Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

31 octubre 2013

INGENIERO DAMIAN QUERO (2ª PARTE Y FINAL)



    Como ya anunciábamos, en el año 1876 el ingeniero Damián Quero Díaz y familia, después de aquella larga e insalubre experiencia colonial, fija su residencia en Córdoba cuando entra a formar parte de la plantilla de la Jefatura Provincial de Obras Públicas, su nuevo destino profesional.

MILITANCIA MASÓNICA


     Las noticias sobre su pertenencia la Masonería nos las proporciona el libro sobre la Masonería en Córdoba, del que ya tomamos su retrato. 


     En el cuadro de la Logia Estrella Flamígera de la capital cordobesa, cuyos orígenes se remontan al año 1871, encontramos al ingeniero Damián Quero con grado 13º y nombre simbólico “Pelagio” en el año de 1876, prácticamente coincidiendo con su establecimiento en la ciudad de Córdoba. Su grado nos invita a pensar que pudiera ya venir iniciado del archipiélago filipino. El principio de ayuda mutua, por el que se rige la masonería, le tuvo que resultar bastante útil a la hora de darse a conocer e introducirse en la sociedad cordobesa.
      De su puño y letra, perfectamente reconocible por su espectacular caligrafía, es  una plancha emitida el 8 de diciembre de 1876 por la Aug. y Resp. Log. Estrella Flamígera núm. 102 regularmente constituida en el Valle de Córdoba bajo los auspicios del Gr. Or. Lusitano Unido, dirigida a la masonería universal manifestando su opinión sobre la guerra que venía desarrollándose en los Balcanes desde 1875. Damián Quero presidió la comisión encargada de su redacción, en la que se hace un análisis del conflicto en base a los principios masónicos del pacifismo y la neutralidad.


    Aparece incluida como anexo documental dentro del libro de la Masonería en Córdoba, siendo el verdadero origen de estos documentos el por entonces A.H.N. de Salamanca, hoy Centro Documental de la Memoria Histórica, a donde fueron a parar muchos de los papeles emanados por la masonería española al ser puestos a disposición del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, que tuvo su sede en aquella ciudad castellana.

    Durante ese mismo año de 1876, el de su ingreso en la Log. Estrella Flamígera, trasciende a través de la prensa cordobesa esa vocación propia de la masonería de involucrarse en cuestiones educativas y filantrópicas:

     “Fomento de la Enseñanza.- Se ha presentado al Sr. Gobernador para su aprobación el Reglamento que ha de regir una sociedad bienhechora que llevará por título el epígrafe, y que tiene por objeto dar segunda enseñanza gratuita hasta el bachillerato a algunos niños pobres, procedentes de las escuelas gratuitas de esta capital, en las que deberán haber obtenido la nota de sobresaliente. Forman parte de la Junta los señores D. José Abela, D. Juan Velasco, D. Eduardo Solier, D. Damián Quero, D. Francisco González Candelbac, D. José Sánchez, D. Guillermo Poole, D. Antonio Caro Fresneda, D. Bonifacio Campos y D. Manuel Martín”.

(Diario de Córdoba 31 de agosto de 1876)

     
    La práctica totalidad de los relacionados aparecen en los cuadros de las logias cordobesas Estrella Flamígera y Patricia, aunque con claro predomino de la primera. No debió ser autorizada pues no volvemos a tener noticias sobre ella. La mayoría de los integrantes de este activo y laborioso grupo de masones cordobeses se hallaban también relacionados con la Sociedad Económica de Amigos del País de Córdoba. Se trata de hombres proyectados social y profesionalmente durante el extinguido régimen republicano. 
    
     Figura el nombre del Venerable Maestro de la Logia Estrella Flamígera, el pintor, escenógrafo y decorador Francisco González Candelbac, que dejó su particular impronta artística en el edificio del Gran Teatro inaugurado en 1873.
     Algunos con el tiempo, a medida que prosperan con éxito en sus respectivos negocios, evolucionan hacia posicionamientos conservadores. Es el caso del industrial Antonio Caro Fresneda (Fundición de la Merced) que llegó a ser una figura destacada en las filas del Partido Conservador en la capital cordobesa tras su etapa de militancia masónica y republicana. Otro caso similar es el del sombrerero e industrial José Sánchez Muñoz (1845-1919), heredero de José Sánchez Peña, también iniciado en política en las filas del Partido Republicano Federal, y con el tiempo llegaría a ser varias veces concejal y teniente de Alcalde por el Partido Conservador.


    Al año 1877 se corresponde un extenso trabajo periodístico firmado por Damián Quero, que apareció publicado en el Diario de Córdoba, titulado  “Un Pensamiento Benéfico”, en el que aflora la típica filantropía que inspira a la masonería.
     Se trata de un artículo de divulgación social sobre una experiencia cooperativa puesta en marcha en Madrid por un cordobés llamado Rafael Saldaña “cuya realización ha de producir en breve tiempo una transformación en la actual manera de ser de la clase menesterosa y desvalida”.
     Entre las pretensiones de la Cooperativa “El Porvenir”, por cuya extensión apostaba Damián Quero con su proselitismo, se hallaba la de:

    “Sustituir las viviendas miserables y malsanas en las que se aglomera la familia del infeliz bracero, sufriendo todo género de molestias y enfermedades, por una habitación sola e independiente, extensa y ventilada. Mediante un alquiler fabulosamente exiguo, que por medios indirectos llega a reintegrarse, facilitarle gratuitamente los elementos más amplios posibles para que pueda educar a sus hijos y darles la instrucción científica y práctica necesaria, a fin de formar excelentes obreros en las diferentes industrias, como fin principal”.

    Tras desarrollar detalladamente todos los pormenores para conseguir hacer viable tan utópico proyecto, concluye con la obligada referencia a la necesidad de transportarlo hasta Córdoba:

     “Esperamos que el director de la empresa, nuestro ilustrado amigo, que al hacer extensiva la realización de su fecunda y filantrópica idea a las principales capitales de España no se olvide de su ciudad natal, donde hasta hoy nada se ha llevado a cabo para sacar del abismo de ignorancia y miseria en que yacen sepultadas las clases proletarias”.

(Diario de Córdoba 17 de julio de 1877)

     El tal Rafael Saldaña debe ser el hermano de su correligionario y amigo, también masón, el diputado por el distrito de Montilla en las Cortes de la I Republica, don Ramón Saldaña y Álvarez.
     Es la única colaboración suya que hemos sido capaces de localizar en la prensa de la época, y desconocemos el impacto que pidieran haber causado sus denuncias en el seno de la estamental sociedad cordobesa.
     Para 1883, cuando la logia Estrella Flamígera de dio de baja en el Gran Oriente Lusitano Unido  para regirse por la obediencia del Gran Oriente Español, creemos que Damián Quero ya no debía de pertenecer a la misma (lo argumentaremos más tarde).

MILITANCIA REPUBLICANA


    Los años del Sexenio Democrático en España, durante los cuales se operan importantes transformaciones políticas en nuestro país, los vivió Damián Quero en su destino colonial. 
    Desconocemos hasta qué punto los postulados ideológicos democrático-republicanos profesados por  su hermano José pudieran haberle influido.
    En 1881, tras seis años de gobierno conservador, Alfonso XII puso al frente de los destinos de la nación a Práxedes Mateo Sagasta. Era la primera vez, que de forma pacífica, llegaba al poder un partido heredero del viejo progresismo liberal.
    Dentro de un nuevo marco de libertades se reorganiza el movimiento obrero y las diferentes familias del republicanismo.
    Los republicanos históricos federales cordobeses en noviembre de 1882 eligen comité local y provincial con vistas a retomar su pasada actividad política. En aquella embrionaria organización participó el ingeniero Damián Quero que resultara elegido para formar parte de ambos. Labora al lado de históricos como Ángel de Torres o Ramón Saldaña, ambos masones, o los ya referidos Antonio Caro y Rafael Sánchez. 

Diario de Córdoba (20 de noviembre de 1882)


    Por su condición de funcionario público se mantuvo siempre en un segundo plano. Lo publicado en El Nuevo Régimen a su muerte nos sirve para hacernos una idea sobre cómo vivió la política:

   “En política fue invariable. No abandonó nunca la democracia, la federación, ni la republica; no tuvo nunca veleidades dentro de su partido. Era hombre ajeno a toda ambición política, a quien no movían sino sus ideas y el amor a la patria”.

    Prueba de ello es que en la mayoría de las cabeceras de prensa afines a sus ideas podemos encontrar su nombre entre los suscriptores, así como participando en las típicas cuestaciones. Sirva de ejemplo la realizada por La República en el año 1.888 en favor de una Asociación Benéfica encargada de socorrer a los presos y emigrados políticos republicanos:





CULTURA Y SOCIEDAD



    En octubre del año 1879 participa en un ciclo de conferencias agrícolas organizado en Córdoba, impartido por Ingenieros en sus diferentes ramas, profesores y catedráticos de la Escuela de Veterinaria, del Instituto y de la Normal de Maestros. El tema desarrollado por Damián Quero fue “La Arquitectura rural”.
    En 1881 formaba parte, como vicepresidente, de la Junta Directiva del Centro Industrial en cuyos locales celebraba sus reuniones y actos públicos un recién nacido Ateneo de Córdoba. Integrado en el mismo dentro de la Sección de Ciencias exactas, físicas y naturales.
    Durante los años 1883 y 1884 formó parte de la Junta Directiva del elitista y aristocrático Circulo de la Amistad de Córdoba. Suponemos que por estas fechas ya había dejado atrás su militancia masónica.
    Ya había adquirido cierto prestigio a nivel social, por lo que lo mismo le encontramos actuando como jurado en los tradicionales concursos hípicos, en las típicas muestras de ganado y maquinaria o como responsable a la hora de dictaminar los premios en los certámenes científico-literarios.


OBRAS PÚBLICAS

    Exceptuando un corto destino provisional en la provincia de Almería (1883), el grueso de su carrera transcurre en la Jefatura Provincial de Obras Públicas de Córdoba, como Ingeniero Jefe desde 1887 hasta su fallecimiento en 1889.
    Tuvieron que ser innumerables los proyectos en los que se estampara su firma.


     Entre los de mayor envergadura podemos citar el de la desviación de la carretera Madrid-Cádiz a su paso por la capital cordobesa, con un nuevo trazado entre la Cruz del Rastro y el Puente Mayor sobre el Guadalquivir, que llevaba aparejada la prolongación del famoso Murallón de la Ribera. Se realizaron algunas expropiaciones y se iniciaron los trabajos en 1890, que quedaron pronto interrumpidos por falta de liquidez.
    Su obra llega hasta los mas remotos lugares de la provincia:

Cuesta de la Traición (Ctra. Córdoba-Villaviciosa)
Paseo de la Cruz (Espiel)


Alcantarillado en Espiel



LA FAMILIA

     Por la notoriedad alcanzada en el seno de la sociedad cordobesa la prensa se hará eco de todos aquellos acontecimientos relacionados con su familia.
     Especialmente doloroso tuvo que ser el año 1892 durante el cual se produce el fallecimiento de su madre en Porcuna (31 de mayo) y el de sus hermanos Francisco y José, que dejaron de existir los días 25 y 28 de agosto, en Lopera y Porcuna respectivamente.
     Se le conocen cinco hijos varones: Luis, Juan, Carlos, Fernando y Eduardo. Sobre Juan no han trascendido noticias, y muy posiblemente falleciera joven durante su estancia Filipinas.
     Luis, el primogénito, había nacido en Madrid, estudiaría para Ingeniero de Montes integrándose en el escalafón de dicho cuerpo. Su carrera profesional trascurre fuera de Córdoba, en los distritos forestales de Palencia, Tarragona y Cádiz. Fallece en Madrid en 1933.
     Carlos (Ingeniero de Caminos) y Fernando (Ingeniero de Montes) residieron en Córdoba. Compaginaron sus respectivas carreras con el mundo de los negocios. Se hicieron con pertenencias mineras y dirigieron, como presidente y vicepresidente respectivamente, una sociedad minera intitulada la Conquista del Valle (1909).
     Los hermanos Fernando y Carlos Quero Goldoni fueron también principales accionistas y miembros del consejo de administración de la sociedad de seguros, caja de ahorros y previsión “La Mutual Latina” con sede en un céntrico edificio de la moderna avenida del Paseo del Gran Capitán.



     Fernando, casado con una prima hermana, Dolores Quero Taberner (hija de su tío Francisco), falleció en Córdoba en 1924.
     El poderío económico y social del ingeniero Carlos Quero resulta afectado considerablemente cuando contrae matrimonio, en segundas nupcias, con la señorita Soledad Cabrera Trillo-Figueroa “Marquesa de la Mota del Tejo” (1915).
    Ya como Marqués de la Mota del Trejo traslada sus inquietudes económicas al mundo de la industria. En 1922 se embarca en dos proyectos complementarios: “La Frigorífica Cordobesa” dedicada a la fabricación de hielo y “La Mezquita” dedicada a la fabricación y comercialización de de cerveza, primer establecimiento de este tipo nacido en Córdoba.


    Fallece en Córdoba en julio de 1933, al no conseguir recuperarse de las graves lesiones sufridas en un accidente de automóvil.
    El menor de los hermanos, Eduardo Quero, rompe con la tradición de la ingeniería y sigue la carrera militar dentro del arma de caballería. Es quien mantiene unos lazos más estrechos con la localidad de origen de su padre. En 1904, con la graduación de teniente, contrae matrimonio en Porcuna con Josefa Morente del Castillo, perteneciente a una familia de acaudalados propietarios. Su carrera militar se desarrolla en Córdoba. Retirado con la graduación de Teniente Coronel en 1931 (Ley Azaña). Sus servicios en favor de la sublevación militar de 1936 serian recompensados con la Presidencia de la Diputación Provincial de Córdoba que ostentaría entre 1936 y 1941.


UN PANTEÓN SINGULAR




     Los restos mortales del ingeniero Damián Quero Díaz y los de su esposa Concepción Goldoni y Rivas, así como los de sus hijos Fernando, Carlos y Eduardo, reposan en un singular panteón, exento de simbología religiosa, dentro del Cementerio de la Salud de Córdoba. La tumba aparece rematada por una enorme columna, que representa a un mojón de carretera con el escudo de la Escuela de Ingenieros de Caminos.

27 octubre 2013

INGENIERO DAMIÁN QUERO (1837-1899).



     La historia de los pueblos está llena de personalidades que quedan injustamente olvidadas o relegadas intencionadamente, y cuya  trayectoria vital y profesional apenas si trasciende por cuestiones mayormente de índole ideológico.
     El nombre de Damián Quero le resultará familiar a muchos hijos de Porcuna, ya que permanece todavía en el callejero local asociado a la conocida Plazoleta de los Gallos, ubicada a espaldas del templo parroquial.




     El homenajeado es su propio nieto, Damián Quero Morente, que alcanzará tal distinción por su condición de “Caído por Dios y por España”. Era hijo a su vez de Eduardo Quero Goldoni, otro porcunense con calle dedicada, compañero de promoción y amigo del General Queipo de Llano e implicado de lleno en la trama golpista que propició el éxito de la conspiración contra la II Republica Española en la capital cordobesa.
      Hasta su hermano José de Quero, quien fuera alcalde de Porcuna durante de la I República y vicepresidente de la Diputación Provincial de Jaén, obtuvo el reconocimiento de sus paisanos casi veinte años después de su muerte. La antigua calle Real adoptó su nombre y fue colocada una placa conmemorativa en la fachada de la casa en la que nació.


    En esta misma casa debió venir al mundo Damián Quero Díaz, nacido el 27 de septiembre del año 1837.
    Sus padre fueron Manuel Benito de Quero y Partal, escribano de actuaciones públicas (notario) y Juana Josefa Díaz Izquierdo. Tuvieron varios hijos además de los ya citados. Francisco que seguiría la carrera de las armas, alcanzando la graduación de Comandante de Infantería y otro presumiblemente desaparecido a corta edad.
     En el trabajo de Don Antonio Aranda sobre el Archivo Parroquial de Porcuna aparece un hijo de este matrimonio bautizado en Porcuna por el sacerdote Francisco de Quero y Partal, hermano de Manuel Benito y cura párroco de San Martín de Arjona. Creemos que pudiera tratarse del primogénito, a quién se le puso por nombre Benito, alargándolo con el Bonoso Maximiano típico entre los moros blancos.
   José de Quero estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Central (Madrid), licenciándose en el año 1857. En 1860 fallecería el padre. Pese a tal circunstancia, Damián Quero pudo trasladarse hasta Madrid al objeto de prepararse para el ingreso a la Escuela Especial de Ingenieros de caminos, canales y puertos, a cuenta del metálico y efectos que se le adjudicaron a la muerte de su padre.



    Conseguido su primer objetivo, inicia su formación en el seno de tan prestigiosa institución educativa. Según sus planes de estudio, superado el cuarto año se producía el ingreso automático en el cuerpo. En su de hoja de servicios, a la que hemos podido tener acceso y de la que hemos sacado la fecha de su nacimiento, consta con la antigüedad en el cuerpo desde el 3 de noviembre de 1864.

    Superado el periodo de prácticas se produce su nombramiento definitivo:


    Por estas fechas ya se hallaba casado con Concepción Goldoni y Rivas, de cuyo matrimonio habían venido al mundo dos varones llamados Luis y Juan.
    El hecho de tener ya responsabilidades familiares y el de haber tirado previamente de su parte de herencia, creemos que tuvo que ser determinante a la hora de optar por un destino colonial mejor retribuido.
    Por R.O. de 24 de noviembre de 1866 fue nombrado Ingeniero 1º con destino a las obras públicas de las Islas Filipinas con un sueldo anual de 1.200 escudos y 2.800 de sobresueldo.
    Inmediatamente se desplaza hasta la villa de Porcuna para hacer testamento en la notaria de don Francisco Funes Merino, y así dejar atadas una serie de cuestiones sucesorias en previsión de cualquier incidencia durante su aventura colonial. Nombró como albaceas a su tío Fermín de Quero y Partal, y a sus hermanos José y Francisco de Quero y Díaz, propietario y militar en activo respectivamente. 
     El 19 de diciembre embarcaba en Marsella con destino a las Islas a través del Canal de Suez.
     Destinado en un principio al distrito de Nueva Caceres realiza varios reconocimientos y replanteos de edificios públicos, así como estudios para el establecimiento de algunos puentes en la provincia de Batangas.


     Obsérvese el excepcional grado de perfección de su caligrafía.

    Con el tiempo sería nombrado Ingeniero Jefe del distrito de Cebú en el trascurre la mayor parte de su carrera profesional durante su estancia en la Isla.
    Sobre sus proyectos y realizaciones materiales conocemos algunas muestras, cuyas litografías, sacadas de fotografías, fueron publicadas en la Ilustración Española y Americana.
    Se tratan de la nueva Casa del Gobierno de Iloio en la Isla de Panay y un puente de madera sobre la ría de Iloio,  

Casa del Gobierno de Iloio.
Detalle del Puente sobre la Ría.

    En el reportaje publicado en la Ilustración se le atribuye el mérito al Jefe de Obras Publicas. Tal circunstancia no pasó desapercibida para Quero, que inmediatamente se encargó de clarificar la verdadera  responsabilidad de las mismas:

   “Rectificación. La Ilustración Española en su último número, presenta los notables dibujos de las obras ejecutadas en Iloio (Filipinas) , atribuyendo el mérito de su ejecución al jefe de obras públicas: y nosotros, mejor informados, debemos rectificar que han sido ejecutadas y dirigidas por el ingeniero de caminos, jefe del departamento de Las Visayas, don Damián de Quero y Díaz”.


(La Iberia 1875)

    Coincidiendo con la terminación de estos trabajos resulta afectado su estado de salud:

    “Don Damián Quero, ingeniero civil, padece una afección disentérica, que se hace tenaz a cuantos medios se han venido poniendo en práctica para su curación, y que produce ya serios trastornos debido a su falta de nutrición, por lo que hoy su vida se encuentra en grave peligro y estando sostenido el padecimiento por causas climatológicas, creo de imprescindible necesidad su más pronto traslado a la Península, como único medio de salvación”.

(De un certificado médico expedido en marzo de 1875)


    Atendida su solicitud de licencia temporal, el 9 de abril de 1875 sale del puerto de Iloio a bordo del vapor ingles Benladi, que tenía por escala Singapur y por destino Londres.
    Tras una larga travesía, el 31 de mayo desembarcaba en el puerto de Málaga a bordo del vapor mercante “Alegria” procedente de Gibraltar.


    La familia, que había crecido durante esos 8 años de estancia en el archipiélago, debió permanecer a la espera.
    Durante este periodo fijo su residencia en Porcuna al lado de su madre y hermanos. La recuperación, al parecer, no terminaba de llegar, por lo que inició los trámites para la obtención de la licencia definitiva, a la que termina accediendo el Ministerio de Ultramar “sin prejuicio de ser preferido para volver a su destino si cuando se restableciese por completo hubiese vacante”.
    Su familia regresa inmediatamente y  es destinado a la Jefatura Provincial de Obras Públicas de Córdoba, en la que se desarrollará el grueso de su carrera profesional, y de la que llegaría a ser Ingeniero Jefe.
   Este nuevo periodo de su vida, durante el cual militaría en las filas de la Masonería cordobesa, y adquiriría cierto peso y ascendencia dentro del Partido Republicano Federal de la provincia de Córdoba, lo dejamos pospuesto para una nueva entrada.

FUENTES UTILIZADAS

Expedientes y documentos varios alojados en el Portal Pares de Archivos del Ministerio de Cultura.
Testamento de don Damián Quero y Díaz, dado en Porcuna el día 10 de diciembre de 1866 ante el notario  don Francisco Funes Merino. Protocolos Notariales (AHPJ). Obtenido por gentileza de un amigo con el que comparto aficiones llamado Jesús Morales Quesada.
Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional.
Biblioteca Digital Hispánica.
El retrato procede del libro de Francisco Moreno Gómez / Juan Ortiz Villalba: La Masonería en Córdoba. Ed. Albolafia. Córdoba. 1985.



26 octubre 2013

Los orígenes del obrerismo en Motril: el mitin de Pablo Iglesias del año 1914.



Antecedentes

    Tanto por las Actas de los Consejos de la Región Española de la A.I.T. como por las cartas, comunicaciones y circulares de su Comisión Federal, podemos constatar la existencia en la ciudad de Motril  de una pequeña organización nacida en el año 1874, afecta a aquel primer obrerismo inspirado en los principios de la Primera Internacional. Al frente de  la misma se hallaba un trabajador llamado Agustín Fernández.
     Durante los primeros años del siglo XX existieron en Motril dos sociedades obreras nacidas al abrigo de un pequeño, aunque muy activo, grupo de republicanos y librepensadores: “La Resistencia” y “La Cultura”, presididas respectivamente por Aurelio Valentín Asensí y José Arquero García. Presidente honorario de ambas en 1904 era el hostelero y director del Colegio Politécnico, Adolfo Hernández Avancini, a su vez máximo responsable de la Junta Municipal Republicana.

     A la necesidad de encauzar al proletariado electoralmente hacia las ideas e intereses políticos del republicanismo debe responder el nacimiento de una nueva sociedad obrera intitulada “La Obra” que surge en el año 1912, y de la que la única noticia de la que disponemos es la fotografía que aparece a continuación: 


     El obrerismo inspirado por los principios del Partido Socialista Obrero Español tardaría en llegar a las costas mediterráneas granadinas. Las propagandas del activo militante Manuel Yudes son mayormente las responsables de ello. Con fecha de 10 de abril de 1914 aparece inscrita en el registro de asociaciones “La Democracia Social”, constituida como agrupación socialista local. Manuel Yudes se vanagloriaba en las páginas de El Defensor de Granada de la propagación de sus ideas: “Ya era hora de que las ideas emancipadoras traspasasen el Suspiro del Moro”.
     Fruto de aquellas propagandas y del activismo de aquellos primeros socialistas motrileños, nacería ese mismo año una sociedad obrera agrícola denominada “El Despertar”. No tardarían en fusionarse ambas entidades (septiembre de 1914). Si damos crédito a la noticia aparecida en El Socialista su potencial  humano se correspondería con las siguientes cifras: 690 asociados en “El Despertar" frente a los 1.110 que había conseguido alcanzar ·”La Democracia Social” durante sus primeros meses de vida. Como secretario del nuevo comité figura Francisco P. Alonso.

El mitín de Pablo Iglesias en Motril


     Con la idea de consolidar estos primeros logros, Manuel Yudes, amigo personal de Pablo Iglesias, consigue convencer al líder nacional de su partido para que se desplace hasta Motril al objeto de impartir un mitin, que no pudo ser confirmado y anunciado hasta última hora.
      En la tarde noche de 17 de octubre de 1914 llegaba Pablo Iglesias a Granada, recibido en la estación de ferrocarril por Manuel Yudes y una comisión motrileña desplazada al efecto. Al día siguiente, de mañana, atraviesan en automóvil el Suspiro del Moro con dirección a la costa:

   “A las doce y media llegó a la ciudad costera Pablo Iglesias, acompañado de  los señores de la comisión, Moreu, Peña, Almoguera y Yudes.
    Un  gran trecho antes de la población, había esperándolo más de 2000 personas  y todas los sociedades obreras con sus banderas,  la de la Agrupación  socialista rompió la marcha. Con  gran trabajo pudo Pablo Iglesias  llegar al Centro Obrero; los vivas al Socialismo y a Pablo Iglesias no cesaron, teniendo este que hacerse oír desde el balcón del Centro”.



    Por la tarde se organizó un mitin al aire libre en la Rambla de Capuchinos, donde se levantó una tribuna con exorno floral y sobre la que se colocaron todas las banderas de los centros y sociedades obreras. El citado acto estuvo muy concurrido pese a contar con la competencia de una novillada de las programadas para la feria de octubre (unas 5.000 personas).
     Las crónicas destacan la comparecencia de un público heterogéneo: “Asistieron muchos ciudadanos que no tuvieron inconveniente de mezclarse con los obreros para escuchar el discurso de Iglesias”.
    Fueron sucediéndose en el uso de la palabra Manuel Pérez (Presidente de la Agrupación), Eduardo Castro (Presidente de las Juventudes Socialistas motrileñas), Manuel Yudes (de la Agrupación granadina), hasta que llegado el turno de Pablo Iglesias, al levantarse, “fue  recibido con entusiastas vivas y aplausos”.
    Con respecto a su discurso, salieron las típicas alusiones a las ventajas de la organización obrera, esbozó la finalidad del programa socialista y los procedimientos utilizados con vistas a alcanzar la tan deseada emancipación del proletariado.
Terminó con un consejo: “Motrileños, dice, yo no conozco este pueblo, pero por las noticias que tengo de él, parece que hay algo de tirantez entre obreros y patronos. Eso no debe de existir, pues como los patronos y gente acomodada d este pueblo, sigan por ese camino, cada vez se ahondaran mas las diferencias, y tened en cuenta que el que siembra vientos recoge tempestades” (ovación delirante que duro quince minutos).
     El corresponsal en Motril de El Noticiero Granadino, don José Garcés Herrera, consideraba inoportuno el día y la hora señalada para tal acto, por hallarse el pueblo celebrando sus tradicionales fiestas. Aunque no da cifras de asistencia, manifiesta que el acto resulto frío y que se resintió seriamente por hallarse una gran parte de los correligionarios de Iglesias en la novillada festiva celebrada aquella misma tarde:

    “No pudimos ver allí el calor de pasión y de entusiasmo que esperábamos de un núcleo socialista tan numeroso como el que aparece afiliado bajo la bandera de “La Democracia Social” y tan lleno al parecer de alientos y de fe.
    De cualquier suerte, sería absurdo negarle importancia al acto realizado el domingo último; y acaso la prueba más notoria de ella es la asistencia al mismo de muchos elementos que ni están ni pueden estar, al menos actualmente, con el socialismo. De ahora más, en el retablo político motrileño ha actuado cada “maese Pedro”, que mejor es no recordar, preciso es considerar un nuevo factor y factor importante, pues a la indiscutible fuerza que tiene toda organización numerosa y disciplinada, únase la no pequeña que le presta al estar alentada y urgida por la palabra persuasiva del patriarca”.

    Tras abandonar Motril, Pablo Iglesias celebró esa misma noche una conferencia en el Centro Ferroviario de la placeta del Alcázar de Granada. Le precedieron en el uso de la palabra dos integrantes de la comisión motrileña que le acompañó en el viaje de regreso a la capital.
    Eduardo Castro y Fernando Moreu dirigieron un saludo a los obreros granadinos en nombre de la clase trabajadora de Motril.
    Llama la atención la presencia de un miembro de la familia Moreu (burguesía liberal tradicionalmente ligada a actividades comerciales e industriales) relacionado que aquel primer socialismo motrileño. El tal Fernando Moreu, ateniéndonos a sus palabras, se hallaba plenamente seducido por aquel nuevo ideario: “El socialismo es la Moral y la Justicia, lamentándose de la poca unión existente entre los obreros”.
    Sin poner la mano en el fuego, no sea que nos quememos, este motrileño de la cáscara amarga, especie de oveja negra de su familia, bien pudiera ser el  ingeniero industrial Fernando Moreu Díaz, iniciado en  los principios del socialismo durante su etapa universitaria en la capital de España. La primera actividad profesional que se le conoce fue como director de la Azucarera de San Fernando entre 1907 y 1914, cuando por problemas económicos sus accionistas, entre los que se encontraba su padre, de deshicieron de ella. En las páginas de El Socialista del año 1915 constan varias contribuciones a su nombre, de una respetable cuantía. para el sostenimiento del diario. En 1951 llegaría a ser Alcalde de Motril.

     La visita de Pablo Iglesias a Motril respondió a las expectativas de sus organizadores. Inmediatamente después empezaron a aproximarse al socialismo, obreros pertenecientes a los diferentes gremios laborales.



    Los obreros empleados en las obras del puerto se constituyen en una sociedad denominada “La Hércules”, que en abril de 1915 se declararán en huelga por no acceder el contratista a concederle las nueve horas de jornada de abril a septiembre, manteniéndose el resto del año de sol a sol. Destaca entre ellos por su liderazgo un obrero llamado José Peña Gálvez.
    Otro importante contingente de entre el proletariado lo constituían los obreros de la construcción organizados en torno a una sociedad de albañiles bautizada como “El Trabajo” cuyo presidente era Manuel Fernández Denia, actuando como secretario Manuel Avellaneda.
    Los chóferes y conductores también se organizaron en una  Sociedad de Transportes, presidida por Rafael Herraste.
    Uno de los principales logros del socialismo motrileño, a la vez que banderín de enganche, fue la puesta en marcha de una cooperativa de pan, “La Redención”, que llegó a fabricar tres mil kilos diarios. Al frente de la misma se hallaba en 1915 Miguel Pérez Fuentes y Francisco Antonio Domínguez.



   Las columnas de El Socialista se llenan de artículos remitidos desde Motril por el responsable de las Juventudes Socialistas Motrileñas, Eduardo Castro, un controvertido personaje que tenía buen manejo de la pluma en comparación al resto de sus compañeros, por lo que se hará pronto con la dirección y secretaría de la agrupación socialista motrileña.
    Aspectos relacionados con la posterior evolución del movimiento obrero en Motril, quedan en reserva para una próxima entrada.

FUENTES UTILIZADAS

Antonio Mª  Calero Amor / Historia del movimiento obrero en Granada (1909-1923). Ed. Tecnos. Madrid, 1973.
Salvador Cruz Artacho / Caciques y campesinos: poder político, modernización agraria y conflictividad rural en Granada (1890-1923). Ed. Libertarias, 1994.
El Socialista (Hemeroteca de la Fundación Pablo Iglesias).
Prensa periódica granadina (El Noticiero Granadino, El Defensor de Granada…) alojada en la Biblioteca Virtual de Andalucía.
Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional y Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

Algunas muestras gráficas proceden del exitoso grupo de facebook Recuperar la Historia de Motril.

24 octubre 2013

GACHAS DE TODOS LOS SANTOS



     De un tiempo a esta parte se ha generalizado a lo largo y ancho del suelo patrio, una serie de “payás y tonterías” que no son propias de nuestra rica tradición cultural, y que irrumpen cada vez con más fuerza durante los días de la tradicional festividad  de Todos los Santos y de los Difuntos. 
     En los establecimientos educativos, por aquello del bilingüismo, se realiza un especial despliegue de medios humanos y materiales durante los días previos, que se traduce en carteles murales, infinidad de recortables de calabazas, brujas, asquerosos murciélagos, telas de araña y hasta un esqueleto del laboratorio de naturales, que me lo han plantado este año en el hall y al que no pierdo de vista en todo el santo día
     Ayer mismo intercambiaba impresiones al respecto con un campechano profesor de origen alpujarreño, enemigo acérrimo, como yo, de estos modismos.
     Salió a relucir la rica oferta gastronómica asociada a esta fiesta, especialmente en el apartado de dulces y postres, así como sus variantes en función de los terrenos.
     En los pueblecitos de la Alpujarra son las gachas dulces quienes ocupan el primer lugar, a las que se suman las primeras castañas y nueces de la temporada.
     En muchas poblaciones de las campiñas de Jaén y Córdoba las gachas dulces se siguen preparando coincidiendo con esos días de recuerdo para con los ausentes. Quiero recordar con especial regocijo aquellos días en los que una gran mujer, ya desaparecida, con la que compartía techo en la calle Pósito de Castro del Río, se afanaba desde primera hora de la mañana en la elaboración de tan rico manjar.


      Igualmente nostálgicos e ilusionantes mis recuerdos sobre aquellos solidarios intercambios vecinales de platos y raciones con los que podías llegar a alcanzar un gran pegote, si no eras capaz de racionalizar el uso de la cuchara.
     Desde que dejé de residir en esa villa, allá por el año 1997, no he vuelto a tener en la boca esa masa tan dulce con sabor a matalahúva y canela, que un servidor prefería sola con tostones, con muchos, muchos tostones. Las demás adiciones, como pudieran ser nueces o almendras, las apartaba para que después las lamieran los gatos.
     Hace un par de años miré en internet la receta, compré los ingredientes y me embarqué en su elaboración, con un impresentable mazacote como resultado. Ni para los gatos.
     Rastreando entre diferentes fuentes en busca del arraigo de tal postre en la provincia de Córdoba, nos hemos topado con una narración de corte costumbrista firmada por el historiador y periodista Alfredo Cazabán Laguna, un ubetense asiduo colaborador de la prensa periódica cordobesa durante las primeras décadas del siglo XX. Su título “La noche de ánimas”, que muy posiblemente esté incluido en alguna de sus muchas publicaciones impresas. 



    Las gachas y su tradicional proceso de elaboración son su eje central y auténticas protagonistas de la narración. Aunque la acción transcurre en un cortijo de su pueblo natal, Úbeda, su contexto encaja perfectamente con la etnografía y geografía cultural de olivar de secano, a la que pertenecen esas otras dos poblaciones vecinas objeto de este espacio. Su vocabulario, en el que abunda el diminutivo “ico-a”, el “pa”, el “ao” en vez de “ado”en las terminaciones del participio, o palabras como poyo o poyete, tan usuales entre los porcuneros, denota a las claras el origen jiennense de su autor.
     Sirva pues como recordatorio a las nuevas generaciones de hallowines y a la vez para recuperar vocabulario en desuso.

LA NOCHE DE LAS ÁNIMAS

    Había llovido mucho por la tarde y se había retirado el agua con el aire cierzo. Cuando se abría y cerraba la puerta de la casa entraba un frío que helaba las espaldas de aquellas buenas gentes, sentadas en forma de semicírculo, alrededor del fuego de la lumbre. En el poyo, donde tenían los muleros las cabeceras, fregoteaban las mujeres los lebrillos y las cazuelas; y los hombres arrimados a los pies de las llamas secaban el barro de los barbechos que cubría, casi del todo, los peales y las albarcas.
     Recosía el aperador con tomiza y aguja de almaraz, un cabezón que se había roto y el chota del manigero, iba y venía, descalzo a la cuadra, porque había puesto a secar sus calcetas de trabilla. Oscilaba la luz del candil de hierro colado de la chimenea, del gancho de palo, y su luz reverberaba en los cazos y peroles de cobre, que estaban en la pared de la cocina.
    Y dijo un mulero, oye María allá a un quesiqués:

Un galán enamorao
muy amigo de mujeres;
siempre está el probe mojao
y arrimao a las paredes.

     Pos.. el estropajo, dijo otro  mulero.
     Oye María, ¿a que no aciertas éste?  Un viejecico sentao en la sillica chupando la tripica…
     Dejadme de chascarrillos que no estoy pa bromas, que estoy haciendo las gachas pa cenar y pa que me dejéis solica con mi pena.
     Y María que era blanca como la nieve, y rubia como el maíz, bajó los ojos, miro a la sartén, y en las ascuas de la lumbre chirriaron, al caer de sus ojos, dos lágrimas.



     Salía de la sartén una columna de humo, de un humo con tufo que hacía toser porque daba en el gallillo. Apagó el humo de pronto la caída de un ciento de cuscurrones de pan bazo que empezaron a freírse; y al freírse, morenos como eran, se pusieron primero rubios, y luego amarillos, y luego dorados, y luego como la canela, y luego del color del hábito del Carmen, porque ya estaban fritos. Se remangó María el refajo, se puso en cuclillas, cogió con la mano derecha el cucharón de hierro, empezó a dejar caer, con la otra, puñados de harina, y meneando siempre a un lado para que no se cortara la mezcla, y soplando a menudo la lumbre, con los ojos entornados y doblando la cabeza fue haciendo aquellas gachas sustanciosas sobre las que, luego que estuvieron frías, cayó un jarro de miel de caldera, espesa, transparente, limpia como chorros de cristal que aun no se ha endurecido.
     Tan buenas estaban las gachas como los cuscurrones, cuando después de hacer María la cruz en la sartén, se hundieron en ellas las cucharas de boje que llevaban a la boca de aquella gente el clásico manjar de aquel día señalado.
     ¿No comes María?
     No tengo gana. Voy a asar las castañas pa que me dejéis presto.
   Poco después estallaban sobre las ascuas los vestidos barnizados en que se envolvían las castañas, impregnando la atmósfera del característico olor de la cáscara quemada y del perfume caliente de la carne de sus blancos senos.
     Roncaban los muleros tendidos en los poyos de la cocina. Se oía el patear de las caballerías en la cuadra. En el cuarto estaba Antonio el aperador echado sobre la cama. María de rodillas rezaba a la Virgen de Guadalupe, pintada en una estampa de papel.


    Por los lejanos montecillos, cuajados de olivares vino, como una ráfaga de viento, el triste doblar de las campañas de la torre de San Salvador.
    Se levantaron a la par Antonio y María.
     ¡Qué frió y solico estará mi nene en el Campo Santo! – dijo ella.
   Y se abrazaron llorando.
   Y en aquel instante, entró el chota del manijero  en el cuarto a sacar un costal de pan.
    Al otro día, contó en el hato el chota del manijero, que la noche de los Santos, después de cenar, a Antonio y María se les habían “corrido las gachas”.


    Asociado a tan rico postre existió la tradición de que con las sobrantes, ya endurecidas, se tapaban las cerraduras. Se decía que para que los muertos no pudieran meter la llave y llevarse a las niñas hermosas. Con el tiempo degeneraría en un entretenimiento golfo:

    “Algunos mozos de buen humor embromaban a sus amigos y conocidos tapándoles, con gachas, la cerradura de la puerta de sus casas a las altas horas de la noche y eran dignas de verse las escenas que se desarrollaban al volver muchas familias a sus hogares y no poder penetrar en ellos como consecuencia de la gracia mohosa de cualquier mal intencionado”.

      De un artículo de Ricardo de Montis (Recuerdos de otros días: los Santos y los Difuntos) publicado en el diario de Córdoba en el año 1924.
     Aquella costumbre, por el abuso, debió de de ser atajada de raíz por la vía gubernativa algunos años atrás:

Ya en el día de los Santos
no se asan las castañas
ni se cuecen tampoco
muchas ollas de batatas
ni se tapan las cerraduras
de las novias con las gachas.

(El Aviso de Puente Genil 1931)



   A la golfería halowinera actual les ha dado por el huevo. Hace ya algunos años, con nocturnidad y alevosía, arrojaron como media docena de ellos sobre las ventanas de mi domicilio que dan a la calle, cuando me encontraba plácidamente en el sofá viendo una película. A pesar de su cobarde huida precipitada y de que iban disfrazados y encapuchados, pude reconocer, por los andares, a uno de esos preadolescentes con los que convivo a diario. Sometido a un perspicaz interrogatorio durante el recreo, cantó la gallina, reconociéndose autor de los hechos imputados. Me atribuí prerrogativas de juez y consensuamos un castigo sin necesidad de elevar el asunto a instancias superiores.  Le coloqué, con su asentimiento, el remoquete de “huevero halowinero” que portó con orgullo hasta hace poco, cuando tras graduarse en sus estudios nos despedimos con un abrazo.