Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

30 junio 2012

Retablos del Altar Mayor de la Parroquial de la Asunción de Castro del Río.


     El artículo dedicado a Castro del Río en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, publicado por Pascual Madoz entre 1846 y 1850, recoge una escueta noticia sobre un primitivo retablo alojado en la capilla mayor de la iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción:
     “En la capilla mayor se ve un retablo moderno de dos cuerpos y de muy buena arquitectura, fabricado en el año 1826: en el inferior contiene en un arco el tabernáculo, y a los lados San Juan y San Marcos; el superior presenta Ntra. Sra.de la Asunción en el centro, y a der. e izq. San Lucas y San Mateo. En los costados de este retablo, sobre las puertas de la sacristía, se ven San Pedro y San Pablo, todos lienzos muy buenos del pintor honorario de cámara D. Diego Monroy y Aguilera”.

     Francisco Valverde y Perales en el capítulo que le reserva en su Historia de Baena (Toledo 1903) al pintor local Diego José Monroy y Aguilera (1786-1856), también refiere su producción para la parroquial de Castro, que tuvo que realizarse forzosamente durante esos primeros años de la tercera década del siglo XIX:

     “La iglesia Parroquial de la Asunción de Castro del Río, en su Capilla mayor, conserva siete lienzos pintados por este distinguido artista, representando a la Asunción de Nuestra Señora, los Evangelistas San Juan, San Marcos, San Mateo y San Lucas, y los Apóstoles San Pedro y San Pablo, todos considerados como muy estimables”.

     Cuando Rafael Ramírez de Arellano elabora su Inventario Monumental y Artístico de la Provincia de Córdoba (1902-1903), el referido retablo se hallaba desmontado y el templo cerrado al culto por reformas. Esta circunstancia le permite a R. de A. estudiar el ábside central de la iglesia:

     “Hemos visto que es exactamente igual al de San Pablo de Córdoba y tuvo baquetones, hoy rozados, y en las aristas exteriores conserva los botareles. Quedan dos de las estrechas ventanas que lo iluminaban, sin más adorno que una imposta en la parte alta para recibir el arco, cuyo tosco perfil es éste:

Se aprecia como el dibujo no era su fuerte
     En los despieces del muro se ven las marcas de los canteros. Todo está tan desfigurado que sólo detrás del retablo mayor, o subiendo a los desvanes, se puede estudiar".


     Ha sido precisamente esta referencia de R. de A y el obligado repaso por la bibliografía del profesor Aranda Doncel, quienes me ha permitido localizar en prensa histórica una crónica, remitida por el activo y culto corresponsal del Diario de Córdoba, Antonio Pérez López Toribio, sobre el resultado final de aquella reforma. Junto a la típica descripción de los fastos cívico-religiosos celebrados con motivo de la reapertura al culto, se extiende detalladamente en aquellas partes del templo que se vieron afectadas por la misma, cuyo importe (40.000 pesetas) fue sufragado íntegramente por don Joaquín Sotomayor y Sotomayor y su piadosa señora, Doña Salud del Barranco y Valdelomar.
     Una sucinta relación de las mismas la recoge Juan Aranda Doncel en su Estudio histórico del Barrio de la Villa, procedente del Boletín del Obispado de Córdoba, aunque la crónica del corresponsal del Diario es bastante más extensa. Le atribuyo, incluso, conocimientos en historia del arte o, por lo menos, que supo documentarse acertadamente para la ocasión, como podremos comprobar.
     La minuciosa descripción que nos trasmite del retablo mayor se corresponde casi al cien por cien con la plasmada en la ya famosa fotografía de Castellá que se muestra en la cabecera.  Lo que me ha llamado poderosamente la atención es que la distribución iconográfica original, reflejada en el artículo de Pascual Madoz, parece verse considerablemente alterada, ya que los lienzos de los cuatros evangelistas (Juan, Marcos,  Lucas y Mateo) que tenían reservado su sitio junto al de la Asunción en el retablo confeccionado en 1826, que lució dentro de la misma a lo largo de todo el siglo XIX, desaparecen de su lugar original. Todo esto me induce a pensar que más que a una reinstalación a lo que se vería sometido el retablo durante las ya referidas reformas de principios del siglo XX, sería a una restauración-recomposición de considerable envergadura, con el resultado de un retablo prácticamente de nuevo cuño.
     Dejemos que sea Antonio Pérez L-Toribio quien nos conduzca y nos informe sobre las transformaciones operadas en el templo parroquial tras aquellas reformas de 1902-1904:
     “El púlpito, la balaustrada colocada en el contorno del presbiterio y el retablo, pertenecen al tercer periodo del estilo ojival o gótico, conocido con el nombre de florido o flamígero, que como es sabido llego a alcanzar su mejor esplendor durante el siglo XV. El pulpito es todo de madera de cedro en su color propio, por lo que resulta severo y elegantísimo”.

     “La balaustrada o antepecho, como es de madera común, está pintada de blanco y sus molduras doradas mate y bruñidas”.

         
     “En cada vértice de los dos ángulos que forman la balaustrada en la gradería que da acceso al presbiterio, hay un facistol construido por una hermosa águila dorada mate, en actitud de volar, que se apoya en una esfera también dorada pero bruñida”.

    
EL RETABLO

     El retablo es también de madera común y tiene su fondo pintado de blanco y los adornos dorados, bruñidos unos y otros mate. En su eje principal y sobre el altar, está, primero el artístico tabernáculo o pequeña capilla donde se guarda la sagrada Eucaristía:


Más arriba aparece la majestuosa figura, tallada, del Corazón de Jesús, sustentada en bonita repisa y cubierta por un gran doselete octagonal.

     En la parte media del doselete, y en un mismo plano, tiene las pequeñas esculturas de Nuestra Señora de la Asunción, San Joaquín, San Lorenzo, Santa Isabel y la Dolorosa:

     Si nos imaginamos la efigie de Jesús colocada en el vértice opuesto a la base de un triángulo equilátero, en los otros dos vértices están situadas las esculturas de la Maternidad de María y San José y en los puntos medios de los dos lados del triángulo, las de Jesús en la Columna y Santa Mónica.


      Aquí, tengo que reconocer que me pierdo con los triángulos equiláteros y los vértices, siempre he sido torpe en estas materias, y además mis conocimientos en iconografía religiosa son más bien parcos. De las referenciadas sólo parece estar clara la de Jesús de la Columna. Con el resto me aventuro, y si alguien cualificado en la materia detecta falsas adscripciones le rogaría que me corrigiera:

Jesús amarrado a la columna
San José

Maternidad de María - Inmaculada 


Santa Mónica

      Bastante más clara parece la identificación de las siguientes imágenes:


     Por último, en el tercio más elevado de las dos agujas más altas, están, en una la escultura de San Juan Bautista y en la otra la de San Roque.Tanto éstas como las anteriores se sostienen en decoradas repisas y las cubren pequeños doseletes.

San Juan Bautista

San Roque
      En suma, las tres obras descriptas tienen sus formas esbeltas, afiladas y ligeras, semejándose en su conjunto a un enrejado, o más bien dicho, a un delicadísimo encaje. Al mirar los calados que tienen sus hojas, delicadamente trabajadas, y arcos festoneados, sus agujas piramidales, sus molduras prismáticas y sus líneas onduladas y quebradas, causan en nuestro cerebro una grata impresión, tal, que es muy difícil olvidar un buen rato.

     Lástima que el cronista no repare en cuestiones como autores o talleres encargados de la confección y montaje de estos trabajos. Bien pudieran ser fruto del buen hacer profesional del tradicional gremio de carpinteros de la localidad.
 

    Pongo un provisional punto y aparte, ya que esta segunda fotografía de Castellá de la nave central de la Iglesia, permite seguir desentrañando detalles sobre la decoración y distribución del templo. Por ejemplo, sobre el nuevo pavimento, de mosaico hidráulico, “que forma primorosos dibujos estilo de los entarimados”.
 
     Todo el material gráfico que se muestra procede del “Fons editorial Albert Martín” de la Biblioteca de Catalunya. Me reitero en mis agradecimientos hacia esta institución cultural catalana por su atención y la facilidad pasmosa con la que han puesto en mis manos, y de camino en las de la sección de Temas Locales de la Biblioteca Pública Municipal de Castro del Río (es decir a disposición de todos los castreños), esta colección de magníficas fotografías. El pequeño esfuerzo económico que me ha supuesto su consecución lo asumo con satisfacción y agrado. Que cunda el ejemplo.  
    
    Es justo y necesario, hacer mención a las políticas culturales, libres de sectarismo, que se desarrollan en esta tradicionalmente más moderna, en todos los sentidos, comunidad autónoma. Tengo experiencias recientes de relaciones con archivos y bibliotecas dependientes del Ministerio de Cultura, que se mueven en una honda más cateta. Es más, como soy suspicaz por naturaleza, hasta pudiera darse el caso de que recurran policialmente a la barra de google a la hora de planificar la atención a los pedidos y demandas que les llegan.
     ¡Catetos! Es el adjetivo más suavecito que se me ocurre para calificar estos indiscriminados comportamientos.

27 junio 2012

Santos y tipos populares. Castro del Río (1915)


Cristo del Carmen

     Sabía perfectamente que al colgar esta fotografía (con marca) en una de mis entradas anteriores, mantenedor y asiduos colaboradores del blog de la Hermandad de la Vera Cruz de Castro del Río quedarían magnetizados, despertando su deseo de inmediata obtención.  El estrecho marcaje que por lo visto realizan de mis entradas (de un tiempo a esta parte es mutuo) les ha permitido llegar hasta la Biblioteca de Catalunya, que ya referencié en su día como custodia de un total de 19 fotografías de Castro del Río, con una excelente calidad resolutiva, realizadas por “Fot. Castella” durante la visita girada a este pueblo en el verano del año 1915, por encargo de la casa editorial Alberto Martín de Barcelona. No me arrogo exclusividad alguna, pero según he podido comprobar en su última entrada, en la que en una especie de concurso abierto solicitan la colaboración para identificar una serie de estampitas de santos, siguen haciendo gala de ese oscurantismo que ya les he reprochado públicamente en alguna ocasión (no citan procedencia). ¡Cuestión de estilo!
Retablo de Jesús Nazareno

       Esas magnificas fotografías sacadas por Castellá a los retablos pertenecientes a diferentes establecimientos religiosos de la localidad (tres de ellos desaparecidos durante el fratricida encuentro del 36) en manos de historiadores del arte darían para mucho desarrollo. Es más, la que plasma el primitivo estado del retablo de Jesús Nazareno, hoy pendiente de restauración, sería de gran utilidad para los profesionales encargados de tal cometido (ya me encargo yo de hacérsela llegar). Hermanos Cruceros, sigan con su concurso que lo mismo hasta son capaces de obtener algo de luz. Aunque con los comentarios restringidos al personal tal vez no le apetezca demasiado someterse a filtros. La luz que yo sea capaz de aportar, se la pondré en su día en el hipotético caso de que fuera capaz de dar con las fuentes necesarias para abordar tal empresa.
     De momento dejo los santos y los retablos aparcados para centrarme en toda una colección de tipos populares castreños que se pueden entresacar de esas fotografías. Como quien no corre vuela allá va la primera:


¡Qué bonita era mi plaza!



Municipal y Cacharrera


Puestos del Mercado

Compradores de sandías


Tráfico de caballerías

De luto riguroso y caluroso

Mujer con niños


Con toda la pinta de un tratante

Comercios y tabernas


      Como son fotografías de dominio público he considerado conveniente suprimir esas marcas de agua con las que las he venido publicando hasta ahora. Soy de la opinión de que con esta decisión contribuyo a divulgarlas y sacarlas de camino de ese siempre interesado tráfico mercantilista al que suelen verse sometidos este tipo de materiales, así como de anómalas apropiaciones de derechos. Salen algunas más que ya iremos incorporando en nuevas entradas. 

     Descárguense las fotografías y podrán comprobar que tienen bastante mejor resolución de la que se puede apreciar a simple vista. Buen provecho.
     Por si alguien fuera capaz de reconocer alguno/a de los retratados/as queda abierto el capítulo de comentarios. Todo es posible. A la famosa sordo-muda de Bartolomé José Gallardo ya le hemos encontrado parentela.

24 junio 2012

Porcuna: Guia comercial 1930 (lo que faltaba).




ALIMENTACIÓN

Chacinas


Bellido Pérez (Benito). Niño Jesús nº 3


Climent Llorca (Eusebio)
Santiago Quero (Miguel). El Niño Pepe. Colón nº 14


Abacerías


Gascón Casado (Manuel)
Torres Ramos (Juan Félix)

Comestibles

Caballero Díaz (Juana)
Cabrera Cobo (Norberto)
Canales Madueño (Francisco)
Torres Ruano (Manuel)
Millán Toribio (Juan)
Pacheco Delgado (Carmen)
Peláez Ruiz (José)
Peláez Torres (José)

Lecherías



Delgado Gallego (José)
Huertas Pérez (José)
Salas Ruiz (Manuel)

Panaderías


Anera González (Ramón)
Borrego Santiago (Manuel)
Huertas García (José)
Huertas Ramírez (José)
Huertas Ramírez (Moisés)
Hueso de la Torre (José María)
Juárez Garrido (Antonio)

Pescaderías


Aguilera Torres (Fulgencio)
Cárdenas Ortega (Gil)
Casado Flores (Antonio)
Casado Flores (Benito)
Mejías Pino (Manuel)
Mena Mocetes (Luis)




     Los apellidados Casado, que se realacionan, lo más probable es sean ascendientes de los "Escopetas" que hemos conocido instalados con pescaderería en el mercado muinicipal.

VESTIDO Y CALZADO

Tejidos



Gallego Casado (Pablo). Ramón y Cajal.
Garrido Espiga Aguilera (Arturo)
González Vallejos (Jesús) a) Pistolica. Torrubia nº 29



Muñoz Valenzuela (Juan)
Ruiz de Adana Morente (Ricardo)
Ruiz de Adana Torres (Francisco)
Ruiz de Adana Torres (Manuel) Ramón y Cajal 17.

Ruiz Corpas (Cayetano)
Sastre Fernández (Nicolás)
Torres Casado (Ramón)

Sastrería

Sánchez Cañas (Luis)

Zapateros

Gallego Casado (Alberto)
Salas Ruiz (Manuel)
Torres Pino (Salvador)

     Deben de ser los establecimientos destinados a la venta de calzado, entre los que debían de predominar las alpargatas y las famosas albarcas. El popular gremio de fabricantes por encargo y remendones, queda pendiente de posibles aportaciones u otras fuentes para poder incorporarlo.

OTRAS ACTIVIDADES MANUALES O ARTESANALES
 
Carpinterías



Casado Vallejo (Salvador)
Díaz Leal (Francisco)
Heredia Ruiz (Gabriel) Ancha nº 1

Heredia Ruiz (Pedro)
Heredia Santiago (Benito) a) Virón (de viruta). Cruz Dorada
Heredia Santiago (Jorge) a) Virón. Torrubia nº 2
Jesús Pérez García (carpintero funerario) (*)
Herrerías

Carrasco Montoro (José)
García Rabal (Alfonso)

     Deben ser industriales-profesionales de la forja. Los herradores de caballerías, así como los esquiladores, dos oficios bastante extendidos, también se omiten. Quedan igualmente pendientes.
Curtidos

Torres Montilla (Hermenegildo)


Taller Mecánico

García Ojeda (Francisco)


OTROS COMERCIOS

Ferreterías


Charo Moreno (José)
Peláez Fajardo (Fernando). Colón nº 13
Torre Roldán (Francisco de la)

Papelerías


Barranco Cobo (Antonio)
Barranco Cobo (Manuel)
García Cámara (Antonio)
Güeto Martínez (Florián)
Güeto Martínez (Luis)
López Ramos (Luis)
Morente Ruiz (Jesús)
Romero Borrego (Antonio)


     Llama poderosamente la atención tan desproporcionado número de este tipo de establecimientos. Ni el consumo de una pauperizada y baja población infantil escolarizada, ni el de oficinas o dependencias públicas creo que se ajuste a esa oferta. Es más que posible que bajo este epígrafe impositivo se encubran otras actividades comerciales que se desarrollarían en paralelo. (Véase anuncio). Puede incluso tratarse de un error de imprenta, y donde dice papelerías debería decir "paqueterías".

Explosivos




 
Agentes Comerciales

Alconchel Peñalver (Joaquín)
Cañete Romero (Manuel)
Jiménez Roldán (Francisco)
Molina Cobo (Antonio)
Morente de Dios (Francisco) c/ Villa 1.




Corredores de cereales

Aguilera y R. de Aguilera (Ramiro)
Gascón García (Máximo)
Martos Moreno (Luis)
Mejías Pino (Manuel)
Moraleda Ramírez (Manuel)
Sánchez García (Antonio)

(*) No incluidos en el anuario manejado pero cuya actividad está justificada por otras fuentes.
NOTA: Los anuncios comerciales están sacados de Revistas de Feria de la década de los cuarenta.

21 junio 2012

Costumbres Castreñas: “La noche de San Juan”.



     Recientemente, he podido disfrutar de unos días de asueto y merecido descanso en Castro del Río. Aprovechando las primeras horas de la mañana del sábado, despues del pertinente desayuno en Ca El Liebre, opté por dejarme caer en paralelo al cauce de su río. La verdad sea dicha, un recorrido no demasiado idílico. Mucho calor, poca agua y demasiado cemento. No fui capaz de aguantar más allá de la media hora, lo suficiente para llegar hasta los restos del “Molino Pocima” con la idea de sacar unas fotografías. Ducha y aseo personal como compás de espera para la obligada quedada en Ca Pedro Herencia (Bar la Solera). ¡Y qué soleras! ¡Y qué tapas! Y los amigos y conversación que requieren una ocasión como está. Fue en dicho contexto (después de algunos medios) cuando salieron a relucir ciertos ritos y desaparecidas celebraciones ancestrales que se desarrollaban en esta población de campiña durante la noche de San Juan, con el Guadajoz, su río, como protagonista. No recordaba con precisión donde y cuando lo había leído. De vuelta a mis aposentos, pude rescatar un artículo publicado en el Defensor de Córdoba en Junio de 1904, por el culto, activo y dinámico corresponsal-poeta, él tantas veces mencionado y utilizado, José María Jiménez Carrillo.


     El artículo por su curioso y original contenido se hace merecedor de ser transcrito tal cual fue publicado:


     Fue el año pasado la última noche de San Juan, que pasé entre mis paisanas (porque no ha venido otra después) y al recordar hoy las costumbres de mi pueblo en esa noche, no titubeo un momento en darlas a conocer a mis queridos lectores, siquiera sea por su originalidad.

     Un rincón pintoresco del barrio de Triana transportado a la fértil ribera del Guadajoz, de ese riachuelo que besa las plantas de Castro retratando en sus aguas cristalinas los negros torreones y el azul de un cielo tachonado de astros que brillan cual si de plata fuesen, un pedazo de gloria andaluza es en esa noche el Paseo de las rosas, el Coso, toda la ribera y las carreteras de Montilla, Cabra y Baena.
     Esta noche el pueblo en masa de desploma en estos lugares guitarra en mano y bota al hombro, dejando (quien no las tiene) las penillas acostadillas para recogerlas al otro día, tomando en cambio grandes dosis de buen humor antes de salir de casa, extendiéndose en derredor en músicas, risas, bailoteos y jolgorios, interrumpidos a veces por aquellos o aquellas a quienes el vino les produce tristeza o melancolía, o que no supieron bien solearse las penas antes de salir de casa.


     Pero no es esta la originalidad de la costumbre, no; un cuadro así, donde sobran sonrisas y músicas, buen humor y… todo menos vino, se presenta a cada paso en nuestra Andalucía. Este cuadro tan lleno de luz, no es otra cosa para mis paisanos, que hacer la entretenida hasta que den las doce, hora santa en que cesan las dolencias y males del cuerpo. A la primera campanada de las doce, ya están las orillas del río cuajadas de humanos seres que meten cada uno en el agua lo que de enfermo tienen, siendo los más originales los que padecen la hernia. Estos necesitan de más requisitos para sanar: ¡Hay que pasarlos por la mimbre! Pasados por la mimbre consiste en tender por el vado varas de mimbre unidas para que atraviesen el río de orilla a orilla, poniéndose en un extremo un Juan cogiendo la punta de la vara y en el otro una María cogiendo la otra ídem por la otra ídem. Esto es requisito necesario, mientras que el ser quebrado atraviesa el río pasando por encima de la mimbre, mientras el Juan exclama todo lleno de fe: ¡Tómalo María! Ésta, un tanto conmovida y con no menos fe, contesta: ¡Dámelo Juan! Luego los dos a dúo: ¡Este niño sanará!
     Y no me diga V. nada de los que se lavan los ojos para curarse las cataratas, o los que meten el dedo para curarse de un pinchazo.
     Una vez terminado todo ésto, muchos de los espectadores inauguran con su baño nocturno, la temporada de los (otra vez ídem) ídem en la pintoresca playa del Guadajoz.


     Después de haberse puesto en vías de curación los enfermos, las gentes prosiguen su fiesta hasta que el sueño poco a poco me los va echando de aquellos lugares, sanos, salvos y… hasta otro año que se verifique la misma operación, porque hay que advertir que no en un año sólo se pueden curar todos. Yo conozco a un individuo que hoy cuenta ochenta y cuatro años que se pasa por la mimbre, y aún sigue con la misma enfermedad: pero no por eso tiene perdidas las esperanzas; él piensa sanar. Ahora, que no sabemos cuándo.

 José Mª Jiménez- Castro del Río (Junio de 1904).

     El artículo fue publicado el 21 de junio, días antes de la tradicional fecha señalada para tal celebración, que según se nos informa quedaba interrumpida para ese año. El enamoradizo poeta corresponsal, no oculta sus simpatías por la fiesta. Por juventud y soltería, debió de regocijarse durante esas noches mágicas al lado de bellos ramilletes de jovencitas, sacados de entre lo más granado de la sociedad local, cuyos nombres, con la pertinente poesía galante nominativa, fueron desfilando por las páginas del Defensor de Córdoba durante esos primeros años en los que ejerció de corresponsal de prensa (1902-1904). Tal vez, sea la discreción la que nos priva del conocimiento exacto de las causas por la que se viera afectada la Sanjuanada castreña. Me aventuro, creo que sin estar demasiado descaminado, de que pudiera obedecer a una prohibición mixta emanada desde las autoridades locales y eclesiásticas ante comportamientos y actuaciones del tejido popular poco acordes con los presupuestos morales e ideológicos de las denominadas fuerzas vivas (los de marras): abusos alcohólicos, baños impúdicos, noches de incesante actividad para las profesionales del amor, diseminadas a lo largo de varios establecimientos ubicados en el ribereño barrio de la Dehesilla, etc.


     Es el propio diario Defensor de Córdoba quien nos pone en la pista sobre el asunto. Con el verano del año 1902 se corresponde la noticia en la que se nos informa sobre el arraigo de determinadas prácticas que afectaban a la higiene moral del municipio:

     “Las autoridades de Castro del Río tienen convertido aquel pueblo en un cantón independiente, donde se hace y deshace a su antojo. Nosotros pensamos ir tomando notas con el intento de que se conozca y se de a los jefes de aquel cotarro la corona de laureles que sus desvelos por el procomún han merecido, y que hoy, y en artículos subsiguientes, las iremos publicando.

     Comenzaremos hoy por decir que no sabemos por orden de quien han sido trasladados hace algún tiempo a un edificio particular, varios faroles de los destinados al alumbrado público, quedando mientras en completa oscuridad los sitios donde antes proyectaban su luz.
     El alcalde no se ha preocupado de esto.
     Verdad que tampoco sabe una cosa de lo que todo el mundo se lamenta y es la falta que de un modo descarado se comete con los artículos 198 y 200 de las ordenanzas municipales, que prohíben bañarse en sitios públicos y en completa desnudez y, sin embargo, mozallones impúdicos muestran sus asquerosas desnudeces en sitios tan visibles y concurridos como los llamados Puente Viejo y Puente Nuevo.
     Por lo antedicho se comprende la despreocupación y lo mal que anda Castro del Río en lo que a higiene moral respecta, pero no es mejor su situación en la otra higiene. Más esto merece capítulo aparte”.


Las grandes bañistas - Paul Cezanne (1906)
     Estás críticas, publicadas como editorial (Abusos en Castro del Río) en el por entonces órgano de prensa oficial del partido conservador de la provincia de Córdoba (un 18 de julio de 1902), van dirigidas contra el Ayuntamiento Liberal Vegarmijista, presidido por el farmacéutico Andrés Criado Rodríguez. Para cuando Jiménez publica su añoranza festiva sanjuanera ya estaban instalados los conservadores en el poder. De hecho esa última celebración que se rememora se corresponde con los últimos días en el gobierno municipal de los liberales en 1903. Al poco (julio), el conservador José Navajas Moreno cogería las riendas de los designios de la villa.

     No me consta que se retomara tal costumbre con ese carácter popular y multitudinario del pasado, aunque en conversaciones vinateras con un folklorista local durante el pasado fin de semana salieron a relucir comilonas, cantes, bailes y celebraciones por San Juan, con “pasada por la mimbre” incluida, en las huertas de Santa Sofía en tiempos bastante más recientes. Sería cuestión de tirarles de la lengua a los mayores para certificar el momento de su definitiva desaparición y desentrañar, de camino, otras manifestaciones folklóricas que transcurriesen en paralelo.
    Por cierto, la letanía de Juan y María, así como las “pasadas por la mimbre” para la sanación de herniados/as, no son exclusivas de la localidad. Esta arcaica tradición, con componendas de medicina popular supersticiosa, tiene un origen incierto y se halla presente, con ligeras variantes, en la etnografía de la mayoría de las regiones españolas. En Andalucía podemos constatar su presencia en numerosas poblaciones.

     El folklorista Isidro García Cigüenza, en su libro Bandoleros en la Serranía de Ronda, le atribuye al rito un posible origen morisco, pues revisando los juicios inquisitoriales con los que se persiguiera a los moriscos en su localidad de residencia (Gaucín), resulta que un reo sería condenado por practicar ceremoniales similares a los que nos venimos refiriendo, que con posterioridad, tal como se refleja en las letras de las letanías, la iglesia triunfante supo adaptar a sus cultos con vistas a poder integrar a los herejes.