Pereira y S. Cordón Avellán”.
   En las poblaciones de la comarca de la Vega de Granada desde principios de siglo se venía produciendo un importante flujo migratorio hacia la República Argentina. Concretamente en Rosario, capital de la provincia de Santa Fe, por efecto reclamo, se estableció una considerable colonia de oriundos de Asquerosa.
   A partir de 1914 se intensifica esa emigración ante la progresiva coyuntura económica desfavorable, que afecta mayormente al proletariado campesino y algunos colonos con serias dificultades para poder hacer frente al pago de sus rentas. Uno de los emigrados fue aquel consecuente libertario llamado Antonio Vilches Montijano, cuyo nombre desde 1912 venía apareciendo al lado del de Antonio G. Birlan en las listas de correspondencia administrativa y suscripciones de la prensa anarcosindicalista:



     Esta pareja y sus retoños, con esos nombres tan característicos, se instalaron con sus respectivas familias en Rosario. En 1915, el hacendado Federico García Rodríguez, padre de García Lorca, compró por 875 pesetas la casa de la que se desprende uno de aquellos emigrados, llamado Manuel Vilches Mazuecos, que debía de ser padre o pariente del paquetero corresponsal de Asquerosa M. Vilches o Vilchez.
    El vacío dejado por la marcha de M. Vilches en este reducto libertario de la vega granadina, donde había germinado el ideal gracias a sus esfuerzos, se rellena pronto con el regreso a Pinos Puente de Francisco Jordán, que había permanecido encarcelado en la celular de Barcelona y en el penoso penal de Chinchilla (Albacete) durante aproximadamente cuatro años, en cumplimiento de la condena que le fue impuesta por la Audiencia Provincial de Barcelona por aquel oscuro y rocambolesco asunto de los cartuchos de dinamita, hallados por la policía en su domicilio de Barcelona en 1910. Francisco Jordán, a quien tenemos pensado dedicarle un capítulo aparte, había defendido gallardamente su inocencia desde un principio y se consideraba víctima de interesadas maquinaciones gubernativas.
    Francisco Jordán y García Birlan unen sus destinos durante aproximadamente dos años.





El tabaco en la Vega de Granada
    Aquella misiva que Salvador Cordón Avellán, maestro racionalista y alma mater del Grupo Anarquista Alas de Castro del Río, le cursara a García Birlan a través de las páginas de Tierra y Libertad,  invitándole a retomar el contacto presencial con sus compañeros cordobeses, sería atendida tardíamente. Cordón e Isabel Hortensia Pereyra ya habían tomado rumbo hacia Montejaque (Málaga), su nuevo destino errante, donde desarrollaran una ardua labor en pro de sus ideales, similar a la que habían desplegado por tierras de la campiña cordobesa.
   Como consecuencia de alguno de los artículos de García Birlan, que a cara descubierta, fueron apareciendo en la prensa de sus ideas, donde solía arremeter contra la hipocresía de quienes defendían la guerra o por alguna de sus tenaces críticas contra la clase política, terminaría siendo reclamado por un Juzgado de Barcelona.

   Sobre el mes de septiembre de 1915, en el trayecto de ida o vuelta hace escala en Castro del Río, desde donde publica, ya con su seudónimo protector (Dionysios), un trabajo que titula “Del Anarquismo”, sobre la guerra y las propias contradicciones ácratas en torno a ella. Como solía ser costumbre en él va encabezado con su típica dedicatoria a algún compañero de travesía. En esta ocasión: “Para el buen camarada Antonio Loredo, que hacía poco había visitado Castro del Río durante aquella campaña que emprendió tras el Congreso Internacional de la Paz en El Ferrol a todo lo largo de la geografía española, recabando la solidaridad en favor de los presos de Cenicero (Rioja).


    Mi amigo: Continuemos firmes en nuestro puesto, tratando de aclarar, de señalar el verdadero camino a seguir en las circunstancias actuales. Cuando los maestros se confunden, cuando los compañeros de ayer, poco capaces de opinar por sí mismos, se desorientan, es útil, es bueno, es necesario, que los que supieron conservarse, serenamente, dentro de la pureza del ideal, hablen alto, todo lo alto posible para vindicar las versiones plagadas de prejuicios echadas a volar por cerebros perturbados que ayer dijéronse ácratas.
    Y nosotros hablaremos, ¿verdad? Tenemos el derecho de hablar. Nos lo otorga la independencia en que nos hemos mantenido, la libertad, nuestra amada favorita, el principio ácrata hollado, y, sobre todo, nos da este derecho el horror, el odio, la vergüenza, la rebeldía que nos inspira la matanza europea.
    Muchos, que dijeron ser anarquistas, no admiten, no comprenden que nosotros, como tales, seamos anti guerreros. ¿Cabe mayor desorientación, mayor inversión de términos?
    Digamos solamente que, como ácratas, como hombres, como amantes de la libertad, como defensores de un futuro liberador, nos encontramos frente a las naciones en guerra. Que somos anti guerreros por condición, por principio, por humanidad, y como tales, poco o nada  nos importa el triunfo de esta o de la otra parte, dado que todas han derrochado ahora, derrocharon antes, seguirán derrochando después en todas sus formas, bajo todos los aspectos, desde todos los puntos de vista, el salvajismo, la tiranía y el más cruel de los despotismos.


    La guerra europea (1914-1918) provocaría una honda y peligrosa crisis en el seno del movimiento anarquista a nivel internacional. La polémica entre las dos corrientes de opinión, aliadófilos y neutralistas, condicionaron negativamente sus perspectivas de expansión.
    Hombres de prestigio como Kropotkin, el francés Charles Malato, o españoles como Eleuterio Quintanilla o Ricardo Mella defendieron la causa de los aliados frente a la amenaza prenazi encarnada por la Alemania del Kaiser. En España terminarían triunfando quienes apostaban por la neutralidad, entre quienes se hallaba nuestro biografiado.
   Antonio García Birlan, pese a que venía escribiendo con seudónimo desde la primavera de 1915,  no podrá eludir las acusaciones “de escarnio contra la religión” que le llegan otra vez desde un juzgado de Barcelona.
   A principios de 1916 se instala nuevamente en Castro del Río a la espera del juicio. En esta ocasión se hace acompañar por su paisano y compañero Francisco Jordán, que durante sus años de presidio había consolidado su ideario y fortalecido su formación. Ambos colaboran activamente con el obrerismo castreño, algo resentido organizativamente desde la marcha de Salvador Cordón y su compañera Isabel Hortensia.

Tierra y Libertad (junio de 1916)

    Durante la campaña electoral a diputados a Cortes de marzo de 1916 el candidato republicano por el distrito de Montilla, Manuel Hilario Ayuso, intentará, una vez más, sacar al proletariado castreño de su tradicional actitud abstencionista. En un acto de la conjunción republicana socialista celebrado el 6 de marzo, el diputado provincial federal Diego López Cubero, que acompañaba a Ayuso en el uso de la palabra, se le ocurrió decir desde el balcón de la Plaza de la Iglesia donde trascurría aquel mitin y ante un numeroso auditorio, entre quienes se encontraban los dirigentes y asesores del Centro Obrero de Castro del Río, “que el anarquismo venía a ser como un árbol sin sabia”. García Birlan insto de inmediato a José Dios Criado, a la sazón presidente, para que retara a controversia a los federales, siendo esta aceptada y fijada para el 26 de marzo, una vez dictaran sentencia las urnas.



    Ayuso revalidará su acta de diputado, aunque en Castro y Espejo volvería a ser pasado claramente por su rival político José Fernández Jiménez. Su triunfo se cimienta nuevamente en el fuerte apoyo obtenido en Montilla y Aguilar. Los liberales fernandistas justificaban sus derrotas en la inquina que le profesaban los conservadores, que al carecer de candidato en el distrito, preferían apoyar a los republicanos antes que a ellos.
   El centro obrero repartió profusamente una hoja suelta firmada por Antonio García Birlan, Pérez Rosa y José Dios, convocando al pueblo trabajador de Castro del Río a aquel acto de controversia. La importante nomina de anarquistas que se desplazaron, atrajo la atención de toda la comarca sindicalista.
    Entre los ácratas que se personaron se encontraban Mauro Bajatierra (Presidente de la Federación de Peones y Braceros de España), el veterano José Rodríguez Romero (Grupo Los Iguales de Madrid), José López, el ecijano Manuel Pérez y Pérez, Juan José Pineda y Juan Díaz García
    El diputado Ayuso también estuvo arropado “por todos los republicanos y socialistas, y muchas personas de prestigio y honorables de estas localidades, que han visto con agrado la brillante y honrada labor de su diputado en las últimas cortes”.
   Según Díaz del Moral “asistió lo más granado del sindicalismo provincial, que, oyendo a sus oradores, reafirmó sus convicciones”.
    La famosa controversia se realizo en el corralón de Blanca (sobre su solar se edificará  un año después el Teatro Cervantes). Asistieron unas 3.000 personas. Los oradores con gran corrección discutieron el programa federal durante tres horas. El público salió satisfecho encomiando el mutuo respeto con que se habían expresado los oradores.
    Ayuso, que defendió con elocuencia las doctrinas de Pi i Margall, propagadas por estas comarcas por el llorado amigo y maestro de los republicanos cordobeses Jerónimo Palma, terminó su discurso con unas palabras que le abrían las puertas de futuros y circunstanciales apoyos: “Soy republicano federal por respeto a mi maestro, el ilustre Pi i Margall; si no sería anarquista”.


    Jordán y Birlan permanecen en Castro del Río hasta el verano de 1916. Ambos, que debían de estar inscritos en los ficheros policiales como “caracterizados anarquistas”, publican durante este tiempo numerosos artículos en Tierra y Libertad pero sin dar pistas sobre su ubicación geográfica. Por documentación emanada con posterioridad y conservada en el Archivo Histórico Municipal de Castro del Río conocemos que Francisco Jordán desempeño entre marzo y julio tareas docentes en la escuela del Centro Obrero. La coincidencia en la procedencia (Pinos Puente) y en la profesión, los dos eran carpinteros, nos induce a pensar que pudieran haberse ganado la vida durante su estancia en Castro del Río participando en las faenas de reparación de las instalaciones de la fábrica de extracción de aceite de orujo de la empresa Carbonell y Compañía, dañada por la explosión de una caldera en el mes de mayo de ese mismo año 1916. Recordemos que ésta tenía una sucursal en Pinos Puente y pudieran haber sido recomendados desde allí, donde lo más probable es que llegaran a prestar sus servicios profesionales.

Operarios Carbonell y Cía de Castro del Río (1916)
    La fotografía procede del  álbum: Carbonell  50 años de trabajo (1º de junio de 1866 – 1º de junio de 1916). Bodas de Oro de la Casa Carbonell y Cía.
    Hasta pudiera darse el caso de que entre los retratados estuviese la referida pareja granadina. Trabajo casi pericial que dejamos en manos de los fisonomistas.
    El 29 de junio Sánchez Rosa recala una vez más en Castro del Río para participar en un multitudinario mitin pro presos por cuestiones sociales. Abrió y presidió el acto José Dios Criado, como presidente del Centro Obrero. Le siguieron en el uso de la palabra Luisito Mármol, un alumno aventajado de su escuela racionalista, el compañero Antonio Pérez Rosa, auxiliar docente,  y el maestro Francisco Jordán, que terminaría cediendo la palabra a Sánchez Rosa que cerró el acto. Según la crónica éste trascurrió dentro de un orden perfecto, exceptuando alguna que otra interrupción por parte del delegado de la autoridad para atemperar los bríos de los conferenciantes. Birlan, que era hombre más de pluma que de tribuna, no participó.


Conclusiones



     Ambos se despiden de Castro del Río iniciando una nueva e intensa etapa de militancia obrera con Barcelona como destino definitivo.
    García Birlan entra a trabajar en la redacción de Tierra y Libertad y se convierte pronto en asiduo del Centro Obrero barcelonés de Mercaders-Serrallonga, donde prosigue con su formación autodidacta que le permitiría convertirse con el tiempo en uno de los escritores y periodistas más reputados del movimiento libertario.
   Francisco Jordán también asiduo del mismo centro laboró desde él en pro de la reorganización de la CNT.  El 24 de agosto de 1916 fue elegido Secretario del Comité Nacional de la CNT. El 15 de octubre y el 18 de noviembre de 1916 participó en los mítines conjuntos con la Unión General del Trabajo (UGT) celebrados en la Casa del Pueblo de Madrid para pedir el abaratamiento de las subsistencias, trabajo y amnistía para los presos y procesados ​​por cuestiones político-sociales. Participó activamente en la organización de la huelga general de 24 horas del 18 de diciembre de 1916. El 28 de enero de 1917 era detenido en Barcelona por resistirse a los agente de la autoridad y encarcelado gubernativamente, presentando la dimisión como secretario desde la cárcel. Puesto en libertad provisional el 16 de marzo de 1917, se integra en la redacción de Solidaridad Obrera que llegó a dirigir durante un tiempo, hasta que acusado y señalado de trabajar al servicio del espionaje alemán, es separado de la organización. Como hemos prometido ocuparnos de su peculiar y controvertida trayectoria prescindimos de más detalles.


FUENTES UTILIZADAS

Las mismas referenciadas en la entrada anterior a las que habría que añadir:

Miguel Íñiguez / Enciclopedia histórica del anarquismo español. 2 volúmenes de texto y 1 de fotografías. Asociación Isaac Puente. Vitoria, 2008.
Francisco Merino Cañasveras / Castro del Río del Rojo al Negro. 2ª edición de 1989.

2 comentarios:

  1. La casa de mis padres y donde yo nací, en la fotografía de arriba.

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  2. La aproximación bio-bibliográfica a la figura del anarquista cordobés Salvador Cordón Avellán, con la que enlazamos, fue publicada por el que suscribe en el nº 1 de la Revista El Paseo Cultural de la ciudad de Cabra (1997). Tiene algunos vacios e imprecisiones que pensamos subsanar en una futura edición corregida y ampliada. Una enciclopedia histórica del movimiento obrero en Castro del Río, pudiera ser un buen marco para incluirla. Ahora que hay tanta concienciación institucional con los temas relacionados con la memoria histórica deberíamos intentarlo. Vamos al turrón.

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