Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

30 agosto 2012

CORONEL AGUILERA (2ª p. y final)



     El retratado es el General Calleja, a cuyas órdenes y tutela el bizarro militar Aurelio Aguilera desarrollaría gran parte del resto de su carrera profesional.

     La habíamos interrumpido con el empleo de comandante y a punto de incorporarse a un nuevo frente bélico ya abierto, la Tercera Guerra Carlista.
     Durante buena parte del año 1874 el comandante Aguilera opera en la zona Centro, por primera vez a las órdenes de Calleja, en misiones de persecución y hostigamiento de las partidas carlistas. Sus tropas tomarían parte activa en las acciones de Puente de Contreras, Minglanilla, Monserrat, Domeño y la Salada.
     Una de las escaramuzas más enfatizada por la prensa es la protagonizada en Puente de Vadillos (Cuenca):

(La Época 5 de mayo de 1874)
     En el mes de septiembre acompaña al brigadier Calleja, nombrado gobernador militar de Guipúzcoa, siéndole confiada la comandancia de Pasajes, asistiendo a los combates definitivos dados en  la ciudad de Irún los días 10 y 11 de noviembre de 1874, para levantar el asedio y bombardeo al que se veía sometida esta población por parte del ejercito carlista desde el día 4. El propio pretendiente Don Carlos, en vísperas del combate definitivo se personó en el campo de batalla para elevar la moral de sus partidarios.
 

       El éxito de aquella campaña se traduce en un nuevo premio: el ascenso a Teniente Coronel.
     Las huestes carlistas no terminaban de renunciar a sus pretensiones, por lo que nuevos escenarios bélicos le esperaban a lo largo del año 1875.
     Desde el 26 de enero al 8 de febrero contribuyó a la definitiva liberación de Pamplona. En mayo se destaca en las acciones de la Cogulla y de la Pobleta (comarca del Maestrazgo). Nuevos batidas en la Ginebresa, Tronchón y Mirambel:





     En 1876, ya finalizada la guerra carlista, el General Calleja es destinado a Cuba como 2º Capitán General, reclamando al Tte. Coronel Aguilera como ayudante de campo.
     Aquellos patriotas cubanos, que habían iniciado la guerra en demanda de su independencia con respecto a la colonia y que de camino abogaban por la supresión de la esclavitud (fueron numerosos los de este estado que se sumaron a la causa), no terminaban de ceder en sus pretensiones.


     Aurelio Aguilera, parece ser que no se resignaba al cómodo puesto en la retaguardia que se le había encomendado, por lo que en 1877 solicita participar en las operaciones directas, concediéndosele en comisión el mando del batallón de cazadores del Duero, a cuyo frente participó en importantes misiones en Puerto Príncipe, que le fueron recompensadas con la encomienda de Isabel la Católica. Una larga concatenación de batidas sobre posiciones dominadas por los independentistas: Chorrillo, Loma Alta, Sebastopol, Sierrecita, La Concepción, la Aurora…
     A destacar, la operación de Carril del Taller en la que sus tropas echan abajo los talleres de zapatería y herrería de los que se aprovisionaban las tropas mambises, confiscando una imprenta, poniendo bajo su control fabricas de pólvora y fulminantes y recogiendo 57.000 capsulas para fusil Remington. También arrasaron muchas y numerosas siembras hechas por los nativos en la espesura del monte y sacaron de aquellas selvas crecido número de hombres, mujeres y niños (las víctimas inocentes de todos los conflictos).

     Al finalizar aquel intenso año de campaña era promovido al empleo de Coronel.
     Al mando de su regimiento, prosiguieron las batidas y misiones de hostigamiento contra los rebeldes. Alguna que otra vez le tocaría actuar a la defensiva. El 22 de octubre, estando en Ficotea, cuando la tropa se afanaba en la elaboración del rancho, fueron atacados de improvisto, por las partidas reunidas del departamento del Centro al mando del generalísimo Máximo Gómez, Royo, Benítez y cinco diputados de la Cámara. Las crónicas de este lado nos remiten a que fue rechazado enérgicamente aquel ataque, siendo perseguidos los asaltantes por espacio de cinco días, recogiéndose varios prisioneros, 25 armamentos y una bandera.


     Para el mes de diciembre de 1877 ya prácticamente se habían suspendido las hostilidades, a lo que se le da carácter oficial con la firma de la Paz de Zanjón en el mes de febrero del año siguiente. Los objetivos fundamentales de aquella guerra, independencia y abolición total de la esclavitud, no se contemplaron siquiera (sólo se le concedió libertad a los esclavos que militaban en las filas mambises) en las negociaciones. Un sector del independentismo, encabezado por Antonio Maceo, disconforme con aquella capitulación no tardaría en reanudar las hostilidades contra la colonia. 
      El coronel Aguilera permanece al frente de su media brigada hasta agosto de 1878 en que se hace cargo del regimiento de la Corona y se le nombra jefe militar de Guantánamo y su jurisdicción.

     En 1879 tendría que hacer frente al estallido de la segunda insurrección: “Gracias a sus acertadas disposiciones y energía, impidió que en su jurisdicción los cabecillas entraran en acción, reduciéndolos a prisión en los momentos críticos de ejecutarlo”. Comerciantes y hacendados de la jurisdicción de Guantánamo supieron agradecerle aquella contención-represión, regalándole una cruz de tercera clase del Mérito Militar con distintivo rojo (de pedrería), autorizada a posteriori por el Ministerio de la Guerra.
    En enero de 1880, pasó sin cesar en el mando del regimiento de la Corona, a mandar la brigada de Baracoa, donde los revoltosos se mostraban más incisivos. Como balance de sus servicios en este nuevo destino la prensa recoge la captura de 314 hombres útiles para tomar las armas (potenciales rebeldes), entre ellos las partidas en pleno de los cabecillas Juan Carreras y Antonio Grave de Peralta, con sus respectivos jefes y oficiales. También se destaca en él un “tacto especial para tratar a la gente del país, atrayéndose la parte más sensata de la jurisdicción que le facilitaban noticias del enemigo” de las que se servía para planificar la batidas: “los insurgentes perdida toda fuerza moral, se presentaban a indulto los pocos que habían quedado en armas”.
     Pacificada y reprimida Baracoa, en vistas de su eficacia, se le encomienda una misión similar en Santa Clara, al mando del Regimiento de Reus, donde transcurre sin demasiados sobresaltos sus servicios para la corona.

Alfonso XII (rey de España entre 1875 y 1885)
     En mayo de 1881 regresó a la península de la mano del General Calleja, con quien había ido a Cuba de ayudante. Sería recibido por el Rey en audiencia particular:

     Llevaba guerreando casi ininterrumpidamente desde la batalla de Alcolea (13 años de su vida). A partir de entonces disfrutará de seguros destinos como ayudante de Calleja en las capitanías generales de Andalucía y Castilla la Vieja (años 1881-83), hasta que se le nombra primer jefe del Regimiento de León (Madrid) que desempeñó hasta su muerte.

     Muy posiblemente, si no le hubiera sobrevenido aquella muerte tan temprana, por experiencia, hubiera tenido la oportunidad de regresar a Cuba cuando en 1886, el general Calleja es nombrado Capitán General de la isla.
     A parte de los continuos ascensos con los que fue premiado a lo largo de su meteórica e intensa carrera, se hallaba en posesión de la encomienda de número de la orden de Isabel la Católica y de la cruz de tercera clase al Merito Militar (a las que ya nos hemos referido), y otras numerosas condecoraciones y distinciones que adornan su hoja de servicios: cruz de San Hermenegildo, una cruz roja de primera clase, dos de segunda, la medalla de Cuba con cuatro pasadores, la de Alfonso XII con los pasadores de Pamplona, Cantavieja y Seo de Urgel, la de la guerra civil con los pasadores de Cantavieja e Irún y dos veces nominado como benemérito de la patria.
     Su entierro fue toda una manifestación de duelo entre el estamento militar de la guarnición madrileña, siendo sepultado en el cementerio de la Sacramental de San Justo, donde no sabemos si aun reposan sus restos.

El Imparcial 4 de octubre de 1885
     Por lo que respecta a la asistencia de familiares al sepelio, las crónicas sólo mencionan la comparecencia de un sobrino, por lo que le suponemos soltero y sin descendencia.

28 agosto 2012

CORONEL AGUILERA (1845-1885). PARTE 1ª




     Como en los comentarios de la última entrada dedicada a la historia de Porcuna (El tren que nunca llegó) se ha suscitado un enriquecedor intercambio de informaciones que han permitido despejar algunas incógnitas en torno a la genealogía del político liberal y ex alcalde,  Don Luis Aguilera y Coca, popularmente conocido como “El Chato”, he considerado oportuno y conveniente emplearme en la biografía de otro destacado miembro de esta familia, su hermano el Coronel Aguilera.
     Aurelio Aguilera y Coca (no Amalio como figura en el pie de foto por error del cajista) nació en Bujalance (Córdoba) el 11 de enero de 1845. Sus padres fueron Antonio Aguilera y Aguilera, natural de Porcuna, y Manuela Coca y Martínez de Azagra, presumiblemente de la misma naturaleza que su hijo.

     El dos de octubre de 1885, a la temprana edad de 39 años, dejaba de existir en Madrid al no poder recuperarse de una afección pulmonar. Su último destino militar, con el grado de coronel y jefe, lo tuvo en el Regimiento de Infantería de León, de guarnición en la capital del reino (Cuartel del Rosario).
     A su muerte, el Ayuntamiento de Porcuna quiso perpetuar su memoria dedicándole la antigua calle de Los Salas, desde entonces nominada como Coronel Aguilera, última graduación alcanzada por este militar a lo largo de su intensa y brillante carrera, marcada por los continuos ascensos por meritos en campaña. El callejero de la ciudad de Bujalance, también mantiene una calle con esa misma denominación.


     La fotografía que encabeza, como se puede apreciar por la marca de agua, procede del diario ABC donde vería la luz en la tardía fecha de 1911, a raíz de que su hermano don Luis Aguilera y Coca remitiera a la redacción de este periódico un folleto “elegantemente editado, e impreso a repetidas instancias de amigos y familiares”, donde quedaba reflejada su hoja oficial de servicios. Fue prologado por Virgilio Anguita Sánchez, diputado a Cortes por el distrito de Martos, y amigo político de Don Luis.

Virgilio Anguita

     “Ante una ejecutoria lo titula el Sr. Anguita, y efectivamente ejecutoria de valor y nobleza es la historia militar del malogrado coronel Aguilera y Coca, honrando nuestra patria las eximias glorias de un héroe. Su hoja de servicios entusiasma. Un periodo de quince años, la mayor parte exponiendo diariamente aquella vida, dedicada a la patria; vencedor en más de cien combates, en las guerras de la isla de Cuba, del Centro, Cataluña, Norte y la Cantonal, en el sitio de Cartagena; muerto de traidora pulmonía, mandando el regimiento de León, de guarnición en Madrid, cuando tenía treinta y nueve años y llevaba varios de coronel efectivo.
     Hombres de su temple y condiciones honran a la patria y debieran ser estímulo para todos los que abrazan la honrosa carrera de las armas”.

De lo publicado junto a la fotografía en el diario ABC (20 de agosto de 1911)
     Este folleto, muy posiblemente se conserve en manos de familiares o amantes de los papeles viejos. No soy demasiado aficionado a las hazañas bélicas (sólo me queda una leve marca de aquellos tebeos de preadolescente), pero como la prensa histórica permite reconstruir detalladamente su hoija se servicios, he considerado que podía ser instructivo abordar tal empeño para conocer, de camino, esos conflictos guerreros que afectaron a la convulsa historia política y militar de nuestro país durante la segunda mitad del siglo XIX.

     Su carrera militar arranca de soldado raso el 18 de junio de 1862 cuando ingresa como voluntario en el batallón de cazadores de Baza. No tardarían en llegarle de manera progresiva los empleos de cabo segundo, cabo primero, sargento segundo y sargento primero. Estos primeros compases militares fueron de guarnición en los distritos de ambas Castillas y Andalucía, integrado dentro del ya referido batallón de cazadores de Baza y en el de Barbastro.
     Su bautizo de fuego tuvo lugar en la famosa Batalla del puente de Alcolea (1868). Su unidad integraba el grueso de tropas realistas mandadas por el Marqués de Novaliches que libraron batalla contra las de los sublevados dirigidas por el General Serrano. Unas mil bajas entre muertos y heridos sumaron los contendientes antes del inicio de las negociaciones de paz, acciones que precipitaron la salida de la reina Isabel II hacia el exilio.


     Ya con el grado de alférez, en 1869 se alista como voluntario en el batallón de cazadores de Pizarra que se desplaza hasta la isla de Cuba, donde se había desatado la insurrección independentista conocida como “Guerra de los Diez Años”. Durante 1870 asistió a varios hechos de armas: participó en la célebre marcha del brigadier don Zacarías González Goyeneche de Sancti-Spiritu a Puerto Príncipe, en la destrucción de las trincheras de Imias, Monte del Clueco, los Dolores y San Pablo, en la toma del campamento de Santo Domingo, y en los encuentros del Monitor y el Plátano, entre otras numerosas acciones.



      Donde se revestiría de gloria fue en la escaramuza de Vistahermosa:
     “El 11 de febrero de 1871 con cinco hombres de su contraguerrilla sorprendió a la partida del cabecilla Madrigales, compuesta por 36 hombres; a su voz y ejemplo se arrojan todos sobre la partida, que se desbanda, consiguiendo dar muerte a seis hombres. Aguilera consigue capturar a tres insurgentes; viendo éstos al poco que era una vergüenza que tres hombres se hallasen detenidos por uno sólo, se arrojaron sobre él en actitud hostil. Lejos de aturdirse no se desanima el bravo oficial, sino que creciéndose ante el peligro, cierra animoso con sus enemigos y no ceja hasta que no ve a sus pies a aquellos que tan alevosamente le habían acometido, de esta encarnizada y desigual lucha, resultó con cinco mortales heridas en el pecho y vientre, quedando al descubierto parte del pulmón izquierdo y los intestinos delgados que cayeron al suelo durante el combate, y que Aguilera tuvo que recoger después de terminado todo.
     Tan brillante hecho de armas le valió el empleo de capitán; recogido y trasladado al hospital de Nuevitas, tras una larga convalecencia logro restablecerse aunque no del todo y siguió ya por corto tiempo las operaciones de campaña mandando las contraguerrillas del Rey, viéndose obligado a regresar a la península con seis meses de licencia para completar su curación”.

        De todas estas circunstancias, por origen y nacimiento, se hizo eco la prensa cordobesa de la época. Imagino que la jiennense le tributaría el mismo trato.
     El 2 de octubre de 1872 desembarcaba en el puerto de Santander el vapor-correo Guipúzcoa que devolvía al ya capitán Aguilera a su tierra.
     Tanto en Bujalance como en Porcuna, en base a lo aireados que habían sido sus servicios de armas en la prensa, suponemos que se le tuvieron que tributar sendos homenajes, durante ese periodo de tiempo que permaneció al lado de los suyos.

      Un nuevo conflicto le aguardaba: “las sublevaciones cantonales” (julio de 1873) que se desencadenan durante la I Republica. Nuevamente iba a sufrir sobre sus carnes los efectos de la guerra cuando participaba en el asedio al que fue sometido el "Cantón de Cartagena", foco de irradiación  de aquella insurrección que se extendería por diferentes puntos de la geografía nacional: 


El Imparcial 6 de diciembre de 1873

     Aquella nueva acción repercutiría sobre su carrera con un nuevo ascenso. Con tal sólo 28 años consolida la efectividad del empleo de Comandante.
     Rendida Cartagena y apaciguado aquel movimiento cantonal sus servicios se desplazan hacía otro frente, que ya llevaba abierto desde 1872, la Tercera Guerra Carlista.

    Interrumpimos, de momento, este recorrido por la trayectoria profesional del coronel Aguilera que seguirá deparándonos nuevos episodios sobre su manifiesta y acreditada valía para la carrera de las armas.

25 agosto 2012

De vuelta con el Puente Nuevo y otros enredos.



     Cuando publiqué la entrada sobre este segundo puente de Castro del Río, popularmente conocido como Puente Nuevo, en contraposición al histórico “El Puente Viejo”, sembré algunas dudas y no fui capaz de disipar con rotundidad la fecha exacta de su ejecución definitiva. Ya he comentado en varias ocasiones de que no hay que fiarse demasiado de los buscadores de prensa histórica, suelen traicionar. De ahí que acostumbre, casi siempre, a repetir las búsquedas modificando los criterios. Pese a todo siempre quedarán lagunas. Como lamentablemente no puedo acceder desde la distancia a ese Archivo Histórico Municipal de Castro del Río, que probablemente me hubiera permitido aclarar esas dudas, y después de ser alertado por un amable castreño sobre un posible error he retomado el asunto con resultado satisfactorio y clarificador.
     Tenía razón este interlocutor y las referencias alusivas a la construcción de un puente sobre el Guadajoz demandado por la Cámara Provincial de Comercio en 1904, aprobado y publicado en la Gaceta a finales de 1906, y suponemos que ejecutado a lo largo de los año 1907-1908, es errónea.  Efectivamente se trata de otro puente existente en las proximidades de Córdoba (en la carretera nacional Madrid-Cádiz), cerca de la desembocadura de este afluente del Guadalquivir, tal como se me advertía.

     Noticias aisladas e indirectas, publicadas en la prensa provincial, son las que a falta de archivo (buenas son tortas), nos han permitido deshacer el entuerto sobre la fecha de la obra y su terminación.


El Defensor de Córdoba (23 de junio de 1902):

     “El jueves último se declaró un incendio en la casa nº 3 de la calle Convento de Castro del Río. A pesar de los esfuerzos hechos por los trabajadores de las obras del puente a excitación de los contratistas señores de Navas y de los auxilios de la Guardia Civil el fuego duró dos horas. El incendio se cree casual”.

     Recuerden que en 1900, tras ser anunciada a bombo y platillo (con pasacalles a cargo de la municipal de música) por los prohombres del conservadurismo local la anhelada reanudación de los trabajos del puente, interrumpidos cuando la riada del año 1881, la Dirección General de Obras Públicas decidiría anular la subasta anunciada sembrando el descontento y el malestar entre las autoridades castreñas, tal como aparece reflejado en las actas capitulares.

     Para desentrañar con exactitud el cómo y el cuándo se sale del atasco habría que pasearse por esas actas o buscar entre los papeles viejos del Archivo Municipal.
     Lo cierto es que, tal como hemos podido comprobar en la reseña periodística, cuando se produce aquel incendio en junio de 1902, aquellos operarios estaban afanados en la correcta disposición de esos grandes bloques de piedra que terminarían conformándolo, y tuvieron que interrumpir sus trabajos para acudir en socorro de la Guardia Civil, que por aquellos tiempos tenían competencias en materia de extinción de incendios.
       

      La verdadera especialidad histórica de este cuerpo en Castro del Rio en materia de servicios de protección civil eran las arriadas a las que con periodicidad se veía sometida la población y su propia Casa Cuartel ubicada en las dependencias del extinto Convento del Carmen desde las décadas finales del siglo XIX.

Detalle de la fachada de la Casa Cuartel (1915)
     Después de este pequeño paréntesis del que me he servido para poder mostrar ese detalle, tomado de una de las fotografías del ya tantas veces referido fondo localizado en la Biblioteca de Cataluña, retomemos el asunto del puente.


     Un año después (julio de 1903), la fábrica del puente estaba ya prácticamente terminada. La noticia nos la proporciona en un extenso y humorístico artículo S. Rodríguez Navajas en el Diario de Córdoba. Transcribiremos literalmente lo concerniente al puente y la socarronería del final:

     “Están muy adelantados los trabajos para la instalación de la luz eléctrica, tan deseada desde hace tiempo, y las obras del nuevo puente tocan a su fin, y habrá en ésta otro sitio más de recreo, además del gran servicio que dicho puente reporta a todo el vecindario para su conducción a Espejo y Montilla, como también a muchas fincas rústicas.
     ¡Ah! otra innovación también debo poner en conocimiento de los lectores no vecinos de esta localidad: que la calle Alta ya no es calle Alta, es decir que ya no se llama así, sino Marqués de la Vega de Armijo. Lo traslado a efectos de dirección en la correspondencia.
     No os podréis quejar de mí; digo no os podéis quejar de la fortuna queridos convecinos. ¿Qué podéis desear más?
    Teatro con magnífica compañía, corridas de…toros este verano, luz eléctrica, el puente terminado… y sobre lo que aquí han llamado huelga, terminada también.
    Seguramente si mi ausencia se prolonga por más tiempo, hubiera tenido que exclamar como las damas jóvenes cuando vuelven en sí:
    ¿Dónde estoy? 




     Como podrán apreciar detrás de “puente terminado” aparecen unos suspicaces e irónicos puntos suspensivos. Es posible que le faltara aun algún detalle para rematarlo.

     Esto desmonta por completo aquella teoría que imaginé en torno a la inauguración encubierta a cargo del ex diputado relegado Fernández Jiménez al calor de sus incondicionales locales. De cualquier manera por tratarse de historia política real, y aunque aquella visita no guardara relación con el puente, ahí queda.
     Lo de la inauguración sigue siendo un misterio que intentaré despejar el día que tenga tiempo y ganas de pasar unas horas en el archivo de Castro, o mediante el concurso de algún voluntario/a que se preste a colaborar (necesitaría un enlace altruista aficionado a sumergirse en papeles viejos).
     Mientras tanto, me aventuro con otra hipotética tesis que nos permitirá adentrarnos en los entresijos e intrigas de la historia política de Castro del Río durante aquellos primeros años del siglo XX.

     Otra importante transformación que se había operado en aquella fecha en Castro del Río no es contemplada por Rodríguez Navajas (creo que se trata de un hermano del músico Daniel Rodríguez, organista parroquial y director de la banda municipal durante un tiempo). Nos referimos, a un relevo en la Alcaldía. El día 2 de julio era posesionado el conservador D. José Navajas Moreno. Esta sustitución no tuvo nada que ver con la manera de llevar las negociaciones durante la referida huelga por parte de su antecesor (Sr. Criado Rodríguez), que sería cesado por una presunta malversación de fondos en la que se vio implicado, junto a otros miembros de la Corporación, el Secretario y Contador.

     Las obras del puente tuvieron que retomarse durante el bienio (1901-1902) con el liberal Práxedes Mateo Sagasta al frente del consejo de ministros. Ese periodo y buena parte de 1903 Castro del Río estuvo gobernado por liberales vegarmigista (futuros fernandistas) con el ex diputado provincial Mateo Navajas Navas y el farmacéutico Andrés Criado alternándose al frente de la Alcaldía.


     Al coincidir su finalización con la salida de éstos, el nuevo alcalde conservador, con gobierno del mismo signo al frente de la nación, posiblemente desistiera de apuntarse un tanto que no era suyo. Si efectivamente fue así, toda una deferencia elegante por parte del nuevo mandatario. Ejemplos del pasado de los que deberían de tomar nota los políticos del presente tan aficionados a la foto y a la placa conmemorativa.

Huestes fernandistas de Castro del Río con su idolatrado diputado (1914)


     Banquete celebrado (mayo de 1914) en casa del acaudalado propietario Antonio Pérez L.Toribio en honor del ex diputado José Fernández Jiménez que en los recientes comicios le sería arrebatada el acta de diputado por el republicano federal Manuel Hilario Ayuso (eran años de circunstancial entente entre republicanos y sociedades obreras en el distrito).
    En la fotografía quiero reconocer los rostros de algunas figuras destacadas del fernandismo local. El del mostachón (segundo a la izquierda de Fernández Jiménez) es Antonio Pérez L.Toribio (varias veces alcalde), mientras que el segundo a la derecha, si no me falla la comparativa, creo que se trata del Maestro Algaba Luque, figura de peso dentro del Circulo Liberal Popular Democrático creado por Fernández Jiménez para la campaña electoral de 1910, en la que definitivamente se aparta del sector oficial del liberalismo de la provincia liderado por Antonio Barroso y Castillo. La presencia de instrumentos musicales me induce a pensar en la también asistencia de Daniel Rodríguez (varias veces concejal fernandista y amigo intimo de Algaba). Casi segura también la presencia de un joven obrero, de verbo fluido, que solía acompañar a su líder en los mítines de campaña, provocando entre el electorado de aquellos pueblos una efectista impresión de acercamiento popular. Como nota curiosa, algo que mucha gente desconocerá, es que en los banquetes de esta particular y fulanista facción del liberalismo comarcal se interpretaba el Himno de Riego, por considerarse sucesores de aquel liberalismo progresista democrático del siglo XIX.

Discurso final y recomendaciones

     Esto para un servidor es un mero divertimiento instructivo, y aunque intente ser riguroso estoy bastante limitado a la hora de acceder a fuentes complementarias, de ahí que alguna que otra vez no me quede más remedio que introducirme en el peligroso terreno de la conjetura.
     Como habrán podido comprobar en el encabezamiento del blog aparece un pequeño texto en el que advierto e invito a los potenciales lectores a la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De manera que no me queda más remedio que darle las gracias a ese agudo castreño que me advirtió del error en mi cuenta de correo. Que cunda el ejemplo, anímense y participen.

     PD. Las fotografías que aparecen son las mismas que se publicaron en su día, aunque ya sin marca de agua (no tiene sentido apropiarse de algo que es de todos).

23 agosto 2012

PORCUNA: EL TREN QUE NUNCA LLEGÓ (1ª parte)



     A lo largo de la primera década del siglo XX, por dos veces, aparecería el nombre de Porcuna incluido dentro de los planes de ferrocarriles secundarios elaborados por el Ministerio de Fomento. Nos estamos refiriendo a los 65 kilómetros de vía que hipotéticamente deberían haber unido las poblaciones de Pedro Abad (Córdoba) y Martos (Jaén), con estaciones intermedias en Bujalance, Cañete de las Torres, Porcuna, Santiago, Higuera de Calatrava y Valenzuela.

     La expectativa, lógicamente es bien acogida entre autoridades y fuerzas pudientes de las respectivas localidades, ya que posibilitaría romper con el tradicional aislamiento de la comarca, facilitaría el tránsito y abarataría considerablemente el transporte de sus producciones agrícolas (cereales, aceite y legumbres).


     Una primera intentona, la del año 1904, no fue mucho más allá de una reunión inicial preparatoria en la que participaron delegados de todos los pueblos. Se celebró en  Porcuna el 12 de septiembre de 1904. Los comisionados de Bujalance y Porcuna, con mayor peso numérico en aquel conclave, son quienes parecen mostrar mayor interés en la consecución del fin propuesto. La Asamblea, celebrada en el salón de sesiones del Ayuntamiento, estuvo presidida por el veterano político liberal de Porcuna, ex presidente de la Diputación de Jaén y ex gobernador civil de Gerona, Juan de Mata Dacosta Ollero:

     “El señor Dacosta, con fácil y correcta palabra, explico el objeto de la reunión, que consistía en discutir y acordar los medios más conducentes para que la línea de ferrocarril secundario, que tantos beneficios ha de reportar a estos pueblos, forme parte del plan general y sea un hecho su construcción. Acordaron, en principio, para proponerlo a las respectivas corporaciones municipales, que por estas entidades se ofrezca al Estado contribuir con una participación para ayudar al pago, en su caso, del cuatro por ciento que como subvención señala a las empresas que se hagan cargo de la obra.
     El presidente de la mesa hizo un minucioso examen de la riqueza de nuestra región y por los datos estadísticos del trafico en ella, puede deducirse y tenerse la seguridad de que ni al Estado ni a los Ayuntamientos les sería gravosa esta línea, que producirá con exceso el interés del capital que en ella se invirtiera.
     Fundándose en tales cálculos y estimando que la suma que se presupueste para subvención será nominal, los allí reunidos ofrecieron gestionar también la concesión de cantidades y terrenos con el fin de estimular a las compañías en el remate de este trayecto”.

     Aquella comunión de intereses, como no podía ser de otra manera, se remató con el hospitalario y protocolario banquete, quedando emplazados para una nueva junta a celebrar en la villa de Cañete de las Torres para el 22 de ese mismo mes. El cronista (el agrarista Antonio Zurita Vera, corresponsal del diario de Córdoba en Bujalance) en el apartado de agradecimientos, refiere las atenciones dispensadas por parte de “nuestro querido amigo el rico propietario de aquella villa Don Luis Aguilera y Coca” (era bursavolense por línea materna).
     Pese a la campaña periodística orquestada por Juan de Mata Dacosta en pro del proyecto, la predisposición colectiva se derrumbó casi de inmediato. La planificada reunión de Cañete no me consta que llegara a celebrarse. Discrepancias en cuanto a su trazado definitivo y especialmente la pertinaz sequia, que por esas fechas ya había arruinando prácticamente la cosecha de aceituna, aparece como principal responsable de que aquella justa ilusión se difuminara.

     Superadas las crisis agrícolas y de trabajo de los años de 1905 y 1906, un nuevo plan general vuelve a incluir el trazado. Otra vez, Porcuna y Bujalance serán quienes crucen cartas para ponerse de acuerdo a la hora de emprender la campaña en pro de tan beneficiosa obra.

     Una primera asamblea de delegados locales se desarrolla en Bujalance el 16 de julio de 1908 “al objeto de cambiar impresiones sobre las facilidades y sacrificios a los que están dispuestos los respectivos municipios, con el fin de estimular a las empresas y que sea un hecho la construcción del proyectado ferrocarril”. El informante (Zurita) se hace eco de “que fue estimada por todos la conveniencia de que los delegados con poder en sus municipios celebrasen una sesión al fin de que los acuerdos fuesen definitivos y obligatorios, dándose terminada la asamblea con la promesa solemne de robustecer estos vínculos de amistad, nacidos al calor de una idea tan santa como es la de redimir a estos pueblos del aislamiento en que se hallan. Desde las clases más acomodadas hasta el proletariado, que será el primero en recibir los beneficios, ven en esta mejora una transformación completa de todos los órdenes de la vida”.
     Se adopta una estrategia similar a la ya emprendida en 1904: “Después de una discusión inspirada en el buen deseo de conciliar todos los intereses se acordó como definitivo suministrar inmediatamente, en la proporción convenida, los fondos necesarios para que empiecen los trabajos técnicos de estudio, y ofrecer, para en su día y con las condiciones necesarias, pagar todos los gastos a que asciendan las expropiaciones de terrenos que ocupe referido ferrocarril”.

      Se acordó igualmente remitir telegramas a los representes en las Cortes de ambas provincias comunicándoles el resultado de la reunión y solicitando su valiosos concurso.
      Durante el reglamentario banquete, “en el que reinó la general satisfacción y alegría”, los comisionados volvieron a ratificarse en su propósito de no retroceder hasta ver realizadas sus justas aspiraciones.

Casa Consistorial de Bujalance
     El 11 de agosto de 1908 tiene lugar en Porcuna una nueva reunión de delegados de los pueblos mancomunados en torno a aquel proyecto. Para entonces, ya se había constituido una junta rectora bajo la presidencia del delegado de Porcuna Juan de Mata Dacosta, actuando de tesorero el de Bujalance, el cronista-corresponsal y acaudalado labrador Antonio Zurita Vera. Asistió a la reunión el ingeniero de caminos Diego Lanzas Gámez, con el que se ultima un contrato en virtud del cual quedaba encargado de realizar los estudios del indicado ferrocarril y obligado a entregarlos terminados al día 30 de noviembre.
     La noticia, que nos la proporciona el diario "La Regeneración de Jaén", adjudica un especial empuje y tesón en la materialización del proyecto al diputado a Cortes por Martos, Miguel del Prado y Lisboa “Marqués de Acapulco”, quien ostentara la representatividad del distrito durante tres legislaturas consecutivas (entre 1903 y 1910).  
     El tesorero de la junta mancomunada (Zurita), desde las columnas del Diario de Córdoba, ratifica y reincide en los desvelos del aristocrático diputado:

     “La conferencia que hace pocos días celebramos en Madrid sobre el asunto con el Marques de Acapulco nos produjo impresiones agradabilísimas. Todas sus influencias, todos sus entusiasmos y toda su actividad están al servicio de nuestro deseado ferrocarril. El señor Acapulco, que es un aristócrata a la moderna, puesto que estudia y trabaja, tiene todos los cálculos hechos y bien meditado el plan que ha de seguirse para ver satisfechas nuestras aspiraciones”.
    
     Todo indica que el diputado marteño tenia ya comprometido a un ingeniero francés dispuesto a crear una empresa constructora para acometer varios trayectos de ferrocarril secundario, dentro un ambicioso plan general que afectaba a las provincias Córdoba, Jaén y Granada, que permitiría la salida al mar por el puerto de Motril de los productos del interior de Andalucía y viceversa.


     Al poco, el ingeniero Lanzas al frente de una brigada de trabajadores iniciaba los trabajos sobre el terreno. La cosa parecía marchar bien encauzada y a buen ritmo, y se daba prácticamente por hecho el concurso final de la empresa francesa patrocinada por Acapulco.

     En julio de 1909 se celebra en Cañete de las Torres una nueva reunión a efectos de coordinación. Se le comunica a los concurrentes la terminación del estudio y su presentación en el Ministerio para su tramitación. Se entrega al ingeniero, autor del proyecto, la cantidad convenida a la terminación de los trabajos, y se insta a los asistentes a continuar, con el mayor entusiasmo, los trabajos y gestiones necesarias para la que ya consideran casi inminente construcción:

     “Según todos los indicios está a punto de formarse una sociedad en París, a donde ya se ha remitido copia literal del proyecto para su estudio”.

     A mediados de agosto de 1909, el señor Marques de Acapulco, acompañado por José del Prado y Palacio, el sempiterno diputado por la circunscripción electoral de Jaén capital (entre 1899 y 1914), y de los famosos y esperados ingenieros franceses, recorren en una fugaz visita aquellas poblaciones de la campiña de Jaén y Córdoba tan deseosas de llevar a buen puerto aquel proyecto. Sobre su paso por Porcuna y de los agasajos y atenciones de que fueran objeto no disponemos de información. Una vez más, es Zurita Vera quien nos informa con todo lujo de detalles sobre el recibimiento que les tributaron sus vecinos de Bujalance. Sus ansiosas autoridades, llegaron incluso a desplazarse hasta Cañete de las Torres para recibir a la comitiva procedente de Porcuna:

     Entramos en 1910 con el ferrocarril aun en fase de tramitación. Lo extraño es que la solicitud consta a nombre de un señor llamado Juan de la Cruz Pérez Ortega, a quien suponemos representante de la gestante o ya gestada compañía francesa.

    En el mes de mayo de se celebran nuevas elecciones. El Marqués de Acapulco que en un principio iba a volver a encabezar la candidatura dinástica conservadora por el distrito de Martos, fue finalmente desbancado por el liberal Virgilio Anguita, que sería quien si hiciera finalmente con el acta de diputado en dura pugna con el republicano-socialista Eduardo Barriobero (véase enlace sobre aquel proceso).
     Casi inmediatamente después de aquellas elecciones ganadas por los liberales tenemos noticias de que se opera un sorprendente cambio de planes con respecto al proyecto inicial: “Nuevos estudios parecen haber resuelto a la Empresa la adopción de la tracción eléctrica”.

     Sera el propio ex diputado conservador, condecorado con la Gran Cruz del Mérito Agrícola para premiar pasados servicios (había inventado una deshuesadora de aceitunas), quien comunica a Zurita desde Paris los nuevos detalles sobre el estado de las negociaciones con los franceses:


     Durante el verano de 1910 dos brigadas de trabajadores dirigidas por ingenieros franceses estudiaron sobre el terreno el trazado en base al nuevo planteamiento (tracción eléctrica).

     Después de aquello el más absoluto silencio. El propio Zurita, de cuyas crónicas nos hemos servido principalmente para hacer el seguimiento del proyecto, excluye definitivamente de las mismas el tema del tan cacareado ferrocarril. Me da la impresión como si se tapara premeditadamente el desencanto y tal vez algo más. Dejémoslo en elucubraciones: posibles traiciones, irregularidades o desarreglos que pudieran haber surgido en un postrero momento, con los franceses y el marqués como telón de fondo.
    La última noticia de la que disponemos se remonta a noviembre de 1913 en que el ya referido Juan de la Cruz Pérez Ortega, presunto representante de la empresa francesa, se le acepta la renuncia a la concesión de la línea que tenia formulada desde 1909:

Gaceta de los Caminos de Hierro (8 de diciembre de 1913)
     Permítanme que introduzca una hipótesis de sustento guasón para terminar. En el verano de 1911, cuando el Marques de Acapulco pasaba unos placidos días de vacaciones en San Sebastián, su lujoso automóvil sería arrollado por un ferrocarril eléctrico, resultando milagrosamente ileso del choque, mientras que su vehículo lamentablemente sufría importantes daños en la “carroserie”. Cabe la posibilidad, ante el susto, de que a partir de entonces se despertara en él cierta inquina contra los caminos de hierro, que le hicieran desistir repentinamente de aquella entente emprendedora con los franceses. Retomando la seriedad, y con la suspicacia como único argumento, todo este tejemaneje se asemeja bastante a los usuales tráficos de influencias puestos en práctica por los políticos de la Restauración. Todo indica que nos encontramos ante un fallido intento empresarial, que no sabemos hasta que punto afectaría a la para nada maltrecha economía del Marqués de Acapulco. Lo único cierto es que las justas aspiraciones de muchos políticos pueblerinos y de sus administrados quedarían frustradas una vez más (ninguno de los tramos desde Pedro Abad a Motril, llegarían a ejecutarse).

Fuentes utilizadas: fundamnetalmente los artículos de corresponsalía remitidos por Antonio Zurita Vera al Diario de Córdoba durante la primera década del siglo XX.

    El publicista agrario y propietario Antonio Zurita Vera, que formó parte de las sociedades suministradoras de aguas surgidas en Bujalance y Castro del Río, promovidas por los hermanos Gallo García de Linares (José Julián y José María) de Porcuna. Era amigo personal del notario e historiador Juan Díaz del Moral.


Nota: Este mismo tema ya ha sido abordado por el cronista oficial de la ciudad de Porcuna en un trabajo publicado en 1997 (véase enlace a su blog personal), valiéndose de documentos localizados en el Archivo Histórico Municipal de Porcuna. En un principio mi intención pasaba por limitarme a estudiar un ilusorio proyecto de tranvía aéreo-eléctrico entre Porcuna y Andújar que emerge en 1917. Al meterme en antecedentes, es cuando me he percatado de la profusión informativa de las crónicas remitidas por Zurita, que como hemos podido comprobar participó con un papel protagonista en la gestión y promoción de aquellos proyectos, por lo que he considerado conveniente introducir estos nuevos aportes de hemeroteca, complementarios de aquellos de archivo.

(continuará)

02 agosto 2012

LA NIÑA MARÍA



     Inverosímil pero cierto. Quien se nos muestra en la fotografía es la precoz cantaora castreña María Cordobés Quintana “Niña de Castro”, recogiendo de manos de José Tejada Martín “Niño de Marchena” el trofeo de plata que la acredita como ganadora del concurso de cante jondo celebrado en la localidad cordobesa de Baena, aquel mismo que le sirviera de estímulo y apoyo para iniciarse en el difícil mundo del profesionalismo artístico. La fotografía, sacada de prensa gráfica, está fechada en mayo de 1926, por lo que tengo que desechar que fuera durante la feria de octubre como sostenía en la entrada que ya le dediqué en su día, complementaria del extenso e ilustrado trabajo sobre su trayectoria artística publicado por Juan Luis Navajas Carvajal en el libro de feria de Castro del Río del año 2010.
     Le acompaña una corta reseña de prensa:
     “Tan resistente como la forma poética es el “cante jondo”. En Baena premian a la precoz y simpática cantaora María Cordobés que viene a defender los fueros del arte de Juan Breva. El premio consistió en una valiosa copa de plata”.

     De la misma fuente procede una segunda muestra gráfica:



     Es ligeramente anterior en el tiempo, tomada durante el Carnaval de ese mismo año 1926, cuando aprovechando las exitosas actuaciones del “Cojo de Málaga” en el Teatro Cervantes de Castro del Río, el empresario Miguel Porcel Redondo organizara un concurso para cantaores locales con un total de diez aspirantes. La ganadora de las cincuenta pesetas de premio, una precoz niña de 12 años, María Cordobés Quintana que se presentaba como “La Niña María”.
    Tiene toda la apariencia de un posado de estudio. Intuyo, pues no consta pie de foto con marca de autor, que detrás de ambas muestras pudiera estar su tío Benito Cordobés, instalado con estudio y taller de ampliaciones fotográficas en la vecina Fernán Núñez, implicado desde un principio en tareas de promoción artística y como encargado de remitirlas a la redacción de la revista gráfica malagueña La Unión Ilustrada, donde vieron la luz.
Benito Cordobés Herencia (1884-1936)
     Se aprecia una ligera y premeditada mengua en la edad real de la Niña María, por aquello del valor promocional de la precocidad. Nacida en el año 1912, tendría ya sus 14 años o estaría a punto de cumplirlos.

     Al mismo año de su nacimiento pertenece esta curiosa foto de conjunto del gremio de dependientes de comercio de Castro del Río, que salta hasta las páginas de la prensa por la postulación que realizaron en favor de los hijos del pueblo, heridos en la Guerra de Melilla.

     En la fila inferior, impecablemente vestidos y acicalados, se nos muestra toda una retahíla de precoces y vivaces comerciales. Quién sabe si con el tiempo, no fuera alguno de ellos el encargado de suministrar a la Niña María de las telas y abalorios necesarios con los que confeccionar el vestuario para su primera gira como profesional, la realizada durante el año 1927, ya como “Niña de Castro”, precisamente al lado del Niño de Marchena, su descubridor y mentor.
     La fuente de origen de estas fotografías (La Unión Ilustrada de Málaga) se encuentra alojada dentro de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional. Es posible de que se trate de una copia digital de baja resolución. Familiares o interesados en obtener copias con mejor calidad deberían de dirigirse a dicha institución. Adjunto referencias para facilitar de camino la labor de aquellos castreños avezados en el uso de programas de retoque fotográfico, por si pudieran obrar algún milagro.

     Concurso de Castro: 5 de marzo de 1926, página 17.
     Concurso de Baena: 21 de mayo de 1926, página 26.
     Dependientes de comercio: 23 de junio de 1912, página 27.