Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

01 marzo 2012

El espionaje alemán en Fuerte del Rey durante la Gran Guerra.


     En 1914, descarados intereses imperialistas de las potencias europeas desencadenarían la “Gran Guerra”, como sería denominada originariamente a la Primera Guerra Mundial.
     España, después de la debacle del 98, desempeñaba un papel de segundo rango en el marco europeo . El hecho de carecer de un potencial militar y económico suficiente, como para presentarse como aliado deseado para los bloques en conflicto, le permitiría mantenerse al margen del mismo, adoptando desde un principio una postura de obligada neutralidad, lo que incidiría favorablemente en la reactivación económica del país, ya que su industria terminaría convirtiéndose en principal fuente de suministro para los bandos en conflicto.
     Pese a la neutralidad oficial, la guerra dividiría a la opinión pública española de la época. Mientras que para las derechas (partidos dinásticos), Alemania y sus aliados representaban el orden y la autoridad, en cambio, para las izquierdas, a Francia e Inglaterra, les asistía “la causa del derecho, la libertad, la razón y el proceso contra la barbarie” (discurso de Lerroux).
    Los servicios de espionaje, intentarían y conseguirían, en más de una ocasión, extender sus redes e infiltrarse en periódicos, partidos políticos y hasta sindicatos, sembrando simpatías y discordias.
    La exigua dotación militar del pueblo de Fuerte del Rey (Jaén), compuesta por tres alguaciles o guardias municipales, celosos cumplidores de sus deberes, y temerosos de que el espionaje pudiera comprometer la seguridad y neutralidad de los escasos 700 habitantes del lugar, es la protagonista directa de la anécdota en la que nos vamos a detener a continuación.



     Salta a la prensa merced a la pluma de un ingenioso gacetillero del Diario de Córdoba (Félix Lorenzo), que sabe adornarla y revestirla de la ironía y guasa festiva necesaria para hacerla especialmente atractiva.

FIGURAS DE EPOPEYA
El alguacil de Fuerte del Rey

     Fuerte del Rey no es otra cosa, pese a su nombre altísono, que un humilde lugar de setecientos vecinos, apaciblemente asentado en una llanura de la provincia de Jaén. Vive consagrado a la cría de cerdos, ovejas y gallinas, y al cultivo de cereales y legumbres. Como está camino de Andújar, también podéis pedirle blancas y rosadas garrafas de búcaro, que hacen el agua fresca como la nieve. Quiero decir que no le falta comercio exterior y que, gracias a sus relaciones mercantiles, sabe algo de lo que sucede en el mundo.
     El vecindario de Fuerte del Rey tiene noticia de que Europa anda en guerra, la más feroz que conocieron los siglos, y de que un maravilloso poder militar, el de Alemania, quiere sojuzgar al mundo. Acaso el poeta de la localidad, premiado en los juegos florales, ha traducido a los convecinos el grito germánico ¡Deutschland über alles! que pronunciado en andaluz y con ronquido adquiere una fuerza particular.


     En la guarnición del pueblo, escasa, ciertamente, puesto que se compone de tres guardias municipales, más no por eso tímida y remisa en la defensa de los ciudadanos confiados a su custodia, no ha dejado de causar impresión la sutileza con que el fantasma del espionaje germánico se filtra por las fronteras y burla todas las previsiones patrióticas. Algunas noches, a las horas del relevo, mientras los habitantes de Fuerte del Rey dormían a pierna suelta, fiados en el prestigio del nombre de su localidad, y más todavía en el desvelo paternal de los tres guardadores del orden, reunidos en el zaguán del Ayuntamiento en derredor de una mesica servida de aceitunas y chatos de buen vino, cambiaban impresiones sobre la guerra, que, a veces,  les provocaba un estremecimiento nervioso.
     Asía ha venido a engendrarse un suceso, que relata la prensa de Jaén, y que nosotros queremos vocear para enseñanza y ejemplo.
     El otro día llegó a Fuerte del Rey en un carricoche tirado por un caballejo, cierto señor “de aspecto distinguido, moreno, bigote pequeño, ojos vivos, estatura mediana. Llevaba en la mano una máquina fotográfica  y un cuaderno de los que usan los artistas para tomar apuntes”.
     No parecía. En verdad, un ulano feroz, ni el modesto aparato con que se presentó autorizaba a suponérsele representante del imperialismo del Norte. Pero así, disfrazados con las más sencillas apariencias, suelen llegar a los descuidados lugares estos modernos sacamantecas que con la perspicacia del Káiser explora los entresijos de los pueblos destinados a su voracidad.
     La presencia del forastero debía, pues, inquietar a los vecinos de Fuerte del Rey; y cuando se le vio mirar atentamente al castillo – porque Fuerte del Rey tiene un castillo digno de su nombre – y dibujar pacienzudamente un croquis en una hoja de su álbum, la inquietud general invadió turbulentamente el espíritu casi inexpugnable de los tres guardias, uno de los cuales, no pudiendo contenerse, puso solemnemente su mano sobre aquella que, armada sólo al parecer de un simple lápiz, podía en realidad estar moviendo un ejército que en lo futuro constituyese grave amenaza para la independencia del pueblo.
-        ¡A guardar esos papeles! Dijo solemnemente.
-        ¿Por qué? Se atrevió a preguntar el sospechoso.
-        Porque usted es un espía alemán y yo no consiento que saque planos del castillo.

     La muchedumbre, lo que en Fuerte del Rey se llama muchedumbre, empezaba a encresparse, cuando acudió el secretario del Ayuntamiento y puso en claro que el supuesto espía era don Enrique Romero de Torres, académico de Bellas Artes, encargado por el ministerio de Instrucción Pública de catalogar los monumentos de la provincia de Jaén. El guardia, que de modo tan inesperado acababa de entrar con pleno derecho en la historia de la conflagración europea, quedose perplejo y no sabemos si convencido.


1916

     Pero valga por lo que valga el incidente, la orgullosa Alemania debe tomar nota de que hay en el mundo, fuera de Bélgica y Francia, un pueblo dispuesto a no dejarse conquistar. Y sepa que ese pueblo es Fuerte del Rey, lugar se setecientos vecinos, que se comunica con Europa por la frontera de la Mancha, patria del ingenioso hidalgo Don Quijote.
Félix Lorenzo

(Diario de Córdoba 19 de noviembre de 1914)


Arco de San Lorenzo (Jaén). Declarado Monumento Nacional en 1877
     A Enrique Romero de Torres, cuando se arma todo este lio, más que la Gran Guerra, lo que realmente le traía de cabeza era terminar aquel catálogo monumental de la provincia encargado por el Ministerio de Instrucción Pública en 1913, cuyo plazo de entrega ya había expirado por estas fechas. Su exhaustivo detenimiento en ciudades monumentales como la propia capital del antiguo reino de Jaén, Úbeda, Baeza, Alcalá la Real o Andújar, determinará que su trasiego,cámara en ristre, por poblaciones de menor entidad, caso de Fuerte del Rey, se limite a tomar unas instantáneas gráficas sin incluir apenas base documental que las apoye.
     De cualquier forma, esa fotografía tomada por Romero de Torres, que hizo sospechar a aquel municipal aliadófilo, habida cuenta de que, poco después, lo que quedaba de castillo sería demolido para construir la plaza del pueblo, es quizá el último testimonio gráfíco que nos ha llegado sobre él y sobre el aspecto de esta pequeña villla en los albores del siglo XX:



(Fotografía y reseña de texto procedentes del Catálogo de los Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia de Jaén. Biblioteca Tomás Navarro - CSIC)

2 comentarios:

  1. Alberto:
    Día a día no dejas de sorprenderme con tanta imagen como cuelgas. No solo por la múltiples fuentes que manejas (que también), sino por la generosidad y compromiso con que nos las ofreces a todos para su descarga innstantánea.
    ¡Menudo ejemplo el tuyo!
    Ojalá que no te fallen las fuerzas y puedas mantener el blog por mucho tiempo. Tu esfuerzo, tenlo por seguro, no es valdío.
    Ánimo y muchas gracias.

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    1. Asumo mis riesgos, no te creas. Fotografías, por ejemplo, como las que estoy colgando últimamente, procedentes de ese catálogo monumental, son un poco bandoleras (capturadas en pantalla). No dispongo de tiempo para instruirme en leyes sobre derechos de propiedad, ni de dinero como para solicitar oficialmente su reproducción. Pero como mi latrocinio es divulgativo y sin ánimo de lucro, creo poder protegerme ante posibles denuncias. De cualquier forma, habrá que echarle un mirotón a la famosa Ley Sinde (o como leches se llame ahora) recientemente aprobada. Hay todavía muchas entidades culturales de corte carpetovetónico, que se creen con la exclusividad del uso y disfrute de determinados materiales, a las que, me consta, no les hace mucha gracia que determinados tesoros se exhiban más de lo necesario.
      Un saludo y muchas gracias por ese apoyo anímico.

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