Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

17 noviembre 2011

AMORES QUE MATAN



    La historia aparece revestida muchas veces de sangre. Episodios como guerras, batallas, genocidios, asesinatos, etc., condicionan o determinan el rumbo de las sociedades.
    La historia de la que nos vamos a ocupar, también está manchada de sangre, aunque en esta ocasión apenas si traspasa el ámbito familiar, local o provincial, pues pertenece al denominado “capítulo de sucesos” o “crónica negra”, que históricamente también ha tenido reservado su exitoso hueco en las cabeceras de diarios y revistas, por aquello del morbo sensacionalista o curiosidad innata que estos hechos despiertan entre los humanos. Cuando algún caso sonado terminaba saltando a las páginas de los periódicos llevaba aparejado tiradas especiales con el lógico reflejo favorable en caja.
     Desde la perspectiva actual, un caso como el que vamos a abordar, sin prescindir de la superficialidad  y sin entrar en exhaustivos análisis sociológicos, nos puede servir mayormente para captar la evolución en positivo operada en el seno de la sociedad con el transcurso de los años, en cuestiones como la moral, costumbres, papel de la mujer, fiestas, celebraciones, etc.
     Nos enfrentamos a una supuesta historia de amor con un final trágico. Sus protagonistas, Rafael Juárez Gómez (a) "Tartaja", natural y residente en Porcuna (Jaén), de profesión transportista y Mercedes Roldán Ruz, una señorita de vida alegra, natural de Cabra, con la que éste llegó a cuajar una especial, determinante y fatal, como veremos, relación de amistad.
     El caso aparece recogido en el libro “Crónica negra de la historia de Córdoba” (Antología del crimen), del que son coautores José Cruz Gutiérrez  y Antonio Puebla Povedano, vinculados a Porcuna y Castro del Río respectivamente. Me limitaré, valiéndome de la prensa histórica cordobesa, a ilustrar y profundizar un poco más en el mismo.



     Antes de entrar en detalles sobre tan luctuoso suceso, centrémonos en conocer algo sobre la vida de sus protagonistas.
     Rafael, se había iniciado desde muy joven en el mundo laboral al lado de su padre que ejercía el oficio de cosario en Porcuna.  Fue éste, durante las primeras décadas del siglo XX, el encargado de comunicar la ciudad con la estación de ferrocarril de Villa del Río, de traer y llevar mercancías y otros encargos a base de rueda y tiro animal.
    Cuando Rafael se queda definitivamente con la tarea del padre, el progreso y unos ahorros le permitirán hacerse de una moderna flota de vehículos y ampliar el negocio con nuevos itinerarios. Asociado con un paisano llamado Benito Barrionuevo (a) “Tronchao” montarían un servicio público de viajeros en automóvil y camiones de transporte a Torredonjimeno y Jaén. Con posterioridad incorporarían un servicio regular Porcuna- Córdoba (dos días por semana).




    Parece que no le iba mal desde el punto de vista económico, pero su éxito empresarial, de alguna manera, le condujo a relacionarse con personas de buena posición económica de Porcuna, con los cuales alternaba en reuniones y juergas, empezando pronto sus gastos a situarse por encima de los ingresos que le proporcionaban sus negocios.
    Durante sus frecuentes viajes a Córdoba se fue acrecentando su afición a la francachela, hasta el extremo de que no tardaría en hacerse muy conocido en los locales de esparcimiento, por su carácter alegre, y sobre todo, por su generosidad y acostumbrada soltura de bolsillo.
    En un célebre establecimiento dedicado a la prostitución ubicado en la calle Morería nº 8, conocido como “El Quo Vadis” es donde trabajaba como pupila Mercedes Roldan, de la que Rafael pareció quedarse prendado, encaprichado o enamorado desde el momento en que la conoció.
   Rafael de 35 años de edad, estaba casado y tenía tres hijos pequeños.
   No voy a ponerle graduación, ni a entrar en calificativos ni atenuantes sobre pecado alguno. Sólo recordar que la costumbre de visitar las casas de lenocinio entre la población masculina (solteros, viudos o casados) estaba otrora bastante más extendida que en nuestros días y se hacía apenas sin tapujos. De hecho, las casas para tal menester estaban ubicadas dentro del casco urbano, y permanecían abiertas tanto de día como de noche. En Porcuna, en concreto, existieron varias de estas casas en la prolongación de la calle de Alharilla.
    Era harto frecuente que los padres costeasen a los hijos la iniciación sexual en estos “antros de perversión” o “casas de pecado” (como eran conocidos entre los acérrimos defensores de la moral; vulgo: casas de putas).



    El caso es que, desde poco después de la Feria de la Salud del año 1924, la relación entre Rafael y Mercedes fue consolidándose e hicieron se cada día más frecuentes las escapadas y viajes de ambos. En cierta ocasión pasaron unos días juntos en Sevilla, incluso la llevó hasta Porcuna, su pueblo.
    El tradicional grado de sumisión de la mujer al hombre, permitía que devaneos de este tipo por parte de los maridos tuvieran que ser acatados con resignación por las esposas. De manera que, nuestro protagonista jaranero no tendría reparo alguno a la hora de traer a su joven amiga cordobesa, presentarla como trofeo y correrse las pertinentes juergas con sus amigotes.




    Rafael debió de adquirir cierta fama y celebridad en determinados círculos cordobeses, hasta el punto de que su presencia en Córdoba en alguna ocasión hasta fue anunciada por la prensa:

   “Han llegado de Porcuna don Rafael Juárez, don Benito y don José Barrionuevo, don V.L., don Juan Adame y don Juan Ramos, queridos amigos nuestros”.

   Suponemos que la comparecencia de los susodichos porcuneros en la ciudad califal estaría relacionada con visitas programadas a sus famosos monumentos.



CARNAVAL SANGRIENTO

    En vísperas de tan esperada fiesta, a cuyo término se se iniciaba la Cuaresma, que condenaba a las trabajadoras del amor a un obligado periodo vacacional carente de ingresos, Rafael Juárez retiró del Quo Vadis a su amiga Mercedes con el propósito de pasar juntos esos bulliciosos días. Se les vio por diferentes ventas de las que se diseminaban a lo largo de la carretera del Brillante y por diferentes locales de alterne de la ciudad.
    Aquel Carnaval del año 1925 pese a las restricciones impuestas por la Dictadura del General Primo de Rivera, se siguió celebrando en Córdoba con su tradicional pujanza, lo que permitió a nuestra pareja asistir durante el segundo día al Baile de Mascarás que tuvo lugar en la famosa Venta de Vargas. Allí mismo hizo efectiva una factura por importe de setecientas y pico de pesetas que adeudaba al dueño de dicho establecimiento.



    Al día siguiente, Rafael requirió el auxilio de un paisano que le prestó cincuenta pesetas para poder continuar con la fiesta. Tomaron un taxi y volvieron a dirigirse a la Venta de Vargas:

   “La pareja almorzó aparentando estar contenta y satisfecha de la vida. Luego después de comer, andando llegaron hasta las proximidades de la finca de “Santa Inés”, situada en la misma carretera”.



    El fatídico desenlace final de esta “relación amorosa” lo despejaremos en una próxima entrada.

2 comentarios:

  1. qué interesante, esperando estoy ya el fatídico desenlace, jejeje, un abrazo del ucubitense

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  2. Tenía pensado conceder un premio al seguidor de mi blog que se destacara por la fidelidad y la asidua participación en comentarios. Sin necesidad de reunir jurado alguno, amigo Juan eres el ganador indiscutible. En vísperas de la noche buena próxima venidera recibirás en tu domicilio espejeño una exclusiva Torta Real de Motril o botella Ron Montero Reserva (a elegir).

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